3.2.- Concepto: EI juicio contencioso administrativo federal, procede contra las resoluciones administrativas definitivas que establece Ia Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa. Asimismo, procede dicho juicio contra los actos administrativos, Decretos y Acuerdos de carácter general, diversos a los Reglamentos cuando sean autoaplicativos o cuando el interesado los controvierta en unión del primer acto de aplicación Las autoridades de la Administración Pública federal tendrán acción para controvertir una resolución administrativa favorable a un particular cuando estime que es contraria a la ley."2. La Ley de Procedimiento Administrativo del Distrito Federal denomina procedimiento de lesividad, al procedimiento incoado por las autoridades administrativas del Distrito Federal ante el Tribunal, solicitando la declaración de nulidad de resoluciones administrativas favorables a los particulares, por considerar que lesionan a la administración pública o al interés público. El juicio administrativo es un juicio que se entabla ante un organismo jurisdiccional ubicado dentro del marco del Poder Ejecutivo o de Poder Judicial. Este juicio tiene por objeto resolver una controversia suscitada entre un particular y una autoridad administrativa, como consecuencia de un acto o resolución dictada por esta última y que lesiona los derechos o intereses del primero también se le conoce como Juicio Contencioso Administrativo o Juicio de Nulidad. 3.1.2 antecedentes: Todo el sistema del contencioso administrativo se ha forjado durante el siglo XIX, como es bien sabido, sobre el modelo francés. Por lo que Francia es la creadora de la jurisdicción administrativa y en esa medida, en ese país es donde mayormente se ha desarrollado dicha institución, la cual constituye a la vez, la fuente de inspiración de más de cien países17 en el mundo, dentro de los cuales se ubica el nuestro. Lucero Espinosa, por su parte, afirma que el contencioso administrativo. “constituye un medio de control jurisdiccional de los actos de la administración pública, puesto que representa una instancia por medio de la cual los administrados pueden lograr la defensa de sus derechos e intereses, cuando se vean afectados por actos administrativos ilegales”. El contencioso administrativo, desde el punto de vista de Sergio Martínez Rosas landa, “consiste en una controversia entre la Administración Pública y los ciudadanos o administrados, por actos de la primera, encargada a un órgano dotado de plena autonomía para dirimir dichas controversias, sin la injerencia del poder judicial, salvaguardando así el principio de la división de poderes”. A este respecto, en el Diccionario Jurídico Mexicano, los investigadores Héctor Fix-Zamudio y Héctor Fix-Fierro, nos dicen que por contencioso administrativo debemos entender “el procedimiento que se sigue ante un tribunal u organismo jurisdiccional situado dentro del Poder Ejecutivo o Judicial, con el objeto de resolver, de manera imparcial e imperativa, las controversias entre particulares y la Administración Pública”. Contencioso Administrativo. Del latín contenciosos, relativo a contienda o enfrentamiento de intereses. En sentido vulgar, el término contencioso tiene un sabor judicial y el pueblo entiende por contencioso cualquier reclamación judicial sin especificación de vía de jurisdicción. En sentido técnico lo contencioso es lo contencioso administrativo, en especial el recurso que se interpone contra resoluciones de la Administración. Otro concepto de contencioso administrativo que nos parece importante mencionar, es el de la Doctora Dolores Heduán Virués, quien considera que el contencioso administrativo implica atribuir a un tribunal situado fuera del Poder Judicial la solución de los conflictos entre los particulares y los órganos del Poder Ejecutivo. Implica también la independencia de este tribunal frente a los demás órganos del Poder Ejecutivo y requiere de los jueces o magistrados el conocimiento especializado de la actuación de esos órganos. Estaremos frente al contencioso administrativo cuando se conceda a un órgano, potestad para juzgar la legitimidad de un acto administrativo. Pero cuando se tramite algún asunto ante la Administración activa y ésta pueda dictar la resolución que ponga fin a la controversia, ya no puede considerarse como contencioso administrativo, pues estaremos en presencia de procedimientos de autotutela de la Administración Pública. Acredita el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, intitulada “Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa a los LXV años de la Ley de Justicia Fiscal”, expone las siguientes características del contencioso administrativo: ● El contencioso administrativo constituye un medio de defensa ordinario, que se tramita ante un tribunal administrativo encargado de resolver sobre la legalidad de los actos y resoluciones de las autoridades administrativas; ● El juicio contencioso administrativo es la figura principal de la justicia administrativa; A consideración del administrativista Emilio