Está en la página 1de 25

República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACION CIVIL

Magistrada Ponente:
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

Bogotá D. C., trece (13) de abril de dos mil nueve (2009)

Referencia: Expediente No. 52001-3103-004-2003-00200-01

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


José Elías Almeida de la Cruz, frente al fallo de 5 de marzo de
2008 proferido por la Sala Civil Familia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Pasto, en el proceso ordinario de pertenencia
adelantado por el ahora recurrente contra el municipio de Pasto,
Enriqueta Zarama Zarama, y personas indeterminadas, con
demanda reivindicatoria de mutua petición de ésta respecto de
aquél.

I. EL LITIGIO

1. Pretende el demandante que mediante sentencia


judicial se declare que adquirió el dominio de los predios urbanos
identificados por su ubicación y linderos en el libelo introductor,
por el modo de la prescripción extraordinaria.
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

Para sustentar sus pretensiones aduce que desde


hace treinta años ha detentado la posesión real y material de los
inmuebles referidos, ejecutando actos como “realización de
mejoras al bien, cierres permanentes, cuidado, consecución y
pago de las domiciliarias de agua y energía eléctrica, matrículas
que aparecen a nombre propio del accionante, mejoras a la casa
donde aún reside, cuidado, uso, usufructo, disposición sobre el
mismo, pago de servicios, entre otros”, en forma quieta, pacífica e
ininterrumpida.

2. Admitida a trámite la demanda y surtidas las


correspondientes notificaciones compareció al proceso a través
de apoderado el municipio de Pasto, proponiendo la defensa que
denominó: “Falta de causa para demandar”; a su turno Enriqueta
Zarama Zarama replicó incoando igualmente medios enervantes
que llamó: “ser propietaria del inmueble con ánimo de señora y
dueña, en ejercicio de todos sus derechos y quien ostenta el
respectivo título legalmente inscrito en el Registro de Instrumentos
Públicos”; a la vez formuló reconvención en contra del accionante,
deprecando se declare que a ella pertenece el “dominio” pleno y
absoluto de los bienes litigiosos, y la restitución de los mismos; el
curador ad litem de las personas indeterminadas respondió la
inicial, sin proponer medio exceptivo alguno.

3. Rituado el asunto, el Juez desestimó las


pretensiones contenidas en la originaria, y en la de mutua
petición, condenando en costas a ambas partes, decisión que fue
confirmada íntegramente por el ad quem al desatar la alzada
interpuesta por los dos.

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 2


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

II. FUNDAMENTOS DEL FALLO IMPUGNADO

1. El Tribunal centra en primer término su atención en


el estudio de la declaratoria de prescripción extraordinaria
adquisitiva de dominio, impetrada, es decir, la contenida en el
petitum del escrito introductor. Tras de establecer un parangón
entre los requisitos que se precisan para la configuración de
aquélla, con los medios probatorios existentes en autos -en
especial la testimonial y la confesión del propio demandante-,
infirió que éste último ingresó a los bienes en disputa como simple
tenedor, previa autorización de la causante Martha Zarama;
empero como el accionante aduce haber mudado esa posición a
la de poseedor, no existe “prueba que clarifique desde cuándo
cambió su calidad de tenedor a la de poseedor que a juicio de la
Sala lo ubicaríamos a partir del óbito de aquella, acaecido el 16 de
julio de 1991, época a partir de la cual ninguno de sus posibles
herederos reclaman los citados bienes inmuebles y el tenedor se
torna poseedor ejerciendo actos propios de señor y dueño”; por lo
que de aceptarse que sí operó el fenómeno de la interversión, al
hacer el cálculo temporario de los 20 años que se exigen para
esta clase de usucapión “se llega a la conclusión inequívoca de
que a la presentación del libelo genitor ese lapso de tiempo aún
no se había cumplido”.

2. En lo tocante a la demanda de reconvención, el


sentenciador fija su atención en el supuesto normativo vertido en
el artículo 946 del Código Civil, y en los presupuestos que hacen

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 3


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

viable la acción reivindicatoria, para finalmente concluir que en el


caso estudiado no concurre el elemento atinente a la identidad
plena entre la cosa pretendida, es decir, el lote 11 allí descrito e
identificado, con la que se dice posee el accionante inicial,
encontrando ausente dicho requisito tras de analizar la prueba
documental y pericial así: en la escritura pública No. 5778 de 5 de
septiembre de 1996 de la Notaría Tercera de Pasto que contiene
la liquidación del sucesorio de Martha Zarama Zarama, se dijo
que el predio anteriormente citado tiene una extensión de 431
metros cuadrados, en tanto que el deprecado por ésta última, es
de 210, siendo también diferentes los linderos allí consignados,
por lo que se colige que el inmueble objeto del segundo libelo no
corresponde al individualizado, lo que se corrobora con la
experticia rendida por el auxiliar en la que se asigna al mismo
terreno una medida de 601 M2 y colindancias disímiles, por lo que
concluye el Tribunal que “al fallar este supuesto deviene
necesariamente el decaimiento de lo pretendido en mutua
petición”.

