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Miguel

En un reino lejano, en medio de una vasta llanura bordeada por montañas nevadas, vivía un
joven campesino llamado Miguel. Miguel era conocido por su espíritu amable y su corazón
generoso, pero también por su inquebrantable determinación de hacer del mundo un lugar
mejor.

Un día, mientras araba los campos con su viejo caballo, Miguel descubrió un antiguo cofre
enterrado bajo la tierra. Con manos temblorosas, desenterró el cofre y lo abrió, revelando un
genio atrapado dentro. El genio, agradecido por ser liberado después de siglos de
confinamiento, ofreció a Miguel tres deseos como muestra de gratitud.

Impresionado pero sin perder la compostura, Miguel comenzó a considerar sus deseos con
sabiduría. En su primer deseo, pidió que todos los habitantes del reino vivieran en paz y
armonía, sin importar su origen o posición social. El genio, con una sonrisa comprensiva,
concedió su deseo con un destello de luz que iluminó el horizonte.

Para su segundo deseo, Miguel pensó en su familia y en cómo podría mejorar sus vidas.
Decidió pedir prosperidad y abundancia para su hogar, asegurando que nunca les faltara
comida en la mesa ni calor en sus corazones. El genio, con un gesto de aprobación, hizo que
los campos de Miguel dieran frutos más abundantes que nunca antes y que su granero se
llenara de provisiones para los meses venideros.

Para su tercer y último deseo, Miguel reflexionó sobre el propósito de su existencia y cómo
podría utilizar su poder para hacer del mundo un lugar más justo y equitativo. Finalmente,
decidió pedir sabiduría y conocimiento para gobernar con justicia y compasión, guiando a su
reino hacia un futuro brillante y lleno de esperanza. El genio, con respeto, tocó la frente de
Miguel y le transfirió el don del saber ancestral.

Con sus deseos concedidos y su corazón lleno de determinación, Miguel regresó a su hogar en
la llanura del reino. Allí, se convirtió en un líder sabio y compasivo, amado y respetado por su
pueblo. Su historia se convirtió en una leyenda que inspiró a generaciones futuras, recordando
a todos que incluso el más humilde de los campesinos puede desencadenar grandes cambios
cuando actúa con amor y sabiduría. Y así, el reino de Miguel floreció bajo el cuidado y la guía
de su liderazgo, iluminando el mundo con su ejemplo de bondad y justicia.

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