Está en la página 1de 10

UNIDAD 3: EL JUICIO ADMINISTRATIVO FEDERAL

3.1.- EL JUICIO ADMINISTRATIVO:


3.2.- Concepto:
EI juicio contencioso administrativo federal, procede contra las resoluciones
administrativas definitivas que establece Ia Ley Orgánica del Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa. Asimismo, procede dicho juicio contra los actos
administrativos, Decretos y Acuerdos de carácter general, diversos a los
Reglamentos cuando sean autoaplicativos o cuando el interesado los controvierta
en unión del primer acto de aplicación
Las autoridades de la Administración Pública federal tendrán acción para
controvertir una resolución administrativa favorable a un particular cuando estime
que es contraria a la ley."2. La Ley de Procedimiento Administrativo del Distrito
Federal denomina procedimiento de lesividad, al procedimiento incoado por las
autoridades administrativas del Distrito Federal ante el
Tribunal, solicitando la declaración de nulidad de resoluciones administrativas
favorables a los particulares, por considerar que lesionan a la administración
pública o al interés público.
El juicio administrativo es un juicio que se entabla ante un organismo jurisdiccional
ubicado dentro del marco del Poder Ejecutivo o de Poder Judicial. Este juicio tiene
por objeto resolver una controversia suscitada entre un particular y una autoridad
administrativa, como consecuencia de un acto o resolución dictada por esta última
y que lesiona los derechos o intereses del primero también se le conoce como
Juicio Contencioso Administrativo o Juicio de Nulidad.
3.1.2 antecedentes:
Todo el sistema del contencioso administrativo se ha forjado durante el siglo XIX,
como es bien sabido, sobre el modelo francés. Por lo que Francia es la creadora
de la jurisdicción administrativa y en esa medida, en ese país es donde
mayormente se ha desarrollado dicha institución, la cual constituye a la vez, la
fuente de inspiración de más de cien países17 en el mundo, dentro de los cuales
se ubica el nuestro.
Lucero Espinosa, por su parte, afirma que el contencioso administrativo.
“constituye un medio de control jurisdiccional de los actos de la administración
pública, puesto que representa una instancia por medio de la cual los
administrados pueden lograr la defensa de sus derechos e intereses, cuando se
vean afectados por actos administrativos ilegales”.
El contencioso administrativo, desde el punto de vista de Sergio Martínez Rosas
landa, “consiste en una controversia entre la Administración Pública y los
ciudadanos o administrados, por actos de la primera, encargada a un órgano
dotado de plena autonomía para dirimir dichas controversias, sin la injerencia del
poder judicial, salvaguardando así el principio de la división de poderes”.
A este respecto, en el Diccionario Jurídico Mexicano, los investigadores Héctor
Fix-Zamudio y Héctor Fix-Fierro, nos dicen que por contencioso administrativo
debemos entender “el procedimiento que se sigue ante un tribunal u organismo
jurisdiccional situado dentro del Poder Ejecutivo o Judicial, con el objeto de
resolver, de manera imparcial e imperativa, las controversias entre particulares y la
Administración Pública”.
Contencioso Administrativo. Del latín contenciosos, relativo a contienda o
enfrentamiento de intereses. En sentido vulgar, el término contencioso tiene un
sabor judicial y el pueblo entiende por contencioso cualquier reclamación judicial
sin especificación de vía de jurisdicción. En sentido técnico lo contencioso es lo
contencioso administrativo, en especial el recurso que se interpone contra
resoluciones de la Administración.
Otro concepto de contencioso administrativo que nos parece importante
mencionar, es el de la Doctora Dolores Heduán Virués, quien considera que el
contencioso administrativo implica atribuir a un tribunal situado fuera del Poder
Judicial la solución de los conflictos entre los particulares y los órganos del Poder
Ejecutivo. Implica también la independencia de este tribunal frente a los demás
órganos del Poder Ejecutivo y requiere de los jueces o magistrados el
conocimiento especializado de la actuación de esos órganos.
