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XV Congreso Geológico Argentino (El Calafate, 2002)

Geología y Recursos Naturales de Santa Cruz - M.J. Haller (Editor), Relatorio, I-10:1-10

CAPITULO I-10

EL MAGMATISMO PALEÓGENO DE LA CORDILLERA PATAGÓNICA

VÍCTOR A. RAMOS

LABORATORIO DE TECTÓNICA ANDINA , Departamento de Ciencias Geológicas, Universidad de Buenos Aires

La provincia de Santa Cruz registra un impor- (Pavlis et al., 1993). En esta conferencia se destacó al
tante magmatismo paleógeno, que alcanza su máxima ac- punto triple de Aysen (46°30' S) como uno de los ejem-
tividad durante el Eoceno inferior a medio. Este plos de mejor desarrollo donde estudiar los procesos
magmatismo está relacionado con importantes procesos magmáticos y tectónicos vinculados a la colisión de una
tectónicos que acontecen en la región oceánica pacífica dorsal sísmica con la trinchera oceánica.
adyacente y que marcan la interacción de la colisión de Las rocas ígneas tienen un importante rol en la identi-
dorsales sísmicas con la trinchera oceánica, generando ficación de estos procesos, así como el metamorfismo tér-
procesos tectónicos y magmáticos que afectan a gran par- mico de baja presión que se desarrolla, cuando las
te de su territorio. interacciones pasadas no están preservadas en el marco
Este magmatismo es conocido desde los pione- tectónico de la actual paleogeografía oceánica. Entre el
ros trabajos de reconocimiento de Quensel (1912) en la conjunto de rocas diagnósticas que permiten reconocer
región preandina de la cordillera Patagónica, quien iden- estas interacciones se encuentran las siguientes asocia-
tificó los diques y filones capas de rocas básicas alcalinas. ciones petrotectónicas (figura 1).
Con posterioridad, Piatnitzky (1938) reconoció en las
zonas del río Belgrano y el lago Cardiel, efusiones a) Magmatismo cercano a la trinchera (near trench
basálticas que se interponían entre las secuencias magmatism)
cretácicas tardías y los primeros depósitos marinos atri-
buidos al Terciario. Estas observaciones fueron corrobo- Basaltos oceánicos interdigitados en el prisma de
radas por Borrello (1943) en un reconocimiento inédito acreción o emplazados en la región de antearco represen-
entre los lagos Pueyrredón y San Martín. La asignación tan el magmatismo más frecuente. Estos basaltos com-
de estas rocas eruptivas al Eoceno en la región del lago prenden tholeitas oceánicas con típicas características de
Pueyrredón se debe a Riggi (1958). dorsales centro-oceánicas (MORB) y constituyen una de
las primeras evidencias de la subducción de una dorsal.
MAGMATISMO ASOCIADO A LA COLISIÓN Como característica distintiva están asociados a picos tér-
DE DORSALES SÍSMICAS micos de metamorfismo de baja presión, inusuales en una
zona de antearco con gradientes geotérmicos bajos. Estas
La diversidad del magmatismo y otros procesos rocas pueden estar asociadas a gabros tholeíticos y a ro-
tectónicos asociados a la colisión de una dorsal oceánica cas félsicas extrusivas o efusivas, producto de la fusión
activa y sus interacciones con la trinchera oceánica han de sedimentos del prisma de acreción (Pavlis et al., 1993).
sido exhaustivamente analizadas en la GSA Penrose Rocas con características afines a las descriptas han
Conference sobre «Effects of triple junction interactions sido reconocidas en las inmediaciones del canal Puyuguapi
at convergent plate margins» en Eureka, California y en la isla Magdalena en el antearco de Chile a los 44°30'
2 Víctor A. Ramos

