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Literatura Obrera

selección de textos publicados en

“el trabajo”
0rgano de la Federación obrera de magallanes
año I y II (Punta Arenas, 1911-1913)

Vol. 1

EDICIONES CULTURA OBRERA


BIBLIOTECA
CULTURA OBRERA
PATAGONIA
Literatura Obrera
selección de textos publicados en

“el trabajo”
0rgano de la Federación obrera de magallanes
año I y II (Punta Arenas, 1911-1913)

Vol. 1

EDICIONES CULTURA OBRERA


Literatura Obrera. Selección de textos publicados en
“El Trabajo”, órgano de la Federación Obrera de
Magallanes. Año I y II (Punta Arenas 1911-1913). Vol. 1

1a edición. Enero 2021 por EDICIONES CULTURA


OBRERA, Patagonia.

Indagación, selección de textos y transcripción: Juan


Pablo Castañeda Agüero / Biblioteca Cultura Obrera
Patagonia.

Diseño y diagramación: EDICIONES CULTURA OBRERA.

Ilustración de portada: Imagen que acompaña un


calendario “de obsequio a los confederados” en el n°42
de El Trabajo, del 05 de enero de 1913. La ilustración es
firmada por R. Baldumir.

Contacto: culturaobreramagallanes@gmail.com
Sitio web de Biblioteca Cultura Obrera Patagonia:
https://culturaobreramagal.wixsite.com/misitio-1

Biblioteca Cultura Obrera Patagonia promueve el uso,


reproducción y difusión libre de este material.
INDICE
Presentación……………………………………………………………………………………………………………….…p.7
Introducción…………………………………………………………………………………………………………………..p.8
Textos seleccionados:
1. Mirad el mañana, por Juan Verdades. El Trabajo, año I. n°09. Punta Arenas, noviembre 11
de 1911……………………………………………………………………………………………………………………………p.16

2. El Jugador, por Leon Tolstoy. El Trabajo, año II. n°27. Punta Arenas, julio 27 de
1912……………………………………………………………………………………………………………………………..…p.17

3. Cuestión de vino, por J.J.V. El Trabajo, año II. n°28. Punta Arenas, agosto 10 de
1912………………………………………………………………………………………………………………………………..p.19

4. La eterna plebe, por Antonio Zozaya. El Trabajo, año II. n°28. Punta Arenas, agosto 10 de
1912………………………………………………………………………………………………………………………………..p.21

5. La canalla, por Guerra Junqueiro. El Trabajo, año II. n°30. Punta Arenas, septiembre 07 de
1912………………………………………………………………………………………………………………………………..p.22
6. Ladrones, por Mercurio. El Trabajo, año II. n°31. Punta Arenas, septiembre 28 de
1912………………………………………………………………………………………………………………………………..p.23

7. ¿Me conocéis?, por Catulle Mendes. El Trabajo, año II. n°32. Punta Arenas, octubre 12 de
1912………………………………………………………………………………………………………………………………..p.24

8. Balance de una vida, por Lucífero. El Trabajo, año II. n°33. Punta Arenas, octubre 26 de
1912………………………………………………………………………………………………………………………………..p.25

9. Dos hombres honrados, por Octavio Mirbeau. El Trabajo, año II. n°35. Punta Arenas,
noviembre 16 de 1912…………………………………………………………………………………………………….p.27

10. La Nueva Marsellesa, por Victor Domingo Silva. El Trabajo, año II. n°42. Punta Arenas,
enero 05 de 1913…………………………………………………………………………………………………………….p.29
11. Copia del natural. Comedia original en 3 actos. El Trabajo, año II. n°42, 43, 44, 45, 46, 47
y 48. Punta Arenas, enero 05, 12, 19, 26, febrero, 2, 9 y 16 de 1913. (publicado de manera
fragmentada en estos siete números)………………………………………………………………………….....p.32

12. El último Domingo, por Juan Verdades. El Trabajo, año II. n°43. Punta Arenas, enero 12
de 1913……………………………………………………………………………………………………………………………p.41

13. ¡Huérfano!, por J.V. El Trabajo, año II. n°44. Punta Arenas, enero 19 de 1913……….…….p.43

14. Las Sérpulas, Juan Verdades*. El Trabajo, año II. n°44. Punta Arenas, enero 19 de
1913…………………………………………………………………………………………………………………………….….p.44
15. Correspondencia, por Pruencio Montiagudo. El Trabajo, año II. n°45. Punta Arenas, enero
26 de 1913……………………………………………………………………………………………………………………….p.47

16. El crimen de Juan Ropero, por Antonio Zozaya. El Trabajo, año II. n°45. Punta Arenas,
enero 26 de 1913…………………………………………………………………………………………………………….p.48

17. El barbero de su honra, Juan Verdades*. El Trabajo, año II. n°45. Punta Arenas, enero 26
de 1913……………………………………………………………………………………………………………………………p.49

18. El mejor paraiso, por J.V. El Trabajo, año II. n°46. Punta Arenas, febrero 2 de
1913………………………………………………………………………………………………………………………………..p.53

19. Epígrama. El Trabajo, año II. n°47. Punta Arenas, febrero 9 de 1913………………………….p.55

20. Trabaja para la vida, por Carmen Silva. El Trabajo, año II. n°48. Punta Arenas, febrero 16
de 1913……………………………………………………………………………………………………………………………p.56

Anexo………………………………………………………………………………………………………….p.57

*Los textos marcados por este asterisco (*), tienen otra autoría. Ver notas al pie
correspondientes para cada uno.
Presentación
Biblioteca Cultura Obrera Patagonia propone dialogar de diversas maneras con el pasado
obrero regional, con su historia escrita o por escribir, en un presente de luchas como las de
ayer. Es un espacio en formación que surge ante la necesidad de aportar en la persistente
reconstrucción de la memoria, reivindicando las prácticas culturales históricas de la clase
trabajadora en la Patagonia y Tierra del Fuego.
Creemos que el escenario de crisis y definiciones que vivimos, donde se desarrollan luchas
por la dignidad de los pueblos de hoy, es terreno fértil para iniciativas actuales y urgentes que
revivan formas organizativas históricas del movimiento obrero patagónico a lo largo del siglo
XX. Recuperamos, por tanto, la idea de la biblioteca como espacio de encuentro de lxs
trabajadorxs donde, como ayer, pueden desarrollarse aún las artes, la recreación, la
construcción y la difusión del conocimiento mediante el estudio, la investigación y el debate.
En este sentido, reivindicamos la idea de recuperar y hacer uso de un tiempo libre creativo,
formativo, placentero, en resistencia a las prácticas consumistas y mercantilistas que nos
ofrece el actual sistema.
En el marco de esta propuesta, una de las iniciativas que hemos asumido ha sido la
recuperación y difusión de archivos históricos; entre otros, la prensa obrera escrita y
publicada por el movimiento obrero de este territorio en sus inicios. En esta tarea, en su
lectura nos hemos encontrado con la persistente publicación de textos literarios de todo tipo.
En el caso de “El Trabajo”, órgano de la Federación Obrera de Magallanes, junto con la
información publicada para los confederados (noticias, pronunciamientos, difusión de
actividades, correspondencia), sus números también solían incluir textos de carácter literario:
poesías, novelas cortas, cuentos, ensayos, canciones, entre otros.
A continuación, presentamos una selección de estos textos literarios publicados en “El
Trabajo” durante sus años I y II, correspondientes a 1911-1913. Al sacar estos textos de su
publicación original, corremos el riesgo de perder la riqueza de una obra que es parte y
dialoga con su prensa, con sus debates, con su contexto. Es, también, fragmentar un órgano
fundamental de la lucha y organización obrera de aquel entonces. Advirtiendo estas
consideraciones, proponemos la lectura de los textos literarios que publicamos a
continuación. Nos parece que se trata de una puerta de entrada posible para continuar
conociendo, aprendiendo y reflexionando sobre esta organización obrera, sus ideas y
prácticas culturales. Entre sus líneas se leen las preocupaciones, los gustos, debates, las
aspiraciones, alegrías y penas de parte de un movimiento obrero que supo organizarse y
luchar por un presente y futuro emancipador para lxs trabajadorxs, en plena expansión del
capitalismo en estas tierras.

Hoy, iniciando el año 2021, por medio de esta publicación va nuestro saludo y reconocimiento
a ese movimiento obrero vital, creativo y combativo. Y con él, también nuestro abrazo
fraterno a los pueblos que aun luchan por su emancipación, en la calle, en sus organizaciones
y también en sus letras. Esta publicación pretende ser un aporte más para la reconstrucción
de un puente generacional que nos vuelva a encontrar con nuestra historia y nuestras luchas.
¡Libertad a todxs lxs presxs políticxs mapuches y de la revuelta!

7
Introducción
La FOM y El Trabajo
Los textos literarios que presentamos en esta selección han sido publicados en “El Trabajo”,
órgano de la Federación Obrera de Magallanes (FOM), a lo largo de sus primeros 66 números
correspondientes a los años I y II de su publicación (julio 1911- junio 1913).
La FOM fue una asociación de trabajadores originada en Punta Arenas en junio de 1911 como
respuesta organizativa frente a las deplorables condiciones laborales en las que se encontraba
la inmensa mayoría de lxs trabajadorxs del campo y la ciudad de aquel entonces en la región:
Los anhelos de organización gremial de estos obreros no eran aislados; en todas las
estancias de la Patagonia y la Tierra del Fuego chilena y argentina, existia un malestar, una
especie de esfervescencia entre la clase trabajadora debidas a las condiciones en que los
Gerentes y Administradores de estancias obligaban a los obreros a ejecutar su trabajo, la
depreciación de sus jornales, las horas de labor, las habitaciones insalubres a ellos destinadas,
y muchas otras causas (…). (Iriarte H, G. La Organización Obrera en Magallanes, 1915. Texto
disponible en le web de Cultura Obrera Patagónica).
Teniendo como antecedentes inmediatos la Sociedad de Carniceros “Unión y Progreso”,
constituida el 30 de marzo de 1911, la FOM se origina el 11 de junio de ese mismo año ante
una reunión amplia convocada por estos obreros en el local de la Sociedad Cosmopolita de
Socorros Mutuos de Punta Arenas. Según las actas de esta reunión, publicadas por el federado
Gregorio Iriarte (1915), alrededor de ciento cincuenta obreros entre esquiladores y otros
trabajadores del campo afines, se reunieron para dar origen a la Sociedad como única fuerza
que se impone para obtener buenas condiciones de trabajo. En una segunda reunión,
convocada el Domingo 18 de junio, se aprobó que: la Sociedad, por tener en su seno individuos
de diferentes oficios y profesiones, se le diera el nombre de Federación Obrera de MagalIanes.
Entre los primeros acuerdos de los federados, se destaca la explícita intención de crear su
propia prensa escrita: se editara un periódico, semanal, quincenal o mensual, para la
propaganda y defensa de la clase trabajadora de todo el Territorio; y que esto último, por
creerlo una necesidad urgente, se llevara a cabo a la brevedad posible. De este modo, desde
su fundación la FOM autoriza y promueve la edición de un periódico quincenal con el nombre
de “El Trabajo”, cuya redacción fue encargada a Juan F. Barrera.
En los días posteriores, la Comisión encargada de estudiar y establecer la mejor forma de
organización para la naciente Federación, propone y redacta en su sexto punto que: Las
cuotas de incorporación se destinarían íntegras a formar un fondo de resistencia; y de las
cuotas mensuales se deducirían los gastos que se orijinan, como ser avisos, compra de libros,
talonarios, etc., y de una publicación mensual de propaganda societaria, con el objeto de
mantener latente en los trabajadores, el interés á la Federación, hacer que los indiferentes o
pesimista, se dobleguen ante la evidente utilidad de la Unión y concurran a engrosar las filas
de la Federación, y que nos servirá de porta voz y comunicación de los acuerdos y disposiciones
generales, á los que por estar lejos de los puntos de reunión no puedan imponerse asistiendo
a ellas.

8
Como indica el propio Gregorio Iriarte, subsecretario del primer Directorio de la FOM, el 24
de junio de 1911 sale a la luz el primer número de El Trabajo, impreso en una sola cara con
cuatro columnas de lectura. A continuación, por su valor histórico, reproducimos de manera
íntegra el primer artículo publicado por El Trabajo:
A los carneadores, esquiladores y trabajadores de campo.
Compañeros:
Animados de la idea de formar una asociación compuesta de todos los trabajadores de campo
en general, no hemos titubeado en dar los primeros pasos para llevarla a feliz término; un
grupo de carneadores fué el que primero se constituyo; fué el primero en arrojar la simiente,
simiente que, caída en surco fecundado por ideas sensatas y miras altruistas de muchos de
nuestros compañeros, no tardó en levantarse vigoroso y lozano el arbol de la sociabilidad á
cuya sombra esperamos descansar de las rudas tareas del trabajo.
El hombre, compañeros, ha nacido para la vida colectiva y nó para vivir aislado y llevar una
existencia estéril é infecunda, que agota las energías físicas en las luchas del trabajo y estagna
-si nó retrograda- el desenvolvimiento de la inteligencia, ese don precioso que al nacer nos
lega nuestra madre Naturaleza.
Si los desheredados de la fortuna, acatando las leyes inmutables del destino, habemos nacido
para militar en las filas del trabajo, no seamos el recluta que aislado y solo le brinda un triunfo
fácil al enemigo, sino el soldado valiente y aguerrido que retempla y centuplica sus fuerzas
con el apoyo de sus compañeros.
La asociación de las clases trabajadoras se impone, compañeros: desde los grandes centros
de produccion donde crepitan las máquinas entre nubes de vapor y de humo, hasta el humilde
rincón de la apartada aldea donde el campesino labra la tierra entre la calma apacible de los
campos, la sociabilidad ha echado hondas raíces: Y si tal vemos, si palpamos sus consecuencias
beneficiosas ¿seremos tan apáticos que no nos levantemos como un solo hombre para
asociarnos y suavisar así las esperezas de nuestra ruda existencia?
Falta de compañerismo sería mostrarnos reacios á este movimiento, y vergonzozo el andar
remiso en acudir á engrosar las filas; pero nó sucederá; tenemos confianza en que todos los
que trabajamos en el campo, los que sentimos abofeteada nuestra faz por el viento terroso en
el verano y la nieve penetrante en el invierno, no tardaremos en contribuir con nuestro grano
de arena para la formación del colosal edificio de la unificación y solidaridad de los obreros de
Magallanes”. (texto extraído de Gregorio Iriarte H., La Organización Obrera en Magallanes,
1915).
De este modo, El Trabajo pasó a formar un arma de lucha, organización, propaganda y
educación para los federados: (…) Hoy, nosotros los obreros de Magallanes, iniciamos por
medio de la asociación, la adquisición de una de estas máquinas impresoras y porta voz de la
intelijencia humana, publicaremos y ampliaremos el heraldo defensor de nuestra institución
donde se publicarán todos los abusos patronales, los obreros podrán en sus columnas esparcir
sus ideas y cuando sea necesario será el paladín de nuestras peticiones que siempre serán

9
justas y razonables (La imprenta y las federaciones obreras, El Trabajo, año I n°12. Punta
Arenas, 23 de diciembre de 1911).
Tiempo más tarde, según las propias palabras de Iriarte, con la adquisición de nuevos
materiales y un edificio adecuado, el taller de El Trabajo se traslada desde la casa ubicada en
Atacama 777 a Avenida Colón 730, instalándose allí en septiembre de 1912. Será en
noviembre de ese año cuando se imprimirá la primera edición de El Trabajo en los Talleres
Tipográficos de la Federación.
En la edición del 27 de julio de 1912, El Trabajo anunciaba así la llegada de los nuevos
materiales para la imprenta traídos por vapores alemanes:
Por uno de los últimos vapores alemanes ha llegado a esta Federación el material de imprenta,
por ella pedido para la impresión de su órgano de publicidad, «El Trabajo» impreso hasta hoy
en los talleres de «El Comercio».
Las mas vehementes aspiraciones de todos los federados desde su organización, han sido
tener talleres propios para la impresión del periódico que refleja sus ideales y aspiraciones y
para la ejecución de los demás trabajos concernientes al ramo, que necesitara no solo la
Federación en jeneral sino cada asociado en particular y, por fin, hoy la tenemos.
Con su adquisición, podemos decir con razón que hemos adquirido una muy poderosa arma
de combate, pero esta arma no la emplearemos, como la espada de los paladines
medioevales, para salir en busca de combatientes, no; será tan solo para defendernos y para
defender al que pida justicia, y que si ella se rompe combatiendo en defensa de nuestros
ideales nos quedará la satisfacción de decir que ha sido en cumplimiento de uno de los deberes
mas sagrados de todo ser pensante: la defensa del derecho de los oprimidos! (…). (fragmentos
de Nuestro material de imprenta, El Trabajo, año II n°27. Punta Arenas, 27 de julio de 1912).
Nueve años después de su creación, la organización obrera se había vuelto intolerable para
el capital y éste, una vez más, dejó caer sobre ella las armas del Estado y su terrorismo. Un 27
de julio de 1920 la casa de la FOM ubicada en ese entonces en calle Errázuriz n°452, fue
asaltada por militares del Batallón Magallanes, carabineros y civiles de la “Guardia Blanca”
pertenecientes a la Liga Patriótica, con el apoyo del capital concentrado reunido en el Club
Magallanes (presidido por el sr. Mayer Braun). De este asalto resultaron obreros asesinados
producto del fuego, las balas y los sables. También rompieron a combos la imprenta de El
Trabajo que se encontraba en su interior. Solo luego de 6 meses, volverá a publicarse El
Trabajo en su “segunda época”, continuando hasta 1926.
Dos años después del asalto e incendio a la Federación, el obrero “Marcolín Piado” se referirá
así a los sucesos acontecidos: El edificio de la Fedeación Obrera de Magallanes, el hogar de
los trabajadores de este Territorio, fue incendiado y entonces carbonizados muchos de estos
en cuya bandera de redención social se cobijaban. (…) no es la bala homicidia la que puede
aplacar la sed de libertad y bienestar que se busca con el noble esfuerzo de un trabajo honrado
y perseverante. (Marcolín Piado, Los Horrorosos sucesos del 27 de julio, 1922)1.

