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¿Por qué preferimos la desigualdad?

Dubet
Introducción: La crisis de las solidaridades
Algunos apoyan la idea de que la desigualdad es fundamentalmente buena para el crecimiento, otros ven la ven
como un concepto abstracto y no un valor por el cual valga la pena combatir. Su libro aspira a demostrar que la
intensificación de las desigualdades procede de una crisis de las solidaridades, entendidas como el apego a los
lazos sociales que nos llevan a desear la igualdad de todos, incluida la de aquellos que no conocemos.

La lucha contra las desigualdades supone un lazo de fraternidad previo, es decir el sentimiento de vivir en el
mismo medio social, una solidaridad elemental que exija que cada uno pueda ponerse en el lugar del otro. Las
desigualdades sociales no dejan de profundizarse por doquier desde la década de 1980, la tendencia que está bien
consolidada es que las rentas rindan más que el trabajo. Se instalo el desempleo y la precariedad, mientras se
multiplican los trabajadores pobres. Nos acostumbramos a la presencia de mendigos y personas sin techo.
Algunos territorios concentran la riqueza y la actividad, mientras otros se vacían. Al mismo tiempo se observa un
retroceso de la creencia en la capacidad de las instituciones de garantizar una igualdad social, se manifiestan
tendencias como el “hartazgo fiscal” que es la negativa a pagar por quienes supuestamente no lo merecen. En
varios países de Europa, la desconfianza se convierte en regla, se vota poco y se vota en contra. Concluye en que
lamentablemente los lazos de solidaridad de encuentran irremediablemente debilitados.

A menudo atribuimos la propagación de las desigualdades a la mera fuerza de los mecanismos económicos del
mercado mundial y al peso de una economía financiera fuera de control apartada de la economía real. De ser así,
nos condenaríamos a ser incapaces de hacer nada al respecto. El pensamiento político explica a veces el
debilitamiento de la solidaridad como una consecuencia de las desigualdades, y el crecimiento de estas como un
efecto de las crisis económicas, alcanzaría con que políticas económicas inteligentes generaran nuevas riquezas
que pudieran compartirse para retomar los años de gloria de la posguerra. Así se estima que la solidaridad es una
consecuencia mecánica de la igualdad, cuanto más iguales somos, más hermanos nos sentimos.

Cabe preguntarse si la profundización de las desigualdades no es un producto del debilitamiento de la solidaridad.


Al sentirnos cada vez menos solidarios aceptamos las desigualdades que no nos incumben directamente y hasta
las deseamos porque nos protegen de los otros, que percibimos como amenaza y riesgo. Esta manera de razonar
puede resultar peligrosa en el terreno político. El riesgo radica en situarse en el terreno de los adversarios de la
democracia (tradición conservadora) que oponen los lazos “naturales” de la religión, la sangre, y la nación, al
individualismo democrático percibido como “egoísta”. Se corre el peligro de negar la autonomía individual e
imaginar la solidaridad bajo la forma de una comunidad ya dada. El riesgo intelectual consiste en creer que no
hay otro modelo de solidaridad que el de las sociedades industriales socialdemócratas de los años de crecimiento
europeo, que no hay otro futuro que el retorno a la década de 1960, años anteriores a la crisis, olvidando que estos
no fueron tan solidarios como los imaginan quienes no los vivieron.

La elección de la desigualdad
Las viejas teorías racistas han cambiado de argumento, se han sustituido las desigualdades biológicas por
diferencias culturales juzgadas como irreductibles, que exigen la separación y la protección de las culturas. Lo
cierto es que el círculo de la igualdad se ha abierto, en un momento en que las desigualdades sociales se
refuerzan. Esta paradoja se explica la mayoría de las veces por los mecanismos económicos, de esta manera los
principios democráticos chocan con las leyes del capitalismo. El retorno de las desigualdades sería independiente
a nuestra voluntad, sin embargo no puede servir como excusa. Basta con observar las prácticas de cada uno de
nosotros para advertir que elegimos las desigualdades sociales en la medida en que no ofendan nuestros principios
democráticos, e incluso cuando estos las legitiman.

El 1% y los demás

Pone de manifiesto la concentración de la fortuna en el grupo 1%. Estas desigualdades se despliegan en todos los
ámbitos: a pesar de las becas y los préstamos otorgados, el reclutamiento de las grandes universidades
estadounidenses se basa más sobre la fortuna de los estudiantes que sobre su mérito. Los “superejecutivos” suelen
poder negociar salarios treinta veces más altos que los de sus asalariados peor pagos. Es mejor heredar que
trabajar. La movilidad de los capitales, los paraísos fiscales, el fraude fiscal y la complacencia o la impotencia de
los gobiernos se conjugan para afianzar la rentabilidad del capital. Se crea entonces un mundo social en el que el
1% de los más ricos se opone al 99% que padece esas desigualdades. Lo que profundiza las desigualdades NO
son las leyes implacables de la globalización (no exigen que el 1% arrase con todo), sino las relaciones de fuerza
ideológica y políticas dentro de cada sociedad. ¿Cómo es posible que el 99% restante se indigne sin ser
verdaderamente capaz de actuar en sociedades democráticas que han puesto la igualdad en el centro de sus
principios? Es porque estos no son un bloque homogéneo capaz de actuar como tal, dentro del conjunto hay
distintos intereses, y porque la “pasión por la igualdad” no es tan fuerte como se supone. Hay una larga sucesión
de desigualdades a las que somos sensibles y nos aferramos porque nos dan una posición y una dignidad, y esta es
la realidad sociológica vivida.

Separatismos

Los individuos no buscan las desigualdades, pero sus elecciones las engendran. Por ejemplo, está claro que el
precio del terreno determina las elecciones, pero esos precios son el producto de las preferencias separatistas.
Cuanto más se ahondan las desigualdades, más se estrechan las interacciones entre quienes se asemejan desde el
punto de vista económico, cultural, y a veces étnico. El resultado de este proceso es la creación de barrios que
concentran todas las desigualdades y dificultades sociales, se crean mundos propios cuya sociabilidad se cierra
sobre sí misma, se protege y acentúa la distancia con su entorno, participa en su propia producción aunque en
realidad los habitantes no hayan tenido la oportunidad de vivir en otra parte. Por el otro lado se comienza a
percibir a los pobres como peligrosos y lamentables, al margen la sociedad, y estos juicios se interiorizan con
tanta fuerza que sus residentes se esfuerzan por escapar de ellos.

Hoy las desigualdades tienden a multiplicarse y fraccionarse entre aquellos que no forman parte del 10% más rico
ni el 10% más pobre, somos iguales en ciertos registros y desiguales en otros. La conciencia de las desigualdades
se individualiza, se acentúa y se aprecia con exactitud. Más se las vive como una amenaza subjetiva, buscando
marcar nuestro rango y nuestra posición, por sentir el miedo de quedar debajo de ser desiguales y despreciados.
Las estrategias de distinción y diferenciación se han acentuado, queremos construir para nosotros el conjunto más
singular y distinto posible: tiranía de las marcas. Se consagra defender las desigualdades “pequeñas” que marcan
las diferencias esenciales, así las empresas logran vender desigualdades que los consumidores compran con
pasión.

La escuela: un caso de escuela

La elección de la desigualdad es un problema de elección racional, cuando los individuos se encuentran en una
situación de competencia por la obtención de bienes relativamente escasos o muy jerarquizados. La escuela es el
mejor ejemplo, a priori la escuela se ha vuelto mucho más igualitaria y la cantidad de egresados se ha
multiplicado, pero no ha bastado, porque si bien todos los niños se inscriben en la misma competencia escolar, los
alumnos de las formaciones prestigiosas y rentables disfrutan en el aspecto social de una posición mucho más
favorecida que los de las formaciones profesionales y los programas universitarios masivos. Se abrió una
competencia generalizada en la cual cada uno está interesado en obtener los bienes escolares más escasos y
rentables en el mercado de trabajo.

Competencia y Etilismo

Los títulos tienen mucha influencia en el acceso al empleo y el nivel de ingresos, esto deriva del hecho de que su
valor es relativo según su escasez y su adecuación a un segmento del mercado de trabajo: igualdad de
oportunidades meritocrática. No toda orientación vale lo mismo, ni toda universidad, etc. Aquí las categorías
sociales que pierden en el juego escolar no tienen ni los recursos ni la legitimidad que les permitiría oír sus voces.

Culpar a las víctimas

Existe una creencia en la idea moral de que gran parte de las desigualdades son juntas y justificables, refiriéndose
a las “pequeñas desigualdades” en función de los títulos, la intensidad del trabajo, las responsabilidades y la
experiencia; y que tropieza con la crítica social en nombre de la igualdad. En efecto, sólo merecemos de verdad
nuestro mérito si somos absolutamente libres y responsables de lo que nos pasa; de lo contrario aquel no haría
sino reflejar las circunstancias y el azar. El rigor de la sospecha meritocrática hace que se extinga el sentimiento
de solidaridad.

La elección de la desigualdad no es una elección ideológica reivindicada como tal, es un conjunto de


prácticas que no pueden ser condenadas desde un punto de vista estrictamente moral, porque los
individuos tienen frecuentemente “buenos motivos” para actuar así y están atrapados en juegos sociales
que apenas dominan.
1. Los fundamentos de la vida cotidiana. Berger, P. y Luckman, T.
LA REALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA
La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene
el significado subjetivo de un mundo coherente. Como sociólogos esta realidad es el objeto de
nuestros análisis. Cabe tomar esta realidad como dada, aceptar como datos fenómenos particulares
que se producen en su seno. Es un mundo que se origina en los pensamientos y acciones de los
miembros de la sociedad, que está sustentado como real por éstos. El método que consideramos más
conveniente para clarificar los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana es el del análisis
fenomenológico (puramente descriptivo).

