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La teoría de la relación de objeto y la identidad posmoderna.

Honneth

Axel Honneth, nacido el 18 de julio de 1949 en Essen, Alemania, es un destacado filósofo y


sociólogo alemán considerado una de las figuras más importantes de la tercera generación de
la Escuela de Frankfurt. Es reconocido por sus investigaciones en la teoría del
reconocimiento y sigue la tradición de la Teoría Crítica en la sociedad. Honneth es
considerado un notable discípulo de Jürgen Habermas.

En el texto, el autor revisa la crítica que se ha dirigido al psicoanálisis en el contexto de la


posmodernidad. Esta crítica afirma que el psicoanálisis es incapaz de comprender y explicar
los procesos de identidad en la era posmoderna, sugiriendo que el psicoanálisis está quedando
obsoleto (El sujeto del psicoanalisis enevejecio). A lo largo del texto, el autor busca refutar
esta crítica, recurriendo a dos fuentes principales. En primer lugar, el autor utiliza la teoría de
la relación de objeto de Winnicott, y en segundo lugar, el trabajo de Loewald en el ámbito del
desarrollo de los impulsos.

El texto titulado "La teoría de la relación de objeto y la identidad posmoderna" se resumirá,


abarcando los principales argumentos presentados. Se describirán las críticas al psicoanálisis
desde la perspectiva de la Teoría Crítica y la crítica posmoderna, haciendo especial énfasis en
esta última, ya que constituye la base del argumento posterior. A continuación, el texto se
adentrará en los principales referentes teóricos que el autor utiliza para argumentar a favor de
la capacidad del psicoanálisis para comprender la condición posmoderna de la identidad.

Crítica desde la teoría crítica de Adorno y Marcuse.

El concepto central de este texto es la crítica al psicoanálisis en relación con el proceso social
de envejecimiento y transformación de la autonomía individual. Theodor W. Adorno y
Herbert Marcuse argumentaron que después de la Segunda Guerra Mundial, se produjo un
proceso de destrucción de la autonomía individual debido a la influencia de instancias de
control social (El individuo ya no necesita regularse porque hay un agente regulador externo).
Esto resultó en la obsolescencia de la idea psicoanalítica tradicional de un conflicto
intrapsíquico entre las pulsiones y el principio de realidad.

La crítica principal se centra en cómo las instancias de control social actúan de manera
inmediata y sin resistencia sobre el individuo, debilitando su capacidad de adquirir las fuerzas
del yo (autoregulación) a través de una mediación edípica(Ya no hay relación de conflicto
entre el padre y el hijo por la madre, pues ella durante la guerra no tiene el mismo rol de
antes). Esto implica una pérdida de la autonomía del sujeto debido a una “integración total”
en relaciones sociales coercitivas.

El texto menciona que esta idea crítica se invierte en el contexto de la crítica posmoderna.
Aquí, la noción de una pérdida de autonomía individual da paso a una maximización de la
individualidad. Se habla de una personalidad posmoderna que puede adoptar múltiples
identidades en diversas situaciones. Esto lleva a la concepción de un sujeto múltiple, capaz de
identificarse diversamente según el contexto.

En resumen, el texto presenta una crítica temprana al psicoanálisis, destacando cómo las
instancias de control social debilitan la autonomía individual y, posteriormente, cómo la
crítica posmoderna enfoca la idea de una individualidad maximizada y un sujeto con
múltiples identidades.

Crítica posmoderna: pluralización del sujeto.

El texto aborda la crítica posmoderna al concepto clásico de la identidad y salud psíquica en


el psicoanálisis, centrándose en la idea de que la pluralización intrapsíquica de los sujetos y la
multiplicidad de identidades son características relevantes de la personalidad posmoderna.

El autor señala que la crítica posmoderna se dirige a la concepción implícita del psicoanálisis
sobre la salud psíquica, que se basa en la capacidad del yo para dominar la realidad de
manera consistente. La discusión se enfoca en cuestionar si el concepto clásico del yo es
coherente con la tendencia hacia una pluralidad de identidades dentro de los individuos.

El proceso de construcción de un sujeto posmoderno se convierte en un tema de debate.


Algunos defienden la idea de una personalidad múltiple sin necesidad de integración,
mientras que otros abogan por una formación reflexiva de identidad basada en principios
morales y científicos. El autor destaca que existe una creciente tendencia entre los sujetos de
aceptar y representar un mayor número de posibilidades identitarias, relacionadas con nuevos
roles sociales y pautas de comportamiento menos rígidas, impulsadas por cambios
socioculturales y multiplicación de relaciones sociales.

A pesar de que el texto sostiene la idea de una personalidad posmoderna basada en la


pluralización intrapsíquica, también menciona dos imprecisiones conceptuales:

a) La primera imprecisión radica en la afirmación de que la identidad posmoderna conlleva


una descomposición del sí mismo o pérdida de identidad. El autor argumenta que, según
tradiciones sociológicas avanzadas, la identidad es el resultado de una síntesis que permite al
sujeto experimentar diversas vivencias, convicciones y acciones dispares como una coherente
ejecución del yo.

b) La segunda imprecisión se refiere al supuesto de que la identidad posmoderna se entiende


solo como una superación de la coerción impuesta por la normativa individual del yo. Aquí,
el autor destaca que se confunden dos conceptos de identidad: uno asociado a cierta exigencia
de individualidad y otro relacionado con las competencias formales para la formación del yo.

El psicoanálisis y la identidad
El texto que has proporcionado aborda los conceptos clave del psicoanálisis y la identidad
desde una perspectiva específica, centrándose en las ideas de Freud y Erik Erikson. A
continuación, se explican estos conceptos:

El psicoanálisis es una teoría psicológica desarrollada por Sigmund Freud a finales del siglo
XIX y principios del siglo XX. Esta teoría se basa en el estudio del inconsciente y sostiene
que muchos de nuestros comportamientos, emociones y pensamientos están influenciados por
impulsos y recuerdos inconscientes que no siempre somos conscientes de ellos. Los procesos
intrapsíquicos a los que se refiere el texto se relacionan con las dinámicas internas de la
mente, como el conflicto entre impulsos y defensas, la formación del yo y la búsqueda del
equilibrio psicológico.

La identidad se refiere a la percepción que una persona tiene de sí misma y a cómo se ve a sí


misma en relación con el mundo y los demás. Es la idea que tenemos sobre quiénes somos,
qué nos define y qué nos diferencia de los demás. En el contexto del psicoanálisis, Erik
Erikson amplió la noción de identidad, vinculándola con los aspectos sociales y
comunicativos del desarrollo del yo. Propuso que la identidad se forma a través de una serie
de “actos tácitos de síntesis del yo”, que permiten una coherencia interna entre las pulsiones
internas y las demandas sociales.

Tanto Freud como Erikson abordaron el concepto de salud psíquica, pero con enfoques
ligeramente diferentes. Freud se centró en el desarrollo de mecanismos para que el yo alcance
una fuerza que conduzca a la salud psíquica. Mientras tanto, Erikson planteó un nuevo ideal
de salud psíquica que implicaba una disposición individual para realizar una variedad de
trabajos de síntesis del yo, lo que permitiría un dominio de la realidad basado en roles
profesionales y vida familiar con división del trabajo.

El texto menciona la noción de "identidad posmoderna", que parece estar en desarmonía con
el enfoque freudiano y el modelo de identidad propuesto por Erikson. Sin embargo, no se
ofrece una definición explícita de este término en el fragmento proporcionado. El
psicoanálisis ha evolucionado para abordar la formación de la identidad en la denominada
"identidad posmoderna".

La teoría de la relación de objeto de Winnicott y el interaccionismo simbólico de G. H.


Mead

La teoría de la relación de objeto de Winnicott y el interaccionismo simbólico de G. H. Mead


son dos enfoques psicológicos que comparten algunas convergencias en relación a la
importancia de la interacción social en el desarrollo psíquico del individuo y el papel de la
interiorización en la formación de la personalidad.

Hay 3 puntos de convergencia entre el interaccionismo simbólico y la teoría de Winnicott:


● Prioridad de la interacción social ante la organización de la psique: En ambos
enfoques se establece que la psique infantil son el resultado de un desorden de
estímulos, de experiencias e impulsos, hasta que existe una interacción con la persona
primaria de referencia y el niño (sujeto) en la que se establece una retro-relación, el
niño aprende a través de las reacciones del otro, por lo que se va construyendo esta
organización de la psique que antes no estaba. Se genera una vida interna solo a
medida que la comunicación me permite tener referencias.

