[I CURSO DE INGRESO 2020
Introducci6n
A pesar de todo, este libro en el que se discute acerea de la
clase de matemdética en la escuela media es un libro opti-
mista, ,Cémo hallar fundamento para ¢] optimismo cuando
iq realidad produce desasosiego? JOvenes acusados de 10
saber nada, docentes insatisfechos y cansadns de renegar
con adolescentes que parecen despreciar lo que ¢]los tienen
para oftecerles, distancias infranqueables entre las escuclas
a las que asisten Jos ricos y las que alojan a fos pobres, asi-
metrfas injustas no sdlo en la distribucién sino en las. posi-
bilidades de aprovechamiento de los recursos que circulan,
actores de la escucla -todos—delatados por cultivar la cul-
tura del fucilismo. jEn qué se basa cate optimismo cuando
las crisis sucesivas que yenimos padeciendo han hecho ver-
daderos y -dificiles de remontar- estragos de todo tipo y a
escucla permanece casi paralizada desgajdndose como si
esperara pasivamente su extincién?
En esta realidad adversa y diversa en la que hoy nos
toca vivir y actuar, hay conocimiento acumulado que nos
permite contornear algunas condiciones que abren la posi-
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10. Parnas SaDovEY
seer
bilidad de pensar en jugar otro juego adentro de fa escwe-
Ja, Som experiencias en pequefia cscala, gestadas y soste-
nidas por ¢l trabajo colcctivo de grupos de docentes que
necesitan creer en lo que hacen. Las condiciones generadas
a partir de algunas experiencias no son externas # los acto-
res que las han producido, ni estin completamente moldea-
das por la situacién social y cultural de sus protagonists,
son el resultado de una inteneién (que incluye una volun-
tad, pero que la excede ampliamente). Nos da optimismo
hablar de csas condiciones con quienes se estiin formando
para ser profesores. Porque se habilita de este modo una
discusién sobre el sentide del conocimiento en La escucle,
del conocimiento matemético en nuestro caso,
{Por qué hay que discutir sobre el sentido? Porque el
gentida que tenfa la matemitica en la escucla secundaria
antes de que se derrumbara, muy basado én la comunica-
cin de mecanismos aislados que algtin din irian a ser Otiles
para abordar “problemas en serio”, ya no sostiene a los do-
centes y a los alumnos en la cscena de ensenar y aprender.
Hay que instituir un sentido. Hay que construirlo, no es
evidente, no va de suyo, no ¢s natural. Hablamos de insti-
tuir y construir y no de restituir ni de reconstruir. No se
trata de recuperar lo que era antes (aunque muchas Jo afio-
ren), Fsto que era antes en el caso de Ja matematica por lo
menos- ya no convoca, ne satisface, no gratifica, no atra-
viesa ni a los docentes ni a los alumnos.
Ene] pensamiento de much/simas personas que traba-
jamos en educacidn habita 1a idea de que para los sectores
populares la escuela es une oportunidad privilegiada de
acceder a los productos de fa cultura que la sociedad con-
sidera valiosos para la formacién de Jos jivenes y aunque
esto no suponga mejoras —ni inmediatas ni remotas— en la[I CURSO DE INGRESO 2020
Ereniian Marrncdtica rer u
escala social, puede implicar una transformacién subjetiva
atravesada por el trabajo intelectual del alumno, que sin
duda lo posicionard en la sociedad com mas y mejores he-
mamientas, La escuela puede ser un dmbito en el que los
alumaos aprendan a disfrutar de la cultura. Sin embargo,
sahemos que en muchos casos hay una graa distancia entre
estas expectativas y las experiencias educativas que real
mente tienen los jévenes. Examinar esa distancia requiere
hablar del sentido,
Sefialemos ademis, que el trabajo de Ja mayoria de los
docentes de matemiitica, aunque no solamente tiene hay
el signo de la frustracicn: los profesores se sienten riro-
neande a los alummos adonde ellos no parecen querer ir.
Hablar del sentido es hablar de lograr un modo de trabajo
mas satisfactorio, mas placentero, hablar del sentide es
cusi una reivindicacién gremial
Son necesarias decisiones politicas que generen mejo~
res condiciones para que se despliegue en la escuela una
préctica en la que el trabajo intelectual de alumnos y do-
eentes sea el asunto fundamental que la sustenta!. Dichas
decisiones son imperiosas y urgentes. Repensar la escucla
es fundamentalmente una cuestién de Estado.