Margáin Manautou, es creencia que los antecedentes históricos de lo contencioso administrativo en México se remontan a no más allá de 1937, ignorándose que, a mediados del siglo antepasado, se expidió y fue declarado inconstitucional un ordenamiento que se intituló Ley para el Arreglo de lo Contencioso-Administrativo53. Dicho ordenamiento jurídico es el antecedente más remoto del contencioso administrativo en México, y se le conoce como Ley Lares de 1853 –que no debe ser confundida con la Ley de Imprenta publicada el 28 de abril de 1853, a la que también se le denominó Ley Lares– debido a que quien formuló el proyecto de la Ley para el Arreglo de lo Contencioso-Administrativo y su Reglamento ambos de 25 de mayo de 1853–, fue precisamente el notable jurista don Teodosio Lares. Por la importancia que reviste la citada ley, transcribimos su contenido: Decreto del gobierno de mayo 25 de 1853. Ley para el Arreglo de lo Contencioso- Administrativo.
3.1.3 TRIBUNAL FEDERAL DE JUSTICIA ADMINISTRATIVA
El primero de enero de 1937, entró en vigor la Ley de Justicia Fiscal y con ella inician las actividades del entonces Tribunal Fiscal de la Federación. Conforme a lo dispuesto por esta Ley, el Tribunal estaba integrado por 15 magistrados que podían actuar en Pleno o a través de cinco Salas; las cuales estaban formadas por tres magistrados cada una. La competencia que les asignó el Legislador era en materia estrictamente fiscal, conociendo de las controversias que se suscitaban de actos o resoluciones emitidas por autoridades fiscales. Un año después de haber entrado en vigor la Ley de Justicia Fiscal, fue derogada por el Código Fiscal de la Federación de 1938, conservando igual competencia para el Tribunal, misma que a través de leyes especiales se fue ampliando. Así en el año de 1942 la Ley de Depuración de Créditos otorga competencia para conocer de esta materia a cargo del Gobierno Federal. De igual manera, la competencia del Tribunal también se amplía al conocer sobre la legalidad de los requerimientos de pago realizados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; exigir fianzas otorgadas a favor del Gobierno Federal; conocer las controversias que surgían por las resoluciones emitidas por el Instituto Mexicano del Seguro Social; sobre las resoluciones fiscales emitidas por el Departamento del Distrito Federal; respecto a las aportaciones que los patrones están obligados a efectuar para el establecimiento de las Escuelas Artículo 123; de controversias en materia de pensiones militares; de las controversias que surjan por las aportaciones que deben hacer los patrones conforme a la Ley del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores; respecto a la interpretación de contratos de obra pública; sobre resoluciones que fincan responsabilidades en contra de funcionarios o empleados de la Federación o del Departamento del Distrito Federal; en materia de multas por infracciones a las leyes federales o del Distrito Federal; y, en materia de pensiones civiles con cargo al Erario Federal o al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado. Para el año de 1946, se crean dos Salas más, que aumenta el número de magistrados a veintiuno. En el año de 1967 se expide una nueva Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la Federación, en la que se previeron los aspectos orgánicos del propio Tribunal, incrementándose a veintidós magistrados, integrando las siete Salas que ya existían, más el Presidente que no integraría Sala, asimismo se establecían las normas relativas a la competencia que tenían asignada, conservando el Código las correspondientes al procedimiento. Se introduce el concepto de Organismos Fiscales Autónomos y se otorga al Tribunal facultades para conocer de los juicios de lesividad. A esta Ley la sustituye una nueva que se expide con el mismo nombre en el año de 1978 y en la que se prevé la Regionalización del Tribunal, creándose las Salas Regionales y la Sala Superior, precisándose la competencia de ambas la diferencia era fundamentalmente respecto a la cuantía del asunto; asimismo se prevé el recurso de revisión, con el que se otorga a la Sala Superior facultades para revisar las sentencias dictadas por las Salas Regionales. Es en 1983 cuando se expide un nuevo Código Fiscal, conservando básicamente las normas procesales en los mismos términos. Posteriormente se incluyen en este ordenamiento las disposiciones relativas a la queja, para lograr el adecuado cumplimiento de las sentencias. Posteriormente en el año de 1988, se modifica el Código Fiscal y la Ley Orgánica del Tribunal, con el objeto de promover la simplificación administrativa, y se suprime la competencia que hasta ese entonces otorgaba la Ley para que la Sala Superior revisara las resoluciones de las Salas Regionales a través del recurso de revisión. En los años siguientes aparecen diversas leyes que otorgan competencia al Tribunal. En materia de comercio exterior, para conocer en juicio de las resoluciones recaídas respecto al recurso de revocación previsto en la Ley de