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Neuropsicología de La Inteligencia y Emociones. Material de Examen
Neuropsicología de La Inteligencia y Emociones. Material de Examen
NEUROPSICOLOGÍA DE LA INTELIGENCIA
Y DE LAS EMOCIONES.
Teoría y práctica aplicada a los Trastornos del Neurodesarrollo
Introducción
I. Marco conceptual
1.1. La inteligencia y F.E
1.2.La Inteligencia emocional
1.3.La empatía y la competencia social
1.4. El papel de FE en IE y en la empatia
VII. Conclusión
Introducción
Desde la neuropsicología existen algunas áreas del desarrollo infantil que son objeto de estudio especialmente
relevante por su implicación directa en la psicopatología infantil. Una de ellas es entender qué es la inteligencia
y qué relación tiene con las funciones ejecutivas (FE) asi como la interconexión con las emociones. En
concreto el papel de la regulación emocional y de la cognición social (o empatia) en su relación con FE, cuyas
alteraciones y limitaciones aparecen de manera transversal en muchos de los distintos trastornos que presentan
los niños/niñas y adolescentes atendidos en el área de clínica infantil. El desarrollo de estas áreas está
íntimamente ligado a las experiencias relacionales del niño con su entorno, por lo que veremos que no es de
extrañar que el tipo de intervención incluya la terapia grupal con niños/as y atención psicoeducativa a las
familias, con el objetivo de promover un adecuado desarrollo neuropsicológico de los menores.
Por tanto, el objetivo de este tema es conocer la relación entre Inteligencia- Emocion-Función Ejecutiva en la
etapa infantil, estudiando de forma más específica la empatía en los trastornos del neurodesarrollo partiendo
de la idea que intervenir desde las FE puede ser una vía efectiva de trabajo para el/a neuropsicólogo/a clínico.
I. Marco conceptual
1.1. Inteligencia y FE
La inteligencia ha sido un término con mucha controversia en el ámbito de la psicología, situación que perdura
hoy en XXI. Reflejo de ello es la cantidad de teorías que han surgido para tratar de definirla y explicarla.
Incluso algunos autores ha llegado a afirmar que quizá la cuestión vaya más allá que la simple denominación
de la palabra “inteligencia”, sino más bien de los requerimientos de la cultura. Villamizar-Acevedo y Donoso
(2014) indican que en algún momento de la historia, la corriente procedente de la teoría darwiniana enfatizaba
la capacidad adaptativa como rasgo esencial en los miembros de una sociedad. Sin embargo, actualmente se
valora más la capacidad de solucionar problemas, condición indispensable en una sociedad tecnológica donde
los avances son muy rápidos. Este concepto coincide con la definición “clásica” de la psicología, la cual
entiende la INTELIGENCIA como "la capacidad para resolver problemas", "la habilidad de llevar a cabo el
pensamiento abstracto" o "la habilidad para comprender" (McKeachie y Doyle, 1973). Es decir, la inteligencia
estaría asociada exclusivamente al pensamiento y la cognición. Además se consideraba que la inteligencia era
un fenómeno singular y unívoco. Ambos paradigmas han cambiado en los últimos cincuenta años. Realizando
un breve recorrido histórico del térnino inteligencia, destacamos las siguientes aportaciones (Cabas, H. K.,
González, B. Y., y Hoyos, R. P. 2017).:
1. Binet (1857-1911) define la inteligencia como la habilidad para tomar y mantener determinada dirección,
adaptarse a nuevas situaciones y tener la capacidad para criticar los propios actos. Su contribución fue esencial
al diseñar la medición de la inteligencia con el primer test de predicción del rendimiento escolar. Su objetivo
era mejorar el rendimiento académico.
2. Thurstone (1924), planteó un modelo multifactorial con su teoría de las 7 aptitudes mentales primarias,
oponiéndose a los modelos unitarios y jerárquicos de la inteligencia. Estas 7 aptitudes son distintas e
independientes entre sí, que consideró que las que componían la inteligencia, eran: competencia verbal, fluidez
verbal, competencia aritmética, visualización espacial, memoria asociativa, rapidez perceptiva y razonamiento
inductivo-deductivo.