a 45' de latitud sur (Hervé et al., 2000). Estas rocas se d) Plateau basálticos
asocian a la Formación Traiguén y se caracterizan por
potentes bancos de lavas almohadilladas basálticas, de Hay numerosos procesos tectomagmáticos que pue-
bajas relaciones isotópicas Sr87/Sr86 (0,7040 a 0,7045), den llevar a la formación de basaltos alcalinos de mese-
con afinidades geoquímicas del tipo oceánico, asociadas ta en la región de retroarco, tales como los del sur de
a picos de metamorfismo entre 289° y 338°C (cálculos Mendoza (Bermúdez et al., 1993), la meseta de Somún
geotermométricos basados en la composición de la clorita) Cura en el norte de la Patagonia (Kay et al., 1993), los
y bajas condiciones de presión (Hervé et al., 1995). Es- basaltos de Pali Aike (Stern et al., 1990), entre otros.
tos autores asignan una edad máxima entre 45 y 46 Ma a Sin embargo, la combinación de ausencia de
estas lavas, pudiendo llegar hasta los 20 Ma, edad de los magmatismo de arco, la presencia de magmatismo cer-
cuerpos graníticos que las intruyen. cano a la trinchera, la efusión de rocas adakíticas, más
Rocas gábricas de composición tholeítica han sido las características geoquímicas e isotópicas propias,
reconocidas en el sector sudoccidental del canal Puyuguapi permiten asociar a ciertos plateaux basálticos con la
por Bartholomew y Tarney (1984). La misma Formación formación de ventanas astenosféricas (Hole et al.,
Traiguén, de naturaleza dominantemente sedimentaria, 1991; Ramos y Kay, 1992).
tiene una importante participación riolítica (Bobenrieth En la región patagónica bajo análisis los productos efu-
et al., 1983). sivos del Basalto Posadas son uno de los mejores ejem-
plos de esta interacción (Kay et al., 1990; Ramos y Kay
b) Ausencia de magmatismo de arco (volcanic arc 1992).
gap)
MAGMATISMO PALEÓGENO DE LA
Una característica dominante que atestigua la CORDILLERA PATAGÓNICA
subducción de una dorsal oceánica activa es la falta de
volcanismo de arco. La corteza oceánica en su interacción Si se tienen presentes las asociaciones petrotectónicas
con el prisma de acreción se deshidrata, por lo que al previamente descriptas, es evidente que las rocas ígneas
tomar contacto con la cuña astenosférica no produce paleógenas entre los 46 y 52°S de latitud, están docu-
magmatismo de arco por pérdida de volátiles. Esta situa- mentando un importante magmatismo asociado a la coli-
ción perdura hasta que nueva corteza oceánica hidratada sión de una dorsal (Ramos y Kay, 1992). Estas eviden-
interaccione con la cuña astenosférica. cias son corroboradas por los estudios oceanográficos que
Este silencio magmático de arco ha sido identificado muestran que la dorsal oceánica de Aluk-Farellones ha
para el Cenozoico superior por Stern et al., (1976) en el colisionado con el margen pacífico de norte a sur desde
sector chileno adyacente. Estos autores demostraron que aproximadamente los 43°S de latitud, entre los 52 y 42
la subducción de la dorsal de Chile produjo un intervalo Ma (Cande y Leslie, 1986).
de varios millones de años sin volcanismo de arco. Una El magmatismo paleógeno que se reconoce en la cor-
situación similar ha sido registrada por Ramos y Kay dillera Patagónica está representado por la Traquita del
(1992) para el arco eoceno al sur de los 43°30’S tanto en Cerro Rosado, la Essexita Río Carbón y el Basalto Posa-
territorio chileno como argentino. das (véase figura 2).