● La doble función de la interiorización: Otro punto en común es la pregunta de como la


interiorización logra la sociabilización y la individualización del individuo. Esto
quiere decir que a medida que el ser sociabiliza, tiene que también ser capaz de
individualizarse, para así al interiorizar se genere la identidad singular y propia.

● Inconsciente como fuerza motriz de la individuación: ambos enfoques teóricos parten


del supuesto de que existe un ámbito ajeno al proceso de interiorización, un “ámbito
del flujo de experiencia psíquicas que en adelante se convertirá en el depósito de
impulsos de acción y exigencias pulsionales inconscientes” (p. 345), coherente con la
propuesta del ello freudiano, del cual provendría la “presión intrapsíquica que empuja
al sujeto creciente hacia la individuación” (p. 345).

Ambas teorías están de acuerdo con que la organización de los sucesos intrapsíquicos es lo
que da paso a los espacio de comunicación que se lleva al interior. Pero en donde difieren es
cuando Winnicott establece que los intentos de autonomia temprana del niño generar una
sobrecarga, por lo que mantiene la vida intrapsíquica cautiva hasta la adultez. Esto que
establece Winnicott es, según Honneth (el autor) la contribución especifica del psicoanálisis
para la comprensión moderna del sujeto. Winnicott defiende su punto de vista con el supuesto
que entre el niño y la realidad hay una simbiosis primordial, donde hay una falta de diferencia
entre ambos, por lo que su teoría busca explicar mecanismos que permiten gradualmente una
realidad independiente y reconocer a la persona de referencia independiente de las fantasías y
deseo del niño.
Para esto formula los “objetos de transición” puede decirse que dichos objetos son
formaciones sustitutas de la madre, madre que está, luego del estado de simbiosis, “perdida
en la realidad exterior”. Sirve como un reemplazo de la madre en las simbiosis primarias,
pero también es objeto de agresión, por lo que además sirve como “eslabones de medición
ontológica” es decir, objetos que simbólicamente permiten superar la dolorosa brecha entre
realidad interna y externa.
Pero Winnicott dice que esta brecha nunca se supera, entonces ahora estos eslabones surgen
como un lugar psíquico en donde están los intereses del adulto, que se verán en sus
objetivaciones.
La separación primordial será algo doloroso que esta presente en toda la vida, por lo que se
necesita como intermediario a los objetos de transición.
En este punto, el autor señala que antes de concluir con un “ideal de personalidad” (p. 350),
dando respuesta a la tesis que origina el texto, va a complementar las ideas ya expuestas con
la teoría de las pulsiones, ya que “forman una parte necesaria de la concepción completa del
proceso de constitución del sí mismo”

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La teoría de la relación de objeto de Winnicott y el interaccionismo simbólico de G. H. Mead


son dos enfoques psicológicos que tienen puntos de convergencia en su comprensión del
desarrollo psíquico y la formación del yo, pero también presentan diferencias importantes.

Teoría de la relación de objeto de Winnicott:


a) Prioridad de la interacción social: Según Winnicott, el psiquismo infantil es inicialmente
desorganizado y necesita de interacciones con una figura de apego primaria (generalmente la
madre) para desarrollarse y organizarse. Estas experiencias afectivas tempranas son cruciales
para el proceso de maduración del niño.

b) Doble función de la interiorización: Tanto Winnicott como Mead concuerdan en que la


interiorización, el proceso mediante el cual el niño incorpora aspectos de su mundo social en
su vida interna, es esencial para la socialización y la individuación del sujeto. Al interiorizar
patrones de comunicación, el individuo se separa del mundo social y adquiere una
personalidad singular.

c) Inconsciente como fuerza motriz de la individuación: Ambos enfoques reconocen la


existencia de un ámbito inconsciente que influye en el desarrollo individual. Winnicott
destaca que la separación primordial del estado de simbiosis primario, donde el niño
experimenta una unidad con la realidad, es dolorosa y requiere de compensación a lo largo de
la vida a través de objetos de transición.

Interaccionismo simbólico de G. H. Mead:


El interaccionismo simbólico, por otro lado, se enfoca en el papel central de la interacción
social en la formación del yo y la construcción del significado. Algunos puntos clave
incluyen:

a) El yo y el proceso de interacción: Mead postula que el yo se desarrolla a través de la


interacción social y el uso de símbolos compartidos, como el lenguaje. El individuo se ve a sí
mismo desde la perspectiva de otros (el "otro generalizado") y desarrolla un sentido de sí
mismo a través de la respuesta social.

b) Significados y símbolos: Los seres humanos asignan significado a los símbolos y los
utilizan para interpretar y dar sentido al mundo y a las acciones de los demás. Estos símbolos
son esenciales para la comunicación y la construcción del yo.

c) Teoría del "yo" y el "mí": Mead distingue entre el "yo" como la parte activa y creativa del
individuo que responde a los demás y el "mí" como la parte objetiva y social del individuo
que refleja las expectativas sociales. La interacción entre el "yo" y el "mí" forma la identidad
y el autoconcepto.

Teoría de las pulsiones de Loewald:

Según Honneth (el autor) Loewald superara a Mead y Winnicott, interpreta la organización
del psiquismo “como un proceso de estructuración de un potencial excedente de pulsiones”,
desarrollando lo que ellos no hicieron. Loewald parte de la idea de que la psique es un
“organismo cuya evolución ocurre en un intercambio constante con su entorno” . En un
inicio, esta psique se encuentra, como ya se ha dicho, en un estado de desorganización; es una
complejo de actividad pulsional sin dirección ni estructura. En ese estado, “no tiene aún la
vinculación con objetos específicos” y, en este sentido, no puede hablarse aún de pulsiones
como tales, ya que no existe representación de las necesidades (y la pulsión es siempre una
representación), sino que es más correcto hablar de impulsos.

Los impulsos se convierten en pulsiones cuando para el lactante el comportamiento de la


madre(el comportamiento con el entorno) se ve como un patron de interacción, es en ese
momento en que se pueden reconocer las necesidades y fijarlas en objetos de satisfacción, por
lo tanto hay una representación, una pulsión. La persona primaria se convierte en generador
de estados de excitación. Esta representación es interna, no se puede hablar de representcion
externa porque el niño está en la simbiosis primordial aun.

Loeweld establece el fin de la simbiosis temprana, a través del proceso de individuación


diferencia la vida pulsional simbiótica en diversas instancias, estas instancias representan la
interiorización de un patrón de interacción en el comportamiento del niño y su entorno, se va
desarrollando el espacio de comunicación en el proceso de interiorización, utilizando la
energía pulsional liberada. Así se llega al psiquismo adulto que es considerado como “red de
interacción formada por instancias en las que, por medio de procesos de interiorización,
partes de la energía pulsional han alcanzado una forma organizada”.
Loeweld al igual que Winnicott creen que la separación de la persona primaria de referencia
es un sobreesfuerzo del niño, se dividen las fuerzas pulsionales en el yo y ello, (siendo el
primero controlado y el ultimo no) para que luego surja el superyó. Tanto el yo como el
superyó pueden entenderse como instancias de configuración de energía pulsional
cristalizada, y el ello como el resto organizado escasamente.
Es relevante para la concepción dela relación consigo mismo el que el yo y superyo son
considerados no como fuerzas contrarias a las pulsiones, sino que como una recolección
organizada de estas.
El autor menciona dos implicancias de la teoría de las pulsiones de Loewald, estas son:
La psique adulta es el resultado de la interiorización, econsiderada como una red organizada
de energía, que lleva a entender la vida psíquica como una sumatoria de una multiplicidad de
voces organizadas de manera “casi dialógica”. Por lo que el psiquismo humano se comporta
complementario a la vida comunicativa en donde el individuo encuentra al otro en roles de
interacción.
Loeweld considera que la capacidad de dialogo interior se da por la disposición del individuo
a entregarse a deslimitaciones del yo, que sirven para equilibrar la simbiosis y autonomía.
Honneth establece entonces que el individuo maduro se mide por la capacidad de controlar
necesidad y la fuerza del yo, sino que por la capacidad que tiene al estar abierto a tener”
múltiples caras”. Un sujeto maduro es el que da atención a distintas voces en las relaciones
interaccionales.
Se concluye entonces que el psicoanálisis está dispuesto a aprender nuevos procesos
identitarios, como el posmoderno, con la pluralización interna del sujeto.