La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o se dirige a objetos, ya sea que el objeto de la
conciencia se experimente como parte de un mundo físico exterior, o se aprenda como elemento de
una realidad subjetiva interior. Objetos diferentes aparecen ante la conciencia como constitutivos de
las diferentes esferas de la realidad (semejantes de la vida cotidiana ≠ figuras de mis sueños). Entre
ellos se producen tensiones y les presto atención de diferente manera. Mi conciencia es pues capaz
de moverse en diferentes esferas de la realidad. Al pasar de una realidad a otra, experimento una
especie de impacto causado por el desplazamiento de la atención que implica dicha transición.

Múltiples realidadesrealidad de la vida cotidiana se presenta como la realidad por


excelenciaubicación privilegiada: “suprema realidad”. La tensión de la conciencia llega a su
apogeo, la vida cotidiana se impone sobre la conciencia de manera masiva, urgente e intensa en el
grado más alto, imposible de ignorar, la experimento en estado de plena vigilia, esto constituye mi
actitud natural. La aprendo como una realidad ordenada: sus fenómenos se presentan dispuestos de
antemano en pautas independientes ami. Se presenta ya objetivada: constituida por un orden de
objetos asignados como tales antes de que apareciera. El lenguaje me proporciona las objetivaciones
indispensables y dispone el orden dentro del cual éstas adquieren sentido y dentro del cual la vida
cotidiana tiene significado. La RVC se organiza alrededor del “aquí” y “ahora”, pero no se agota
allí sino que abarca fenómenos fuera de ese alcance. Significa que la experimento en diferentes
grados de proximidad y alejamiento, espacial como temporal. Más cercano ami lo directamente
accesible ami manipulación corporal: en este mundo de actividad mi conciencia está dominada por
el motivo pragmático. Típicamente mi interés por mis zonas más alejadas es menos intenso. La
RVC se presenta como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto con otros, no puedo
existir en esa realidad sin interactuar y comunicarme con otros. Por supuesto que la perspectiva del
mundo común de los otros no es idéntica a la mía, pero a pesar de esto, vivimos en un mundo
común donde hay una correspondencia continua entre mis significados y sus significados, y que
compartimos un sentido común (rutinas normales y autoevidentes). El mundo de la VC se impone
por sí solo y cuando quiero desafiar esta imposición debo hacer un esfuerzo deliberado y nada fácil
(transición actitud natural a actitud del filósofo). Se divide en sectores que se aprenden por rutina y
sectores que me presentan problemas de distintas clases. Sector no es problemático hasta nuevo
aviso (interrupción x aparición de problema). El sentido común proporciona instrucciones para la
resolución del problema. Otras realidades aparecen como zonas limitadas de significado, y son
envueltas por la suprema realidad, como el arte y la religión (ejemplo teatro). El desplazamiento de
atención hacia una zona limitada de significado es mucho más extremo, pero el lenguaje común se
utiliza lo mismo como referencia para interpretarla (“traduzco”). La estructura temporal de la VC
(diversa y compleja) me enfrenta a una facticidad con la que debo tratar de sincronizar mis
proyectos, el tiempo es continuo y limitado, y ese conocimiento afecta mi actitud; es coercitiva, no
puedo invertir ami voluntad las secuencias que impone (no puedo rendir examen sin haber
estudiado antes). También proporciona la historicidad que determina mi situación en el mundo de la
VC.
INTERACCIÓN SOCIAL EN LA VIDA COTIDIANA

La experiencia más importante que tengo de los otros se produce en la situación “cara a cara”, que
es el prototipo de la interacción social y del que se derivan todos los demás casos. Mi “aquí y
ahora” y el del otro gravitan continuamente uno sobre otro, en tanto dure la situación cara a cara. El
resultado es un cambio continuo entre mi expresividad y la suya. La subjetividad del otro me es
accesible mediante un máximo de síntomas, se encuentra próxima. Allí el otro se vuelve real en
todo el sentido de la palabra, lo que es el otro se halla continuamente ami alcance de forma directa
(lo que soy yo requiere reflexión). Las relaciones aquí son sumamente flexibles, las pautas que se
puedan llegar a imponer serán constantemente modificadas por la enorme variedad y sutileza del
intercambio de significados subjetivos que se produce. La interpretación errónea como la
"hipocresía" son mucho más difíciles de mantener en la interacción "cara a cara" que en las formas
menos "cercanas" de las relaciones sociales. La realidad de la vida cotidiana contiene esquemas
tipificadores en cuyos térmi-nos los otros son aprehendidos y "tratados" en encuentros "cara a cara".
Nuestra interacción "cara a cara" llevará la impronta de esas tipificaciones en tanto no se vuelvan
problemáticas debido a una interferencia de su parte. Las tipificaciones del otro son tan susceptibles
a mi interferencia, como lo son las mías a la suya (situación típica: sentido doble); se vuelven
progresivamente anónimas a medida que se alejan de la situación cara a cara (Henry/el inglés).

No ocurre lo mismo con mis contemporáneos, de ellos tengo un conocimiento más o menos
fidedigno, en ellos puedo pensar si quiero pero no necesariamente. El grado de anonimato que
caracteriza mi experiencia con los otros depende de otro factor: el grado de interés/intimidad
(esposa/vigilador de mi casa). Y por último , el anonimato puede llegar a ser casi total en el caso de
ciertas tipificaciones que nunca se pretende individualizar, como es el caso del "típico lector del
Times de Londres".

EL LENGUAJE Y EL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA

Un caso especial de objetivación (productos/objetos que proclaman una intención subjetiva, la cual
no es fácil de descifrar con certeza siempre), que tiene una gran importancia es la significación
(producción humana de signos). Tiene la intención explícita de servir como indicio de un
significado subjetivo. Todas las objetivaciones son susceptibles de usarse como signos aunque no se
produjeron con esa intención originariamente (arma para cazar/signo de agresividad). Los signos y
los sistemas de signos son accesibles objetivamente mas allá de la expresión de intensiones
subjetivas de aquí y ahora (danza): “separatividad”. El lenguaje es el sistema de signos más
importante, porque las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan primariamente por
la significación lingüística, es esencial para cualquier comprensión de la RVC. Su enorme variedad
y complejidad hace más fácil la separatividad; es un depósito objetivo de vastas acumulaciones de
significado y experiencia. Posee una cualidad inherente de reciprocidad. A medida que hablo con el
otro mis propios significados subjetivos se me hacen accesibles objetiva y continuamente, se hace
“más real” mi propia subjetividad porque la conversación no puede ser interrumpida por la reflexión
deliberada. Se origina en la vida cotidiana a la que toma como referencia primordial. Tiene su
efecto coercitivo: me obliga a adaptarme a sus pautas. El lenguaje a la vez tipifica experiencias y las
vuelve anónimas. Debido a su capacidad de trascender el aquí y el ahora tiende puentes entre
diferentes zonas dentro de la RVC, y por fuera también, y las integra en un todo significativo, como
resultado es capaz de “hacer presentes” cosas que se encuentran “ausentes”. Un símbolo puede
definirse como un tema significativo que cruce de una realidad a otra, y el modo lingüístico por el
cual alcanza esta trascendencia se denomina lenguaje simbólico. La filosofía, el arte, son ejemplos
de sistemas simbólicos. El lenguaje construye campos semánticos o zonas de significado
lingüísticamente circunscritos, que son esquemas clasificadores para diferenciar los objetos,
ejemplo: suma de objetivaciones lingüísticas que corresponden ami ocupación; es una acumulación
selectiva de la cual se forma un acopio social de conocimiento. El conocimiento que respecta a la
competencia pragmática ocupa un lugar prominente (no me interesa saber porque funciona el
teléfono sino que me interesa que funcione para comunicarme si lo requiero). El acopio social de
conocimiento establece diferenciaciones según los grados de familiaridad. Proporciona datos
complejos y detallados con respecto a los sectores de vida cotidiana con los que debo tratar
frecuentemente, y datos mucho más generales e imprecisos con res-pecto a sectores más alejados.
La validez de mi conocimiento es algo establecido hasta nuevo aviso, osea, hasta que surge un
problema que no puede resolverse en esos términos. En tanto mi conocimiento funcione
satisfactoriamente, me siento generalmente dispuesto a suspender mis dudas a su respecto. A la vez
el conocimiento aparece distribuido socialmente, vale decir que los distintos individuos lo poseen
en grados diferentes.

