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Plan de salvación

Las llaves del sacerdocio, su naturaleza y poder


By David Moraza Brito 30 marzo, 2019  988  9

Contenidos
1. La restauración, una singularidad.
2. La llave-cerradura
3. El hueco en la roca
4. El evangelio fractal.
5. Las llaves de conocimiento
6. Las llaves del sacerdocio

La restauración, una singularidad.


Cuando era misionero en Valladolid, España, mi compañero Elder Drake C.Barborka y yo enseñábamos al señor Arranz. Este
hombre vivía en un piso céntrico y señorial en pleno centro de la capital. Nos recibía con interés y amabilidad. Su porte era
aristocrático. Su casa rezumaba historia y un gusto elaborado en su decoración.

A la izquierda Elder Barborka, a la derecha el autor

A menudo nos recibía con una bata de casa. Era una prenda acolchada y bordada con gran detalle, su hechura era
primorosa. Su conversación era educada y enriquecida con el castellano perfecto de esa tierra. Yo me sentía impresionado
en ese ambiente. Éramos jóvenes y sin mucha experiencia.

Una tarde en su casa, los alambicados razonamientos del señor Arranz, desarbolaron todo nuestro mensaje. Por más que
intentábamos resaltar la restauración del evangelio, el volvía a nivelarlo con otras religiones. No había novedad alguna en lo
que enseñábamos. Si bien se expresaba cortésmente y de forma razonable, sin embargo, yo no sabía cómo salir de esa
conversación estancada.
Entonces, como una ráfaga en mi mente, recordé algo que nos enseñó un setenta, Elder Paramore: La restauración viene

con hechos no con opiniones.
Y los hechos pueden ser de dos clases:
a) Verdaderos
b) Falsos

No hay más.

Una gran diferencia

En ese momento todas las piezas encajaron. Tome esta idea tan sencilla y me agarre a ella como un náufrago a una tabla
flotante.
Me dirigí a nuestro anfitrión haciéndole observar esta premisa y estuvo de acuerdo con ella. Entonces empecé a repasar los
hechos que la restauración proclama. La primera visión, El Libro de Mormón, la restauración del sacerdocio…Convinimos que
estos sucesos son una declaración de hechos no de opiniones doctrinales. Le invité a que me presentara acontecimientos
semejantes en otras creencias. No pudo.
Los tres (yo aprendía a medida que hablábamos) nos dimos cuenta que nuestro mensaje solo tenia dos posibilidades. O era
verdad o era mentira. No entraba en el terreno subjetivo de lo opinable sino en el «jurídico» del establecimiento de los
hechos. Hay una gran diferencia.

La llave-cerradura
Para entender mejor la vida y crecimiento de la iglesia restaurada, es útil conocer esto mismo en la vida celular.
Las reacciones químicas que se producen en nuestras células necesitan realizarse rápidamente para mantener la vida. Para
eso es necesario la participación de unas moléculas orgánicas especiales como son las enzimas.
Las enzimas trabajan sobre moléculas llamadas sustratos. Éstos se acoplan a el sitio activo de la enzima. Si la forma del
sitio activo es igual a la del sustrato la reacción es veloz. Gracias a este mecanismo llamado llave-cerradura se consigue
por ejemplo la digestión de los alimentos.

Mecanismo llave-cerradura

Si, por ejemplo tenemos déficit de una enzima llamada lactasa, tendremos intolerancia a la lactosa, es decir dificultades en
digerir leche de vaca. Ese mecanismo llave-cerradura muestra que sin la coincidencia de ambos, enzima y sustrato, en un
lugar y al mismo tiempo, no es posible la vida celular.

De igual manera las llaves del sacerdocio encajan por su forma natural en el sustrato de la fe de los santos. De esa unión,
que se produce en el espacio y tiempo de la restauración, resulta toda la variedad de frutos que observamos.

Encajan de forma natural

La entrega de esas llaves se produce el 3 de Abril de 1836 en el templo de Kirtland. Ese día tres mensajeros celestiales,
Moisés, Elias y Elias el profeta, entregan a José Smith las llaves del reino.
Hasta ese momento la iglesia tenía el sacerdocio, y por lo tanto «la llave de los misterios del reino, sí, la llave del
conocimiento de Dios» (DyC 84:19) pero no tenían todavía «las llaves de esta dispensación» (DyC 110:16) dispensación
cuyo horizonte de sucesos siempre va por delante de la iglesia.


Los frutos del modelo llave-cerradura

porque esta ordenanza pertenece a mi casa

Cuando el Salvador dice «por sus frutos los conoceréis», está señalando a sus logros. Ninguna iglesia o grupo puede realizar
estás operaciones necesarias para esta vida y para la vida eterna sin esas llaves o «enzimas celestiales». Estos procesos
son…«cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han llegado siquiera al corazón del hombre» (DyC 76:10). Porque para concebir
la obra vicaria o las ordenanzas del templo son necesarias dos llaves. La del conocimiento para concebir y las del sacerdocio
para realizar. ¿Conoce el lector un solo lugar donde tan siquiera se haya concebido cosas semejantes?

