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Cerna, José - Ruda
Cerna, José - Ruda
rr
L.
,t
Nof¿s de.la tradactor* al mglés
Más que poema, RudalRue es un viaje, una experiencia específica, localizadar peruana, limeña y a la vez
común, colectiva, compartida por muchas vidas urbanas contemporáneas. Mientras que RudalRus monta
a la lettora-pasajera en un micro-un mini-bus público de bajo costo-en Lima y la transporta por
la ciudad,
cualquiera que haya experimentado la fatiga de volver a casa en un vehículo urbano atestado reconoce
las sacudidas agota<ioras sobre caminos irregulares, el calor de cuerpos apretados, el hedor a comidas,
a gases y ventosi<lades, y los rostros extraños--sin embargo familiares-que pasen
entre las sombras ylalaz
que se desvanece.
El chofer se vuelve nuestro guía, ya que la voz poética regresa constantemente a su nuca, llevándonos por
una ruta obrera pobre de Lima' Podría ser cualquiera, pero el poeta sugiere que, en las notas que
acompañan
una edición previa (y qu* se incluyen aquí), el viaje empieza en la uitima cuadra de la avenida Abancay,
agarra una curva que pasa por una plaza dd toros (la Plaza de Acho), por encima del río
Rímac, por mercados
callejeros, y luego por las lomas de Acho y San Cristóbai, hacia la carretera que une las zonas
diversas de
San fuan de Lurigancho. El poema está repleto de referencias a Ia cultura popular peruana
que señalan la clase
social y ei trasfondo cultural de los pasajeros: el Cautivo de Ayabaca, estatua de Cristo del norte
de1 perú,
destino de mitres de peregrinos anuales, a qrrien se le atribuyen milagros de sanación; Ia (siempre dulce) imagen
de la virgen del Carmen; la Beatita (de Humay), uria milagrosa. cuyas fotos adornan 1os
espejos retrovisores
de los micros; las estampitas reiigiosas. Hitos de huaynos (baladas tradicionales
del área *airrr) y otras músicas
populares permean el pulso del poema. Un ramito de ruda que cuelga del retrovisor promete protección,
o capaz una pizca de suerte.
,9'
van aquí algunas refereucias, y el uso de algunas palabras en el castellano de1 Perú:
las escenas del texto acontecen en/desde un micro {autobús chico, repleto de gente y del cual la gente va subiendo
.y bajando), justo cuando éste, en Lima, deja la última cuadra de la avenida Abancay, y agarra la subidá en
curva del puente que da directamente a la Plaza de Acho; el rnicro cruza e1 puente isobre el rio Rímac),
atraviesa la zona de mercado calieiero frente al cerro y las lomas de Acho y San Cristóbal, y luego enrurnba
hacia la carretera que une todas las zonas de san )uan de Lurigancho (unó ¿e los distritos il.ooi de barria-
das y barrios populares de Lima); Abancay y Acho son dos de los lugares con más concentración de gente
y tránsi.to en el centro de Lirna
]osé Cerna nació en Chachapoyas, una ciudad en la Sierra Norte del Perú. Después de un largo período
de migración, durante su infancia y adolesceniia, por pueblos y ciudades dei norte del país, se estableció
en Lima, donde vivióhasta 1986, año en que emigró a los Estados Unidos. Ha publicado poemas en
revistas y periódicos, algunos de los cuales han sido incluidos en las más importantes antologías de
poesía de su país natal. Ruda es el primer texto que ha publicado en formato de libro. Se le considera
como parte de ia "generación del setenta", y ha sido miembro del Movirniento Hora Zero (de setiembre
de t97t a marzo de qlzl. En Lima hizo estudios de lingüística amerindia y en Estados Unidos rle
literatura y estudios latinoamericanos. Ha sido profesor de lingiiistica en la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos (Perú) y de literatura en la Universidad de Minnesota y en la Universidad de Texas-
Austin. Actualrnente es profesor de lingtiística hispánica y estudios latÍnoamericanos en Carleton College
(Minnesota).