III. LA DEMANDA DE CASACION

Tres cargos ha dirigido el actor en pertenencia en


contra del fallo; todos por la causal primera, vía indirecta, los que
serán resueltos conjuntamente dado que ameritan reflexiones
comunes.

CARGO PRIMERO

1. En el marco del aludido motivo de casación, “vía


indirecta”, se acusa la sentencia de ser violatoria por

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 4


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

interpretación errónea de los artículos 176, 177 inciso 1°, 187 y


407 del Código de Procedimiento Civil; 673, 762, 768, 775, 777,
780, 980, 2512, 2518, 2519, 2521, 2522, 2527, 2528, 2529, 2532
del Código Civil, 1° de la Ley 50 de 1936, y por falta de aplicación
de los artículos 2531 numeral 3°, incisos 1° y 2°, y 768 ibídem.

2. Se inculpa al Tribunal de cometer errores de hecho


en su actividad probatoria en tanto que no apreció los medios de
convicción en su conjunto como lo exige el artículo 187 del Código
de Procedimiento Civil, pues de hacerlo concluiría que se dieron
todos los presupuestos requeridos para declarar la prescripción
adquisitiva extraordinaria de dominio, resaltando que los yerros
cometidos por el ad quem fueron los siguientes:

2.1 Apreciar inadecuadamente los testimonios


rendidos por Flor Benavides de Guerrero, Ildefonso Pachajoa
Lasso, Carlos Augusto de la Cruz Nupán, José María Timaná
Pantoja y Hernando López; ya que los tres primeros dijeron
conocer al demandante desde hace 30 años, los dos restantes 28
y 25 respectivamente y, por ello pueden afirmar que el actor ha
ejercido la posesión de los predios singularizados en autos con
ánimo de señor y dueño desde tales épocas, realizando mejoras
en los mismos. Tampoco tuvo en cuenta que la primera y el último
de los declarantes afirmaron no distinguir a Enriqueta Zarama.

2.2 Desconocer que la demandada reconviniente


confiesa en el interrogatorio de parte que ha observado el
inmueble a ella adjudicado en la sucesión de su hermana sólo de
lejos pues nunca ha ingresado en él; que no sabe en qué
condiciones lo posee el accionante y si ha efectuado o no

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 5


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

mejoras, y finalmente que no ha requerido a éste para que le


desocupe o entregue los citados lotes.

2.3 No estimar el contenido de la inspección judicial


pues a través de ella se establece claramente la “posesión”
pacífica del accionante desde el año 1973 y las mejoras
realizadas por él durante el tiempo de explotación económica y el
destino dado a los bienes raíces.

2.4 No darle el alcance probatorio que tenía, al


dictamen pericial obrante en autos del cual se deduce que los
terrenos identificados en la demanda han sido “explotados” por el
actor desde hace 20 años, y que los adelantos efectuados en
dichos terrenos por él, han consistido en una pequeña
construcción de adobe y teja de barro dividida en tres bloques
destinados a la crianza de animales, herrería y servicios
sanitarios; cambio de techo de otra edificación antigua; pintura, e
instalación de puertas y ventanas; actividades agrícolas y
ganaderas; realización de otros beneficios, conservación de
cercos, etc.

2.5. Como corolario señala que contrario a lo


aseverado por el sentenciador de segundo grado, en el presente
caso sí operó el fenómeno de interversión del título desde el año
1973, época desde la cual ejerce José Elías Almeida su posesión
desconociendo dominio ajeno, entre otros el que depreca
Enriqueta Zarama, quien presenta un instrumento público que
corresponde a una franja de tierra diferente a las que se reclaman
en este proceso, o el que exhibe el municipio de Pasto que

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 6


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

también concierne a otra propiedad disímil a la que es objeto de


esta litis.

CARGO SEGUNDO:

1. También por la causal primera, vía indirecta se


incrimina la sentencia de ser violatoria de los artículos 70 y 197
del C. de P. C., y 2512 del Código Civil, a consecuencia de error
de hecho manifiesto en la apreciación del libelo y su contestación.

