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Historia de la terapia familiar: sus etapas de desarrollo y autores

La terapia familiar es un enfoque y una práctica terapéutica cuyo abordaje considera a la


familia como unidad social significativa. Esto tiene como consecuencia que el tratamiento e
intervención no están centradas en el individuo sino en el sistema familiar como un conjunto.
Esta disciplina tiene distintas aplicaciones y escuelas que han impactado de manera
importante el quehacer de la psicología. Su historia se remonta a la década de los 50’s en un
constante diálogo entre las corrientes más importantes de la psicología y la antropología de
Estados Unidos y Europa. A continuación, veremos una breve historia de la terapia familiar,
así como sus principales autores y escuelas.
Historia de la terapia familiar
La década de los 50’s en Estados Unidos se vio marcada por importantes cambios derivados
de la segunda guerra mundial. Entre otras cosas, las problemáticas sociales empiezan a ser
pensadas desde un campo reflexivo que se había visto opacado por los conflictos políticos.
Surge una comprensión holística y sistémica del individuo y los grupos humanos que impacta
rápidamente los objetivos y aplicaciones de la psicología.
Si bien la psicología venía desarrollándose desde perspectivas fuertemente centradas en el
individuo (las más dominantes eran el conductismo clásico y el psicoanálisis); el auge de
otras disciplinas como la sociología, la antropología y la comunicación permitió un
intercambio importante entre los enfoques individuales y los estudios sociales.
Fueron estas dos corrientes en auge, una de enfoque el individual (predominantemente
psicoanalítico) y la otra de enfoque social, junto algunas propuestas de enfoque mixtos, las
que representaron las primeras bases de la terapia familiar entre 1950 y 1960.
Tras su expansión, miles de personas se formaron en terapia sistémica, lo que reflejó su
creciente profesionalización, al tiempo que la expandía. Esto último en constante tensión
entre hallar el purismo metodológico del enfoque sistémico, o bien, reformar los conceptos
psicoanalíticos de base sin necesariamente abandonarlos.
Pioneros de enfoque psicoanalítico
En este periodo, la terapia de enfoque psicoanalítico no daba resultados visibles en el
tratamiento de la psicosis, con lo que los especialistas tuvieron que voltear a ver otros
elementos más allá del individuo, y el primero de ellos fue precisamente la familia.
En este enfoque, uno de los pioneros fue Milton Erickson, quien puso especial énfasis en el
estudio de comunicación más allá del psiquismo. En el mismo sentido, son representativos
Theodore Lidz, Lyman Wynne y Murray Bowen. Otro de ellos fue Nathan Ackerman, quien
comenzó trabajando con familias a manera de “complemento de terapia infantil” desde el
mismo enfoque psicoanalítico. Este último fundó el primer servicio de atención familiar, el
primer instituto familiar, y la principal revista de terapia familiar del momento: Family Process.
Son también conocidos Carl Whitaker y el Grupo de Filadelfia dirigido por Ivan Boszormenyi-
Nagy, David Rubinstein, James Framo y Gerald Zuk. En el desarrollo de este enfoque
también fue importante Harold Searles, quien trabaja con personas con diagnóstico de
esquizofrenia y, sin centrarse únicamente en la familia, describió la importancia de esta
última en el desarrollo de las manifestaciones psiquiátricas individuales.
De la infancia a la familia
Por otro lado, algunos especialistas estaban estudiando las patologías de la infancia, campo
de estudio que permitió atender las experiencias y tensiones de la familia como una forma de
tratamiento auxiliar.
Uno de ellos, John Bell, fue testigo de los trabajos del inglés John Styherland en esta área y
pronto los reprodujo en Estados Unidos, para finalmente publicar uno de los libros pioneros
en norteamérica: Family Group Therapy. Por su parte, Christian Midelfort publicó otro de los
primeros libros en terapia familiar The family Therapy, en la misma década.
Pioneros en enfoque antropológico
El segundo enfoque clave para el desarrollo de la terapia sistémica fue de corte
antropológico, y, de hecho, inicia por inquietudes similares a las del psicoanalítico.