3. Piaget (1926) propuso una teoría unitaria de la inteligencia ya que consideraba la inteligencia como una
adaptación biológica humana al entorno, mediante los procesos de asimilación-acomodación. Desde la
perspectiva de Piaget, la persona no solo hereda las características específicas de su sistema nervioso y sensorial,
sino también una predisposición que le permite superar los límites biológicos impuestos por la naturaleza.
4. Wechsler (1944) definió la inteligencia como “una habilidad general y global que permite al individuo acercarse
a la comprensión del mundo, adaptarse a él y hacer frente a sus desafíos”. Además, dicha habilidad depende
tanto de la herencia como de la interacción con el ambiente. Se trata de una habilidad que puede medirse a través
de pruebas adaptadas a distintas edades y poblaciones.
5. Cattell (1963) en su teoría distinguía entre inteligencia cristalizada e inteligencia fluida. la inteligencia fluida
tiene un importante componente genético-hereditario, se ve influida por el estado físico, disminuye en la
vejez. Se asocia con aptitudes como el razonamiento espacial, la memoria y la velocidad de procesamiento. La
inteligencia cristalizada se deriva del aprendizaje; en consecuencia, está más influida por la cultura y la
socialización. Se asocia con las FE.
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6. Spearman (1965) planteó el Facto “G” que resaltaba la existencia de una inteligencia como capacidad general
ha sido remplazada por teorías multidimensionales.
7. Guilford (1977) postuló que la inteligencia se compone de un conjunto de habilidades intelectuales o aptitudes
que agrupó en tres categorías y que configura la inteligencia. Las categorías son tres: los contenidos o
percepciones, las operaciones que se llevan a cabo con ellas y por último los productos o resultado de elaborar
las primeras. En estos momentos se empezaba contemplar la inteligencia en múltiples habilidades, pero aun
ligada a la cognición. Y también incluyó la diferencia entre producciones convergentes/divergentes como una
de las operaciones de la inteligencia, que es lo que hoy definimos como creatividad o pensamiento divergente.
8. Sternberg (1895) propuso la Teoría triárquica de la Inteligencia que consistía en tres subtipos de inteligencia: la
componencial, la experiencial y la contextual. El primero se refería a las relaciones entre la inteligencia y el
mundo interno o mental del individuo; el segundo tipo intentaba entender la inteligencia en términos de
relaciones del sujeto con su experiencia a lo largo de su vida y, por último, el subtipo contextual consideraba la
inteligencia en función de las relaciones del individuo con su mundo externo.
9. Salovey y Mayer (1990) proponen el constructo de inteligencia emocional, posteriormente popularizado por
Goleman (1995), empezaron a mostrar una nueva faz de la inteligencia; ya no desligada de otras formas
complejas de actividad psíquica, como la percepción, la conducta motora voluntaria o las emociones.
10.Gardner (1999) desarrolló su teoría de las inteligencias múltiples que tiene en cuenta condiciones culturales
particulares y no universales. Partiendo de esto, identificó inicialmente un total de siete inteligencias:
inteligencia lingüística, musical, lógico-matemática, espacial, cenestésicocorporal, intrapersonal e
interpersonal.
Garcia-Molina, Tirapu et al (2012) tras realizar una detallada revisión de estudios que abordan inteligencia-
FE sugieren que inteligencia y funciones ejecutivas son términos que se solapan en algunos aspectos, pero no
en otros. Se basan en que diversos autores han encontrado relaciones entre pruebas psicométricas que valoran
inteligencia y el rendimiento en tests que evalúan funciones ejecutivas. Tales asociaciones apoyan la idea de
que ambos constructos hacen referencia, al menos parcialmente, a la capacidad del individuo para adaptarse
al entorno y superar situaciones específicas, lo que, en última instancia, le permite desenvolverse
satisfactoriamente en su vida diaria. Por otro lado, los estudios analizados también muestran que funciones
ejecutivas e inteligencia no son términos sinónimos. Si bien es cierto que las funciones ejecutivas están
presentes de forma activa en todas aquellas conductas consideradas inteligentes, sería un simplismo pensar
que una persona es más o menos inteligente dependiendo únicamente de aquellos aspectos ejecutivos
puramente cognitivos, lo que algunos autores han denominado “Funciones ejecutivas frias”. Cualquier
conducta inteligente surge de identificación un objetivo sobre el que actuar y requiere de la motivación para
llevar a la acción esa conducta, es decir las “funciones ejecutivas cálidas” ligadas a las emociones. Asimismo,
la persona selecciona y planifica los pasos más apropiados para la lograr el objetivo marcado. Respecto a las
bases neuroanatómicas de la inteligencia, frente a abordajes que han destacado un carácter localizacionista, se
encuentran otros que informan que las bases neuroanatómicas de los procesos cognitivos necesarios no
parecen localizarse en una región concreta del cerebro, sino más bien depender de complejas redes neurales
que interaccionan para aprender de la experiencia, resolver problemas y utilizar el conocimiento para adaptarse
a nuevas situaciones. Si bien en neuropsicologia se resalta el papel del lóbulo prefrontal en el desarrollo de las
FE, actualmente se asume la necesitar de la interconectividad entre todas las estructuras neuranatómicas.
