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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES


MAESTRÍA EN DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL

LOS ACTOS INTRODUCTORIOS COMO


MEDIOS DE PRUEBA EN EL PROCESO PENAL

Licenciado Carlos Andrés López Coronado

GUATEMALA, ABRIL DE 2,015


UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
MAESTRÍA EN DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL

LOS ACTOS INTRODUCTORIOS COMO


MEDIOS DE PRUEBA EN EL PROCESO PENAL

TRABAJO DE GRADUACIÓN PRESENTADO


POR:

Licenciado CARLOS ANDRÉS LÓPEZ CORONADO

PREVIO A OPTAR AL GRADO ACADÉMICO DE


MAGISTER ARTIUM EN DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL

GUATEMALA, 28 DE ABRIL DE 2,015


Directora de Maestrías
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

M.A. Mirna Lubet Valenzuela Rivera

Consejera de Tesis

M.A. Astrid Roxana Maas Jácome

iii
iv
REGLAMENTO DE TESIS

“Artículo 8º. RESPONSABILIDAD.

Solamente el autor es responsable de los conceptos expresados en el trabajo de


tesis. Su aprobación en manera alguna implica responsabilidad para la Universidad.”

v
ÍNDICE
Página

INTRODUCCIÓN 1

CAPÍTULO I 3

1. LOS ACTOS INTRODUCTORIOS EN EL PROCESO PENAL 3

1.1. LOS ACTOS INTRODUCTORIOS 3


1.2. LA DENUNCIA 4
1.2.1. FORMA Y CONTENIDO DE LA DENUNCIA 6
1.2.2. AUTORIDADES ANTE QUIENES SE PUEDE DENUNCIAR 7
1.3. LA QUERELLA 9
1.3.1. TIPOS DE QUERELLA 11
1.4. LA PREVENCIÓN POLICIAL 12
1.5. EL CONOCIMIENTO O INICIO DE OFICIO 13

CAPÍTULO II 15

2. LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL 15

2.1. CONCEPTO 15
2.2. IMPORTANCIA DE LA PRUEBA 16
2.3. ASPECTOS DE LA PRUEBA 17
2.3.1. ELEMENTO DE PRUEBA 18
2.3.2. ÓRGANO DE PRUEBA 21
2.3.3. MEDIO DE PRUEBA 21
2.3.4. OBJETO DE LA PRUEBA 22
2.4. LOS ESTADOS INTELECTUALES DEL JUEZ 23
2.4.1. VERDAD 23
2.4.2. CERTEZA 25
2.4.3. DUDA 25
2.4.4. PROBABILIDAD 26
2.5. SUJETO DE LA PRUEBA 26
2.6. FUENTES DE LA PRUEBA 27

vi
2.7. REQUISITOS DE LA PRUEBA 27
2.7.1. PERTINENCIA Y UTILIDAD 28
2.7.2. ADMISIBILIDAD 28
2.7.3. REGLA DE EXCLUSIÓN PROBATORIA 29

CAPÍTULO III 30

3. LA ACTIVIDAD PROBATORIA Y LOS SISTEMAS DE VALORACIÓN DE LA PRUEBA 30

3.1. ACTIVIDAD PROBATORIA 30


3.2. MEDIOS COERCITIVOS 31
3.3. EXCLUSIÓN DE LA CARGA DE LA PRUEBA 32
3.4. ETAPAS DE LA PRESENTACIÓN DE LA PRUEBA 32
3.4.1. PROPOSICIÓN 32
3.4.2. RECEPCIÓN 33
3.4.3. VALORACIÓN 34
3.5. SISTEMAS DE VALORACIÓN DE LA PRUEBA 35
3.5.1. PRUEBA LEGAL O TASADA 36
3.5.2. ÍNTIMA CONVICCIÓN 36
3.5.3. LIBRE CONVICCIÓN O SANA CRÍTICA RAZONADA 37

CAPÍTULO IV 39

4. LOS ACTOS INTRODUCTORIOS COMO MEDIOS DE PRUEBA EN EL PROCESO


PENAL 39

4.1. LOS ACTOS INTRODUCTORIOS COMO MEDIOS DE PRUEBA 39


4.2. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y LOS ACTOS INTRODUCTORIOS COMO MEDIOS DE PRUEBA 45
4.3. EL DERECHO DE DEFENSA Y LOS ACTOS INTRODUCTORIOS COMO MEDIOS DE PRUEBA 47

CONCLUSIONES 49

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 50

ANEXO 52

vii
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación surge ante la necesidad de determinar la


función de los actos introductorios dentro del proceso penal como simples actos que
proporcionan la noticia criminal a partir de la cual se inicia una investigación y si los
mismos en algún momento pueden ser tomados como medios de prueba en una fase
posterior del proceso y otorgárseles valor probatorio, como sucede actualmente en
Guatemala ante la deficiencia en la investigación del Ministerio Público en diversos
casos. Es importante determinar que si al dárseles valor probatorio, se están
violentando los derechos constitucionales de presunción de inocencia y defensa de
los sindicados.

En tal sentido, es imperativo definir su naturaleza y la función que éstos


cumplen dentro del proceso penal, ya sea como simples actos de iniciación del
proceso o también como medios que prueban la comisión de un hecho delictivo, en
cuyo caso, debe determinarse si su utilización como tal es legal o ilegal y si se
vulneran derechos del sindicado. Para esto, es necesario determinar la necesidad de
aclarar la norma contenida en el Código Procesal Penal en cuanto a la libertad de
prueba que indica que se podrán probar todos los hechos y circunstancias a través
de cualquier medio de prueba, con el objeto de determinar si los actos introductorios
revisten o no esa calidad y si al ser tomados como tales, los mismos constituyen un
medio de prueba legal o ilegal.

Actualmente en Guatemala, en varios procesos penales, ante la deficiencia de


la investigación realizada por el Ministerio Público durante la fase preparatoria y la
falta de elementos de investigación, así como por lo vago de la norma que regula la
libertad de prueba, es común encontrarse con que al momento de la fase de
ofrecimiento de prueba, se ofrezca como medio probatorio ante el órgano
jurisdiccional, el acto introductorio para que el mismo sea valorado como tal en el
debate oral. Esto sucede principalmente con las denuncias, querellas o prevenciones
policiales, las cuales se aportan muchas veces con el objeto de probar la

1
2

participación del individuo en los hechos por los cuales se le juzga, sin presentar los
medios de investigación pertinentes y legales resultado de una investigación objetiva
y seria, lo que constituye una violación a los derechos constitucionales de presunción
de inocencia y defensa del sindicado.

El problema se agrava en el momento que ante la deficiencia de la


investigación y la falta de medios de prueba que determinen la probabilidad de la
participación del sujeto en los hechos por los cuales se le acusa, los jueces de
primera instancia, admiten dichos actos introductorios como medios de prueba para
ser valorados en debate, siguiendo los tribunales de sentencia en la misma línea,
otorgándoles valor probatorio y dictando muchas veces sentencias condenatorias en
base a actos que desde un principio, por su naturaleza, no revisten la calidad de
medios de prueba, amparándose en el principio de libertad de prueba.

De lo anterior, nace la siguiente interrogante: ¿cuales son las implicaciones de


utilizar los actos introductorios como medios de prueba en el proceso penal en caso
estos vulneren los derechos constitucionales del sindicado? A través de la
investigación que se presenta a continuación, se hará un esfuerzo por responder la
misma a través de un análisis jurídico de los actos introductorios en sí y la teoría de
la prueba, proponiendo finalmente una solución a la problemática planteada.

Para lograr el objetivo anterior, el presente trabajo se divide en cuatro


capítulos. En el primero, se tratan los aspectos generales de los actos introductorios,
tales como sus características, aplicación y naturaleza; en el segundo capítulo, se
aborda la prueba de forma general, para luego tratar la actividad probatoria y los
sistemas de valoración de la prueba como parte esencial para la adopción de una
resolución judicial. Finalmente, en el capítulo cuatro, se definirá la naturaleza jurídica
de los actos introductorios y si éstos pueden ser o no utilizados como actos
introductorios del proceso penal, sin violentar las garantías constitucionales del
sindicado.
CAPÍTULO I

Los Actos Introductorios en el Proceso Penal

En el presente capítulo, se abordarán de forma particular cada uno de los


actos introductorios o noticia criminal que se presentan en la legislación adjetiva
penal con el objeto de entender su función dentro del proceso penal, así como su
naturaleza, características y formalidades, no solo desde una perspectiva normativa,
sino también doctrinaria.

Lo anterior, tendrá como objeto comprender si el uso que a estos actos se les
da en determinado momento como medios de prueba en el proceso penal es
congruente conforme a función, para lo cual es de suma importancia conocer cada
uno de ellos, las diferencias entre si y su uso práctico.

1.1. Los Actos Introductorios

Los actos introductorios son aquellos a través de los cuales se pone en


conocimiento de las autoridades la noticia criminal y dan inicio al proceso penal.
Estos pueden ser presentados ante el Ministerio Público, los Tribunales de Justicia o
la Policía Nacional Civil, según sea el caso, con lo que se iniciará la investigación
respectiva con el objeto de individualizar a los responsables de los hechos puestos
en su conocimiento y así alcanzar la averiguación de la verdad, como fin primordial
del proceso penal.

La mayoría de los procedimientos de investigación son iniciados por la


denuncia, ya sea proveniente de una persona privada, como de los funcionarios o
autoridades que han tomado conocimiento de la comisión de un hecho punible
(Roxin, 2000).

3
4

En base a lo anterior, se afirma entonces, que para que el proceso penal


comience, no se requiere más que la afirmación, por parte del Ministerio Público o la
policía, de la posible existencia de un hecho típico penalmente (Vivas Ussher, 1999).

En el Código Procesal Penal Guatemalteco, los actos introductorios se


encuentran contenidos en el Capítulo III del Título I del Libro Segundo del Código
Procesal Penal. En términos generales, este código no hace mayor referencia a la
función que cada uno de estos actos cumple y se limita a enumerarlos, indicando en
algunos casos, los requisitos esenciales para que estos sean admitidos por las
autoridades competentes.

Es así como la ley adjetiva penal guatemalteca identifica taxativamente los


actos introductorios al proceso penal, siendo estos: la denuncia, la querella, la
prevención policial y el conocimiento de oficio, los cuales presentan distintas
características y formalidades para su presentación y trámite.

En tal sentido, es necesario hacer una distinción entre cada uno de estos
actos introductorios, así como un análisis de los mismos y sus formalidades con el
objeto de determinar la naturaleza de estos y delimitar su función dentro del proceso
penal:

1.2. La Denuncia

La denuncia es el acto introductorio al proceso penal por excelencia. Esto se


debe en parte a la poca formalidad que exige al momento de ser puesta en
conocimiento de la autoridad. La misma puede ser presentada por personas
privadas, ya sea individuales o jurídicas.