2. Tras resaltar el censor la importancia que tiene el


escrito introductor como pieza fundamental de todo proceso, dado
que en ella se plasman las pretensiones, los hechos que las
soportan, el derecho invocado y el procedimiento escogido por el
demandante, indica que el texto del mismo es la prueba que sirve
para identificar el alcance y contenido de las súplicas, y el
Tribunal desconoció la confesión efectuada por la accionada
Enriqueta Zarama Zarama al responder los hechos 2° y 4° del
pliego en mención pues en el 2° se señala la ubicación de los
predios, y ésta no lo negó, haciendo lo propio respecto del 4° en
el que se indica que los bienes se encuentran en cabeza del
municipio de Pasto por venta que le hiciera Armando Ponce
Muriel; dejando el ad quem de aplicar las disposiciones legales
que aluden a la aceptación que efectuó aquélla cuando “no negó
tales hechos” (2° y 4°), conducta a través de la cual el demandado
está afirmando los actos de posesión del actor por el lapso de
treinta años.

Agrega el recurrente: “Al tomar esa decisión el


juzgador, violó de hecho e indirectamente la disposición del

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 7


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

artículo 2512 del Código Civil, que establece el término que debe
tomarse en cuenta para contar la posesión (20 años), y no
presumirla como hizo el juzgador, tomando el hecho de la muerte
de la señorita Martha Zarama Zarama (ocurrida hace 15 años),
que es absolutamente ajeno a la fecha en que trocó el título de
tenedor o poseedor, como lo afirman los testigos”.

CARGO TERCERO:

1. Se ataca el fallo invocando la misma causal


originada en los reproches anteriores por violar indirectamente los
artículos 187 del Código de Procedimiento Civil, y 66, 2512, 2531
del Código Civil.

2. Las equivocaciones cometidas por el juzgador


consistieron en afirmar que el título precario que tenía el
demandante trocó en posesión sólo a partir de la muerte de
Martha Zarama Zarama, esto es, desde el 16 de julio de 1991,
desconociendo los medios de convicción traídos al proceso, es
decir, los testimonios que relatan que el promotor del asunto la
ejerce desde hace 30 años; apreciando aisladamente el registro
civil de defunción de la referida causante, por lo que omite
efectuar el estudio conjunto de las pruebas como lo ordena el
artículo 187 del Código de Procedimiento Civil.

Como colofón de su queja señala el impugnante que el


Tribunal “no basó la inferencia en el conjunto probatorio sino en
una prueba documentada, saliéndose de la valoración jurídica que
debe ser aplicada y de la sana crítica en la apreciación de las
pruebas”.

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 8


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

CONSIDERACIONES DE LA CORTE:

1. Dos fueron los fundamentos torales de la sentencia


del Tribunal en lo que respecta a las pretensiones incoadas en el
libelo inicial, a cuyo examen se limitará la actuación de la Corte,
en tanto que la resolución respecto de la demanda de mutua
petición, también denegatoria de lo allí deprecado, no se recurrió
en sede de casación.

El primero, estriba en que “la ocupación del actor en


los inmuebles urbanos que reclama en usucapión no la hizo con
ánimo de señor y dueño para ejercer actos posesorios sino como
mero tenedor por cuenta y autorización de su propietaria Martha
Zarama Zarama”, inferencia a la que arribó “examinada la prueba
en su conjunto, tal y como lo disponen los artículos 177 y 187 de
nuestro Estatuto de Enjuiciamiento Civil”.

El segundo en que como el actor alega que trocó su


título precario de tenedor al de poseedor, y del acervo probatorio
estudiado en especial la testimonial no fluye con certeza y
precisión la época en que principió a desplegar conductas de
señor y dueño, revelándose contra la propietaria del predio, “a
juicio de la sala lo ubicaríamos a partir del óbito del Martha
Zarama Zarama, acaecido el 16 de julio de 1991” fecha desde la
cual ningún posible heredero ha reclamado el bien y el “tenedor”
se torna en “poseedor” ejerciendo actos de dominio por lo que “de
aceptarse ésta premisa y hacer el cálculo temporario de los 20
años que exige éste modo de adquirir por prescripción
extraordinaria de dominio, se llega a la conclusión inequívoca que

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 9


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

a la presentación del libelo genitor, éste lapso de tiempo aún no


se ha cumplido”.