En otra línea de investigaciones, centradas en poblaciones clínicas de autismo, Ramachandrán (2007) concluye
que, las personas afectadas de autismo, muestran alteraciones en la actividad de sus neuronas espejo, en el
giro frontal inferior, corteza promotora, corteza cingulada anterior y el lóbulo de la ínsula. Tales alteraciones
podrían explicar la incapacidad en el autismo para captar las intenciones ajenas y vivenciar la empatía
(Ramachandrán y Oberman, 2007).
1.4. Aspectos cognitivos y neuroanatómicos
Filippetti, López y Richaud (2012) en su trabajo “Aproximación Neuropsicológica al Constructo de Empatía:
Aspectos Cognitivos y Neuroanatómicos” presentan esta tabla que asocia los componentes de la empatía con
los procesos o tareas de investigación y los hallazgos sobre las bases neuroanatómicas asociadas en los
distintos estudios:
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TABLA 1. Bases neurales de la Empatía según componente afectivo/cognitivo
En la FIGURA 1 estos autores presentan las estructuras neuroanatómicas relacionadas con la empatía:
Aportaciones de diferentes investigaciones, indican que las respuestas empáticas requieren de la integración
de procesos cognitivos y emocionales, a los subyace la región medial del córtex prefrontal como parte
principal de la red neural de este proceso, encontrándose circuitos diferenciados entre la empatía (región
dorsolateral) y las tareas de Teoría de la Mente (TOM) que activarían la región ventromedial, en personas con
traumatismos. Esta diferenciación en TCE, puede ser distinta en el autismo, y estar mediada por factores como
la historia personal, dependiendo de en la manera en la que se han modulado las conexiones sinápticas en cada
persona (Tirapu et al. 2007).
Un aspecto importante es el valor de la evaluación neuropsicológica como elemento de gran utilidad para
caracterizar el cuadro clínico y las dificultades específicas, como p.ejemplo en los niños con TCE, y el análisis
visual del EEG durante la ejecución de tareas, ofreciendo información fundamental sobre los cambios en el
funcionamiento de los sistemas cerebrales, al presentar una correlación directa mayor que la localización del
daño aportada por el TAC. Tanto la caracterización clínica como la identificación del 3.2. estado funcional de
los distintos sistemas cerebrales serán fundamentales para la elaboración del programa de rehabilitación
adaptado a cada paciente (Delgado, Abel; Quintanar, Luis; Solovieva1, Yulia y Machinskaya, Regina, 2011).
III. Desarrollo de IE y de la empatía
3.1. Las emociones y su función adaptativa
Las emociones son un elemento necesario para la supervivencia del ser humano, y en alguna medida nacemos
“equipados” con la posibilidad de reír, llorar y sentir en general. Los llamados instintos de miedo, Pero estas
emociones necesitamos comprenderlas y regularlas para adaptarnos al ambiente. Es decir, con nuestras
interacciones vamos enseñando a los niños a pensar, a pensar sobre sus emociones, a que sepan cómo
se sienten ellos y a detectar cómo se sienten los demás, ayudarles a canalizar las emociones, a expresarlas, a
regularlas. Esto es lo que denominamos IE entendida como un proceso de aprendizaje que se va desarrollando
a lo largo del ciclo vital y que está ya presente desde el momento del nacimiento. En ese primer año de vida
servirá para regular ciclo hambre/saciedad, frustración (llantos) y comunicación y afecto (risa), etc. De hecho
Reeve (1994) indica las tres principales funciones de las emociones:
➤Función adaptativa.Sirve para facilitar la adaptación de cada individuo al medio ambiente al que
corresponda, que predispone a una posible huida en caso de ser necesario para preservar su vida.