Estaremos frente al contencioso administrativo cuando se conceda a un órgano,
potestad para juzgar la legitimidad de un acto administrativo.
Pero cuando se tramite algún asunto ante la Administración activa y ésta pueda
dictar la resolución que ponga fin a la controversia, ya no puede considerarse
como contencioso administrativo, pues estaremos en presencia de procedimientos
de autotutela de la Administración Pública.
Acredita el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, intitulada “Tribunal
Federal de Justicia Fiscal y Administrativa a los LXV años de la Ley de Justicia
Fiscal”, expone las siguientes características del contencioso administrativo:
● El contencioso administrativo constituye un medio de defensa ordinario,
que se tramita ante un tribunal administrativo encargado de resolver sobre la
legalidad de los actos y resoluciones de las autoridades administrativas;
● El juicio contencioso administrativo es la figura principal de la justicia
administrativa;
A consideración del administrativista Emilio Margáin Manautou, es creencia que
los antecedentes históricos de lo contencioso administrativo en México se
remontan a no más allá de 1937, ignorándose que, a mediados del siglo
antepasado, se expidió y fue declarado inconstitucional un ordenamiento que se
intituló Ley para el Arreglo de lo Contencioso-Administrativo53.
Dicho ordenamiento jurídico es el antecedente más remoto del contencioso
administrativo en México, y se le conoce como Ley Lares de 1853 –que no debe
ser confundida con la Ley de Imprenta publicada el 28 de abril de 1853, a la que
también se le denominó Ley Lares– debido a que quien formuló el proyecto de la
Ley para el Arreglo de lo Contencioso-Administrativo y su Reglamento ambos de
25 de mayo de 1853–, fue precisamente el notable jurista don Teodosio Lares. Por
la importancia que reviste la citada ley, transcribimos su contenido: Decreto del
gobierno de mayo 25 de 1853. Ley para el Arreglo de lo Contencioso-
Administrativo.

3.1.3 TRIBUNAL FEDERAL DE JUSTICIA ADMINISTRATIVA


El primero de enero de 1937, entró en vigor la Ley de Justicia Fiscal y con ella
inician las actividades del entonces Tribunal Fiscal de la Federación. Conforme a
lo dispuesto por esta Ley, el Tribunal estaba integrado por 15 magistrados que
podían actuar en Pleno o a través de cinco Salas; las cuales estaban formadas por
tres magistrados cada una. La competencia que les asignó el Legislador era en
materia estrictamente fiscal, conociendo de las controversias que se suscitaban de
actos o resoluciones emitidas por autoridades fiscales.
Un año después de haber entrado en vigor la Ley de Justicia Fiscal, fue derogada
por el Código Fiscal de la Federación de 1938, conservando igual competencia
para el Tribunal, misma que a través de leyes especiales se fue ampliando. Así en
el año de 1942 la Ley de Depuración de Créditos otorga competencia para
conocer de esta materia a cargo del Gobierno Federal.
De igual manera, la competencia del Tribunal también se amplía al conocer sobre
la legalidad de los requerimientos de pago realizados por la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público; exigir fianzas otorgadas a favor del Gobierno Federal;
conocer las controversias que surgían por las resoluciones emitidas por el Instituto
Mexicano del Seguro Social; sobre las resoluciones fiscales emitidas por el
Departamento del Distrito Federal; respecto a las aportaciones que los patrones
están obligados a efectuar para el establecimiento de las Escuelas Artículo 123; de
controversias en materia de pensiones militares; de las controversias que surjan
por las aportaciones que deben hacer los patrones conforme a la Ley del Instituto
del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores; respecto a la
interpretación de contratos de obra pública; sobre resoluciones que fincan
responsabilidades en contra de funcionarios o empleados de la Federación o del
Departamento del Distrito Federal; en materia de multas por infracciones a las
leyes federales o del Distrito Federal; y, en materia de pensiones civiles con cargo
al Erario Federal o al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los
Trabajadores del Estado.