c) Rocas adakíticas a) Traquita del Cerro Rosado

Las adakitas, primeramente descriptas en la isla de Esta denominación informal fue propuesta por Ramos
Adak en las Aleutianas por Kay (1978), se caracterizan et al. (1994) para unas traquitas aflorantes en la vertiente
por ser andesitas de alto tenor magnésico, producidas con oriental de la sierra de Sangra y que constituyen el cerro
una importante participación de corteza oceánica fundi- Rosado.
da. Estas rocas, llamadas adakitas por Defant y Drummond Se apoyan en discordancia sobre lutitas negras de la
(1990), se emplazan en los márgenes activos asociadas a Formación Río Mayer y tobas verdes del Complejo El
la subducción de dorsales oceánicas (Kay et al., 1993). Quemado, en la ladera sur del cerro Rosado. La secuen-
En la cordillera Patagónica han sido reconocidas como cia está integrada por brechas traquiandesíticas y mantos
adakitas la Andesita Cerro Pampa (Ramos et al., 1991), lávicos de traquitas de color rosado, con abundante
la Dacita Puesto Nuevo (Ramos et al., 1994) y las rocas sanidina. El espesor es cercano a los 200 metros.
de la zona volcánica austral (AVZ), donde el volcán Cook Una edad K/Ar sobre roca total de las lavas traquíticas
sería uno de sus mejores ejemplos (Stern et al., 1984). ha arrojado una edad de 58 ± 2 Ma, datación realizada en
Todas estas rocas están asociadas a la colisión de una el INGEIS (Ramos, 1981 a). Si bien existe una sola
dorsal oceánica, donde fundidos de la losa oceánica par- datación de esta unidad, es interesante destacar que debi-
ticipan en su formación. do al alto porcentaje de potasio y al bajo contenido de
Geología y Recursos Naturales de Santa Cruz 3

argón atmosférico, se interpreta esta edad como muy cer-


cana a la de formación de la roca. Se considera así que su
edad sería paleocena superior.
Éstas son las primeras traquitas paleógenas descriptas
en la cordillera Patagónica Austral. Si bien no se cuenta
ni con análisis geoquímicos ni isotópicos de estas rocas,
podrían corresponder a rocas adakíticas muy diferencia-
das, dado su emplazamiento aislado y con edades inter-
medias a las de episodios de colisión de dorsales acaeci-
dos en el Cretácico superior o el Paleógeno (Ramos et
al., 1994).

b) Essexita Río Carbón

El conocimiento de estas rocas comenzó con los estu-


dios de Hauthal (en Wilckens, 1905), quien presentó en
su mapa geológico a escala 1:500.000 la extensión de
estas rocas entre lago Argentino y el seno de Última Es-
peranza. Con posterioridad, Quensel (1912) las caracte-
riza petrográficamente como essexitas, en especial a las
aflorantes en el río Carbón. Han sido descriptas por
Feruglio (1944) en el cerro Pana, en la margen oriental
del río Leona y en la región al sur del lago Argentino. Un
