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EL EFECTO GANADOR

“Por qué el éxito llama al éxito : el “Efecto Ganador”

La explicación del éxito tiene que ver con la biología del riesgo y un fenómeno
psicológico conocido como el Efecto Ganador.

El éxito y el fracaso tienen algo que ver con la bioquímica del cerebro, en concreto, el
efecto que tienen dos hormonas sobre nuestro estado de ánimo y sobre nuestra
capacidad para emprender acciones importantes y, en alguna medida, arriesgadas, que
son las que nos llevan a los grandes éxitos.

En concreto, tras un éxito inicial, por ejemplo, cuando un vendedor hace una venta
importante, nuestro cerebro genera una hormona conocida como testosterona. La
testosterona es la hormona que, entre otras cosas, hace que nos sintamos eufóricos. Esta
sensación de euforia hace que nos atrevamos con acciones un poco más arriesgadas que,
al final, suponen la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Es decir, que el éxito inicial, aunque sea debido al puro azar, se retroalimenta y termina
por generar un círculo virtuoso que va encadenando un éxito tras otro.

Sin embargo, el fracaso genera una sensación de malestar y de estrés (incertidumbre


ante la posibilidad de que el fracaso se produzca de nuevo). Cuando estamos
estresados, nuestro cerebro genera una hormona conocida como hidrocortisona. La
hidrocortisona, conocida también como cortisol, nos convierte en personas
más miedosas y hace que tomemos siempre posiciones muy conservadoras y defensivas.
Este hecho hace que se pierdan oportunidades de conseguir grandes éxitos y que nos
limitemos a pequeñas ganancias marginales que nos mantienen en la mediocridad.

Este fenómeno se ha comprobado científicamente, por ejemplo, en el mundo del


deporte, donde el ganador de un partido, ya sea tenis, lucha, hockey o ajedrez, tiene un
60% de posibilidades de derrotar a su adversario en el siguiente partido. También se ha
comprobado en el caso de los estudiantes de medicina, que, si han superado una prueba,
tienen más probabilidades de superar la siguiente.

“Incluso ante minúsculas dosis de poder, nuestro comportamiento cambia”


Ian Robertson, neurólogo y psicólogo clínico nos habla en este excelente documento
gráfico del “efecto ganador”, un término utilizado en biología para describir cómo un
animal que ha ganado un par de peleas contra oponentes de similar o menor
envergadura es mucho más probable que gane combates posteriores contra rivales
más fuertes.

Robertson nos revela cómo este efecto es aplicable también a los seres humanos:
“Los logros cambian la química del cerebro haciendo que la gente se comporte de
manera más centrada, más inteligente, más segura y más agresiva. El efecto ganador
es tan fuerte como una droga, y cuanto más victorias individuales se logran, mayor es
el deseo de ganar. De hecho, el ganar puede llegar a convertirse en una forma de
adicción física“.
Al intentar explicar los cambios mentales y físicos que tienen lugar en el cerebro de un
“ganador”, cómo se producen, y por qué afecta a algunas personas más que a otras,
Robertson pretende llegar a entender por qué algunas personas alcanzan el éxito con
más facilidad.
La entrevista, realizada por Punset, toma como base para la discusión el libro de
Robertson “ (El efecto ganador: Cómo el poder afecta a tu mente) en el que se
incluyen estudios de casos individuales de gran interés como los de Picasso,
Caravaggio, Tony Blair, Bill Clinton, Frank Bruno, Mike Tyson, Fred Goodwin, George W.
Bush y Barack Obama, y en el que se nos previene también sobre algunos de los
peligros del efecto ganador, siendo el principal de ellos la toma excesiva de riesgos
que a menudo sigue a la euforia del propio éxito.
En momentos en que el espíritu empresarial, la innovación y la competitividad nos
resultan tan fascinantes, este sensacional capitulo de Redes arroja nueva luz sobre las
variables fisiológicas y psicológicas que nos ayudan a alcanzar el éxito, al mismo
tiempo que nos previenen del fracaso.

La vida para el ganador es más gloriosa. Entra al siguiente nivel de competencia con
más niveles de testosterona ya elevados, y este puesto a tono androgénico le otorga
una ventaja que aumenta sus posibilidades de volver a ganar. A través de este proceso,
un animal puede seguir un loop de retroalimentación positiva, en el que la victoria
lleva a niveles más altos de testosterona que a su vez llevan que a su vez que a su vez
llevan a subsecuentes victorias. John Coates.