Para el año de 1946, se crean dos Salas más, que aumenta el número de
magistrados a veintiuno.
En el año de 1967 se expide una nueva Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la
Federación, en la que se previeron los aspectos orgánicos del propio Tribunal,
incrementándose a veintidós magistrados, integrando las siete Salas que ya
existían, más el Presidente que no integraría Sala, asimismo se establecían las
normas relativas a la competencia que tenían asignada, conservando el Código
las correspondientes al procedimiento. Se introduce el concepto de Organismos
Fiscales Autónomos y se otorga al Tribunal facultades para conocer de los juicios
de lesividad.
A esta Ley la sustituye una nueva que se expide con el mismo nombre en el año
de 1978 y en la que se prevé la Regionalización del Tribunal, creándose las Salas
Regionales y la Sala Superior, precisándose la competencia de ambas la
diferencia era fundamentalmente respecto a la cuantía del asunto; asimismo se
prevé el recurso de revisión, con el que se otorga a la Sala Superior facultades
para revisar las sentencias dictadas por las Salas Regionales.
Es en 1983 cuando se expide un nuevo Código Fiscal, conservando básicamente
las normas procesales en los mismos términos. Posteriormente se incluyen en
este ordenamiento las disposiciones relativas a la queja, para lograr el adecuado
cumplimiento de las sentencias.
Posteriormente en el año de 1988, se modifica el Código Fiscal y la Ley Orgánica
del Tribunal, con el objeto de promover la simplificación administrativa, y se
suprime la competencia que hasta ese entonces otorgaba la Ley para que la Sala
Superior revisara las resoluciones de las Salas Regionales a través del recurso de
revisión.
En los años siguientes aparecen diversas leyes que otorgan competencia al
Tribunal. En materia de comercio exterior, para conocer en juicio de las
resoluciones recaídas respecto al recurso de revocación previsto en la Ley de la
materia, así como de las resoluciones recaídas al recurso de revisión que
contempla la Ley Federal de Procedimiento Administrativo.
Para 1996 entra en vigor la Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la Federación,
conservando su nombre y la competencia, pero modificando la integración de la
Sala Superior de nueve magistrados a once, así como su forma de operación a
través de Pleno o Secciones. Estas últimas conforme a la Ley son dos y se
integran cada una con cinco magistrados.
Es a finales del año 2000 cuando el Congreso de la Unión aprueba las reformas
en materias trascendentales para el Tribunal, como son: en primer lugar el cambio
de nombre de la Ley Orgánica y del nombre de la Institución, por el de Tribunal
Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, reflejando con ello la competencia que
a través de los casi 65 años de existencia se le ha ido asignado, así como la que
adicionalmente el propio Decreto de reformas le otorga señalando competencia
para conocer de los juicios que se promuevan contra las resoluciones dictadas por
las autoridades que pongan fin a un procedimiento administrativo, a una instancia
o resuelvan un expediente en los términos de la Ley Federal de Procedimiento
Administrativo. Así mismo se le proporcionan facultades al Pleno para determinar
las regiones y el número y sede de las Salas, así como la forma de integrar
jurisprudencia al resolver contradicciones de las resoluciones de las Secciones o
de las Salas Regionales.
Las reformas a la Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la Federación y al Código
Fiscal de la Federación, en el (Diario Oficial de la Federación del 31 de diciembre
de 2000).
Conforme al primer ordenamiento citado, se reformó la denominación de Tribunal
Fiscal de la Federación por la de Tribunal Federal de Justicia Fiscal y
Administrativa, y además se volvió a reformar la fracción XIII del artículo 11 de esa
ley, con el fin de establecer la competencia, no sólo para resolver los juicios en
contra de resoluciones que concluyan el recurso de revisión de la Ley Federal de
Procedimiento Administrativo, sino también para conocer de las controversias
respecto de los actos dictados por las autoridades administrativas, que pongan fin
a un procedimiento administrativo, a una instancia o resuelvan un expediente, en
los términos de la referida ley procedimental; asimismo se incorpora la
competencia para conocer demandas contra resoluciones negativas fictas
configuradas en las materia que son de la competencia de dicho tribunal.