La teoría de las pulsiones de Loewald es un enfoque psicoanalítico desarrollado por el


psicoanalista Hans Loewald. Esta teoría se centra en la organización del psiquismo y la
formación de la personalidad a través del intercambio constante entre el organismo y su
entorno.

Conceptos clave de la teoría de las pulsiones de Loewald:

Pulsiones: En su estado inicial, la psique se encuentra desorganizada y es solo una compleja


actividad pulsional sin dirección ni estructura. No hay aún una vinculación con objetos
específicos, y Loewald prefiere utilizar el término "impulsos" en lugar de "pulsiones" en este
estado.

Transformación de impulsos en pulsiones: La transformación de los impulsos en pulsiones


ocurre cuando el lactante experimenta el comportamiento asistencial de la madre como un
primer patrón de interacción significativo. Las necesidades se fijan en objetos específicos a
través de imágenes mnémicas, lo que los vuelve psíquicamente representables y, por lo tanto,
se convierten en pulsiones propiamente dichas.

Desarrollo del psiquismo: Loewald destaca que el psiquismo adulto es una red de
interacciones formada por instancias en las que partes de la energía pulsional se han
organizado mediante procesos de interiorización. Aquí, el yo y el superyó pueden entenderse
como instancias de configuración de energía pulsional cristalizada, mientras que el ello
representa el resto organizado escasamente.

Interiorización y diálogo interior: La capacidad de diálogo interior del individuo se desarrolla


a través del proceso de interiorización. Loewald sugiere que el psiquismo humano se
comporta de manera complementaria a un mundo de vida comunicativo, lo que lleva a una
multiplicidad de voces organizadas de manera "casi dialógica" dentro de la persona.

Madurez del sujeto: Para Loewald, la madurez del sujeto ya no se mide por la capacidad de
controlar necesidades y el entorno, como en el concepto freudiano del yo fuerte. En cambio,
se mide por la capacidad de apertura hacia las múltiples caras de la propia persona y la
capacidad de atención a diversas relaciones de interacción. Esta "viveza interior" se convierte
en un nuevo ideal de madurez.
Identidad posmoderna: La teoría de las pulsiones de Loewald ofrece herramientas para
entender los procesos identitarios posmodernos, que se caracterizan por la pluralización
interna de los sujetos y la "dilución comunicativa de su identidad del yo". Esta visión
enriquece el psicoanálisis y lo prepara para abordar las complejidades de la identidad en la
sociedad contemporánea.

En resumen, la teoría de las pulsiones de Loewald proporciona una comprensión dinámica de


la organización del psiquismo y la formación de la identidad, destacando la importancia de la
interiorización, el diálogo interior y la capacidad de apertura hacia múltiples aspectos de la
propia persona. Además, resalta la relevancia continua del psicoanálisis para abordar los
desafíos identitarios en la era posmoderna.

¿Cómo se puede no ser construccionista hoy en día?


Ibáñez

Ibáñez señala que los psicólogos, de la especialidad que sean, buscan intervenir en realidades
psicológicas para generar efectos.

Realidad y conocimiento, ¿en qué consisten?

Para responder esta interrogante, los no construccionistas asumen la ideología de la


representación, que presenta cuatro mitos que bloquean la posibilidad de adoptar un punto de
vista construccionista:

1. Mito del conocimiento válido como representación correcta y fiable de la realidad. 2. Mito
del objeto como elemento constitutivo del mundo
3. Mito de la realidad como entidad independiente de nosotros
4. Mito de la verdad como criterio decisorio
Para el autor, las llamadas entidades mentales radican en el tejido relacional, en el espacio de
la vida y en el entramado social, en el magma simbólico que construye lo que llamamos los
individuos.
Entonces, estas entidades mentales pertenecen a a la discursividad de la que está hecho todo
ser social.
Esta nueva reconceptualización de la realidad psicológica, nos permite nuevas perspectivas
de investigación, dejando de lado la herencia cartesiana.
Se critica a la ilustración por contribuir a la razón científica que forma una retórica de verdad
con efectos en el poder social y desempeñando exigencias de sumisión.
Esta razón científica produjo que el conocimiento sea válido mientras más “objetivo” sea,
como si pudiéramos evitar ejercer un juicio. A pesar de que sean sujetos los que formulan las
preguntas y las respuestas.

Mito del conocimiento válido como representación correcta y fiable de la realidad


La concepción representacionista surge por las personas que afirman que el conocimiento es
válido mientras se refleja, se adecua o se corresponde con la realidad, y es así como nos dicen
cómo es la realidad. Conocimiento científico tiene valides porque es un reflejo de la realidad.
Las ciencias pueden dar cuenta de la realidad tal cual es. La realidad es única, cognoscible y
la podemos conocer a través de nuestros sentidos y tecnologías. Podemos conocer una
realidad que es objetiva
Ibáñez cuestiona lo anterior porque esa supuesta realidad no se puede comparar con otra,
entonces ¿cómo sabemos qué es la cierta? No puedo saber si lo que estoy viendo es real, pues
ya hay construcción en la teoría. ¿Cómo se traduce algo sin el original, cómo se representa
algo que se desconoce por completo? Si la ciencia nos muestra una realidad traducida, quiere
decir que hay otra original.
Considerar el conocimiento como relativo es un paso hacia el construccionismo. Los
conceptos son relativos porque representan algo cuando les damos ese poder.

Mito del objeto


Para evitar que las condiciones de producción de conocimiento se contaminen, y la
objetividad neutralice al sujeto, se postula el método científico.
Método científico: el método es lo importante, da objetividad. No tiene interferencia ni
defecto previo.
El proceso mismo del método es subjetivo, pues hay un interés de formar cierta realidad.
El que produce el conocimiento debe neutralizar su influencia, el método elimina la
subjetividad, pero el método en sí es subjetivo.
Pero esto elimina la naturaleza social de nuestro mundo, así como la historicidad de nuestras
prácticas y existencia.
El construccionismo, por el contrario, postula que los objetos son, como son, en el ambiente
que se encuentran. Además, lo qué se considera objeto, es subjetivo. Ni el sujeto ni el objeto
existe independientes del otro (ambos son construcciones). Están siempre vinculados. La
naturaleza no está afuera, sino que también está en el mundo de lo humano. El conocimiento
existe solo cuando hay alguien que las conoce.

Mito de la realidad independiente


La realidad no tiene objetos como tal, sino que la realidad siempre es vista desde nuestra
perspectiva. Los objetos no son naturales, son lo que nosotros hacemos de ellos. Los objetos
existen en la medida que damos cuenta de su existencia. La realidad no existe antes de
conocer la realidad.
Por ejemplo, los árboles existen independientemente de lo que podamos pensar, pero eso
existe porque lo hemos construido colectivamente a través de procesos históricos relacionado
con nuestras características en tanto seres humanos.
Entonces, la realidad es lo que nosotros somos, junto a lo que hacemos, lo que hace que la
realidad exista, no viene dada. La naturaleza desde mi construye la realidad.

Mito de la verdad
La verdad es absoluta o no es verdad, no hay verdades relativas porque si dependieran de
algo, no serían suficientemente verdaderas. Es por ello que al intentar objetivarse, busca
alejarse de las creencias y características que la muestran subjetiva. Ciencia dice la verdad
Así es como se busca que las verdades del mundo dependan de algo externo, tal como la
ciencia, universo, Dios, etc. Realidad externa, operamos como si hubiera verdad.
Que no haya verdad no quiere decir que creer que la hay no sea practico, de otra manera
tendriamos que comprobar cada cosa que hacemos, como tirarnos de un 5to piso y ver si
morimos.
Para desarrollar una perspectiva construccionista, se debe entender que la verdad no existe,
porque todo depende de las circunstancias.
El construccionismo no debe entenderse como la corriente verdadera, sino que debe valorarse
por su uso. A modo de conclusión, se debe entender que el conocimiento de la realidad
psicológica nunca es inocente.