resumen de sus observaciones fue presentado por Feruglio
(1949, II: 336) quien había destacado la presencia de ro-
cas básicas alcalinas en la vertiente oriental de la cordi-
llera Patagónica, entre lago Posadas y el estrecho de
Magallanes. Este autor describe los afloramientos reco-
nocidos por Hauthal (en Wilckens, 1905) en el cerro
Cagual, en la pendiente occidental de la sierra Baguales,
entre los lagos Toro y los cerros del Payne en la vertiente
chilena de la cordillera, así como los de la margen sur del
lago Argentino.
Estas rocas fueron también mapeadas en la región
oriental de bahía de la Lancha del lago San Martín por
Bonarelli y Nágera (1921), quienes identifican Figura 1: Asociaciones petrotectónicas vinculadas con la coli-
intercalaciones de rocas eruptivas en las series sión de una dorsal oceánica activa con la trinchera oceánica: a)
eocretácicas. Reconocen también filones y chimeneas Etapa inicial con magmatismo generado durante la colisión; b)
volcánicas como las de los cerros Pana y Kachaike y las Etapa intermedia cuando se produce el cese de la actividad del
arco, la que puede estar acompañada por el emplazamiento pun-
del arroyo Pastoso, todas éstas al sur del lago San Mar- tual de adakitas; c) Etapa final asociada a la formación de ven-
tín. Más hacia el sur en el arroyo Los Portones, afluente tanas astenosféricas y la efusión de basaltos de plateaux.
oriental del río de las Vueltas, han sido identificados filo-
nes capas similares por Nullo et al., (1979).
Cuerpos de rocas básicas alcalinas, clasificados como aumentan su densidad y frecuencia hacia el sector com-
basandesitas, con características similares a la Essexita prendido entre Tucu Tucu y el río Fósiles (Ramos et al.,
Río Carbón fueron nuevamente descriptos por Furque 1982 a). En este sector están compuestas por filones capa
(1973) en la margen sur del lago Argentino. Constituyen de hasta 20 m de espesor.
filones capas de hasta 10 m de potencia que afloran en el En la región del río Jeinimeni, al oeste de la Meseta
tramo medio del valle del río Centinela, y corresponden Buenos Aires han sido descriptos filones capa intruidos
parcialmente con los mapeados por Hauthal (en Wilckens, en la Formación Río Tarde de composición teschenítica
1905) y Feruglio (1944). (Busteros y Lapido, 1983). Estas rocas aflorantes en las
Su denominación actual se debe a Riccardi (1971), proximidades de la estancia Los Corrales fueron asigna-
quien reconoce los filones capa de essexita en el valle del das por estos autores a la Teschenita Jeinimeni. Sus ca-
río Carbón, intruyendo a la Formación Río Mayer. Estas racterísticas petrográficas son similares a las descriptas
rocas que afloran entre los lagos Belgrano y Argentino, en la región del río Carbón por Ramos (1981 b).
4 Víctor A. Ramos