En el caso de las personas privadas que hayan tomado conocimiento de la


comisión de un hecho punible, no existe un deber jurídico de denunciar, a pesar de
5

que el artículo 297 del Código Procesal Penal indica que debe comunicar a la
autoridad el conocimiento que tuviere de la comisión de un hecho delictivo.

En la misma norma, y en referencia a la poca formalidad exigida para la


presentación de la denuncia, se indica que la misma podrá hacerse por escrito u
oralmente ante la autoridad competente. En este caso, la policía, el Ministerio Público
o un tribunal. Esto se debe a que la denuncia presentada por un particular debe ser
tan simple como sea posible, e incluso, caso contrario a lo dispuesto por la ley
guatemalteca que indica que el denunciante debe ser identificado, las mismas deben
ser consideradas como anónimas, así como prestar la promesa de tratarla
confidencialmente (Roxin, 2000).

Caso contrario sucede cuando del conocimiento de la comisión de un hecho


punible por parte de un funcionario público u otras personas indicadas en ley adjetiva
penal a quienes la misma impone la obligación de denunciar. Es así como el artículo
298 del Código Procesal Penal indica quienes tienen dicha obligación, siendo estas:

1. Los funcionarios y empleados públicos que conozcan el hecho en el


ejercicio de sus funciones, salvo el caso de que pese sobre ellos el
deber de guardar secreto.

2. Quienes ejerzan el arte de curar y conozcan el hecho en ejercicio de su


profesión u oficio, cuando se trate de delitos contra la vida o la
integridad corporal de las personas, con la excepción especificada en el
inciso anterior, y

3. Quienes por disposición de la ley, de la autoridad o por un acto jurídico


tuvieren a su cargo el manejo, la administración, el cuidado o control de
bienes o intereses de una institución, entidad o persona, respecto de
delitos cometidos en su perjuicio, o en perjuicio de la masa o patrimonio
6

puesto bajo su cargo o control, siempre que conozcan el hecho con


motivo de sus funciones.

En relación lo anterior, se discute en la actualidad si existe y de ser así en qué


medida, el deber general de denunciar para las autoridades que no tienen vínculo
alguno con la persecución penal, en particular, sobre si los superiores tienen que
denunciar los hechos punibles cometidos por sus subordinados (Roxin, 2000).

El incumplimiento de la obligación de denunciar por parte de las personas


señaladas anteriormente, hará que incurran en el delito de omisión de denuncia
contenido en el artículo 457 del Código Penal, el cual indica que será sancionado con
pena de multa el funcionario, empleado público por razón de su cargo y el particular
que estuviere legalmente obligado a declarar, que tuviere conocimiento de la
comisión de un hecho calificado como delito de acción públicas y, a sabiendas,
omitiere o retardare hacer la correspondiente denuncia a la autoridad judicial
competente. Sin embargo, esta obligación en todo caso, tiene como excepción lo
contenido en el artículo 16 constitucional en cuanto a la persecución penal que la
denuncia origine en contra de los parientes del denunciante o de él mismo.

Es importante anotar, que durante el procedimiento posterior, el denunciante


no tendrá participación alguna, así como ninguna vinculación al proceso, sin
embargo, esto no impide a que sea citado a prestar declaración en calidad de testigo
o a ampliar la denuncia (Ministerio Público, 2001).

1.2.1. Forma y contenido de la denuncia

Como se mencionó con anterioridad, la denuncia no requiere de ninguna


formalidad debido a la simpleza que la caracteriza. Al indicar que la misma puede ser
interpuesta de forma verbal, se debe entender que incluso puede ser por vía
telefónica o cualquier otro medio de comunicación. Asimismo, no es necesario el
auxilio de un Abogado y puede ser interpuesta por cualquier persona, incluso un
7

menor o incapaz que haya tenido conocimiento de la comisión de un hecho delictivo.


Por lo mismo, no se puede negar la admisión de la misma por defectos de forma
(Ministerio Público, 2001).

De igual forma, en cuanto a su contenido, el Código Procesal Penal indica en


el artículo 297 y en contraposición a lo ya mencionado en cuanto a lo anónimo de la
denuncia a que hace referencia la doctrina, que el denunciante debe ser identificado
y como lo indica el artículo 299 del mismo código, deberá contener un relato
circunstanciado del hecho, incluyendo en la medida de lo posible la indicación de los
partícipes, agraviados y testigos, elementos de prueba, antecedentes o
consecuencias conocidos.

Es importante anotar que a través de la denuncia se pone en conocimiento de


las autoridades la comisión de un hecho punible de acción pública, cuya persecución
estará a cargo del Ministerio Público, sin embargo, como excepción a la norma, el
artículo 539 del Código Procesal Penal, cuando el sujeto pasivo de un delito de
acción privada acredite no contar con los medios económicos suficientes para
impulsar la acción, podrá pedir el patrocinio del Ministerio Público, quien estará
obligado a iniciar dicha acción.

1.2.2. Autoridades ante quienes se puede denunciar

1.2.2.1. Ministerio Público

El Ministerio Público, como institución encargada de la investigación y


persecución penal está obligada a recibir todas las denuncias que se planteen, ya
sea escritas o verbales, de cualquier persona (Ministerio Público, 2001). Una vez
recibida la denuncia por parte de los fiscales, será labor de los mismos determinar si
los hechos denunciados son constitutivos o no de delito y en caso de no ser así,
recomendar sobre el desistimiento de la interposición e indicar el órgano competente
8

para recibir la misma. Sin embargo, ante la insistencia del denunciante, deberá
recibir la misma y previo análisis, determinar si es procedente la desestimación.

No es necesario que las personas que interpongan denuncia sepan cual es el


órgano competente ante el cual deben presentar la misma, ya que en caso de tener
que ser conocidos en otro ámbito territorial o de tratarse de faltas, será obligación del
fiscal que la reciba, cursarla a donde corresponda.

1.2.2.2. Organismo Judicial

El artículo 297 del Código Procesal Penal indica expresamente que la


denuncia podrá ser interpuesta ante un tribunal. Por lo regular, como se verá a
continuación, ante los Tribunales de Justicia se presentan las querellas con sus
propias características y requisitos formales. Sin embargo, de presentarse una
denuncia ante los mismos, existe la obligación de recibirla y de cursarla
inmediatamente al Ministerio Público junto con los documentos que la acompañen
para el inicio e la investigación correspondiente.

1.2.2.3. Policía Nacional Civil

Tradicionalmente, es la Policía Nacional Civil quien recibe la mayor cantidad


de denuncias por parte de los ciudadanos. Al momento de recibir la misma y de
cumplir en la medida de lo posible con lo establecido en el artículo 299 del Código
Procesal Penal en cuanto a que en la misma se haga un relato circunstanciado del
hecho, se deberá comunicar inmediatamente al Ministerio Público bajo la forma de la
prevención policial.

Se entiende que para el cumplimiento de sus funciones, la policía tiene el


carácter de auxiliar de los tribunales y del Ministerio Público, estando obligados a
seguir las instrucciones que estas les autoridades del indiquen a efecto de investigar
9

y perseguir a los infractores. Para esto, ha de practicar distintas actuaciones, ya sea


por iniciativa propia o por orden del Juez o Ministerio Público. Es entonces que al
actuar por iniciativa propia, deberá realizar las diligencias de prevención,
inmediatamente que tuviera conocimiento de la comisión de un delito público,
plasmado por escrito y haciendo constar las diligencias que practiquen, en donde se
especificarán con la mayor exactitud posible los hechos averiguados, insertando las
declaraciones e informes recibidos y anotando todas las circunstancias que hubiesen
observado y pudiesen ser prueba o indicio del delito (López Barja de Quiroga, 1999).

1.3. La querella

La querella es sin duda el acto introductorio del proceso penal que requiere de
mayores formalismos para ser admitida. Esto se debe, a que el interponente de la
misma tendrá una participación activa dentro del proceso penal y adquirirá al
momento de su presentación, la calidad provisional de querellante adhesivo o
exclusivo según sea el caso. A diferencia de la denuncia, que es poco formal y puede
ser presentada de forma escrita u oral, la querella debe ser siempre presentada de
forma escrita. Asimismo, únicamente deberá ser presentada ante el tribunal
competente para su conocimiento, ya que de ser presentada ante el Ministerio
Público, la misma será admitida como denuncia. También en la misma, aparte de lo
establecido en el artículo 299 del Código Procesal Penal en cuanto al contenido de la
denuncia, se debe cumplir con lo que establece el artículo 302 del mismo código, el
cual indica que el escrito de querella que se presente ante el Juez que controle la
investigación deberá incluir:

1) Nombres y apellidos del querellante y, en su caso, el de su representado. Esto


se debe a que como ya se indicó, el querellante tendrá una participación
activa dentro del proceso penal y coadyuvará a la investigación con el
Ministerio Público.
10

2) Su residencia. En igual sentido, el querellante debe ser plenamente


identificado.

3) La cita del documento con que acredita su identidad. A diferencia de la


denuncia en donde puede únicamente consignarse el nombre del
denunciante, en el escrito de querella se deberá consignar el documento de
identificación del querellante.

4) En el caso de entes colectivos, el documento que justifique su personería.


Esto hace también referencia a las personas jurídicas que inicien la acción
penal, caso en el cual se deberá justificar la personería del representante que
comparezca a presentar la querella.

5) El lugar que señala para recibir citaciones y notificaciones: Es necesario que


el querellante consigne el lugar en donde puede ser habido para recibir
citaciones y notificaciones, ya que a diferencia del denunciante, aquel si será
parte activa en el proceso y deberá comparecer a los distintos actos que se
realicen dentro del mismo.

6) Un relato circunstanciado del hecho, con indicación de los partícipes, víctimas


y testigos. El relato hecho en la querella debe ser detallado, y en virtud de que
el querellante coadyuvará a la investigación del Ministerio Público de forma
activa y por tener pleno conocimiento del hecho denunciado, deberá hacer
mención de las personas que hayan resultado víctimas del hecho punible, de
los partícipes del mismo y de los testigos que lo hayan presenciado.

7) Elementos de prueba y antecedentes o consecuencias conocidas. Otra de las


diferencias con la denuncia, es que el querellante deberá hacer mención de
los elementos de prueba con los que cuenta para fundamentar la acción que
promueve, ya que en la denuncia únicamente basta con el relato
11

circunstanciado de los hechos y el denunciante no está obligado a presentar o


mencionar medios de prueba.

8) La prueba documental en su poder o indicación del lugar donde se encuentre.


De igual forma, el querellante deberá adjuntar al escrito de querella los medios
de investigación que obren en su poder o hacer mención del lugar en donde
estos se encuentren para poder ser requeridos posteriormente por el Juez que
controla la investigación.