La situación que intentamos abordar es un caso particular de lo que el neurocientífico


y psicólogo escocés Ian Robertson denomina el “efecto ganador”. Según explica
Robertson, en buena parte de las evaluaciones que hacemos de la realidad están
presentes dos impulsos contradictorios. Uno de estos impulsos tiene que ver con el
deseo que sentimos de lograr algo y de aumentar nuestra satisfacción de diversas
maneras por ese medio; el impulso opuesto expresa los temores que nos provoca un
eventual fracaso.

Basado en estudios acerca del funcionamiento del cerebro, Robertson señala que
tener éxito y poder genera en las personas un incremento perceptible de la confianza
en ellos mismos y de la competencia para detectar y aprovechar las oportunidades que
se les presentan. Esa actitud ganadora no es solo psicológica: tiene un correlato en el
aumento de la testosterona en el cuerpo y en la capacidad de procesar mejor en el
cerebro dicho aumento, lo cual influye positivamente en la motivación y en la
concentración. Así, suele suceder que tener éxito pone a las personas en mejores
condiciones de percibir una chance favorable y de sumar un nuevo logro. Por eso, el
éxito, como afirma la sabiduría popular, llama al éxito.
¿El éxito llama al éxito? - El efecto ganador

¿Qué es el éxito para ti? ¿Conoces el efecto ganador? ¿Sabes por qué el éxito llama al
éxito?
Apoyándonos en el descubrimiento de Ian Robertson y en los datos de esta infografía,
en este artículo de Psicología-Online, ¿El éxito llama al éxito? El efecto ganador, te
hablamos sobre el concepto de éxito y te explicamos las razones biológicas por las
cuales una victoria genera la siguiente
¿Qué es el éxito?
La palabra éxito tiene su origen en el término latín exitus, que significa salida y se
entiende como el resultado final satisfactorio de una circunstancia. La definición de
éxito establecida es el resultado feliz de una acción emprendida o de un suceso. De
ese modo, el éxito se entiende como el hecho de obtener libremente lo que se desea,
lograr un propósito o alcanzar una meta.
Podemos considerar un éxito cada vez que conseguimos algo que queríamos
conseguir, pues es el propósito final de todos los proyectos que emprendemos en
cualquier área de nuestra vida. Sin embargo, el significado del éxito es subjetivo y
relativo a las metas, los objetivos, a las creencias, las expectativas y las circunstancias
de cada persona.

Cabe mencionar algunas frases sobre el éxito que han propuesto ciertas
personalidades:
El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. (Winston Churchill). Es
decir, es necesario cometer errores, aprender de ellos, y sobre todo, mantener una
actitud que propicie el éxito.
Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso. (C.C.
Cortéz). No es el único autor que relaciona el éxito con la constancia y la
perseverancia.

El éxito es conseguir la cima, mientras que la felicidad consiste en disfrutar el camino.


Mientras el éxito consiste en la consecución de aquello deseado, el concepto de
felicidad implica una sensación de bienestar y satisfacción con uno mismo más amplia.
Se puede tener éxito sin ser feliz, sin embargo, cuando uno es feliz, tiene éxito, ya que
ha logrado el objetivo más anhelado por la humanidad.

El efecto del éxito. Efecto fisiológico del éxito


A nivel fisiológico, el efecto que tiene el éxito, igual que los demás estímulos
gratificantes, como pueden ser la comida, la bebida o el acto sexual, están
relacionados con el sistema de recompensa del cerebro, es decir, las áreas cerebrales
encargadas de la motivación.

El objetivo de este sistema es asociar ciertas situaciones con una sensación de placer,
haciendo que aprendamos qué acciones son buenas para nosotros y estemos
motivados para que volver a repetirlas en el futuro. Su propósito es adaptar nuestra
conducta a la supervivencia y la evolución propia y de la especie.
Al conseguir algo anhelado, se eleva la dopamina, igual que al dar un abrazo. Por eso,
el hecho de ganar provoca un aumento de las concentraciones normales del
neurotransmisor en el cerebro, produciendo dicha sensación de placer.
Efecto psicológico del éxito
A nivel psicológico el éxito aporta:
Alegría y estado anímico positivo
Satisfacción y bienestar personal
Seguridad en uno mismo y mayor percepción de auto-eficacia
Mayor motivación
Mayor dedicación y esfuerzo

