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EL SUPREMO DESCONOCIDO

Cinco cosas que no sabías sobre


Pancho Ramírez
El caudillo federal Francisco Ramírez es la primera figura histórica de la provincia y héroe
entrerriano por antonomasia. Este miércoles 13 de marzo se conmemora la fecha “tradicional” de su
nacimiento. Por eso es buen momento para contar algunas de las cosas que menos se conocen sobre
él.

1 – La fecha que se celebra su nacimiento… no es la suya. Al menos eso es lo que aseguran


investigadores como Miguel A. Gregori, José Nadal Sagastume y Carlos A. Roca, quienes la han
puesto en duda: hay dos actas distintas de nacimiento de dos hijos de Tadea Jordán, la poderosa
mujer uruguayense que fue madre de caudillos y matriarca. Tadea era casada con Juan Gregorio
Ramírez, paraguayo de origen, carpintero, especializado en la construcción de pequeñas
embarcaciones para río, como botes y canoas. Tuvieron tres descendientes: Marcelina, Estefanía y
un niño anotado como “Josef Florentin”, el 13 de marzo de 1786, al cual “tradicionalmente” se
considera el Supremo Entrerriano (ese “tradicionalmente” lo anota José A. Nadal Sagastume,
dejando implícita la posibilidad de que la verdad fuera otra). Esta situación fue advertida por
diferentes autores, el primero de los cuales parece ser Miguel A. Gregori, quien en la revista Ser en
su primer número (en 1962) daba a conocer esta curiosa historia. Además revelaba la existencia de
otro hijo de Tadea, nacido dos años después y, este sí, bautizado “Josef Francisco”. La fecha de su
nacimiento, según el libro bautismal, fue el 3 de octubre de 1788.

2 – El Supremo era hijo “natural” de Tadea. Ese niño, “Josef Francisco”, anotado en el libro
bautismal el 3 de octubre de 1788, no tiene padre: el libro dice claramente “de padre incognito”. En
efecto, Gregorio Ramírez, el primer marido de Tadea, había fallecido en 1876, y ella se casó con
Lorenzo López en 1789. El niño nació en el medio, cuando Tadea no tenía marido: ¡algo
inaceptable para historiografías pacatas! Es el dato más incómodo que la historia oficial se ocupó de
ocultar, y (según Gregori y Carlos A. Roca) la razón por la cual se adjudicó la identidad del
Supremo al otro niño, Josef Florentin, nacido el 13 de marzo de 1786. Un héroe como Ramírez no
podía ser “un bastardo”, los prejuicios de época no podían admitir algo así y por eso alguien agregó,
en la partida de Josef Florentin, un “Josef Franco. Ramires” al costado (con otra letra y otra tinta,
sostiene Roca). Gregori se interroga cuál de los dos es Ramírez, si Josef Florentin o Josef Francisco,
el de padre desconocido, y concluye que “un análisis lógico me hace pensar que se trate de este
último (…) al que por ser hijo de la viuda de Ramírez, todo el mundo lo conoció por Francisco
Ramírez”.

3 – El primer gobernante electo popularmente. Francisco Ramírez fue pionero en muchas cosas.
Una muy especial, inédita en su época (en la que los gobernantes se dirimian por la fuerza) es su
voluntad de legitimarse con el voto popular. Así lo cuenta el historiador Urquiza Almandoz: “Una
vez dictadas las disposiciones que dieron origen a la República de Entre Ríos, Ramírez convocó al
pueblo para que eligiese el Jefe Supremo”, cuenta el investigador. En efecto, en toda la
Mesopotamia (todo el territorio de la República ramiriana) se convocó a “oír el voto libre de los
habitantes”. El autor describe cómo se vivio en la villa de Concepción del Uruguay, que “se aprestó,
como los demás pueblos que integraban la nueva entidad política, a cumplir con la convocatoria.
(…) Fue un soleado día de noviembre de 1820... El comandante militar ordenó que se aprestara un
pequeño cañón. (…) La señal de la convocatoria había sido dada. Todos los habitantes de la villa,
sin distinción de clases ni de personas, comenzaron a converger hacia la plaza. (…) Cada uno de los
concurrentes, por sí y por su libre elección, dio su voto para consagrar al Jefe Supremo. (…) Poco
frecuente, sin duda, era el hecho de que una población de algo más de mil almas, pudiese contribuir
con la expresión de su voluntad, a la elección de uno de sus hijos como máxima autoridad (…) Se
trató del esbozo de un sistema de consulta popular, que con todos los defectos que quieran
señalársele, debe ser juzgado en función de la época y del ambiente en que se aplicó”.