1
Para más información sobre estos sucesos y la FOM en general, se recomienda ver el texto de Marcolín Piado
antes citado, el de Manuel Rodríguez Asalto e incendio de la Federación Obrera de Magallanes. 1920,

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El Trabajo y la literatura obrera
Desde sus primeros números, en El Trabajo se destaca una fuerte preocupación por la cultura,
la educación de lxs obrerxs y las actividades artísticas como el teatro, la literatura o la música,
presentes frecuentemente en sus reuniones y celebraciones. Son numerosas las
publicaciones de El Trabajo que dan cuenta de esto. De hecho, la misma realización de una
prensa es una apuesta, muchas veces explícita, por la educación obrera en un sentido amplio:
cumpliendo un rol informativo, de denuncia, de concientización política y también de
ampliación del horizonte cultural.
Las iniciativas culturales de este movimiento obrero fueron parte de sus luchas y la vida
cotidiana de lxs federadxs y sus familias. De este modo, al enumerar los logros obtenidos por
la FOM gracias a su organización, Carlos Vega Delgado destaca junto con las reivindicaciones
económicas alcanzadas, las siguientes conquistas: haber agrupado a casi la totalidad de lxs
obrerxs de Magallanes (fluctuando para 1920 entre los 6 mil y 9 mil afiliados); instruir a lxs
trabajadores mediante la alfabetización y otras actividades culturales; tener la capacidad de
reunir fondos para mantener un periódico, El Trabajo; contar con imprenta propia; reunir
dinero suficiente para mantener una Biblioteca; y ser propietarixs de un teatro, el
“Regeneración” (parte del prólogo escrito por Carlos Vega Delgado en el libro Los horrorosos
sucesos del 27 de julio de Marcolín Piado, 1922).
El obrero de Magallanes lee y se instruye, afirma Gregorio Iriarte (1915). ¡Lee mucho, pero no
el Joaquin Murieta, Pancho Falcato o Búfalo Bill! Las novelas de la Invernizio, la Braeme y
Ponson du Terrail, no le atraen; lee desde los clásicos españoles y franceses antiguos hasta los
modernos novelistas: Tolstoy, Marx, Ugarte, Blasco Ibañez, Farrere, Eca de Quiroz, Fogazzaro
y otros, es decir, lee desde las obras del anarquista hasta las del mas ferviente católico,
sacando de cada una de ellas lo mejor que encuentra en sus páginas; lee para pensar en lo
que lee, no para matar sus pocos ratos de ocio; a su instruccion ha contribuido no poco las
clases nocturnas que para ellos ha abierto la Escuela Nocturna Popular, de cuyas aulas salen
obreros preparados para la lucha por la vida. ¡Estudian en la noche, encorvado el torso sobre
las mesas de estudio trazando ángulos y curvas o amasando el yeso transformándolo en
hermosas cariatides; estudian en la noche lo que acaso tengan que practicar en el taller al día
siguiente!
Y no se crea que el obrero busca para beber sus conocimientos una sola fuente, no; ya hemos
dicho que lee autores de todas las ideas asi politicas como relijiosas, pero hay más aun;
ultimamente se rogó a varios caballeros quisieran dictar conferencias en los salones de la
Federación, ruego que fué favoroblemente atendido, y en ellos fué oida con respeto la palabra
de muchos caballeros de diferentes ideas políticas y religiosas, contandose entre ellos el
sacerdote señor Lus Hector Sallaberry. Con estas palabras caracterizaba el federado Gregorio
Iriarte (1915) al obrero patagónico de principios del siglo XX.
De esta pluralidad de lecturas también da cuenta Pedro Cid Santos (2004), al destacar la
variedad de posturas ideológicas reunidas en la FOM durante el período 1911-1920, aunque

disponible en Archivo Chile; y La masacre de la Federación Obrera de Magallanes escrito por Carlos Vega
Delgado, entre otros.

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reconoce al anarquismo como una de las de mayor influencia al interior de este movimiento.
De acuerdo con el autor, en El Trabajo se exhorta a los obreros a leer, indistintamente, las
obras de Marx y Bakunin. Otro tanto ocurre en la biblioteca de la FOM. Sabemos que hay
anarquismo presente, pero sobre todo vemos que hay un amplio pluralismo y tolerancia por
las demás ideologías. Por otra parte, citando a Manuel Rodríduez Uribe, señala: En la
biblioteca de la Federación Obrera era fácil encontrar obras de Bakunin, Kropotkin, Pío Baroja,
Lenin y otros autores de inspiración socialista y anarquista (Cid Santos, P. Historia del
Movimiento Obrero en última esperanza (1911-1973). Sindicalistas, Anarquistas y Socialistas.
Atelí, Punta Arenas, 2004.)
Estos aspectos resultan relevantes para comprender, también, la pluralidad de autorxs y
textos literarios publicados en El Trabajo.
Desde sus primeros números, ya aparece un espacio para la expresión y debate de ideas con
distintos registros de escritura, habiendo no solo información y noticias vinculadas al mundo
del trabajo como pronunciamientos, denuncias, correspondencias o reseñas de distintas
actividades. Poco a poco, a medida que iban avanzando sus números, El Trabajo fue
publicando escritos donde prevalece la metáfora, el verso y la prosa con distintos recursos
literarios. Aunque podemos encontrar este tipo de escritos desde sus inicios en 1911, como
en “Mirad el mañana” firmado por Juan Verdades (incluido en el vol. 1 de esta selección), es
a partir de 1912 cuando se pueden ver con mayor frecuencia este tipo de textos. Esto, quizá,
haya sido facilitado a partir de la adquisición de los nuevos materiales de imprenta durante
ese año.
Si bien El Trabajo sigue cierto orden estructural al interior de sus números, comenzando
frecuentemente con una editorial donde suele publicarse un pronunciamiento de la
Federación en torno a alguna contingencia, en sus primeros números encontramos que los
textos literarios se ubican de manera dispersas a lo largo de sus páginas, sin tener una sección
especial para ello. Incluso, siendo El Trabajo una publicación quincenal y luego semanal en
gran parte de sus años, hay números que no cuentan con este tipo de escritos. No obstante,
a partir de 1920, con la división más clara de secciones al interior de El Trabajo, estas
publicaciones literarias cobrarán un lugar especial al interior de esta prensa: en 1920 será en
la sección denominada “Tribuna Proletaria”, mientras que en 1921 se encontrarán en el
apartado “Literatura Proletaria. Divulgación de ideas – Discusiones Sociolójicas”; y en 1923
en la sección “Literatura y Crítica”.
Para esta selección de textos se trabajó con la mayoría de los 66 primeros números de El
Trabajo, digitalizados y publicados virtualmente por la Biblioteca Nacional de Chile (faltando
pocos números de este período 1911-1913) y hoy puestos también a disposición en el sitio
web de Biblioteca Cultura Obrera Patagonia.
En esta selección, dividida en dos volúmenes para facilitar su lectura y difusión, se recopiló
un total de 40 textos literarios entre cuentos, poesías, novelas cortas, obras teatrales, ensayos
y canciones, entre otros. Fundamentalmente, el criterio de selección fue que se encuentren
completos o posibles de ser recuperados a través de la búsqueda y transcripción de otras
fuentes. En el caso de los escritos más ligados a una forma de ensayo, seleccionamos tres para
reflejar de manera representativa este tipo de escritura más frecuente en las páginas de El

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Trabajo: en el vol. 1 se incluye Mirad el mañana, por Juan Verdades (1911); y en el vol. 2
Nuestros Odios, por Joaquin Dicenta (1913) y Los peligrosos, por Violeta (1913).

La gran mayoría de los textos aquí seleccionados fueron publicados, cada uno, en un solo
número. No obstante, hay obras como la novela El Divino Amor Humano del español Emilio
Carrere (1913) que, probablemente por su extensión, fue publicada en 12 números
consecutivos. Lo mismo ocurre con la obra de teatro Copia del Natural, comedia original en 3
actos (1913), anónimo, la cual es publicada a través de ocho números.
A lo largo de estos 40 textos, se presenta una diversidad de temas y problemáticas que
reflejan, de una u otra forma, los debates de época y las preocupaciones e intereses de este
movimiento obrero patagónico: el juego, el alcoholismo, la justicia de clase y el sistema
carcelario, la propiedad privada, el clero, el sistema político y sus alianzas con el capital, las
relaciones capital-trabajo, entre otros. También, en aquellas publicaciones escritas por
autores locales, se ven reflejados aspectos de la vida cotidiana de Punta Arenas y la Patagonia
de aquel entonces, como lo muestra la obra de teatro Copia del Natural, comedia original en
3 actos; o El último Domingo, escrito por Juan Verdades (todos incluidos en el vol.1 de esta
selección). En este mismo vol.1 también se incluye Correspondencia, por Pruencio
Montiagudo, donde aparecen breves imágenes del mundo obrero patagónico utilizando un
reconocible sentido del humor.
A su vez, es de destacar que junto a una marcada perspectiva de clase, estos 40 textos
también están atravesados por una visión humanista, científica y laica. En algunos escritos
esto se vuelve más explícito que en otros, tomando historias o posicionándose desde un lugar
donde es fuertemente valorado el conocimiento científico y puesto en tensión con el
religioso, como un debate propio de la época y aun abierto hasta nuestros días.
Es también notorio el permanente diálogo con la cultura obrera europea, rusa y también
latinoamericana. Esto lo podemos ver en la inclusión de textos escritos en diversas regiones,
publicados en diferentes revistas y diarios obreros de distintos países.
En cuanto a lxs autorxs, quedará el desafío de poder recuperar y profundizar más quiénes
fueron y su vínculo con la FOM, fundamentalmente en relación con lxs escritorxs locales. Gran
parte de las obras llevan firma de autoría, aunque hay algunas anónimas. También hay textos
firmados por seudónimos como Juan Verdades, Lucífero o Mercurio. Para cada autor/a se
realizó una búsqueda biográfica y de su obra. De lxs que se ha encontrado información, ésta
ha sido incluida brevemente como nota al pie bajo cada texto. Entre ellxs, cabe destacar la
presencia de autorxs locales como “Juan Verdades”, persistente colaborador de El Trabajo
tanto en textos literarios como de crítica cultural, reflexiones filosóficas y posicionamientos
políticos. Dentro de lxs autorxs chilenxs se destacan Víctor Domingo Silva, premio nacional de
literatura en 1954; y María Espíndola Núñez de Muñoz, pedagoga, poeta y activista de Chillán
que escribe La esposa del bebedor incluido en el vol.2 de esta selección. La gran mayoría de
las publicaciones literarias de este período, no obstante, corresponden a autorxs
internacionales como León Tolstoi (ruso); Joaquín Dicenta y Emilio Carrere (españoles);
Guerra Junqueiro (portugués), Catulle Mendes y Octave Mirbeau (franceses) o Carmen Sylva,
seudónimo de la reina consorte de Rumania, de quien se publica Trabaja para la vida en el

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n°48 de El Trabajo, incluido en el vol.1 de esta selección. También destaca la presencia de
obras escritas en otros países de Latinoamérica como el cuento del anarquista español-
paraguayo Rafael Barrett titulado La Cartera, incluido en el vol.2; o el cuento Las Serpulas del
escritor paraguayo radicado en Uruguay Otto Miguel Cione, incluido en el vol.1. También en
el vol.2, se podrá encontrar La canción del 1 de Mayo escrita por el socialista argentino Alfredo
J. Torcelli. De Estados Unidos, en tanto, se incluye en el vol. 1 El duque y el Vagabundo del
escritor socialista Upton Sinclair.
La poca presencia de autoras mujeres (por lo menos de manera reconocible en sus firmas),
es muestra de lo que ocurría en El Trabajo y, probablemente, también en la prensa de la época
en general. No obstante, junto con las ya mencionadas también se destaca Violeta,
seudónimo de la telegrafista, escritora, periodista y militante feminista española Consuelo
Álvarez Pool, quien escribe Los peligrosos publicado en El Trabajo del 02 de marzo de 1913
(incluido en el vol. 2 de esta selección). También fueron numerosas las reflexiones,
pronunciamientos y ensayos escritos por mujeres a lo largo de El Trabajo donde dan cuenta
de sus posicionamientos sobre los derechos de las mujeres, fundamentalmente en torno a la
educación, el trabajo, su papel en la sociedad y en la lucha obrera. Sabido es también la
destacada y combativa participación de mujeres obreras en este movimiento, como Natalia
Tobar y las obreras de la Lavandería “Modelo” protagonistas de la movilización y huelga frente
al alza de precios en marzo de 1912; o las esperadas y ovacionadas conferencias dadas por la
española librepensadora Belén de Sárraga en Punta Arenas, difundidas y comentadas por la
FOM en El Trabajo; o el vínculo pedagógico y de solidaridad estrechado entre Gabriela Mistral
y este movimiento obrero, por mencionar algunos de los ejemplos más conocidos.

Las obras seleccionadas y aquí publicadas han sido transcritas en su totalidad, intentando
mantener fielmente la ortografía y el estilo original. Tanto en el vol. 1 como en el vol. 2 de
esta selección, se han presentado los textos de acuerdo con su orden de aparición en El
Trabajo, es decir, de manera cronológica.

A continuación de los textos, se adjunta como anexo imágenes de algunos de los ejemplares
de El Trabajo que han sido indagados para esta publicación.

Esperamos que esta lectura motive preguntas, iniciativas, reflexiones, encuentros y nuevas
lecturas y escrituras. Como Biblioteca Cultura Obrera Patagonia, quedamos a disposición.

Salud y libertad!

14
Textos seleccionados

15
1. Mirad el mañana, por Juan Verdades. El Trabajo, año I. n°09. Punta Arenas, noviembre 11
de 1911.