Además, se facultó a la Sala Superior para determinar la jurisdicción territorial de
las salas regionales, así como su número y sede; y, por último, se modificó la
competencia territorial de las salas regionales, en cuanto que ahora serán
competentes para conocer del juicio, aquellas en donde se encuentre la sede de la
autoridad demandada.
En cuanto a las reformas del Código Fiscal de la Federación, entre otras tenemos
las siguientes: a) se cambia el nombre de "Procedimiento Contencioso
Administrativo" por el de "Juicio Contencioso Administrativo"; b) que el actor debe
señalar domicilio para oír y recibir notificaciones en la jurisdicción de la sala
regional, y de no hacerlo las notificaciones se le harán por lista; c) se establece
como facultad de las salas, y a petición de parte, el otorgamiento de la suspensión
de la ejecución del acto impugnado; d) se establece la posibilidad de señalar
domicilio electrónico para recibir notificaciones; e) se establece que en la
sentencia se podrá declarar la existencia de un derecho subjetivo, cuando
previamente se pruebe su existencia, y condenar al cumplimiento de una
obligación, además anular la resolución impugnada; g) se le otorga al pleno de la
Sala Superior la facultad para establecer jurisprudencia por contradicción de tesis.
El proyecto de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo tiene
su base en el actual procedimiento previsto en el título VI del Código Fiscal de la
Federación, al cual se le hicieron las adecuaciones que se estimaron pertinentes
para establecer un nuevo procedimiento, que sea "ágil, seguro y transparente".
3.1.4 BASE CONSTITUCIONAL Y PRINCIPIOS
La fracción XIX-H del referido artículo 73 constitucional, fue reformada mediante
Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 4 de diciembre de 2006,
dispositivo que hasta el día de hoy se encuentra vigente y a la letra establece:
“Artículo 73. El Congreso tiene facultad: XXIX-H. Para expedir leyes que
instituyan tribunales de lo contencioso-administrativo, dotados de plena
autonomía para dictar sus fallos, y que tengan a su cargo dirimir las
controversias que se susciten entre la administración pública federal y los
particulares, así como para imponer sanciones a los servidores públicos por
responsabilidad administrativa que determine la ley, estableciendo las
normas para su organización, su funcionamiento, los procedimientos y los
recursos contra sus resoluciones;”
El procedimiento administrativo como garantía para el administrado
La garantía de audiencia contenida en el artículo 14 constitucional impone la
ineludible obligación a cargo de las autoridades para que, de manera previa al
dictado de un acto, cumpla con una serie de formalidades esenciales, necesarias
para oír en defensa de los afectados. Dichas formalidades y su observancia, a las
que se unen, además, las relativas a la garantía de legalidad contenida en el texto
del primer párrafo del artículo 16 constitucional, se constituyen como elementos
fundamentales útiles para demostrar a los afectados por un acto de autoridad.
Principio de legalidad
La Constitución mexicana de 1917 consagra en el primer párrafo del artículo 16 el
principio de legalidad, que, según ha interpretado la Suprema Corte de Justicia,
constituye una de las bases fundamentales del Estado de derecho.
Principios procesales aplicables al juicio contencioso administrativo
Los principios procesales son un medio de interpretación de las normas jurídicas
para el desarrollo del proceso. El proceso se rige por los principios procesales los
cuales suelen ser variantes de los principios generales del derecho. El juicio
contencioso administrativo por su peculiar especialidad técnica se rige por los
principios procesales generales además de otros principios particulares de la
materia para desentrañar el sentido de la norma aplicable al caso concreto. En la
medida que se apliquen correctamente estos principios se contribuye con la
impartición de justicia.