La importancia de Judith Butler


Nazareno

Judith Butler se convirtió en una de las mayores impulsoras teóricas del feminismo de los
90. Una de las ideas más destacadas fue su propuesta teórica de considerar al género y la
identidad en términos de performatividad (considera uno de los más sustanciales de la teoría
de Butler al feminismo, los estudios gays y lesbianos y la teoría queer). A partir del
feminismo radical y el postestructuralismo, Butler cuestiona la esencia de las categorías de
identidad, tanto a nivel político como a nivel teórico

El género en disputa

"Gender Trouble" fue publicado en 1990, es un libro fundamental para el desarrollo de la


teoría queer y el pensamiento feminista contemporáneo. En él, Judith Butler argumenta que
el género es una construcción cultural dentro de un sistema de heterosexualidad hegemónica
y que no se puede reducir una esencia biológica o una mera construcción artificial. De modo
tal que no se trata de pasar a un modelo de género como construcción cultural, en desmedro
de un modelo biológico de género. No se pretende repetir la rigidez biológica con otras
palabras. Butler busca problematizar la construcción del género en un sentido más amplio.

Butler critica la idea de un sujeto universal en la filosofía occidental, ya que considera que
implica una categoría masculina dominante (sujeto-varón como construcción única y
dominante. Es decir, hablar de sujeto resultaría fútil para el pensamiento feminista porque la
categoría de sujeto implica un universal hombre-varón masculino en el sistema binario
masculino-femenino). A partir de esa problematización del sujeto, Butler desarrolla las
cuestiones fundamentales para su teoría de la performatividad.

Butler toma de Foucault la idea de que no existe un sexo biológico y un género construido,
sino que lo único que hay son cuerpos construidos culturalmente y no existe la posibilidad de
sexo “natural”, porque los acercamientos al sexo siempre están mediados por la cultura y la
lengua.

Butler critica tanto el esencialismo como el estructuralismo en relación con el género. El


esencialismo sostiene que existen características esenciales e inmutables que definen a los
hombres ya las mujeres. En cambio, Butler argumenta que estas categorías de género son
construcciones culturales y sociales, y que el género no es algo dado o natural, sino que se
crea y mantiene mediante actos performativos.

La teoría de la performatividad de Butler sostiene que el género se crea a través de actos


repetidos y regulados socialmente (La performatividad de género implica que las normas y
convenciones sociales influyen en cómo las personas se ven a sí mismas ya los demás en
términos de género.), lo que da lugar a una ilusión de identidad coherente. Ella subvierte la
noción de un género "verdadero" y muestra que todas las prácticas de género son una
performance, incluidas las parodias que revelan la artificialidad de la identidad de género
"natural".

Butler desafió la idea de que el género es algo "natural" (que sustentan la hegemonía
masculina y heterosexista) y esencial. Sostiene que las concepciones de género están
arraigadas en prácticas discursivas y que el lenguaje juega un papel crucial en la formación
y perpetuación de estas construcciones de género. Al desnaturalizar el género, se
desestabilizan las nociones hegemónicas y se abre espacio para la multiplicidad de
identidades y expresiones de género.

Los géneros no son verdaderos ni falsos, sino que se crean como “efectos de verdad” de un
discurso de identidad primaria y estable, que son invenciones, por lo que un género
“verdadero” es una fantasía instaurada en los cuerpos.

Tambien Butler explora cómo ciertas prácticas culturales, como la parodia de género
realizada por personas travestis o identidades butch/femme, pueden subvertir y cuestionar
las normas de género establecidas. Estas prácticas performativas pueden socavar la idea de
una identidad de género "verdadera" y cuestionar la estabilidad y coherencia del género
hegemónico.

Por lo tanto, no hay una identidad preexistente, por eso mismo no habría actos de género
verdaderos o falsos, sino que la articulación de una identidad de género como “verdadera”
es lo que Butler denomina una “ficción reguladora”: una ficción en términos culturales que
se encarga de mantener el dominio social hetero-normativo y patriarcal.

La propuesta de Butler, de que el género es performativo, indica que el género no se


expresa mediante acciones, gestos o habla, sino que la performance de género produce la
ilusión retroactiva de que existe un núcleo interno de género. El género, entonces, se
produce como una repetición ritualizada de convenciones y ese ritual es impuesto
socialmente gracias a la heterosexualidad preceptiva y hegemónica.

Butler critica (feminismos y movimientos identitarios) las categorías de identidad como


limitantes y propone repetir de manera subversiva para multiplicar radicalmente el género y
desplazar las reglas de género que perpetúan la opresión masculina y heterosexista (limita
las opciones culturales).

La performatividad y otras elaboraciones


En dos libros publicados en 1997, Judith Butler expande el concepto de performatividad a
otros ámbitos. En "Excitable Speech: A Politics of the Performative", explora cómo el
lenguaje en su dimensión performativa desempeña un papel central en la constitución de
sujetos y la producción de identidades. Butler analiza el poder del insulto (acto de habla
performativo) y el lenguaje de odio, que extraen su fuerza del carácter dependiente del
lenguaje en la construcción de identidades. Aunque el lenguaje puede heredar, también
posee una potencia subversiva. El insulto y el lenguaje de odio adquieren sentido como
actos que extraen su fuerza del carácter dependiente del lenguaje de los sujetos. Como
somos seres que necesitan del lenguaje para existir, el lenguaje puede herirnos. Butler se
interroga sobre la eficacia del nombre para producir efectos de reconocimiento e
identificación.

En "The Psychic Life of Power: Theories in Subjection", Butler retomó las concepciones de
la performatividad presentes en "Gender Trouble", pero enfatizó la idea de que lo que se
performa solo se puede entender en relación con lo que está marginado o excluido de esa
performatividad. Para su argumento, Butler retoma la idea de la parodia de género de la
travesti, según la cual, al imitar la estructura mimética del género, desenmascara el carácter
imitativo del mismo. Pero esta formulación inicial, no abordaba la cuestión de que la
performatividad de género acaba organizándose a través de ciertas formas de negación y
rechazo, así es cómo podemos relacionar el fenómeno de la melancolía de género con la
performatividad.

Se examina la figura de la travesti melancólica, cuya performance alegoriza una pérdida no


reconocida relacionada con la construcción de la heterosexualidad y cómo ciertas
identificaciones hiperbólicas en el género actúan como una negación generalizada. Butler
critica ciertas propuestas políticas que buscan censurar el lenguaje de odio y propone una
comprensión más profunda de cómo el lenguaje y la performatividad están involucrados en la
reproducción y subversión de relaciones de poder. Estos libros amplían su teoría de la
performatividad, explorando su impacto en el discurso político y su relación con la formación
de identidades y relaciones de poder.
Deshacer el género

Judith Butler revisa y desarrolla su teoría de la performatividad que se presentó previamente


en "Gender Trouble". Destaca que el género es una actividad performada, una práctica de
improvisación que no se realiza de forma automática o mecánica. Se enfoca en la importancia
del otro (real o imaginario) en la construcción del género, ya que este se configura en relación
con el entorno social y cultural.

También señala que el género es el mecanismo que produce y naturaliza el binarismo de


género masculino/femenino, pero a su vez, este mismo mecanismo ofrece posibilidades
para deconstruir y desnaturalizar dichos términos. El género se puede utilizar como una
herramienta para socavar y desplazar la estructura binaria, permitiendo una comprensión
más allá de las categorías tradicionales de género.

El libro aborda la noción de precariedad, que crece en importancia en el pensamiento


teórico-político de Butler, especialmente en el contexto político global después de los
ataques del 11 de septiembre de 2001. La precariedad está vinculada a la vulnerabilidad y
fragilidad de las identidades y las relaciones de poder (la idea la desarrolla después).

Precariedad y performatividad
Aquí se destacan ciertas conexiones entre las categorías de performatividad y precariedad.
Butler señala que la performatividad se relaciona con la agencia y la forma en que los sujetos
son reconocidos socialmente. El género es una actividad realizada condicionada por normas
obligatorias, y su reproducción implica una negociación de poder.

Por otro lado, la precariedad se refiere a la vulnerabilidad y fragilidad de las identidades, y


afecta a poblaciones expuestas a la violencia y la exclusión, la precariedad parecería
centrarse más en las condiciones que amenazan la vida y la hacen escaparse de nuestro
control. Butler encuentra que la precariedad está vinculada con las normas de género, ya
que aquellos que no se ajustan a las normas enfrentan riesgos de acoso y violencia. La
precariedad también caracteriza una condición política inducida de vulnerabilidad
maximizada, es una exposición que sufren las poblaciones que están sujetas, de forma
arbitraria, a la violencia de estado y a otras formas de agresión que no provienen del
estado, pero de las que este no protege a esas poblaciones.