Mirad el mañana

Mirad esos millones de obreros que, para resolver el dificil problema humano, sufren
las tempestades de los mares, las inclemencias de las lluvias, los frios; y quemados y
extenuados por las zonas tórridas de la tierra, van caminando, despacio ... ¡tan despacio! ....
que pasan los años y siempre se ven!!….
Mirad esas muchedumbres jadeantes y encorvadas hácia la tierra, quebrantadas por un
trabajo superior á las fuerzas humanas, embotadas sus inteligencia, cerrando así por la
implacable necesidad de la vida, el camino de las bellas aspiraciones del pensamiento libre.
Mirad esos grandiosos palacios donde el lujo resplandece, interroguemos ese lujo para
saber á que precio ha sido adquirido; analicemos si no es posible, las fatigas que ha costado….
Mirad esteril el campo de la verdad; trabajad en él solidamente unidos para que
fructifique.
Mirad caminar solitarias la Ciencia y la Filosofia; atraerlas a vuestros pensamientos, y
afianzándo vuestra unión, os emanciparéis, evitando que la inmensa mayoría de los hombres,
sufra para proporcionar las comodidades, á un número muy reducido de ellos. Y por último,
mirad el templo donde debéis congregaros para extender la Libertad, reuniendo en él, á todos
los miembros de la humanidad; á la inmensa familia que se cobija bajo la antorcha del trabajo.
Todos á unir sus fuerzas para cimentar la piedra humana, todos á labrarla y pulirla en
nuestro templo llamado: La Federación Obrera .
Juan Verdades2

2
“Juan verdades” aparece como autor de este texto y de varios otros, de distinto tipo, a lo largo de los primeros
años de El Trabajo. En la comedia original “Copia del Natural”, obra de autoría anónima incluida en esta
selección, aparece también un personaje llamado “Juan de la Verdad”, posiblemente vinculado a este autor.
Probablemente, se trate de un federado colaborador de El Trabajo; preocupado en sus escritos por la promoción
cultural, la reflexión filosófica y la contingencia política. En esta selección de textos aparece también como autor
de “El último Domingo”. En el caso de “Las Sérpulas” y “El barbero de su honra”, si bien aparece su nombre bajo
los textos, la autoría corresponde a otros escritores (ver nota al pie n° 14 y n°17 respectivamente).

16
2. El Jugador, por Leon Tolstoy. El Trabajo, año II. n°27. Punta Arenas, Julio 27 de 1912.

El Jugador

Era la media noche cuando abandonó la mesa de juego. Había perdido. Había perdido
su fortuna. Instintivamente tomó el camino de su casa. Su cabeza ardía. Aplastaba su cerebro
un peso enorme.
Y pensó.
Pensó en su familia: en su mujercita, que a esa hora debía esperarlo temblando de frío
y de zozobra al lado de la cuna de su hijo durmiendo.
–¿Qué le diré?
El cielo cubierto de estrellas resplandecía indiferente sobre su frente pálida.
De vez en cuando un trasnochador con el cuello del gabán subido hasta las orejas,
marchando de prisa, pasaba por su lado, mirándolo con desconfianza.
Y el miserable volvía la cara con miedo de ser reconocido, de que leyera en su rostro la
infamia cometida.
Llegó.
Con mano convulsa metió la llave en la cerradura, y tembló al escuchar el ruido de los
goznes que jemían.
La voz del remordimiento gritó en ese instante en su conciencia.
Sintió un puñal que le destrozaba las entrañas.
–¿Eres tu?
Y dos brazos le estrecharon y unos labios le besaron en los labios.
¡Mira! Es una cosa horrible.
Estaba pensando en que lo habías perdido todo, en que no tenías ya donde colocar la
cuna de nuestro hijo.
¡Qué tontería! ¿Verdad?
Y ella le decía todo aquello con los ojos clavados en sus ojos, apretándole las manos,
sonriente de verlo llegar a tan buena hora, dichosa de tenerlo a su lado.
Y ¿si fuera cierto?
Le dijo con tono frío, seco, con el tono del que conociendo su falta, pretender evitar el
castigo haciendo sentir la superioridad de sus fuerzas materiales.
Quedóse la mujercita con los ojos mui abiertos; casi espantada.
–¿Por qué misterioso pensamiento decía la verdad su corazon?
Luego, con una mano apoyada en la cuna del niño.
–¿Qué importaría? dijo. –
Una madre siempre encuentra con que darle de comer a su hijo.
Y había tal majestad en su actitud, tan fiera altivez en su mirada, que el miserable
cayendo de rodillas:
–¡Perdón! gritó, deshecho en lágrimas.
Desde ese día –continuó Nicolás– Tomás fue el mejor de los esposos y el mas honrado
de los hombres.

17
Vencido por la virtud de una madre, de la madre de su hijo, no quiso ser menos que
ella; y obrero infatigable del trabajo, rehizo con creces la fortuna que había perdido.

Leon Tolstoy3

3
León Tolstoy (1828-1910) fue un escritor ruso de gran relevancia literaria. De acuerdo con Pedro Cid Santos
(2004), Tolstoy fue de los escritores que más influencia tuvo en los círculos literarios, filosóficos y en los centros
obreros de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Por sus prácticas e ideología, se le asocia al anarco-cristianismo
teniendo su influencia en reconocidos obreros como Clotario Blest y, también en chile, en las llamadas colonias
tolstoyanas.

18
3. Cuestión de vino, por J.J.V. El Trabajo, año II. n°28. Punta Arenas, agosto 10 de 1912.

Cuestión de vino

I
Luis García (el magarato)
y Juan Ruiz (alias el sopas)
están tomando unas copas
en la taberna del Chato.
El vinillo es puro y fuerte;
la ocasión es oportuna
Luis bendice su fortuna
y Juan maldice su suerte.
De gasto han hecho un derroche
y juegan de mala gana.
Entraron por la mañana
y son las diez de la noche.
Juan reniega y pierde el tino;
no es extraño que dispute
un hombre que pierde al tute
azumbre y media de vino.
Por si sabe mucho o poco,
o hizo una mala jugada,
Juan le dá una bofetada
a Luis, que le vuelve loco.
Tira de hacha el ofendido;
Juan a reñir se prepara,
y, luchando cara a cara,
cae Juan mortalmente herido.
La diversión inocente
concluye al fin en tragedia.
¿Oríjen? … La azumbre y media.
¿Testigos?... Toda la gente.
Es un caso de homicidio;
las leyes de honor no valen
y, en justicia, a Luis le salen
sus diez años de presidio.

19
II
Don Ricardito el barón
y el vizconde don Adolfo,
por las cuestiones del golfo
se engolfan en la cuestión.
En la digestión están,
y su furor no es extraño.
A cualquiera le hacen daño
los vapores del Champán.
El Adolfito es valiente
y nunca quiso ceder.
Un barón tiene que ser
hombre necesariamente.
Los improperios aguzan
lo mismo que dos villanos,
y, sin venir a las manos,
las dos tarjetas se cruzan.
Saldaran de mala gana
sus cuentas a sangre fría.
El lance es al otro día
a las seis de la mañana.
Se hallan al fin frente a frente
sin rencores verdaderos.
Testigos, dos caballeros,
para cada combatiente.
¿La causa?... El juego y el vino.
Suena una detonación,
y es hombre muerto un barón.
y un vizconde el asesino.
¿Cualquiera en esto vería
un homicidio probado?
¡No, señor; lo ha sancionado
a ley de caballeria!
III
El que indulta a un matador
a otro le manda a presidio.
¡El mismo crimen traidor,
de blusa es un homicidio,
de frac un lance de honor!
J.J.V. 4

4
José Jackson Veyán (1852-1935) fue un dramaturgo y poeta español, colaborador de varias publicaciones de
su época; entre ellas, la revista madrileña Ilustración Popular donde publica este texto en su n°14 del 20 de
agosto de 1897. Fue miembro directivo del Centro Instructivo del Obrero de Madrid.

20
4. La eterna plebe, por Antonio Zozaya. El Trabajo, año II. n°28. Punta Arenas, agosto 10 de
1912.

LA ETERNA PLEBE

El pueblo dormía:
–¡Esclavicémosle! –dijo el tirano y cubrió su cuerpo de pesadas cadenas.
–¡Fanaticémosle! –esclamó el sacerdote, e inundó su cerebro de sombras.
–¡Oprimámosle! –gritaron los parásitos, e impusieron a su esfuerzo trabas.
Y los nobles, los guerreros, los sacertos, los mercaderes, los parásitos, despues de
martirizar y de explotar al pueblo, hicieron más: le maldijeron por los siglos de los siglos.
De pronto, sobre el valle, pasó desoladora y terrible la tempestad.
Y derribó los templos y pulverizó los palacios y anonadó las fábricas y sepultó en sus
escombros al pueblo.
Después…
Después los magníficos, los poderosos, los soberbios, los indomables, roturaban la
tierra, trabajaban las artes.
Habían tenido que hacerse pueblo para vivir.

Antonio Zozaya5

5
Antonio Zozaya You (1859-1943) fue un abogado, periodista, literato, intelectual español y republicano;
perseguido por el franquismo hasta su exilio en México. Fue reconocido como un difusor de la filosofía y la
cultura entre los obreros, creando la Biblioteca Económico Filosófico. Entre sus trabajos se cuentan
recopilaciones, traducciones y obras originales como novelas, cuentos y obras teatrales publicadas, muchas de
ellas, en diferentes prensas. Para más información sobre el autor, ver María Zozaya Montes. Trayectoria de un
intelectual madrileño olvidado: Antonio Zozaya You. Ferrán n°19. Mayo del 2000.

21
5. La canalla, por Guerra Junqueiro. El Trabajo, año II. n°30. Punta Arenas, septiembre 07 de
1912.

La Canalla

Siempre que el motin estalla,


para el hombre miserable,
la canalla es la culpable;
pero ¿quién es la canalla?
¿Quién forma en esa legión
a quién muchos sacrifican
y a quién todos califican
de falta de corazón?
¿El que suda en el taller
y por sus hijos se afana,
y a pesar de eso no gana
para darles de comer?
¿El humilde menestral,
tan humilde, que ha podido
ser vencedor, y vencido
duerme en el fondo social?
¿El hijo del labrador,
que estando la patria en guerra
sabe salir a la sierra
para defender su honor?
¿El que sufre y el que calla?
¿El que a ninguno interesa?
Pues si la canalla es esa,
¡es muy digna la canalla!
Guerra Junqueiro6

6
Posiblemente la autoría pertenezca al poeta, abogado y político portugués Abilio Guerra Junqueiro (1850-
1923). Este autor fue reconocido por sus obras literarias y posición política republicana. Sus obras aparecieron
con cierta frecuencia en los periódicos obreros y revistas literarias de la época.

22
6. Ladrones, por Mercurio. El Trabajo, año II. n°31. Punta Arenas, septiembre 28 de 1912.

Ladrones

En esta nación tan rica


hay ladrones de chaqueta,
de levita, de sotana
de gorrilla, de chistera,
de cogulla, de quevedos,
de bastón y de tarjeta;
y unos roban con la idea,
otros roban con la pluma,
otros roban con la imprenta,
y otros roban con las manos,
y otros roban con la lengua.
Unos pasan por honrados,
otros pasan por lumbreras,
y muchos por sabios grandes,
por benditos, eminencias,
por escritores, por títulos,
por ilustres, por poetas,
por insignes, por jigantes,
por próceres y por ciencias.
Y de todos, sólo pisan
del presidio las galeras,
los que roban por centavos,
sin levita, sin tarjeta,
sin honores, sin galones,
sin quevedos, sin chisteras;
que el ladrón que menos roba
más ladrón se considera.

Mercurio7

7
Este texto fue también publicado en el semanario español El Motín en su n° 21 del 23 de mayo de 1912, firmado
también por Mercurio. Esta publicación se caracterizaba por su anticlericalismo y postura republicana.

23
7. ¿Me conocéis?, por Catulle Mendes. El Trabajo, año II. n°32. Punta Arenas, octubre 12 de
1912.

¿Me conocéis?

Soy el príncipio de todas las alegrías, el compañero de todos los goces mundanos, el mensajero
de la muerte, el príncipe que gobierna el mundo. Estoy presente en todas las ceremonias y
ninguna reunión se verifica sin mi presencia. Fabrico los adulterios, hago nacer en el corazón
los pensamientos criminales, mancho los hogares, soy padre de los hijos sin padre, enveneno
la raza, traigo el envilecimiento, la depravación, los suicidios, la locura, el crímen en todas las
formas imaginables. Acabo con las familias, persigo a los abuelos en los nietos, hago perder la
vergüenza, la dignidad, el honor, la buena educación. Pongo un velo sobre los ojos, sobre la
conciencia y hago parecer el crimen como venganza, la abyección como pasatiempo, la
inmoralidad como entretenimiento, el adulterio como conquista galante. He ganado más
victorias que Alejandro, he uncido más pueblos a mi carro que Roma, he asaltado más pueblos
que Atila. También hago que los maridos se rían de la infidelidad de la esposa ajena, trabajando,
necios! por la ruina de su propia esposa; por mi causa los jóvenes y los viejos se divierten
haciendo epigramas contra la moral y la religión. Hago los Diputados, obieniéndoles votos para
que expidan leyes que aumentan mi reino, que es toda la tierra. Aspiro convertir el mundo en
un Hospital, en un manicomio, en un circo en donde estén encerrados tigres, asnos, puercos,
halcones y buitres; quiero sangre, desolación, ruina, liviandades, rencores, guerra,
desesperación y blasfemias. Nazco en todas partes; conozco las frías regiones de Laponia y
Siberia, y las ardorosas de Egipto y de la zona tórrida; tengo origen en el trigo, el arroz, el maíz,
la cebada, el jugo de la uva y la leche de yegua; mi patria es la tierra, mis esclavos los hombres;
el que me envía, el Príncipe de mal. Sé que me conocéis, pero no queréis nombrarme, porque
todavía os resta el pudor de los hombres, ya que habéis perdido el de los hechos. También soy
vuestro rey.
Soy…. el alcohol.

Catulle Mendes8.

8
Catulle Mendès (1841-1909) fue un escritor francés autor de obras de teatro, poesías, novelas, cuentos y
relatos.

24
8. Balance de una vida, por Lucífero. El Trabajo, año II. n°33. Punta Arenas, octubre 26 de
1912.

Balance de una vida

Escúchame, viejo trabajador que durante cuarenta o cincuenta años te has sacrificado
en el taller, en la mina, en el terruño, en el mar, en donde sea y como sea.
Cualquier oficio que tengas, y aun suponiendo que no sea de los más duros, has tenido
que sufrir mucho, que tolerar mucho, que ahogar tus impulsos, unas veces de rebelión, otras de
asco y fastidio.
A los catorce o quince años comenzaste a trabajar honradamente, resignadamente,
gustosamente, y has conservado el amor al trabajo y la resignación y la honradez durante
cuarenta o cincuenta años.
Este era tu capital: honradez, resignación, amor al trabajo; de todo esto has acumulado
mucho; a ver cuánto te darán por todo ello los capitalistas que se han enriquecido con tu trabajo.
Ellos, en cambio, no eran honrados, ni resignados, ni amaban el trabajo; eran todo lo
contrario: eran ladrones sin conciencia que acumulaban el trabajo tuyo y formaban el capital
suyo; porque el capital es trabajo acumulado; tú has trabajado y ellos te han robado el fruto de
tu trabajo, lo han ido acumulando junto con el de otros compañeros tuyos, y han llegado a
formar un capital enorme que les permite vivir como príncipes y despreciarte a tí con tu virtud
y honradez.
En cambio, te daban un jornal, un mísero jornal con el que dificultosamente podías ir
viviendo; con este pobre jornal tenías que mantenerte y mantener a tu familia, vestiros,
calzaros, pagar la casa, pagar al médico y al boticario y al cura, pagar impuestos y multas,
escamoteando algo para vicios, porque también te enseñaron a ser vicioso, y luego ahorrar para
los días sin trabajo y ahorrar para la vejez y no tener deudas.
Aunque parezca milagroso, supongamos que ahorraste y que pusiste tu dinero en un
montepío. ¡Nunca lo hubieras hecho! Estos mismos señores que te predicaban cristianismo y
honradez y amor al trabajo un día hicieron quebrar al montepío y te dejaron con la libreta de la
caja de ahorros en la mano. La virtud del ahorro fué muy productiva, pero no para tí, pobre
obrero virtuoso, sino para los señores que te aconsejaban y que luego saquearon el montepío.
El caso es que te han echado del taller porque eres viejo, porque ya no pueden explotarte
más y que te hallas en la calle sin dinero, sin fuerzas, sin abrigo, sin pan y con una ley que te
prohibe pedir limosna.
Este es el balance de tus cuarenta o cincuenta años de trabajo, de virtud, de honradez.
¿Qué más te hubiera ocurrido si hubieses sido rebelde, díscolo, si hubieses trabajado por la
revolución?
¿Te habría expulsado ántes tu burgués? ¿Y qué? Antes eras joven, eras fuerte, hubieras
podido vivir en cualquier parte y seguramente no estarías peor que ahora.
Porque eres dócil, por resignado y prudente ha esperado a despedirte, ahora, cuando ya
eres tan viejo que para nada sirves. ¡Ya puedes estarle agradecido!
Contempla tu vida, infeliz obrero; piensa en los años de tu juventud, perdidos para tí
porque todo tu esfuerzo lo pusiste al servicio del burgués; piensa en tu mujer, que murió
anémica, sin medicinas, sin camas, sin asistencia; piensa en tus hijos, que te quitó la patria;
piensa en tus hijas que sedujo el hijo del burgués y cuyo paradero ignoras; piensa en tu
honradez, en tu resignación, en tu amor al trabajo. ¿De qué te ha servido todo ello?
25
El cura te dijo que hace muchos años vino un Mesías para redimirte. ¿De qué te redimió
el Mesías, viejo trabajador?
El político te predicó que amases la patria. ¿De qué te ha valido la patria?
También te enseñaron a respetar la propiedad y la autoridad y el orden. ¿De qué mal te
libraron y qué bienes te produjeron todas estas cosas?
Mañana saldrás a la calle, te colocarás en una esquina y verás pasar indiferentes por
delante de tu brazo extendido y de tu mano abierta a los que has enriquecido con tu trabajo, al
sacerdote que te predicó la resignación y a la autoridad que siempre has respetado. Procura no
importunarles, porque te llamarán perdido y te aplicarán todos los rigores de la ley de vagos;
porque según la ley tu serás un vago y los que te robaron son ciudadanos influyentes.
Lo más que te permitirán es que llores en silencio y que te mueras de hambre sin
quejarte.
Llora, pobre viejo, llora; pero no te quejes, porque de todos tus males no tiene la culpa
el burgués, ni el cura, ni el político; la tienes tú solamente, pues con tu amor al trabajo has
enriquecido al burgués y éste ha pagado al político y al cura para que te engañasen; con tu
resignación has dado fuerzas a tus enemigos.
Llora, pobre viejo, pero no te quejes, porque para tí ya no hay remedio. Tus males solo
podrá curarlos la rebeldía y para ti ya es tarde.
Menos mal si con tu ejemplo escarmientan los jóvenes que comienzan a vivir y que
conservan íntegro el tesoro de sus energías.
Tú has malgastado ese tesoro en el trabajo en provecho del burgués; aprendan ellos a
emplearlo en beneficio propio y de toda la clase trabajadora.

