¿Dónde van los espíritus al morir?

Bueno primero que nada hay que separar cuando las personas, porque hay dos diferentes casos
cuando la persona muere y su espíritu sale de su cuerpo.

Caso, N°1. Si la persona es Cristiano, ha sido bautizada, ha guardado su corazón en Jesús como su
salvador y a Dios todopoderoso, el espíritu de esta persona al fallecer regresa al Padre, Eclesiastés
12:7: "y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.", debido al
sacrificio de Jesús que dio su vida por nosotros, debido a esto la persona debe estar bautizada.

Pero no solo habla de que los espíritus estarán descansando, no todo lo contrario, estos estarán
siendo perfeccionados, en un lugar “Intermedio”, para alcanzar a ser la perfección y una madurez,
sin errores y fallas para poder entrar al Reino del Señor, por ejemplo, en Mateo 5:48, Jesús dice
"Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto". Otro
ejemplo Hebreos 12:23, se habla de los "espíritus de los justos hechos perfectos" refiriéndose a los
creyentes que han fallecido y están en la presencia de Dios. También se habla de la obra del
Espíritu Santo en la vida del creyente, perfeccionándolo en el amor y la santidad (1 Juan 4:12, 1
Tesalonicenses 5:23). Es un proceso que se realiza con la ayuda del Espíritu Santo y que se
completa en la presencia de Dios.

Caso, N°2. Si la persona no fue Cristiano o no conocía a Dios, el espíritu según la Predicación del
Apóstol Sergio Enríquez, esta queda deambulando o vagando, un “alma en pena”, que “ En el
aire”, a estos se les podría confundir con los “Fantasmas” por la manera en la que se describe ,
Podremos encontrar varios versículos que hablan sobre los espíritus vagando, En Job 4:14-15,
Elifaz el temanita habla a Job sobre una visión que ha tenido, en la que un espíritu se le ha
acercado y le ha hablado. Elifaz describe al espíritu como "una sombra" que "pasó delante de mis
ojos", y afirma que "se detuvo, pero no pude reconocer su aspecto; una imagen estaba delante de
mis ojos, y se hizo un silencio, y oí una voz que decía..." en Mateo 25:46, Jesús habla del juicio final
y dice que los que no creyeron serán "condenados a castigo eterno". En Apocalipsis 20:15, se
habla del juicio final como el momento en que "cualquiera que no se halló inscrito en el libro de la
vida fue lanzado al lago de fuego".