Aquellas llaves de conocimiento, anteriores a las recibidas en Kirtland, no eran suficientes para la misión postrera y principal
de esta dispensación. El recogimiento de Israel, el poder del sellamiento y la obra vicaria. Eran necesarias, las últimas, para
poder actuar en espacios nuevos…«porque esta ordenanza pertenece a [su] casa» (DyC 124:30)

El hueco en la roca
«Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová; mirad a la piedra de donde fuisteis cortados y al hueco de la
cantera de donde fuisteis arrancados.» (Isa. 51:1)
Perteneciendo a la Casa de Israel por convenio, el Señor nos invita a apreciar la forma en la que encajamos por naturaleza
en su plan. El relieve del evangelio, en sus llaves, coincide con nuestras carencias íntimas y nuestros anhelos. El temor a la
muerte, la incertidumbre del futuro, el sentido de la vida, nuestro deseo de trascender.
Esa cerradura intacta del alma, fue cortada por su mano y encaja de forma impecable con las llaves de esta dispensación.
Frente a la muerte y la incertidumbre, el relieve de la obra vicaria. Ante la vida y su significado, la prosperidad sellada en la
familia más allá de lo visible. En la disolución de las culturas y de la investidura de las edades, el recogimiento en la Casa de
Israel.

[su_note note_color=»#caecef» text_color=»#401919″ radius=»8″]Un observador cuidadoso encontrará en su alma los


huecos donde actúan el poder de las llaves recibidas.[/su_note]

Para muchos la «digestión» de esta vida a veces se hace imposible. La necesaria esperanza y fe (esa enzima imprescindible)
se hace difícil de encontrar. Sin las llaves de esta dispensación no habría doctrina ni conocimiento que compensara esa
carencia universal. Por eso el evangelio está de nuevo aquí «para que también la fe aumente en la tierra» (DyC 1;21) pero
el mundo volverá a rechazarlo.

La levadura

nombre a nombre, miles de millones

Son hechos como los de Kirtland los que generan la doctrina en la restauración. Es la autoridad impecable de los hechos.
Sin esa visita en Kirtland y el poder encomendado, la iglesia tendría solo llaves de conocimiento. Por eso vinieron, a Ohio en
1836 «para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a los padres, para que el mundo entero no
fuera herido con una maldición.»


Recordemos la parábola «El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y escondió en tres medidas
de harina, hasta que todo quedó leudado.» (Mt. 13:33) Esa tercera llave, entregada por Elías el profeta, está leudando a
toda la masa de la humanidad, nombre a nombre, miles de millones. Los hechos se demuestran capaces de superar lo
imaginado al principio.

El evangelio fractal.

Nuestra geometría se curva

La geometría del evangelio restaurado se confunde con la forma de su iglesia. Pero ésta, solo es una senda estrecha y un
sostén visible para que «el Todopoderoso derrame conocimiento desde el cielo sobre la cabeza de los Santos de los Últimos
Días.» (DyC 121:33) por eso la Iglesia disminuye a medida que nos acompaña a «desatar la correa de su sandalia» (Juan
1:27)

Como toda jerarquía, nuestra vista nos sugiere la dirección en que circulan instrucciones y la guía a través de su profeta.
Pero aún siendo la iglesia vital y coincidente en su plan, no obstante «es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el
vestido» (Mt. 6:25) Así, los santos a medida que comprendemos la restauración y sus llaves, vemos que, más allá de la
barra y el sendero, hay «un árbol cuyo fruto [es] deseable para hacer a uno feliz.» (1 Nefi 8:10)

Bajo ese árbol dejamos atrás las lineas quebradas de antaño y vemos anidar a las aves del cielo en cada rama. Nuestra
geometría se curva hasta asemejarse a la de sus obras. Vemos a las llaves restauradas, florecer como la vara de Aaron. En
cada santo de los últimos días, el recogimiento de Israel, la promesa de Abraham y el corazón vuelto de sus antepasados.
Vemos el árbol del amor de Dios en cada rama, y en cada hoja la imagen de su semblante. Hay una imagen especular del
poder de las llaves de esta dispensación en cada miembro, así como cada rama asemeja un árbol.

La acción

Único y singular

Y así como en la rama se adivina el árbol, a partir de los dones y las llaves recibidas, se construye el gran paisaje de la
restauración. Esas llaves atraen la acción y la imaginación como el polen a las abejas.

El diseño de La iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es único y singular. El señor Arranz y nosotros
empezamos a verlo aquella tarde. Las llaves del sacerdocio expanden su acción hacia el pasado, el presente y el futuro. Y
anudan en los templos, todos los cabos sueltos de anteriores dispensaciones. «y todas las cosas serán hechas nuevas, a fin
de que mi conocimiento y gloria moren sobre toda la tierra.» (DyC 101:25). Así como muchos judíos no reconocían en Jesús
al Cristo. Muchos no reconocen a Cristo en la restauración, porque él, otra vez, ha hecho nuevas todas las cosas. El
cristianismo de la restauración ha emergido del anterior, cerrado y mudo de palabras y hechos. Ahora al frente está «el
mismo que contempló la vasta expansión de la eternidad» (DyC 38:1), incontenible, cerrando un giro eterno.


