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Los techos altos. En muchos museos habrá que desplazar de un lugar a otro
objetos de gran peso, y para ello será imprescindible la instalación de una grúa
aérea movida mediante raíles y poleas.
Las puertas y ventanas serán de madera ignífuga; y las paredes deberían estar
convenientemente tratadas para que el fuego quedase allí retenido el mayor
tiempo posible.
Debe contar: con una zona de cuarentena o almacén de las piezas que lleguen al
museo y tengan que ser tratadas; un pequeño laboratorio, para identificaciones,
etcétera; una zona de fotografía; oficina y archivo; una biblioteca (en el caso de
los museos que carezcan de ella especializada en esta materia) y un almacén de
material y productos y la zona de trabajo.
También una toma que pase por las resinas cambiadoras de iones contenidas en
el desmineralizador para purificar los minerales de dicha agua. Si aún deseamos
una depuración máxima podemos instalar un pequeño alambique, mediante el
cual la destilaremos.
En algunos casos, una vez llegan al laboratorio los diferentes objetos, son
imprescindibles grandes piletas de almacenamiento y desalación ( con desagües
protegidos contra materias que los llegasen a atascar) sobre todo para aquellas
de grandes dimensiones como puede ser un cañón. Estos receptáculos
necesitarán a veces complicadas obras de fontanería, albañilería y electricidad
dentro de un espacio obligatoriamente amplio. Para la cerámica también será
necesario contar con piletas de obra o bien recipientes, más no obstante su
tamaño puede ser más reducido y ser fabricados con otro tipo de materia (
plásticos, aluminio…)
Sistema de iluminación, basado -de ser posible- en la luz natural o luz del día,
tanto para la correcta identificación de alteraciones, como para la entonación
más adecuada de una reintegración cromática. Será imprescindible una
intensidad mínima ambiental de 500 lux
Muchas tomas eléctricas con suficiente potencia para los equipos de trabajo, así
como las correspondientes toma de tierra y protección. Será posible desconectar
los desde el cuadro eléctrico que controle el suministro a todos laboratorio.
También hay mesas especiales cómo las mesas de succión, o las mesas de baja
presión qué se emplean en el Museo Reina Sofía.
Respecto a las estanterías armarios y vitrinas, en ellas tendremos los productos
más usuales con los que se trabaja de continuo. Las cantidades allí depositadas
deberían ser escasas para evitar riesgos innecesarios como emanaciones tóxicas,
inflamabilidad, etcétera, sobre todo en lo que respecta a disolventes y productos
ácidos.
Un almacén que asegure una perfecta estanqueidad será el mejor lugar para
almacenar todo este cúmulo de material químico, tan numeroso como
perjudicial y a la vez de alto riesgo; que deberá estar perfectamente señalizado
de acuerdo a la normativa internacional de señalizaciones. Un lugar fresco y
aireado. Por seguridad sería necesaria la instalación de un extractor de aire que
pondremos a funcionar antes de acceder al interior, con la finalidad de que
expulse cualquier tipo de vapor a allí retenido por emanación. También habría
que situar rejillas a nivel del suelo porque los disolventes pesan más que el aire
y descienden. Y si no tuvieran salida al exterior permanecerán allí con riesgo de
ulteriores peligros.