Lucífero
De El porvenir del Obrero9.

9
El Porvenir del Obrero fue un periódico anarquista creado en Mahón, España, en los últimos años del siglo XIX.
Esta obra firmada por Lucífero, fue también reproducida en esa época por otros periódicos y publicaciones
obreras como el semanario político El Motín, de Madrid, en su n°36 del 05 de septiembre de 1912.

26
9. Dos hombres honrados, por Octavio Mirbeau. El Trabajo, año II. n°35. Punta Arenas,
noviembre 16 de 1912.

Dos hombres honrados

El más gordo, de sonrisa bonachona, decia á su vecino que comía á dos carrillos,
sin parar mientes en lo que dejaba encima de la mesa el mozo del restaurant:
–Desengáñense usted, amigo, el robo será siempre un crímen.
–Le supongo propietario.
–Gracias á mi constancia, mis ahorros y á mi trabajo.
–¿Es usted industrial?
–Y comerciante.
–¡Ah!
–Y usted ¿á qué negocio se dedica? Tiene usted cara de bolsista.
–Pues no tengo cara de lo que soy, me dedico á robar.
–¿A robar?
–Como lo oye usted.
–Y lo dice con orgullo.
–Con el mismo que emplea usted para decir que es comerciante é industrial.
–¡Mi negocio es legítimo!
–Lo sé; casi tan legítimo como el mío, aunque no tan digno.
–¡Cómo que no tan digno!
–Naturalmente, no es tan digno porque es menos expuesto y más hipócrita. Yo robo
teniendo la ley en contra y usted roba al amparo de la misma ley. No da el peso cuando
compran, no reparan envenenar á su clientela vendiendo.
–Es un contrato libremente estipulado.
–¡Sí, sí! Pero al hacer el pacto se habla de cierta calidad, de cierta medida y cierto
precio.
–Es que.
–Déjeme usted hablar y lo hará el día del juicio.
Comiendo tranquilo estaba cuando usted me interrumpió.
Yo soy más franco….. Respecto de la industria no me negará usted que emplea artículos
malos para venderlo como buenos y que da á sus operarios el cinco por ciento de lo que
producen.
–Buena la haríamos los comerciantes si vendiésemos al precio que compramos y no la
haríamos mejor los industriales si las primeras materias costasen el dinero que sacamos de la
producción.
–Harían ustedes un mal negocio, como lo hago yo el día que vuelvo á casa con los
bolsillos vacíos.
–Es que yo trabajo.
–Lo mismo digo, y más personalmente de lo suyo.
–¡No señor! usted roba.
–Según á qué llame usted robar.
–Roba el que se apodera violentamente de lo que no es suyo.
–¡Ah!, vamos. Por manera que el ladrón se diferencia del comerciante en que este roba
pacíficamente. No me negará usted en este caso que el segundo es una decadencia del primero.
Ustedes son los ejércitos de mercenarios sin valor para robar a mano airada.

27
Han legalizado la falsificación y el escamoteo. Mejor dirían si dijera que por
antiestéticos, sino por otra cosa, merecerían ir á la cárcel.
El ladrón y el comerciante se levantaron de la mesa, sin saludarse siquiera.
Al año, el uno se encontraba en el presidio fuera de la ley por haber robado una cartera,
y el otro hacía leyes en el Parlamento, porque habiendo jugado á la baja en común con el
ministro de Estado, ganó muchos millones y pudo representar al país con el dinero que había
quedado á numerosas familias que vivieron después en la miseria.
OCTAVIO MIRBEAU10

10
Octave Mirbeau (1848-1917) fue un periodista y escritor francés autor de novelas, obras de teatro, cuentos y
crónicas. Por su crítica social, su obra fue reconocida y reproducida en diversos periódicos y publicaciones
anarquistas.

28
10. La Nueva Marsellesa, por Victor Domingo Silva. El Trabajo, año II. n°42. Punta Arenas,
enero 05 de 1913.

La Nueva Marsellesa

Hermanos en la vida y en el trabajo, hermanos


en el dolor y en todo: estrechemos las manos
y pues marchamos todos por un mismo camino,
vamos á la conquista de nuestro gran destino.
Todos los que sufrimos debemos ser iguales.
Si todos recibimos los azotes brutales
de la maldad, si todos formamos los racimos
de vieja carne anónima, por qué no nos unimos
y, apretados en torno de la común bandera,
saludamos la nueva, fecunda primavera,
y en esta tierra llena de honor y de impudicia
clavamos el augusto pendón de la justicia!
¡Hermanos en la vida y en el dolor! Ya es hora
de erguirse y rebelarse. Despierte ya la aurora
del gran advenimiento de los días supremos
de redención… Hermanos, llenos de fe, luchemos
por conquistar el trozo de pan que se nos niega:
nunca, jamás roguemos (sólo el mendigo ruega,)
y ante la puerta de oro de ahitos Baltasares,
hermanos, escribamos el Mane-Técel-Fares!
En esta gran catástrofe, hasta el verbo de Cristo
se pierde, estrangulado por la pasión…
Yo he visto
allá en las lejanías de mis viejas montañas,
á muchos pobres hombres desgarrar las entrañas
de las ásperas sierras, y hundirse en lo más hondo
como el reptil, hundirse hasta tocar el fondo,
y con el heroísmo de á quien nada le arredra,
á tiros y combazos hacer parir la piedra!
Yo he visto en el bochorno de aridez de la pampa
al roto, á puro golpe de dinamita y lampa,
abrir el vientre enorme de esa opulenta tierra
que sembró de cadáveres, otro tiempo la guerra;
abrir aquella tierra pródiga de tesoro
y arrancarle el salitre que vale más que el oro!
Yo he visto en nuestros campos, bajo el sol, bajo el viento,
á cien desventurados soportar el tormento
de arar la tierra propia para el ajeno grano
y en el arado ajeno cansar la propia mano!
Yo he visto allá en las minas del sur, en las cavernas,
en ese horrible impero de las sombras eternas,

29
bajar tambien los hombres al fondo del abismo,
gastar allí sus vidas de oprobio y heroísmo,
ser hijos de la noche, arrojar hacia el día
el carbón redimido que es luz y es alegría!
Yo he visto allá en los bosques del sur, en la frontera,
en esa tierra heróica, como sus hombres fierra,
que nunca hollar pudieron los tercios de Castilla,
y cantó en su epopeya don Alonso de Ercilla,
yo he visto al indio viejo, desamparado y triste,
decir, llorando á mares, que “Arauco ya no existe;”
regar con el sangre y lágrimas el suelo del terruño,
decir adiós al rancho, mostrar el cielo el puño,
y ante el recuerdo negro del último episodio,
lanzar hacia la selva los fantasmas del odio!
Yo he visto allá en los límites del austral archipiélago
entre esas viejas islas que bañan brisa y piélago,
á los últimos vástagos de aquella raza brava
venderse al oro infame como la carne esclava:
al pan tender la mano, tender el cuello al yugo,
y ser al fin las víctimas del capataz-verdugo.
Y yo me he preguntado si son seres humanos
los que así se debaten, si son nuestros hermanos,
los que así caen como forzados de galera,
luchando para otros en plena carretera;
los que así tan cruelmente la ambición crucifica
sobre esta tierra virgen, exuberante y rica.
¡Ay! Colocando encima del corazón las manos
é invocando los fueros de la justicia. ¡Hermanos!
¿no es cierto que es preciso ser en la vida un muerto
para no condolerse con nosotros? ¿no es cierto
que es triste, bien triste la vida así? ¡Tal vida
justifica al blasfemo y enaltece al suicida!
Caín, el fratricida, blande aún en la mano
la quijada sangrienta con que mató á su hermano.
Caín, que ya no marcha contra los elementos,
no siente ya el azote de los remordimientos.
Caín, que ya no escucha de su víctima el lloro,
puso entre él y su crimen una muralla de oro.
¡Y pensar que es tan fácil el remedio! Que tanto
dolor, y tanta angustia; que tanta sangre y llanto,
pueden ser suprimidos si un dia comprendemos
que nada hay imposible para la fuerza unida,
que aun de la misma muerte la unión arranca vida.
De un mundo al otro, sean todas las almas, una.
La fábrica y el diario, y el yunque y la tribuna.
forjando sin perezas, sin treguas ni desmayos,
el lívido tridente de lampos y de rayos
que tarde ó que temprano provocará sin duda
sobre la gran miseria de la tierra desnuda –
justo y sagrado triunfo del esfuerzo de ahora, –

30
el trueno apocalíptico de nuestra gran Aurora.
¡Hermanos en la vida y en el dolor! La inquieta
voz de las multitudes entusiasma al poeta.
Conmuévenle las voces que suben del abismo,
y por pensar en todos se olvida de si mismo,
Y entonces es profeta, y en su divino augurio
habla de la suprema redención del tugurio,
habla de la justicia, y en su canto sonoro
se presiente el derrumbe de las torres de oro!
“Sus versos doloridos de la miseria humana,
van por la noche á veces á sonar la campana
de alarma que sacude la muerte del suburbio.
Y en el vivac del hambre, junto al arroyo turbio
que se arrastra, sangrando como una rota arteria,
todas las podredumbres del vicio y la miseria,
con voz que la amargura y el odio hacen sonora
murmuran de esperanza, de redención, de aurora;
ponen oído á todos los ecos de allá abajo,
donde hierve la eterna tragedia del trabajo
y oyen la generosa pulsación de una raza
que se yergue y protesta, que grita y amenaza!”
¡Hermanos en la vida y en el trabajo! Es esa
la misión del artista que la tierra atraviesa.
El poeta egoísta que ante la infamia calla
y calla ante el humano dolor, es un canalla.
En las horas supremas, deben tener las liras
los estremecimientos de las supremas iras.
El gran poeta debe tremolar su bandera
y lanzar sus estrofas sobre la trinchera,
romper los viejos ídolos, marcar los nuevos rumbos,
salvar las marejadas de rayos y de tumbos,
llevar la frente altiva sobre los firmes hombros,
alzar á los caídos, marchar sobre los escombros,
hacer vibrar las almas, mostrar expuesto el pecho
á los azotes trágicos el huracán deshecho
y en una misma ráfaga, y en un mismo delirio
marchar con sus hermanos al triunfo ó al martirio!
¡Hermanos en la vida y en el dolor humanos!
Juntemos las banderas, estrechemos las manos,
y apretados en torno del común estandarte
salvemos la barrera del último baluarte.
Unámonos, hermanos! Que mi misión es esa:
cantar para vosotros la nueva marsellesa!

VICTOR DOMINGO SILVA11

11Víctor Domingo Silva (1882-1960) fue un poeta, novelista, dramaturgo y cuentista chileno nacido en Tongoy.
Militante anarquista en su juventud, es parte del grupo fundador del Ateneo de la Juventud y la Universidad
Popular de Valparaiso. Recibe el Premio Nacional de Literatura en 1954. Al haber partes incompletas del texto
digitalizado por la Biblioteca Nacional de Chile, las líneas faltantes en esta copia de El Trabajo fueron

31
11. Copia del natural, Comedia original en 3 actos. El Trabajo, año II. n°42, 43, 44, 45, 46, 47
y 48. Punta Arenas, enero 05, 12, 19, 26; febrero, 2, 9 y 16 de 1913. (publicado de manera
fragmentada en estos siete números consecutivos).

Copia del natural12.


COMEDIA ORIGINAL EN 3 ACTOS

La escena pasa en cualquier parte de Chile.


-
PERSONAJES

Mr. Raby (Inglés recién llegado a Chile)


Señor Pasaportout (Funcionario)
” Muchasvueltas (chileno metido a caballero)
” Juan de la Verdad (Futre)
” Ernesto Sindoblez (Roto)
” Inocencio Rabanales ”
Un suplementero, Pueblo, etc.

ACTO I.

Una sala de modesta apariencia.

(Juan de la Verdad vestido pobremente pero con decencia).


Juan de la Verdad (con desaliento). Por uno de esos vaivenes de la vida me encuentro
en este pueblo donde a nadie conozco, pero me basta la resolución y ánimo para trabajar;
además estoi en un pueblo de mi querida patria, aunque no lo parezca, la más hermosa del
hemisferio austral.
Ignoro el concepto que se hayan formado de mi. He solicitado un empleo, solo me han
dado promesas; he pedido trabajo de peon, he hallado una negativa por supuesto. Me vén cara
de futre.
Muy buenas recomendaciones he traido de personas altamente colocadas, las que me
han recibido muy bien, hasta con deferencia, me han colmado de atenciones y promesas, pero
nada mas que promesas y ya se sabe el valor que estas tienen cuando se trata de cumplir
deberes, sobretodo cuando el estomago apremia! ¡Ah, el dinero! ¡Dios todopoderoso en los
tiempos en que vivimos. Dios ante quien se inclina reverente la mayoría de la humanidad! ¡Ya
me abandona casi del todo, pues lo muy poco que tenía se vá escapando! ¡Verdad que tambien

reconstruidas a partir de la publicación del mismo poema en los archivos digitales de Memoria Chilena. Para leer
más sobre este autor, ver Fuentes Retamal, Pablo. (2015). El melodrama ácrata Aires de la pampa de Víctor
Domingo Silva y su articulación del tiempo según la utopía libertaria de Mijaíl Bakunin. Izquierdas, (22), 1-19
12
Esta comedia original no lleva firma de autoría. No obstante, es de presumir que se trata de un autor/a local
por su amplio conocimiento sobre las condiciones de trabajo en la Patagonia. A su vez, al haber un personaje
llamado “Juan de la Verdad”, hace pensar que pueda tener algún tipo de vínculo con el seudónimo de “Juan
Verdades”, autor del primer texto incluido en esta selección y del próximo que sigue a continuación de esta
comedia.