4 – La poderosa Tadea y su origen humilde. La mamá del Supremo era una mujer de una familia
que se había hecho de abajo, aunque algunos historiadores quisieron inventarle una falsa prosapia.
Su papá, Antonio Jordán, nacido en la isla de Malta, en 1831, conoció en Buenos Aires a María
Elvira López, con quien se instaló en el Arroyo de la China, por entonces todavía despoblada de
españoles. Se sabe que tenían escasos recursos porque Antonio no pudo abonar los gastos de un
oficio religioso cantado al morir su esposa, en 1786, y el cura se hizo cargo “dado el estado
menesteroso de los deudos”. Por esa pobreza, debe haber sido un alivio para Antonio que sus tres
hijas se casaran con “jóvenes paraguayos de origen guaraní que trabajaban en la zona”, como lo
registra Urquiza Almandoz. Antonia se casó con Felipe López, Magdalena con Agustín Almada, y
Tadea con Juan Gregorio Ramírez. Labriegos dos de ellos, carpintero el restante. Pobres pero
honrados. Nada de linaje ni de abolengo. Tadea enviudó de Gregorio en 1786 y se casó tres años
después con Lorenzo López, comerciante español, de quien también enviudó en 1819. Quedaba así
a la cabeza de una familia de excelente posición, como lo muestra el censo de población realizado
en 1820 (por orden del Supremo Entrerriano). Allí la familia de Tadea aparece como propietaria de
la mayor cantidad de esclavos, después de Josef de Urquiza (padre de Justo José): diez personas
esclavas contabiliza el censo, más tres jornaleros y tres “agregados”. Urquiza tiene veintidós. Esto
muestra que Tadea había forjado una sólida posición en tres décadas, desde aquellos humildes
comienzos con el carpintero Ramírez.

5 – Las fantasías sobre la muerte de Ramírez. Es conocida la historia romántica y heroica de la


muerte del Supremo. La versión de Mitre (el que la inventa) sobre lo ocurrido el 10 de julio de 1821
dice así: “(Ramírez) se puso en precipitada fuga acompañado de su querida Doña Delfina, y de
cinco o seis soldados que no le abandonaron en aquel trance. Una partida santafesina lo seguía de
cerca, y consiguió apoderarse de Doña Delfina, a la que despojaron de su casaquilla y su sombrero.
A los gritos que daba su querida, volvió cara el caudillo al frente de dos de sus soldados, y
consiguió rescatarla; pero al mismo tiempo que ella se ponía a salvo, un pistoletazo le atravesó el
corazón. Se abrazó del caballo, que asustado tomó el galope, y a poca distancia cayó muerto, con la
cabeza envuelta en su poncho colorado”. Esa fantasía de don Bartolo, fue luego replicada y
aumentada (“hermoseada”) por incontables libros, poemas, canciones folklóricas, puestas teatrales y
novelas. Pero la única fuente de primera mano sobre los minutos finales del Supremo es el coronel
Anacleto Medina, cuyas memorias (que dictó, pues no sabía escribir) se publicaron en 1895. Allí
cuenta: “Respecto de lo que se dijo, que la muerte del General Ramírez fue por salvar a la mujer
que lo acompañaba, es incierto: porque después de desecho, cuando se retiraba con seis u ocho
hombres, buscando mi incorporación, lo persiguió una mitad de tiradores, al mando de un oficial
porteño que siendo su ayudante lo había traicionado, pasándose al bando enemigo. Conociéndolo el
General, les dijo a los pocos hombres que lo acompañaban: ‘Volvamos cara y carguemos a ese
pícaro traidor que nos viene persiguiendo’. Así fue, pero en la carga que les dio, los perseguidores
hicieron una descarga, resultando el solo herido, y como a las dos cuadras de distancia cayó del
caballo. Esta fue la declaración de los soldados del piquete que lo acompañaba”, narró Medina. Si
bien hubo quienes pusieron en duda el testimonio de Anacleto Medina, la historiografía
especializada lo considera hoy la versión más fidedigna con la que se cuenta.
Fuentes:
Miguel A. Gregori (1962) “Francisco Ramírez. Algunos datos vinculados con su origen”, en revista
Ser, año 1 número 1.
Carlos A. Roca (1991) “Chanfleando la historia. Apuntes sobre Tadea Florentina Jordán, los
Ramírez-López y el General Mansilla”, edicion del autor.
Pablo Schvartzman (2005) “Entre Ríos en anécdotas”, Editorial El Miércoles.
Miguel Unamuno (1980) “La muerte de Ramírez y las olvidadas memorias del
general Anacleto Medina”, Ed. Peña Lillo.
Oscar Urquiza Almandoz (2002) “Historia de Concepción del Uruguay”, Tomo 1
Jorge Villanova y Américo Schvartzman (2020) (compiladores) “Francisco Ramírez: El Supremo
¿héroe o traidor?”, editorial El Miércoles.
Jorge Villanova y Américo Schvartzman (2021) “Historias (casi) desconocidas de Concepción del
Uruguay”, editorial El Miércoles.

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