Butler también señala que la performatividad y la precariedad se entrelazan en situaciones


en las que se reivindican derechos cuando no se tienen. La traducción del lenguaje
dominante y la resistencia a la violencia cotidiana involucran elementos performativos y
precarios.

Finalmente, Butler relaciona ambas nociones al hablar de las vidas reconocidas y las no
reconocidas. La performatividad está vinculada a quiénes son sujetos considerados
reconocibles y cuyas vidas se valoran, mientras que la precariedad afecta a aquellos cuyas
vidas no son cualificadas como dignas de reconocimiento y protección. Ambas nociones se
cruzan en el punto de cómo se reconocen y valoran las vidas humanas en diferentes
contextos sociales y políticos. ejemplifica con la situación política de Irak y las víctimas
iraquíes de la intervención estadounidense y las muertes por VIH-Sida en los ochenta y los
noventa en Estados Unidos: ejemplos de las pérdidas que no se pueden llorar según las
normas establecidas. En ese lugar de la vida que es reconocida como tal y la que no lo es.

Butler encuentra vinculaciones entre la performatividad y la precariedad, ya que ambos


necesitan al mismo tiempo de la traducción y de modos performativos de expresión. Porque
la performatividad no se trata sólo de actos específicos de discurso sino que también se
refiere a la reproducción de normas: La performatividad es un proceso que implica la
configuración de nuestra actuación en maneras que no siempre comprendemos del todo, y
actuando en formas políticamente consecuentes. La performatividad tiene completamente
que ver con “quién” puede ser producido como un sujeto reconocible, un sujeto que está
viviendo, cuya vida vale la pena proteger y cuya vida, cuando se pierde, vale la pena añorar.
Sobre sujeto y objeto
Adorno.

El fragmento que has proporcionado aborda la dificultad de definir los conceptos de “sujeto”
y “objeto”. Según el texto, estos términos son equívocos y pueden tener diferentes
significados según el contexto.

En primer lugar, el término “sujeto” puede referirse tanto a un individuo particular como a
determinaciones generales de la conciencia en general. Ambas significaciones están
interrelacionadas. El concepto de sujeto implica tanto la individualidad como la conciencia
general. El "objeto" se refiere a aquello que es conocido o percibido por el sujeto. Al igual
que el sujeto, el objeto también tiene un significado ambiguo. El texto sugiere que la
reflexión filosófica busca vincular el concepto de objeto con el de sujeto, y a través de esta
reflexión, se busca una mejor comprensión de la vaguedad inherente a ambos conceptos.

Por otro lado, el individuo particular también se relaciona con lo universal. Incluso al
reflexionar sobre un individuo particular, este se convierte en algo universal en términos
conceptuales. Por lo tanto, tanto el sujeto como el individuo particular necesitan del concepto
genérico o universal para tener sentido.

El texto también señala que definir tanto el sujeto como el objeto plantea una aporía o un
problema insoluble, relacionado con la problemática de la definición que ha sido abordada
por la filosofía moderna desde Kant. Los conceptos de sujeto y objeto, o lo que conciernen,
tienen prioridad sobre cualquier definición. Definir implica capturar algo objetivo
subjetivamente a través de un concepto determinado. Por lo tanto, el sujeto y el objeto
resisten ser definidos de manera precisa.

En el texto se abordan varios conceptos centrales relacionados con la reflexión filosófica


sobre el sujeto y el objeto en el conocimiento.

El sujeto se refiere a aquel que conoce, mientras que el objeto es aquello que es conocido.
Esta distinción es fundamental en el proceso de conocimiento, ya que implica que hay una
separación entre el sujeto y el objeto de la experiencia o del pensamiento. La reflexión
filosófica implica examinar de manera crítica y profunda los conceptos de sujeto y objeto,
considerando su naturaleza y contenido. Es un proceso que busca comprender y clarificar
estos conceptos para facilitar su comprensión y manejo conceptual.

Se plantea que la separación entre el sujeto (el individuo que conoce, percibe y experimenta)
y el objeto (aquello que es conocido, percibido o experimentado) es tanto real como ilusoria.
Es real en el sentido de que existe una distinción entre el sujeto y el objeto en el dominio del
conocimiento humano. Sin embargo, también se considera ilusoria porque el sujeto y el
objeto están mediados y se influyen mutuamente.
Se menciona que el sujeto y el objeto se encuentran mediados recíprocamente. Esto implica
que el sujeto percibe y conoce el objeto, pero también que el objeto puede influir en el sujeto.
Esta mediación recíproca implica que la separación entre sujeto y objeto no puede ser
considerada de forma absoluta. Por lo que entiendo el sujeto es objeto al mismo tiempo, pero
como cree no serlo, se genera una falsa idea de independencia.

En este contexto, la ideología se refiere a la pretensión de independencia del sujeto y su


capacidad de dominar y consumir el objeto sin reconocer su propia condición objetiva.
Cuando la separación entre sujeto y objeto se fija sin mediación, es decir, cuando se considera
que son absolutamente independientes, se menciona que se convierte en ideología. Esto se
refiere a una forma de pensamiento dogmática y limitante, donde el espíritu humano pretende
ser independiente y dominante sobre el objeto, olvidando que también es un objeto en sí
mismo.

Se menciona que la imagen de un estado en el que el sujeto y el objeto se funden en una


identificación completa es una ilusión romántica. Aunque en algún momento existió una
indiferenciación entre ellos (antes de la formación del sujeto), esta etapa se considera
superada y hoy en día solo una mentira. La verdadera reconciliación no implica la
indiferenciación ni la hostilidad entre sujeto y objeto, sino la comunicación y la
diferenciación en un estado de paz. Se menciona que la indiferenciación, que existía antes de
la formación del sujeto, es un estado de unión sin diversidad. Sin embargo, se afirma que la
verdadera unidad requiere diversidad y que la separación es necesaria para alcanzar una
unidad más alta y verdadera.

Se plantea que en un estado de reconciliación, no se esperaría ni la unidad indiferenciada ni


la antítesis hostil entre sujeto y objeto, sino más bien la comunicación de las diferencias. Se
menciona que el concepto de comunicación ocuparía su lugar adecuado en este estado
reconciliado, y se destaca la importancia de un acuerdo entre los seres humanos y su entorno.

Se menciona que la relación entre sujeto y objeto en un estado de paz realizado se


caracterizaría por la diferenciación sin opresión. En este estado, lo diferente sería compartido
y habría un equilibrio en la relación entre los seres humanos y su entorno.

Ciencia y técnica como ideología


Habermas

Weber utiliza el término "racionalización" para describir la expansión de los ámbitos sociales
que se rigen por criterios de decisión racional. Esto implica que cada vez más áreas de la vida
social están sujetas a la toma de decisiones basada en la racionalidad instrumental, es decir, la
elección de medios eficientes para lograr fines específicos.

En primer lugar, Weber menciona la forma de actividad económica capitalista, que se


caracteriza por la búsqueda de beneficios y la eficiencia en la producción y distribución de
bienes y servicios. Esta forma de actividad económica se basa en la racionalidad económica,
donde se evalúan las ventajas y desventajas de diferentes alternativas para maximizar los
beneficios.

En segundo lugar, Weber destaca la influencia de la industrialización en el trabajo social. La


industrialización implica la tecnificación del tráfico social y de la comunicación, así como la
urbanización de las formas de existencia. Estos cambios conducen a la penetración de los
criterios de acción instrumental en áreas que antes no estaban tan influenciadas por la
racionalidad, lo que afecta la forma en que se organizan los medios y los procesos sociales.

Además, Weber menciona la planificación como una forma de acción racional con respecto a
fines que busca establecer, mejorar o ampliar los sistemas de acción racional en sí mismos.
La planificación implica la búsqueda consciente y metódica de objetivos específicos y la
adopción de medidas para lograrlos de manera eficiente.

Weber también destaca que la "racionalización" de la sociedad está estrechamente


relacionada con la institucionalización del progreso científico y técnico. A medida que la
ciencia y la tecnología se integran en las instituciones sociales, estas se transforman y las
antiguas legitimaciones basadas en la tradición y las cosmovisiones empiezan a
desmoronarse. Esto se relaciona con la secularización y el "desencantamiento" de las
cosmovisiones, lo que implica la pérdida de su capacidad para orientar la acción y la pérdida
de la tradición cultural en general.

