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Leonardo Benevolo Historia de la arquitectura moderna 8* edicién revisada y ampliada Editorial Gustavo Gili, SA (08029 Barcelona Rosselli, 87-89. Tel México, Naucalpan 53080 Valle de Br 1360.60 11 GG ‘urbana, conceptos que se ven com; tados con su afirmaciOn: “) Ye 3p OEP PHONE 2197 “OE 104105, Lodres, Palacio de Crista seun) varias dimensiones. Las paredes late: eo ar sane demos afirmars este eifcio se levantacien © til pies encima de nosotros, sie ead es liso ‘esi compuesto por una sucesin de nervios, ya ‘gasdel hiro pintadas de azul Al principio, tas se suceden con amplas separacones, INego se junta cadaver mis, hasta quedarinterrumpidas por una deslumbrante raya lumi fera (ig 103). Nose debe exclusivamente esta impresién al uso del vidrio —existian ya muchos edif- ios de este tipo: los invernaderos del propio Panton y de Burton, el Jardin d'Hiver de Pa. 1%, las estaciones de ferrocat de cada elemento arquitectnio, compara. da con a dimensiones generals, a ain. Posiildad de abarcar el conjunto edificado on una sola mirada. A pesar de que la lon. 4 S.Giedion,op ct, 261, la sepunda ita del siglo XIX gitud total del edifc es superior 2 59m bién Paxton envia un proyecto—, pero en el centro de la nave se introduce una cépula ‘monumental. Los ingenieros Voit y Werder construyen en Munich, en 1854, un Glass-Pa- last. /-notemos que, al principio, no seh 2 3 En 1855, en Paris, para Ia primera Expo- Visto el erucero, con lo que el edific 1, no estd preparada demandas; se decide neces cubrir el edificio con un revesti- objetos expuest a les las ‘Andlogamente, las calles y 128 Pt Haussmann, donde las reglas tradi de perspectiva se han aplicado a 2% 7 sot iado grandes, jerran Ya masiado grandes, no se cierran ¥ te Pe & 48x12 me- py Sonstituye, en aquela epoca, el mayor ate cubierto de hierro sin soportesin- =~ de hierro sin sopor ttéico que las recor. part és le El cardcter genuino y valiente 4°17 Exposicién de 1855, promovida por de Cristal lndinense depen once {iPolesn IH durante ia gucra de Crimea, ‘nstancias: de la formaci 0 ie] “td para consolidar el prestigio del Im- aque no es arquitecto, sino ine 1s ‘perio y para mostrar los progresos de la in- HA eve componeigualmente de epeidos qu han naagrado sy queda desconcerada ate ambien el arco agudo, reba vas sorprendida en un principio ‘sémirari todo. Es la vision de Io Los escrtores més importantes admiran, perocon reservas esta obra, como E. Renan: Creo que este gran esfuerzo ha creado una obra bela sein su ctitero de bellera ala que no er {amos acostumbrados pero que debemoe admit, [as edpulas de hierro no tienen, evidentemente, ‘nada qu vr con ss de Santa Sofia San Pedro. Pero no hay que olvidar que aqui nose trata de tna obra duradera. Es tanto més sorprendente cuanto que se nos aparece,en a carster fimero, ‘como una prodiioa prodigal Muchos arquitectos, incluso los de escuela ‘acionalsta, como A. de Baudot, critican las roporciones demasiado rebajadasy los de- {alles particularmente la junta articulada, ‘que debiita visualmente la base de los arcos, Otros expertos, al contrario, aprucban la co. ‘respondencia entre la estructura y la envol. ‘ura arquitecténica: 3H dean Epasconeaerte del 1889, ct, 9, 62. . pl Cian d Parl dt 189 Wade, ‘curva de Ig, arco, qe cota el espacio como las ala dept fdas en un pjro en pleno vue, ie des Machines es demasiady {que los espectadores slo pus iF como peatones normales aie ddedor de las grandes méquinas; para ellos maviles, que correna 10 de toda la sala» intes por encima de ig vvacio queda animada y e- ducida a la escala humana, no por la coaf guracién de las paredes, sino Y por las personas en movimi sginando el movimiento de ls los elementos mecdnicosy de los personajes; cuando