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era muy reducida la cantidad que acompañaba mi escuálido bolsillo. ¿Que hacer? Ante todo
trabajar, no importa en qué; el trabajo no deshonra: ennoblece, dignifica al hombre, pero para
obtenerlo…. ¡ay! es necesario arrastrarse… ó… morir de hambre!! (váse).
Mr. Raby. (Vestido ridículamente, con una cachimba en la boca y la cara rasurada y
alegre).
Raby –Mi estar mochi contento porque la llegando a Chili; mi saber mochi bien esta
pais mochi rico; tener mochi libre and ganar mochi plata, pronto ganar yo mochi mas ta
presidente del república.
¡England! Mochi malo (tocándose la barriga); mi saber la chilena querer mochi la
gringo; tener Trapalon Company mochi work for inglish and plenty paund. Mi pide la trabajo;
la cartera no importa mi; mi gana mochi li..b.ra. Is allright, after vamos por Ingland, mi ser
despoes Lord. (váse frotándose las manos).
Ernesto Sindoblez (vestido de rotito).
Ernesto –¡Vendito sea Dios! ¡Parece mentira como son las cosas, en mi tierra agora no
se puee vivir con estas malditas compañías que icen son ganaeras, pero qu´ uno gana caa vez
menos. Mañana cundo vean pasto en la Plaza de Armas o en la Avenía e Colon tamién va
jormar otro sindicato. Así icen los jutres! (limpiándose la nariz con el dorso de la mano) y ya
no poremos ir á la musica, porque ó mandarán la música a otra parte ó habrá que sacase el
sombrero para dir por la vedera. Bien le icia yo á mi primo Churuncbelo que con el tiempo
ibamos a tener que besale las pezuñas a cualquier michicuma que sea almenistraor y nos
cobraría hasta por estornuar juerte! (mostrando los puños) enseguía habra faite. Pero si a uno
le toca la güena y les arregla los cobres en seguía lo mandan al calabozo! Estos gringos son así,
tan ensoberbecios.
Lo cierto es qu´ ellos se reiran porque nosotros mesmos tenimos la culpa que andamos como
pingos baguales y ca´ uno tira pa su raya! que si nó los hacíamos estornuar a guantás y too. ¡Sí
tuvieramos uníos otro gallo les cantaría! aunque los auyaara el señor Pasaportoo, y las cuñas
del gobierno (arreglándose los puños) a pura cachetá ibamos a hacer comprender que na´
estaban tratando con lanúos ni con burros e carga!
Inocencio Rabanales (con el traje muy roto, entrando y abrazando a Sindoblez). Como
te vá ñato: como te va hermanondo!!
Sindoblez –Como mia dir pus hermano, aquí me estoi lamentando lo mesmo qu´ un
Jeremias por lo que por causa de otros le pasa a uno con las famosas Compañías Ganaeras.
Agora que sian apoerao de toa la Patagonia estamos bien lucios. Dia llegara, hermanito en que
no poiremos ganar pa comer (con el rostro compujido) y tendremos que dirlos pal otro lao. El
Gobierno nu´ace ná por nosotros, parece que lo hiciera airer, echar a toos los rotos e Chile pa
gringá ná mas. Mira, hermano, en l´otra banda queren a los chilenos mas que aquí y tienen
trabajo bien pagao: hai que echarlas pa´ allá, hermano!!
Rabanales –Me alegraría, hermano, q´e hubiera una guerra pa ver si esa gringá poía
poner el pecho al frente; entonces si que iban a esconder toitos, y entonces tamien se iban
acordar de nosotros y hasta esos señores tetulaos políticos nos iban a llamar hermanitos. ¡Como
que soy de los Rabanales del sur!!
Sindoblez –Quian dir hermano, si l’ unico que hacen es recojer libras y tomar güisqui;
i comer porich, jam y sacále la güelta al trabajo y si suan, suan roncando a ebajo di una mata y
cuando ya tienen algunos pesos escupen por el colmillo. Nu´ ha visto, hermano, que llegan
más pobres qu´ una cabra y cuando emprencipian a botar el pelo ya son misters y el que no les
ice así, ¡está en la mala!
¿Quiere que le iga la verdá, hermano? ei trabajao en las salitreras del norte pero no ei
visto gringos mas michicumas que los almenistradores de esta compañia! ¡Si parece que son

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de maire aparte! ¡Los que hai pu allá son muy diferentes! ó quien sabe si es porque de qu´ace
una chanchá tamien le sale el jutre con los rotos! ¡Alla hilan delgadito hermano!, quisiera
qu´hubiera pu´aqui unos de esos rotos pampinos. ¡Aijuna! se me´ace agua la boca, ¡liban a
pagar todas juntas!!
Rabanales –Lo que tenimos q´acer es jormar una socieá e toitos los trabajaores, ó dinó
mejor es que los mandemos cambiar pronto porque están trayendo de too de Uropa: capataces,
cocineros, piones, ovejeros y lo que es pior hasta meicos, que vienen a hacerle la competencia
a Churumbelo que, como Ud. Sabe, hermano, conoce la medicina: sabe hacer una sangría, sacar
una muela, cuando ebe uno tomar agua é Janos. Si Churumbelo sabe too esto ¿pa qué trairan
entonces estos doctores, aemas que no conocen tanto los predutos de esta tierra como
Churumbelo. Lo que mas me saca pica hermano es que cuando quieren casase les dan pasaje
di ida y güelta pa ellos y pa la chascona. ¡Lastima hermano, que no traigan endiuna vez
ministros, deputaos y presiente pa la Republica, así sabrían toos lo qu´es güeno!!
Sindoblez (entusiasmado). Bravo hermano, bravo! Habló usté mejor qué un deputao!
Vamos a ver si poemos hacer la socieá, de enseguía a trabajar. (vanse).
Mr. Raby (entra frotandose los manos) very good! mi tener la trabajo ovejero, mi ganar
seven paund. Oh, mi pasar mochi engri (rascándose las costillas y apretando los pantalones con
los dedos como queriendo triturar entre ellos algo que no se vé) ¡Oh! mochi trabajo. No la
importa a mi, la chileno good bay, para la manye mucho boeno ¡oh good bay! ¡good bay! Never
most good! ¡hip! ¡hip! ¡hurraaaa!!!
Rabanales (entrando) Güen día amigo, güen dia!
Mr. Raby –God morney, may friend ¿yuste estar la chilena?
Rabanales (aparte) Meejó en ayunas con la predunta. Chileno, si eñor pa servirlo.
Mr. Raby –Mi gustar mochi yusté estar la chileno; yosté mochi bueno muchachi
(golpeándole cariñosamente el hombro) ¿yusté vamos con mi tomar un copa?
Rabanales (tomándolo del brazo) ¡Vamos iñor! pal frio no viene mal. (vanse).
Cae el telón.

ACTO II

Sala modestamente amueblada


Muchasvueltas (entrando con fatuidad y aspecto presuntoso, vestirá de un modo raro
haciendo resaltar su fatuidad y mirando con altaneria) –Decididamente me he puesto las botas;
mucho me ha costado obtener el puestecito, ¡mi destino que escasamente me proporciona los
medios para mantener mi rango y aunque yo desciendo por línea recta de una antigua y noble
casa escosesa…. !vamos que esto no viene al caso. Al fin conseguí el empleo y el… negocio
promete… He debido humillarme, pasar por bajezas, pero menos besar los pies. no importa; ya
me resarciré de tanta sin sabor. Al fin soi representante del Poder Ejecutivo y esto es mucho!
La ocasión la pintan calva y no la despreciaré; cuando me despidan, premio deparado a
todo empleado público modelo como yo, ya seré (con énfasis) el señor Muchasvueltas y me
importará un bledo el qué dirán!!
Primero es indispensable estudiar el terreno para operar sobre seguro. Todos los
obstáculos los venceré y no habrá quien se atreva a ponerme tropiezos ni dificultades en el

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desempeño de mi alto investidura y por lo que fuere necesario cuento con una magnifica cuña;
ésto en el siglo XX es esencialísimo. Hai que convencerse: la cuestión dignidad, como la llaman
los moralistas, se debe emplear segun las circunstancias; lo demás, a mi juicio, es pura tontería
y hasta si se quiere es una frase sin sentido práctico.
Talvez tenga que habérmelas con los tigres de la Trapalón Company. No importa; mi
repetorio de zalamerias y arte de hacer la pata me proporcionará recursos para hacerles la
entrada, cosa que al fin de cuentas serán sus administradores los salvavidas que me pondrán a
flote en cualquier temporal en que peligre mi destino. No se me escapa tendré que retribuir sus
servicios con favores de autoridad en perjuicio de la plebe á quien ellos estorcionan y, si he de
hablar castellano, roban su salario para cubrir los despilfarros de su administración, etc. etc.
¡Oh! presiento que he de ser el mejor amigo de esos buenos hijos de Albión, los que no
tienen otro defecto que ser demasiados prácticos. Más temo de mis paisanos que de ellos, hai
algunos de cuño antiguo que con la razon encima es imposible llevarlos para adelante. En fin,
allá veremos! (váse).

Raby y Rabanales (entrando abrazados y tambaleándose ambos medio borrachos) ¡Viva


Chile,! ¡Viva Chile!
Mr. Raby –Yusté estar muy good chomic pasar yusté por mi poesto y tener casa and
plenty manye. Mi estar la ovejero Trapalon Company. Ganar seven paunn, no pagar la manye;
very good company eh! la chileno no gana tanto money, ganar only five paund pagando la
manye.
Rabanales –Así mesmito no mas es iñor (aparte) este sabe tanto de ovejero como yo de
oficiar misa; pero es gringo y… aemas gana siete libras…. Mialegro pues amigo y ¿como ha
entrao de ovejero si no sabe el trabajo ni tiene perros?
Mr. Raby –No la importa mi, paisano dar a mi la perro no la sirve por el, mi manda la
perro, él la trabaja por mi ¡is alraight!
Rabanales –¡Ah! Usté vá á ser como los emas que entran al trabajo con el primer perro
que se encuentran y espues emparejan los chorrillos con ovejas.
¡Qué importa! (con ironía) son ingleses y la Compañia es chilena (en el nombre, y, ¡viva
Chile!
Mr. Raby –Mucho boeno la Trapalon Company ¡eh!
Rabanales –Sí, pa los ingleses, requetegüena. Sin trabajar mucho ganan güenas libras;
los ayuan en tóo pero pa nosotros ¡ni agua! Robálos si too lo que pueen ¡pa eso tienen hasta
solegao! y nosotros no tenimos mas derecho que el pataleo, cuando no los apalean!
Sindoblez –(entrando sorprendido) Güena cosa, hermano (mirando a Mr. Raby) ¿y este
gringo?
Rabanales (sonriendo) Es de la ultima remesa, hermano, de la que llegó el otro dia no
mas!
Mr. Raby –Good after non my friend!
Sindoblez (dándole la mano) ¡Gul moni! (aparte) tamien yo ei aprendio a hablar ingles;
hai que aprenderlo por juerza, aquí toó es ingles hasta los perros lairan en ingles! (indicando a
Mr. Raby) Cuando tienen algun puesto y ven llegar algun castellano cierran la puerta ó enó se
hacen los que no saben hablar mas que en gringo. ¡Pucha que son malditos! ¡Güena cosa,
hermano; ei hablao a muchísimos pa que jormemos la socieá de ayualos unos a otros pero hai
algunos que no les entra estó ni con el mocho é lacha; otros se salen de la vaina; pero si no hai

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unión es lo mismo que ná (con desaliento) y siempre los van a tratar como a perros! (con ira)
así, como no han de reinar y se han de reír los gringos!
Mr. Raby (tomando ambos del brazo) Mi no compronde. Mi tener mochi engry; mi
convida yusté for manye, ¡comon! (vanse).
Cae el telón.

SEGUNDA PARTE
ACTO III

Al público sala escritorio de modesta apariencia.

Muchasvueltas (entrando) ¡Tal como lo había pensado! Así son las cosas del mundo;
todo es efímero; de nada sirve hacer castillos en el aire, al menor soplo se desrumban con
estrepito. Sobretodo si se es empleado público, cuando mas seguro se cree mas cerca se está de
la puerta! Creíme próximo á ser intendente de alguna provincia, con lo que habría ganado
inmensamente la administración pública hoi en manos de unos cuantos audaces sin
competencia y sin mérito alguno, y de repente me ponen de patitas en la calle. ¡Todo por creer
en aquel aforismo latino “la fortuna es de los audaces”. Aun me queda un resorte que tocar y
creo con fundada razón, me han de sacar del apuro.
Me veo con el administrador de la Trapalon Company, en cuyo beneficio cometí unas
cuantas tropelias que me han valido mas de un disgusto….. ¡Estoi salvo!.....!Son mios! Ya
sabré aprovecharme. No sin razon me bautizaron con el nombre de muchasvueltas. Paro hai un
tipo que me hace el efecto de una pulga en un oido. Le he prevenido no debe meterse a redentor
porque puede salir crucificado, y siempre echandome en cara que soi un abusador, y qué sé yo
lo demás! Conmigo la sacará mal, ¡ya veremos! (pausa). Me viene a la mente una reflección.
Como no me suceda con los de la Trapalon Company lo mismo que con cierto rey destronado!
Siendo la única autoridad en su insula, serví á sus intereses como si hubieran sido los mios,
malquitandome con medio mundo, confirmando de hecho aquello de “para pasarlo bien en este
santísimo valle de lágrimas hai que ponerse al sol que mas calienta” llegando al extremo de
servirle de escolta y lacayo cuando se le antoja dar un paseíto por sus dominios. Pues vean
Uds., se me ofreció un viaje, un paseo si se quiere, como puede ofrecersele a cualquier hijo de
vecino, como me faltara el principal elemento de movilización: dinero, pedí a mi héroe nada
mas que tres mil pesos; de buena ó malas ganas me largó los morlacos. ¡Bien! ¿Que creen Uds.
sucedió despues? (pateando el suelo) ¡¡ira del cielo!! Al recordarlo parece la sangre se me
agolpa al cerebro y temo por mi existencia.
Viendome sin destino, ó sea cuando ya no me necesitaba como representante de la
autoridad, con toda soltura de cuerpo y sin rodeos me exige le pague los tres mil de marras.
Agregando, para hacer mas sangrienta la burla, lo hacía por no necesitar mis servicios, los que
estimaba suficientemente pagados con algunos bagatelas que me había obsequiado, fuera de
algunos huesos que me arrojaba en algunos de sus contínuos festines!! ¿qué tal? No importa;
¡paciencia! El mundo está lleno de desagradecidos. ¡Como no los he de pagar, tendrá que
armarse de paciencia!…. ¡Lo que es para pedir y no pagar, nadie me aventaja!

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Juan de la Verdad (entrando y saludando). Buenos tardes mi querido amigo
(ofreciendole una silla) siéntese; ¿qué lo trae por aquí?
Muchasvueltas (con zalamería). Poca cosa, señor; conversar un poco y referirle los
comentarios poco favorables que se hacen en público respeto al desempeño del cargo como
representante de la autoridad. Como tal Ud. no atiende los reclamos que la jente desvalida le
presenta en contra de sus eternos verdugos: los administradores de esta funesta Trapalon
Company, llegando hasta despedirlos sin haberlos oido siquiera. No comprende, señor, esa
jente se retira con la hiel en el corazon, renegando de la palabra augusta: Justicia, la que en
manos de hombres sin decoro de sí mismo van convirtiendola en un escarnio, sangriento, en
una horrible befa?
Muchasvueltas (interrumpiendo) Una interrupción, mi amigo. No soi más autoridad.
He elevado mi renuncia al supremo gobierno; pero aunque no la hubiera hecho le prevengo no
me importaría un bledo lo que la chusma diga; la plebe es imposible de contentar…..!
Juan de la Verdad. Pienso de un modo diferente, sintiendo por los que sufren las
consecuencias cuya culpa es del gobierno, por sus desaciertos al efectuar los nombramientos
para desempeñar cargos que requieren alguna dosis de buen sentido y mucho de honradez;
cualidades que no se toman en cuenta al efectuarlos.
¿No es verdad, señor, ya que ha dejado el puesto, se sentiria satisfecho si no pesara
sobre su conciencia las injusticias cometidas, y que habría dejado el cargo rodeado de cariño
del pueblo, sintiendo la íntima satisfacción del deber cumplido? En cambio ese pueblo cuando
se imponga de la nueva, para él grata, se entregará al regocijo, pues Ud. habia llegado a
convertirse en su verdugo por servir los intereses particulares y colectivos de los
administradores de la Trapalon Company, quienes no respetan el derecho ajeno, sea cual fuere
su importancia; proceden como en pais conquistado y lo mas irritante é inverosimil es que su
mejor escudo son los autoridades con muy raras exepciones.
Muchasvueltas. Gasta mucha vehemencia, mi amigo, y algunos términos que no debía
permitir que Ud. los vertiera.
Juan de la Verdad. Qué quere, señor! La injusticia donde quiere que se presente
sobreexita los nervios y cualquier persona de corazon bien puesto no mirará con indiferencia
los sufrimientos de nuestros semejantes, los que no tienen otro crimen de carecer de unos
cuantos miles de renta para adornar su apellido.
Si he empleado terminos duros é inconvenientes me escusará Ud., no puedo de otra
manera. Para decir la verdad es mi costumbre emplear el castellano castizo, sin metáforas ni
términos medios.
Muchasvueltas. Le aconsejo mi amigo, dejar las aguas correr; no pretenda hacer el papel
de dique porque puede ser arrollado!
Juan de la Verdad. Gracias aprovecharé su consejo en cuento esté de acuerdo con mi
modo de ser y a mi vez le aconsejaria cambie de rumbo pues en otra ocasion se dá Ud. un
tumbo y… ¡Ni satan lo salva!... ¡Adios! (vase).
Mr. Raby (entrando muy bien vestido, frotandose las manos) ¡oh! ¡oh! ¿Como estar
señor Muchasvueltas? (dandole la mano).
Muchasvueltas ¡oh! señor Raby dichosos los ojos que lo vén (con zalamería)
precisamente estaba pensando en Ud. y hasta me proponia hacerle una visita (indicándole una
silla) siéntese Ud.!
Raby. Mi estar mochi la dichosa; mochi boeno la Chile. Mi no la pensar; mi gana in
poco tiempo a Trapalon Company trescientas cincuenta mil pesos chili money ¡oh! ¡ah! mochi
boeno la Chile, mochi boeno. Tener un palacio for vivir, mochi sirviente, plenty manye,
automovil, every thing; toda pagar la Trapalon Company. Toda la cabaliera saca a mi la