En este texto, se presentan conceptos relacionados con la crítica de Herbert Marcuse a la


racionalidad formal de Max Weber y su análisis de la racionalización en la sociedad
capitalista avanzada.

Se refiere al enfoque de Max Weber que considera que la acción humana puede basarse en
una racionalidad formal, es decir, en la elección calculada de medios para lograr fines
predeterminados. Esta racionalidad se asocia tanto con la ciencia como con la técnica y se
utiliza en la toma de decisiones en diferentes ámbitos de la sociedad, como la economía y la
burocracia.

Marcuse critica la noción de Weber de la "racionalización", argumentando que no implica


necesariamente una verdadera racionalidad, sino que en nombre de la racionalidad se impone
un dominio político oculto. Según Marcuse, la racionalización en la sociedad capitalista
promueve una forma específica de dominación que no se desprende de su contenido político.

Con respecto al dominio político, Marcuse sostiene que la racionalidad técnica y la


dominación están estrechamente relacionadas. La racionalidad técnica se centra en la elección
eficiente de estrategias y el uso adecuado de la tecnología, lo que implica un ejercicio de
control y dominio sobre la naturaleza y la sociedad. El dominio político se oculta detrás de la
racionalidad técnica y se convierte en una forma de dominación que se presenta como
legítima.
Marcuse examina el papel de las fuerzas productivas en la sociedad capitalista avanzada.
Menciona que el aumento de las fuerzas productivas, impulsado por el progreso científico y
técnico, genera nuevas oportunidades de legitimación del dominio. Las relaciones de
producción existentes se presentan como necesarias y justificadas dentro del marco
institucional de una sociedad racionalizada.

Marcuse destaca que en las sociedades capitalistas avanzadas, el dominio tiende a perder su
carácter explotador y opresor y se vuelve "racional". El dominio se legitima apelando a la
productividad creciente y la comodidad proporcionada por el progreso científico y técnico.
Esto hace que la represión sea menos evidente para la conciencia de la población, ya que se
presenta como una mejora en la calidad de vida.

Sobre la racionalidad tecnológica, Marcuse argumenta que la racionalidad de la ciencia y la


técnica incorpora un elemento material e histórico. La ciencia moderna y sus principios se
estructuran de manera que pueden servir como instrumentos conceptuales para el control
productivo automático. La tecnología, como expresión de esta racionalidad, respalda la
legalidad del dominio y se convierte en una gran legitimación del poder político expansivo.

“LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA: EXPLICACIÓN DEL


INDIVIDUALISMO”.