1.3.1. Tipos de querella

La querella como acto introductorio, puede presentarse para denunciar la


comisión de delitos tanto de acción pública como privada, a diferencia de la denuncia
en la que por regla general únicamente se denuncia la comisión de delitos de acción
pública como se hizo referencia. En tal virtud, es importante analizar los dos tipos:

1.3.1.1. Querella por delitos de acción pública

Los delitos de acción pública y de acción pública dependientes de instancia


particular se encuentran contenidos en el artículo 24 Bis y 24 Ter del Código
Procesal Penal, respectivamente. Cuando se trate de este tipo de delitos, la persona
que tenga un interés directo en el asunto o haya sido víctima de uno de los tipos
penales allí señalados, podrá presentar querella ante el órgano jurisdiccional
competente, quien le otorgará la calidad de querellante adhesivo y le dará la
participación al Ministerio Público como titular de la persecución penal. Las calidades
que tendrá el querellante adhesivo se encuentran reguladas en el artículo 116 del
Código Procesal Penal.

Es de tomar en cuenta que para ser admitido como querellante, la persona


que presente la querella debe cumplir con los requisitos ya indicados, presentando la
12

misma únicamente ante Juez de Primera Instancia Penal, quien una vez recibida, la
remitirá al Ministerio Público para el inicio de la investigación.

1.3.1.2. Querella por delitos de acción privada

Los delitos de acción privada se encuentran regulados en el artículo 24 Quáter


del Código Procesal Penal. En estos tipos de delitos, por ser asuntos que no afectan
intereses sociales, no se le da intervención al Ministerio Público, salvo lo establecido
en el artículo 539 del Código Procesal Penal y el interponente de la querella obtendrá
la calidad de querellante exclusivo, haciendo las veces de acusador. De igual forma,
el procedimiento se regirá por un procedimiento especial regulado en el Libro IV del
Código Procesal Penal. Este tipo de querellas se deberán presentar ante los
Tribunales de Sentencia designados.

1.4. La Prevención Policial

La prevención policial es la noticia criminal que en el caso de Guatemala la


Policía Nacional Civil pone en inmediato conocimiento del Ministerio Público, al
momento de tener la noticia de la comisión de un hecho punible (Ministerio Público,
2001).

Esta puede originarse ya sea por la presentación de una denuncia hecha por
particulares ante la policía, extremo que como ya se apuntó es el más común, así
como por el conocimiento de un hecho que los cuerpos policiales tengan como
resultado de sus labores, tanto preventivas, de investigación o flagrancias.

A diferencia de la denuncia hecha ante el Ministerio Pública por un particular,


la prevención policial incluye, además de la comunicación del hecho punible, los
resultados de la investigación preliminar realizada por la policía a través de la cual se
han reunido los elementos de convicción respectivos. Dicha comunicación al
13

Ministerio Público debe ser inmediata y no puede superar el plazo de veinticuatro


horas, sin embargo, las actuaciones y cosas secuestradas podrán ser remitidas
hasta tres días después. En los casos en que haya personas detenidas, la
comunicación al Ministerio Público deberá hacerse con más premura, con el objeto
de que la fiscalía pueda acudir a la declaración ante el Juez (Ministerio Público,
2001).

Actualmente, tal como lo indica López Borja de Quiroga, existen discrepancias


en cuanto al valor que se debe otorgar a la prevención policial dentro del proceso
penal, ya que como indica el autor: “En este problema inciden dos cuestiones: por
una parte, el interés del poder ejecutivo actual en otorgarle una mayor relevancia
(¿valor de prueba?) a las diligencias policiales y, por otra, la realidad social,
conforme a la cual ciertas diligencias han de ser realizadas en período pre-procesal
(por ejemplo, periciales alcohométricas, etcétera)” (López Barja de Quiroga, 1999).

1.4.1. Formalidades de la Prevención Policial

De forma similar a la denuncia, la prevención policial no goza de mayores


formalismos, aunque si deberá contener en la medida de lo posible los datos
detallados de los denunciantes en caso existan, el relato de los hechos denunciados
estableciendo el lugar, fecha y las circunstancias, el nombre o nombres de los
posibles autores y si los mismos han sido detenidos, los medios de prueba que se
hayan recabado y la fecha en que se realizó (Ministerio Público, 2001).

1.5. El Conocimiento o Inicio de Oficio

Este acto introductorio deriva del mandato legal del Ministerio Público de
promover la persecución penal, la cual recae sobre el fiscal al iniciar el procedimiento
en cuanto tenga conocimiento de un hecho constitutivo de delito, aunque el mismo
no haya sido denunciado por las partes ni se haya promovido a través de una
14

querella. A pesar de provenir por distintas vías, las más frecuentes son los medios de
comunicación y los cometidos dentro del mismo proceso penal, tales como la
detención ilegal, el falso testimonio, etc. Dicha facultad es exclusiva del Ministerio
Publico y no es extensible a los jueces, quienes en caso de conocimiento de la
comisión de un hecho punible, deberán denunciar ante la fiscalía como cualquier
ciudadano (Ministerio Público, 2001; Vivas Ussher, 1999; López Barja de Quiroga,
1999).

Lo anterior, según lo expresa Claus Roxin: “El principio de legalidad enuncia,


por un lado, que la fiscalía debe realizar investigaciones cuando existe la sospecha
de que se ha cometido un hecho punible y, por otra parte, que está obligada a
formular la acusación cuando después de las investigaciones sigue existiendo esa
sospecha vehemente.” (Roxin, 2000).
CAPÍTULO II

2. La Prueba en el Proceso Penal

La prueba es sin duda la el fundamento del proceso penal, en el entendido de


que el mismo persigue como fin la averiguación tanto de la verdad real, como
material, para lo cual es la prueba el único vehículo legal de obtención de la misma.

Sin embargo, a pesar del principio de libertad de prueba, la misma presenta


formalidades y limitaciones tanto para su presentación, como su incorporación al
proceso, las cuales determinarán su legalidad o legalidad. Bajo este orden de ideas,
es de suma importancia estudiar cuales son estas formalidades, sus aspectos y el
impacto que ésta causará dentro del proceso y sobre todo en la decisión judicial que
resolverá el caso.

La importancia de lo anterior, radica en que para determinar si un medio de


prueba que se incorpora al proceso es legal, idóneo y útil para el descubrimiento de
la verdad, se debe tener un conocimiento, al menos general, de sus características y
relevancia dentro del juicio.

2.1. Concepto

La prueba es parte fundamental del proceso penal. Es un espacio procesal de


decisión jurisdiccional que tiene como base y límite las demostraciones probatorias
logradas por las partes (Vivas Ussher, 1999). La prueba es todo aquello que confirma
o desvirtúa una hipótesis o afirmación precedente. En tal virtud, se puede
conceptualizar la prueba como todo lo que sirva para el descubrimiento de la verdad
acerca de los hechos que son investigados y respecto de los cuales pretende actuar
la ley sustantiva (Cafferata Nores, 1998); probar significa convencer al juez sobre la
certeza de la existencia de un hecho (Roxin, 2000).

15
16

Es así como el Código Procesal Penal guatemalteco, sin proporcionar un


concepto de prueba, indica en el artículo 182 que se podrán probar todos los hechos
y circunstancias de interés para la correcta solución del caso por cualquier medio de
prueba permitido.

Por su parte, Lino Enrique Palacio propone definir la prueba como “el conjunto
de actos procesales, cumplidos con el auxilio de los medios previstos o
implícitamente autorizados por la ley, y encaminados a generar la convicción judicial
acerca de la existencia o inexistencia, la veracidad o falsedad, de los hechos sobre
los cuales versa la imputación” (Palacio, 2000).

Asimismo, se puede decir que la prueba es aquella circunstancia sometida a


los sentidos del Juez y las cuales ponen de manifiesto el contenido del juicio (Ellero,
1994).

En consecuencia, se puede decir que la prueba es el conjunto de actos


presentados dentro del proceso penal con el objeto de confirmar o desvirtuar la
comisión de un hecho ilícito sometido al conocimiento del juez.

2.2. Importancia de la Prueba

En el entendido de que el proceso penal versa sobre lo que es susceptible de


ser probado y no de lo que se cree o supone que sucedió, la prueba reviste una
especial importancia por ser la etapa del proceso en la que se confirmarán o
desvirtuarán los hechos presentados en la imputación. Como señala Cafferata Nores,
la prueba es el medio más confiable para descubrir la verdad real, y, a la vez, la
mayor garantía contra la arbitrariedad de las decisiones judiciales (Cafferata Nores,
1998).
17

Por su parte, Lino Enrique Palacio al referirse al objeto e importancia de la


prueba en el proceso penal indica: “El objeto principal de la actividad probatoria en el
proceso son todos aquellos hechos provistos de relevancia para determinar la
comisión o la imposibilidad de comisión de un hecho reputado como punible, la
concurrencia de circunstancias eximentes, atenuantes o agravantes susceptibles de
modificar la supuesta responsabilidad criminal del imputado, y eventualmente los
daños y perjuicios generados por la comisión del delito” (Palacio, 2000).

Es así que para cumplir los fines del proceso penal contenidos en el artículo 5
de la ley adjetiva, el cual estipula como objeto del proceso la averiguación de un
hecho señalado como delito o falta y de las circunstancias en que pudo ser cometido,
así el establecimiento de la posible participación del sindicado, la prueba reviste de
especial importancia, ya que será el vehículo a través del cual se alcanzará dicha
verdad histórica y material que se pretende dentro del proceso.

Es la búsqueda de la verdad sobre los hechos contenidos en la hipótesis


acusatoria, la cual debe desarrollarse a la reconstrucción conceptual de los mismos.
Es el modo más seguro de lograr dicha reconstrucción de modo comprobable y
demostrable, además de que en las resoluciones judiciales solo se podrá como
ocurridos los hechos o circunstancias que hayan sido acreditados mediante pruebas
objetivas, lo cual impide que aquellas sean fundadas puramente en elementos
subjetivos (Cafferata Nores, 1998).

2.3. Aspectos de la Prueba

Para alcanzar un concepto más preciso y técnico de “prueba”, es necesario


diferenciar entre cuatro aspectos que componen el mismo, siendo estos: el elemento
de prueba, el órgano de prueba, el medio de prueba y el objeto de la prueba.
18

2.3.1. Elemento de Prueba

Alfredo Vélez Mariconde, citado por José Cafferata Nores, define el “elemento
de prueba” o “prueba” como: “todo dato objetivo que se incorpora legalmente al
proceso capaz de producir un conocimiento cierto o probable acerca de los extremos
de la imputación delictiva” (Cafferata Nores, 1998).

Se puede afirmar, en el sentido técnico, que prueba es todo dato objetivo que
se incorpora legalmente al proceso para ser examinado y contra examinado por los
sujetos procesales, y en base a lo cual, utilizando el sistema de valoración, valida
total o parcialmente la plataforma fáctica de la acusación (Vivas Ussher, 1999).