Figura 2: Principales afloramientos de rocas ígneas paleógenas de la cordillera Patagónica (basado en Wilckens, 1905;
Feruglio, 1938; Ramos, 1982 a y b; Panza et al., 1994).

Otro cuerpo hipabisal se ubica al noroeste del cerro racterísticos de un gabro.


Colorado en el río Belgrano. Es de composición gábrica Más hacia el sur, detrás de las casas del guardaparque,
y color gris oscuro, con augita titanada en mayor canti- en la entrada del lago Belgrano, aflora otro filón capa de
dad que la olivina y escasa biotita secundaria. De acuer- varios metros de espesor, que buza hacia el este. Está
do a Teruggi (1980), esta roca por la composición de la compuesto por una diorita biotítica analcímica de color
plagioclasa, debería ser considerada como una diorita, pero gris, con albita-oligoclasa sódica y escaso feldespato
su índice de color, textura y minerales fémicos, serían ca- potásico.
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Figura 3: Diagrama que muestra las características alcalinas de intraplaca de los basaltos patagónicos (basado en Ramos et al.,
1982b).

La essexita en la región del río Carbón se emplaza en la Corrales (Busteros y Lapido, 1983). El cuerpo ubicado al
Formación Río Mayer. Está constituida por una roca gris, oeste del cerro Colorado arrojó una edad de 46 ± 2 Ma por
de textura granosa hipidiomorfa. Su grano medio es de unos K/Ar en roca total (Ramos, 1982 a, b). Las andesitas
2-4 mm, aunque se observan cristales aciculares de augita alcalinas de la estancia Maipú arrojaron una edad de 50
titanada que alcanzan ocasionalmente varios centímetros y ± 2 Ma por K/Ar en roca total (Linares y González, 1990).
otros de olivina. Tienen una textura hipidiomórfica a Esto mostraría edades equivalentes para los cuellos
subofítica, con labradorita cálcica, analcima y escasos cris- volcánicos de basanitas del Basalto Posadas, las
tales de anfíbol castaño, biotita, apatita y finas partículas teschenitas y las exessitas, las que en conjunto se asignan
opacas. Desde el punto de vista petrográfico varían entre al Eoceno inferior a medio (Ypresiano - Luteciano) de
essexitas y teschenitas con texturas granosas hipidiomorfas acuerdo a la escala propuesta por la I.U.G.S. (2000). Esto
con tendencia subofítica, porfírica, con fenocristales de confirma la propuesta original de Feruglio (1949, II: pág.
piroxeno mayores de 3 cm, o glomeroporfíricas con 338), quien había interpretado a estos cuerpos como equi-
clinopiroxeno y olivina. valentes más profundos de las lavas del Basalto Posadas.