Interesados en comprender cómo se generan y distorsionan distintos elementos del lenguaje
y la comunicación, terminaron por estudiar las relaciones grupales marcadas por la psicosis.
A partir de ahí se desarrollaron distintas escuelas que, sin abandonar muchos de los
postulados psicoanalíticos, representan las bases más importantes de la terapia familiar.
Veremos a continuación cuáles son.
El grupo de Palo Alto
En constante diálogo con los especialistas de la Universidad de Berkeley, esta escuela fue
creada a partir de los trabajos de Gregory Bateson, biólogo y antropólogo inglés
especialmente interesado en la comunicación. Se trata del autor más citado en terapia
familiar por trasladar la teoría general de sistemas del también biólogo Karl Ludwig von
Bertalanffy, a la antropología y posteriormente la psicoterapia.
Este último formó un importante grupo de trabajo en el hospital psiquiátrico de veteranos de
Menlo Park, en California, donde se incorporaron distintos psicólogos, psiquiatras y
psicoanalistas que estaban trabajando ya con enfoques grupales. Junto con Paul Watzlawick
y otros especialistas, desarrolló distintas teorías sobre la comunicación y la cibernética.
Palo Alto es reconocido como uno de los grupos más representativos de la historia de la
terapia familiar. Son pioneros William Fry, Don Jackson, Jay Haley, John Weakland y, tiempo
después, Virginia Satir, quien es reconocida como una de las principales fundadoras de esta
disciplina.
Entre otras cosas, Satir introdujo una profesión extra en el área de la terapia familiar: el
trabajo social. A partir de ahí desarrolló un modelo terapéutico y dirigió muchos seminarios y
programas de formación profesional. También publicó uno de los primeros libros sobre el
tema.
La Escuela Estratégica y la Escuela de Milán
Posteriormente, Jay Haley fundó la escuela Estratégica y es se posicionó como uno de los
interesados en distinguir los principios del enfoque sistémico de las otras corrientes de la
psicología y la antropología.
Haley conoce en la década de los 60’s a Salvador Munich, quien se encontraba
desarrollando la Escuela Estructural al otro lado de Estados Unidos. Esto da lugar al enfoque
estratégico-estructural de la terapia grupal, que termina por unir las propuestas de Palo Alto
con las orientaciones de corte ecológico realizadas en la costa este norteamericana.
También es representativa en esta área, aunque con base igualmente psicoanalítica, la
Escuela de Milán. Fue fundada por Mara Selvini Palazzoli, quien junto con otros
psicoanalistas cambió paulatinamente el foco de estudio del individuo hacia el trabajo con las
familias, sus modelos de comunicación y la teoría general de sistemas.
Enfoques del proyecto unificador
Luego del éxito de la terapia familiar, ya también conocida como terapia sistémica (no sólo en
Estados Unidos sino también en Europa), el proyecto unificador de los enfoques
psicoanalítico, antropológico y mixto se basó especialmente en el análisis de las cuatro
dimensiones que componen cualquier sistema: la génesis, la función, el proceso y la
estructura.
Se une al proyecto unificador el enfoque de la Segunda Cibernética, que problematiza el
papel de quien observa el sistema en la modificación del mismo; cuestión que había
permanecido ausente en los antecedentes de la terapia y que está fuertemente influenciada
por las teorías contemporáneas de la física cuántica.
En la década de los 80’s se une el paradigma del constructivismo, cuya influencia resultó ser
mayor que la de cualquier otro. Retomando tanto la segunda cibernética como la teoría
general de sistemas, la incorporación del constructivismo propone que la terapia familiar es
en realidad una construcción activa de terapeuta junto con la familia, y es precisamente esto
último lo que permite al profesional “intervenir para modificar”.
Así pues, la terapia familiar es comprendida como un sistema terapéutico en sí mismo, y es
dicho sistema lo que constituye la unidad fundamental del tratamiento. A partir de esto, y
hacia la década de los 90’s, se incluyen nuevos enfoques terapéuticos como las técnicas
narrativas y los abordajes psicoeducativos, al tiempo que esta disciplina se extiende
alrededor del mundo.

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