Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Gabriela Diker
Graciela Frigerio (comps.)
Las formas
de lo escolar
Las formas de lo escolar / compilado por Ricardo Baquero ;
Gabriela Diker ; Graciela Frigerio – 1a ed. – Buenos Aires :
Del Estante Editorial, 2007.
344 p. ; 23x16 cm. (Educación)
ISBN 978-987-1335-07-7
1. Teoría de la Educación. I. Baquero, Ricardo, comp.
II. Diker, Gabriela, comp. III. Frigerio, Graciela, comp.
CDD 370.1
ISBN 978-987-1335-07-7
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
T i em p o s y es p ac i o s
Apuntes sobre la forma escolar «tradicional» y sus desplazamientos
Natalia Fattore . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Algunas ideas sobre el triunfo pasado,
la crisis actual y las posibilidades futuras de la forma escolar
Pablo Pineau . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Arquitectura para la educación.
Educación para la arquitectura
Teresa Chiurazzi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Variaciones sobre el espacio escolar
Estanislao Antelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
Sa be re s
Los saberes sobre la escuela.
Acerca de los límites de la producción de saberes sobre lo escolar
Ricardo Baquero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Pedagogía y metamorfosis.
Las formas de lo escolar en la atención de contextos específicos
María Silvia Serra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
5
6 LAS FORMAS DE LO ESCOLAR
V a ri a ci on e s
Reinvenciones de lo escolar: tensiones, límites y posibilidades
Olga Silvia Avila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Un proyecto de no gradualidad:
variaciones para pensar la escuela y las prácticas
Docentes de la Escuela 57, Ricardo Baquero, María Beatriz Greco . . . . . . . . 153
Las Nuevas Tecnologías de la Información
y la Comunicación en la escuela.
Efectos (y defectos) en la cultura escolar
Laura Manolakis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Una experiencia de educación infantil fuera del ámbito escolar.
Inclusión de docentes de nivel inicial en jardines infantiles comunitarios
Verónica Kaufmann . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
D es b or de s
El lugar de lo joven en la escuela
Débora Kantor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
¿Es posible promover otra relación con el saber?
Reflexiones en torno del proyecto DAS
Gabriela Diker . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225
Puertas y puentes de escuelas situadas.
Acerca de la luz que atraviesa el prisma de la forma escolar
Rafael Gagliano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
E f ec to s
Masculinidades valuadas y devaluadas.
Tensiones, límites y posibilidades en el ámbito escolar
Pablo Scharagrodsky . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263
Cuestión de palabras...
Para pensar hoy las escuelas y las adolescencias
María Beatriz Greco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285
Breve ensayo sobre lo posible
Eduardo Corbo Zabatel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305
A m p l i a r l o p e ns ab l e
Inventarios.
Argumentos para ampliar lo pensable
Graciela Frigerio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 323
Arquitectura para la educación.
Educación para la arquitectura
Ter esa C hi ur az zi
45
46 LAS FORMAS DE LO ESCOLAR
La escuela en la historia
Tal como señala Jaume Trilla (1985), las primeras escuelas se remontan a
las casas de tablillas. En ellas, como en la Academia de Platón y el Liceo
de Aristóteles, la escuela se identifica con lugares fijos, edificios. Antes,
con Protágoras, según cuenta Platón, aparece la enseñanza itinerante; en
ella –puede observarse–, la itinerancia describe un lugar. Al igual que la
metáfora del galpón de Ignacio Lewkowicz2, la referencia vuelve a ser
un espacio, en este caso, vacío, «lo que queda». En este sentido, se habla
de espacio, no de lugar3.
Con mayor o menor grado de explicitación, muchos pedagogos
expresaron que sus proyectos pedagógicos requerían escenarios adecua-
dos a sus búsquedas.
En la historización que realiza Maria Jesús Zamarripa (2003) se
toman los casos de Comenio y su inclusión de patios y jardines, pasando
por Rousseau y la instalación de la escuela en contacto con la naturaleza,
Pestalozzi y su escuela de talleres, Froebel y sus proyectos de Kindergaten.
