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Odín (nórdico antiguo Óðinn), también llamado Wotan o Woden, es considerado el dios

principal de la mitología nórdica, así como de algunas religiones etenas.

Su papel, al igual que el de muchos dioses nórdicos es complejo. Es el dios de la


sabiduría, la guerra y la muerte, pero también se le considera, aunque en menor
medida, el dios de la magia, la poesía, la profecía, la victoria y la caza.

Odín reside en el Asgard, en el palacio de Valaskjálf, que construyó para sí y


donde se encuentra su trono, el Hliðskjálf, desde donde podía observar lo que
sucedía en cada uno de los nueve mundos.1 En la batalla blandía su lanza, llamada
Gungnir, y montaba su corcel de ocho patas, llamado Sleipnir.

Era hijo del áss Bor y de la gigante Bestla, hermano de Vili y Ve,2 esposo de Frigg
y padre de muchos de los dioses3 tales como Thor, Balder, Vidar y Váli. En la
poesía escáldica se hace referencia a él con infinidad de kenningar y uno de los
que se utiliza para mencionarlo es Allföðr («padre de todos»).4

Como dios de la guerra, se encargaba de enviar a las valquirias a recoger a los


guerreros heroicos muertos en batalla,5 los einherjer, que se sientan a su lado en
el Valhalla, donde preside los banquetes. Al final de los tiempos Odín guiará a los
dioses y a los hombres contra las fuerzas del caos en la batalla del fin del mundo,
el Ragnarök. Ahí el dios será asesinado y devorado por el feroz lobo Fenrir, a
quien Vidar matará inmediatamente, desgarrará sus fauces y colocará un pie en su
garganta.6

Etimología

La estela rúnica de Tjängvide muestra a Odín entrando al Valhalla cabalgando sobre


Sleipnir
Odín representa la evolución de la deidad protogermánica *Wōđinaz o *Wōđanaz,78
cuyo nombre derivó en Óðinn (nórdico antiguo) y en Woden (anglosajón).

El cronista germano Adán de Bremen (1050-1085), en su obra Gesta Hammaburgensis


ecclesiae pontificum, hace referencia al dios que adoraban los nórdicos del siglo
XI como «Wodan id est furor» (‘Wodan, que significa furor’).910Una alternativa
etimológica obsoleta a la cual se adhirieron muchos de los primeros escritores,
incluido Cornelius Agrippa (1486-1535) en su Libri tres de occulta philosophia, es
darle la misma raíz que la palabra "god" (dios), de su forma protogermánica *ǥuđ-.
Según la mayoría de los académicos,[cita requerida] esta no es una teoría
sostenible, excepto para el nombre lombardo Godan, que puede tener sus raíces en
*ǥuđanaz.

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