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El Ordenamiento Jurídico Penal Venezolano
El Ordenamiento Jurídico Penal Venezolano
¿Mecanismo jurídico del que se vale el Ordenamiento Jurídico para garantizar la paz, y armonía social?
El Mecanismo jurídico del que se vale el Ordenamiento Jurídico para garantizar la paz, y armonía social, no es otro
que el ejercicio del poder sancionador o coercitivo, del Estado, que le es dado por ejercicio de lo dispuesto en la
Constitución de la República y la ley, busca garantizar la paz y la armonía social a través del establecimiento de:
a) Los delitos y Las penas;
b) Las faltas y Las sanciones;
c) Las medidas de seguridad;
d) Los procedimientos; y
e) El régimen penitenciario
¿Concepto en sentido objetivo, de acuerdo a la opinión doctrinar, del Ordenamiento Jurídico Penal?
El Ordenamiento Jurídico Penal en sentido objetivo, es el conjunto de normas jurídicas, mediante las cuales el Estado
prohíbe determinados comportamientos, dictando delitos y penas, así como las faltas sus sanciones y las medidas de
seguridad. Según la opinión doctrinaria de Luís Jiménez de Asúa, señala que:
“el derecho penal es el "Conjunto de normas y disposiciones jurídicas que regulan el ejercicio del poder
sancionador y preventivo del Estado, estableciendo el concepto de delito como presupuesto de la
acción estatal, así como la responsabilidad del sujeto activo, y asociando a la infracción de la norma una
pena finalista o una medida aseguradora."
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e igualitario, que tiene la norma y el bien jurídico como polos de sus ejes programáticos establecidos en la
Constitución de la República y cuya naturaleza es eminentemente sancionatoria.
¿Por qué se dice que Ordenamiento Jurídico Penal tiene carácter Público?
El carácter protector del ordenamiento jurídico penal, atañen a toda la colectividad, es por ello que tutela los
intereses de carácter general en resguardo del interés colectivo y difusos. De igual forma, el Derecho Penal es de
carácter público, porque a tenor de lo expresamente dispuesto en la Constitución de la República, respecto a lo que
es considerado reserva legal, sólo el Estado tiene la capacidad para crear normas que definan delitos y que
impongan sanciones en atención al principio de legalidad penal, “nullum crimen, nulla poena sine lege”.
¿Por qué se afirma que el Ordenamiento Jurídico Penal tiene carácter Valorativo?
El Derecho Penal, determina las clases y naturaleza de la acción humana que es considerado el hecho criminal, para
así establecer la sanción, por todo ello entiende que el centro valorativo de su acción lo encuentra en la conducta
humana, que es calificada bajo la perspectiva dogmática que fija la norma penal, estableciendo parámetros
valorativos con la finalidad de determinar las formas y grado de participación, responsabilidad y sanción.
¿Por qué se afirma que el Ordenamiento Jurídico Penal es de carácter Finalista o de Última Ratio?
La acción del Derecho Penal se debe circunscribir a la menor inferencia posible o mínima intervención. El Derecho
Penal se considera un instrumento social al cual debe recurrirse cuando previamente, se han agotado todas las
instancias de control, tanto formal como material. En sí mismo, el fin del Derecho Penal no es sancionatorio, busca
esencialmente prevenir la ilicitud y garantizar la paz, la armonía y el respeto dentro del orden social que determina
el Estado de Derecho.
Se confunde con el derecho de castigar del Estado o “Ius Puniendi”, de ahí que la sanción impuesta por el Derecho
Penal no solo puede ser corporal o expiatoria, pueda también ser de orden retributiva o de rectificación. Persigue
como fin, la convivencia social, protege el derecho e intereses de los individuos crea el ambiente para que exista
dentro del Estado la conciencia colectiva que determina la seguridad jurídica.