PARKER

Un aspecto valioso de la psicología, en tanto conjunto de teorías acerca del ser humano y de
las relaciones sociales, reside en que capta y refleja las ideas dominantes de la sociedad
capitalista.
La buena ciencia ficción plantea complejos experimentos sesudos acerca de la naturaleza
humana, pero siempre quedan puntos ciegos intrigantes en los que ciertos rasgos se dan por
sabidos y son incuestionables. Permanece atrapada en sus propios horizontes y por eso
necesitamos interpretarla.
● La psicología quiere hallar procesos universales que expliquen el comportamiento humano.
La mayoría de los psicólogos creen que pueden hallarse leyes subyacentes que asocien las
causas de la conducta humana con los efectos que escruta.
Para que un ser humano biológico llegue a ser un sujeto humano es preciso que exista un
grupo de sujetos que le proporcione las condiciones para el reconocimiento de sí mismo y de
los otros.
De igual modo, nuestras capacidades reflexivas para interpretar y transformar el mundo
dependen de nuestra experiencia en tanto seres sociales.
No existe una “psicología” que explique por sí misma lo que hacemos. El comportamiento
abstracto y los procesos mentales individuales estudiados por los psicólogos son una ficción,
mera ficción, que llegan a ser experimentados por las personas alienadas por otros y por ellas
mismas.
La reducción y la distorsión de la actividad social humana se produce hoy día a través de la
psicologización.
● También intenta explicar las diferencias entre los seres humanos.
Al mismo tiempo que los psicólogos identifican los mecanismos subyacentes para explicar el
modo en que percibimos, pensamos y sentimos, la mayoría de los proyectos de investigación
están organizados en torno al estudio de las diferencias individuales entre los seres humanos.
La pretensión de abordar cuestiones “psicológicas” cuando se llevan a cabo investigaciones
biológicas puede hacer de la psicología una disciplina muy peligrosa.
El proceso de psicologización transforma la investigación biológica, antropológica y social en
diferencias esenciales entre “los sexos” y “las razas”, además de retratar a ciertos tipos de
sexualidad como normal y otras como anormales.
● Todos los modelos psicológicos de la mente son culturalmente específicos.
Lo que creemos saber acerca de nosotros mismos está vinculado con la cultura hasta el punto
de que cuando reflexionamos sobre lo que nos diferencia de las otras personas lo hacemos
siempre desde una posición cultural.
La psicología no es el crisol o la ensalada mixta de la investigación académica, sino, más
bien, la máquina que selecciona y clasifica a las personas en función de categoría que, en la
mayoría de las ocasiones, resultan estériles e insípidas.
Los principios que rigen a la psicología como si de una máquina clasificadora se tratara están
sujetos al poder cultural, a las ideas y a las prácticas “hegemónicas”, es decir, las dominantes.
Es necesario reparar en dónde se lleva a cabo la investigación psicológica, quien la realiza y
sobre quien nos permite apreciar las estructuras que rigen esta perspectiva hegemónica del
mundo y de las personas.
● Los centros dominantes de la disciplina se han trasladado desde Europa a Estados Unidos.
Este cambio en el centro de gravedad de la investigación ha acarreado consecuencias de gran
alcance en el tipo de conocimiento que persigue la psicología, como cabe apreciar en la fuerte
adecuación existente entre las dos formas dominantes de llevar a cabo investigación en el
mundo anglófono.
Por una parte, está la tradición pragmática de Estados Unidos, que pone el acento en la
conducta y en cómo guiarla. Para el pragmatismo lo “verdadero” es lo que funciona.
Por otra parte, tenemos la tradición empirista inglesa interesada, con algo más de cautela, en
lo directamente observable; un empirista busca pruebas contundentes en las que fundamentar
la “verdad”.
En la psicología estadounidense prevalece la visión optimista de que cada individuo es capaz
de llegar a ser una unidad autogestionada, mientras que la tradición británica es propensa a
construir teorías más pesimistas acerca de los principios rectores del comportamiento. No
obstante, las decisiones que ambas tradiciones de investigación nos invitan a tomar tienen que
ver con el comportamiento individual.
Es en este tipo de planteamientos donde se aprecia la elección individual limitada por un
marco de restricciones individuales, y que aparece en los abultados libros de texto tan
influyentes a escala global, cuando se trata de definir el objeto de estudio de la psicología.
La tensión que atraviesa la psicología angloamericana, entre el enfoque estadounidense y el
inglés, es un buen ejemplo de las luchas hegemónicas, de la pugna por la capacidad de
influencia entre los que ostentan el poder.
Conviene apuntar que en esta lucha, ganada con diferencia por Estados Unidos, no hay lugar
apenas para otras tradiciones de investigación.
● La mayoría de las investigaciones, y sus métodos correspondientes, ha sido realizada por
hombres.
La nueva psicología que se estudiaba en Europa y que fue exportada a Estados Unidos fue
transmitida de hombre a hombre, y las "diferencias sexuales" que preocupan a numerosos
investigadores también fueron, de hecho, el resultado de las diferencias entre los
investigadores hombres y sus "sujetos mujeres". Incluso hoy en día, gran parte de los
estudiantes de psicología son mujeres, mientras que la mayoría de los investigadores siguen
siendo hombres.
La “feminización de la psicología” supondría una pérdida de estatus con respecto a otras
disciplinas.
Se tiene temor a que las mujeres investigadoras no se ciñan a los cánones científicos.
Si deseas simplemente conseguir que todo funcione sin mayores dificultades u observar el
comportamiento de los objetos, como plantean los empiristas, entonces sería más conveniente
que los hombres llevasen las riendas.
Estas dos perspectivas comparten la idea de que el conocimiento se desarrolla a través de una
acumulación gradual de "hechos" a lo largo del itinerario, como defienden los positivistas,
para quienes las palabras mágicas son "orden" y "progreso".
En fin, valga decir que la psicología está organizada, como el mundo del trabajo, por los
valores masculinos estereotipados de predicción y control que estructuran el diseño de las
investigaciones.
● Los programas de investigación en Estados Unidos son estructuralmente “blancos”, incluso
cuando los no blancos realizan la investigación.
Como cabría esperar, desde el punto de vista cultural, la psicología se inclina a favor de los
poderosos. El número de personas de color que ejercen la disciplina es irrelevante, por
elevado que sea; más bien, el grado en la "blancura" se filtra en la concepción del mundo de
los investigadores.
De esta manera, las observaciones supuestamente “objetivas” de los investigadores se
formalizan por medio de un “lenguaje observacional” que discrimina las importantes
diferencias en el mundo real.
La colonización es, por tanto, un fuerza estructurante en psicología, transformada en un
fenómeno global. Por su parte, al “colonización interna” asegura que la inclusión de otros
grupos culturales se haga en función de adherirse a los valores de la psicología blanca
masculina.
● Gran parte de las investigaciones se basan en estudiantes de grado.
Las relaciones de poder en el seno de la psicología son muy explícitas, teniendo en cuenta el
tipo de “sujetos” que participan habitualmente en los experimentos.
En muchas facultades de Psicología de Estados Unidos, y cada vez más en otros países, a los
estudiantes de grado se les pide participar en las investigaciones realizadas por sus
profesores.
El problema, por lo tanto, trasciende el ámbito de los estudios de psicología social, en donde
ya ha habido quejas que plantean que reclutar a los estudiantes "presenta una imagen de la
raza humana como si estuviera compuesta de personas solitarias, aburridas y endebles
complacientes especializadas en test de lápiz y papel".
Recurrir a los estudiantes como sujetos es sólo parte del asunto, ya que la otra condición
indispensable para este tipo de investigación es que las preguntas sean formuladas por
académicos con una visión del mundo especialmente reducida.
● Los modelos reflejan los procedimientos metodológicos empleados en su estudio.
Cómo se plantean los temas de investigación, quién los plantea y quién es el sujeto de la
investigación son problemas estructurales que condicionan el contenido de las teorías
psicológicas y la forma de llevar a cabo una investigación.
● Los procedimientos experimentales exigen restricciones precisas y manipulaciones.
A diferencia de los "sujetos" absurdos, ridiculizados a lo largo de la investigación, los
investigadores que diseñan un experimento se presentan como los listos de turno. No sólo
tienen que ser más listos que los "sujetos" con los que experimentan, sino que participan, a su
vez, sin querer, en todo el proceso de objetivación.
Los psicólogos no llegan a percatarse de que su esfuerzo por evitar la presencia de “variables
contaminantes” les lleva a medir algo que es enteramente artificial, construido por ellos
mismos.
Un "sujeto" que intente averiguar la "hipótesis" que persigue el experimento supone un
inconveniente, en el sentido de estar demasiado dispuesto a que el investigador halle lo que
busca.
Los psicólogos también han debatido largo y tendido acerca de la “validez ecológica”,
aunque cada paso que han dado para ser más listos que sus sujetos les ha sumido más aún en
el mundo de la predicción y el control del comportamiento.
Quien desee comprobar de primera mano cuáles son los procedimientos ideológicos en los
que se asienta la psicología debería prestarse voluntario para participar en un experimento.
● Los cambios conductuales se consideran requisitos para el aprendizaje y la educación.
El inconveniente obvio de la mayoría de las investigaciones es que los psicólogos no pueden
observar directamente los procesos mentales que pretenden analizar.
La ilusión de que este misterio pueda descifrarse científicamente, intentando que la
psicología se convierta en un derivado de la biología, es un callejón sin salida; supondría
imitar la biología, pero prescindir de su dimensión relacional.
Los estudios ecológicos y "autopoiéticos", desde la investigación biológica, intentan mostrar
cómo los organismos desarrollan e interactúan de tal forma que carece de sentido arrancarlos
de su contexto para comprender su funcionamiento.
Skinner redujo la acción humana a “contingencias del refuerzo”. El estudio de las leyes que
gobiernan la conexión entre las distintas partes del comportamiento conduce al intento de
automatizar el aprendizaje.
Este lenguaje observacional neutral, que oculta las intenciones de la persona que gestiona el
comportamiento, encuentra una correspondencia inmediata en la ideología de la gestión, la
cual asume que los que gestionan a otras personas no participan de modo alguno en
semejante escenario.
● La cognición se considera un proceso abstracto basado en causas y efectos.
Una de las principales influencias del conductismo está patente en el razonamiento de los
psicólogos acerca de lo que es la "inteligencia" y su medición.
Lo más destacable es la manera en que la definición tautológica de la inteligencia empezó a
valorarse positivamente, hasta el punto de que se concluye sin más que la "inteligencia" es lo
que miden los test de inteligencia.
Cuando los psicólogos alejados del conductismo estudian las "cogniciones" que
supuestamente "median" el comportamiento, en realidad concentran todas las relaciones de
causa y efecto que estructuran el mundo exterior, y hacen que el mundo en el interior de las
cabezas sea una réplica de estas relaciones.
En suma, la psicología cognitiva trata el interior de tu cabeza como si fuera un diagrama de
flujo; separa las relaciones de su lugar real en el mundo, las vacía de contenido para,
finalmente, transformarlas en principios formales abstractos.
● La psicología refuerza ideas occidentales dominantes sobre quienes somos y que lugar
ocupamos.
Las imágenes del ser humano que circulan entre los psicólogos cuando describen el
