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Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar mágico llamado

“El País de Nunca Jamás”, vivía Peter Pan.

Nunca Jamás era una isla que existía dentro de una


estrella, dónde los niños que vivían allí junto a Peter Pan
nunca crecían.

Él y los niños perdidos se pasaban el día viviendo


aventuras y luchando contra el malvado Capitán Garfio,
un pirata obsesionado con acabar con Peter Pan y
conquistar la isla.

¡Oh! Se me olvidaba, también estaba Campanilla, la fiel


compañera de Peter Pan. Ella era un hada muy pequeñita
con poderes mágicos y que con su “polvo de hada” podía
hacer que los demás volasen. Pero para poder sobrevivir
necesitaba que los niños creyesen en ella.

Un día Peter Pan viajó al mundo real, exactamente a la


ciudad de Londres y conoció a Wendy, una humana.
Juntos volaron al País de Nunca Jamás y para ir dijeron:

“Volad hasta lo más alto del cielo y girad en la segunda


estrella a la derecha volando hasta el amanecer”
Al volver a Nunca Jamás y de camino al Refugio de los
niños perdidos, Peter Pan, Wendy y Campanilla fueron
sorprendidos por el malvado Garfio. Garfio, para
fastidiarles, les quitó algo a cada uno de ellos; a Peter Pan,
le quitó su dulce flauta; a Wendy, su armoniosa voz; y a
Campanilla, sus poderes mágicos.

Garfio pensaba que por fin había vencido a Peter Pan y su


risa podía escucharse hasta en La laguna de las sirenas.
Pero Garfio se olvidaba de alguien muy importante… ¿Os
acordáis de quién? ¡Los niños perdidos! Como eran
pequeños y traviesos, Garfio pensaba que no podrían
ganarle, pero… ¡Los niños perdidos nunca se rinden! Con
su valentía, esfuerzo e inteligencia consiguieron superar
todos los retos, recuperarlo todo, ayudando así a sus
amigos.

Una vez reunidos, decidieron derrotar de una vez por todas


a Garfio. Por suerte, conocían su punto débil… Fueron al
Valle de los Piratas disfrazados de cocodrilo e imitaron el
tic- tac del reloj. Tic-tac-Tic-tac-Tic-tac. Garfio se asustó
tanto que se fue corriendo chillando: “Abandono este
maldito sitiooooo”.

Al final, los niños perdidos, Peter Pan, Wendy y


Campanilla consiguieron que en Nunca Jamás hubiese
tranquilidad y paz para siempre…

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