3. La sociedad como realidad subjetiva


INTERNALIZACIÓN DE LA REALIDAD

a) Socialización primaria

El individuo no nace miembro de una sociedad, nace con una predisposición hacia la sociabilidad, y
luego llegar a ser miembro de la sociedad. En la vida de todo individuo existe una secuencia
temporal en donde el individuo es inducido a participar en la dialéctica de la sociedad. En punto de
partida de este proceso lo constituye la internalización: la aprehensión de un acontecimiento
objetivo en cuanto expresa significado. En el sentido general constituye la base para la comprensión
de los propios semejantes y la aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social. El
individuo asume el mundo en el que ya viven otros, en conjunto participan cada uno en el ser del
otro. Aquí se lo considera al individuo miembro de la soc, el proceso por el cual esto se realiza se
llama socialización, que viene a ser la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo
objetivo de la soc. La socialización primaria es la que se atraviesa en la niñez. La socialización
secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos sectores
del mundo objetivo de la soc. La primaria suele ser la más importante, y la estructura básica de la
secundaria debe semejarse a ella. Todo ind nace dentro de una estructura soc objetiva en la cual
encuentra a los otros significantes que están encargados de su socialización y que le son impuestos
(x ello se identifica con ellos casi automáticamente, internaliza el mundo como el único que existe,
asi se implanta con la mayor fuerza). Las definiciones que los otros significantes hacen de la
situación del individuo se le presentan a éste como realidad objetiva (del mundo social). Los otros
significantes, que mediatizan el mundo para él, lo modifican en el curso de esa mediatización.
Seleccionan aspectos del mundo según la situación que ocupan dentro de la estructura social y
también en virtud de sus idiosincrasias individuales (lo “filtran”). La soc primaria se efectúa en
circunstancias de enorme carga emocional (facilita el aprendizaje), el niño acepta los "roles" y
actitudes de los otros significantes, osea que los internaliza y se apropia de ellos. Y por esta
identificación con los otros significantes el niño se vuelve capaz de identificarse él mismo
(dialéctica). Recibir una identidad significa adjudicarnos una posición en el mundo social. La
socialización primaria crea en la conciencia del niño una abstracción progresiva que va de los
"roles" y actitudes de otros específicos, a los "roles" y actitudes en general (mama se enoja cuando
derramo un vaso/no debo derramar el vaso). Solamente en virtud de esta identificación
generalizada logra estabilidad y continuidad su propia auto-identificación. La formación dentro de
la conciencia del otro generalizado señala una fase decisiva en la socialización. Implica la
internalización de la sociedad en cuanto tal. Cuando el otro generalizado se ha cristalizado en la
conciencia se establece una relación simétrica entre la realidad objetiva y la subjetiva, pero que
puede NO ser total (nunca se llega a conocer todo). La biografía subjetiva no es enteramente social
(conciencia de mi cuerpo). La SP comporta secuencias de aprendizaje socialmente definidas. A la
edad A el niño debe aprender X, y a la edad B debe aprender Y. El carácter de la socialización
primaria también resulta afectado por las exigencias del acopio de conocimiento que debe
transmitirse (apreder a manejar/aprender a matar a cierta edad). Finaliza cuando el concepto de1
otro generalizado se ha establecido en la conciencia del individuo.

b) Socialización secundaria

Es la internalización de “submundos” institucionales, su alcance y carácter se determinan por la


división del trabajo y la distribución social del conocimiento especializado, cuyos portadores se
definen institucionalmente. Requiere la adquisición de vocabularios específicos de roles específicos,
osea la incorporación de campos semánticos que estructuran las interpretaciones y comportamientos
de un área institucional. Los “submundos” internalizados son generalmente realidades parciales que
contrastan con el “mundo base” de la socialización p. Cuando haya necesidad, este cuerpo de
significados será sustentado por legitimaciones que van desde las más sencillas, hasta las más
complicadas construcciones. La SS presupone un proceso previo de SP, que presenta un problema:
el hecho de que la realidad ya internalizada tiende a persistir, existe pues un problema de coherencia
entre lo nuevo y lo original, que según el caso es más o menos complejo. En la SS las limitaciones
biológicas se vuelven cada vez menos importantes en el aprendizaje, prescinde de una identificación
con carga emocional (con una dosis mínima de identificación para la comunicación puede
proceder). Se aprende el contexto institucional, el mundo ya deja de ser El mundo. Los "roles" de
la SS comportan un alto grado de anonimato, se separan fácilmente de los individuos que los
desempeñan, cualquier funcionario es intercambiable. El acento de realidad del conocimiento
internalizado se descarta más fácilmente debido a su carácter afectivo, necesita ser más reforzado
con distintas técnicas (cualidad pragmática: permite aprender secuencias racional y emocionalmente
controladas). El individuo establece una distancia entre su yo total y el yo parcial específico del
"rol".

c) Mantenimiento y transformación de la realidad subjetiva

Toda sociedad viable debe desarrollar procedimientos de mantenimiento de la realidad para


salvaguardar cierto grado de simetría entre la realidad objetiva y la subjetiva. Es conveniente
distinguir dos tipos generales de mantenimiento de la realidad: mantenimiento de rutina y
mantenimiento de crisis. El primero está destinado a mantener la realidad internalizada en la vida
cotidiana, y el segundo en las situaciones de crisis.

La realidad de la vida cotidiana se reafirma continuamente en la interacción del individuo con los
otros significantes. La importancia relativa de los otros significantes puede apreciarse mejor si se
examinan ejemplos de disconfirmación de la realidad subjetiva. Una acción disconfirmativa de la
realidad por parte de la esposa tiene por sí sola mucho más fuerza que la de una acción similar por
parte de un conocido casual. El vehículo más importante del mantenimiento de la realidad es el
dialogo. La vida cotidiana del individuo puede considerarse en relación con la puesta en marcha de
un aparato conversacional que mantiene, modifica y reconstruye continuamente su realidad
subjetiva. Esta última adquiere solidez por la acumulación y la coherencia del diálogo casual, y a la
vez se modifica de continuo. La pérdida de la cualidad de casual indica una ruptura en las rutinas
que puede ser una potencial amenaza a la realidad establecida.
En situaciones de crisis se utilizan esencialmente los mismos que para el mantenimiento de rutinas,
excepto que las confirmaciones de la realidad tienen que ser explícitas e intensivas. Con frecuencia
se ponen en juego técnicas de ritual (catástrofe natural-evacuación).

Todo lo dicho implica que la soc puede transformarse, vivir en soc comporta un proceso continuo
de modificación de la realidad s. Existen diferentes grados, las de mayor grado se las llama
alteraciones (ej: cambio de religión), implica una reorganización del aparato conversacional, los
interlocutores del diálogo cambian y el nuevo diálogo cambia la realidad s. Las ideas o personas
que discrepan con las nuevas definiciones deben evitarse sistemáticamente para evitar tendencias
“reincidentes”. Consiste en disponer de un aparato legitimador para toda la serie de
transformaciones. Actúa la resocialización, que no construye sobre la base de internalizaciones
primarias encarando el problema de mantener la coherencia entre los elementos anteriores y
posteriores de la realidad subjetiva (ss), sino que provoca una ruptura en la biografía subjetiva y
reinterpreta el pasado, renuncia a la búsqueda de la coherencia y reconstruye la realidad de
nuevo.

INTERNALIZACIÓN Y ESTRUCTURA SOCIAL

La socialización siempre se efectúa en el contexto de una estructura social específica. Su grado de


“éxito” tiene condiciones y consecuencias socio-estructurales. Por “socialización exitosa”
entendemos el establecimiento de un alto grado de simetría entre la realidad subjetiva y la objetiva.
La inversa ocurre con la “socialización deficiente” (asimetría). Son los polos de un continuum
cuyos extremos no existen empíricamente. El éxito máximo probablemente se obtenga en
sociedades que poseen una división del trabajo sencilla y una mínima distribución del
conocimiento, la identidad se halla sumamente perfilada en el sentido de que representa totalmente
la realidad objetiva dentro de la cual está ubicada, “todos en gran medida son lo que se supone que
sean”. En tales condiciones la socialización deficiente ocurre como resultado de accidentes. Cuando
existe una distribución más compleja del conocimiento, la sociabilización deficiente puede resultar
de otros significantes diferentes que mediatizan realidades objetivas diferentes para el individuo,
hay una mayor heterogeneidad de perspectivas en virtud de que cada uno es diferente y tiene una
idiosincrasia específica. La posibilidad de individualismo, entendido como elección individual entre
identidades y realidades discrepantes se vincula directamente con la posibilidad de socialización
deficiente, suscita la pregunta: ¿quién soy yo? A su vez, aparece cuando surgen discrepancias entre
sp y ss. Una sociedad en la que en general se dispone de mundos discrepantes provocará una
creciente conciencia de la relatividad de todos los mundos, situación típica de la soc industrial
contemporánea.

TEORÍAS DE LA IDENTIDAD

La identidad constituye, por supuesto, un elemento clave de la realidad subjetiva y en cuanto tal, se
halla en una relación dialéctica con la sociedad. La identidad se forma por procesos sociales. Una
vez que cristaliza, es mantenida, modificada o aun reformada por las relaciones sociales. Los
procesos sociales involucrados se determinan por las estructuras soc. A la vez las identidades
producidas reaccionan sobre la estructura soc manteniéndola/reformándola/modificándola. Las
estructuras sociales históricas específicas engendran tipos de identidad, reconocibles o no en casos
individuales (norteamericano≠francés), son “observables/verificables”. Los tipos de identidad son
elementos relativamente estables de la realidad objetiva.