2. A las cardinales conclusiones precedentes, el


recurrente José Elías Almeida de la Cruz, demandante en
pertenencia y demandado en reconvención, se opone con
insistencia afirmando que sí poseyó materialmente el inmueble
discutido sin reconocer “dominio ajeno” como se comprueba con
las declaraciones de Flor Benavides de Guerrero, Ildefonso
Pachajoa Lasso, Carlos Augusto de la Cruz Nupán, José María
Timaná Pantoja y Hernando López, quienes dijeron saber que ha
ostentado en tal calidad el referido predio en un lapso que oscila
entre 25 y 30 años; en la inspección judicial a través de la cual se
establece claramente la “posesión” pacífica del accionante desde
el año 1973 y las mejoras plantadas por él; y en la confesión de
Enriqueta Zarama Zarama al dar respuesta a los hechos 2° y 4°
del escrito introductor, pues en el 2° se señala la ubicación de los
bienes en disputa, y al contestarlo no lo negó, e hizo lo propio
respecto del 4° en el que se indica que los mismos se encuentran
en cabeza del municipio de Pasto, por venta que le efectuara
Armando Ponce Muriel, destacando que “la posesión la ha
ostentado el demandante por el tiempo necesario para adquirir
por prescripción”, probanzas todas éstas que fueron ignoradas en
el fallo como lo describe en los tres cargos propuestos, a cuyo
compendio se remite la Corte por economía procesal.

3. En lo que respecta a la interversión del título, que a


juicio del juzgador no satisfizo el término de usucapión
extraordinaria invocada, acotó el censor que en la sentencia
opugnada también se incurrió en equivocación cuando en ella se

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 10


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

aseveró que “el título precario” que tenía el actor lo transformó en


posesión sólo a partir de la muerte de Martha Zarama Zarama,
esto es, desde el 16 de julio de 1991, pues con tal hermenéutica
se desconocieron las pruebas arriba mencionadas, apreciándose
aisladamente el registro civil de defunción de la referida causante,
y omitiéndose por ende efectuar el estudio conjunto de los medios
de convicción, como lo ordena el artículo 187 del Código de
Procedimiento Civil.

4. En el caso sub lite pretende Jesús Elías Almeida


que se declarare que adquirió por prescripción -de naturaleza
extraordinaria-, los terrenos cuyas características suministró en el
libelo introductor del proceso, y a ese examen se aplicará la Sala:

4.1 En los términos del artículo 2518 del Código Civil,


mediante la “prescripción adquisitiva”, llamada también
"usucapión", puede ganarse el dominio de los bienes corporales,
muebles o inmuebles, así como los demás derechos reales, si las
cosas sobre las cuales recaen los mismos han sido poseídas en
la forma y durante el tiempo requerido por el legislador.

La prescripción de la especie arriba expresada, que


fue la que hizo valer el pretenso usucapiente, tiene como
fundamento esencial la tenencia del bien con ánimo de señor y
dueño, que no necesita respaldarse en “título” alguno, en tanto
que la buena fe del “poseedor” se presume de derecho,
bastándole a éste comprobar que lo estuvo poseyendo en forma
ininterrumpida, por el tiempo legalmente exigido, plazo que si en
la actualidad es de diez años -artículo 1º de la ley 791 de 2002-, al
elegir el actor que se rigiera bajo el imperio de la anterior

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 11


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

legislación, le corresponde probar que la ha ejercitado durante


veinte anualidades continuas.

El artículo 762 del Código Civil ha definido la posesión


como “…la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor
o dueño…”, es decir que requiere para su existencia del animus y
del corpus, esto es, el elemento interno, psicológico, la intención
del dominus, que por escapar a la percepción directa de los
sentidos es preciso presumir de la comprobación plena e
inequívoca de los actos materiales y externos ejecutados
continuamente y por todo el lapso que dure aquélla, que por
constituir manifestación visible del señorío, llevan a inferir la
intención o voluntad de hacerse dueño, mientras no aparezcan
otras circunstancias que demuestren lo contrario, y el elemento
externo, esto es, la retención física o material de la cosa. Estos
principios deben ser acreditados plenamente por el prescribiente
para que esa posesión como presupuesto de la acción, junto con
los otros requisitos señalados, lleve al juzgador a declarar la
pertenencia deprecada a favor del actor.

Por otra parte, tanto las leyes, como la jurisprudencia y


la doctrina, en forma unánime han reiterado que en relación con
las cosas, las personas pueden encontrarse en una de tres
posiciones, cada una de las cuales tiene diversas consecuencias
jurídicas e igualmente le confiere a su titular distintos derechos
subjetivos, así: a) Como mero tenedor, cuando simplemente
ejerce un poder externo y material sobre el bien reconociendo
dominio ajeno (art. 775 Código Civil); b) Como poseedor, cuando,
además de detentar materialmente “la cosa”, tiene el ánimo de
señor y dueño y quien, de conformidad con el artículo 762 ibídem,

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 12


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

es reputado como tal mientras otro no justifique serlo; c) Como


propietario, cuando efectivamente posee un derecho real en ella,
con exclusión de todas las demás personas, que lo autoriza para
usar, gozar y disfrutar de la misma dentro de la ley y de la función
social que a este derecho corresponde (art. 669 C.C.).