Abora bien, esa urgencia no ahorra la necesidad de que
quienes actian en las escuelas piensen en los fundamentos
del trabajo de ensefiar matemmitica hoy, de que encucntren
un sentide mds propio, una conviecién profunda que valga
| Poa analizay las relaciooes entre Ins decisiones de politica educativa y sus
implicaciones en Is enschanan que se desarrnila efecsivamentc en las eecuc-
Jas, remitimes al aniculo "La ensefianza-comw problema politica”, de Flavia
“Terigi, ineluado en Prigerio y Diker (cog), daz tranzmisicn ev las soctedla-
«des. Js insrinactines y ts setferos: 1 compepte de da edhucavida #1 acide,
Buenos Aires, Ediciones Novedndes Educativas, 2004.
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12 Parcs Snover
la pena defender y que en altima instancia pueda ejercer
cierta presién sobre las decisiones de politica educativa
que se tomen. Entendemos que la diddctica no puede igno-
rar el contexto social y politico en el que necesariamente
debe ubicarse: pero entendemos al mismo tiempo que la
diddctica no se disuelve én dicho contexto. Repensar la es-
cuela es -también— un proyecto de los docentes y es, esen-
cialmente, un proyecto diddctica.
Tomar en cuenta el contexto social y cultural hoy ex~
temadamente critico— es desde nuestro punto de vista casi
lo contrario de Io que indican algunas opciones bastante
difundidas. Efectivamente, muchos docentes suelen pensar
que los alumnos 10 pueden, y frente a esta imposibilidad
terminan resignando sus cxpectativas en cuanto a la pro
fundidad del trabajo intelectual que puede concebirse en la
escuela, Paraddjicamente, estas propuestas “en baja”, muy:
basadas en !a mecanizacién, producen un vacio de sentido
para los slumnos quienes, al no estar dispuestos a inwertir
“costo de aprendizaje” en aquello que no los conveca de
ninguna manera, terminan jno pudiendo! No queremos mi-
nimizar un panorama que es verdaderamente desolador en
cuanto a los saberes que los aluminas muestran, atribuyendo
una cause culpabilizadora a los docemtes para explicar las
dificultades de Jos estudiantes. Lo que queremos resaltar es
que, contrariamente a lo.que ¢] sentido comin indica, lejos
de ser mas inclusive, el relajar La exigencia intelectual ter-
mina siendo expulsor de sentido y, por le tanto, expulsor (a
secas). Se podria pensar que si los alumnos fracasan cn
actividades “simples” came Ja aplicacidn de una regla -la
de suprimir paréniesis en un cdlculo, por ejemplo— no po-
drian afrontar problemas mds complejas. Sin embargo. el
conocimiento diddctico producido nos lleva a sostener que[I CURSO DE INGRESO 2020
Ensesan Wonrtnaarica Ho 12a
Exaesnn Matemance gy 0
brindar a los jévenes In experiencia de asumnir el desafio in-
telectual, de “atrapat™ lo que en un principio parecfa “esca-
parse”, de entender después de no haber entendido, contri-
buye 8 que construyan una imagen valorizada de si mismos,
lo cual le otorga un sentido fundamental a su permanencia
en fa escuela porque restituye el deseo de aprender.
Desafiar a un dlumno supone proponerle situaciones
que él visualice como complejas pero al mismo tiempo pa-
sibles, que le generen una cierta tensién, que lo animen a
atreverse, que lo inviten a pensar, 4 explorar, a poner en
juego conocimientos que tiene y probar si son @ no titiles
para la tarea qué tiene entre manos, que Io leven # conec=
tarse con sus compafieros, a plantear preguntas que Io per-
miten avanzar,., Se necesita -claro— creer que ¢s posible
lograr que los alumnos se ubiquen en esa posicidn, pero
esa creencia no se puede inventar, es necesario sustentarla
en conacimientos que permitan pensar por dénde se puede
empezar a actuar,
La tarea esté lejos de ser sencilla porque es verdad que
muchos estudiantes suestran que no pueden, que no Henen
interés, que no quicren. A veces es tanto lo que parecen no
saber que fa sola idea de rastrear hasta muy atrés buscando
un punto de partida posible produce desaliento de entrada,
Pero este estado de cosas que se ha vuelto natural, ba
sido provocade por muchisimos factores entre los cuales
interviene la nanealeza del proyecto educative, condicio-
nado no sdlo por factores sociales sino también por una
cierta visidn de fos modes en que circula el conocimiento
dentro de las clases, Revisar la materndtica que vive en la
escuela, interrogaria, analizarla, es imprescindible para
concebir o1res escenarios, Contribuir a esa reflexidn ¢s uno
de los propdsitos de este libro.