2. La sociedad como realidad objetiva


INSTITUCIONALIZACIÓN

a) Organismo y actividad

La humanidad es variable desde el punto de vista sociocultural, de aquí que se dice que el hombre
construye su propia naturaleza o que se produce a sí mismo. El período en que el organismo
humano se desarrolla hacia su plenitud en interrelación con su ambiente, es también aquel en que se
forma el yo humano. Los procesos sociales producen el yo en su forma particular y culturalmente
relativa. El hombre se experimenta a sí mismo como entidad que no es idéntica a su cuerpo, sino
que tiene a este último a su disposición. La autoproducción del hombre es siempre y por necesidad
una empresa social, los hombres producen juntos un ambiente social, es imposible que un hombre
aislado produzca un ambiente humano, este es ser a nivel animal. Tan pronto como se observan
fenómenos específicamente humanos se entra en el dominio de lo social. Humanidad y socialidad
están entrelazadas íntimamente. La existencia humana se desarrolla empíricamente en un contexto
de orden, dirección y estabilidad. El orden social es una producción humana constante realizada en
el curso de una continua externalización, no se deriva de la naturaleza.

b) Orígenes de la institucionalización

Toda actividad humana está sujeta a la habituación, que crea pautas que luego son aprendidas como
tales. Entraña significados que se llegan a dar como rutina en un depósito general de conocimiento
que se da por establecido. Comporta la ventaja de restringir opciones, provee un rumbo y la
especialización de la actividad. Estos procesos son los que anteceden a la institucionalización. Esta
última se da cuando aparece una tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de
actores. Estas tipificaciones siempre se comparten, son accesibles a todo el grupo social. La I
establece que las acciones X se realicen por los actores Y. Implican historicidad y control: se
construyen en el curso de una historia compartida, no de un instante para el otro; además controlan
el comportamiento humano estableciendo pautas definidas que lo canalizan es una dirección
determinada. Se manifiestan generalmente en colectividades con gran cantidad de gente. La I es
algo incipiente en toda situación social que se continúe en el tiempo, pero deben entrelazarse las
acciones habitualizadas de dos o más individuos. Otorga la ventaja de prever acciones y aliviar
tensiones. Las situaciones que tenderán a la I serán las que correspondan a la situación común entre
los individuos. Al adquirir historicidad, las tipificaciones/habituaciones adquieren objetividad,
significa que las instituciones que se han cristalizado se experimentan como existentes más allá de
los individuos que las encarnan, son una realidad propia que se presenta al individuo como un
hecho externo y coercitivo. El “ya volvemos a empezar” se hace un “así se hacen las cosas”. El
mundo institucional se presenta como realidad objetiva. Existía antes de que nazca y va a seguir
cuando muera. La biografía del individuo se aprende como un episodio ubicado dentro de la historia
objetiva de la sociedad. El ind no puede hacer desaparecer las instituciones a su voluntad, persisten
en su realidad. El proceso por el cual los productos de externalizados de la act humana alcanzan el
carácter de objetividad se lo llama objetivación. Vale decir que el hombre y su mundo social
interactúan, el producto vuelve a actuar sobre su productor. La externalización y la objetivación
son momentos de un proceso dialéctico continuo. El tercer momento de este proceso es la
internalización. “La sociedad es un producto humano. La sociedad es una realidad objetiva. El
hombre es un producto social”. El mundo institucional requiere legitimación, modos de poder
explicarse y justificarse, que deberán de ser coherentes y amplias, si pretenden llevar la convicción
a las nuevas generaciones. También surge la necesidad de desarrollar mecanismos específicos de
control, la nueva generación plantea problemas de acatamiento y requiere que se establezcan
sanciones para invocar autoridad sobre el individuo. Cuanto más institucionalizado el
comportamiento es más controlado y más previsible, constituye los “roles”. No necesariamente
tiende a la cohesión. El conocimiento relativo a la sociedad es una realización en el sentido doble:
como aprehensión de la realidad social objetiva y como producción continua de esa realidad.

c) Sedimentación y tradición

La conciencia retiene solamente una pequeña parte del total de las experiencias humanas, parte que
una vez retenida se sedimenta, esas experiencias quedan estereotipadas en el recuerdo como
entidades reconocibles y memorables. Si esta sedimentación no se produjese el individuo no hallaría
el sentido de su biografía. Se produce una sedimentación intersubjetiva cuando varios individuos
comparten una biografía común, sólo se puede llamar social cuando se ha objetivado en cualquier
sistema de signos. El lenguaje es el medio más importante para transmitir las sedimentaciones
objetivadas en la tradición de una colectividad. Los significados objetivados de la actividad
institucional que se transmiten constituyen el “conocimiento tradicional”.

La transmisión del significado de una institución se basa en el reconocimiento social de aquélla


como solución "permanente" a un problema "permanente" de una colectividad dada. Por lo tanto,
los actores potenciales de acciones institucionalizadas deben enterarse sistemáticamente de estos
significados, lo cual requiere una cierta forma de proceso "educativo" que los refuerce
constantemente. Al nivel de los significados sedimentarios ocurre el mismo proceso. Debemos
nuevamente destacar aquí que no se puede suponer que exista ninguna coherencia o lógica apriori,
y mucho menos ninguna funcionalidad entre instituciones diferentes y las formas de transmitir el
conocimiento que les son propias. El problema de la coherencia lógica surge primero en el plano
de la legitimación (donde puede haber conflicto o competencia entre legitimaciones diferentes), y
después en el plano de la socialización (donde puede haber dificultades prácticas en la
internalización de significados institucionales en competencia).

d) Roles

Las tipificaciones de formas de acción poseen un sentido objetivo que requieren una objetivación
lingüística. La acción que se desarrolla determina para ese momento la autoaprehensión del actor en
el sentido objetivo. Un segmento del yo se objetiviza según las tipificaciones socialmente
disponibles, es el verdadero “yo social”, que se experimenta como realidad distinta ami yo total.
Nos aprendemos como tipos, que son intercambiables, aquí hablamos de roles: tipos de actores en
un contexto de cúmulo de conocimiento de conocimiento objetivizado, común a una colectividad de
actores. Por medio de ellos las instituciones se encarnan en la experiencia individual. El origen de
los roles es mismo de habituación y objetivación de las instituciones. Todo comportamiento
institucionalizado involucra roles, ellos mismos representan el orden ins. en un doble sentido:
representan el rol en si mismo, y las relaciones que tiene ese rol con los otros. Son mediadores entre
sectores específicos del cúmulo común de conocimiento (juezderecho/valores)

e) Alcance y modos

¿Cuáles son los factores que determinan un alcance más vasto o más restringido de la
institucionalización? Depende de la generalidad de las estructuras de relevancia. Si muchas
estructuras de relevancia son compartidas en una soc, el alcance será amplio y viceversa. Las
sociedades primitivas se acercan más a un amplio nivel de institucionalización que las soc
civilizadas. Sin embargo, la institucionalización no es un proceso irreversible, a pesar del hecho de
que las instituciones, una vez formadas, tienden a persistir. Por una variedad de razones históricas,
el alcance de las acciones institucionalizadas puede disminuir; en ciertas áreas de la vida social
puede producirse la desinstitucionalización (esfera privada que surgió en la soc industrial moderna).

LEGITIMACIÓN

a)Orígenes de los universos simbólicos

La legitimación constituye una objetivación de significado de “segundo orden”, su función consiste


en lograr que las objetivaciones de “primer orden” ya institucionalizadas lleguen a ser
objetivamente disponibles y subjetivamente plausibles. La legitimación no es indispensable en la
primera fase de la institucionalización, cuando la institución no es más que un hecho evidente por sí
mismo. El problema de la legitimación surge cuando las objetivaciones del orden institucional
(ahora histórico) deben transmitirse a una nueva generación, requiere explicaciones y
justificaciones. La L justifica el orden ins. adjudicando dignidad normativa a sus imperativos
prácticos. La L explica el orden ins. atribuyendo validez cognoscitiva a sus significados
objetivados. (valores/conocimiento). Indica al individuo porqué debe realizar tal acción, e indica
porqué las cosas son como son. Dentro de los distintos niveles de legitimación:

1ro= Incipiente: transmitir sistema de objetivaciones lingüísticas de la experiencia humana


(vocabulario de parentesco)

2do= Rudimentaria: esquemas explicativos sumamente pragmáticos y se relacionan con acciones


concretas (dichos)

3ro= Teorías explícitas: un sector institucional se legitima por un cuerpo de conocimiento


diferenciado (teoría económica)

4to= Los universos simbólicos: los cuales son cuerpos de tradición teórica, que integran zonas de
significado diferentes y abarcan el orden institucional en una totalidad simbólica. Los procesos
simbólicos son procesos de significación que se refieren a realidades que no son las de la
experiencia cotidiana. La esfera simbólica se relaciona con el nivel más amplio de legitimación, con
lo que trasciende la esfera de la aplicación pragmática. No pueden experimentarse en la vida
cotidiana, en él se integran TODOS los sectores del orden institucional en un marco de referencia
general, donde se concibe que toda la experiencia humana se desarrolla dentro de él. Se construye
mediante objetivaciones sociales, sin embargo su capacidad para atribuir significados supera
ampliamente el dominio de la vida social. La integración reflexiva de los distintos procesos
institucionales alcanza su realización última. Ej: teoría general del cosmos y del hombre. Son
productos sociales que tienen una historia, y aportan el orden para la aprehensión subjetiva de la
experiencia biográfica y sus distintas fases. Establece una jerarquía de las realidades (vida
cotidiana–>más real≠sueños), que da mayor o menor legitimidad a cada una. Ordena la historia y
ubica todos los acontecimientos colectivos dentro de una unidad coherente que incluye el pasado, el
presente y el futuro, de esta manera los hombres vincula a los hombres con sus antecesores y sus
sucesores en una totalidad significativa que sirve para trascender la finitud de la existencia
individual. Los orígenes del mundo simbólico arraigan en la constitución del hombre, a medida que
el hombre se externaliza, constituye el mundo en el que se externaliza.

…65
CAPÍTULO II LA TEORÍA DE LA ACCIÓN, Parsons, T.
Un “acto” implica:

1) Un agente, un “actor”
2) Este debe tener un “fin”: futuro de estado de cosas hacia donde se orienta la acción
3) Una “situación”, que se descompone en dos elementos: aquellos sobre los cuales el actor no
tiene control y aquellos sobre los que sí. Los primeros son las “condiciones” y los segundos
los “medios”.

En la elección de medios alternativos para el fin, hay una orientación normativa de la acción. Los
medios en cierto sentido deben estar sometidos a la influencia de un factor selectivo independiente,
cuyo conocimiento es necesario para la comprensión del curso de la acción.