El Derecho Penal, constituye el máximo y último recurso que una sociedad puede aplicar a los miembros que se
apartan de la conducta que espera la norma, se distancia en el ámbito y extensión de la aplicación del derecho
disciplinario que las sociedades aplican a los miembros que la integran, por ejemplo: un cuerpo de policía, de
bomberos, la milicia entre otros.
¿Por qué se afirma que el Ordenamiento jurídico Penal tiene carácter Punitivo?
Determina cuales conductas se consideran criminales y en consecuencia establece sanciones. El hecho penal,
encierra la conducta que concibe la norma penal como injusta y en consecuencia como punible en un espacio y
tiempo determinado.
¿Por qué se afirma que el Ordenamiento jurídico Penal tiene carácter Fragmentario?
El Derecho Penal no puede llegar a brindar protección a la totalidad de bienes jurídicos ni a protegerlos de todo tipo
de agresión lesiva. La fragmentariedad busca encontrar el margen mínimo de la injerencia penal en el
comportamiento humano que es considerado lesivo por cuanto atenta contra la sociedad: las faltas contra la moral,
los ilícitos administrativos, disciplinarios, civiles, laborales, entre otros. Esto significa que el Derecho Penal no ha de
sancionar todas las conductas lesivas de los bienes que protege, es decir, sólo sanciona las modalidades de ataque
más peligrosas para ellos. Así, no todos los ataques a la propiedad constituyen delito, sino sólo ciertas modalidades
especialmente peligrosas, el otro espectro de daño será materia del marco tutelar del Derecho Civil. Es por ello que,
la intervención punitiva estatal no se realiza frente a toda situación, únicamente a hechos que la ley penal ha
determinado específicamente dentro del carácter fragmentario, por lo que la pena constituye un instrumento
subsidiario, que determina la consecuencia o castigo necesario.
Este principio pretende establecer, sólo aquellos bienes jurídicos, importantes, necesarios e indispensables para la
viabilidad de la protección penal que garantice las interrelaciones y la cohesión del sistema social y político del
Estado.
Mediante este principio, se pretende fijar que el Derecho Penal no es un mecanismo de control omnicomprensivo,
ya que a través de él sólo se protegen aquellos bienes jurídicos valiosos, criminalmente definidos, cuya lesión o
puesta en peligro, vía comportamientos dolosos y excepcionalmente culposos, configura un alto grado de reproche
social, que es lo que propiamente da el sustento a la injerencia penal, determinando una racional limitación al jus
punendi del Estado.
¿En qué consiste el principio de Mínima Intervención o Última Ratio del Ordenamiento Jurídico Penal?
Este principio expresa que sólo cuando sea absolutamente necesaria el establecimiento de una norma de carácter
penal debe producirse la intervención estatal. Lo que no le haga daño a nadie, no puede ser castigado por la ley. En
todo delito debe haber un bien jurídico lesionado, exige que las consecuencias y repercusiones del hecho sean
socialmente relevantes, para que sea necesario el establecimiento de la regulación penal que justifica la protección
social. El Derecho Penal debe cumplir el fin de reducción de la violencia social, ha de asumir también, en su
configuración moderna, el fin de reducir la propia violencia punitiva del Estado. Esta reducción tiene lugar por dos
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maneras: sobre la base del principio utilitarista de la intervención mínima y sobre la base de los principios
constitucionales que establecen las garantías individuales y colectivas.
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tutelar el bien infringido, el máximo de pena viene fijado por la gravedad del hecho y la calibración que haga el juez
respecto a la culpabilidad que es determinada en el proceso a los responsables y participes del hecho criminal.
Puede así decirse que el fin del Derecho penal es el restablecimiento del orden social amenazado o atacado por un
culpable, en razón de la infracción cometida, gravedad del hecho y culpabilidad del agente, calibrada por un juez en
la imposición de una pena.
La Venganza Privada o Tabú: en los tiempos primitivos no existía un Derecho Penal estructurado, sino que había
toda una serie de prohibiciones basadas en conceptos mágicos y religiosos, cuya violación traía consecuencias no
sólo para el ofensor sino también para todos los miembros de su familia, clan o tribu.