➤Función motivacional. Las emociones pueden predisponer a la acción, por lo tanto pueden llegar a
motivarnos hacia la acción.
➤Función social. Al comunicar lo que sentimos, facilitamos la comunicación e interacción con los demás.
3.2. Desarrollo neurocognitivo de la empatía
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La empatía no es únicamente una reacción instintiva innata, sino que depende también de la educación y de
la historia afectiva en la que se ha desarrollo del niño/a. El desarrollo de la empatía está muy relacionado con
el desarrollo neurocognitivo de las áreas prefrontales, derivado, al igual que otros procesos socioemocionales
relacionados, de las experiencias relacionales y de apego temprano con las figuras principales de cuidado
(García, 2008). Curiosamente, las áreas cerebrales involucradas en la empatía y en la violencia son
coincidentes, ejerciendo cada una de ellas una función inhibitoria de la otra, aunque no se excluyan.
Experiencias como el maltrato alteran la capacidad empática, hasta el punto de que los niños maltratados
pueden reaccionar con furia ante el dolor y el malestar de otros niños (Sánchez, T. 2014). Este hecho, pone en
evidencia el apego como una variable predictiva para desarrollar conductas empáticas y prosociales,
encontrándose en desarrollo infantil una clara relación entre apego seguro y la conducta prosocial-altruista.
La variable “clima familiar” en la que se incluye el apoyo, la calidad del apego y la posibilidad de expresar
emociones, la transmisión de rol social parental, se relaciona con el nivel empático de los hijos. En concreto
investigaciones como la de Fuentes y col. (1993) encontraron que el modelo de crianza inductivo (o también
conocido como democrático) proporciona condiciones facilitadoras para que niños y niñas prosociales-
altruistas y en general un desarrollo integral confiados en el medio activador de un comportamiento social
positivo. Aclarar que la disciplina inductiva pretende evitar el autoritarismo o la renuncia a las normas en lo
referente a la educación padres-hijos. Pautas de crianza basadas en:
- Ejercer la autoridad de forma "razonable", utilizando el diálogo, la explicación y la discusión.
- Promover la "obediencia" de forma participativa. Las normas se basan en razones y, si es posible, se elaboran
con la participación de quien tiene que obedecer.
- Animar la autonomía y la autorregulación de los hijos/as. Intentan promover el afán de superación mediante el
afrontamiento de situaciones que exigen un esfuerzo factible. Las normas son coherentes, conocidas y
previsibles.
- Reconocer la asimetría de la relación.
- Dar situaciones de negociación con opciones preestablecida.
Asimismo, se ha observado que patrones de crianza inductivos o democráticos, a diferencia de los permisivos
y autoritarios, favorecen el desarrollo social general de los sujetos, proporcionándoles herramientas para
enfrentar el conflicto con la autorregulación y un buen autoconcepto. Un estilo de crianza coherente en la
aplicación de las normas, dando afecto, reconocimiento positivo y apoyo, está más relacionado positivamente
con la empatía y el comportamiento prosocial que otros modelos parentales (Alvarado-Calderón, 2012),
(Mestre, 2014). La comunicación, como elemento integrador de las familias juega un papel importante, ya que
al haber comprensión y diálogo en cada situación se puede asegurar una mejor comprensión de las situaciones
que se presentan en el ámbito social, es decir, a situaciones ajenas y externas a las cuales se verán enfrentados
cada miembro de la familia (Suárez, P., Vélez, M. 2018).
3.3. Hitos evolutivos de Empatía y ToM
El desarrollo de la empatía (Hoffman, 2000), comienza con la vivencia de una emoción consonante en el
bebé, cuando aún no puede diferenciar entre él mismo y el otro, para avanzar posteriormente en esta
diferenciación. En el nivel más maduro de empatía la persona podrá empatizar con la situación vital del otro,
más allá de la situación concreta. Se diferencian 4 etapas en el desarrollo empático:
1. Etapa de empatía global (1º año): el niño todavía no percibe a los demás como distintos de sí mismo
y confunde las muestras de sentimientos de los otros con los propios sentimientos.