Un acto es siempre un proceso en el tiempo. Este proceso visto fundamentalmente en términos de


su relación con los fines es denominado logro/realización, etc. El hecho de que se abra al actor un
abanico de posibilidades en combinación con el concepto de orientación normativa, supone la
posibilidad de error en la consecución de los fines o la elección correcta de medios. Este esquema
de referencia es subjetivo en el sentido de que trata de fenómenos, cosas y sucesos tal y como
aparecen desde el punto de vista del actor cuya acción se analiza. Luego los hechos de la acción
son, para el científico que los estudia, objetivos, son fenómenos externos al científico. Es
competencia del científico social estudiar el contenido de las mentes de las personas cuya acción
estudia. Aquí se distingue entre punto de vista subjetivo y objetivo. La unidad de referencia que
consideramos como actor es un “yo” o “sí mismo”, considerando que el cuerpo del actor es un
medio externo de la situación, una condición, en cambio, los medios a su disposición son “poderes”
de ese cuerpo y de su mente. A efectos de la teoría de la acción, la menor unidad concreta
concebible es el acto unidad, a su vez descomponible en sus elementos. El esquema conceptual se
puede emplear en dos niveles distintos: concreto y analítico. La función del uso concreto del
esquema es fundamentalmente descriptiva (el actor escribe, los medios son los libros, etc.), sirve
para ordenar los datos. Suele ser necesario un paso de abstracción para formular relaciones
funcionales implicadas en los hechos, una de las funciones principales del esquema analítico es
distinguir el papel de los elementos normativos/no normativos (corren por cuenta de la mediación
del actor) de la acción. Aquí pues, se define el fin como la diferencia entre el futuro estado de
cosas anticipado y el que pudiera haberse predicho que se habría derivado de la situación
inicial si NO hubiese intervenido el actor.

NOTA A: sobre el concepto normativo

Manifiesta un sentimiento atribuible a uno o más actores de que algo es un fin en sí, para los
miembros de una colectividad, para alguna porción de los miembros o para la unidad completa. Una
norma es una descripción verbal del curso concreto de la acción así considerado como deseable,
como una especie de mandato que configura acciones futuras.
Goffman, E.
1. Actuaciones
Confianza en el papel que desempeña el individuo

Cuando un individuo desempeña un papel, solicita implícitamente a sus observadores que tomen
enserio la impresión promovida ante ellos, que crean que las cosas son en realidad como aparentan
ser. El individuo ofrece su actuación. En un extremo, el actuante puede creer por completo en sus
propios actos, estar sinceramente convencido que la impresión que pone en escena es la verdadera
realidad. Cuando el público también se convence de eso, solo el sociólogo es o los resentidos
sociales abrigarán dudas de aquello que se presenta. En el otro extremo, descubrimos que el
actuante puede no engañarse con su propia rutina (escéptico), tiene sentido ya que ninguno se
encuentra en mejor posición para ver el juego que la persona que lo desempeña. Se puede querer
guiar la convicción de su público como medio. Si al actor no le interesan las creencias de su público
ni la confianza de sus actos se lo llama cínico, ≠sincero (cree en la impresión que fomenta su
actuación). Cada uno de nosotros tiene una máscara que representa el concepto que nos hemos
formado de nosotros mismos, el rol de acuerdo con el cual nos esforzamos a vivir, es nuestro sí
mismo verdadero, el yo que quisiéramos ser.

Fachada

La actuación vendría a ser toda actividad de un individuo que tiene lugar durante un periodo
señalado por su presencia continua ante un conjunto particular de observadores y posee
cierta influencia sobre ellos. La “fachada” es la parte de la actuación que funciona regularmente de
un modo general y prefijado. Es una dotación expresiva de tipo corriente empleada
intencionalmente o inconscientemente. Dentro de sus partes en primer lugar se encuentra el medio
que incluye todos los elementos propios del trasfondo escénico que proporcionan el escenario. En
términos geográficos tiende a permanecer fijo, la actuación comienza y termina en el lugar. En
segundo lugar el conjunto de signos, que se consideran propios del actuante. La fachada “personal”
abarca los elementos que se identifican íntimamente con el actuante mismo, lo siguen a donde
quiera que vaya (ropa, gestos, edad, etc). Algunos son relativamente fijos (edad), y otros
relativamente móviles (expresión facial). Se dividen los estímulos que la componen en apariencia y
modales. La primera se refiere a aquellos estímulos que funcionan en el momento de informarnos
acerca del status social del actuante. Los segundos se refieren a aquellos estímulos que funcionan en
el momento de advertirnos acerca del rol de interacción que el actuante esperará desempeñar en la
situación que se avecina. A menudo se espera la coherencia entre ambos, pero pueden tender a
contradecirse (actuante de status superior actua de forma humilde). También se espera la coherencia
con el medio. Toda la coherencia conjunta conforma un tipo ideal. Diferentes rutinas pueden
emplear la misma fachada (limpieza en distintos lugares de trabajo). Las fachadas suelen ser
seleccionadas y no creadas.

Realización dramática

Cuando está en presencia de otros, el individuo lo que hace es dotar a su actividad de signos que se
destacan para que llegue a ser significante para los otros, para que logre expresar lo que desea
transmitir. En algunos status se hace muy evidente ya que ciertos actos esenciales para llevar a cabo
su tarea poseen un alto nivel de comunicación (violinista). En otros casos se hace un problema: por
ejemplo un comerciante cuando vende un producto no puede dramatizar sus costos. Si un trabajo
esta pobremente dramatizado, se tendrá que emplear una apreciable cantidad de energía y atributos
distintos para elevar la comunicación: hiperactuación.
Idealización

Tendencia de los actuantes a ofrecer a sus observadores una impresión que es idealizada de diversas
maneras. Su actuación tenderá a incorporar y ejemplificar los valores oficialmente acreditados de la
sociedad. Puede ser considerada como una ceremonia. En la mayoría de las soc estratificadas existe
una idealización de los estratos superiores y la aspiración a llegar a ellos fundamentada en la
riqueza material. El individuo deberá abstenerse de las acciones no compatibles con esa idealización
o encubrirlas. Estas se corrigen con frecuencia antes de que tenga lugar la actuación y los signos
delatores que han cometido son a su vez encubiertos. Así se mantiene una impresión de
infalibilidad, muy importantes en muchas presentaciones. Se tiende a encubrir toda evidencia de
“trabajo sucio” a fin de presentar nuestra actuación. A veces para la consecución de ciertos tipos
ideales hay que desviarse momentáneamente de otros ideales, manteniendo sin embargo la
apariencia de que estos están aún vigentes. El que actúa produce a menudo en los miembros de su
auditorio de la creencia de que está relacionado con ellos de un modo más ideal de lo que enrealidad
está. Como por ejemplo fomentar la creencia de que la rutina que está haciendo es su rutina más
importante, especial.

El mantenimiento del control expresivo

El auditorio puede entender erróneamente el significado que debía ser transmitido, o ver un
significado molesto en hechos o gestos accidentales y no destinados a contener significado por el
actuante. En respuesta de esta situación los actuantes por lo general intentan ejercer una
responsabilidad de que esto no ocurra. El punto crucial es que la situación causada por un gesto
impensado es diferente de la definición proyectada de forma oficial.

Tergiversación

Situación en la cual el auditorio es engañado y conducido a conclusiones erróneas. Se debe a


diversas capacidades y motivos que los actuantes tienen. Se descubre que el actuante es un impostor
que no tenía derecho a desempeñar el papel que desempeñó. Por supuesto que hay matices (vida
cotidiana=impresiones falsas continuas). Puede que un descubrimiento desacreditable en cierto
ámbito de la actividad de un individuo probablemente arroje dudas sobre otros campos donde no
haya nada que ocultar.

Un status social no es algo material para ser poseído sino que es una pauta de conducta apropiada,
coherente, embellecida y bien articulada. Algo que es llevado a efecto.

7. Conclusiones
Un establecimiento social es todo lugar en el cual se desarrolla de modo regular un tipo
determinado de actividad. Observamos a menudo dos regiones: la región posterior, donde se
prepara la actuación de una rutina, y la región anterior donde se ofrece la actuación. El acceso a
estas regiones se halla controlado a fin de impedir que el auditorio asista a una representación que
no le es destinada.

La expresión cumple el papel de transmitir las impresiones del “sí mismo”

Se considera componente expresivo de la vida social una fuente de impresiones dadas a otros. La
impresión a su vez es considerada una fuente de información acerca de hechos no manifiestos y
como un medio a través del cual los receptores orientan sus respuestas al informante sin esperar que
se hagan sentir todas las consecuencias de las acciones de este último. Paradójicamente, cuanto más
se interesa el individuo por la realidad que no le es accesible, más se tiene que concentrar en las
apariencias.

En su calidad de actuantes, los individuos se preocupan por mantener la impresión de que actúan
conforme a las normas por las cuales son juzgados ellos y sus productos. Los actuantes no están
preocupados por el problema moral de cumplir con las normas, sino con el problema amoral de
construir la impresión convincente de que las satisfacen: crean su personaje.

La puesta en escena y el “sí mismo”

Se concibe el “sí mismo” como un tipo de imagen que el individuo intenta efectivamente que le
atribuyan los demás cuando está en escena, es un producto de esta última, un efecto dramático.

Técnicas de manejo de las impresiones empleadas en un establecimiento dado: los atributos del
actuante para poner en escena satisfactoriamente su personaje en el equipo o para salvar la
impresión de las disrupciones.

a) lealtad dramática: consiste en la aceptación de ciertas obligaciones morales de cada miembro


para con el equipo, que les impide revelar los secretos del grupo por propio interés, por principios o
falta de discreción.

b) la disciplina dramática: para recordar la parte de su rutina y poner en práctica su papel, sin gestos
impulsivos ni pasos en falso.

c) la circunspección dramática: para actuar con prudencia ante las situaciones eventuales, tanto para
solucionar las disrupciones como aprovechar las oportunidades.