De lo expresado anteriormente se concluye que el


elemento que distingue la “tenencia”, de la “posesión”, es el
animus, pues en aquélla, quien detenta el objeto no lo tiene con
ese ánimo y reconoce dominio ajeno, mientras que en la segunda,
como ya se dijo, requiere de los dos presupuestos, tanto la
aprehensión física del bien como de la voluntad de ostentarlo
como verdadero dueño.

A pesar de la diferencia existente entre “tenencia” y


“posesión”, y la clara disposición del artículo 777 del C.C. en el
que se dice que “el simple lapso del tiempo no muda la mera
tenencia en posesión”, puede ocurrir que cambie el designio del
tenedor, transmutando dicha calidad en la de poseedor, por la
interversión del título, colocándose en la posibilidad jurídica de
adquirir el bien por el modo de la prescripción, mutación que debe
manifestarse de manera pública, con verdaderos actos posesorios
a nombre propio, con absoluto rechazo del titular, y acreditarse
plenamente por quien se dice “poseedor”, tanto en lo relativo al
momento en que operó la transformación, como en los actos
categóricos e inequívocos que contradigan el derecho del
propietario, pues para efectos de la prescripción adquisitiva de
dominio, no puede computarse el tiempo en que se detentó el
bien a título precario, que no conduce nunca a la usucapión y sólo
a partir de la posesión podría llegarse a ella, si se reúnen los dos

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 13


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

elementos a que se ha hecho referencia, durante el tiempo


establecido en la ley.

Sobre el particular, esta Corporación en sentencia del


15 de septiembre de 1983 dijo: “Y así como según el artículo 777
del Código Civil, el simple lapso de tiempo no muda la mera
tenencia en posesión, quien ha reconocido dominio ajeno no
puede frente al titular del señorío, trocarse en poseedor, sino
desde cuando de manera pública, abierta, franca, le niegue el
derecho que antes le reconocía y simultáneamente ejecute actos
posesorios a nombre propio, con absoluto rechazo de aquél. Los
actos clandestinos no pueden tener eficacia para una interversión
del título del mero tenedor. Con razón el artículo 2531 del Código
Civil exige, a quien alegue la prescripción extraordinaria, la prueba
de haber poseído sin clandestinidad”.

En pronunciamiento posterior sostuvo así mismo la


Corte: “La interversión del título de tenedor en poseedor, bien
puede originarse en un título o acto proveniente de un tercero o
del propio contendor, o también, del frontal desconocimiento del
derecho del dueño, mediante la realización de actos de
explotación que ciertamente sean indicativos de tener la cosa
para sí, o sea, sin reconocer dominio ajeno. En esta hipótesis, los
actos de desconocimiento ejecutados por el original tenedor que
ha transformado su título precario en poseedor, han de ser, como
lo tiene sentado la doctrina, que contradigan, de manera abierta,
franca e inequívoca, el derecho de dominio que sobre la cosa
tenga o pueda tener el contendiente opositor, máxime que no se
puede subestimar, que de conformidad con los artículos 777 y 780
del Código Civil, la existencia inicial de un título de mera tenencia

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 14


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

considera que el tenedor ha seguido detentando la cosa en la


misma forma precaria con que se inició en ella”. (Sentencia de
Casación de 18 de abril de 1989, reiterada en la de 24 de junio de
2005, exp. 0927).

En consecuencia, cuando se invoca la prescripción


extraordinaria adquisitiva de dominio, para obtener la declaratoria
judicial de pertenencia, el demandante debe acreditar no
solamente que la solicitud recae sobre un bien que no está
excluido de ser ganado por ese modo de usucapir, sino que ha
detentado la posesión pública, pacífica e ininterrumpida por el
tiempo previsto por la ley. Pero además, si originalmente se
arrogó la cosa como mero tenedor, debe aportarse la prueba
fehaciente de la interversión de ese título, esto es, la existencia de
hechos que la demuestren inequívocamente, incluyendo el
momento a partir del cual se rebeló contra el titular y empezó a
ejecutar actos de señor y dueño desconociendo su dominio, para
contabilizar a partir de dicha fecha el tiempo exigido de posesión
autónoma y continua del prescribiente.

4.2 En el plenario se encuentran acreditados los


siguientes hechos que tienen relevancia respecto de la decisión
que se está adoptando:

4.2.1 Desde la misma demanda el actor afirmó que en


1969 empezó a trabajar en calidad de jornalero, en la
urbanización José Ignacio Zarama de esa ciudad, de propiedad
de Martha Zarama Zarama quien era su patrona, trabajo que
perduró hasta el año de 1973, a partir del cual tomó posesión
definitiva del predio deprecado en el libelo inicial.

