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AÑO XXXI Núm.

99 21 de mayo de 2012 17550

I.- DISPOSICIONES GENERALES

Presidencia de la Junta

Ley 3/2012, de 10 de mayo, de autoridad del profesorado. [2012/7512]

Las Cortes de Castilla-La Mancha han aprobado y yo, en nombre del Rey, promulgo la siguiente Ley.

Exposición de motivos

La Constitución Española de 1978, en su artículo 27, apartado 1, consagra la educación como uno de los derechos
fundamentales, y en su apartado 2, expone que la educación tiene por objeto el desarrollo de la personalidad humana
en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

El Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, aprobado por Ley Orgánica 9/1982, de 10 de agosto, en su artículo
37.1, establece que corresponde a la Comunidad Autónoma la competencia de desarrollo legislativo y ejecutivo de la
enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades y especialidades, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 27 de la Constitución.

La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, establece en su artículo 104, apartado 1, que las administracio-
nes educativas velarán para que el profesorado reciba el trato, la consideración y el respeto acordes con la importancia
social de su tarea que tiene encomendada por la sociedad. En su punto 2 de ese mismo artículo, se establece que las
administraciones educativas prestarán una atención prioritaria a la mejora de las condiciones en que el profesorado
realiza su trabajo y al estímulo de una creciente consideración y reconocimiento social de la función docente.

La Ley 7/2010, de 20 de julio, de Educación de Castilla-La Mancha, en su artículo 5, f) estable el reconocimiento social
y de su autoridad y la exigencia profesional del profesorado, fomentando su formación y evaluación. En el artículo 11,
sobre los deberes del alumnado, señala entre ellos, la colaboración con el profesorado, respetando su autoridad. En el
artículo 16, funciones del profesorado y apoyo a la profesionalidad, establece en su punto 3 que el Consejo de Gobierno
regulará los supuestos, las condiciones y el alcance de la autoridad del profesorado en el ejercicio de sus funciones.

La Consejería con competencias en materia de educación no universitaria entiende que el derecho a la educación es un
derecho fundamental que condiciona en cierto modo el ejercicio de los demás derechos fundamentales, puesto que es
difícil concebir el pleno acceso a estos y su debida utilización sin el requisito previo de educarse para poder ejercerlos
libremente. Para ello, la educación necesita dos pilares: un clima de convivencia positivo dentro del centro y un profeso-
rado respetado y reconocido socialmente, que goce de la necesaria autoridad para garantizar los altos objetivos finales
de la educación en las instituciones escolares.

Debido a que la convivencia en los centros docentes está adquiriendo de forma creciente mayor complejidad, en el
sistema educativo de nuestra región se están produciendo hechos como la devaluación de la profesión de profesor por
parte de algunos alumnos, padres y otros miembros de la comunidad educativa; la desprotección legal de los docentes
ante el acoso de alumnos, padres, responsables legales u otros profesores; la costumbre de ver la escuela como centro
donde prevalece el derecho de algunos alumnos frente al del profesor o al resto de los alumnos por la errónea concep-
ción de los centros educativos como centros asistenciales y la falta de protección jurídica por parte de la administración
educativa hacia los docentes, ya que, en algunos casos, el docente se siente desprotegido ante la imposición de una
sanción disciplinaria o decisión pedagógica recaída sobre el alumno o frente a los padres o la prevalencia del derecho
al aprendizaje de un alumno con conductas disruptivas frente al derecho del resto de los discentes.

Como consecuencia de todo esto, también es creciente la sensibilización de la sociedad en la necesidad de transformar
el sistema educativo reforzando la autoridad del profesor para luchar contra el fracaso escolar, mejorar la calidad de la en-
señanza y formar personas capacitadas para el mundo profesional. A todo ello, hay que sumar la preocupación, cada vez
más patente, de las familias por los problemas de la educación y sus consecuencias, especialmente en los últimos tiempos,
debido al clima de dificultades para los más desfavorecidos que la crisis económica está poniendo de manifiesto.