III. Funciones manifiestas y latentes. Merton, R.


Propone una revisión sistemática del análisis funcional. Señala que diferentes disciplinas y
el lenguaje popular se apropiaron de la palabra “función” con el resultado no inesperado de
que su significado se hace con frecuencia oscuro en sociología propiamente dicha. La
palabra función tiene su significado más preciso en matemáticas, donde se refiere a una
variable considerada en relación con una o más variables respecto de las cuales puede ser
expresada o de cuyo valor depende el suyo. Esta acepción es la fundamental para el análisis
funcional. El concepto de función implica el punto de vista del observador al igual que el
del participante. La expresión “función social” se refiere a consecuencias objetivas
observables y no a disipaciones subjetivas. No distinguir entre estas dos lleva a la
confusión, porque pueden coincidir o no. Los analistas funcionales han aceptado en
general tres postulados relacionados entre sí que resultaron discutibles e innecesarios para
el análisis funcional:

Postulado de la unidad funcional de la sociedad: situación en la que todas las partes del
sistema social funcionan juntas con un grado suficiente de armonía, es decir, sin producir
conflictos persistentes que no pueden resolverse ni reglamentarse. Es una variable
empírica, que cambia para la soc en tiempo y en tiempo y que difiere en soc distintas. Es
con frecuencia contrario a la realidad. Un ejemplo de esto es la interpretación funcional de
la religión, en donde se destacan sólo las consecuencias aparentemente integradoras de la
religión, pero que en la realidad podemos ver que en ciertos tipos de estructura social
donde por ejemplo coexisten distintas religiones ocurren con frecuencia grandes conflictos.

Postulado del funcionamiento universal: afirma que todas las formas sociales o culturales
estandarizadas (que prevalecen) tienen funciones positivas. Aparta demasiado la atención
crítica de un campo de consecuencias no funciones de formas culturales existentes.

Postulado de la indispensabilidad: El más ambiguo. Contiene dos afirmaciones


relacionadas entre sí que son diferentes. Primero, se supone que hay ciertas funciones que
son indispensables en el sentido de que, si no se realizan, no persistirá la sociedad o el
grupo. Expresa un concepto de requisitos previos funcionales necesarios para una
sociedad. En segundo lugar, se supone que ciertas formas culturales o sociales son
indispensables para la realización de cada una de sus funciones. Esto implica el concepto
de estructuras especializadas e irremplazables, concepto contrario a la realidad: la misma
función puede ser desempeñada por cosas diferentes. Las necesidades funcionales se
consideran permisivas y no determinantes de estructuras sociales específicas. Excluye el
concepto de alternativas funcionales (margen de variación posible en las cosas que pueden
satisfacer una exigencia funcional).

Plantea su paradigma de análisis funcional distinto al clásico, permitiendo la inspección


simultánea de sus principales requisitos y la autocorrección de las interpretaciones. El
requisito fundamental para someter un objeto a análisis funcional es que represente una
cosa estandarizada (normada y reiterativa) tales como papeles sociales, normas
institucionales, etc. Funciones son las consecuencias observadas que favorecen la
adaptación o ajuste de un sistema dado. Disfunciones las que disminuyen la adaptación
o ajuste del sistema, proporcionan un enfoque hacia la dinámica y el cambio. Distingue
entre las funciones manifiestas que son las consecuencias que contribuyen al ajuste o
adaptación del sistema y que son buscadas y reconocidas por los participantes del sistema.
Funciones latentes son las no buscadas ni reconocidas (implícitas).

Ejemplo ceremonia de la lluvia de un grupo de indios: los individuos expresan


explícitamente la función manifiesta que busca producir la lluvia con determinada
ceremonia. Independientemente de que esto efectivamente sirva o no, se analizan las
funciones latentes de aquella ceremonia, como puede ser reforzar la identidad del grupo en
la medida que generan una ocasionalmente una actividad en común (positivo).

Ejemplo acumulación del consumo: da por resultado no solo los placeres directos
derivados del consumo de artículos (función manifiesta), sino también una elevación o
afianzamiento de la posición social (función latente). Al mayor costo, mejor posición social
(no mejor calidad=lo que se explicita)

Ejemplo máquina política: señalada como violadora de los códigos morales sobre que los
votos deben basarse en la estimación individual de los méritos de los candidatos y no de
guardar lealtad por favoritismo. Sin embargo funciona lo mismo en la soc porque realiza
funciones latentes como satisfacer las necesidades de grupos diversos de la población que
de otro modo no se satisfarían. Apela mediante relaciones directas, semifeudales, la
política la convierte en lazos personales. Proporciona caminos de movilidad social a
quienes de otro modo estarían en desventaja. Representa el triunfo de la inteligencia
amoral.

El margen de variación de las cosas que pueden desempeñar funciones deliberadas no es


ilimitado. La estructura social limita el cambio o las posibilidades de las alternativas
funcionales.

IV. Estructura social y anomia


Originalmente hay impulsos del hombre que buscan plena expresión. Y después existe el
orden social que es en esencia un aparato para manejar los impulsos, para el tratamiento
de las tensiones sociales, etc. La inconformidad con las exigencias de la estructura social se
supone entonces arraigada en la naturaleza originaria del h. Merton cuestiona esta idea,
no es así de evidente. El hombre sigue las normas con conformidad y con cierto grado de
adhesión. Algunas estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas personas
de la sociedad para que sigan una conducta inconformista, y eso es normal. Dos elementos
sumamente importantes de la estructura social son, en primer lugar, son los objetivos,
propósitos e intereses culturalmente definidos como legítimos: metas culturales. El
segundo elemento es el que define, regula y controla los modos admisibles para alcanzar
esos objetivos: normas institucionalizadas. No guardar una relación constante entre
sí, la importancia de una meta cultural varía independientemente del grado de importancia
del medio. El equilibrio se forma cuando los individuos logran ajustarse a estas dos
presiones culturales.

 Tipos de adaptación individual dentro de una sociedad portadora de cultura:


se refieren a la conducta que corresponde al papel social en tipos específicos de
situaciones.

1) Conformidad: es la más común y la más ampliamente difundida, de no ser así no


podría conservarse la estabilidad de la sociedad. La conducta se orienta de forma típica
conforme a las metas culturales y las normas institucionalizadas.

2) Innovación: el individuo asimiló la importancia cultural de la meta sin interiorizar


igualmente las normas institucionales que gobiernan los modos y medios para alcanzarla.

La cultura tiene exigencias incompatibles para los situados en los niveles más bajos de la
estructura social, porque se les niega en gran medida oportunidades efectivas para
lograrlas de acuerdo a las instituciones, esto provoca la desviación de la conducta y
creación de prácticas innovadoras.

3) Ritualismo: implica el abandono o la reducción de los altos objetivos culturales del


gran éxito a la medida en que uno pueda satisfacer sus aspiraciones, reduce sus horizontes,
respetando al mismo tiempo las normas institucionales. Sirve como recurso para bajar la
ansiedad por el pensamiento de llegar a las altas inspiraciones, actitud modesta.
4) Retraimiento: Consiste en el rechazo a las metas culturales y los medios
institucionalizados. La menos común. Estos individuos están en la sociedad pero no son de
ella.

5) Rebelión: busca imponer una estructura social nueva. Supone el extrañamiento de las
metas y las normas existentes, pero a su vez son consideradas puramente arbitrarias. Es
justamente esto último lo que no puede exigir fidelidad ni posee legitimidad.

La estructura social produce una tendencia hacia la anomia y la conducta divergente.


Cuando la importancia cultural pasa de las satisfacciones derivadas de la competencia
misma a un interés casi exclusivo por el resultado, la tendencia resultante favorece la
atenuación de los controles institucionales.

III. ANÁLISIS DE LA TRANSICIÓN Germani, G.


Nuestra época es una época de transición. El mundo moderno va a un ritmo de transformación cuya rapidez ya no se mide
por siglos, sino por años, y es tal que los h deben vivirlo dramáticamente y ajustarse a él como a un proceso habitual.
Abarca a todas las regiones del planeta y a todos los individuos. En el pasado grandes regiones permanecían relativamente
aisladas o al margen en cuanto a los cambios que ocurrían en otras, o experimentaban repercusiones atenuadas. Los medios
de comunicación han destruido de manera completa las barreras, y las zonas rurales se hallan igualmente afectadas por el
proceso global. Lo típico de la transición como proceso es el hecho de que es vivido como crisis, pues implica una
continua ruptura con el pasado. Se trata de un cambio que abarca todos los aspectos de la vida humana, implica cambios
sustanciales en las formas de pensar y de comportarse, es decir, implica una profunda transformación en la estructura de la
personalidad.

El desarrollo económico es concebido en términos de tránsito entre dos tipos ideales que son la sociedad “tradicional” y la
sociedad “industrial” o “desarrollada”. La primera se caracteriza por una economía de subsistencia, la segunda por una
economía expansiva fundada en una creciente aplicación de la técnica “moderna”. Los factores sociales de este proceso se
perciben como las condiciones necesarias para producir o tender a producir un tipo de sociedad similar a la empíricamente
adoptada de los países más desarrollados. Los dos tipos opuestos han de considerarse como los extremos de un continuum
pluridimensional, en tanto las formas de transición pueden ser múltiples. El proceso se ha denominado secularización,
debido a que el alcance de la sociedad industrial, implica que la sociedad no se base sobre valores inalterables de la
tradición, sino sobre actitudes racionales, sobre la disposición al cambio a través del ejercicio del libre análisis y sobre todo
basada en el ejercicio de la razón. Señala tres cambios esenciales en los fundamentos de la estructura de cada uno de estos
dos tipos:

I. Se modifica el tipo de acción social: del predominio de las acciones prescriptivas se pasa a un énfasis sobre
acciones electivas (preferentemente del tipo racional). En las soc tradicionales puede haber mayor o menor tolerancia en
la variabilidad de comportamiento alrededor de una pauta pero no hay elección. Cada persona en una circunstancia dada
sigue un patrón relativamente fijo. En la soc industrial, la persona debe dar su propia solución, sin embargo no es del todo
libre, su marco normativo prescribe una forma de elegir. El tránsito de la primera a la última se ha denominado proceso de
racionalización.