Estricto derecho
Este principio es propio del juicio contencioso administrativo. La controversia debe
resolverse de acuerdo con los planteamientos formulados por las partes. El
juzgador no puede suplir la de' ciencia de la impugnación.
Desigualdad procesal
Este principio es propio del juicio contencioso administrativo. En virtud de la
presunción de legalidad de los actos administrativos corresponde a las partes
desvirtuar la presuntiva.
Equidad procesal
Las partes tienen las mismas cargas procesales y medios de defensa para ambos.
Este principio se sustenta en las garantías de seguridad jurídica consagradas en
los artículos 14, 16 y 17 de nuestra Carta Magna.
Contradicción
Donde existen intereses contradictorios para la existencia de un proceso en el cual
se da vista a las partes de las actuaciones de la contraria para que puedan alegar
en juicio.
Ociosidad
Opera en el juicio contencioso administrativo se refiere al impulso del proceso por
parte del órgano jurisdiccional para agotar todas las etapas del proceso.
Definitividad
El principio de definitividad en el juicio contencioso administrativo que consiste en
que la resolución que se pretende impugnar previamente debió ser controvertida
por el recurso administrativo o bien que su interposición sea optativa.
Publicidad
El principio de publicidad en donde las actuaciones deben ser públicas y el
juzgador no debe actuar en secrecía.
Preclusión
El principio de preclusión en donde se extinguen los derechos o facultades que no
son ejercidos en tiempo. Aunado a este principio se encuentra el de caducidad de
la instancia donde el proceso se extingue por la inactividad de las partes en el
tiempo establecido por la ley. Cabe precisar que en el juicio contencioso
administrativo no opera el principio de preclusión ni el de caducidad esto debido al
principio de o' ociosidad.
Economía procesal
El principio de economía procesal no debe contrariar al principio de legalidad.
Inmediación
El principio de inmediación consiste en la cercanía del juzgador con la causa del
proceso, esto es, el conocimiento del asunto. En el juicio contencioso
administrativo no es tan evidente este principio puesto que por tratarse de un
proceso escrito no existe tanta vinculación con el juzgador.
Buena fe
El principio de probidad o buena fe es esencial en un proceso consistente en que
las partes actúen de buena fe y con honradez cuya aplicación se extiende al
juzgador. Bajo esta presunción de buena fe resulta que lo actuado tanto por las
partes como el juzgador es legal y en caso contrario deberá probarse por el
afectado.
Imparcialidad
Este principio se complementa con el principio de imparcialidad referente a que el
juzgador no tiene interés en ninguna de las partes y actúa bajo la ley.
Legalidad
Otro principio fundamental es el de legalidad en la instrucción de un juicio, donde
el juzgador debe respetar las formalidades del proceso de conformidad con el
artículo 14 constitucional.
Expeditos y concentración del proceso
Básicamente este principio se complementa con el principio de expeditos y
concentración del proceso encaminados a lograr una expedita impartición de
justicia eliminando obstáculos o respetando las formalidades del proceso y la
defensa de las partes.
Gratuidad
El principio de gratuidad del proceso consagrado por el artículo 17 constitucional
referente a que la impartición de justicia debe ser gratuita.
Congruencia y exhaustividad
El principio de congruencia y exhaustividad de las sentencias consiste en que las
sentencias deben ser congruentes con la litis planteada y debe resolver todos los
puntos planteados por las partes.
3.1.5 Competencia
Competencia abierta del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
He referido que la competencia del Tribunal es de tipo abierta, pues de
conformidad con las leyes que rigen su organización y procedimiento, se advierte
que el órgano jurisdiccional conoce de una muy variada serie de actos y normas
que la administración pública federal emite y que inciden en la esfera de los
particulares.