2. Etapa de empatía egocéntrica (2º año): Existe una mayor diferenciación con los demás, pero todavía
la persona asume que sus estados internos son iguales a los de los otros.
3. Etapa de empatía hacía los sentimientos de los demás (a partir de los 3 años), en la que existe una
conciencia de que los sentimientos propios son diferentes a los de la otra persona. Progresivamente va
madurando en la capacidad de percibir intenciones y necesidades ajenas que pueden ser diferentes de
la suya.
4. Etapa de empatía hacia la condición de vida del otro: Comienza al final de la niñez. Hay una percepción
de los sentimientos de lo demás en el marco de su vida general y no sólo situacional.
El desarrollo de la empatía descrito por Hoffman (2000), está íntimamente ligado con el desarrollo de algunos
procesos afines descritos por otros autores. Así, Selman (1980) describe distintas etapas en el desarrollo de la
cognición social:
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Etapa 0: Adopción de una perspectiva social egocéntrica en la que hay una diferenciación del yo y los
demás incipiente, sin límites claros entre la perspectiva propia y la ajena. Existe un reconocimiento de
los sentimientos, pero aún no se asocian a relaciones causalidad. Este estadio dura hasta los 6 años
aproximadamente.
Estadio 1: Adopción de una perspectiva subjetiva. A partir de los 7 años. La persona tiene consciencia
de las perspectivas personales subjetivas que le ayudan a entender que los otros tienen perspectivas
diferentes, aunque de una manera en la que sigue centrado en la suya, sin coordinar los distintos puntos
de vista.
Estadio 2: Adopción de una perspectiva social autorreflexiva. Aparece a partir de los 8 años y permite
reflexionar sobre los pensamientos y sentimientos propios. La persona puede anticipar qué pensarán
los demás, pero sin ir más allá de la situación concreta. Comienza a tener consciencia de que cada uno
conoce su punto de vista e infiere el de los demás, así como de las influencias recíprocas entre estos
puntos de vista.
Estadio 3: Se da entre los 10 y 12 años. Se comienza a tener en cuenta, al relacionarse, las diversas
perspectivas y se comprende que los demás también tienen esa capacidad.
Estadio 4. Adopción de una perspectiva sociológica. A partir de los 18 años. La persona puede
contextualizar la perspectiva en un marco social. Existe por tanto una perspectiva más amplia dentro
del conjunto de relaciones del sistema social.
Un reciente estudio (García, Molina I., Clemente Esteban R.A., 2019), sugiere que el desarrollo de ToM tiene
varios niveles en tramos de edad, dentro de los que se desarrollan diferentes hitos (tabla 2):
PreTOM
0-1 año 1-2 años 3 años
Imitación de expresiones faciales Atención conjunta, Comunicación Comprensión de la relación entre deseos y
Interés y preferencias por los estímulos intencional no verbal emociones
sociales Distinción entre las acciones intencionales Comprensión implícita de la relación entre
Distinción de los objetos vs. las personas y los actos fallidos deseos y acciones
Percepción de las personas como seres Empezar a utilizar conceptos sobre estados Comprensión de la relación entre ver y
iguales a uno mismo mentales con una función saber
mentalista Comprensión implícita de las creencias
Referencia social falsas y comprensión explícita de las
Juego simbólico creencias verdaderas
Psicología del deseo
Nivel 1
4 años 5 años
Comprensión de la falsa creencia de primer orden Comprensión de la relación entre emociones, creencias y deseos
Comprensión implícita de la relación entre deseos y creencias
Distinción entre apariencia y realidad
2 NIVEL 6 años
Distinción de la apariencia vs. realidad emocional
Comprensión de la falsa creencia de segundo orden
Comprensión del engaño
3 NIVEL 7-9 años
Comprensión de las emociones secundarias
Comprensión de las intenciones comunicativas implícitas
4 Nivel A partir de 10 años
Comprensión de la simultaneidad de dos emociones opuestas
Comprensión de las meteduras de pata
Comprensión de estados mentales más complejos a través de la mirada
Tabla 2. Hitos evolutivos de ToM
4.1.Test Evaluación IE
PERFIL_MSCEIT
(1).pdf
BarON-caso-ilustrativ
o.pdf
Escala origina realizada por Davis (1980) para medir la empatía y se ha utilizado de
una manera muy amplia en la investigación. El IRI evalúa la empatía desde una
perspectiva multidimensional e incluye factores tanto cognitivos (toma de perspectiva
y fantasía) como emocionales (preocupación empática y malestar personal). Esta
escala ha sido validada por en población española infantil y adolescente (Carrasco,
Delgado y Barbero, 2011), mostrando adecuadas evidencias empíricas que avalan el
uso del IRI para esta población, proponiendo una estructura adaptada y a su vez
compatible con la original. El IRI está formado por 4 dimensiones que, a su vez, tienen
7 ítems cada una. Las dimensiones son: Fantasía, Adopción de perspectiva o punto de
vista de otras personas, Empatía concerniente y Distrés personal.