el primer término 2 el vit ado, defnido por un sto Betido que se pierde de vista, como las cl de Haussmann, vai Es, pues, exacto decir que este edie puede juzgarte on los ctiterios wads" les, por el dibujo de Dutert que, 20 de nitive, sigue los cénones tradicional ion 12, R Mary en Architecture, 1890, p 382.6 L Haw Hore de Vrehtectre les" Pars, 1957, pp. 402-403. tna relacion entre ancho y largo de 1: 36 ¥yunasimetr‘a manifesta, sino por el cardcter Aiadmico que adquiere el proyecto, debido a 5 inslitas dimensiones, a la decoracion y ‘la presencia de las masas. Desgraciadamente, la Galérie des Machi bese derribada en 1910, yya no es posi ‘Ouprobar estas inducciones sobre el te- eno. En cambio, a segunda célebre reali net la Exposicion universal de 1889 si- Saat Pie: la torre de 300 metros de altura “nitude por Eiffel, open eicaraa el proyecto, en 1884, a dos ey Koechlin, y recuerda que « deat 829 a ta idea de construir un tne Ts unos estos, hechs conjua- ha al lares met de 1 pug Sls altos pares medias La pare arquitecénica se | 1 Hao ha "Ub, Une cricatura de Eifel y la tome Ell (del igaro-Exposion) debe al arquitecto Sauvestre (fig. imaten nn onan amtuner anerenc [Eins smote Noma hurr ca arqutetiica primer rind nesta pranribe qe ls lincssesedals de unm tern se ei ints qe os sumer sees ens mas arn re eae leona ado porn 9 abierta a Al Serta a Alphand, comisatio de la Expos ‘cuenta de lo que se nos prepara, Snsante nate verginon yi do 1 Paris, como una ggantesca y oscura chi- Entre los firmantes estén Meissonnier, Gounod, Garnier, Sardou, Bonnat, Coppée, Leconte de Lisle, Sully-Prudhomme, Mau- passant, Zola. ‘Muchos téenicos sostienen que Ia torre cesté condenada a caer, por hundimiento de las estructuras 0 de ientos. Los pro- pietarios de las reanas intentan in- Fruso un proceso reclamando dafos y per- que el peligro les impide alquilar Jes que ui in grupo de artistas y €s- as PUblicamente por la on lierro de la torre, con una carta juicios, por us C4535. IM Bessel, Gustave Eifel, ra. it, Milo, 15, Le Temps, 1 de febrero de 187 "uccién 0. 0 de su cera n0 populares, en cuanto‘ la buena burguesa, su sen- Timiento se puede resumir en una frase que he ‘Muchos de los eseritores mas famosos tie- nen opiniones opuestas; en el Journal de los. Goncourt podemos leer: La Torre Eiffel me hace pensar que los mo- numentos de hierro no son monumentos hum nos, es decir, monumentos de la vieja humanidad aque ha conocido s6lo la madera y la piedra como POTsNEOS esti do. sign de novedad: ¢1 10 y debe, al contrai, jumbre, que nos ha la imagen de lato. La obra en sf es dudosa e incom, sélo por las superestructuras decors bién por la discontinuidad del trazado ge neral, Sin embargo, resulta muy importante ‘el papel que la torre ha alcanzado en el pai- saje parisiense, y nos induce a valorar oxo tipo de caracteristica, donde esté probable ‘mente la mayor ‘Contestando ‘ministros Lockroy, soste ‘aria solamente el insignificanie tercera plataforma, hace se vea desde casi todos los barrios de entrando por lo tanto en relacién, no ya co® ‘un ambiente bien definido que obedece tuna perspectiva unitaria —como es el 2 para los edificios antiguos—, sino con Um Ciudad entera y de manera siempre varity (figura 125). Sus dimensiones im aa igual que en la Galerie des Machines he cambiar el significado de la arquitect"*} confieren una calidad dinémica a¥¢ fi calidad dina ee 18, Journal, VI, 25,1889. guna mia el siglo XIX Us ars tn torre Eifel en el panorama de acid ols ef 7 es bildades. Desp fate es la cipula para ia Exy a on un didmet 2. Lacrisis del eclecticismo Mientras la técnica de la construccién se Perf (ras dow esructurs de Eifel ‘Bon Marché de Pars (1876) y el puente de frrocatl i ¥ u 4 oon

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