comportamiento se filtran en nuestras vidas cotidianas. Las imágenes son como "metáforas
permanentes" que ponen nuestras acciones en su lugar, y que sirven también para
mantenernos en nuestro sitio. Una vez que hemos sido reducidos a relaciones entre cosas,
cabría esperar, según la psicología, relacionarnos con otros y con nuestras propias habilidades
creativas como si fueran igualmente cosas.
La disciplina también ha triunfado porque, incluso en los momentos en los que nos sentimos
más activos, cuando somos obviamente algo más que simples objetos, estamos atrapados en
un razonamiento disciplinar restrictivo, que supone limitarse aún más y engañar a nuestras
habilidades de dar sentido al mundo.
● La investigación sobre la percepción presupone un sujeto estático.
Incluso las investigaciones psicológicas más básicas sobre la percepción del mundo han
traído clandestinamente consigo supuestos acerca de la actividad y la pasividad producidas
por una visión culturalmente específica y parcial de lo que es la percepción humana.
En primer lugar, el paradigma dominante en la investigación sobre la percepción requiere que
los "sujetos" visionen unas diapositivas a través de un aparato denominado "taquitoscopio".
En este aparato (y ahora en programas de ordenador que realizan las mismas funciones) las
imágenes son expuestas en un periodo de tiempo y secuencias decididas previamente por el
experimentador. Además de controlar el tiempo de exposición, los psicólogos experimentales
conciben la percepción como si se produjese desde una posición estática por parte de
personas que perciben el mundo desde una punto fijo determinado.
El primer problema que se plantea aquí es metodológico, ya que cuando percibimos el
mundo, la mayor parte del tiempo estamos en movimiento. Sin embargo, la investigación
psicológica de la percepción evita el movimiento, nos separa del mundo y nos mantiene en
nuestro sitio, generando una imagen falsa de lo que somos como observadores activos.
El segundo problema tiene un cariz cultural e histórico en el sentido de que este tipo de
investigación refuerza una forma particular de "ver las cosas".
Esta tradición de investigación no sólo privilegia un cierto tipo de "psicología", sino a la
"psicología" en general como un algo más civilizado que el de otras culturas.
● Se considera que un núcleo experiencial determinado mantiene a la identidad individual en
su sitio.
La posición estática desde la que se espera que el sujeto perciba el mundo funciona en la
psicología como un patrón que permite imaginar la constitución interna del yo.
El concepto de "identidad", por ejemplo, procede de una interpretación de la teoría
psicoanalítica interesada en el desarrollo de un núcleo interno del yo adaptado a la
sociedad. Este concepto sería después incorporado en un modelo más estrictamente
psicológico del yo, de modo que la ambigüedad y la contradicción fueron suprimidas,
dejando un mecanismo central del que ahora se asume la organización de las percepciones,
las cogniciones y el comportamiento.
Al igual que las relaciones de causa y efecto descritas por los conductistas son proyectadas en
el interior de la cabeza para producir explicaciones "cognitivas", la idea de relaciones
estáticas en la investigación cognitivo-perceptual también produce una imagen específica de
cómo se supone ha de ser el yo experiencial y perceptivo.
La noción de "identidad" es ahora asumida como la principal estructura cognitiva que
mantiene el sentido individual del yo en su lugar y que viaja a través de las representaciones
ideológicas de las diferencias sexuales y culturales.
En este sentido, el modelo que los psicólogos utilizan para comprenderse a sí mismos como
sujetos, como alguien capaz de predecir y controlar el comportamiento, es abstracto, reificado
y proyectado en la cabeza de cada uno y de todos los individuos.
El sentimiento de seguridad y control correspondiente que acompaña a la identidad es el de la
"autoestima", un concepto tan popular que sólo un aguafiestas se atrevería a cuestionar. No
obstante, el uso de la autoestima como piedra de toque para comprender el modo en que las
personas consiguen sentirse bien es parte del problema.
La búsqueda de la" identidad" y la" autoestima" es un callejón sin salida, una solución con la
que trafican los psicólogos como parte del proceso de psicologización, y que puede conducir
a una "felicidad" a corto plazo, pero que, en realidad, genera una alienación más intensa, un
distanciamiento de los otros y de uno mismo.
● La alienación como perteneciente al ámbito de la experiencia: Una versión superficial y
errónea de la falsa conciencia.
La reducción al plano de lo individual, y al de los mecanismos internos, de los elementos que
rigen y guían el comportamiento saludable y los aspectos cognitivos tiene profundas
consecuencias políticas. Es probable que de ahí se derive que la explotación no se atribuya a
razones sociohistóricas, sino que obedezca a una cuestión de opciones y experiencias
individuales.
La psicologización de la explotación y la opresión tiene otras consecuencias políticas sobre el
modo en que intentamos comprender qué es la ideología y cuál es su funcionamiento.
La ideología es reducida por parte de la psicología a una idea que tú, como individuo, tienes
acerca del mundo. Por consiguiente, la ideología se transforma en una cuestión concebida
exclusivamente como un conjunto de creencias acerca del mundo y los que cometen "errores"
se considera que sufren de "falsa conciencia".
Muchas personas se suben al carro de la ideología competitiva del capitalismo, y sus ideas
encuentran tal consonancia con el sentido común cotidiano que difícilmente cabría pensar
que están cometiendo un "error". Es decir, sus ideas y el sentido de sí mismos están en
perfecta comunión con lo que la psicología nos dice acerca de nosotros mismos.
● La globalización redistribuye ideas dominantes acerca de lo que debería ser la psicología.
Por el momento, el capitalismo ha triunfado como sistema mundial, y las ideas dominantes
acerca de los seres humanos que han sido tan necesarias para el funcionamiento correcto de
este sistema económico se han difundido a través de todas las disciplinas académicas, la
psicología inclusive.
● Los modelos del desarrollo asumen una correspondencia entre la edad adulta y la
civilización.
La psicología ha jugado un papel destacado en el colonialismo. Cuando los europeos
construyeron modelos de “desarrollo”, no era de extrañar que el desarrollo de los individuos
se trazara en función del desarrollo de las naciones.
En este campo de la psicología del desarrollo (o psicología evolutiva) apreciamos una línea
divisoria entre los investigadores identificados con la tradición piagetiana y los partidarios del
psicólogo ruso Lev Vygotsky.
Piaget era un socialista cristiano que trabajaba en Ginebra y Vygotsky un marxista que
investigaba en Rusia en los tiempos posteriores a la revolución. Por tanto, los partidarios de
cada una de estas teorías del desarrollo han intentado interpretar los trabajos de ambos desde
una lectura política progresista de sus influencias.
● La psicología refuerza la idea de “desarrollos segregados”.
Una de las expresiones más brutales de la lógica del desarrollo vinculada a la psicología se
encuentra en la construcción del sistema del apartheid de Sudáfrica.
El desarrollo de los test de inteligencia en Sudáfrica es, en efecto, otra lección para los
radicales de cómo las intenciones ideológicas determinan las técnicas psicológicas.
Los psicólogos tuvieron que lidiar con el desconcertante hallazgo de que los "blancos
pobres", en los primeros test de inteligencia, puntuaban más bajo que los sujetos negros. Una
vez más se modificaron los ítems para que las medidas de inteligencia se adecuaran a las
ideas de los investigadores acerca de lo que tenía que ser la realidad, y para que la
inteligencia blanca pudiera asumir su lugar en las posiciones altas de la tabla de clasificación
de la liga transcultural.
● La estratificación de clases reproduce el “centro” en centros de poder distribuidos.
La disciplina siempre ha sido capaz de reclutar entusiasmos locales hacia las explicaciones
psicológicas, y de este modo los centros imperialistas se distribuían alrededor del mundo para
establecer múltiples centros de poder.
Obviamente, el individuo ideal es aquel que se adapta a esta estructura y funciona como si
tuviese igualmente un "centro" en su interior. Y las "identidades" diferenciadas y el intento de
alzar la "autoestima" es una consecuencia lógica para cada actor social individual.
El sistema ideológico resulta completo en la medida en que los individuos psicológicamente
conscientes vean como normal y natural que el mundo esté organizado en torno a cadenas
jerárquicas que van desde las alturas de las multinacionales hasta precipitarse, ladera abajo,
por las profundidades de sus almas.
Lo más importante es el modo en que cada centro refuerza la idea de que los que estén al
margen de la psicología sean considerados bárbaros.
Uno de los efectos más perniciosos de esta lógica imperialista, ahora sustentada por la
disciplina de la psicología y la psicologización generalizada en la sociedad capitalista
contemporánea, es que las personas que no funcionan según las categorías psicológicas sean
consideradas menos desarrolladas.
Las representaciones mentales no son ideas defectuosas que se encuentran en el interior de las
cabezas de las personas; por el contrario, sirven para ratificar y moldear las relaciones de
poder, de manera que cuando alguien se da cuenta de un problema, concluirán que es una
experiencia extraña para ellos, que están mal.
● La psicología está atada a la distribución anormal de poder.
La campana de Gauss (o la curva de la distribución normal) muestra supuestamente cómo se
distribuyen normalmente las personas, de manera que un número reducido aparece en cada
uno de los extremos y con la mayoría de la masa "normal" en el centro.
La misma curva distribuye a las personas a escala mundial a lo largo de dimensiones que las
dividen y clasifican en tipos determinados que, curiosamente, coincide con la distribución de
riqueza y recursos económicos.
● La producción y la experiencia de la psicología son desiguales.
La sociedad capitalista se caracteriza por la desregulación de la educación y de la asistencia,
por la privatización de los servicios, de manera que cada sector del Estado opere como si
fuera una compañía distinta. Y cada individuo pasa entonces a estar incluso más separado del
resto, con su éxito y riqueza supeditada a su propia habilidad o esfuerzo, y sus fracasos y
pobreza a su estupidez y pereza.
Este nuevo capitalismo "neoliberal" engendra competitividad e inseguridad como forma
dominante de la globalización, al tiempo que proporciona el contexto ideal para que la
disciplina florezca. De hecho, más que nunca, se precisa de la psicología para justificar la
operación de este sistema desigual e injusto para aquellos que están sujetos al mismo.
● Las diferencias están íntimamente combinadas en relaciones recíprocas.
En este mundo neoliberal, cuando la psicología reflexiona acerca de sí misma, lo hace a
través de sus propias dimensiones y falsas categorías, que tan buen juego le han dado en la
sociedad capitalista.
Estas categorías son ahora perpetuadas a través de los estudios "transculturales" que definen
la medida a partir de la cual las personas se comprenden a sí mismas en relación con los que
producen la psicología.
A pesar de estar muy "globalizada", la psicología sigue siendo muy variada, lo que invita a
pensar que todavía existen indicios para la esperanza y, por tanto, una gran variedad de
diferencias en el mundo entre la "globalización" y la formación de redes internacionales a
través de las cuales las personas pueden organizarse solidariamente.
La globalización es el escenario de la ideología en la psicología y el contexto para la
investigación psicológica sobre las diferencias "transculturales", pero contra esta
internacionalización desigual encontramos puntos de apoyo para construir alternativas a la
psicología.

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