Sabre la traductora
.9
váse encima lel aire esa música metálica
base su nuca
sosteniendo el propio puente que nús parte
llamas los cabellos que
la luz que ei cerro derrama 1es baña 1as caras
tfl.rilcas las testas
jala al agua la lengua en la garganta seca
el vaho agobia los k:rnos
pero ya viunos ya que ya ava.nua el carro
al pasar
viento encerrado e¡i escenario de fierrosy
qué habrá, pues, qué
qué puente la parte que
se nos parte el a1zua
atravesemos el humo qtte al otrc, iado hay flores
y sudamos y sukramos y ya suben
tallos que entre liantas se clavarr
suire eila su anca
y avanza jalando 1o:; bultos ",J
,i
oyes talvez alrí córno
sierr entre lornas
retumba rni cabeza
.9
vásti la nuca
trozando la luz
al puente suda su frente
se desprende
se disuelve en las gargantas
dolor aderntro de los tiuesos
cada que en seso se para
y en cada cara se arrna
una pempa donde las caras se alborotan
cuánta anretadera
dice la joven
envuelta ya en manchas
hasta mi pecho por esos fi,erros vie:nes
vienes, a ver si recuerdo
ei nombre dei remedio ese que te alivia los pulmo:res
que quizás ni se pueda ni baiar
pero no
n0 se caei sólo está
rec,rriland<l
ferozmente ernp,;ñada en tu cuidado, apartando moscas
y sudores, y peinr.ntlo
'ii:"s clavos con esmero
y, cómo no, abarcandc
su propia pequeñez
,t
oiga, usted, ese ro§tro
triste el niño que fue insultado porque escribió la u al revés
ccmo suda ese monedero de hule
cómo hurga en sus propios fierros esa joven' cómo así
se me derrumban ras vocales
entre tes Y erres
crujen los nudillos
tintineando en las cejas y tras latas
el hambre va eolgando de un alambre
oiga, usted, cómo se le ocurren
aqul esas ventcsidadq;, que el cuerpo puede, claro. discretamente
y suave no más
y puede el río, claro, sencillamente
chuparlosdesagües,pero . , , ,-
qué tamana manere de homerraiearnos ias narices
oiga, usted, ese rostro
ese rostro me:merece profundo respeto
,t
y sí, rnientrari tanto
d,uerrne
duerme, a ver si
así afloia la mancha que agobia tus pulmones
tu bostezo una plurna
flota entre mis orejas
y baja y roza
el arpa que te ronce en el pecho
la flor de huesos
la mar de llantos
¿pelos? clavos
rluerme
ya,ya
que aquí talvez te sosiegues con , .
la música de un peine que pasa entre tus pelos piof osos
el s*eño la parte
cuánta apretadera, ta:rta
que sería bueno aflojar las cinchas
que dejaras ya már;bien de estarte adornando
y atravesáramos más bien
que soltando riendas entonct:s cayeran
conchas
v corales
aguaceros c¿ue en ias traucas y tropeles y eses plurnas
que si nos abriéramos cancha
entonces latas, alhelíes
sacudiendo el sencillo eri ia bolsa
que le ¡rarte la panze
achiras desg*rrail.as
testas com0 torres
rtrue ahrrra me están nubla¡do la vista
y detrás de sus orejas pelos
y entre sus pelos puentes
qué más puertte que la luz c¡uc trota entre üs ceias
,,.
atra\resar las flores que a1 otro lado hay hurno
una canasta, dos costales, la mantec,a
pasaf
con el polvo ese que se filtra y se fi1tra por las puertas
que al subir entonees
saliéramos
o entráramos, entonces, digo
Y entramos
bajo el arco de
entrrs todas
due;c ¡.baio dei vientre
¿rosa? ah, si, sí, su suelio roza la luna
la lateral, la polvorien,;a
entre todas las n:uieres
nace de adentro esa tos
nadie sinn ella
nada sinc Lavoz ensertando
:1o temas
fea voz ese humo crue rosado
la boca e:rhal¿1. y fiota
sobre su blusa negra. voz challcada
de una boca chueca
rnoz al revés, flor e::tre fierros
voz raspando,¿la o¡res?
vryz ái fin, roída
ia c,ir"rvn se latra err la loma
cu;'¡ilo dice bajan y n* baja
cuando no clice bajan
,¡ baia, cuanco no dice i:ajan, y no baja y se está ahí
r.-1-'1..^".
