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Habacuc 3:2
Por Hno. Antonio Martinez
En la Escritura encontramos textos que nos instan a mantenernos velando y atentos para cuando el Señor vuelva o bien
para no caer en las acechanzas del enemigo. Además de esto la Biblia nos insta a mantenernos despiertos, activos,
alumbrando a los demás, lamentablemente algunas ocasiones el celo, la fe, la esperanza y el amor hacia Dios y su obra
se van apagando (I Tes 5:19) en nosotros y la disposición, el ánimo y la ganas de hacer la voluntad de Dios va
menguando. Cuando esto pasa el cristiano tiene que seguir el consejo apostólico de avivar el fuego que hay en el (II Tim
1:6) haciendo referencia al sentir que algún día tuvo hacia las cosas eternas.
Ahora veamos que es avivar. La definición de la RAE nos dice que avivar es Dar viveza, excitar, animar. Encender,
acalorar. Hacer que arda más el fuego. Hacer que dé más claridad la luz artificial.
Podemos entender que Avivamiento se refiere a volver dar vida a algo, a dar energía a un deseo o una causa. El
avivamiento es lo que hace que hace que la llama no se apague y es muy necesario cuando se tiene una recaída en
nuestra fe y en nuestra causa o cuando se está comenzando un nuevo proyecto o retomando algo que ya se había
iniciado.
El avivamiento es una forma de reanimar o hacer resurgir nuestros sentimientos hace que resurja nuestro amor y celo
por nuestro Dios por su Palabra
Un avivamiento siempre implica la predicación del juicio divino, la confesión de pecado, el arrepentimiento, la
aceptación de la voluntad divina, la autoridad de las Escrituras y el gozo y disciplina de la vida cristiana.
Habacuc en su oración le pide a Dios que avive su obra en medio de los tiempos, en aquellos días están a la expectativa
de ser invadidos por los babilonios y las circunstancias eran demasiado difíciles para Habacuc pues no entendía como
Dios no hacía nada ante la injusticia que se vivía. En nuestros días no es diferente y en algunas ocasiones la maldad, el
desánimo, la injusticia nos ha hecho cuestionar a Dios y peor aún alejarnos de Él y reusarnos a servirle o desinteresarnos
por hacer su voluntad.
La obra de Dios puede estar fría en nuestros corazones y localidades, la iglesia pudiera verse dormida o somnolienta por
ello es nuestro deber avivar el fuego en nosotros y hacer que se encienda una luz para quienes no han escuchado el
evangelio de nuestro Salvador por ello los invito a meditar en el tema "Aviva tu obra en medio de los tiempos” y para
ello quiero que nos hagamos una serie de preguntas.
Hemos visto el tema Renueva tu obra en medio de los tiempos y vimos en primer lugar Como hacer que surja el
avivamiento en nosotros, en segundo lugar como mantener este avivamiento y por último que destruye dicho
avivamiento.
Habacuc clama pidiendo renovación. Quiere que los hechos de Dios sean notorios para todo el mundo, quiere que se
vea la gloria de Dios, nosotros debemos querer lo mismo, sobre todo Dios quiere darse a conocer a través de su iglesia,
de igual forma que Habacuc debemos clamar para que Dios renueve a su iglesia.
Habacuc termina afirmando que se gozara en Dios pase lo que pase incluso si son invadidos por Babilonia, sin cultivos, si
nada el seguirá confiando en Dios, queremos hacer la voluntad de Dios y servirle entonces tenemos que ir por todo a
pesar de lo que se venga.
Es nuestra responsabilidad mantener ardiendo el Santo Espíritu de Dios en nosotros y avivar la obra que se nos ha
encomendado, comprometámonos con nuestro Dios para hacer esto posible y trabajemos arduamente en pos de
nuestro Salvador.