Luego Montessori, con su premisa de «educar desde los sentidos», abarca
los lugares y el equipamiento adecuado a las dimensiones de los usuarios.
Louis Legrand (1993) describe la reformulación de Freinet desde el aula
hasta la estrategia general del conjunto escolar4, extendido a través de sus
2. «Un galpón es un recinto a cuya materialidad no le suponemos dignidad simbólica [...], es
lo que queda de la institución cuando no hay sentido institucional» (Lewkowicz, 2004:76).
3. «Es la sustitución del empirismo psicológico, fundamentalmente de la percepción ges-
táltica por la fenomenología husserliana, la que propondrá la sustitución de la noción
de espacio por la de lugar [...] Lugar es reconocimiento, delimitación, establecimiento de
confines» (Sola Morales, 1998:114-7). Para esta distinción, véase también Montaner
(1997:32): «Los conceptos de espacio y de lugar [...] se pueden diferenciar claramente.
El primero tiene una condición ideal, teórica, genérica e indefinida, y el segundo posee
un carácter concreto, empírico, existencial, articulado, definido hasta los detalles».
4. Él mismo participa de la construcción de la escuela en Vence. Los edificios, de una sola
planta, son sencillos y construidos artesanalmente. Las aulas son grandes y rodean un patio
con una piscina y áreas de sombra. Los colores predominantes son el verde y el blanco.
El local ideal consiste en un espacio central similar al aula tradicional, rodeada de siete
talleres para desarrollar colectivamente las actividades específicas. Describió el material
necesario para los diferentes talleres: trabajo manual, actividades domésticas, actividades
«comerciales» de la cooperativa, documentación, experimentación, imprenta y creación
artística. Éstos se completan con la huerta escolar y los corrales de los animales.
48 LAS FORMAS DE LO ESCOLAR
5. Olga Cossettini, «Sobre un ensayo de Escuela Serena en la provincia de Santa Fe», cit.
en Abramowski (2004).
6. En ese período se incorporaron los conceptos de la medicina higienista y la iluminación,
la ventilación, la transparencia, el calibre de los lugares, la interacción con los exteriores.
Estas premisas construyeron un repertorio que dio por resultados, entre otras, las escue-
las en peine, los pabellones, las aulas cuadradas con ventilación bilateral y sus variantes
pentagonales o hexagonales, se diluyó el limite entre el aula y el corredor, la comunicación
alternativa entre aulas, y se avanzó de pensar el aula como unidad autónoma para con-
cebir unidades funcionales más complejas desde lo arquitectónico pedagógico. Estas
estrategias estuvieron acompañadas con el desarrollo de los avances técnicos de la
industria durante la guerra.
ARQUITECTURA PARA LA EDUCACIÓN 49
Dentro del ala radical del racionalismo (de 1924 a 1934) se encuen-
tran algunos referentes arquitectónicos que han dado respuestas acompa-
ñando las búsquedas pedagógicas.
Hannes Meyer convoca a una visión más objetiva y científica de la
arquitectura escolar. Junto con Jacob Wittwer en su proyecto de 1926 en
Basilea libera la planta baja como espacio público y sobre ella genera dos
plataformas suspendidas destinadas a actividades al aire libre en condicio-
nes óptimas de sol, aire y visuales para el niño.
Johannes Duiker y Bernard Bijvoet, en su obra de 1927 en Ámster-
dam, resuelven magistralmente la relación del edificio público en un
entorno particular y eminentemente doméstico, y es éste un extraordina-
rio ejemplo de relación aula/exterior en un continuum. Las terrazas se
comparten cada dos aulas, acondicionadas con piso radiante para promo-
ver su uso en todas las estaciones. «La escuela, como un transparente y
rutilante cristal, expresaba todas las aspiraciones personales de Duiker
para una sociedad más saludable» (Molema, 1996:114).