ITEMS:
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TECA_Caso_ilustrati
vo.pdf
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- IECA. Índice de Empatía para Niños y Adolescentes (Bryant, 1982. Adaptación: 2014)
Otras pruebas que valoran algunos de los componentes y conceptos relacionados con la empatía.
- NEPSY-II - Batería Neuropsicologica infantil (M. Korkman, U. Kirk y S.
Kemp,2014 )
Evaluación cognitiva específica y a medida del niño evaluado a partir del análisis
de 6 dominios cognitivos. Los resultados obtenidos aportan información
sobre trastornos infantiles típicos como TDAH, trastorno de la lectura, trastornos
del lenguaje, autismo. Está compuesto por 32 pruebas, que incluye el
funcionamiento ejecutivo, el lenguaje, la memoria y el aprendizaje, el
funcionamiento sensoriomotor, percepción/cognición social y el procesamiento
visoespacial.
Escala de comportamiento adaptativo Vineland (Sparrow et al. 1984). Vineland-III (Sparrow, Chicchetti y
Saulnier 2016).
Perfil ilustrativo
SENA Primaria (6-12 años) Madre.pdf
7. CONCLUSIÓN
El concepto de IE ha sido estudiado desde distintas perspectivas y disciplinas, presentando concepciones no
siempre coincidentes entre ellas. Desde el ámbito neuropsicológico la Inteligencia emocional ha habido
supuesto un gran esfuerzo investigador para asentar las bases neurológicas de los distintos componentes que
intervienen. De hecho es un término muy complejo en el que están presentes otros procesos afines del
neurodesarrollo. Sin embargo, esta diversidad de estudios vienen a coincidir en que hay una variabilidad a
nivel neurológico y que depende, en alguna medida, a que cada cerebro es único, influyendo en cómo se han
construido las sinapsis y circuitos neuronales en la experiencia de cada individuo (fenotipo). Además, hay que
tener en cuenta que el neurodesarrollo, interactúan las predisposiciones genéticas con las experiencias de
interacción ambiental, física y social, que limitan o estimulan estas predisposiciones. En el desarrollo de la
empatía, destacan la historia afectiva, calidad del apego y crianza desde las primeras etapas como
fundamentales. El cuidado empático, basado en el modelo parental social de reconocimiento, calidez, apoyo
a las dificultades y límites, juegan un papel muy importante y, este conocimiento, nos orienta al desarrollo de
estrategias psicoterapéuticas de trabajo, en aquellas alteraciones del neurodesarrollo que cursan con déficits o
alteraciones de la empatía.
La evaluación de la IE y en particular de la empatía, refleja esta gran diversidad conceptual y de modelos,
existiendo diferentes instrumentos propuestos que pueden utilizarse en la valoración para población infantil y
juvenil española. En este trabajo se ha pretendido integrar la evaluación neuropsicológica desde un enfoque
transdiagnóstico.
Siguiendo este misma línea, las propuestas de intervención también son diversas y provienen de distintas
disciplinas (psicología, neuropsicología, ámbito educativo, sociología) y de algunos enfoques
psicoterapéuticos como la terapia de integración padres-hijos, que han validado su eficacia en el área clínica
con niños y familias, así como las aportaciones desde la comunicación efectiva-afectiva y la promoción de las
funciones ejecutivas en el neurodesarrollo de la inteligencia emocional en trastornos de la infancia.
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