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sombrero and decirle Mr Raby. Mucho amigo la gobernamenta; mi comer con él, él comer con
mí ¡hip! ¡hip! ¡hurrraaah! La presidenta de la Chile no tener tanto soeldo, ¡eh? La gobernamenta
poner la cosa negra en la camino, por mi no la ensuciar la zapatos. ¡Very good boy!
Muchasvueltas. ¿Qué le pasa, señor (con solicitud), qué le pasa? (aparte) parece le ha
picado una vívora.
Raby. Yusté no conocer el mosco milan?
Muchasvueltas. ¡Ah, si señor, el diarito ese que siempre está diciendo torpezas?
Raby. Yes! Mi pillar la mosco, mi la matar (dando una patada en el piso) by got!
Muchasvueltas. Dejemos eso, señor no haga Ud. caso, ni siquiera debe preocuparse de
tal insignificancia. A propósito, Ud. sabe señor mi situación no es muy buena. Estoy sin empleo
y cuando lo tuve presté buenos servicios a la Compañía que Ud. es digno administrador jeneral.
Ahora espero de Ud. me preste algun servicio, tengo la certidumbre que aún puedo serle de
alguna utilidad!
Raby. Que necesitar yusté?
Muchasvueltas. Poca cosa. Sírvame Ud. de fiador para obtener el puesto de cobrador
de una institución y estoy salvado; asegurándole no me alzaré con el santo y la limosna y luego
si se ofrece otro empleo fiscal interponga su valiosa influencia ante el ministerio para obtenerlo.
Por mi parte prometo defenderlo contra viento y marea desde las columnas de “El relampago”,
a cuya redacción pertenezco, como también la Compañia confiada a su importantísima
dirección y custodia. Para esto, como Ud. comprenderá, se necesita audacia, y yo la tengo; y
me espondré a que me rompan las costillas a cada paso, pues hasta las piedras están en contra
de la compañía y sus administradores, pero todo lo arrostro. Tampoco Ud. ignora que el resto
del personal de “Relampago” es contrario, así es que mi situación es peligrosa, es temeraria,
pero haré lo que prometo.
Raby. ¡Mochi boeno! ¡yusté estar boeno mochachi! Mi dar yusté la fianza. Pero yusté
decir muchas veces en “La relampaga” estar yo mochi caballero, mochi distinguida, mochi
boeno con la trabajadore, muchi… en fin… yusté decir muchi muchis veces todos los dias for
sepa toda la jente mi ser mochi boeno caballero.
Muchasvueltas. Si señor, al hacerlo no diré más que la verdad ¿donde encontrarán otra
persona que reuna en sí tantas y tan buenas cualidades? ¿en cuales salones de qué aristocratica
sociedad ha penetrado un mas elegante, cumplido y perfecto caballero (aparte ni en el Congo)
que Ud.?
Raby. (haciendo una inclinación de asentimiento) ¡Oh! Yes, Yes! you all right. Yusté
decir mucho en “La Relámpaga” mi estar mochi distinguido, mochi competente. Yusté decir
mi venir en Chili por colonizar, por enseñar por civilizar, por chilinizar and for Raby-ar con la
hombres de la Trapalon Company. Que por mi ser un gran compañia, que merezco mochi mas
soeldo. Yusté decir esto todos los días ¡eh! Mi va a hacer el fianza ¿donde?
Muchasvueltas. Le habla algo al oido
Raby. (dandole la mano) Solon! mey firiend! ¡solon!
Muchasvueltas. Adios señor (al despedirlo estrecharle la mano con reverencía) no
quedará descontento de mi ¡adiós! (con aire satisfecho) ya estoy del otro lado. Me cuento de
hecho cobrador, … ya veremos qué mas se puede atrapar con la ayuda de mi buen amigo Raby.
Me rio ahora de la fortuna. Salga el sol por donde quiera, Napoleon el conquistador no pudo,
despues de sus triunfos militares, quedar mas satisfecho que yo! (váse).

38
ACTO IV.

Sindoblez y Rabanales (entrando).


Rabanales –Que le parece hermano! ha visto el gringo? ese es el almenistraor de toa la
socieá Trapalon. Ni los miró ensiquiera! ¡Claro pues! ya cambió e pelo y gana mas e cuatro
presientes juntos, por eso no los conoce. No se acuerda ya e cuando tocaba este (rascandose los
costados) estrumento.
Sindoblez. La pura verdá hermano, afijese Usté, yo le ei dao hasta un par de calzoncillos
pá que no se vieran las roillas! No importa, hermano, no importa! El mundo icen q´ esta dando
gueltas y puee ser q´ en una de esas lo aplaste y guelva ha ser lo que hacia (rascandose los
costados) puee ser que tamien nosotros algun dia tengamos plata… Aseguro que si le peimos
trabajo los va hacer suar el quilo!
Rabanales (con entereza). No, hermano, nó; no los rebajemos. En Chile naide se muere
de hambre, vamos mejor a buscarlos la vida por otro lao. (vánse)
Mr. Raby entrando del brazo con Pasaportout
Pasaportout. ¿Que le parece Mr. Raby? indispuesto con todo el pueblo por que no
secundo su aspiracion. Esa moza inconciente que marcha donde la lleven aunque sea el
infierno. Se me echa en cara, no defiendo, desde mi puesto, sus intereses. Háse visto necedad
mayor? Cuando la compañia que Ud. sabiamente dirije está llamada a convertir este pueblo en
una Jauja. I que diablos, no me conviene. Primero es lo primero, es decir: primera propia
conveniencia. Para eso me ha costado conseguir el puesto que honro y para conseguirlo el fin
justifica los medios. En todo caso lo mas que puede sucederme es, el gobierno muy cortésmente
me indique la salida y, abur!
Raby. Si la gobierno colgar la galleta yusté, Trapalon Company dar yusté una (con los
dedos como quien indica dinero) biscocha grande, mochi boena. No la importa, my friend, mi
dar una bizcocha big. (indicando con las manos grande) Yusté defender mochi bien la interes
Trapalon Company, very good!!
Pasaportout. (tomandole ambos manos) gracias, muchas gracias, su promesa, me llena
el corazon de alegría renaciendo en mi alma la esperanza de recuperar la fortuna perdida.
También el sacrificio está á la altura de su promesa, Mr. Raby (aparte ¡Como ser bastante
grande la bizcocho no mas!)
Esta tarde lo espero a comer, sin falta; trayendo su Señora y niñitos (aparte) hasta el
perro y gato si le place. ¡Qué bueno va á estar el corderito que me envió; está hecho un bocado
de monja! Muchas gracias también por la pierna de vaca que me envió ¡que hermosa! Con
razon Uds. disfrutan de buena salud si tienen a su disposición carne tan espléndida! ¡Se tratan
como principes!
Raby. ¡Oh, ah! yes, mi trabajar mochi también. Mi venir esta tarde for comida.
Pasaportout. Como nó, si no fuera por sus relevantes cualidades personales como
jerente de una compañia tan importante, seguro no estaria en pié tan envidiable como se
encuentra, siendo un factor de capital importancia en el desenvolvimiento economico del pais.
Bien merecida es la reputación que disfruta!
Raby. Yusté my frien, (tocandole el hombro con familiaridad) decir la verdad. Otros
chilenos no conocer la bien of the Trapalon Company. Mi merecer mochi mas soeldo: mi
merecendo una millon de dollars! For mi Trapalon Company mochi boeno, mi tener
emplegado mochi familia; hermano, primo la hermana y piensa traer mochi familia mas, mi no
sabe mas tarde la presidenta, si la consigue yusté tener otra bizcocha mochi grande. La Trapalon
Company paga la soeldo mi gata la perra and la lora. ¡oh, ah! mochi boena la Chili! Mi vamos
la Chilé, england mi ser la millonaria big and lord!
Pasaportout. Por supuesto tendrá los mejores recuerdos del pais en que se ha formado?

39
Raby. Mi no deber nothing la chili; la chili deber mochi mi; mi la cevilizando la hombre!
Pasaportout. Tiene Ud. mucha razón (aparte) que la conveniencia obligue á tolerar
semejante barbaridad! Quedamos en que lo espero á la comida.
Raby. ¡All right! (vanse uno por cada lado).

ACTO V

Juan de la Verdad perorando al pueblo.


Ciudadanos: la condición de párias en que vejetamos en nuestra propia patria, es debido
en primer lugar; á los grandes hombres que dirijen los destinos de nuestro pobre Chile;
abrogandose la representación del pueblo en el parlamento, siendo que solo representan unos
cuantos miles de pesos tirados como anzuelo entre los inconscientes que no saben el perjuicio
que se irrogan, y en jeneral a todo el país.
Uno del pueblo. ¡La purita verdá no má eh! ¡Canallas!
Juan de la Verdad. En ninguna ocasion podría hacerse resaltar mas el ningun interes
con que resuelven los intereses jenerales que mas directamente atañen al pueblo, á ese pueblo
salvaguardia del honor del pais; tan sufrido en la paz como valiente en la guerra!
Pueblo. Bienaiga la maire que lo pario! Si habla mejor que el cura de la estampa!
Juan de la Verdad. Como en la actualidad. Tenemos al frente de la conciencia del pais
y del pueblo á la famosa Trapalon Company. Pedimos, imploramos á nuestros gobernantes,
siquiera esta vez se desentiendan del propio interés; que oigan el clamor que se eleva de un
confín a otro, y resuelvan el problema sometido á su consideración con altura, de miras, con
patriotismo.
Uno del pueblo. Sí, que se ejen de lesuras, ya estamos cansaos de aguantar la mecha.
Juan de la Verdad. En la Presidencia tenemos un ciudadano cuyos antecedentes son
inmaculados, uno de esos pocos hombres que nos queda como reliquias de un pasado venturoso
en que los hombres se disputaban el honor de sacrificarse, hasta en el campo de batalla, por
servir á la patria!
Pueblo. ¡Bien ciertito! aonde habra aprendido tanto ese roto! ¡Viva Chile! ¡gueno pa
menistro!
Juan de la Verdad. Confiemos en él; ciudadanos, no nos abandonamos á un pesímismo
impropio de nuestro caracter de chileno, acostumbrado a luchar con la adversidad.
Pueblo. ¡Claro, por que los vamos á echar a morir? ¡Viva el presidente de la República!
Otro del pueblo. Como no salga el tiro por la culata no má!
Juan de la Verdad. Si nuestra justa espectativa fuese a nuevamente burlada, entonces
tendremos derecho para creer la sociedad dirijente de Chile está en disolución marchando a
paso de carrera hácia un precipicio sin fondo.
Pueblo. De onde no saldrá ni con sacatrapos, ni con misas de San Gregorio.

Cae el telón.
FIN

40
12. El último Domingo, por Juan Verdades. El Trabajo, año II. n°43. Punta Arenas, enero 12
de 1913.

El ultimo Domingo

Amaneció triste, como el despertar del miserable que con el alba cuenta un dia más de
penas y un siglo más de desengaños.
Húmedo como los párpados de la madre que perdió el último ser de sus entrañas y que,
faltos de lagrimas, anuncia su humedad que pronto ha de colorearlos la sangre.
Los negruzcos nubarrones que surcaban el espacio, semejaban la tempestad que debía
de librarse en la conciencia del éter, por haber proporcionado á los puntarenenses dias de labor
hermosos y el presente pardo como la muerte….; pero Punta Arenas bulle, se agita como
siempre; las olas de este maremagnum cosmpolitario no se embravece por los elementos; no
luchan ni gritan sino por las pasiones.
Las gotas de agua que se desprendian de los aleros de los tejados y de las balumbas de
los balcones y ventanas caian silenciosas y extendian se perdiendose en el cieno del arroyo,
como la mujer que se vende y pierde en el cieno de la sociedad.
El sol, rubio como el lacio cabello de rubia anémica, enviaba sus rayos con dejadez.
El sol oculta sus pálidos destellos, sopla el viento y la parda nube se agita á sus
impulsos.
Llueve.
¡Las dos!
Los aficionados á las carreras no se intimidan. Miran el cielo con la misma ansiedad
que mirarian á la mujer que pretendieron y de quien esperan la respuesta amorosa.
Algunos tilburis se llenan.
Los jockeys, con los trajecitos sucios y viejos gian sus caballos al hipodromo.
La selecta, en carretelas anticuadas y alguno que otro automovil les siguen.
¡Las dos y media!…
Hay poca animación y pocas apuestas! ¡Empiezan las carreras!
¡Terminan!
Torna la lluvia; las calles desiertas; los hoteles y boliches de bote en bote; las partidas
de carambolas se suceden en los billares: los histriones llevan al paroxismo sus exageraciones;
las cervecerias llenas.
El crepúsculo pasa rapido como suspiro de amor.
Algunos amateurs anuncian personalmente (a falta de diarios el triunfo de los caballos).
Punta Arenas se ilumína aúnque menos que los dias de labor.
Los destellos esplendorosos de los escaparates estan muertos.
El comercio descansa.
La gente se recoge.
El cielo sigue nublado; el segundo dia de la semana aparece triste como el anterior.
La medio noche se aproxima.
¡Que triste es la noche para los enfermos del alma!
El domingo dá el ultimo suspiro, derrama la ultima lágrima.

41
¡Todo acaba! ¡Todo!
Hasta el presente artículo.
JUAN VERDADES13

13
Ver nota al pie n°2

42
13. ¡Huérfano!, por J.V. El Trabajo, año II. n°44. Punta Arenas, enero 19 de 1913.

¡Huérfano!

Nació de un crimen o de una falta.


¡y bien de grado, bien por la fuerza,
fué por sus padres abandonado
en los albores de la existencia!
Creció en la Inclusa, sin un halago
y sin un beso… ¡Como la fiera
a sus instintos abandonada,
lejos del hombre crece en la selva!
¡Y aún nos estraña cuando en la calle
le contemplamos, ver la tristeza
que se desprende de él, de igual forma
que de las flores la pura esencia!
¿Para otra cosa tiene motivo?
¿Lo que es ventura sabe siquiera?
¡Como es posible que sea alegre
el que entre duelos sin fin alienta!
¿Quién no se esplica, que de su boca
tan rara huésped la risa sea?
¿Qué su alma fría como la nieve
sarcasmos y odios nada más tenga?
Y que agobiado por los dolores
que fueron germen de su existencia
¡no haya en su frente noble de niño
mas que hosquedades de frente vieja!!

J.V.

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14. Las Sérpulas, Juan Verdades*. El Trabajo, año II. n°44. Punta Arenas, enero 19 de 1913.