La escuela al aire libre en Suresnes de 1935 de Eugene Beaudiouin y
Marcel Lods avanza en la misma línea que la anterior; en ella, el límite des-
aparece, se desvanece, y la atmósfera exterior penetra o la interior se dilata.
La llegada del nazismo interrumpió este proceso en Europa, y la
cultura arquitectónica –como todo, al menos circunstancialmente– se
traslada a EEUU y es allí donde Richard Neutra, en 1935, construye Corona
Bell School. Refiriéndose a esa obra el autor relata:
primeras alegrías. Una escuela debe ser una escala del todo y de sus
partes que no sea cruel y ajena a las necesidades de infancia
(Neutra, 2004).
Son aulas de 11,60 x 7,30m con luz cenital a un lado, una puerta de
acero y vidrio de 5m abría al jardín individual. El mobiliario pasa a con-
tar con alturas ajustables, y las aulas incluyen límites difuminados entre
el interior y el exterior.
A Wladimiro Acosta, en 1947, le encomiendan la tarea de proyecto del
Liceo experimental de Caracas. De acuerdo con el encargo, el nuevo edi-
ficio arrasaba con el campo de deportes. El arquitecto descarta esta
opción y ofrece una alternativa optimizadora. En este acto ya se percibe
una actitud a resaltar: el espacio exterior es de igual importancia (aunque
de diferente cualidad) que el interior, pero además la actividad deportiva
es de igual importancia (y diferente cualidad) que el resto del currículo.
Al describir su proyecto para el Instituto pedagógico y el Instituto
Politécnico de Caracas, hace una serie de reflexiones sobre las formas de
las aulas7 y los corredores como medio de acceso y comunicación, enten-
diendo que protegen de la orientación y ofrecen una galería en la que
transitan y en la que pueden agruparse los alumnos.
Herman Hertzberger, arquitecto holandés discípulo de Aldo van Eyck,
integrante del Team x, expresa: «Si no tienes un sitio que consideres tuyo,
no sabes a dónde perteneces» (Hertzberger, 2001). Describe una de sus
escuelas Montessori en Delft (1980-83) como una calle a lo largo de la
cual se ubican las aulas como unidades autónomas, pequeños hogares. El
hecho de que las aulas converjan a un espacio compartido es más estimu-
lante para las actividades comunes de alumnos y docentes.
La propuesta
En este atractivo ejercicio de espiar desde una disciplina a otra, surgen algu-
nas preguntas que necesitan respuestas de ambas. El ejercicio intenta
apelar a la experiencia, a través del recuerdo y las sensaciones vividas en
los lugares (re)conocidos, habitados o padecidos. Éstos permiten imagi-
nar de qué otras formas podrían ser e incluso si deberían ser.
El aula manifiesta el lugar direccional del saber, enfatiza la relación
hacia el frente y sostiene la imposibilidad de establecer relaciones horizon-
tales. ¿Qué pasaría si... se corriera la puerta del aula al medio de la pared,
se bajaran los antepechos de las ventanas y se recrearan aquellas aulas
dobles exterior/interior?
El panóptico representa el ejercicio de la disciplina, supone un dis-
positivo que coacciona sobre el juego de la mirada, como bien explica el
celebérrimo Vigilar y castigar de Michel Foucault. ¿Qué pasaría si... se dis-
gregara la Dirección en varios puestos y se la alejara del control del acceso?
Se han hecho intentos de cambios de nombres: a la biblioteca se la llamó
«centro de recursos pedagógicos», «mediateca». ¿Es el nombre lo que hay
que cambiar? ¿O es su configuración, su ubicación? ¿Qué pasaría si... se
la ubicara dentro del patio, al lado del bufet; si hubiera mesas en el patio
para leer; si no se la pensara como m2, sino de acuerdo con la modalidad,
Es frecuente que ante las escuelas para niños con necesidades especia-
les se recurra a trabajar sobre ciertas particularidades. Por ejemplo, en una
escuela de ciegos, lo táctil. ¿Qué pasaría si... esa actitud se aplicara a todas
las escuelas? ¿Por qué a un niño que ve no se le ofrecen texturas diferen-
tes? ¿Por qué un niño que escucha no tiene la posibilidad de descubrir la
vibración de un piso ante los sonidos? ¿Por qué a un niño que camina no
se le propone el recorrido pausado y leve de una rampa, diferenciándola
de la verticalidad de una escalera?