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 15


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

4.2.2 Posteriormente, el mismo demandante José


Elías Almeida de la Cruz al rendir interrogatorio acepta haber
estado al servicio de las hermanas Martha y Enriqueta Zarama,
desempeñándose como obrero desde que tenía 21 años, hasta
1973 cuando se terminó de construir el conjunto residencial donde
las referidas señoras lo llevaron a trabajar. Seguidamente,
manifiesta que desde esa época “la señorita Martha me dejó
viviendo allí en la casa porque ella era tan buena, no solo
conmigo sino con distintas personas; ella me dijo ‘vos te quedas
allí, te quedas viviendo y buscas trabajo por fuera’ (…) yo pago
los servicios, los impuestos no porque a mí no me han llegado
recibos ni tampoco he sido reclamado, a mí no me han llegado”.
Preguntado acerca de su relación con Enriqueta Zarama, tras la
muerte de su hermana Martha, a quien él señala como su
empleadora, afirmó que no ha recibido instrucciones de aquélla
referentes a los terrenos cuya prescripción suplica a su favor, ni
haber tenido problema alguno desde el óbito de esta última “estoy
ahí en el inmueble desde 1969 que estaba a órdenes de doña
Martha, y luego ya independiente desde 1973 y hasta la
actualidad no he tenido ningún requerimiento de nadie”.

4.2.3 De las declaraciones de los testigos, se destaca


lo siguiente:

Flor Benavides de Guerrero, afirma conocer al


demandante desde hace treinta años, trabajando en forma
independiente, “yo no he sabido que trabajara para alguien, todo
el tiempo trabajaba en la picada de piedra (…) todos los vecinos

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 16


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

hemos creído que él es dueño porque todo el tiempo ha vivido allí,


ha tenido sus animales”.

Por su parte, Ildefonso Pachajoa, distingue al actor


desde la misma época que la anterior; agrega que Martha Zarama
lo trajo a la urbanización de propiedad de ésta y su otra hermana
para que les trabajara; añade que cuando Almeida terminó dicha
labor “se quedó viviendo en la casa de las señoritas Zarama” y
buscó trabajo independiente “en eso de partida de piedras”;
señaló finalmente que “a la cuenta, doña Martha le regaló la casa
porque como ya se acabó el trabajo de la urbanización se quedó
viviendo allí y consiguió trabajo por donde lo vían (sic)”.

Carlos de la Cruz, manifiesta en su declaración que


las señoritas Zarama “lo bajaron a vivir allí”, adicionando que “yo
eso lo digo, que lo bajaron a cuidar la casa, no a regalarla, y
desde que lo bajaron está viviendo allí hasta ahora”.

A su vez, Arturo Timaná dice respecto de lo anterior


que “Don Elías es dueño de ahí del lote que vive él; él ha tenido el
ganado de él allí, ha mantenido como dueño, le he alquilado un
toro para las vacas; hemos venido trabajando así, por eso yo lo
conozco que él es el dueño; pero no sé cómo adquirió, eso es de
cada persona”. Finalmente, asevera desconocer a Martha
Zarama.

Oscar Edmundo Rosero, declaró: “A Martha Zarama


la conocí desde hace treinta y cinco años y por motivos
profesionales (…); no conozco a José Elías Almeida”; que las
hermanas Zarama son dueñas del bien disputado en este litigio, el

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 17


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

cual se encuentra habitado por una familia de la cual ingnora su


nombre, lo que percibió a la muerte de Martha al acompañar a la
heredera Enriqueta junto con funcionarios del Instituto Agustín
Codazzi para identificar los inmuebles de propiedad de la
causante.

María Sol Obando expresa conocer a José Elías,


porque “era trabajador de la señora Martha Zarama, lo conozco
hace unos treinta años; a Enriqueta Zarama la conozco de toda la
vida, unos treinta y cinco años porque mi papá era el asesor
tributario de ella y yo lo soy en la actualidad (…) sé que los lotes
de los que habla han sido propiedad de la familia Zarama Zarama;
primero de doña Martha y después de la señorita Enriqueta
Zarama (…) no me consta ni tengo ningún conocimiento que
Martha Zarama haya enajenado al señor José Elías dicho terreno
ni se lo haya donado. Sé que él era trabajador de la señorita
Zarama e inclusive que también les cuidaba las pesebreras”.

Mauricio Rendón, distingue al ahora demandante


desde hace aproximadamente 9 años, viviendo en los predios que
dice reconocer como de propiedad de Martha Zarama; afirma,
igualmente que no sabe en qué calidad los tiene el accionante.