LL¡Uút'Ji.rié
hé aquí
las tr:enzas que te trenzan
casera, el aire que raspa adentro del aire
hé aquí' placera
sombra rabrada en chispas
con 1as ra.bías enlazadas en la nuca
clavada aguantando el peso de las puertas
hé aquí
- los bultos que arrastras desde el fondo
dormida y despierta
sosteniendo el propio puente que nGS parte
cargircla ya de aromas ya 1a ruda se ladea
rarno que ata la rnuerte
ramo del nacirniento
nuestras il1anos desenredan
nxrestros Pechos borbctean
en la luÍa P'olvorienta
raja la pampa la imagen
tu balbuceo Ya no nos sostiene
el gozo'.. ¿tu goce?
los goznes a'na1o 1e t:¡itc ilr:¡r:c ., j ^ fli espalda
1 1
ave, cesera
tremendamente iaquietos
gesticulan
cada quien se guerece -*§?;lH"¿estentóreos'
otras, súbitas, se acuerc,an que quisieran tr*iar
en 1a curva
una muchachita
avanza, tunr.ultu.osa, entreverando
palabras, va nrascandc ei aire, ya, ya, claro
ambulan«io en sus trepos
aliento que se traba y se destraba
n0 ternan recibirla
tú misnn eres
que de un solo golpe tu puerta te d"esploma
y cayer:do de tu frente el. arco se des'barata
música que
cruje en el tejido de huesos y de nervios
apurado el viento zafa los eerroios
ya sin ci¡chas, ya sin sueio
ya qué L)mos, ní qué bridas, rii o¡ié aácrmecimiento
-as coroias se ii,atar-
el que les habla
sus pelos clavos
ia- cara. ia nranctra 1os granos que pican, ,"11.
codos troncos
el clavo qlie en la nariz nos illeter¡
su boca la gra* chapa dese*cajada
el que 1es habia
te§oro t{aseio §e rnea de risa
señoras y señores
respetuosamente
pasaies' pasajes ingle
hinchada ya la boisa que arráncando de su
se ie a¡nontona en el esPinazo
hasta ponerlo en cuatro
el que les habia
entre las patas arrastrando 1a gualcirapa fbrmidable
no tentas
házte carmpo
desahoga
el berrirlo
faz cntre Ítrores
crin entre fierros
a-ligera
tus ancas y su miedo
lo recibe
en Ia rnitad de su lianto
lo palpa, 1o soba
amarra fi.rrne, ahí. no
no ensu_cies el pañal
y dejaras ya de estarrne tafi.to anunciando
y te fiiaras en lo qne haces
sujeta esa j*r.a
arnarra bien esas aguas
así dorrniCa la anciila clomini a su lado mira
se recueste en la lun¡-
acomo<ia en su pecho a la criatura
(iue ya pare tra vü2, q$e sufre, que sufrimos
su tardanza
:;u brusco freni--r
su atroz estat.ue
\" F¡: aIirOS
:i'i: : -,1i a.,r
tanta que ya nos ciega
tenaza, la nuca, el puente
aldabas del,rgua
estamoas, y curva de su frente
bajan, bajan
atraviesan el humo qte al otro laclc hay humo
tantísima agurr desperdiciada
verborreas
ecarreas
gente c0rn0 cancha
la cc,cha esa en que la ciudad se derrarna
darnas y cabalieros
el qrre les h"abla
así co¡na me rJen
y hablaba y hal:laba
diciendo lo que hace muchr: rato estaba diciendo
y dice así
,F
tallo el cuello dei caballo
y flor su crin
llamas 1os cabe.ilos
la luna la roza la ruda
el agua le calca la cara
adelante fioian chispas
ay(r cayeron garúas
hoy ternprano aguacero
pestañas ad.ol.oridas con qüe eL cieio
quiere pegarse a la pampa
va y viene el bruto y üota y
no orina, y, claro, tampoco trina
'l:oca suave
la rarna su arlca, rasparr
ios sunchos 1as pancas
roza apenasr el alambre
con sus orejas
ah, burras orejas
elaire colgando del hambre
truenan sus cascos en la bóveda del huarango
su penze melodiosa
digo, ¿te acuerdas de esas tarclas
de esas tripas que qrreríamos arnarrar a las cañas?