Por todo ello, esta Administración siente la necesidad de convertir las aulas en centros de educación en el esfuerzo,
la convivencia y en la superación personal, donde los alumnos se desarrollen como personas capaces de transformar
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la sociedad de manera positiva y se preparen para afrontar los retos de su futuro mundo laboral. Al mismo tiempo,
también entiende que el ejercicio de la enseñanza-aprendizaje de calidad sólo puede darse en un ámbito de respeto
mutuo entre el docente y el alumnado y eso, en ocasiones, es difícil debido a la falta de respeto hacia aquel por
parte de algunos miembros de la comunidad educativa. Por tanto, el aprendizaje sólo puede adquirirse en un clima
de trabajo respetuoso hacia el profesorado y hacia el resto del alumnado en un ámbito de convivencia positiva.

La presente ley reconoce como autoridad pública a los directores, miembros del equipo directivo y docentes de los
centros públicos, concertados y privados, gozando todos ellos del principio de presunción de veracidad en sus de-
claraciones escritas, respecto de los hechos con trascendencia disciplinaria, así como de la protección reconocida
por el ordenamiento jurídico.

En definitiva, esta ley reconoce como autoridad institucional la figura del docente y lo convierte en el soporte pri-
mordial de una enseñanza-aprendizaje de calidad en Castilla-La Mancha, al mismo tiempo que pretende elevar su
prestigio social y laboral en todo el sistema educativo y, más allá de estos límites, también ante el conjunto de la
sociedad.

La ley se estructura en tres capítulos, una disposición derogatoria y dos disposiciones finales.

Capítulo I
Disposiciones generales

Artículo 1. Objeto y ámbito de aplicación.

1. Esta ley tiene por objeto reconocer la autoridad del profesorado no universitario y establecer las condiciones
básicas de su ejercicio profesional.

2. Esta ley será de aplicación a los centros docentes no universitarios de la Comunidad Autónoma de Castilla-
La Mancha, debidamente autorizados, que impartan alguna de las enseñanzas contempladas en la Ley Orgánica
2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

3. A los efectos de esta ley, tendrán también la consideración de centros educativos los espacios ubicados en cen-
tros hospitalarios, centros de reforma de menores y los centros penitenciarios donde se impartan alguna de las
enseñanzas relacionadas en el apartado anterior.

4. Esta ley será de aplicación al profesorado de los centros docentes educativos públicos comprendido dentro del
ámbito de aplicación de la Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público y dependiente de
la Consejería con competencias en materia de educación y de las administraciones locales y al profesorado de los
centros privados de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha que impartan alguna de las enseñanzas enu-
meradas en el apartado 2.

5. El ámbito escolar establecido en esta ley se entenderá no sólo referido al propio centro, sino a cuantas actividades
y servicios educativos que requieran la presencia del profesorado. Asimismo, a tal efecto se entenderá que los pro-
fesores siempre están en el ejercicio de sus funciones profesionales cuando se produzca un ataque a su integridad
física y moral del docente derivada de su condición profesional.

Artículo 2. Principios generales.

Los principios generales que inspiran esta ley, en el marco general del derecho a la educación recogido en el artículo
27.1 de la Constitución Española, y en los artículos 4 y 5 de la Ley 7/2010, de Educación de Castilla-La Mancha
son:

a) El derecho al estudio, como derecho inherente a la persona en nuestra sociedad.


b) La generación de un sistema para hacer efectivo el derecho al estudio, de tal manera que el alumnado, en el
ejercicio de las libertades concretas, alcance el desarrollo de la persona en condiciones técnicas y didácticas ade-
cuadas.
c) La idea de la escuela como centro de desarrollo y formación de personas capacitadas socialmente para el futu-
ro.
d) El derecho a enseñar que tiene como protagonista al docente y el deber al aprendizaje que tiene como figura al
alumnado.

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