Las Sérpulas

Junto a mi amigo el doctor Goldchen, un original que tenía mucho de loco, caminaba
por los estrechos senderos, admirado de aquella pomposa vegetación reunida a costa de grandes
sacrificios, en un espacio relativamente pequeño.
En el centro de un gran estanque sobresalian los paletuvios, los acantos de grandes hojas
brillantes, las nipheas albas, las Moreas de Nueva Zelandia y las victorias regias con sus
aplanadas hojas.
En una de ellas, con harto terror observé una gruesa serpiente amarilla de cabeza
triangular como la moharra de una lanza, que enroscada sobre si misma dormía apacíblemente
al amor de un rayo de sol.
–Es un trigonocéfalo dormilón –me dijo el doctor tranquilamente; y prosiguió, tocando
con su índice de su diestra una gallarda orquídea que colgaba sobre mi cabeza. En esta lonopsis
de pétalos rosados y color de avellana, habita la viborilla más venenosa de América, gústale
descansar sobre el mullido colchón de musgo sphagnum, en el que vive la flor.
–Cuidado con lo que hacéis– grité más estupefacto todavía.
–No temáis: esta es la hora del sueño de mis asilados; á ésta la despertaré a propósito.
Dicho y hecho; dión un fuerte papirotazo á la planta, y no tardó en asomar la capecita
negra de una viborilla. Aproximóle el dedo mí sabio amigo; la cuitada no se lo hizo de rogar
mucho y clavóle los incisivos con verdadera furia.
Cerré los ojos amedrentado de veras. Cuando los abrí, el doctor me mostraba el dedo
con una pequeñísima herida en la cual había una gotita de un líquido brillante y de un color
verdoso obscuro.
–Es la Pao Preto de las selvas del norte del Brazil, venenosísima; pero no os asusteis,
estoy inmunizado contra las picaduras de las víboras, –y por siguió. – En esta Canna Aphrodita
de flores aúreas con manchas color salmón, habita la serpiente mas venenosa de la tierra, la
vivora rosada de Java, remeda un cintillo de cuentas de vidrio deslustrado; esta tiene los dientes
más grandes y su picadura es dolorosa. –se interrumpió ¡cuidado donde ponéis los pies!
Miré hacía el piso y observé que dormia una gruesa serpiente de cabeza monstruosa,
que parecía el agujero de un anteojo marino.
–Esta es la terrible cobra Capelo, de la cual se dice que los indios extraían el curare
para sus flechas mortíferas. En cada una de estas plantas en cada flor tengo una víbora; es una
debilidad mía, lo comprendo, pero las amo porque no las temo. Tras pacientes aplicaciones en
dosis infinitesímales, he logrado acostumbrar mí organismo á los venenos más terribles de los
ofidios.
Seguimos recorriendo al amplio invernadero, y al llegar al extremo de él, observé un
anexo en forma de una gran jaula de vidrio, donde pululaba una cantidad inmensa de viborillas
blancas, en revuelta confusión algunas, otras formando nudos, las más saltando de uno á otro
lado con agilidad pasmosa.
¿Qué son?

44
–Las sérpulas; culebras inofensivas que he encontrado en una selva del Cambodge. Son
insignificantes y en vez de boca poseen una especie de ventosa. Tienen una virtud: que pueden
pasar meses y meses sin probar alimento alguno, sin perder su vitalidad, pero cuando se les
ofrece la ocasión son insaciables. Es por eso por lo que las tengo encerradas, pues como son
tan numerosas, serían capaces sorberme á todas mis queridas huéspedes.
Abrió la compuerta escurridiza y tomó una.
–Están hambrientas; fijaos como se adhiere á mí epidermis.
El sol daba de lleno en el invernadero, la atmósfera hacía cada vez mas insoportable, el
calor era intenso y las emanaciones de las plantas hacían venenoso el ambiente; mezclábanse
las fragancias de las flores: la chillena de los Hedichium, con la dulce y agradable de las
Babianas; las embrigadoras de los Hipmenocalis, con las enervantes de las Freesias Leitini, en
fin el vaho que despedía el pantano del centro con la exudación de los ofidios á la hora de la
siesta. De pronto sentí un desfallecimiento próximo á un desmayo.
–Sacadme de aquí…. me siento mal– dije con voz trémula.
Acompañóme el Doctor hasta la puerta que daba al jardin de la casa.
–Sentaos en uno de los bancos que ya vuelvo; voy a dar de comer a las sérpulas. I cerró
cuidadosamente la puerta por dentro.
No había concluido de reponerme, después de respirar anhelante el aire exterior, cuando
llamóme la atención la voz del doctor.
Me levanté sobre saltado y a través de los vidrios presencié un cuadro horrible que
jamás se borrará de mi memoria.
En medio del sendero yacía el doctor cubierto completamente por las sérpulas.
Iba á romper imprudentemente uno de los grandes cristales, cuando oí claramente la
voz del doctor.
–Mi querido amigo, no abráis la puerta, son las sérpulas, inofensivas, no tienen
veneno….no me harán nada.
–Huíd hacia aquí,– le dije gritando todo lo que podía.
–No puedo– me contestó con voz cada vez más débil –el maldito cobra se me ha
enroscado en las piernas y no me deja caminar– luego desfalleciente.
–Adiós, mi buen amigo….. muero contento…. en medio de… mis…. queridas…. – Su
voz se hizo ininteligible.
I allí permanecí asustado, cobarde, presenciando la muerte espantosa del doctor
Goldchen, cuya sangre era sorbida ávidamente por las hambrientas víboras blancas, las
inofensivas é insignificantes sérpulas de Cambodge.
Al concluir la tarde, la hora en la que los ofidios se despiertan de su letargo diurno,
comenzó dentro del invernáculo, una música infernal de silbos y chirridos, repiqueteos de
castañuelas y notas sordas de violón.
De las obscuras lianas de vainilla, de las hermosas Ipomeas purpúreas, saltaban
pequeñas víboras multicolores ó monócromas; de la gallardas Ninpheas, de los Nelumbos, de
las Moreas, se escurrian hacia el suelo silbando los pequeños cintillos rosados, azules y
violetas, de las Sophoras del Japón, de los monstruosos crisantemos “pluma de avestruz” se
descolgaban presurosas las viboras de corral, los phitones, las bicéfalas horribles; de las
calcolarias grandifolias, de las infuliformes hojas nacientes de los bananos, de las victorias
regias, brotaban los boas constrietores, los trigonocéfalos, los crótalos, todas en dirección á
donde yacía el buen doctor, exangüe ya y que confundía la blancura de su rostro con la de las
sérpulas inhartas todavía!

45
Todo el enjambre de ofidios iba al banquete que se le ofrecía.
¡Habían olfateado la sangre!
JUAN VERDADES14

14
En el n°44 de El Trabajo, este texto aparece firmado por Juan Verdades. No obstante, al indagar sobre el mismo
hemos encontrado que éste ya había sido publicado por la revista argentina “Caras y Caretas” en su n°118 del
05 de enero de 1901, firmado por Otto Miguel Cione. En 1919, en el semanario ilustrado “Mundo Uruguayo”
(n°51) editado en Montevideo, vuelve a aparecer este texto con firma de Otto Miguel Cione pero con el título
de “Las serpulas blancas”. Otto Miguel Cione (1875-1945) fue un escritor nacido en Paraguay y radicado en
Uruguay desde su niñez, donde obtuvo la ciudadanía de ese país. Fue autor de numerosas novelas, cuentos y
obras de teatro publicadas por diferentes medios en Argentina, Uruguay y otros países. Para algunos de sus
artículos, utilizó el seudónimo de “Martín Flores”. Fue también cónsul de Uruguay en Concordia, Argentina.

46
15. Correspondencia, por Pruencio Montiagudo. El Trabajo, año II. n°45. Punta Arenas, enero
26 de 1913.

Correspondencia

Siñor Direutor Del trabajo.


Está de Dio que no mei de mejorar de las pelauras a dos tirones y afijese eñor Direutor
quei tenio mucho quiandar el domingo pasao por que abialamar e noticios pa mandale hacies
que pei emprestao un pingo suavesito y me las eche con otro gallo pa que me habriera la puerta.
Cuanto pasé la linia lo primero que me icen los niños es que cerro castillo estan otrave de
guelga. Allá yegué y fui mui bien recebio por toa la gallá. Priduntando puaqui puallá resulta
que on Jorje se liabia antojao no respetar el contrato y no queria largar la pepa, icia, echando
chispas por los ojos, quel era el que mandaba y no tenia na que ver con loco. I los niños le
ijeron nuestaban pa lesuras y se plantaron hasta que agachó el moco. Le contare eñor Direutor,
que los Almenistraores se plantaron una mona paire cuanto supieron el gobierno liba á dar la
tierra el Juego.
¡Güen dar iñor Direutor!
¿Cuando será el dia que nootro, los del pueblo, agamo lo quicieron los gabachos con
esa tropa e picaros que se llaman puliticos? Por que creo que cualquier dia los van a vender á
toitos con patria y too a cualquer nacion como carneros pal, (ya no miacuerdo el nombre).
¿Como se llama iñor Direutor esa fabrica onde se hace mucho frio? no onde hacen elaos e
conela, pallá los van a uender. Lo que yó no güelvo más pa Chile viejo, cuanto usté me cuelgue
la galleta é Corresponsal me las echo a rodar tierras por que ser chileno es lo mesmo que icir….
asujetate Pruencio nu agai la quiso mi compaire Luca.
Tamien le ire que la iñorita hermana e on Cameron cuasí la mata el caballo queó colgá
e una pierna. Así le fué tamien al caballo, on Cameron lo mató en continente. Eso nues ná, si
hubiera sio un pion liase pagar quinientos de los que firmo Irrazo ó enó lo seca la pulicia!
Me viene la picason y no pueo seguír mas. Se espie su afeutisimo Servior.

Pruencio Montiaguo

47
16. El crimen de Juan Ropero, por Antonio Zozaya. El Trabajo, año II. n°45. Punta Arenas,
enero 26 de 1913.

EL CRIMEN DE JUAN ROPERO


La Carcel modelo guarda en su seno a un gran criminal: hubo en su acción las
agravantes de premeditación y alevosía, así, la ley ha de ser severa e inflexibles los juzgadores.
Figuraos que, antes de decidirse a la comisión del delito, el culpable meditó largo rato.
Mas de una hora estuvo rondando las puertas de una bien oliente hosteria; la insistencia de
aquel hombre demacrado y escuálido en mirar las viandas apetitosas de las vitrinas, debió
llamar la atención del patrón; pero el curioso se alejaba, para tornar de nuevo a husmear y mirar
el escarpate con ojos codiciosos. Al cabo de una hora se decidió; entró en el fondin y pidió un
humilde guisado de dos reales.
Lo devoro con ansia, y una vez que sació su voraz apetito, con las lágrimas en los ojos
confesó que no podía pagar el gasto y que sólo el hambre que le trituraba le había obligado a
consumir el frugal refrigerio.
Indignóse el honrado hostelero; clamó al cielo por sus dos reales; acudieron los guardias
y llevaron al juzgado de guardia al culpable del atroz atentado al sagrado derecho de propiedad.
Horas después, otro hombre, llamado no se sabe cómo, entró en un solar, se recostó
contra unos madéros, y alli incapaz de arrestos y rebeliones, se dejó morir de hambre, de
pesadumbre y de frio.
¿Creeréis que las simpatías del cronista están desde luego de parte del anónimo? Os
equivocáis: son para Ropero. No basta ser honrado; hay que ser activo; dejarse morir de
hambre, es merecerlo: rebelarse contra el aniquilamiento, es conquistar y merecer la vida.
Todo hombre tiene un inmanente derecho a lo estrictamente necesario. Fijémonos en
que Ropero no consumió sino el manjar que halló más barato; ni una sola corteza de queso, ni
una sola botella de vino. Se limitó a apaciguar el hambre, Magnaud le absolvería; sobrio y
prudente como espartano; no hizo el mal sino dentro de aquellos límites que le impuso la
Naturaleza implacable.
El, como los primitivos aborígenes, hubiera aprehendido en el monte una presa o
alcanzado el fruto de un árbol, pero los hombres han acotado montes y huertos; él hubiera
trocado su trabajo por un pedazo de pan, pero la civilización ha suprimido la esclavitud,
dejando en su lugar la miseria y el abandono.
No tuvo sino escoger entre apoderarse del miserio condumio o morir; eligió lo primero
y lesionó al hostelero en dos reales. Fué el suyo, en esta sociedad injusta y solapada, el robo
más pequeño de aquel día.
Ha dicho Rousseau que un ejército de devotos sería una legión de seres inútiles,
vencidos de antemano por la resignación y la flojedad. Una nación en que el pueblo se deja
morir como el hombre del solar, no puede aspirar ni a la grandeza ni al ajeno respeto.
Pero un pueblo en que todos los hombres fuesen tan sobríos, tan respetuosos con el
ajeno bien, y al mismo tiempo tan decidido a reclamar su derecho a la vida como lo fué Ropero,
conquistaría muy pronto el porvenir. Primero la dignidad humana –que obliga a esperar el
último trance; luego la estrictamente necesario para no sucumbir; después; dominando pasiones
e instintos, que a tanto hacen siervo de lo superfluo, ni una migaja más.
Antonio Zozaya15

15
Ver nota al pie n°5.

48
17. El barbero de su honra, Juan Verdades*. El Trabajo, año II. n°45. Punta Arenas, enero 26
de 1913.

El barbero de su honra

Como tantas otras veces, me encontré con él en la vereda que sale de Mazarabés y que
saltando arroyos secos y cerros pelados, dibujando entre los negros terrones del invierno una
cinta blanca y entre los pajizos trigales del verano una cinta negra en caprichosas volutas
enredadas, llega hasta almaracid de la mancha. Llamábanle al cuitado Casianito el barbero y
también Ojos al hombro porque los tenía irremisible bizcos; no hay desconsuelo comparable
al que producía hasta en el mejor templado ánimo al ver aquellos ojos de Tántalo, que parecian
condenados á huir de cuanto mirar apetecian. I lo peor era que la torcedura de los ojos se
comunicaba á todo el flaco y menudo individuo, de suerte que andaba Casianito con el cuerpo
hecho una hoz á guisa de liebre por ladera: y tan desgraciado cual la presencia y apostura era
el paso. Caminaba como un mozo de cordel que llevase todo el peso en un solo hombro,
derrengado, vacilante, dando á cada momento tres ó cuatro saltitos, huyendo, al parecer, de una
pared imaginaria ó de cualquier peligro ó estorbo que se le viniese encima por la derecha. Con
semejante facha y con la aflictiva circunstancia de llevar en todo tiempo la blusa propia de su
oficio con los faldones ondeantes al viento y no metidos por dentro de la faja, como se
acostumbra en el campo, resultaba que á Casianito se le veía venir desde muy lejos. Los
personages á quienes muy pronto se divisaba en todo lo descubierto de la Mancha alta, eran
Casianito y la pareja de la Guardia Civil.
Me pareció que la amarillez de cuartana con que la sábia naturaleza había iluminado de
por vida las mejillas de Casianito era aún más terrorífica y cadaverica que de costumbre. Le
miré, sonrió, llevandose la mano á la gorra, porque era muy bien criado. Le interrogué:
¿Que es eso, Casianito? Parece que anda malucho. ¿Qué te pasa?
Andando aguardé la respuesta, porque el honrado barbero era penosísimo para romper.
Pasado un trecho, volví la cabeza y ví á mi interlocutor haciendo esfuerzos por contener algo
que se le subía a la boca, con hipos y bascas lamentables. ¡Cosa amarga era, en efecto, lo que
según ví le pasaba á Casianito el barbero! Llega en todas las humildes ó gloriosas, un momento
en que es necesario confesarse, con hombre ó mujer, piedra ó árbol, y quiso la suerte que el
pobre barbero transhumante, depositase en mi sus secretas pesadumbres, nunca antes reveladas.
Las retamas verdes y las anulagas negruzcas que bordean la veredilla de Mazarabés, jamás
oyeron más triste y trágica historia.
Casiano Garoza fué el último retoño de una acomodada familia toledana de sangre
muzárabe; sus padres le dejaron huérfano á los seis ó siete años, y dueño de olivas, con algunas
tierras de secano; tanto valía no dejarle nada, pues al entrar Casiano en quintas, con los ultimos
seis mil reales que le quedaban, se redimió del servicio y tambien de los cuidados y disgustos
que el ser propietario ocasiona. Como era tan endeblucho y enfermizo, no servía para trabajar
en el campo; en el tiempo frio burlabanse de él y arreabanle de su lado los aceituneros; en el
tiempo calido, los segadores. Sólo para una facultad y ejercicio saco un poco de maña; para el
arte de rasurador, profesión muy necesaria y útil á la república de pastores y gañanes que
pueblan los campos. Por dicha, entre los bienes muebles de la novilísima estirpe de Garoza