A partir de dicho concepto, se pueden identificar las características que


deberán contener los elementos de prueba, siendo estos:

2.3.1.1. Objetividad:

Se refiere a que los elementos sometidos al conocimiento del juez deben


provenir de circunstancias ajenas al proceso en sí y las partes del proceso deben
tener la capacidad de controlar las mismas de principio a fin.

La objetividad del elemento debe estar presente tanto en el dato, como en la


trayectoria seguida al ingresar al proceso (Vivas Ussher, 1999).

El dato debe venir del mundo externo y no del conocimiento privado del juez,
el cual en todo caso carecerá de acreditación objetiva (Cafferata Nores, 1998).
19

2.3.1.2. Legalidad:

La legalidad es un elemento esencial del medio de prueba para poder ser


incorporado y posteriormente valorado por el Juez. Para esto, debe ser adquirida
conforme las reglas establecidas en la ley adjetiva penal en cuanto a su obtención y
a su incorporación.

Por regla, el elemento de prueba será legal, salvo que se detecte una
irregularidad que lo torne ilegal. Esta posible ilegalidad puede originarse por dos
motivos: la obtención irregular o su incorporación irregular (Vivas Ussher, 1999).

En tal sentido, el artículo 183 del Código Procesal Penal establece, aunque de
manera muy amplia, cuales son los medios de prueba inadmisibles únicamente en
cuanto a su obtención, más no a su incorporación al indicar: “…Son inadmisibles, en
especial, los elementos de prueba obtenidos por un medio prohibido, tales como la
tortura, la indebida intromisión en la intimidad del domicilio o residencia, la
correspondencia, las comunicaciones, los papeles y los archivos privados.”

En consecuencia es necesario hacer una distinción entre ambas formas de


ilegalidad de los elementos de prueba:

2.3.1.2.1. Obtención ilegal de los medios de prueba:

Para que un medio de prueba sea valorado y por ende sirva para fundar la
convicción del juez, se exige que el mismo no viole ninguna de las garantías
individuales constitucionalmente reconocidas (Cafferata Nores, 1998).

Es por tal motivo que el artículo 183 citado, es claro en señalar, por ejemplo,
que la prueba obtenida violando la intimidad del domicilio será inadmisible, por lo que
carecerá de aptitud probatoria y en consecuencia la resolución basada en dicho
elemento de prueba dictada en contra del sindicado será nula en definitiva. Igual
20

suerte contarán las resoluciones basadas en medios de prueba obtenidos a través de


la tortura, la intromisión en la intimidad, la correspondencia, comunicaciones, papeles
y archivos privados.

2.3.1.2.2. Incorporación irregular

Esta forma de ilegalidad de los medios de prueba se refiere a los formalismos


y procedimientos con los que se tendrá que cumplir para incorporar de forma
correcta los distintos medios de prueba de acuerdo a lo preceptuado por la ley
adjetiva penal. Para el ingreso o presentación de cualquier medio de prueba debe
respetarse el modo que la ley prevé para hacerlo, utilizando la analogía para los que
la ley no indique expresamente. Asimismo, cuando la ley imponga alguna formalidad
especial para su producción, como en el caso del anticipo de prueba, la observancia
de estas será condición esencial para que la misma sea incorporada (Cafferata
Nores, 1998).

Los formalismos de la incorporación de los medios de prueba variarán


conforme a la etapa del proceso de que se trate, sin embargo, la inobservancia de
cualquiera de éstos en cualquier fase del proceso impedirá utilizar y valorar el medio
de prueba en el proceso y utilizarlo para fundar una decisión judicial.

2.3.1.3. Relevancia

Para considerarse un medio de prueba, el mismo deberá ser útil o relevante y


no solo deberá producir certeza sobre la existencia o inexistencia del hecho que se
pretende probar, sino también probabilidad, como en el caso cuando se dicta auto de
procesamiento. El medio de prueba debe ser idóneo.
21

2.3.1.4. Pertinencia

En cuanto a la pertinencia de los medios de prueba, el artículo 183 del Código


Procesal Penal señala que para ser admitido, el medio de prueba debe referirse
directa o indirectamente, al objeto de la averiguación y ser útil para el descubrimiento
de la verdad.

El medio de prueba deberá relacionarse tanto con el elementos objetivo, o sea


la existencia del hecho, como con el elemento subjetivo, entendiendo el mismo como
la participación del imputado, así como cualquier hecho o circunstancia jurídicamente
relevante para el proceso. La pertinencia de la prueba se refiere a la relación entre el
hecho que ese quiere acreditar y el elemento de prueba que se pretende utilizar
(Cafferata Nores, 1998).

2.3.2. Órgano de Prueba

Como órgano de prueba se entiende a la persona o sujeto que porta un


elemento de prueba y lo transmite al proceso (Cafferata Nores, 1998). Cumple una
función de intermediario entre la prueba y el juez, ya sea de forma accidental como
testigo, o por encargo en su función de perito.

La actuación de los órganos de prueba en el proceso penal guatemalteco se


encuentra debidamente regulada en el Código Procesal Penal en cuanto a la
participación de los testigos y peritos dentro del mismo, por lo que para su
incorporación al proceso y posterior valoración, deberán observarse dichas normas.

2.3.3. Medio de Prueba

El medio de prueba se refiere a la forma o procedimiento que la ley establece


en las distintas fases del proceso para la debida incorporación del elemento de
prueba que será conocido por las partes y el Juez.
22

2.3.4. Objeto de la Prueba

El objeto de prueba es todo aquello susceptible de ser probado, sobre lo que


recaerá la prueba.

Es pertinente hacer una distinción entre lo que puede ser probado en cualquier
proceso penal y lo que debe ser probado en un determinado proceso, por lo que es
necesario tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

2.3.4.1. Consideración en abstracto

Esta consideración se refiere a que la prueba puede recaer sobre hechos


naturales, como un terremoto, la caída de un rayo, etc., o humanos, ya sean físicos o
psíquicos, como la intencionalidad, así como sobre las cualidades de las personas,
cosas o lugares. También se puede intentar probar las normas de la experiencia
común, como las costumbres y el derecho no vigente, no así los hechos notorios ni
los evidentes, así como las cuestiones sobre las cuales se prohíben hacer prueba
(Cafferata Nores, 1998).

2.3.4.2. Consideración en concreto

A diferencia de la consideración anterior, en un proceso penal determinado, la


prueba deberá versar sobre la existencia de un hecho punible así como de las
circunstancias que lo califiquen, así como a individualizar a los autores a través de la
determinación de su edad, educación, costumbres, condiciones de vida, medios de
subsistencia, antecedentes, los motivos que lo llevaron a delinquir, su peligrosidad,
etc. Los aspectos anteriores deberán ser necesariamente objeto de prueba.
23

En consecuencia, no podrán ser objeto de prueba cualquier hecho o


circunstancia que no se relaciones con los aspectos anteriores (Cafferata Nores,
1998).

2.4. Los estados intelectuales del Juez

En el entendido de que el objeto del proceso penal es el descubrimiento de la


verdad en relación a los hechos presentados ante el Juez, queda claro que el único
medio idóneo para llegar a dicho descubrimiento es la prueba.

Como lo indica Cafferata Nores: “En virtud de ella [la prueba], el juez va
formando su convicción acerca del acontecimiento sometido a su investigación. La
prueba va “impactando” en su conciencia, “generando distintos estados de
conocimiento”, cuya proyección en el proceso tendrá diferentes alcances” (Cafferata
Nores, 1998).

Ante la presentación de los medios de prueba por los sujetos procesales


dentro del proceso penal, el Juez, luego de un análisis de los mismos, alcanzará
paulatinamente los distintos grados de convicción o de conocimiento. Estos estados
se pueden clasificar en: verdad, certeza, probabilidad y duda.

Estos estados intelectuales del juez se exteriorizan en distintos estados del


proceso penal, y naturalmente inciden en el contenido de las resoluciones que se
dictarán (Palacio, 2000).

2.4.1. Verdad

En el proceso penal se pretende la obtención o descubrimiento de la verdad


material o verdad real de los hechos. Es así como el artículo 5 del Código Procesal
Penal al hacer referencia a los fines del proceso indica: “El proceso penal tiene por
24

objeto la averiguación de un hecho señalado como delito o falta…”. En tal sentido, es


necesario determinar el concepto de “verdad”, pudiendo aseverar que la misma es la
adecuación entre la idea que se tiene de un objeto y lo que ese objeto es en realidad.

Llegar a conocer la verdad dentro del proceso penal en relación a cómo


sucedieron los hechos es el ideal, sin embargo, debido al cúmulo de factores
externos que influyen en el mismo, así como los inconvenientes que suceden en su
tramitación, los perjuicios que puedan existir en la percepción del juez y las
limitaciones que la ley impone, crean un limitación para alcanzar la misma.

En virtud de tales limitaciones para lo obtención de la verdad, es necesario


garantizar que la misma se buscará en la medida de lo posible a lo más cercano con
la realidad, con el fin de causar a través de las pruebas de cargo incorporadas al
proceso, la certeza necesaria para que la culpabilidad del procesado sea probada.

Asimismo, con el objeto de cumplir las garantías constitucionales con las que
cuentan los sujetos procesales y en especial la presunción de inocencia del acusado,
a través de las distintas fases del proceso, la acusación deberá ser constantemente
refutada, comprobada o desvirtuada mediante los procedimientos probatorios
establecidos para el juicio, admitiéndose únicamente como verdadera, cuando ésta
pueda ser debidamente comprobada como verdadera a través de las pruebas de
cargo.

Es importante aclarar entonces, que la verdad que persigue el proceso penal


es la verdad sobre la culpabilidad del imputado, ya que su inocencia se tiene por
verdadera hasta que se pruebe lo contrario (Cafferata Nores, 1998). Lo anterior,
encuentra sus sustento el artículo 14 constitucional el cual indica que toda persona
es inocente, mientras no se le haya declarada responsable judicialmente, en
sentencia debidamente ejecutoriada. De igual forma, el Ministerio Público, fundado
en el principio de objetividad que lo rige, no deberá ignorar ni ocultar las pruebas de
25

descargo que surjan y deberá atender todas las circunstancias eximentes o


atenuantes que se presenten durante la averiguación de la verdad.

2.4.2. Certeza

La certeza es el grado de convicción judicial o estado intelectivo del juez,


mediante la cual se llega a tener plena convicción sobre la existencia o inexistencia
del hecho delictivo puesto en su conocimiento, así como de la participación o no
participación del imputado (Palacio, 2000).

Es la firme percepción del juez frente a la participación de la persona


imputada, la cual se puede definir como la firme convicción de estar en posesión de
la verdad (Cafferata Nores, 1998). Esta certeza tiene una proyección positiva
referente a la firme creencia de que algo existe y, una proyección negativa que es la
creencia de que algo no existe. Ambas proyecciones son absolutas. Para alcanzar
este estado intelectivo debe recorrerse el camino del proceso e ir salvando los
obstáculos que este presenta.