Julio César Montenegro, asevera que ha tratado al


señor Almeida desde hace como quince años; que en esa época
él le solicitó al antes mencionado que le alquilara unas
pesebreras, a lo que respondió que debía consultarlo con la
dueña, es decir, Martha Zarama; “la llamó y ella autorizó que me
permitieran llevar los caballos”.

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 18


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

Alvaro Riascos, ha visto al accionante desde hace


tres lustros viviendo en el lote objeto de litigio, pero indica no
saber cómo lo adquirió.

Hernando López, declara que reside en el mismo


barrio de José Elías Almeida desde hace veinticinco años;
respecto de la propiedad debatida sostuvo: “No se si sea
donación o compra, o herencia (…) lo hemos visto todos los del
barrio allí, y entonces uno piensa que el es propietario”.

Martha Chávez, señala: “A mí lo único que me consta


es que el señor José Almeida ha vivido en la casa tipo colonial
ubicada en el Barrio Morasurco donde él vive desde el ochenta y
dos u ochenta y tres que yo compré mi casa”.

Gloria Guzmán, manifiesta conocer al ahora


demandante desde hace aproximadamente veinte años, aunque
precisa: “Es difícil saber cómo adquirió la casa”.

Finalmente, Alfredo Rojas testifica que desde hace


más de treinta años ha tratado a José Elías, “pero no me consta
que él sea propietario” del lugar que habita.

4.2.4 El 31 de marzo de 2006 se realizó Inspección


judicial al predio en discusión, identificándose plenamente por sus
características y linderos, “con el auxilio de la carta catastral y el
plano de la urbanización que obra en el plenario”.

4.2.5 El dictamen pericial practicado con la finalidad


de determinar las construcciones erigidas en los pluricitados

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 19


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

inmuebles, informa que en el lote número 10 objeto de debate no


existe ninguna edificación, siendo destinado al cultivo de maíz, y
el 11 cuenta con una pequeña vivienda familiar de ladrillo, techo
de eternit, piso en cemento y servicios públicos domiciliarios, con
un incipiente sembradío de alfalfa, cebolla y árboles, así como un
cuarto de un metro de extensión, destinado a la cría de cuyes y
conejos. Concluye el examen, respecto de la mejoras existentes
que se han realizado “en el transcurso de los últimos 20 años
aproximadamente, esto en razón a que la construcción de la casa
no es reciente”.

4.2.6 En cuanto a la confesión que afirma el


recurrente efectuó la demandada Enriqueta Zarama al no negar
los hechos 2° y 4° del escrito genitor, cabe memorar lo que estos
dicen: “Segundo: Los predios materia de esta demanda se
encuentran ubicados dentro del perímetro urbano del municipio de
San Juan de Pasto, en la proyección de la calle 21 con la carrera
41, urbanización José Ignacio Zarama, con una extensión total de
685 metros cuadrados, aproximadamente, y alinderado como se
anotó”; “Cuarto: Los inmuebles materia de la posesión y objeto
de la presente acción, el 10 de noviembre de 1997 mediante
escritura No.5195, de la Notaría Segunda del Círculo de Pasto,
Matrícula inmobiliaria No. 240-54378, fue vendido al señor
Armando Ponce Muriel y el 10 de noviembre de 1997 este último
lo enajenó al municipio de Pasto (plan vial) aquí hay que hacer
claridad que mi patrocinado nunca ha perdido la posesión de la
totalidad de los inmuebles materia de esta prescripción
adquisitiva, y por haber transcurrido el tiempo legalmente
establecido para adquirir los mencionados bienes por prescripción

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 20


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

extraordinaria, se me ha conferido poder especial para iniciar la


acción respectiva”.

Al observar la réplica del libelo por parte de la


accionada Enriqueta Zarama Zarama se advierte que al hacer
referencia a los hechos ya descritos expuso: “Segundo: es cierto
que el predio por el cual demanda el señor Elías de la Cruz
Almeida (sic) está ubicado en el perímetro urbano. Habla de ‘los
predios’ y del área, lo cual no es del caso de aceptar o negar”.
“Cuarto: este hecho no me compete aceptarlo ni negarlo; está
dirigido al municipio de Pasto”.

De las refutaciones anteriores no se refleja que haya


existido, como lo afirma el recurrente, aceptación por la
demandada a través de su apoderado, respecto de “la posesión
que ejerce el señor Almeida desde el año de 1974, 30 años atrás
de la presentación del libelo genitor”.

4.2.7 Finalmente se encuentra incorporado al


expediente el registro civil de defunción de Martha Zarama
Zarama, donde se constata que ésta falleció el 16 de julio de 1991
en la ciudad de Pasto, departamento de Nariño.