La Venganza Divina: Al lado del período conocido como venganza privada, se gestó también dentro de la organizan
social más cultas o elevada, el principio teocrático y este vino a convertirse en fundamento del derecho penal de
este período, pues no se castigaba al culpable para satisfacer al ofendido, sino para que aquél expiase la ofensa
causada a los dioses por los delitos cometidos. En este período se constituye una etapa evolucionada en la
civilización de los pueblos, Los conceptos de derecho y religión se funden en uno sólo y así el delito más que ofensa a
la persona o al grupo, lo es a la divinidad. En general, en esta época la clase sacerdotal era quien establecía la forma
de expiación de los pecados, que era satisfecha por la penitencia, o la ofrenda que debía otorgar para la obtención
del perdón divino.
La Venganza Pública: En esta etapa de la evolución de las ideas penales, se transforman los conceptos de pena y
función represiva, dándoles un carácter eminentemente público, es decir, esta etapa se caracteriza por la aspiración
de mantener a toda costa la tranquilidad pública, durante esta etapa, se empieza a hacer distinción entre delitos
privados y públicos, según el hecho lesionado de manera directa, los intereses de los particulares o el orden público.
La Defensa del Poder Absoluto, es una característica de las etapas finales históricas transcurridas en este período
causalista, establece que la motivación para prohibir o para castigar no fue ni la ofensa por parte del individuo a la
sociedad, ni la ofensa a la divinidad; fue la ofensa a la majestad soberana del Rey o lo que el considerara como
injusto, y es su voluntad soberana quien dicta la ley e imponía el castigo. La ley encontró su naturaleza y razón
mediante un círculo vicioso en la necesidad de conservar el poder por el beneficio mismo del poder. La pena no tuvo
otra medida, que el capricho o el temor de los gobernantes, ante la necesidad de consolidar su poder.
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El Período Humanitario: Nació como reacción a la excesiva crueldad imperante en la aplicación de penas. Dentro de
esta corriente, se pugna por la exclusión de suplicios y crueldades innecesarios, se propone la certeza contra las
atrocidades de las penas, se preconiza la peligrosidad del delincuente como punto de partida para la determinación
de las sanciones aplicables y se urge por una legalidad de los delitos y de las penas.
Etapa Científica: Podría decirse que esta etapa científica, se inicia con la obra de Cesar Beccaria, y culmina con la de
Francisco Carrara, que es considerado el principal exponente de la Escuela Clásica del Derecho Penal. El inexorable
paso del tiempo allana el camino para que aparezca en el derecho, junto al elemento antijurídico, el más añejo, la
culpabilidad como característica intrínseca de la conducta delictuosa. Ya para 1840 Pufendorf y Luden enseñan en su
obra la teoría de la imputación influenciada por el pasado del delito, y clasificaron en forma tripartita los caracteres
de acción, antijuricidad y culpabilidad.
la característica fundamental de esta etapa del derecho penal, se caracteriza por su carácter finalista que describe el
delito como un hecho típico, anti jurídico y culpable.
La norma jurídica en esta etapa adquiere una forma tripartita o compleja, en donde se distingue como: la
característica fundamental de esta etapa del derecho penal, se caracteriza por su carácter finalista que describe el
delito como un hecho típico, anti jurídico y culpable.
La norma jurídica en esta etapa adquiere una forma tripartita o compleja, en donde se distingue como:
Etapa Funcionalista: no es homogéneo en sus contenidos a la anterior. El Derecho Penal está orientado a garantizar
la integridad humana, identidad y unidad normativa jurídica, la constitucionalidad y la sociedad. La pena constituye
una reacción frente a un hecho que supone un grave quebrantamiento de una norma penal, es decir, se abandona la
tradicional concepción que sustenta a la pena como una reacción frente a un hecho que lesiona un bien jurídico
tutelado y se erige como el medio de extrema necesidad a través del cual se confirma la vigencia de la norma violada
y de esa forma restituir la identidad jurídica dentro de la particularidad social del infractor. El delito es una
afirmación positiva o negativa de la conducta humana, que contradice a la norma jurídica con la cual se tutela a la
sociedad, y la pena es la respuesta necesaria y justa que confirma a la norma jurídica penal; por tanto, la función
sustancial de la pena es reinsertar al infractor a la sociedad, restituir la vigencia de la norma y alcanzar con ello el
control social violado con la conducta delictiva.