II. De la institucionalización de lo tradicional, se pasa la institucionalización del cambio. La soc tradicional se basa
sobre el pasado, todo lo nuevo es rechazado y se tiende a afirmar la repetición de las pautas preestablecidas. El cambio
constituye una violación a las normas. En la soc industrial por el contrario, el cambio se torna un fenómeno normal, las
normas lo instituyen y fijan las reglas del cambio.

III. De un conjunto relativamente diferenciado de instituciones, se pasa a una diferenciación y especialización


creciente de las mismas. En la soc tradicional, la familia, la comunidad local, la religión, todas ellas estrechamente
vinculadas, abarcan la mayor parte de la gama de actividad humana. La soc industrial cada función tiende a especializarse,
y esto origina una serie de estructuras cada vez más limitadas a determinadas tareas claramente fijadas. Cada esfera
institucional tiende a adquirir una autonomía valorativa. De esta manera las soc secularizadas presentan un grado mucho
menor de congruencia valorativa (valores comunes subyacentes).

Los tres puntos que se acaban de señalar implican a su vez:

a) cambios en el tipo de relaciones sociales: en la soc tradicional, las relaciones tienen un carácter íntimo por su
inmediatez física. En la soc industrial se acentúan las relaciones de tipo impersonal orientadas hacia el principio de la mayor
eficiencia, donde importa la tarea y no la persona. Pero esta instrumentalización tiene un límite, pues cada persona también
necesita ser reconocida como tal. La familia se mantiene en el nivel esencial.

Toda relación social puede ser analizada en función de cinco dimensiones (parsons):

 Afectividad vs. Neutralidad afectiva: la acción puede ser encarada con el fin de que ella misma preste gratificación
de manera inmediata, o la acción puede ser concebida como instrumental para un fin futuro.
 Particularismo vs. Universalismo: las expectativas de un rol pueden definirse en relación a una persona
determinada, o a un miembro cualquiera de una categoría de personas definida de acuerdo con determinados
criterios.
 Difusión vs. Especificidad: Una relación puede referirse a aspectos bien específicos, ser sumamente especializada
en su contenido (contrato laboral), o bien puede ser que cubra un área muy amplia no definida (relación de
amistad).
 Adscripción vs. Desempeño: Los roles adscriptos son adjudicados a las personas en virtud de lo que son (atributos
no electivos como sexo, edad, antepasados). Los roles adquiridos son en virtud de lo que logran hacer (superar
exámenes).

En la soc tradicional predominan los roles adscriptos, difusos, particularistas, afectivos. En la soc industrial importan los
roles universalistas, adquiridos, específicos, afectivamente neutrales. Sin embargo, hay ciertos sectores de la estructura (por
ejemplo la familia), en lo que siguen predominando los roles del primer tipo.

b) cambios en los tipos de personalidad: En la soc tradicional, el tipo de personalidad posee una estructura mental
dominada por la internalización de normas de tipo prescriptivo. En la soc industrial, el tipo de personalidad característico se
orienta hacia un cierto sistema de metas internalizadas, que le permiten guiarse, a través de decisiones propias.

Toda sociedad supone como requerimiento funcional de carácter universal, la existencia de un núcleo básico común de
normas compartidas por todas los miembros de la sociedad: la existencia de un nivel mínimo de integración normativa.
Debería a la vez incluir elementos cognitivos (significativos y conocimientos), valorativos y regulativos. Las soc no
secularizadas cuentan con este requisito de manera absoluta. Las soc secularizadas necesitan el nivel mínimo para asegurar
la existencia de los criterios de elección y de los criterios de cambios. Un ejemplo es el de la ciencia moderna: cada
proposición puede ser sustituida por otra dentro de un marco normativo fijo y común, los criterios en base a los cuales se
aceptan o rechazan las proposiciones.

Los tres aspectos de la secularización deben introducirse en máximo grado en el campo del conocimiento de la naturaleza.
La separación del conocimiento científico de la naturaleza, con respecto a toda actividad intelectual por ejemplo como la
teología/filosofía debe marcarse de manera en extremo clara. Con el mismo grado de intensidad la secularización debe
extenderse a todo el campo de la tecnología. Toda validez tradicional de los procedimientos de producción, distribución,
etc., vinculada a cuestiones religiosas o de costumbres debe desaparecer. En lo económico, el proceso de secularización
significa en primer lugar la diferenciación de instituciones específicamente “económicas”, libres de connotaciones
religiosas, morales, estéticas, y orientadas al requisito de la eficiencia. En cada uno de estos sectores, el proceso de
secularización debe extenderse a todos los niveles: el nivel normativo y el nivel emocional. Es decir que deben
internalizarse las actitudes correspondientes al nuevo marco normativo de la soc secularizada y surgir los nuevos tipos de
personalidad adecuados para los requerimientos de dicho tipo de estructura.

Queda ver cuáles son las condiciones necesarias del desarrollo además de la secularización de la economía, la ciencia y la
tecnología. El desarrollo de un sistema eco avanzado supone en cuanto al sistema de estratificación social, en primer
lugar, que al someterse la división del trabajo al ppio de eficiencia desaparezcan gran cantidad de antiguos oficios, la
asignación de personas a las tareas debe seguir el sistema de adquisión. Se da una estructura de clases relativamente abierta.
La implicación de mayor alcance de esta condición es la tendencia de los estratos inferiores a llevar a sus últimas
consecuencias los principios igualitarios implícitos en las sociedades industriales. Otra condición necesaria es la
organización racional del Estado, que permita la participación de los estratos populares en su dirección. Un grado
considerable de secularización en las relaciones familiares constituye en efecto una condición necesaria del desarrollo,
las relaciones de tipo primario deben restringirse al mínimo para dar lugar al tipo de relación secundario requerido por las
instituciones propias de una soc desarrollada. Una implicación de esto último, es que las relaciones interpersonales dentro
de la familia nuclear tienden a ser más igualitarias (mayor participación de todos los miembros). La educación tiende a
extenderse a la totalidad de los habitantes porque resulta necesario reducir las diferencias de oportunidades para la
educación. Otra condición esencial es el cambio de su contenido: incremento en la enseñanza técnica y científica.

Si la comunidad local constituye la base territorial por excelencia de la sociedad tradicional, en la soc industrial esa base
típica está constituida por la nación. El reemplazo de la comunidad local y la correspondiente transferencia de lealtades es
parte del proceso de participación creciente que caracteriza a la soc industrial. Uno de los rasgos del desarrollo en su
carácter expansivo: el progreso tecnológico y el continuo avanzar de esa frontera tanto desde el punto geográfico como
social. De esta manera la incorporación de los grupos marginales acontece esencialmente de dos modos: por la difusión
geográfica de las nuevas formas de vida, y en segundo lugar por la concentración de las personas en aquellas zonas que han
alcanzado un más alto nivel de desarrollo. La pequeña comunidad local es absorbida por la sociedad global.

Uno de los síntomas más característicos de la transición es el cambio demográfico. La soc tradicional se caracteriza por la
llamada “alta potencialidad demográfica” (alta natalidad y mortalidad). Hay luego una fase de transición en la que primero
disminuyen las tasas de mortalidad y luego con un retraso variable, disminuyen las de natalidad. Por último, en la etapa
avanzada, la natalidad se estabiliza: “baja potencialidad demográfica”. Esta transición se halla estrechamente vinculada a la
expansión y mejora de métodos y conocimientos sanitarios, mejoramiento general del nivel de vida. Produce cambios
sustanciales en la composición de las edades en la población: disminuyen los niños y aumentan los ancianos. En los países
que están entrando en la transición tardíamente, la aplicación de las medidas sanitarias y preventivas reducen drásticamente
las tasas de mortalidad, pero mientras faltan otros cambios en la estructura como la industrialización, la natalidad sigue alta.
El resultado es que la población de estos países crece con un ritmo mayor. Como consecuencia de esto, el desarrollo
económico se apoyara en una tasa de inversión más elevada. Cuando se habla de asincronia y más especialmente de
“retraso”, lo que se indica no es ausencia de cambio, sino de cambio no congruente con cierto modelo. El mero
reconocimiento por parte de un grupo “retraso” de la existencia de tal retraso, implica un cambio esencial en la situación del
grupo mismo.

II. ANÁLISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO Cardozo, F. E.


y Faletto, E.
El desarrollo es, en sí mismo, un proceso social, aún sus aspectos puramente económicos
transparentan la trama de relaciones sociales subyacentes. Se sostiene que las sociedades
latinoamericanas pertenecían a un tipo estructural denominado generalmente “sociedad tradicional”
y que se está produciendo el paso a otro tipo de sociedad llamada “moderna”. En el curso del
proceso de cambio social se forma un patrón intermedio, el cual caracteriza a las sociedades de los
países “en desarrollo”. Se invoca la noción de “dualismo estructural”. Pero estos tipos extremos no
abarcan de forma precisa todas las situaciones sociales existentes. No se ha alcanzado un nexo entre
las distintas económicas y los diferentes tipos de estructura social. El cambio de las estructuras
sociales implica fundamentalmente un proceso de relaciones entre los grupos, fuerzas, y clases
sociales a través del cual algunos de ellos intentan imponer al conjunto de la sociedad la forma de
dominación que le es propia.