2.4.3. Duda

Contrario a la certeza, la duda aparece frente a la ausencia o insuficiencia de


prueba. En este estado, el Juez no se encuentra en condiciones de formular un juicio
de certeza o probabilidad, ya sea positiva o negativa, acerca de los hechos puestos
en su conocimiento (Palacio, 2000).

La duda se ubica entre la certeza positiva y la certeza negativa y puede ser


considerada como la indecisión del intelecto del juez, puesto a decidir sobre la
existencia o inexistencia del hecho.
26

2.4.4. Probabilidad

La probabilidad contiene una suficiente aproximación a la certeza, por lo que


excede la apreciación de una simple posibilidad (Palacio, 2000).

Existe probabilidad cuando persista la coexistencia de elementos positivos y


negativos, pero siendo los elementos positivos superiores en cuanto a convicción
respecto a los negativos. Si los elementos negativos fuesen superiores a los
positivos, existirá entonces una improbabilidad.

2.5. Sujeto de la prueba

En relación al sujeto de la prueba, es necesario distinguir el mismo y su


función de acuerdo a la fase en que se encuentre el juicio, ya sea en la fase
intermedia, o en la fase de juicio.

Durante la etapa preparatoria o de instrucción, será el juez contralor o el fiscal


como funcionario encargado de la investigación o persecución penal el sujeto activo
o promotor de la prueba, tal como señala el artículo 107 del Código Procesal penal al
establecer que la acción penal corresponde al Ministerio Público como órgano
auxiliar de la administración de justicia, teniendo a su cargo el procedimiento
preparatorio. Lo anterior, sin descartar la actividad probatoria de las partes quienes,
ya sea en su calidad de querellantes, víctima o sindicado, podrán proponer
diligencias de prueba, las cuales deberán ser diligenciadas si son consideradas útiles
y pertinentes para el esclarecimiento de los hechos (Palacio, 2000).

Por el contrario, en la etapa del juicio, la proposición de los medios de prueba


está a cargo de todos los sujetos procesales, incluso del Tribunal que conozca
cuando en el curso del debate aparezcan nuevos medios de prueba indispensables
para alcanzar el fin del proceso, tal como lo indica el artículo 381 del Código Procesal
Penal.
27

Tal como lo indica Lino Enrique Palacio, es necesario destacar que los sujetos
procesales, en especial las personas privadas que intervengan en el proceso,
pueden asumir el doble carácter de sujetos activos y órganos de prueba, ya que por
un lado tienen el derecho de proponer y producir prueba, y por otro sus
declaraciones son susceptibles de aportar datos que generen convicción judicial. Es
indispensable aclarar, que el juez está facultado para asumir un rol de sujeto activo
de la prueba, pero bajo ninguna circunstancia podrá ser considerado un órgano de
prueba (Palacio, 2000).

2.6. Fuentes de la prueba

Son considerados como fuente de prueba todos los datos independientes al


proceso que se van incorporando a mismo a través de los distintos procedimientos
señalados para los medios de prueba en la ley adjetiva penal.

Pueden ser entonces considerados como fuentes de prueba, entre otros, las
circunstancias o características de la cosa inspeccionada por el Juez, los
documentos y su contenido, las declaraciones de las partes, los testigos o las
víctimas, así como la prueba pericial (Palacio, 2000).

2.7. Requisitos de la prueba

Son requisitos de la prueba, los que se refieren a su pertinencia, utilidad y


admisibilidad, a la forma de su incorporación y diligenciamiento, así como de su
valoración.
28

2.7.1. Pertinencia y utilidad

La pertinencia de la prueba se refiere a la adecuación de los medios de


prueba incorporados al proceso a los hechos concretos que se pretenden dilucidar y
la utilidad a la aptitud o idoneidad para generar la convicción judicial (Palacio, 2000).

El Código Procesal Penal guatemalteco se refiere a la pertinencia y utilidad de


los medios de prueba en el artículo 183 ya citado que indica: “Un medio de prueba,
para ser admitido, debe referirse directa o indirectamente, al objeto de la
averiguación y ser útil para el descubrimiento de la verdad…”. Si bien es cierto, no
refiere cuales medios de prueba deben ser considerados o no pertinentes y útiles,
debido que resultaría inútil su enumeración en base a la libertad de prueba, si
especifica claramente que los mismos deben referirse directamente al hecho que con
ellos se pretende probar.

2.7.2. Admisibilidad

A diferencia de la pertinencia y utilidad de la prueba que se refiere a la relación


y utilidad que el medio de prueba tendrá con los hechos que se juzgan, la
admisibilidad de la prueba se refiere a la legalidad de la misma, lo cual contempla la
forma de practicarla, la forma y tiempo de su ofrecimiento y su incorporación al
proceso.

En relación al anterior, el Código Procesal Penal taxativamente impone una


limitación a la libertado probatoria en cuanto a su admisibilidad al indicar en el
artículo 182 referente a la libertad de prueba, que regirán las limitaciones de la ley
relativas al estado civil de las personas, estableciendo que dicho estado civil, se
probará únicamente a través de las constancias extendidas por el Registro Civil y
será este, el único medio admisible.
29

Serán a su vez también inadmisibles los medios de prueba que afecten la


moral y dignidad humana o sean incompatibles con el ordenamiento jurídico vigente
del país (Palacio, 2000).

Asimismo, serán inadmisibles los medios de prueba testimoniales que hayan


sido obtenidos a través de la tortura o cualquier práctica cruel, inhumana o
degradante.

2.7.3. Regla de exclusión probatoria

A pesar de que en la incorporación de la prueba al proceso se hayan


observado los extremos relacionados a la admisibilidad, pertinencia y utilidad, existen
ciertos medios de prueba que por mandato legal serán excluidos del mismo como
fundamento de las resoluciones. Esta exclusión se da por ejemplo por la prueba
admisible, pertinente y útil obtenida en un allanamiento ilegal, una escucha telefónica
ilegítima o confesión obtenida a través de tortura, ya que aunque pudiera tener valor
probatorio, riñe directamente con las garantías constitucionales inherentes a todo
ciudadano. Esto se debe a que es evidente que el Estado no podría valerse de
pruebas obtenidas quebrantando las reglas que el mismo ha impuesto, a través de
las cuales se protegen los derechos de los ciudadanos (Palacio, 2000).

Se entiende como regla de exclusión entonces al hecho de prescindir de un


medio de prueba obtenida en violación a las garantías constitucionales del imputado.
Capítulo III

3. La actividad probatoria y los sistemas de valoración de


la prueba

Parte esencial de la prueba y su actividad, es sin duda la forma en que esta


será valorada por parte del funcionario ante la cual sea sometida, para adoptar la
decisión que resolverá el asunto puesto a su conocimiento. Durante épocas y
períodos de la historia, se ha influenciado al proceso penal y a la forma en que se
valora la prueba que se incorpora al mismo, concediendo en ocasiones más libertad
a los juzgadores y restringiendo la misma en otras.

Al final de cuentas, será la forma en que la prueba sea valorada y la forma en


que influyen los prejuicios, experiencias, creencias e ideología del Juez, la que
determine el resultado del caso. En tal sentido, se han desarrollado distintos
sistemas de valoración de prueba, los cuales es necesario entender su forma de
aplicación, especialmente, el utilizado en nuestro sistema legal.

3.1. Actividad probatoria

El concepto “actividad probatoria” se refiere a la actividad de los sujetos


procesales dentro del juicio que tiene como objeto la producción, recepción y
valoración de los elementos de prueba presentados para el esclarecimiento del
hecho e individualización de los sujetos. Este concepto deviene de la importancia
que tiene la prueba como el único medio legítimo e idóneo para el descubrimiento de
la verdad real.

30
31

Por imperativo legal, la actividad probatoria está a cargo del Estado a través
de la fiscalía como titular de la acción criminal, tal como lo establece el artículo 107
del Código Procesal Penal que establece que el ejercicio de la acción penal
corresponde al Ministerio Público como órgano auxiliar de la administración de
justicia.

No obstante lo anterior, los demás sujetos procesales, sindicado, querellante,


tercero civilmente demandado, pueden aportar sus medios de prueba en lo que a sus
pretensiones se refiere (Cafferata Nores, 1998).

3.2. Medios coercitivos

A pesar de la naturaleza acusatoria del proceso penal guatemalteco, la ley


adjetiva de la materia prevé casos en los que es necesario imponer restricciones a
los derechos personales del imputado, con el objeto de asegurar el resultado del
proceso y sobre todo que no se interfiera en la producción de la prueba necesaria
para el esclarecimiento del hecho.

Tales restricciones personales se encuentran contenidas en la ley procesal,


las cuales van desde la prohibición de salir del territorio de la república, hasta la
restricción de la libertad personal cuando se presuma que existe un peligro de fuga
por parte del imputado con el fin de eludir la acción penal.

La formas de coerción accesoria deberán ser aplicadas únicamente en la


medida en que sean indispensables para el descubrimiento de la verdad y deben ser
interpretadas siempre de manera restrictiva (Cafferata Nores, 1998).
32

3.3. Exclusión de la carga de la prueba

A diferencia del proceso civil en donde las partes ostentan la carga de la


prueba y se ven obligadas probar lo que afirman, tal como lo indica el artículo 126 del
Código Procesal Civil y Mercantil al indicar: “Las partes tienen la carga de demostrar
sus respectivas proposiciones de hecho. Quien pretende algo ha de probar los
hechos constitutivos de su pretensión…”, en el proceso penal no aplica dicho
fundamento, en virtud del principio de presunción de inocencia, el cual es de rango
constitucional y que impone al Estado la obligación, a través del Ministerio Público
demostrar la responsabilidad penal del imputado. Cabe mencionar, que el órgano
investigador, por imperativo legal y en base al principio de objetividad que lo rige,
tiene también la obligación de investigar los extremos eximentes o atenuantes de
responsabilidad del imputado, según lo estipulado en el artículo 108 del Código
Procesal Penal que ordena que la fiscalía se debe adecuar a un criterio objetivo.

3.4. Etapas de la presentación de la prueba

La actividad probatoria se compone de tres etapas: a) proposición; b)


recepción; y c) valoración.

3.4.1. Proposición

La proposición consiste en la solicitud que hace tanto el Ministerio Público


como los demás sujetos procesales ante el tribunal para que se reciban los medios
de prueba que cada uno presenta. Los alcances de esta etapa varía según el
momento procesal en que se ejerza.

Durante la etapa preparatoria o de instrucción, tanto la fiscalía como las


demás partes pueden proponer que se lleven a cabo distintas diligencias, toda vez
estas revistan la calidad de pertinentes y útiles para el descubrimiento de la verdad y
33

cuenten con la debida autorización judicial. Es así como, por ejemplo, el querellante,
en su función de coadyuvar a la investigación realizada por el Ministerio Público,
podrá proponer la realización de cualquier medio de investigación que sirva para tal
fin, así como el imputado con el objeto de ejercer su defensa técnica y material.