la materia, así como de las resoluciones recaídas al recurso de revisión que contempla la Ley Federal de Procedimiento Administrativo. Para 1996 entra en vigor la Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la Federación, conservando su nombre y la competencia, pero modificando la integración de la Sala Superior de nueve magistrados a once, así como su forma de operación a través de Pleno o Secciones. Estas últimas conforme a la Ley son dos y se integran cada una con cinco magistrados. Es a finales del año 2000 cuando el Congreso de la Unión aprueba las reformas en materias trascendentales para el Tribunal, como son: en primer lugar el cambio de nombre de la Ley Orgánica y del nombre de la Institución, por el de Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, reflejando con ello la competencia que a través de los casi 65 años de existencia se le ha ido asignado, así como la que adicionalmente el propio Decreto de reformas le otorga señalando competencia para conocer de los juicios que se promuevan contra las resoluciones dictadas por las autoridades que pongan fin a un procedimiento administrativo, a una instancia o resuelvan un expediente en los términos de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo. Así mismo se le proporcionan facultades al Pleno para determinar las regiones y el número y sede de las Salas, así como la forma de integrar jurisprudencia al resolver contradicciones de las resoluciones de las Secciones o de las Salas Regionales. Las reformas a la Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la Federación y al Código Fiscal de la Federación, en el (Diario Oficial de la Federación del 31 de diciembre de 2000). Conforme al primer ordenamiento citado, se reformó la denominación de Tribunal Fiscal de la Federación por la de Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, y además se volvió a reformar la fracción XIII del artículo 11 de esa ley, con el fin de establecer la competencia, no sólo para resolver los juicios en contra de resoluciones que concluyan el recurso de revisión de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, sino también para conocer de las controversias respecto de los actos dictados por las autoridades administrativas, que pongan fin a un procedimiento administrativo, a una instancia o resuelvan un expediente, en los términos de la referida ley procedimental; asimismo se incorpora la competencia para conocer demandas contra resoluciones negativas fictas configuradas en las materia que son de la competencia de dicho tribunal. Además, se facultó a la Sala Superior para determinar la jurisdicción territorial de las salas regionales, así como su número y sede; y, por último, se modificó la competencia territorial de las salas regionales, en cuanto que ahora serán competentes para conocer del juicio, aquellas en donde se encuentre la sede de la autoridad demandada. En cuanto a las reformas del Código Fiscal de la Federación, entre otras tenemos las siguientes: a) se cambia el nombre de "Procedimiento Contencioso Administrativo" por el de "Juicio Contencioso Administrativo"; b) que el actor debe señalar domicilio para oír y recibir notificaciones en la jurisdicción de la sala regional, y de no hacerlo las notificaciones se le harán por lista; c) se establece como facultad de las salas, y a petición de parte, el otorgamiento de la suspensión de la ejecución del acto impugnado; d) se establece la posibilidad de señalar domicilio electrónico para recibir notificaciones; e) se establece que en la sentencia se podrá declarar la existencia de un derecho subjetivo, cuando previamente se pruebe su existencia, y condenar al cumplimiento de una obligación, además anular la resolución impugnada; g) se le otorga al pleno de la Sala Superior la facultad para establecer jurisprudencia por contradicción de tesis. El proyecto de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo tiene su base en el actual procedimiento previsto en el título VI del Código Fiscal de la Federación, al cual se le hicieron las adecuaciones que se estimaron pertinentes para establecer un nuevo procedimiento, que sea "ágil, seguro y transparente". 3.1.4 BASE CONSTITUCIONAL Y PRINCIPIOS La fracción XIX-H del referido artículo 73 constitucional, fue reformada mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 4 de diciembre de 2006, dispositivo que hasta el día de hoy se encuentra vigente y a la letra establece: “Artículo 73. El Congreso tiene facultad: XXIX-H. Para expedir leyes que instituyan tribunales de lo contencioso-administrativo, dotados de plena autonomía para dictar sus fallos, y que tengan a su cargo dirimir las controversias que se susciten entre la administración pública federal y los particulares, así como para imponer sanciones a los servidores públicos por responsabilidad administrativa que determine la ley, estableciendo las normas para su organización, su funcionamiento, los procedimientos y los recursos contra sus resoluciones;” El procedimiento administrativo como garantía para el administrado La garantía