Edad Ambiente de formación


Una datación disponible de esta unidad en la región Los enjambres de diques y filones capas de essexita
del río Carbón dió una edad de 48 ± 4 Ma mediante K/Ar que intruyen a la Formación Río Mayer en el sector inter-
en roca total (Ramos, 1981 b). Esta edad es similar a la no podrían interpretarse como diques de alimentación del
obtenida por Riccardi (1971) de ciertos necks o cuellos Basalto Posadas. Estas afinidades químicas fueron ob-
intrusivos basálticos del cerro Moro correspondientes al servadas por Riccardi (1971) y ahora corroboradas por
Basalto Posadas, donde una basanita presentó una edad su edad similar. Estas rocas básicas alcalinas representa-
de 46 ± 5 Ma por K/Ar roca total en una localidad cerca- rían un atenuamiento cortical incipiente, relacionado con
na a la anterior. La Teschenita Jeinimeni arrojó por el la colisión de una dorsal asísmica, asociadas al desarro-
mismo método una edad de 46 ± 3 Ma en la estancia Los llo de una ventana astenosférica.
6 Víctor A. Ramos

lagos Pueyrredón y Posadas, en los afloramientos de la


margen oriental del río Furioso, así como en las nacientes
de los ríos Tarde y Belgrano. En estas áreas sus exposi-
ciones son discontinuas, pues hay sectores donde el ba-
salto no se desarrolla. Más hacia el sur se lo ha podido
seguir entre las lomadas morénicas que afloran al este del
lago Belgrano (Ramos, 1979). A la latitud del lago
Burmeister sus afloramientos se interrumpen, no estando
desarrollado en la sierra de Las Vacas ni al norte del Tucu
Tucu. Sus primeros afloramientos vuelven a encontrarse
al sur del Portezuelo (shell gap) en el cerro Mirador y, de
allí a la meseta Carbón, para continuar en el cerro La
Meseta y el cerro Moro (Riccardi, 1971).
Asimismo se relacionan con estas coladas basálticas
una serie de cuerpos intrusivos, interpretados como cue-
llos de emisión volcánica, como los del cerro Juanete y el
Figura 4: Diagrama que muestra las afinidades de arco e ubicado unos 4 km más al este. Además aparecen nume-
intraplaca de diferentes asociaciones basálticas, donde se desta- rosos diques basálticos como los de la margen oriental de
ca el carácter de intraplaca del Basalto Posadas (según Kay et
las nacientes del río Fósiles y en los filones capa con tex-
al., 1990).
tura vesicular, aflorantes por encima de la Essexita Río
Carbón en el Bajo La Comisión.
c) Basalto Posadas Vuelve a asomar al este de la Meseta de la Muerte, en
la región del lago Cardiel (Piatnitzky, 1938; Ramos, 1982
Éste fue descripto por primera vez por Hatcher (1903, b) desde el cerro Cráter Apagado en forma discontinua,
pág. 72) quien ubicó entre los términos superiores del pasando al este de la estancia Las Tunas, por la estancia
Cretácico y los basales marinos del Terciario una colada La Carlina, hasta desaparecer en el sector norte de la pam-
basáltica en la región de los lagos Pueyrredón y Posadas. pa de Las Tunas, por debajo de los derrubios y asenta-
Ésta fue localizada posteriormente por Piatnitzky (1938) mientos basálticos de la meseta Cascajosa. En estos aflo-
en la región del río Belgrano y el lago Cardiel. En la re- ramientos el basalto se halla inclinado unos 10° al nores-
gión del lago Posadas, Feruglio (1949) describe nueva- te. Otra serie de afloramientos se hallan al oeste del lago
mente esta unidad, a la que Riggi (1958) denomina Ba- Cardiel, al poniente del chorrillo Guanaco y la laguna
salto Posadas en su localidad tipo. En la región del lago Cabral o Cardiel Chico. Constituyen el cerro Bayo y otros
San Martín, Bonarelli y Nágera (1921) mapean estos ba- asomos de posición subhorizontal.
saltos en el cerro de La Meseta y en el cerro Pana, dejan- El Basalto Posadas ha sido examinado nuevamente
do constancia que estos basaltos podrían ser desde por Nullo et al., (1994) en el margen oriental del lago
cretácicos a terciarios, estableciendo que no serían todos Cardiel, donde describen potentes espesores de basaltos
los basaltos de la misma edad. Corresponde a Riccardi
(1971) correlacionarlos en la región de lago San Martín
con el Basalto Posadas aflorante en la región de los lagos
Pueyrredón y Posadas.
Sus relaciones estratigráficas son de discordancia
erosiva en la base, donde en sectores ha sido erosionada
una parte de la secuencia cretácica cuspidal. Esta discor-
dancia ya había sido postulada por Hatcher (1900) y re-
conocida por Riggi (1958) y Ramos (1979). En el sector
norte se apoya sobre las areniscas tobáceas y tobas de las
Formaciones Río Tarde y Kachaike, mientras que en el
sur lo hace sobre las fangolitas de la Formación Cardiel.
El Basalto Posadas tiene una amplia distribución re-
gional ya analizada por Ramos (1982 b). Se presenta en
forma casi continua desde la meseta Buenos Aires, donde
Figura 5: Diagrama de elementos incompatibles de las secuen-
aflora al norte del lago Columna (Franchi, 1984) y en las
cias basales de la meseta Buenos Aires en la región de Chile
nacientes del río Blanco, frente a la estancia La Siberia Chico normalizadas al condrito (basado en Petford et al., 1996).
(Riggi, 1958). Sus asomos se extienden desde el norte de Se indica el campo de las rocas del Basalto Posadas como refe-
la estancia Bella Vista por el margen occidental de los rencia.
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y presentan análisis geoquímicos de sus elementos mayo-