Posteriormente, durante la etapa intermedia, al tenor de lo que establece el


artículo 343 del Código Procesal Penal las partes adquieren el derecho de ofrecer la
prueba para el juicio. En esta etapa, los medios de prueba que se pretende que se
conozcan en juicio deberán ser ofrecidos con las formalidades y tiempo que señala la
norma, debiendo ser excluidas las abundantes o impertinentes.

Es importante apuntar que siempre deberá regir el principio de comunidad de


la prueba, que consiste en que al momento de que un medio de prueba es ofrecido
por alguna de las partes, deja de pertenecer al oferente y pasa a ser parte del
proceso, por ende, en control de las partes, ya no siendo posible que quien la ofrece
renuncie a la misma sin la anuencia de los demás sujetos procesales.

3.4.2. Recepción

La etapa de recepción se lleva a cabo ya en el juicio oral y público, cuando el


Tribunal de Sentencia entra en contacto con el medio de prueba, posibilitando el
efectivo ingreso en el proceso del dato probatorio que surja de su realización
(Cafferata Nores, 1998).

Al igual que en la etapa de proposición, la recepción de la prueba surtirá


distintos efectos según la fase del proceso en que se lleve a cabo. De tal manera que
durante la fase preparatoria o de instrucción, el juez contralor deberá realizar a
petición del Ministerio Público y de las partes las diligencias probatorias necesarias
para el descubrimiento de la verdad. De las mismas quedará constancia en acta,
cuyo único objeto será el de fundamentar la acusación, ya que dichos medios de
prueba deberán ser reproducidos en el juicio.
34

Es importante hacer ver que existen ciertos procesos en los que se podrá
incorporar medios de investigación sin el conocimiento de los defensores, debido a
que la ley permite, como en los asuntos de lavado de dinero, que la investigación se
lleve a cabo bajo reserva, toda vez estos medios de prueba no sean definitivos o
irreproducibles, de lo contrario, deberá dársele participación plena a todos los sujetos
procesales.

Cosa distinta sucede en la etapa del juicio oral y público en el que solo se
recibirán los medios de prueba ofrecidos oportunamente al tenor de lo que establece
el artículo 343 del Código Procesal Penal. Sin embargo, a pesar de lo anterior, el
Tribunal de Sentencia, con el objeto de averiguar de la verdad, podrá, aún de oficio,
ordenar la recepción de nuevos medios de prueba cuando resulten indispensables o
manifiestamente útiles para alcanzar dicho fin, según lo estipula el artículo 381 del
Código Procesal Penal al indicar: “El tribunal podrá ordenar, aún de oficio, la
recepción de nuevos medios de prueba, si en el curso del debate resultaren
indispensables o manifiestamente útiles para esclarecer la verdad…”

3.4.3. Valoración

La valoración es la operación intelectual realizada por el Juez de sentencia,


cuyo objeto es establecer la eficacia de convicción de los medios de prueba
diligenciados durante el debate. Determina su verdadera utilidad en cuanto a la
averiguación de la verdad.

Esta es una tarea exclusiva del órgano jurisdiccional que conoció del caso,
quien tendrá que motivar las resoluciones que dicte dentro del proceso. Sin embargo,
los sujetos procesales tienen también oportunidad de participar en la valoración de
los medios de prueba en el transcurso del proceso. Así pues durante la etapa
preparatoria o de instrucción, podrán ameritar los medios de investigación que cada
uno aporta, con el objeto de demostrar que los mismos son suficientes para la
35

elevación del proceso a juicio, o de que los mismos no lo son, según el caso. Por
aparte, en la etapa del juicio oral, todos los sujetos valorarán los medios de prueba,
ya sea con la intención de evidenciar su eficacia y así provocar la certeza necesaria
para obtener una condena, o por el contrario, que los mismos no son idóneos con el
fin de obtener una absolución (Cafferata Nores, 1998).

3.5. Sistemas de valoración de la prueba

Los sistemas utilizados para la valoración de la prueba son tres: a) prueba


legal o tasada; b) íntima convicción; y c) libre convicción o sana crítica razonada o
racional. Estos tres sistemas presentan diversos grados y formas de combinar la
relación entre el ciudadano y el Estado en la función de administración de justicia
(Vivas Ussher, 1999).

Cada sistema de valoración de prueba puede ser tomado en cuenta como un


subsistema de cada sistema procesal, inquisitivo, acusatorio o mixto. En este
sentido, Gustavo Vivas Ussher refiere: “…todo sistema requiere que quienes lo
operan (operadores) interactúen entre ellos hasta obtener una conclusión provisoria
o definitiva que es enunciada por uno de esos operadores, y que, para nuestro caso,
se refiere a la voluntad jurisdiccional integrada por el Tribunal de juicio (sentencia),
que es el último y preeminente operador jurídico para la determinación de la
plataforma fáctica a la que se le enlaza una consecuencia jurídica ratificatoria del
estado de inocencia o demoledora de él, según se declare culpable o no culpable al
acusado, y en consecuencia, desechando o haciendo lugar a la pretensión punitiva
del querellante, y todo ello como emergente procesal de la jurisdiccionalidad.” (Vivas
Ussher, 1999).
36

3.5.1. Prueba legal o tasada

El sistema de prueba legal o tasada, es el característico del sistema


inquisitivo. En este, se otorga todo el poder al Juez, con una casi nula intervención
de los demás sujetos procesales y es la ley procesal quien prefija la eficacia
conviccional de cada elemento de prueba, estableciendo bajo qué condiciones el
Juez debe estar convencido o no de los hechos, aunque íntimamente no lo esté
(Vivas Ussher, 1999).

En este sistema es el legislador el que, partiendo de supuestos determinados,


fija de modo abstracto la manera de apreciar determinados elementos de decisión,
separando ésta operación lógica de aquellas que el juez debía realizar libremente por
su cuenta.

Esta forma de valoración de la prueba data de épocas de poca libertad


política, por ende de libertad judicial. Actualmente en Guatemala, es el sistema de
valoración utilizado en los juicios de conocimiento civiles, sin embargo, no tendría
mayor aplicación en el proceso penal, ante la necesidad de lograr el fin del mismo, el
descubrimiento de la verdad.

3.5.2. Íntima convicción

Contrario al sistema de prueba legal, el sistema de íntima convicción no


establece ninguna regla para la valoración de los medios de prueba. El juzgador de
los hechos es un jurado popular con carácter de cuerpo colegiado integrado por
ciudadanos pares del imputado y de la víctima. El jurado actuará según su leal saber
y entender, logrando la convicción, sin que exista la obligación de explicar o motivar
los fundamentos de la decisión que al final adopte (Vivas Ussher, 1999).

El Juez o jurado, es libre de convencerse según su íntimo parecer de la


existencia o inexistencia de los hechos puestos en su conocimiento. Sin embargo, a
37

pesar de tener una ventaja sobre el sistema de prueba legal o tasada, adolece del
problema de no exigir, como ya se mencionó, que los fallos sean fundamentados, sin
que esto signifique una autorización para sustituir la prueba por el arbitrio, ni producir
veredictos irracionales, sino un acto de confianza connatural a todos los hombres
(Cafferata Nores, 1998).

3.5.3. Libre convicción o sana crítica razonada

Este es sistema el utilizado en el proceso penal guatemalteco. Es así como el


Código Procesal Penal, a referirse al sistema de valoración de la prueba, indica en el
artículo 186: “…Los elementos de prueba así incorporados se valorarán, conforme el
sistema de la sana crítica razonada, no pudiendo someterse a otras limitaciones
legales que no sean las expresamente previstas en este Código.” Asimismo, el
artículo 385 del mismo código: “Para la deliberación y votación, el tribunal apreciará
la prueba según las reglas de la sana crítica razonada…”

Al igual que el de íntima convicción, este sistema provee de más libertad de


convencimiento a los jueces, pero con la clara diferencia que los mismos deberán
explicar los fundamentos a través de los cuales llegaron a su convencimiento, tal
como lo indica el artículo 11 bis del Código Procesal Penal que expresa que: “Los
autos y las sentencias contendrán una clara y precisa fundamentación de la
decisión, su ausencia constituye un defecto absoluto de forma. La fundamentación
expresará los motivos de hecho y de derecho en que se basare la decisión, así como
la indicación del valor que se le hubiere asignado a los medios de prueba…”

Normalmente en este sistema, el Tribunal es un Juez técnico, ya sea


unipersonal o colegiado, con funciones permanentes y una serie de garantías más
para quien ocupa el cargo para posibilitar su independencia respecto de los otros
poderes estatales o privados (Vivas Ussher, 1999).
38

Sin bien es cierto, en este sistema no se exigen límites a las posibilidades del
Juez para convencerse y le otorga una amplia libertad, la misma tiene una limitante
en cuanto a las reglas de la lógica, la psicología y de la experiencia común, y es que
tradicionalmente se ha sostenido que el estado de convicción y su fundamentación
consecuente debe obtenerse respetando la recta razón. Dichas reglas pueden
sintetizarse en dos: las pertenecientes a las ciencias formales y las ciencias
empíricas. Asimismo, en la lógica se aceptan los principios de: identidad, no
contradicción, tercero excluido y razón suficiente. En tal virtud, el juzgador deberá
ajustarse en todo momento a las reglas de la lógica, a las máximas de la experiencia
y a los conocimientos científicos, de ahí que necesariamente tenga la obligación de
exteriorizar el razonamiento probatorio empleado, plasmándolo en el texto de la
sentencia como única forma de controlar su racionalidad y coherencia. La motivación
fáctica de la sentencia permite constatar que la libertad de ponderación de la prueba
ha sido utilizada de forma correcta, adecuada y que no ha generado en arbitrariedad.
Únicamente cuando la convicción sea fruto de un proceso mental razonado podrá
plasmarse dicho razonamiento en la sentencia mediante motivación.

La motivación de la sentencia, permitirá ejercer un control de logicidad y


racionalidad sobre la valoración realizada por el juzgador, por medio de los medios
de impugnación como el recurso de casación y el procedimiento de revisión de
sentencia, caso contrario el control sería ineficaz o inútil.

La motivación de la sentencia implica un procedimiento de exteriorización del


razonamiento sobre la eficacia o fuerza probatoria acreditada a cada elemento
probatorio y su incidencia en los hechos probados.

Es importante señalar, que a diferencia de la lógica y la psicología como


ciencias formales, las reglas de la experiencia común no se encuentran compiladas
en ningún manual o instructivo, simplemente se alude a ellas como conocimientos
surgidos de las ciencias empíricas que son aceptados por el común de los hombres
sin exigir un conocimiento especializado (Vivas Ussher, 1999).
CAPÍTULO IV

4. Los Actos Introductorios como Medios de Prueba en el


Proceso Penal

Una vez analizados los actos introductorios, así como la prueba en todos sus
aspectos, es necesario analizar si ambos son compatibles y si al incorporar aquellos
como medios de prueba, se incurre en ilegalidad y violación de derechos
constitucionales del sindicado.

