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Historia antigua del Delito de Traición a la patria

En Roma encontramos el delito de “perduellio”; se consideraba como tal a toda hostilidad


contra el Estado, proveniente de un enemigo interno. Al lado de este crimen creció otro
de menor significación al principio, era el “crimen maiestatis inminutae” cometido contra
la potestad de la plebe y de los tribunos. Es bien sabido que estos no tenían la misma
categoría de los magistrados romanos. Fue más tarde, cuando los tribunos llegaron a ser
magistrados de Roma, cuando el “crimen maiestatis” dejó de tener su primitiva
significación y se confundió con la “perduellio”.
Sin embargo, la “perduellio” (acto hostil contra el Estado) quedaba englobada dentro de
un crimen más genérico como era el crimen de lesa majestad, dirigido contra el Estado
Romano.
La “proditio”, por otra parte, era un delito que estaba dirigido contra la seguridad externa.
Demás está decir que el defectuoso Derecho Penal Romano no tenía el principio de la
legalidad y no se concebía una perfecta tipificación de los hechos; por ende, dentro de los
conceptos perduellio, crimen maiestatis y proditio, tenían cabida los más disímiles hechos
como la rebelión o los delitos de los magistrados y sacerdotes en el ejercicio de sus
funciones.
En cuanto al Derecho Bárbaro son pocas las noticias que se tienen al respecto. Se sabe que
al traidor y al tránsfuga “los cuelgan de árboles” (Manzini). “En los tiempos menos
remotos, los delitos contra el Estado, según el Derecho popular, se castigaban algunos
como traiciones a la Patria y a la comunidad, y otros como infidelidad al soberano.”
El Fuero Juzgo para aquellos que abandonaran las banderas de la patria, estableció la pena
capital. Por su parte, la Partida VII, título II, leyes 1^, 2^ y 3^, más que un crimen contra la
patria estableció la traición como deslealtad al Bey. Todos los hechos penados se
identifican como crimen maiestatis y se penaban con muerte, confiscación de bienes e
infamia, incluso para los descendientes varones del delincuente.
Es de hacer notar que en todos los pueblos primitivos estos delitos iban más bien dirigidos
contra el jefe del grupo y algunas veces contra la agrupación misma, cuando lesionaba
intereses comunes.

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