ritarios.
En el sector chileno adyacente está ampliamente re-
presentado en la meseta Buenos Aires donde ha sido es-
tudiado por Charrier et al., (1978, 1979). Estos basaltos
alcalinos de plateau han sido nuevamente analizados por
Baker et al., (1981).
Desde el punto de vista litológico, en el sector norte
está constituido por un mínimo de dos pulsos lávicos,
ambos formados por basaltos olivínicos. El espesor es de
38 m en el río Tarde (Homovc, 1980) a 30 m al este de la
estancia Lago Belgrano (Ramos, 1979), siendo en algu-
nos sectores menos potente, hasta estar ausente en otros.
Una característica dominante de estos afloramientos es la
asociación con cuellos volcánicos como los del cerro Crá- Figura 6: Diagrama de frecuencias de las dataciones disponi-
ter Apagado o Bonete en el lago Cardiel (véase Piatnitzky, bles de las rocas alcalinas paleógenas de la cordillera Patagónica
1938), caracterizados por la presencia de disyunción entre meseta Buenos Aires y lago Argentino (basado en las
dataciones de Charrier et al., 1979; Baker et al., 1981; Ramos
columnar bien desarrollada, que favorece la formación
1982; y las presentadas en este trabajo).
de relieves abruptos e inaccesibles, a los que se interpreta
como conductos volcánicos que permitieron la eyección En la meseta Buenos Aires, del lado chileno inmedia-
del basalto. Cuerpos similares se observan en el cerro Pana tamente adyacente, estos basaltos han sido datados por el
y en las nacientes del arroyo Pastoso al sur del lago San método K/Ar en roca total por Flynn et al., (2001). Estos
Martín. autores han reconocido por lo menos dos ciclos de basal-
Estos basaltos presentan una litología uniforme, simi- tos eocenos. Uno más antiguo con valores de 43,85 ± 0,8,
lar a la descripta en la región del cerro La Meseta por 44,30 ± 0,9 y 41,22 ± 0,8 Ma y otro más joven de 39,43 ±
Riccardi (1971) o en la región del río Belgrano por Ra- 0,6 y 39,34 ± 0,6 Ma, que serían similares a los grupos
mos (1979). Corresponden a basaltos alcalinos con tex- de edades reconocidos en la región. Los niveles basales
tura porfiríca dominante y cristales euhedrales de olivina, fueron datados por Petford et al., (1996) en 51,8 ± 0,9;
plagioclasa en escasos fenocristales y microlitos de com- 51,7 ± 0,7; 50,7 ± 1,0 y 48,7 ± 0,6 Ma. Una edad por K/
posición labradorítica y augita, con apatita en forma ac- Ar en roca total de basaltos conteniendo xenolitos de
cesoria. Están por lo general bastante alterados por lherzolita espinélica de 58,6 ± 2 Ma se ha obtenido de
meteorización, rasgo que permite diferenciarlos de los ba- esta misma comarca (Morata et al., 2000).
saltos neógenos. Estas edades permitirían asignar al Basalto Posadas
aflorante en la región al Ypresiano (53-46 Ma) y Luteciano
Edad (46-40 Ma) y por lo tanto ubicar estas efusiones en el
Las dataciones disponibles en la vertiente argentina Eoceno inferior a medio de acuerdo con la escala de la
de la cordillera Patagónica fueron obtenidas por Riccardi I.U.G.S. (2000).
(1971), Ramos (1982 a, b), Ramos y Drake (1987) y Como se ha mencionado para la Essexita Río Carbón,
Linares y González (1990), todas ellas realizadas por el el Basalto Posadas representa el mismo período de activi-
método K/Ar en roca total. dad, por lo que se interpreta a éste como facies de empla-
De estas edades se infiere que el período de mayor zamiento subsuperficial a netamente efusiva de los ante-
magmatismo queda comprendido entre los 53 y 43 Ma en riores, confirmando la propuesta de Feruglio (1949, II:
el sector norte (Ramos 1982 a, b). En la región del lago 338).
Posadas se han realizado nuevas dataciones de este ba-
salto por el método de Ar/Ar dando edades más precisas Ambiente de formación
de 43,0 ± 0,1 Ma (S. Kay, com. pers., 1998), que corro- El desarrollo del Basalto Posadas en la Cordillera
boran la edad obtenida de 43,5 ± 7 Ma por Ramos y Drake Patagónica está asociado con la interrupción de la activi-
(1987) en esta misma localidad. dad volcánica de arco al sur de los 43°30' S de latitud
En el río Guanaco, entre los lagos Viedma y Argenti- (Ramos, 1981 b).
no, basaltos asignables al Basalto Posadas han arrojado Sus bajas relaciones isotópicas Sr87/Sr86 que oscilan
una edad de 53 ± 2 Ma por el método K/Ar en roca total en 0,70353 ± 3 para los basaltos olivínicos analizados
(Linares y González, 1990). por Baker et al., (1981) en la meseta Buenos Aires del
Un segundo grupo de edades oscila entre 39 y 35 Ma, sector chileno, junto con un marcado empobrecimiento
las que podrían corresponder a edades mínimas o a un en tierras raras, llevó a estos autores a considerarlos ba-
segundo ciclo de efusiones (Ramos, 1982 a, b). saltos oceánicos, quizás de ambientes de trasarco (backarc
8 Víctor A. Ramos