rumor que baja y se hunde
a pudrirse en sus vientres
instrumentos que han regado entre los bultos
rnetaies aspaventosos
maderas preñadas de cintas
1as matas rurnorosas
raspa la tos
coronillas de sudor
la cri¡r ia roza el tallo
]¡ el bruto sigue
y bebe
todas las mer¡chas que vierte ei espejo mayusculo
¿subían?
qué h* de llover ya si todo el cielo se lo han bebido
J
y al decir ya pasen
ya pasa el muchachito
bajo el arco que tanto tiempo afanosos tendieron
entre el puente
y el hombro del ángel
tendieron ia ioven y el ioven
que hable, que diga ya
que ya llegamos a Ia curva
con el peso de los bostezos
ya las rarnas se sacuden
y sueltan su escarcha tros lomos
tus párpados
péta1os que la iuz bianquea
que pasen, ql1e pasen, que ya esc.ampa
retiren esas talllas, aParten esas cajas, arrimen esos bancos
y
campo anchura
para la herrnosura
affanquen esas matirs
vayan pasando
suben y bajan
y esá.s curpadas olisquean ia garúa tempranera
y ensartan hacendosas los hilos que e1 amanecer va dejando sueltos
y esos otros
que agarraron asiento, cómo pegan tanto su cara a los respaldos
tratando
de alcanzar un rostro que nCI pudieron ver en el su.eño
sentadas o parados
Ce ser sombra la labor los salva
el aire que nos sostie¡re
la música que cruie en J.a puerta delantera
que si peraran se deslomara el'puente
y sus propios lornos
y fuera. el aire, y ellos fueran, boquean,lo
talvez no los oigas que
ahorita me está doiiendo ia espalda
.!
¿los oyes?
dice el muchachito
talvez no los oigas, que anda ia voz atracada en la garganta
pero dále
y dále, rnascullando sus palabras
empalmando las canastas y los baldes
a cuestas con su imagen
que pasen, que pasen
se asarea el .muchachito
¿qué pues los traerá por estos lugares?
y han de acomodar bien ios ramos en las barras
ilo sea que se desl:araten
y después haya que estar otra vez yendo a
la cequia
y cuidado también con los rocotos que crecen en el patio
siéntensen, siéntensen
descánsensen
rnientras se orean sus costales
sacúdansen las espaldas, venteen sus granates
acomodénsen
su labor de ser bolsa 1as salva
parados, de perfil contra las lunas polvorientas
sentadas
recostacias err su sombre, y otros apoyados en los bultos
se han repartido formando un arcü
tanto tiempo afanosas
entre tanta tabla fresca
de cajón de rnango y tanto mango
de seguro que los oyes
se 1es ceen sus voeales
la so¡nbra en chispas
el derrumbe del sonido de sus muelas
lamúsica en eL aire
,,.
abran canche, abran concha
ahí viene ei rhclito hablantín tormentoso
acornodénsen
¿puedo permitirme una palabrita?
haciendo torcer a todos los pescuezos
agua para la caballada
¿puedo perrnitirme una palabrita?
ají para ra muchachada
Lavoz en cuello? ¿murmurar?
fervorosamente pegados a las lunas
sus rostros empañados por ei vaho que
ja.ia la lengua al agua
¿tatrvez trinar? ¿acaso tararear?
la curva se pierde en la loma
¿pararán la oreja?
ei puente roza la testa
¿puedo permitirmet
,í, sí, sí puede, sí puede
¿no interrurnpo sus labores? ¿no les cruzo los sueños?
¿no maiogro su digestión? no" no, ya basta, ya basta
que basta ponerse
en el lugar del eucalipto que echa y echa su sombra a la cequia
se amontonan, se empujan
tragan el cielo a trozos
se
vánse a ser raí2, se abre cancha
gesticulante saca pecho
reparte el aire a manos llenas
y dice así
música maestro
si me permiten
sujeta bien el vaso
adelanta un po*o el pie
ia ctra rrlano va i.viene
bajan )¡ bajan, sgben y s*tren
y sincerarnente em.ocionado dice
y dice y eiice y uo acaba de decir
y dice a.sí
.ei
¿De dónde diabios ha salido este viento?
,r'