Causas del éxito


El éxito no se consigue por casualidad. A continuación explicamos las causas del éxito:
Aceptar retos, aceptar experiencias nuevas, querer innovar, estar
motivado y tener iniciativa.
Establecer metas y objetivos bien definidos, que sean claros y, sobre
todo, que sea posible conseguirlos. Saber dividir los objetivos en pasos y establecer
fechas a corto y medio plazo.
El autoconocimiento. Conocerse a uno mismo, conocer los propios
puntos fuertes en los que apoyarse y los puntos débiles a trabajar.
La autoestima, el autoconcepto y la autoimagen. Tener una imagen
realista de uno mismo basada en el autoconocimiento y valorarse positivamente.
Confiar en uno mismo y en sus capacidades. Es importante que la persona tenga unas
expectativas realistas y, sobre todo, crea en si misma.
La personalidad y forma de ser. Hay creencias, actitudes, valores y
estrategias que nos permiten generar hábitos y respuestas propiciadores del logro.
Trabajar de manera inteligente y constante. Estar atento, observar,
detectar y canalizar el esfuerzo en aquello que realmente lo merezca de forma
uniforme y prolongada en el tiempo.
Aprovechar cada oportunidad. Saber identificar las necesidades y
encontrar soluciones. Convertir los problemas en retos.
Ser flexible y fluir. Tener la capacidad de adaptarse a las situaciones y
aprender a cambiar cuando la situación lo requiera.
La resiliencia: desarrollar la capacidad de aprender y crecer ante la
adversidad.
El compromiso y la perseverancia. Estar totalmente comprometido con
el objetivo, teniendo claro que se deberá priorizar aquello que forme parte de la
consecución del mismo y rechazar las distracciones, así como poner toda la atención y
esforzarse.
La experiencia, es decir, haber tenido la vivencia de éxito, pues la
experiencia de éxito propicia volver a conseguirlo. Esto se conoce como el efecto
ganador. A continuación profundizamos sobre este concepto.
El efecto ganador
La experiencia de éxito hace que mejore estado de ánimo, la seguridad en uno mismo,
la motivación, la concentración y la capacidad de esfuerzo. Este estado, juntamente
con todo lo aprendido, propicia que se vuelva a tener éxito. Por eso se dice que el éxito
llama al éxito, porque se retroalimenta y se va encadenando un éxito tras otro. Se ha
comprobado que, por ejemplo, en el mundo del deporte, el ganador de un partido
tiene un 60% de probabilidad de ganar también en la siguiente partida o competición.
Incluso, los estudiantes que han superado una prueba, tienen más probabilidades de
pasar la siguiente.

El autor del efecto ganador es Ian Robertson, un neurocientífico y psicólogo clínico,


que explica cómo, tras ganar un primer reto, aumentan las probabilidades de ganar el
siguiente por causas fisiológicas. La experiencia de ganar aumenta la concentración de
dopamina cuyo efecto de bienestar y motivación nos prepara para afrontar el
siguiente reto. También se incrementa el nivel de testosterona, aumentando la
velocidad de reacción y disminuyendo el miedo: propiciando arriesgar. Todo ello,
finalmente, aumenta las probabilidades de éxito.
El efecto ganador ayuda al éxito,

EFECTO GANADOR

Sentirse y ser un ganador no es un simple postureo ni un mito. Existe la figura del


ganador por que el simple hecho de ganar crea un éxito añadido y paralelo en las
personas y su entorno. Es decir, que el hecho de triunfar genera mayor triunfo.
A esta circunstancia hasta se le ha dado un nombre. El neurocientífico Ian Robertson lo
bautizó como 'El Efecto Ganador'. Y es que el éxito en si mismo tiene repercusiones
buenas para el cerebro. El mismo Robertson asegura que como más experiencias
exitosas vayamos acumulando a lo largo de los años, nuestro cerebro buscará con más
ansias aún más experiencias similares.
Es decir, que el triunfador se autoprograma para buscar más triunfos. El simple hecho
de que nuestro equipo gane un partido de futbol, o que venzamos en una partida de
cartas o en una partida de ajedrez a nuestros amigos nos hace sentir bien y a gusto.
Robertson sostiene que el Efecto Ganador convierte a sus protagonistas en personas
más seguras de si mismas, centradas en sus objetivos y ambiciosas a la hora de
afrontar una competición profesional, personal o de ocio.
Así pues, no es de extrañar que el hecho de ganar enganche hasta el punto de que una
vez que se ha ganado ya se piensa en repetir triunfo.
Pero ¿Como llegamos a ser ganadores?¿Qué proceso tenemos que superar?
Según Robertson lo primero que hacemos es acumular datos y referencias que
tomamos como base para decidir que actuación debemos adoptar. Acto seguido
intentamos anticiparnos al resultado final para después reaccionar a partir de lo que
ha sucedido provocando cambios emocionales.

Como decíamos antes, el hecho de ganar nos lleva a nuevos éxitos solo por que
desarrollamos el deseo de repetir y de conseguir nuevas recompensas materiales o
emocionales. Cuanto más ganamos mejor nos sentimos por que nuestro cerebro busca
lo positivo.

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