En base a lo anterior, se presenta el siguiente análisis:

4.1. Los actos introductorios como medios de prueba

Luego de hacer un análisis sobre los actos introductorios al proceso penal y la


actividad probatoria dentro del mismo, resulta conveniente determinar la naturaleza
jurídica y función de los mismos y si estos, en determinado momento reúnen, de
acuerdo a la doctrina y la ley, las características y calidades necesarias para ser
considerados medios de prueba ante la carencia de medios de investigación que
hayan surgido como resultado de la investigación realizada por el Ministerio Público y
los aportes de medios de investigación de los demás sujetos procesales en la etapa
preparatoria o de instrucción del proceso proporcionan de acuerdo a su función, en
cuanto a su objetividad, legalidad, relevancia y pertinencia, así como si reúnen los
requisitos para que puedan ser utilizados para tal fin.

Asimismo, independientemente su naturaleza y función, es necesario poner


especial énfasis en la legalidad o licitud de los actos introductorios como medios de
prueba, ya que como se apuntó en capítulos anteriores, la prueba en el proceso
penal debe cumplir por una serie de atribuciones, requisitos y formas, para ser
incorporada y valorada, con el objeto, entre otros, de garantizar la objetividad y
39
40

veracidad de la misma y así poder alcanzar de forma más precisa el descubrimiento


de la verdad histórica y material del hecho, como fin primordial del proceso penal.

Y es así como surge la interrogante de si ante la carencia de medios de


prueba que destruyan la presunción de inocencia del imputado, el Ministerio Público,
en base al principio de objetividad que lo rige, debe solicitar el sobreseimiento de la
causa, o puede y debe valerse de la noticia criminal para impulsarla como medio de
prueba y que la misma sea conocida en fase de juicio en donde el Tribunal de
Sentencia dispondrá sobre el valor probatorio que le concederá y si formará la
convicción suficiente para influenciar o determinar la decisión judicial.

Como lo apunta Jacobo López Barja de Quiroga: “No es cuestión pacífica en


la doctrina el conocer cuál debe ser el valor que se asigna a las diligencias
practicadas por la policía judicial. Tampoco la jurisprudencia de estos últimos tiempos
es absolutamente unánime. Existen discrepancias y, en consecuencia, vaivenes…”
(López Barja de Quiroga, 1999). Particularmente, el autor refiere como diligencias de
la policía judicial, el acto a través del cual se pone en conocimiento de los órganos
jurisdiccionales la comisión de un hecho punible, lo cual es aplicable en nuestro
sistema a los otros actos introductorios a los que se hace referencia en capítulos
anteriores.

En Guatemala, darle este uso a los actos introductorios es una práctica común
tanto de la fiscalía, como de varios órganos jurisdiccionales, que ante la imposibilidad
de poder probar los hechos imputados a un sujeto mediante de medios de
investigación oportunos en el plazo legal, recurren a esta práctica, utilizando como
fundamento el artículo 182 del Código Procesal Penal que se refiere a la libertad de
prueba y el cual indica: “Se podrán probar todos los hechos y circunstancias de
interés para la correcta solución del caso por cualquier medio de prueba permitido…”
y hace relación a una sola limitación al indicar: “…Regirán, en especial, las
limitaciones de la ley relativas al estado civil de las personas.” Al no haber una
prohibición expresa o al menos una delimitación de que actos o medios no son
41

admisibles, la norma es interpretada de forma extensiva, dando cabida entonces, a


que se utilice para probar la tesis acusatoria, la noticia criminal, lo cual podría violar
derechos constitucionales individuales de suma relevancia, como los son el de
presunción de inocencia y defensa, tal como se verá más adelante.

Ejemplo de lo anterior, se encuentra la sentencia de fecha trece de septiembre


de dos mil trece, en la que un Tribunal de Sentencia valora y condena al imputado
del delito de Lavado de Dinero u Otros Activos en base a la denuncia presentada por
la Intendencia de Verificación Especial, la cual sirvió como único fundamento para la
decisión judicial, ante la deficiencia de la investigación realizada por el Ministerio
Público, quien se basó únicamente en la noticia criminal para persecución de la
causa. En dicha sentencia el Tribunal apunta: “…C) PRUEBA DOCUMENTAL:---------
1. Denuncia presentada por la Licenciada XXXXXX, Intendente de Verificación
Especial de la Superintendencia de Bancos. VALORACION: Se el otorga valor
probatorio a estos documentos que no es solo la denuncia sino que se acompañan
todas las boletas de soporte de los depósitos y retiros que se realizaron en la cuenta
de Depósitos a la Vista Guardadito a nombre del acusado XXXXX, la denuncia tiene
sustento legal ya que es la Intendencia de Verificación Especial que por imperativo
previsto en la Ley Contra el Lavado de Dinero y otros Activos a quien compete
realizar este tipo de denuncias, con estos documentos se acredita todo el movimiento
de depósito y retiros operados en la cuenta aperturada en Banco Azteca a nombre
del acusado, la cual tiene el número que se indica en la acusación, además se
acreditan las remesas recibidas por el acusado y las que el mismo acusado envió tal
y como se propuso en la acusación, estos son documentos irrefutables que hacen
prueba de la propuesta acusatoria sobre las transacciones de tipo financiero
Bancario que se registran a nombre del acusado; la defensa del acusado en sus
conclusiones refutó la validez probatoria de este documento argumentando
que el mismo es ilegal por tratarse de la denuncia, no obstante el Tribunal
estima que las pruebas inadmisibles solo las que se indican en el artículo 183
del Código Procesal, y dentro de ellas no aparece circunstancia relacionada a
la denuncia, sumado a que el Artículo 364 del mismo cuerpo normativo
42

numeral 3) contempla la denuncia como un documento que puede ser


incorporado por su lectura, por lo que tanto esta norma es precisa y no ofrece
ninguna duda sobre la legalidad de la incorporación de la denuncia como
prueba documental.-” (Tribunal Cuarto de Sentencia Penal, Narcoactividad y
Delitos contra el Ambiente de Guatemala, 2013).

Del análisis del extracto de la sentencia que se presenta se determinan varios


aspectos a tomar en cuenta. En su razonamiento, el Tribunal de Sentencia indica que
le da valor probatorio a la denuncia, toda vez que se acompañan a la misma las
respectivas boletas de soporte y retiros que se realizaron de una cuenta de depósitos
a la vista. Se considera que bajo ninguna circunstancia esto puede ser motivo para
fundar dicha valoración, toda vez, que precisamente esos documentos acompañados
a la noticia criminal, serán los que den la pauta a una investigación por parte del
Ministerio Público en base a la objetividad de la cual debe estar revestido, o sea, no
tomarlos como ciertos, sino iniciar una investigación que arroje al final un resultado
serio, fundamentado y consecuente con lo denunciado, especialmente, tomando en
cuenta que quien denuncia carece de objetividad y en dicho documento no se
aprecian circunstancias eximentes o atenuantes y mucho menos pruebas de
descargo, las cuales la fiscalía está obligada a investigar.

Por otro lado indica que es facultad de la Intendencia de Verificación Especial


hacer este tipo de denuncias. Este enunciado no tiene ninguna relación con el hecho
de que lo que denuncia debe ser tomado como un inicio como cierto y que su noticia
reviste el carácter de prueba y deba ser valorada como tal. De lo contrario, igual caso
sería que en la materia que le compete, a la Superintendencia de Administración
Tributaria como ente encargado de denunciar los ilícitos cometidos en contra del
orden tributario del país, se le aceptaran las denuncias como medios de prueba
eximiendo al Ministerio Público de la obligación de investigar y condenado al
contribuyente en base a lo afirmado por la denunciante.
43

Más adelante el Tribunal afirma que en el artículo 183 del Código Procesal
Penal no aparece la prohibición de que la denuncia sea considerada como medio de
prueba, refiriéndose tácitamente a la libertad de prueba y haciendo de esta una
interpretación extensiva, para finalmente hacer relación también al artículo 364
numeral 2) del mismo código, en cuanto a la incorporación de la denuncia al debate,
sin tomar en cuenta que esa norma se refiere a la lectura del documento cuando se
aluda a la misma y no a su admisibilidad como medio de prueba.

Lo anterior refleja la tendencia actual del proceso penal hacia la libertad de


prueba o freedom of proof que debe imponer límites a la incorporación de prueba
ilegal o ilícita, la cual debe ser excluida del proceso. La exclusión de la prueba ilícita
supone la imposibilidad de admitirla y valorarla; o sea, su inutilizabilidad en el
proceso, léase su nulidad. Pero la prueba ilícita es solo un supuesto particular de
prueba nula, porque nula puede ser también la prueba obtenida vulnerando otras
reglas legales de formación y adquisición de la prueba (Ferrer Beltrán, Gascón
Abellán, González Lagier, & Taruffo, 2006).

Por otro lado, también el Código Procesal Penal al hacer referencia a la


prueba inadmisible en el artículo 183 indica: “Un medio de prueba, para ser admitido,
debe referirse directa o indirectamente, al objeto de la averiguación y ser útil para el
descubrimiento de la verdad. Los tribunales podrán limitar los medios de prueba
ofrecidos para demostrar un hecho o una circunstancia, cuando resulte
manifiestamente abundantes. Son inadmisibles, en especial, los elementos de
prueba obtenidos por un medio prohibido, tales como la tortura, la indebida
intromisión en la intimidad del domicilio o residencia, la correspondencia, las
comunicaciones, los papeles y los archivos privados.” Sin duda, esta norma, de
forma muy general, delimita las causas por los cuales ciertos medios de prueba no
podrán ser admitidos, principalmente en cuanto a su utilidad y los obtenidos a través
de medios que violan derechos fundamentales de los individuos, pero no hace más
referencia a la legalidad de otros medios de prueba, su objetividad y a la forma de
incorporación de los mismos.
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En tal sentido, se considera que el concepto de “libertad de prueba” y la norma


que lo estipula, deben ser delimitados y restringidos, no con el ánimo de reducir las
posibilidades de probar los hechos y descubrir la verdad, sino con el de velar por la
objetividad y sobre todo la legalidad de la prueba que se incorpora al proceso y
eventualmente determinará la situación jurídica del individuo sometido a un proceso
penal. El esclarecimiento de hechos punibles no sujeto a límite alguno entrañaría el
peligro de destruir muchos valores colectivos e individuales. Por ello, la averiguación
de la verdad no es un valor absoluto en el procedimiento penal; antes, el propio
proceso está impregnado por las jerarquías éticas y jurídicas del Estado (Roxin,
2000).