El esquema Funcionalista, amplía el criterio finalista y asume como premisa básica el factor social y como centro al
ser humano. Es así como, sobre este esquema, es delineada la norma punitiva sancionatoria, en donde la punibilidad
es el último factor a evaluar en el análisis valorativo de la conducta que puede representar una acción u omisión
típica, antijurídica culpable y punible.
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En esta concepción, el responsable o agente de la acción penal no es aquel a quien directamente se le atribuye un
grado de responsabilidad, autoría o participación en el suceso, sino aquel a quien la ley le confiere la capacidad
jurídica para responder por esos actos, por lo que la punibilidad va a representar el valor social diferenciador que
determina la posibilidad de imposición de una pena. Igualmente, la determinación en el diseño del tipo penal que se
haga en la ley, debe establecer con meridiana claridad, los limitar y alcance de los conceptos de causalidad, poder,
capacidad, culpabilidad, entre otros, por lo cual la generalidad que caracterizaba el sistema finalista pierden su
contenido supra-jurídico, y en el modelo funcionalista se convierten en conceptos bien definidos que designan
grados de responsabilidad o incumbencia dentro de la ecuación que describe la norma penal.
Un Código Penal es un conjunto unitario, ordenado y sistematizado de las normas jurídicas punitivas de un Estado, es
decir, concentra las normas en un compendio ordenado que contiene distintos aspectos relativos a la legislación
aplicable en materia penal, en sí mismo la codificación busca la eliminación de redundancias, la ausencia de lagunas
y la universalidad o sistematización del sistema jurídico, esto es, que busca concentrar y sistematizar las normas
penales vigentes para facilitar su análisis, comprensión y aplicación.
El Código Penal, en cierto sentido, recoge buena parte de la política criminal aplicable por un Estado, de esta
manera, el Estado a través del órgano legislador, que en Venezuela es la Asamblea Nacional, busca legislar con el fin
de evitar la aplicación de penas arbitrarias, sobre la base del principio de mínima regulación, de igual forma el
principio de legalidad penal establece que sólo puede ser sancionada penalmente aquellas conductas que se
encuentren expresamente señaladas en el Código Penal.
En Venezuela existen un sin número de leyes que, aparte del Código Penal, contienen tipos penales lo cual ha roto el
principio de codificación y sistematización del sistema penal, dificultando la comprensión y aplicación integral del
sistema penal.
El primer Código Penal que reunió los requisitos de sistematización y organización científica estructurada, surgió en
la época histórica de la Ilustración. Este fue el Código Penal Francés, que entró en vigencia en la época napoleónica,
es por lo que se ha conocido como Código Penal Napoleónico, promulgado en 1810 con la finalidad de dar
coherencia a un sistema jurídico casi indescifrable por la multitud de normas dispersas que existían, lo cual
representó un avance significativo para la época. Su principal aporte está representado en la aceptación de la
codificación, como sistema de simplificación y unificación.
El Código Penal venezolano, es netamente un instrumento jurídico represivo, ya que establece en su conjunto las
conductas que son consideradas lesivas a la sociedad y en consecuencia fija las medidas de seguridad, establece las
penas y prerrogativas, la forma de cumplimiento y extinción, establece el bien jurídico tutelado y en consecuencia
fija la gravedad y considera la personalidad del sujeto.