de audiencia contenida en el artículo 14 constitucional impone la ineludible obligación a cargo de las autoridades para que, de manera previa al dictado de un acto, cumpla con una serie de formalidades esenciales, necesarias para oír en defensa de los afectados. Dichas formalidades y su observancia, a las que se unen, además, las relativas a la garantía de legalidad contenida en el texto del primer párrafo del artículo 16 constitucional, se constituyen como elementos fundamentales útiles para demostrar a los afectados por un acto de autoridad. Principio de legalidad La Constitución mexicana de 1917 consagra en el primer párrafo del artículo 16 el principio de legalidad, que, según ha interpretado la Suprema Corte de Justicia, constituye una de las bases fundamentales del Estado de derecho. Principios procesales aplicables al juicio contencioso administrativo Los principios procesales son un medio de interpretación de las normas jurídicas para el desarrollo del proceso. El proceso se rige por los principios procesales los cuales suelen ser variantes de los principios generales del derecho. El juicio contencioso administrativo por su peculiar especialidad técnica se rige por los principios procesales generales además de otros principios particulares de la materia para desentrañar el sentido de la norma aplicable al caso concreto. En la medida que se apliquen correctamente estos principios se contribuye con la impartición de justicia. Estricto derecho Este principio es propio del juicio contencioso administrativo. La controversia debe resolverse de acuerdo con los planteamientos formulados por las partes. El juzgador no puede suplir la de' ciencia de la impugnación. Desigualdad procesal Este principio es propio del juicio contencioso administrativo. En virtud de la presunción de legalidad de los actos administrativos corresponde a las partes desvirtuar la presuntiva. Equidad procesal Las partes tienen las mismas cargas procesales y medios de defensa para ambos. Este principio se sustenta en las garantías de seguridad jurídica consagradas en los artículos 14, 16 y 17 de nuestra Carta Magna. Contradicción Donde existen intereses contradictorios para la existencia de un proceso en el cual se da vista a las partes de las actuaciones de la contraria para que puedan alegar en juicio. Ociosidad Opera en el juicio contencioso administrativo se refiere al impulso del proceso por parte del órgano jurisdiccional para agotar todas las etapas del proceso. Definitividad El principio de definitividad en el juicio contencioso administrativo que consiste en que la resolución que se pretende impugnar previamente debió ser controvertida por el recurso administrativo o bien que su interposición sea optativa. Publicidad El principio de publicidad en donde las actuaciones deben ser públicas y el juzgador no debe actuar en secrecía. Preclusión El principio de preclusión en donde se extinguen los derechos o facultades que no son ejercidos en tiempo. Aunado a este principio se encuentra el de caducidad de la instancia donde el proceso se extingue por la inactividad de las partes en el tiempo establecido por la ley. Cabe precisar que en el juicio contencioso administrativo no opera el principio de preclusión ni el de caducidad esto debido al principio de o' ociosidad. Economía procesal El principio de economía procesal no debe contrariar al principio de legalidad. Inmediación El principio de inmediación consiste en la cercanía del juzgador con la causa del proceso, esto es, el conocimiento del asunto. En el juicio contencioso administrativo no es tan evidente este principio puesto que por tratarse de un proceso escrito no existe tanta vinculación con el juzgador. Buena fe El principio de probidad o buena fe es esencial en un proceso consistente en que las partes actúen de buena fe y con honradez cuya aplicación se extiende al juzgador. Bajo esta presunción de buena fe resulta que lo actuado tanto por las partes como el juzgador es legal y en caso contrario deberá probarse por el afectado. Imparcialidad Este principio se complementa con el principio de imparcialidad referente a que el juzgador no tiene interés en ninguna de las partes y actúa bajo la ley. Legalidad Otro principio fundamental es el de legalidad en la instrucción de un juicio, donde el juzgador debe respetar las formalidades del proceso de conformidad con el artículo 14 constitucional. Expeditos y concentración del proceso Básicamente este principio se complementa con el principio de expeditos y concentración del proceso encaminados a lograr una expedita impartición de justicia eliminando obstáculos o respetando las formalidades del proceso y la defensa de las partes. Gratuidad El principio de gratuidad del proceso consagrado por el artículo 17 constitucional referente a que la impartición de justicia debe ser gratuita. Congruencia y exhaustividad El principio de congruencia y exhaustividad de las sentencias consiste en que las sentencias deben ser congruentes con la litis planteada y debe resolver todos los puntos planteados por las partes. 