En relación a lo anterior, y en base al análisis realizado tanto de los actos


introductorios al proceso penal, como de la prueba en general, se considera que la
naturaleza de aquellos es únicamente la de poner en conocimiento de las
autoridades competentes la comisión de un hecho que puede ser calificado de
punible y que es susceptible de ser investigado con el objeto de que, luego de dicha
investigación en donde se incorporen los medios de investigación pertinentes, útiles y
necesarios, se arribe al descubrimiento tanto de la verdad real como material y así se
pueda individualizar al verdadero autor del hecho y deducírsele las responsabilidades
penales que le correspondan. Sin embargo, debido al modo en que estos son
presentados en cuanto a la poca formalidad, objetividad y carencia de elementos de
convicción, solo pueden servir como el vehículo que de inicio a un proceso de
investigación y bajo ninguna circunstancia como medios de prueba que en los que en
determinado momento se pueda basar las decisiones judiciales temporales o
definitivas, de lo contrario, tendrían que ser calificados como prueba ilícita, ya que
aceptarlos viola implícitamente derechos constitucionales de los ciudadanos.

La prohibición de prueba ilícita por lo general no requiere de regulación


legislativa expresa, como en el caso de Guatemala en el que la ley adjetiva no la
delimita, sino que deriva directamente de la Constitución Política de la República por
45

la posición preferente de los derechos fundamentales en el ordenamiento y su


condición de inviolables. En tal sentido, la regla de exclusión de la prueba ilícita
deriva de la Constitución porque el objeto de esta es la protección del pueblo contra
las actuaciones arbitrarias (Ferrer Beltrán, Gascón Abellán, González Lagier, &
Taruffo, 2006). Sin embargo, ante la discusión actual en relación al valor que se les
debe otorgar a los actos introductorios por las razones ya expuestas, se considera la
necesidad de ampliar la norma contenida en el artículo 183 del Código Procesal
Penal, en el sentido de que se incluya como prueba inadmisible a estos actos.

4.2. La presunción de inocencia y los actos introductorios como medios de


prueba

Sin duda alguna, uno de los principios pilares del sistema acusatorio es la
presunción de inocencia del ciudadano que ha sido sindicado de la comisión de un
delito, que informa la actividad jurisdiccional como regla probatoria y como elemento
fundamental del derecho de un juicio justo (Aguilar García, 2013).

Al respecto, Ana Dulce Aguilar García, al citar a Julio Maier indica en cuanto la
consecuencia que tiene la presunción de inocencia dentro del proceso penal: “El
imputado goza de la misma situación jurídica que un inocente. Se trata en verdad de
un punto de partida político que asume –o debe asumir- la ley de enjuiciamiento
penal en un Estado de Derecho, punto de partida que constituyó, en su momento, la
reacción contra una manera de perseguir penalmente que, precisamente, partía
desde el extremo contrario. El principio no afirma que el imputado sea, en verdad,
inocente, sino, antes bien, que no puede ser considerado culpable hasta la decisión
que pone fin al procedimiento, condenándolo.” (Aguilar García, 2013).

En tal sentido, la Constitución Política de la República en su artículo 14 indica:


“Toda persona es inocente, mientras no se le haya declarado responsable
judicialmente, en sentencia debidamente ejecutoriada…” En base a lo anterior, se
puede afirmar que la presunción de inocencia es un derecho del cual está revestido
46

todo ciudadano y el cual, frente a la sindicación de un delito, tiene que ser destruido
por la parte acusadora, quien deberá probar la supuesta culpabilidad por medio del
proceso penal, a través de los medios de investigación que incorpore.

La presunción de inocencia, es un presunción iuris tantum, ya que admite


prueba en contrario. Por lo tanto, un juez no puede condenar cuando la culpabilidad
no ha sido verificada más allá de la duda razonable, o sea, cuando los órganos de
persecución penal no han podido destruir la situación de inocencia, construida de
antemano por la ley (Aguilar García, 2013).

La presunción de inocencia consta de dos elementos fundamentales; el


primero, en cuanto a la presunción de inocencia como regla probatoria y el segundo,
como principio indubio pro reo.

En el primer aspecto, la presunción de inocencia es una regla que impone la


carga de la prueba a quien acusa, léase al Ministerio Público. En relación a esta
regla de la carga de la prueba, se afirma que la misma se encuentra orientada al
resultado del proceso, ya que tanto el Ministerio Público como los jueces, deben
estar abiertos a los medios de prueba incorporados durante el juicio, los cuales
pueden cambiar su opinión sobre la culpabilidad del acusado.

En relación al segundo aspecto del indubio pro reo o absolución en caso de de


duda, el cual tiene sus orígenes en el Derecho Romano republicano y el Derecho
Canónico, desempeña un papel principal en la sentencia, o sea, en la valoración de
los medios de prueba, ya que según apunta Maier, citado por Aguilar García en
cuanto al contenido de tal principio: “es la exigencia de que la sentencia de condena,
y por ende, la aplicación de una pena sólo puede estar fundada en la certeza del
tribunal que falla acerca de la existencia de un hecho punible.” (Aguilar García,
2013). Es de suma importancia resaltar que la cita anterior se refiere a la certeza y
no a la probabilidad, ya que esta última en su fase positiva, facilita que durante la
fase preparatoria sean posibles ciertas decisiones judiciales, que pueden afectar,
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pero no desbaratar la presunción de inocencia, tales como la imputación o el auto de


prisión preventiva.

Resulta evidente entonces, que la labor de destruir la presunción de inocencia


del imputado recae sobre el Ministerio Público, teniendo como única forma de
alcanzar este propósito, el aporte de medios de investigación serios y objetivos, que
revistan todas las características de un medio de prueba legal, tanto en su obtención,
como en su incorporación y bajo ningún aspecto, incorporar una noticia criminal que
carece de las características ya indicadas.

En consecuencia, el hecho de aceptar como medio de prueba a los actos


introductorios, constituye una flagrante violación a la presunción de inocencia, ya que
se están tomando como ciertos los hechos puestos en conocimiento de las
autoridades y sin una investigación objetiva, formal y seria, se condena al imputado.
En tal sentido, se considera que ante la imposibilidad del Ministerio Público de probar
los hechos, debe el mismo solicitar el sobreseimiento de la causa, en vez de utilizar
estos actos para pretender probar hechos inciertos, en una abierta violación también
al principio de investigación, en el cual la fiscalía está obligada a practicar las
investigaciones en consecuencia de todo hecho punible y perseguible, en tanto
existan indicios materiales suficientes; si las investigaciones ofrecen motivos
suficientes para ello, debe promover también la acusación. Junto al monopolio de la
acusación, se coloca la obligación de perseguir y de acusar (Roxin, 2000).

4.3. El derecho de defensa y los actos introductorios como medios de


prueba

Al igual que la presunción de inocencia contenida en la Constitución Política


de la República, el derecho de defensa es uno de los derechos individuales de
primera generación, consistentes en garantías constitucionales concedidas a los
habitantes del Estado, establecidos como el conjunto de derechos que no se pueden
privar al individuo como tal (Prado, 2005).
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Tomar como base de la acusación el acto introductorio que dio inicio a la


causa, supondría también una violación al derecho de defensa contenido en el
artículo 12 constitucional, el cual reza: “La defensa de la persona y sus derechos son
inviolables. Nadie podrá ser condenado, ni privado de sus derechos, sin haber sido
citado, oído y vencido en proceso legal ante juez o tribunal competente y
preestablecido…”

Quiere decir que la fiscalía basaría su acusación en la noticia criminal y se


abstendría de producir nuevos medios de investigación que arrojarían en
determinado momento eximentes o causas atenuantes, así como contradicciones en
su tesis. También imposibilitaría el trabajo de los defensores para presentar pruebas
de descargo y que estas sean tomadas en cuenta para poder adoptar la decisión
judicial.

Como se ha apuntado con anterioridad, el proceso penal guatemalteco tiende


a la protección de los derechos y garantías constitucionales de los ciudadanos y esto
supone que la acusación a través de la cual se pretende destruir la inocencia de un
sindicado, tiene que estar sujeta a distintos medios de control por parte de los sujetos
procesales, quienes deben tener la capacidad de participar activamente de la
investigación, proponiendo medios de prueba que el Ministerio Público se verá
obligado a tomar en cuenta.

En conclusión, se afirma que, el hecho de basar una acusación y posterior


juicio únicamente en un documento carente de objetividad y de desarrollo de
investigación vulnera el derecho de defensa del acusado, ya que no se aprecian
otras circunstancias que pueden abonar a comprobar su inocencia o al menos una
tesis acusatoria distinta.
CONCLUSIONES

1. Los actos introductorios al proceso penal constituyen la simple noticia criminal


que dará impulso a una investigación por parte del Ministerio Público como
ente titular de la persecución penal, quien deberá recabar todos los medios de
investigación tendientes a la averiguación material e histórica de los hechos
puestos en su conocimiento, como fin primordial del proceso penal, debiendo
hacerlo con objetividad, incluso si los mismos benefician al imputado.

2. Los actos introductorios al proceso penal no pueden ser usados como medios
de investigación en el proceso penal y en todo caso deben ser tomados como
medios de prueba ilícitos, ya que los mismos carecen de las cualidades de
pertinencia, utilidad y admisibilidad de los medios de prueba.

3. Darle validez a los actos introductorios como medios de prueba en el proceso


penal constituye una violación a los derechos constitucionales de presunción
de inocencia y derecho de defensa de los ciudadanos.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Aires, Argentina: Editories del Puerto s.r.l.

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Ministerio Público de la República de Guatemala.

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Mendoza, Argentina: Ediciones Jurídicas Cuyo.

 Vivas Ussher, G. (1999). Manual de Derecho Procesal Penal (Vol. 2). Córdoba:
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 Palacio, L. (2000). La Prueba en el Proceso Penal. Buenos Aires: Abeledo-Perrot.

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Ediciones Depalma.

 Ellero, P. (1994). De la certidumbre en los juicios criminales o tratado de la prueba


en materia penal (1a. edición argentina ed.). (L. ". Foro", Ed., & A. Posada, Trans.)
Buenos Aires.

 Ferrer Beltrán, J., Gascón Abellán, M., González Lagier, D., & Taruffo, M. (2006).
Estudios sobre la prueba (1a. edición ed.). México D.F.: Universidad Nacional
Autónoma de México.

 Sentencia, 01079-2012-00231 C-68-2013 (Tribunal Cuarto de Sentencia Penal,


Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Guatemala 13 de septiembre de
2013).

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 Aguilar García, A. (2013). Presunción de Inocencia. México, D.F.: Comisión Nacional


de los Derechos Humanos México.

 Prado, G. (2005). Derecho Constitucional. Cuarta. Guatemala: Editorial Praxis.

 Código Procesal Penal. (n.d.).

 Constitución Política de la República de Guatemala. (n.d.).

 Código Procesal Civil y Mercantil. (n.d.).


ANEXO
Sentencia, 01079-2012-00231 C-68-2013 (Tribunal Cuarto de Sentencia Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Guatemala 13 de septiembre de 2013).

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