5. Si la demostración del error de hecho en la


valoración probatoria requiere, entre otros elementos, que la
conclusión censurada sea abiertamente contraria al contenido
objetivo de la prueba, tiene que seguirse que su configuración
exige que sea manifiesta, esto es, que para establecerlo no
resulte necesario acudir a elaboradas razones o a sutiles
disquisiciones, porque de ser así el yerro no salta de bulto a la

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 21


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

vista ni emerge de su sola enunciación y, de contera, carecería


del carácter de evidente exigido para estructurarlo. Por supuesto,
que dada la particular naturaleza del recurso de casación, y
concretamente que este no encarna una tercera instancia que le
permita al recurrente asentar desinhibidamente su parecer en
torno a los elementos probatorios recaudados, es esencial, para
efectos de la prosperidad del mismo, que se configure el factor de
la contraevidencia del juicio del sentenciador y, por ende, que el
censor deba orientar su labor impugnativa a mostrar los palmarios
desaciertos en la apreciación de los medios de convicción,
precisando en cuáles de ellos recayó la equivocación y cómo los
afectó.

Las precedentes reflexiones vienen al caso sometido


ahora al escrutinio de la Corte, pues, como se constatará, la
“inferencia probatoria” combatida -la atinente a la época en que
se produjo la interversión del título de tenedor a poseedor
respecto de José Elías Almeida- no pugna de manera ostensible
con el contenido de los medios objetivos de persuasión de los
cuales la extrajo el fallador, ya que corresponde a una
interpretación plausible de lo expresado por el actor a través de su
apoderado judicial en el libelo incoativo del proceso; en la
confesión realizada en el interrogatorio; y en el cúmulo de
testimonios que estudió mancomunadamente con las otras dos
piezas procesales, que evidencian que el demandante ingresó a
los predios de la fallecida Martha Zarama, quien fuera su patrona,
en calidad de trabajador, lo que no desconoció en ningún
momento el fallador, como tampoco, que si aquél ejerció actos de
posesión sobre los aludidos predios, de aceptar la premisa de que

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 22


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

el accionado mutó su calidad de tenedor a la de poseedor, luce


razonable la hermenéutica del Tribunal cuando así reflexionó: “A
juicio de ésta Sala lo ubicaríamos a partir del óbito de aquélla,
acaecido el 16 de julio de 1991, época a partir de la cual ninguno
de sus posibles herederos reclaman los citados bienes inmuebles
y el tenedor se torna en poseedor ejerciendo actos propios de
señor y dueño”, y al hacer el cálculo temporario de los 20 años
que exige este modo de adquirir, tendría que colegirse en forma
inequívoca, que a la presentación del libelo genitor ese lapso de
tiempo no se cumplió.

Dentro de ese contexto el yerro de hecho predicado


por la censura respecto a la apreciación de las pruebas, no existe,
o por lo menos no es evidente, así pudiera desgajarse por medio
de agudas elucubraciones una conclusión distinta de la que
exteriorizó el sentenciador, pues es palpable que las
argumentaciones probatorias expuestas por el Tribunal no
resultan inverosímiles, absurdas, ni pugnan con la razón, ya que
si los testigos dijeron reconocer que habitó el señor Almeida en
los terrenos litigiosos, por espacio de 25 años o más, dichas
manifestaciones, si bien eran demostrativas de ello, no podían ser
tomadas literalmente en cuenta, ni en forma aislada de los demás
medios de convicción como lo pretende el censor, para dejar
claramente establecido que el señor Almeida de la Cruz poseyó
por más de 20 años, con ánimo de señor y dueño los bienes
disputados; más sí requería un esfuerzo del accionante
encaminado a acreditar, a partir de qué momento varió su
condición de tenedor a poseedor, aspecto que encuentra la Corte
huérfano de prueba, y que obliga a mantener incólume la
sentencia opugnada.

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 23


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

6. Bastan las precedentes consideraciones para


deducir que ninguno de los cargos propuestos está llamado a
prosperidad.

IV.- DECISIÓN

En mérito de las consideraciones anteriores la Corte


Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia de 5 de marzo de 2008 proferida por la Sala
Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pasto, en
el proceso ordinario de pertenencia adelantado por el ahora
recurrente contra el municipio de Pasto, Enriqueta Zarama
Zarama, y personas indeterminadas.

Costas a cargo del recurrente, las que serán


liquidadas por la Secretaría.

Notifíquese y devuélvase.

WILLIAM NAMÉN VARGAS

JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 24


República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA

ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ

CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE

EDGARDO VILLAMIL PORTILLA

R.M.D.R., Exp. 52001-3103-004-2003-00200-01 25

También podría gustarte