El evangelio que nos traen esas llaves, se reproduce a sí mismo a partir de cualquiera de sus hechos. Es fractal. Se puede
construir su plenitud a través del testimonio de sus miembros. Se replica y se divide a sí mismo. Con las nuevas
instrucciones recibidas sacamos un pie fuera para andar como Cristo sobre las aguas. Pero quizás muchos nos aferramos a
las antiguas tablas.

Las llaves de conocimiento


Las llaves del sacerdocio son distintas a las llaves del conocimiento. Las del sacerdocio favorecen la acción ordenada. Las de
conocimiento, revelan verdades, no de aplicación inmediata, pero generan gozo y visión.
Las llaves de conocimiento no nos autorizan a actuar en el nombre de Dios. Sin embargo hemos sido hechos para
alimentarnos también de conocimiento «Porque viviréis de toda palabra que sale de la boca de Dios.» (DyC 84:44)

El 22 de Febrero de 2019, estábamos en la Clase de Instituto, Barrio de Almería, España. Leímos DyC 121:26

[su_note note_color=»#caecef» text_color=»#401919″ radius=»8″]«Dios os dará conocimiento por medio de su Santo


Espíritu, sí, por el inefable don del Espíritu Santo, conocimiento que no se ha revelado desde el principio del mundo hasta
ahora;»[/su_note]

Y entonces pregunté a mis alumnos:


— ¿A quién se dará ese conocimiento nunca revelado?

Y yo ahora se lo pregunto a usted, querido lector como si estuviese en esa clase de instituto.
— ¿A quién dará ese conocimiento nunca revelado?
Estimado lector… a los santos? …a nuestros líderes…al pte. de la iglesia?
…A Ti… sí a ti, ¡a ti!. Eres tú, tú. Sí tú. Amigo mío tú. Sí amiga mía tú.

Tesoros en los cielos

La perla más humilde

Podemos desarrollar profundas verdades a partir de la inspiración personal al leer las escrituras. Pero tengamos en cuenta
algo: eso no moverá ni un diente del menor de los engranajes de la restauración. El despliegue de la restauración tiene su
propia transmisión de energía para su desarrollo. Ésta proviene de las llaves restauradas en Kirtland, detentadas en la
actualidad por el Cuórum de los doce y las administra el Pte, Rusell M. Nelson.
Pero usted y yo, podemos disfrutar del banquete del esposo en esta última dispensación.
Y entonces notar que lo más pequeño que encontremos nos hará ricos. La perla más humilde valdrá más que todas nuestras
posesiones. Y notaremos que las cosas preciosas las reservaremos para no debatir. Veremos cómo se depositan en nuestra
mente como Rocío del cielo.
Eso es hacernos tesoros en los cielos.


Las llaves del sacerdocio

obtener los poderes del Santo Sacerdocio

La administración de la restauración se gobierna con la autoridad del sacerdocio. Su profundidad es menor que su
conocimiento pero su campo de acción es amplio y afecta a todos.
El mundo religioso confunde estas dos llaves. Piensan que del conocimiento viene la autoridad. Y es cierto en el campo de la
ciencia o los negocios. Pero en lo jurídico, que es el matiz de su plan, el mayor o menor conocimiento de un ciudadano o un
creyente no le da más o menos derecho. Sino el ajuste de su conducta a las leyes por eso «…lo que la ley gobierna,
también preserva, y por ella es perfeccionado y santificado.» (DyC 88:34)

Suplantar la carencia de las llaves del sacerdocio con una demostración de conocimiento es subvertir el principio de
representación jurídica. José Smith lo aclaro en una carta a los santos, la sección 128 «…Ahora, el gran e importante
secreto de todo el asunto, y el summum bonum de todo el tema que tenemos por delante consiste en obtener los poderes
del Santo Sacerdocio. Al que se dan estas llaves no se le dificulta obtener conocimiento…»(11)

El campo blanco del conocimiento

Ese otro campo que es el del conocimiento de los misterios de reino, está blanco y listo para la siega. El Señor dice a los
santos «les haré saber la buena disposición de mi voluntad tocante a todas las cosas pertenecientes a mi reino. Sí, aun las
maravillas de la eternidad sabrán ellos»
Para aquellos que buscan conocimiento, el espíritu derrama abundantemente y aquel que más recoja más gozo tendrá. Pero
la salvación viene por otro cauce, la senda estrecha de la administración a través de las llaves del sacerdocio. De esta forma
todos reciben de la mesa para su sustento.

Son muchos son los hechos, queda en el lector establecer su autenticidad o falsedad. Sólo el espíritu puede testificar acerca
de esto. Pero declaramos, que ese «poder notarial» avalado por los hechos para representar al Salvador y su iglesia ha sido
entregado a esta dispensación.

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