3.1.5 Competencia Competencia abierta del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa. He referido que la competencia del Tribunal es de tipo abierta, pues de conformidad con las leyes que rigen su organización y procedimiento, se advierte que el órgano jurisdiccional conoce de una muy variada serie de actos y normas que la administración pública federal emite y que inciden en la esfera de los particulares. Partiendo de la base de que el derecho administrativo comprende, entre otras cuestiones, la organización y estructura del sector del Estado en que recae la función administrativa, la competencia del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa puede ser entendida desde dos puntos de vista: - Formal. Su competencia está determinada por los órganos que realizan la función administrativa y dirigida específicamente a corroborar la legalidad de sus actos, o - Material. Su competencia está determinada a partir de un criterio objetivo, intrínsecamente vinculado a la naturaleza de la función administrativa, con independencia del órgano que emita el acto, pues podría pertenecer a cualquiera de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial. En el primer caso, la competencia del Tribunal estaría enfocada particularmente a valorar la legalidad de los actos emitidos por las dependencias y órganos de la administración pública, pues, en teoría, sólo en estos recae la función administrativa. En un criterio de competencia material u objetiva es necesario prescindir de la naturaleza del órgano, y es necesario enfocarnos exclusivamente a las características intrínsecas de la función estatal. En otras palabras, el hecho de que la función administrativa recaiga orgánicamente en la administración pública, no significa que la competencia del Tribunal se circunscriba a los conflictos que surjan en tal ámbito, pues en el caso concreto de la jurisdicción contenciosa- administrativa federal, si bien, la competencia en gran medida está determinada por los órganos de la administración pública federal que emitieron los actos, lo cierto es que el legislador a comenzado a apartarse de tal criterio, para ampliar su competencia a la función administrativa que se desempeña fuera del Poder Ejecutivo. En estas condiciones, en el caso concreto del Tribunal, estimo que tiene una competencia material u objetiva, por las razones que a continuación explico. En efecto, de conformidad con el artículo 2º de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, el juicio procede de conformidad con tres hipótesis normativas diversas: 1. En contra de las resoluciones administrativas a que se refiere el artículo 14 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa; 2. En contra los actos administrativos, Decretos y Acuerdos de carácter general, diversos a los reglamentos, y 3. En contra de las resoluciones que favorezcan a un particular, cuando las autoridades de la administración pública federal estimen que es contraria a la Ley. (Juicio de lesividad) El artículo 14 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa contiene 15 fracciones las cuales podemos clasificar de la siguiente forma: - Competencia fiscal, relacionada con las resoluciones definitivas dictadas por las autoridades y los organismos fiscales autónomos, devoluciones de ingresos, tratados internacionales en materia de doble tributación, entre otras cuestiones; - Competencia en materia de pensiones y demás prestaciones de seguridad social; - Competencia en materia de comercio exterior; - Competencia derivada de la función administrativa en sentido estricto, es decir, aquella en la que se impugnan actos de las dependencias u órganos de la administración pública federal en materia de adquisiciones, arrendamientos, negativa ficta, resoluciones dictadas en recursos administrativos, entre otros, y - Competencia para conocer de la legalidad de los actos y resoluciones dictadas por la Auditoría Superior de la Federación. Como puede observarse, el caso de la Auditoría Superior de la Federación constituye un elemento adicional a la competencia del Tribunal, pues de conformidad con el artículo 79 de la Constitución Federal, se trata de una entidad superior de fiscalización subordinada a la Cámara de Diputados, cuya función principal es la revisión del gasto federal y del cumplimiento de los indicadores del desempeño en el cumplimiento de los objetivos contenidos en los programas federales. Así, la competencia del Tribunal atiende a un criterio material u objetivo, en el que la condición relevante para la competencia es que se trata de una función administrativa desempeñada por un órgano que se ubica en sede legislativa, pero con funciones materialmente administrativas. Con base en lo antes expuesto, podemos afirmar que Tribunal cuenta con una competencia material ampliada, que se circunscribe a valorar la legalidad de los actos y resoluciones dictadas por los órganos del Estado, encargados de la función administrativa, con independencia de que se ubiquen en sede del Poder Ejecutivo o Legislativo.