Más a menudo se señala como característico de los países subdesarrollados encontrarse “atrasados”
en ciertos aspectos de la estructura, aunque no en otros. Así, por ejemplo, la sindicación en países
como Brasil y Argentina alcanzó expresión nacional, y llegó a influir en las decisiones relativas al
nivel de salarios en una fase que en comparación con lo que ocurrió en los países de desarrollo
“original”, no era “normal” que así sucediese. Consideramos más adecuado por consiguiente, un
análisis de las condiciones específicas de la situación latinoamericana, y el tipo de integración
social de las clases y grupos como condicionantes principales del proceso de desarrollo,
caracterizando el modo de relación entre los grupos sociales en el plano nacional y las tensiones
entre las clases y grupos sociales que pueden producir consecuencias dinámicas. Tal análisis
requiere un doble esfuerzo de redefinición de perspectivas. Por un lado, considerar en su totalidad
las condiciones históricas particulares (eco y soc) subyacentes, en el plano nacional y externo. Por
otro, comprender los objetivos e intereses que dan sentido y orientan el conflicto entre los grupos y
los movimientos sociales que impulsan el desarrollo. El devenir histórico sólo se explica por
categorías que atribuyan significación a los hechos. De esa manera, se considera al desarrollo
como resultado de la interacción de grupos y clases sociales que tienen un modo de
relacionarse propio y por tanto intereses y valores distintos, cuya oposición o conciliación da
vida al sistema socioeconómico. La estructura política y social se modifica en la medida de que
estos logran imponer sus intereses, su fuerza y dominación al conjunto de la soc. Esto está probado
empíricamente en los cambios históricos significativos del proceso de desarrollo en América Latina.
Se requiere buscar un punto de intersección teórica donde el poder económico se exprese como
dominación social, esto es que a través del proceso político, una clase o grupo económico intenta
establecer alianzas o subordinar al resto con el fin de desarrollar una forma económica compatible
con sus intereses. Los modos de relación económica a su vez, delimitan los marcos en que tiene
lugar la acción política. Asimismo se deben considerar las orientaciones valorativas que otorgan a la
acción sus marcos de referencia.

En cuanto al subdesarrollo, una distinción fundamental se ofrece desde la perspectiva del proceso
histórico de formación del sistema productivo mundial: en ciertas situaciones, la vinculación de las
economías periféricas al mercado mundial se verifica en términos “coloniales”. Algunas colonias se
han transformado en naciones manteniéndose en su situación de subdesarrollo. En todo caso, la
situación de subdesarrollo se produjo históricamente cuando la expansión del capitalismo vinculó a
un mismo mercado economías que, además de presentar grados diversos de diferenciación del
sistema productivo, pasaron a ocupar posiciones distintas en la estructura global del sistema
capitalista. De ahí que entre las economías desarrolladas y las subdesarrolladas exista una diferencia
de función o posición dentro de una misma estructura económica internacional de producción y
distribución. Ello supone una estructura definida en relaciones de dominación. Las decisiones en el
sistema económico se toman en función de la dinámica y de los intereses de las economías
desarrolladas. Una soc puede sufrir transformaciones profundas en su sistema productivo sin que se
constituyan, al mismo tiempo, plenamente autónomos los centros de decisión. Tal es el caso de
Argentina y Brasil al terminar su proceso de sustitución de importaciones e iniciarse en la
producción de bienes de capital, momento que les permitió alcanzar cierto grado de madurez
económica.

Los argumentos basados únicamente en estímulos y reacciones del mercado son insuficientes para
explicar la industrialización y el progreso económico. Para que tales estímulos puedan constituir el
comienzo, es necesario que se hayan producido en el mismo mercado internacional
transformaciones que favorezcan el desarrollo, pero es decisivo que el juego político-social en los
países contenga en su dinámica elementos favorables a la obtención de grados más amplios de
autonomía. El sistema interno de alianzas políticas se altera, además, muchas veces por las alianzas
existentes en el plano internacional.

En los países de “desarrollo originario”, mucho después de realizado el esfuerzo inicial de


industrialización estuvieron las clases populares en condiciones de hacerse presentes como fuerza
política y social participante. Lo que contribuyó al éxito de las economías nacionales de estos países
fue el hecho de que éstas se consolidasen simultáneamente con la expansión del mercado mundial,
de manera que dichos países pasaron a ocupar las principales posiciones en el sistema de
dominación internacional que se establecía. Es evidente que no ocurre lo mismo con América
Latina. Los países latinoamericanos, como economías dependientes, se ligan en el proceso
capitalista a diferentes países que actúan como centro, y cuyas estructuras económicas indicen
significativamente en el carácter que adopta la relación. Así por ejemplo, Inglaterra, en el proceso
de su expansión económica, exigía en alguna medida el desarrollo de economías periféricas,
dependientes de ella, puesto que las necesitaba para abastecerse de materias primas. Requería que la
producción de las economías dependientes lograra cierto grado de dinamismo y modernización. La
relación de dependencia adquiere así una connotación de control del desarrollo de otras economías.
No es lícito suponer que en los países en “desarrollo” se repite la historia de los países
desarrollados, estos intentan su desarrollo cuando ya existen las relaciones de mercado.

El tipo de vinculación de las economías nacionales periféricas al proceso capitalista implica que la
integración a la nueva fase se realiza a través de una estructura social y económica que, si bien
modificada, procede de la situación anterior. Si bien la nueva forma de dependencia tiene
explicaciones exteriores a la nación, también es fundamental la capacidad de los sistemas internos
de alianzas para proporcionarle capacidad de expansión a esa misma forma de dependencia.

En América Latina, el “enfrentamiento” que resulta de las presiones a favor de la modernización se


produce en la actualidad entre clases populares que intentan imponer su participación, y el sistema
de alianzas vigente entre las clases predominantes de la situación anterior. El sector industrial juega
un rol estratégico, porque plantea la posibilidad de absorber en forma productiva a los sectores
urbanos populares, eso le permite establecer términos de alianza con el resto del sistema social.

1. Un concepto de crisis basado en las ciencias sociales


Habermas, J.
La crisis aparece como algo objetivo que puede medirse y observarse con parámetros
empíricos. Pero, no se puede hablar de crisis si ese proceso objetivo se considerara
solo desde afuera. La crisis es inseparable de la percepción interior de quien la padece:
la persona experimenta su impotencia respecto a la crisis objetiva sólo por el hecho de
que es un sujeto condenado a la pasividad (privado temporariamente de estar en
plena posesión de sus fuerzas). Al concepto de crisis tácitamente le atribuimos un
sentido normativo: la solución de la crisis aporta una liberación al sujeto afectado. Un
concepto de crisis delineado según la teoría de sistemas indica que surgen cuando la
estructura de un sistema de sociedad admite menos posibilidades de resolver
problemas que las requeridas para su conservación. En este sentido, las crisis son
perturbaciones que atacan la integración del sistema. Puede criticarse que esta
concepción descuida las causas internas de un refuerzamiento sistémico de las
capacidades de autogobierno. Las crisis de sistemas de sociedad se producen por
causa de imperativos del sistema, que son incompatibles y no admiten ser ordenados
en una jerarquía (contradicciones estructurales). Los sistemas sociales pueden afirmarse
en un ambiente en extremo complejo variando elementos sistémicos, patrones de
normalidad, o ambas (patrimonio). Pero cuando un sistema se conserva variando tanto
sus límites cuanto su patrimonio, su identidad se vuelve imprecisa. Una alteración del
sistema puede concebirse como proceso de aprendizaje y cambio, o como proceso de
disolución y quiebra. Difícil de determinar con exactitud, no todos los cambios son
crisis. No se representa a los sistemas como sujetos, pero sólo estos, pueden verse
envueltos en la crisis. Cuando los miembros de la soc experimentan los cambios de
estructura como críticos para el patrimonio sistémico y sienten amenazada su
identidad social, podemos hablar de crisis. Las perturbaciones de la integración
sistémica amenazan el patrimonio sistémico, sólo en la medida en que esté en juego la
integración social, en que la base de consenso de las estructuras normativas resulte tan
dañada que la sociedad se vuelva anómica. Los estados de crisis se presentan como
una desintegración de las instituciones sociales. La sociedad no se encuentra en crisis
por el sólo hecho de que sus miembros lo digan, ni siempre que lo dicen. Los
procesos de crisis deben su objetividad a la circunstancia de generarse en problemas
de autogobierno no resueltos. Las crisis de identidad se encuentran íntimamente
ligadas con los problemas de autogobierno. Según eso, un concepto de crisis apto
para las ciencias sociales tiene que captar la conexión entre “integración social” e
“integración sistémica”. De integración social hablamos respecto de sistemas de
instituciones en que se socializan sujetos hablantes y actuantes. Bajo este concepto,
incluimos en una sociedad, las estructuras normativas (valores e instituciones), estos
se consideran condiciones limitantes. De integración sistémica hablamos respecto de
rendimientos de autogobierno específicos de un sistema autorregulado, se relaciona
con la capacidad para conservar sus límites y su patrimonio dominando la complejidad
de un ambiente inestable. Bajo este concepto, incluimos los mecanismos de
autogobierno y la ampliación del campo de contingencia, aquí los valores
normativos se consideran datos (no se consideran). La conexión entre estos dos, se
encuentra en un análisis de sistemas de sociedad orientado en sentido histórico, que
nos permita establecer en cada caso el margen de tolerancia dentro del cual pueden
oscilar los patrones de normalidad de un sistema dado sin que su patrimonio resulte
amenazado críticamente. Los límites de este campo de variación aparecen como los
límites de la continuidad histórica. Los patrones de normalidad de los sistemas
sociales son el producto de los valores culturales de la tradición constitutiva, por un
lado, pero por el otro, son el producto de exigencias no normativas de la integración
sistémica.

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