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que, para obtener una cosa, tenemos que renunciar a otra que también nos gusta o necesitamos. Un
ejemplo: una familia debe decidir entre irse de vacaciones o pagar los estudios de sus hijos, porque no
le alcanza el dinero para todo. Cuando decide gastar un peso en una cosa, resigna un peso en la otra.
2. El costo de oportunidad. Relacionado con el primer principio, antes de tomar una decisión la
persona debe comparar costos y beneficios de las distintas opciones. El costo de oportunidad es “a lo
que renuncia” en pos de conseguir algo. Por ejemplo, estudiar en lugar de trabajar.
Economía aplicada a la vida diaria. Una disyuntiva: cuando una familia decide gastar un peso en una
cosa, resigna un peso en otra que también le gusta o necesita. /Foto: Archivo Clarín
3. Las personas racionales piensan en términos marginales. Alguien realiza una acción solo si el
beneficio marginal es mayor que el costo marginal. A estos cambios marginales, o en los bordes, los
economistas los llaman “pequeños ajustes al plan original”. Por ejemplo, una línea aérea debería
vender un pasaje más barato si su avión está a punto de despegar con asientos vacíos, ya que obtendrá
4. La gente responde a incentivos. Los premios o castigos inducen a la acción. Por ejemplo, si las
manzanas bajan de precio, la gente no dudará en comprarlas porque comprueba que con menos dinero
se lleva una misma cantidad de frutas. Las promociones, en forma de descuentos, parten de este
principio.
5. El comercio puede mejorar el bienestar general. El intercambio comercial permite que cada país
produzca lo que hace mejor y obtenga lo que hacen mejor otros países, lo que resulta en un beneficio
mutuo. En una familia, entonces, es razonable que cada uno haga lo que mejor sabe hacer para que
6. Los mercados organizan la economía. En 1776, Adam Smith describió a la “mano invisible del
mercado” como un mecanismo de regulación que mantiene la eficiencia del propio mercado. Explica
Mankiw: “Cuando un gobierno impide que los precios se ajusten de manera natural a la oferta y la
demanda, impide que la mano invisible coordine a los millones de empresas y hogares que componen
la economía”.
7. El Estado puede mejorar, a veces, los resultados del mercado. La “mano invisible”, por sí sola,
no alcanza, porque las empresas y las familias necesitan reglas claras, el cumplimiento de las normas
y el respeto al derecho a la propiedad. También es clave que el Estado evite que un pequeño grupo
8. La productividad mejora el nivel de vida. Los países más productivos tienen un mejor nivel de
vida. Mankiw asegura que Estados Unidos tiene mayor renta per cápita que muchos países porque sus
obreros producen más. Agrega que si un país resulta improductivo, no podrá abastecer de bienes y
9. Los precios suben cuando el gobierno imprime mucho dinero. En la Argentina, esta es una
realidad palpable: la moneda pierde valor a medida que el Estado imprime más y más billetes. Esto
genera inflación. Como durante la pandemia los gobiernos de Europa imprimieron más dinero que lo
habitual para ayudar a empresarios e individuos, aumentó la inflación anual en casi todo ese
continente.
10. La disyuntiva social entre inflación y desempleo. Sin duda, la suba de los precios debe
mantenerse baja para evitar las crisis recurrentes que vive la Argentina que, en 2022, tuvo 94,8% de
inflación, la cuarta mayor del mundo. Sin embargo, a corto plazo, la inflación puede disminuir el
desempleo porque, al haber más dinero en circulación, la gente tiende a gastarlo. Esto aumenta la
demanda y hace que las empresas contraten más empleados para producir más.