Partiendo de la base de que el derecho administrativo comprende, entre otras
cuestiones, la organización y estructura del sector del Estado en que recae la
función administrativa, la competencia del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y
Administrativa puede ser entendida desde dos puntos de vista:
- Formal. Su competencia está determinada por los órganos que realizan la
función administrativa y dirigida específicamente a corroborar la legalidad de sus
actos, o
- Material. Su competencia está determinada a partir de un criterio objetivo,
intrínsecamente vinculado a la naturaleza de la función administrativa, con
independencia del órgano que emita el acto, pues podría pertenecer a cualquiera
de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial.
En el primer caso, la competencia del Tribunal estaría enfocada particularmente a
valorar la legalidad de los actos emitidos por las dependencias y órganos de la
administración pública, pues, en teoría, sólo en estos recae la función
administrativa.
En un criterio de competencia material u objetiva es necesario prescindir de la
naturaleza del órgano, y es necesario enfocarnos exclusivamente a las
características intrínsecas de la función estatal. En otras palabras, el hecho de que
la función administrativa recaiga orgánicamente en la administración pública, no
significa que la competencia del Tribunal se circunscriba a los conflictos que surjan
en tal ámbito, pues en el caso concreto de la jurisdicción contenciosa-
administrativa federal, si bien, la competencia en gran medida está determinada
por los órganos de la administración pública federal que emitieron los actos, lo
cierto es que el legislador a comenzado a apartarse de tal criterio, para ampliar su
competencia a la función administrativa que se desempeña fuera del Poder
Ejecutivo. En estas condiciones, en el caso concreto del Tribunal, estimo que tiene
una competencia material u objetiva, por las razones que a continuación explico.
En efecto, de conformidad con el artículo 2º de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo, el juicio procede de conformidad con tres hipótesis
normativas diversas:
1. En contra de las resoluciones administrativas a que se refiere el artículo 14 de
la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa;
2. En contra los actos administrativos, Decretos y Acuerdos de carácter general,
diversos a los reglamentos, y
3. En contra de las resoluciones que favorezcan a un particular, cuando las
autoridades de la administración pública federal estimen que es contraria a la Ley.
(Juicio de lesividad) El artículo 14 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa contiene 15 fracciones las cuales podemos
clasificar de la siguiente forma:
- Competencia fiscal, relacionada con las resoluciones definitivas dictadas por las
autoridades y los organismos fiscales autónomos, devoluciones de ingresos,
tratados internacionales en materia de doble tributación, entre otras cuestiones;
- Competencia en materia de pensiones y demás prestaciones de seguridad
social; - Competencia en materia de comercio exterior; -
Competencia derivada de la función administrativa en sentido estricto, es decir,
aquella en la que se impugnan actos de las dependencias u órganos de la
administración pública federal en materia de adquisiciones, arrendamientos,
negativa ficta, resoluciones dictadas en recursos administrativos, entre otros, y
- Competencia para conocer de la legalidad de los actos y resoluciones dictadas
por la Auditoría Superior de la Federación.
Como puede observarse, el caso de la Auditoría Superior de la Federación
constituye un elemento adicional a la competencia del Tribunal, pues de
conformidad con el artículo 79 de la Constitución Federal, se trata de una entidad
superior de fiscalización subordinada a la Cámara de Diputados, cuya función
principal es la revisión del gasto federal y del cumplimiento de los indicadores del
desempeño en el cumplimiento de los objetivos contenidos en los programas
federales.
Así, la competencia del Tribunal atiende a un criterio material u objetivo, en el que
la condición relevante para la competencia es que se trata de una función
administrativa desempeñada por un órgano que se ubica en sede legislativa, pero
con funciones materialmente administrativas.
Con base en lo antes expuesto, podemos afirmar que Tribunal cuenta con una
competencia material ampliada, que se circunscribe a valorar la legalidad de los
actos y resoluciones dictadas por los órganos del Estado, encargados de la
función administrativa, con independencia de que se ubiquen en sede del Poder
Ejecutivo o Legislativo.

También podría gustarte