basalts). Sin embargo, sus características geoquímicas per- hacerse diferenciación temporal alguna.
mitieron a Ramos et al., (1982 b) interpretarlos como ba- Si se integran los datos disponibles de la región
saltos alcalinos de intraplaca (figura 3). chilena descriptos para el canal Puyuguapi por Hervé
Estudios más recientes corroboran sus afinidades de et al., (1995) y los análisis efectuados por Demant et
intraplaca reconociendo que pertenecen a basaltos tipo OIB al., (1996) en los basaltos eocenos de la región de
(oceanic island basalt), sin características de arco (figura Balmaceda y río Cisnes (44° -46 °S), datados en 46 ±
4), que se habrían derramado como consecuencia de la 2 Ma (Baker et al., 1981), se pueden reunir los testi-
subducción de una dorsal oceánica activa a través de una monios dejados por la subducción de la dorsal de Aluk-
ventana astenosférica desarrollada por debajo de la placa Farellones en su colisión con la trinchera oceánica a
sudamericana (Kay et al., 1990; Ramos y Kay, 1992). partir de los 43° 30' S. Más hacia el sur en la cordille-
Los estudios de Petford et al., (1996) de las secuen- ra Patagónica al sur de los 46° S, se podría recons-
cias basales de la meseta Buenos Aires en Chile (figura truir una serie de asociaciones petrotectónicas vincu-
5), confirmaron las características OIB de los basaltos ladas a la colisión de una dorsal oceánica. Sobre esta
(Ba/La menor de 15; La/Nb menor de 1,6), con número base se podría afirmar que habría registros de un
de Mg hasta 67, con valores isotópicos de ε Nd de + 6 a magmatismo próximo a la trinchera y las expresiones
+ 2, y Sr87/Sr86 de 0,7030 a 0,7045. La correlación entre de retroarco asociadas al desarrollo de ventanas
La/Nb, TiO2 y la composición de estas lavas sugiere a astenosféricas desde los 44° S hasta el seno de la Úl-
estos autores una fuente de naturaleza astenosférica. El tima Esperanza (al sur de 52 ° S). Éstas están repre-
volumen de basaltos estimados en esta meseta, junto con sentadas en conjunto por la Essexita Río Carbón y el
el intervalo de erupción de las lavas arroja valores de 0,2 Basalto Posadas, que corresponderían a diques y filo-
km3/año, tasas comparables con los derrames basálticos nes hipabisales, posiblemente conductos de alimenta-
(flood basalts) de Paraná. ción de los basaltos alcalinos, levantados
Los análisis efectuados por Cheadle y Petford (1993) su- orogenicamente en las proximidades de la cordillera
gieren que estas lavas basálticas se han generado por ca. y a lacolitos o filones capas.
5% de fusión a partir de una fuente anormalmente caliente Una consideración aparte merece la Traquita del Ce-
del manto ubicada a 80-90 km de profundidad con tempe- rro Rosado, que por su carácter único y aislado, que
raturas del orden de 1400 a 1450°C. ante la ausencia de rocas similares del mismo ciclo,
podría ser candidata para considerarla como una poten-
CONSIDERACIONES FINALES cial adakita. Ésta podría estar asociada en el Paleoceno
a fusión de corteza oceánica en forma previa a la coli-
La descripción petrográfica de las diferentes unida- sión de la dorsal oceánica en un marco tectónico simi-
des muestran un predominio de rocas alcalinas en la re- lar a la Adakita Cerro Pampa (Ramos et al., 1991; Kay
gión de la cordillera Patagónica austral para el Paleógeno. et al., 1993). Su edad paleocena, antecede por unos
Si bien los datos geoquímicos de estas rocas son esca- pocos millones de años la colisión del Eoceno infe-
sos, presentan características oceánicas, falta de afini- rior.
dades de arco y el predominio de ambientes de intraplaca.
El control cronoestratigráfico disponible indica que AGRADECIMIENTOS
la mayor parte de estas rocas se ha generado durante el
Eoceno inferior a medio, más precisamente entre los 53 El autor desea dejar expreso reconomiento al Servi-
y 41 Ma (figura 6), mostrando una neta coincidencia con cio Geológico Nacional, que durante más de una década,
el período de la colisión de la dorsal oceánica Farallones- financió los trabajos de campo en esta región. Numero-
Aluk, propuesto por Cande y Leslie (1986). Es intere- sos colegas han participado de los trabajos de campo, en
sante destacar que las edades de la Essexita Río Carbón especial M.B. Aguirre-Urreta, G. Marín, R. Palma, M.
se interdigitan con las del Basalto Posadas, no pudiendo Franchi, N. Mischkovsky y P. Sruoga.

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