49
quedaron dos hermosisimas navajas de aquellas que vaciaba en tiempos de la guerra de
sucesión el famoso Domingo (el tixerero), y una magnífica bacía de azófar, honda de taza y
recojida de bordes que si no era el yelmo de Mambrino, lo parecia.
Con tales chismes, envueltos en un paño blanco y acomodados en la alforja y con un
tarugo de jabón de mora, que dura eternidades administrándolo discretamente, montó Casianito
su industria, cuyo florecimiento y prosperidad no se retardaron mucho.
Claro está que, el pueblo de Almaracid, dónde vivía, sólo trabajaba desde el sábado por
la tarde hasta el domingo antes de misa; en esas horas se afeitaban todos los vecinos, con el
clérigo á la cabeza, y antes se transformarian todas las leyes geológicas y se alteraría la sucesión
de los tiempos, que ocurriera el caso de afeitarse un almazarideño entre semana, salvo caso de
boda, función patronal, cabildo ó cofradía. El resto de la semana, Casianito se echaba al campo
con sus trebejos, y siguiendo una ruta caprichosa como los jiros de tabaco, recorría dehesas y
descampios, majadas y hatos de gañanes, é iba limpiando y mondando mejillas en cuatro leguas
á la redonda. En todas partes le recibian con cuchufletas y zafias bromas, á las que parecía
convidar su resignada actitud y su nativa inclinación á echar los ojos al hombro cuando alguien
le hablaba, cual si huyese de las palabras que se le dirijian. Pagábanle un perro grande por
afeitar, dos chicos por cortar el pelo; pero en muchas ocasiones, en que escaseaba las especies
metalicas, se remuneraba el trabajo del rapista con un cantaro de bodigo sentado ó con medio
hogaza, ó simplemente con dejarle ver en torno de la cazuela de migas por la mañana, de
garbanzos á medio día ó de patatas con truchuela por la noche. Todos le despreciaban
profundamente; era un zángano que vivía a costa de los trabajadores; en jamás se le había visto
agarrarse al azadón ni á la bendita mancera. Los mayorales y rabadanes viejos consideraban la
existencia de Casiano como un signo de la corrupción de la época presente. ¿Cuándo, en los
tiempos pasados necesitó un hombre cabal, todo aquél lujo y requilorio de jabón fino, bacía y
navajas templadas, ni permitió que otro hombre anduviera sobando los morros? Con un
tranchete cualquiera y unos buenos puños, ¿para qué era menester barbero? Y á creer á aquellos
santos varones, un ser flaco, endeble é inútil como Casiano era en la sociedad manchega una
perturbación y un mal ejemplo de molicie y afemínamiento, algo así como Oscar Wilde en la
sociedad inglesa. Las mozas del pueblo, por otra parte, sentían extraña y no disimulada
adversion por el barbero, que tenia las manos más blancas y suaves que las de ellas. Quiso
requerir amores á ésta y á la otra; todas se le rieron en sus barbas. –¡Jesús, qué asco de hombre!
¡Si páice que tié tiricia siempre! ¡Tan corcobado, tan feo y tan estelerio!– Total, que cuando
ya, merced a sus mañas y á su régimen de severísima parquedad, logró reunir hasta cuatro mil
reales de ahorro, viendose de más de treinta años y sin arrimo ni compaña, decidió bajar16 [ á
la capital y hablar con la reverenda madre superiora del asilo, solicitando entrar en honestas
relaciones con una “pedrera”, como llaman á los expósitos. Tras un breve reconocimiento del
muestrario de jóvenes casaderas que se albergaban en la santa mansión, y después de muchos
sabios consejos y discretísimas admoniciones de la señora superiora, previos los informes
favorables del párroco de Almaracid y cuatro ó seis conferencias con la interesada, todas ellas
bajo la mirada inquisitiva de una señora monja, Casiano dotó á su futura y contrajo con ella
justas nupcias, como quien dice, en un periquete. Era una moza trigüeña, robusta, gorda de

16
En el texto publicado en el n° 45 de El Trabajo, no aparece escrito lo que sigue a continuación puesto entre
corchetes “[ ]”. Para darle sentido a la obra, en esta selección se repone el texto faltante utilizando otra fuente
donde también fue publicada por su autor original: Francisco Navarro Ledesma, El Imparcial, año XXXVII, n°
12.905. 09 de marzo de 1903, España.

50
cabeza, de pies y de manos; las mejillas gordas, gordos los ojos y las narices, y con unas chapas
que de colorete parecían. Plantada en pie, tiesa, mirando sin ver nada de provecho, con zarcos
ojos sin expresión, recordaba á esas muñecas que aún venden los quincalleros por los pueblos
y que tienen los piececillos de cartón clavados en una tabla. No se comprendía que aquel ser
macizo y apretado pudiera moverse con holgura, ni realizar acto ó proferir vocablo con gracia.
Al llegar a Almaracid con mujer, Casiano fue víctima de la rechifla general: todos lamentaron
que no fuese viudo ¡lástima de cencerrada que se perdía! Con todo, a los hombres no les pareció
costal de paja la robusta pedrera.
Y tan no les pareció, que pronto, aprovechando las forzadas ausencias del barbero, se
vio la barbería más rondada por los anocheceres en los días de trabajo que en las vísperas y
días de fiesta.
La pedrera resultó una mala hembra, y no tardó en saberlo Casiano. Entre bromas y
veras, le espetaron la terrible verdad un día los gañanes del Quinto de los Frailes. Los ojos del
rapista emprendieron loca fuga hacia lo interior de la cabeza, el cuerpo se derrengó mucho más
de lo que ya estaba. Salió corriendo de medio lado como un perrillo á quien apalean. Volvió
inopinadamente al pueblo y confirmó la delación. Calló al pronto, chilló después, quiso pegar
á la mujer liviana, pero no pudo porque ella tenía más fuerzas que él. Todos fueron para el sin
ventura tragos amargos desde entonces. Las burlas, antes inocentes, de gañanes y pastores,
ahora llevaban siempre la punta de veneno. El escándalo en el pueblo era grande: un sábado,
mientras se dejaba afeitar, el señor cura no pudo menos de advertir á Casiano que celase á su
mujer, cuya conducta era pernicioso ejemplo para toda la feligresía. El pobre hombre, tímido
como una liebre, no sabía qué decir ni qué hacer: se le caía la cara de vergüenza. Y esta fue la
última declaración que me hizo.
Al poco tiempo, en la misma vereda, un pastor me contó “la ocurrencia de Casiano”.
Un día el tío Cerilo, el revecero de los hueyes de la condesa, se había jactado en broma de
conocer tales y cuales lunares que embellecían éstas ó las otras gorduras de la gorda pedrera.
Llegó Casiano a esto, comenzaron á embromarle; calló, se puso más amarillo que nunca,
preguntó si alguien quería afeitarse. El tio Cerilo, que era mozo rancio, quiere decirse, solterón,
veterano de la primera guerra de Cuba, con su cruz de treinta reales al mes y que gustaba mucho
de la limpieza, dijo secamente:
–Afeitame, Ojos al hombro.
El barbero sonrió alzando el labio de arriba, como los perros cuando van á morder:
jabonó las mejillas á grandes “manguzadas”, preparó la del “tixerero”, rasuró con calma un
lado. Al llegar al gaznate…¡no, no fue él! fue un impulso extraño, fueron diez años de rabia
reconcentrada é impotente, fué la ocasión que le ofrecía una cabeza en quien saciar todos sus
odios. Cosa de un instante: sujetar con toda su fuerza la cabeaza del revecero, apretar
nerviosamente la hermosa arma y sentir cómo se hundía el acero en los duros tejidos, cómo
estallaba furioso un caño de sangre caliente y roja, cómo caía el hombre maldito, braceando,
pataleando como un cordero degollado.
Estupefactos los gañanes, dejaron escapar á Casiano, que huyó, saltando por los cerros,
sin soltar el arma sangrienta, ensangrentado el brazo hasta el codo, roja la blusa, salpicado de
rojos cuajarones el rostro amarillo. A poco, topó con la pareja. El cabo le miró, le llamó, seguro
que no se resistía y deseoso de no mancharse el uniforme. Paternalmente, con acento cariñoso,
le habló:
–Casianito, hijo ¿qué has hecho? ¡Por vida de Dios!...

51
Le mandó lavarse las manos y se las sujetó con un cordel, sin esposas, pensando
tristemente en que él, á verse en semejante caso, hubiera hecho lo mismo. La pareja y el preso
enderezaron hacia la capital. En el camino, el cabo apuntó esta atinada opinión:
–Gracias á que el jurado le absolverá.
Así fue, punto por punto. Contra lo que suele suceder, todos los vecinos y vecinas del
pueblo por odio á la] pedrera, declararon en favor de Casiano. El abogado defensor, un joven
con lentes, recien llegado de Madrid y que había asistido á los lunes clásicos del Español, evocó
en párrafos arrebatadores las sombras de los héroes calderonianos y desembotelló con acierto
la historia de don Gutierre Alfonso, asombrando a los señores magistrados, quienes en sus
mocedades aprendieron más bien el argumento de Las hijas de Eva y El valle de Andorra que
el de El médico de su honra. En fin, aquel joven y audaz leguleyo, en un rapto furor oratorio,
llegó á llamar á Casiano el barbero de su honra, frase profundisima que arrancó aplausos al
auditorio, lágrimas á un peluquero que formaba parte del Jurado, y estupendos bombos en la
prensa local.
Absuelto Casiano, regresó al pueblo: halló en su casa á la culpable y no osó cometer
nuevo crimen. El señor cura le aconsejó que perdonase, y perdonó.
A la mala mujer no volvió á acercarse nadie, pero al honrado matador, tampoco. Los
vecinos, los gañanes y pastores le habían tomado miedo. En vano, alforja al hombro, se
desesperaba corriendo cerros y saltando arroyos, desesperado, loco, hambriento. La navaja
permanecía en lastimosa y denigrante ociosidad. Con ello vino la miseria, el aborrecimiento
del mundo: en pos, la idiotez, luego la locura declarada.
Más fuertemente sugeto que cuando cometió el crimen, llevaronle á la capital y allí está
tan ricamente en la casa de orates. Su mania es que le dejen afeitar á los otros locos, y como el
director teme cualquier desaguisado, le consienten ejercer su oficio tan solo con los locos
muertos.

JUAN VERDADES17

17
En el n° 45 de El Trabajo, este texto aparece bajo la firma de Juan Verdades. No obstante, su autoría
corresponde a Francisco Navarro Ledesma (1869-1905), profesor y escritor español colaborador de varias
revistas y diarios, entre ellos “El Imparcial”, diario liberal donde fue publicado el texto original en 1903.

52
18. El mejor paraiso, por J.V. El Trabajo, año II. n°46. Punta Arenas, febrero 2 de 1913.

El mejor paraiso

I
Una vez que del árbol prohibido
el fruto devoraron con afán,
el buen Dios, por tal falta enfurecido
arrojó del Edén á Eva y Adán.
I Eva y Adán, humildes y obedientes
al mandato imperioso del Señor,
dejaron el Paraiso, dilijentes,
y sin ningún enojo ni dolor.

II
Todo en el paraiso, á su abandono,
de la tristeza lo cubrió el capuz….
¡Lloró el Criador, desde su trono,
y hasta el sol amenguó su ardiente luz!
Inclinaron las flores sus corolas;
los pájaros dejaron de trinar;
sus brisas paró el viento; el mar, sus olas,
de nubes se hubo el cielo de en toldar.
Pero Adán y Eva, fríos como el hielo
al dolor, por su ausencia del Edén…
¡encontrando en su amor mutuo consuelo
salieron de él con el mayor desdén!

Le dejaron sin pena, sonrientes,


y diciendo en su amante frenesí:
“¡Sin tus abrazos y ósculos ardientes,
fuera un infierno mi existencia aquí!”
“Sin umbrias, sin cefiros, sin rosas,
el hombre, aunque no bien, alentará;
¡Pero sin el amor, es de esas cosas
que ni el poder de Dios conseguirá!”
I ni á las flores, antes su embeleso,
ni a las aves, un dia su ilusión,
las otorgaron un adios ni un beso
al salir de tan plácida mansión.

53
III
Lejos de la que fué antes su morada,
Eva y Adán, se hubieron de decir
de qué suerte, en la tierra abandonada
más tranquilos podrian existir.

De peligros y fieras rodeados,


de males asediados por doquier,
á trabajar, sin remisión, forzados,
y condenados á dejar de ser
Meditaron qué apuros pasarian
para poder comer, dormir y holgar;
qué de infinitos riesgos correrían…
¡En lo que ni pensaron, fué en tomar!

J.V.

54
19. Epígrama. El Trabajo, año II. n°47. Punta Arenas, febrero 9 de 1913.

Epígrama18

“Por robar Pepe Zurrones


Una cabra en despoblado
El infeliz fue ahorcado
Sin mas consideraciones.
Otros roban cien millones
I nadie les dice nada,
Por que es gente encopetada
I se dan tono y provecho….
Con grandes cruces al pecho….
¿I la justicia? ¡Bobada!

18
Este epigrama no lleva firma de autoría al ser publicado en El Trabajo. No obstante, es parte de la obra El
pilluelo de Madrid (1848), escrita por el español Alfonso García Tejero (1818-1890).

55
20. Trabaja para la vida, por Carmen Silva. El Trabajo, año II. n°48. Punta Arenas, febrero 16
de 1913.

Trabaja para la vida.

–Herrero, ¿qué forjas con tantos trabajos junto a la fragua?


–Forjo un cuchillo que servirá para quitar la vida a muchos hombres. Este cuchillo
atravesará las más resistentes mallas, romperá las más duras costillas, hundirá los más fuertes
cráneos, porque lo he templado siete veces en agua fría.
–Y este otro hierro largo que tienes en la fragua ¿para qué sirve, forjador?
–Lo mezclaré con otra lámina de acero para hacer una espada.
–¿Y la espada? ¿Será acaso para protejer a las débiles, para libertar a humildes, para
vencer a los poderosos?
–No, esta espada la ceñirá un caballero y será para oprimir al débil, para humillar al
cobarde, para herir en mitad del corazón al que sienta palpitar en el suyo las ideas de bondad y
de justicia que el Dios hecho hombre vino a predicar entre los hombres.
–Maldita sea tu tarea, forjador; maldito tus esfuerzos, porque los limitas a fabricar la
muerte.
Que la tierra se niegue a sustentar tu cuerpo, que el aire se resista a entrar en tus
pulmones, que el agua no refresque tu boca seca, si continuas tu labor.
La naturaleza dió el hierro y el acero para que con ellos se forje la reja y el arado que
labra y fecundiza las entrañas robustas de la tierra; para hacer puentes y máquinas y para salvar
las distancias y salvar los abismos que zanjan a los hombres.
Trabaja, forjador, trabaja; pero trabaja para la vida: no para la muerte.
Que no se empleen tus manos ni se consuman tus sesos haciendo máquinas homicidas,
sino construyendo artefactos que den impulsos al impulso latente de la vida.

Carmen Silva19

19
Carmen Sylva fue el seudónimo de la reina consorte de Rumania Paulina Isabel Otilia Luisa de Wied (1843-
1916). Fue autora de numerosos poemas y novelas, muchas de ellas dedicadas a la naturaleza y al mundo del
trabajo. Entre sus libros, se encuentra La Haya Roja (editado en español alrededor de 1902) donde se incluye el
texto Trabaja para la vida aquí publicado. El mismo fue reproducido en varios periódicos y revistas españolas de
la época, bajo el título de Los Humildes y Trabaja para la vida; entre ellas la revista Vida Manchega de Ciudad
Real (en su número 215 de 1918) y en La voz de peñafiel (n°463, 1915), órgano oficial de la asociación regional
de agricultores de la Ribera del Duero, España.

56
Anexo:

1. Mirad el mañana, por Juan Verdades. El Trabajo, año I. n°09. Punta Arenas, noviembre 11
de 1911

57
2. El Jugador, por Leon Tolstoy. El Trabajo, año II. n°27. Punta Arenas, Julio 27 de 1912

58
4. La eterna plebe, por Antonio Zozaya. El Trabajo, año II. n°28. Punta Arenas, agosto 10 de 1912.

59
5. La canalla, por Guerra Junqueiro. El Trabajo, año II. n°30. Punta Arenas, septiembre 07 de 1912

60
9. Dos hombres honrados, por Octavio Mirbeau. El Trabajo, año II. n°35. Punta Arenas, noviembre
16 de 1912

61
10. La Nueva Marsellesa, por Victor Domingo Silva. El Trabajo, año II. n°42. Punta Arenas, enero 05
de 1913

62
12. El último Domingo, por Juan Verdades. El Trabajo, año II. n°43. Punta Arenas, enero 12 de 1913.

63
14. Las Sérpulas, Juan Verdades*. El Trabajo, año II. n°44. Punta Arenas, enero 19 de 1913.

64
15. Correspondencia, por Pruencio Montiagudo. El Trabajo, año II. n°45. Punta Arenas, enero 26 de
1913

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