Se divide en 3 libros, con 546 artículos. El libro I, trata de las disposiciones generales sobre los delitos y las faltas, las
personas responsables y las penas; el libro II, trata sobre las diversas especies de delitos; y el libro III de las faltas en
general.
De sumo interés para comprender la conformación del Derecho Penal venezolano, resulta analizar en particular la
legislación española, no sólo por haber regido desde la época colonial, sino porque, además, sus disposiciones
penales se aplicaron de manera ininterrumpidas en nuestro país prácticamente hasta 1873, cuando entró en vigor el
Código Penal del presidente Guzmán Blanco, que ordenó expresamente derogarlas.
No obstante, a la presente fecha, permanecen vigentes muchas de esas disposiciones por haber sido trasladadas de
manera textual a nuestro ordenamiento jurídico penal, como, por ejemplo, la relativa al delito de rebelión, que
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desde 1863 hasta nuestros días ha estado presente, sin variación alguna en el Código Penal Venezolano, en razón a
lo pautado en la fórmula española de la época, al igual que en diversas leyes penales venezolanas descodificadas.
El proceso de codificación penal en Venezuela coincide con el de codificación nacional de las diferentes ramas del
Derecho mercantil, civil, penal y de procedimientos, toda vez que los primeros códigos venezolanos que se
sancionaron entre 1862 (Código de Comercio, el 27 de junio y Código Civil, el 28 de octubre) y 1863 (Código de
Procedimiento Civil, el 2 de marzo, Código Penal y Código de Procedimiento Criminal, ambos el 19 de abril), son
producto, precisamente, del mismo proceso codificador nacional que se inició en 1811 con la sanción de nuestra
primera Constitución.
Es así como, bajo la presidencia del Ilustre Americano, se logra dictar la nueva y definitiva codificación nacional al
promulgarse los Códigos Civil, de Comercio, Penal, Militar, de Hacienda, de Procedimiento Civil y de Enjuiciamiento
Criminal.
De manera que el proceso codificador venezolano, se prolongó una vez más, hasta la entrada en vigencia de los
códigos sancionados y promulgados en 1873; y el penal en particular derogó definitivamente, por expresa
disposición de su artículo 582, todas las leyes españolas que, en materia criminal, habían estado en plena
observancia en la República hasta esa fecha.
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Así, por ejemplo, el delito de rebelión se castigó con pena de presidio de veinticuatro a treinta años, que en el
Código Penal de 1926 era de diez a quince años de arresto en Fortaleza o Cárcel Política, esto es, destinada a presos
políticos; en tanto que el delito de homicidio intencional pasó a ser castigado con pena de dieciséis a veinticuatro
años de presidio.
Ciertos autores como Arteaga Sánchez y Grisanti Aveledo, lo mismo que Gudrun Olbrich, obvian o pasan por alto la
reforma que se le hizo al Código Penal de 1926 en el año de 1958, ignorándola por completo, como si nunca hubiese
tenido lugar, lo que obedece, al hecho de considerarla nula o sin ningún valor, por la circunstancia de que nunca fue
publicado el texto íntegro de la reforma y el Código refundido en la Gaceta Oficial, publicando tan solo lo reformado,
obviando así el texto refundido.
La supresión de los artículos 143 y 393, que produjo, lamentable e innecesariamente, la alteración de la tradicional
numeración de los artículos del Código que se había mantenido desde 1926, y la modificación de los artículos 128
(Conspiración contra la integridad del territorio de la patria o contra sus instituciones republicanas) y 140
(Favorecimiento bélico), correspondientes al Título I, ―De los delitos contra la independencia y seguridad de la
Nación, con el objeto de incluir como elementos del tipo a los enemigos exteriores, grupos o asociaciones
terroristas, paramilitares, insurgentes o subversivos. En ambos se agregó un Parágrafo Único que es del siguiente
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tenor: “Quienes resulten implicados en cualquiera de los supuestos expresados, no tendrán derecho a gozar de los
beneficios procesales de ley ni a la aplicación de medidas alternativas del cumplimiento de la pena.”
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