En esta dirección, las preguntas podrían ser infinitas.
Hasta ahora ha sido casi una certeza que la escuela es un lugar. Del mismo
modo, la escuela se refiere al tiempo (los meses de clases, el calendario esco-
lar, el horario, la duración de las horas, el timbre). Y tanto el lugar como
el tiempo expresan una actitud y orientación pedagógica y sus paráme-
tros son asimilables: rigor/flexibilidad.
Ahora bien, para pensar la escuela debería incluirse también una
variable vinculada con la identidad. El carácter de la arquitectura cola-
bora de un modo u otro a construirla, tanto en la representación simbó-
lica y social de lo escolar como en la construcción de pertenencia de sus
protagonistas.
ARQUITECTURA PARA LA EDUCACIÓN 57
Bibliografía
ABRAMOWSKI, Ana Laura (2004), «La Maestra de las maravillas», en El
Monitor, nº 1, Buenos Aires.
ACOSTA, Wladimiro (1976), Vivienda y Clima, Buenos Aires, Nueva Visión.
BENJAMIN, Walter (1974), «La vida de los estudiantes», en Reflexiones sobre niños,
juguetes, libros infantiles, jóvenes y educación, Buenos Aires, Nueva Visión.
BREUER, Marcel (1963), Marcel Breuer. Construcciones y Proyectos 1921/1961,
Barcelona, Gustavo Gilli.
BURGOS, Francisco (2001), «Revolución en las Aulas», en Arquitectura Viva, nº
78, Barcelona.
ESCOLANO BENITO, Agustín (2000), Tiempos y espacios para la escuela. Ensayos
históricos, Madrid, Biblioteca Nueva.
FERNÁNDEZ, Lidia (1992a), «Aspectos estructurantes del funcionamiento
Institucional. El cuerpo de la escuela: edificio, equipamiento y mode-
los», en Revista Redes, nº 13, Buenos Aires.
——— (1992b), «Aspectos estructurantes del funcionamiento Institucional:
edificio, equipamiento y modelos (más perspectivas de investigación)»,
en Revista Redes, nº 14, Buenos Aires.
——— (1992c), «Aspectos estructurantes del funcionamiento Institucional. El
espacio escolar y el contexto. El espacio y los instrumentos», en Revista
Redes, nº 15, Buenos Aires.
HERTZBERGER, Herman (2001), «Educación espacial», en Arquitectura Viva, nº
78, Barcelona.
IGLESIAS, Luis (1973), Pedagogía creadora: Diario de ruta, Buenos Aires, Bach.
——— (1987), Confieso que he enseñado, Buenos Aires, Papers.
JIMÉNEZ, Jesús y José Luis Bernal (1994), «Del aula a los centros integrales», en
Cuadernos de Pedagogía, nº 226, Barcelona.
LAMPRECHT, Barbara (2004), Richard Neutra 1892/1970. La conformación del
entorno, Berlín, Taschen.
LEGRAND, Louis (1993), «Célestin Freinet, un creador comprometido al servi-
cio de la escuela popular», en Perspectivas, Revista Trimestral de
Educación Comparada, nº 1-2, vol. XXIII, París, UNESCO, Oficina
Internacional de Educación.
LEWKOWICZ, Ignacio (2004), «Infancia», en Ignacio Lewkowicz y Cristina
Cores, Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas,
Buenos Aires, Paidós.
58 LAS FORMAS DE LO ESCOLAR
Teresa Ch iu razzi
( )
Arquitecta (UNLP). Titular CHD arquitectos.
Coordinadora de la convocatoria «Repensar las escuelas»
del Ministerio de Educación de la Nación.
Autora de numerosos proyectos y obras de arquitectura escolar.