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ra — Ulises, no te quedaris aqui nun solo dia contra ta voluntad, pero antes visitarés al adiving Tiresiat —rey. pondis ella, — ‘Pot qué haria tal cosa? —pregunts el héroe, con sun cscaloftio, pues Tiresias —que en vida fue un adiving cdlebre— estaba muertn, ——Necesitas de su ordcula si quieres ver a tu esposa —Agrdece a tu pridencia que te permitis escuck mis conssjoa yas pudiste, a pesar de estar vivo, bajar a morida de Hades y regresar ala luz. Come estos manjar bebe vino, que mafans, cuando despunte la Aussa, ¢ ‘ands navegando otra vex y conocends alas sirenas. —dLas sirenas? j¥ serin amistosas? —pregunté U1 ses sospechando un nuevo obsticnle, —Noy no fo serin, sunque simolarin ser tus arniga {Ten euidado! Oyeme bien, para que ta vsje no conclay allly regreses al palacio de Hades para siempre, Utises protests: —Dioea... ;pero exintas-prusbas tendré que soporta ‘ntesde ver a Penélope yam hijo Telémaco, que ya debx ide ser todo un hombre? ;¥ mi perro Argos? ;Pobrecillo {Ha de estar sordo como wna tapia! —Son muchos los peligrs, Ulises, pero ya te dijo el adivine que tendria una vejezplacentera en tu Lera, ;De- bes serfuerte! soscuras como la noche. Cuando He- 2.6508 confines, descends al Aversa, donde reina Ha- ‘8 el dion ine y evesposa la bella Pesdfone. Lugo sdemiltiplessacrficios yterroresse entrevisté cos el alma de Tiresias y su mente intacte, Ei adivino vio el futuro del griego y lo previno de los Peligros que ain le estaban para llegar a su patria, advir thendole que Poseidén estaba firiogo con los griegea yos- pecialmente con dl. 7 Notwolvidesdle que cegasie el tinico ojo del cclope Polifemso —e recondé Tiresias. En defensa propia. ;Desayuné con cuatro: de mis soldadlos! —se defend, — St pero Polifemo es hijo de Poseldsn y yaabes qué pasa cuando él se enoja. ;Maremotos, huracanes, naira. ‘os! Pero otros dioses te aprecian y, xi haces los sacrificios adecuados, cemmpensarin con favords las calamidades en. ‘viadas porel dios del mar. ‘Vioego de saber muchas cosas el héroe carnind por os bosques, ubordé surnegra nave paivid aca, donde Cie [To rectbié alegre: con su ries negrosy sa voz expléndid, cantdé para ly sus soldados. Cais esa. Los sodas saterom del placio de piedra Yyseacostaron junto a lasamarras del buque, Cincy Ulises ‘#¢quedaron solos, conversando a la haz de ls antorehas —Escucha Jo que voy a decir. Mattana mio tardaris en llegar adonde las sirenae Son dos, y te aseguro que san Mtisicas notables La lira yla lata no tienen secretes para elles. Pero el mayor prodigiyace en la garganta: su von en- loquece alos navegantes y hace que sus vies se estrllen contra los roquedales de a costa, Por eo se dice que quien oye cantar las srenas ya no abrazard a su esposa ol verk ‘recer ass hijos, —aPor qué? {Por qué? —se lamenté el hénoe, —Notelamentesyprestaatencién. La sitenasvgilan el mar, todo al tiempo, sin tiga. Dando ‘altos peiatins ¥¥sin poder usar sus atrofiadas alas de pijara Pljaros con rostro de mujer —iPor Zeus! —exclamné Ulises, Desde un promontoria, sobre tn campo de hierba vende, rodesdas por huesos blances que resplandecen al sol zAdivinas de quidnesson ls hucsoa? —diesfié Circe, No necesito ser Tiesias para saberlo —respondis el griega. ~May bien. Tapa las orejas de tus compayieros con cera bland cuando weas Ia isla y que ellos remen con Premura. Si quieres deleitarte con ma canto deja libres ‘ts orejas, pero haxte atar de pies y manos al mésti Ulises asintiy se despidié dela diosa. Cuando sparecis la Aurora, desperté a sus compa: Seros y estos desaturon las amarras y, sentados por or den en los baacos, emenzaron a remar, | |

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