Está en la página 1de 8

LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX

Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)


SOCIEGO

EXPLICACIONES TEXTUALES (LIT. SIGLO XIX)


*ESQUEMA DE DESARROLLO
→ Método INDUCTIVO
1. SIGNIFICADO a. Estructura métrica:
(TEXTO) ➢ Tipo de estrofa
➢ Aportación verso elegido/prosa

b. Léxico “delator”:
➢ Categorías de palabras
➢ Términos específicos

c. Motivos temáticos arquetípicos:


➢ Imágenes, metáforas
➢ Símbolos
➢ Rasgos pensamiento época
2. SENTIDO a. Localización dentro del conjunto de la obra:
(OBRA) ➢ Producción literaria total
➢ P-N-D (narrativo/teatral)

b. Ideas principales, correspondencia con el


pensamiento del autor y de la época
3. CONTEXTO a. Panorámica de la producción:
(OBRA) ➢ Género particular en el que se enmarca
➢ Otros géneros que cultivó el autor

b. Fecha (aprox.) de publicación

c. Intertextualidad (diálogo con otros textos)

d. Influencias posteriores

• “A la traslación de las cenizas de Napoleón”, J. de ESPRONCEDA (1840)


a. Rasgos espíritu “romántico”
La composición es, en su totalidad, un lamento por la degeneración de
la Europa contemporánea. En este sentido, prima el contraste entre tiempos
que fueron mejores a juicio del poeta y un presente desolador. De ahí que el
único consuelo sea la figura del vate, que se erige en figura salvífica (vv. 25-
64), cuya condición identifica con el profeta Jeremías para magnificar su
propio papel. De esta noción de salvador emana el tono de conciencia social
que destila el poema, muy en línea con el sentimiento romántico. La
solemnidad de su misión se enfatiza, además, a través de lo solitario de su
misión (“que la inútil soledad dejando…”), cuyo colofón lo constituirá el viaje
funerario que emprenderá el poeta para demonizar el legado de la actual
Europa (vv. 51-64).

1
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)
SOCIEGO

Conviene, por otra parte, incidir en la correspondencia que se establece


entre las emociones del vate y el estado de la naturaleza. Este recurso, ya
presente en obras muy anteriores al periodo, como en Sir Gawain… (s. XIV),
exalta el patetismo de la condición del creador, a quien se subyuga hasta lo
que parece independiente.

b. Dictum
Antes de exponer cómo los rasgos del espíritu romántico traslucen por
medio de determinados recursos, merece glosa aparte el aspecto de la
versificación.
La elección del verso endecasílabo, que constituye la totalidad del
poema, no es baladí, pues se persigue aprehender la gravedad en el discurso.
La tragedia del tema, el calvario de Europa, adquiere mayor trascendencia a
partir de esta métrica.
Quizá la imagen más demoledora sea la asociación del mundo con un
“vil mercado” (v. 2), al que se adjudica una serie de epítetos peyorativos:
“mísera…fétido…prosaico”. Pero sin duda el culmen del patetismo consiste
en personificar a Europa, cuya vejez es símbolo de la decadencia en la que se
halla sumida (vv. 9-10).
Por suerte, contamos con el sacrificio del artista, que se presta a ser la
voz de todos los inocentes (un pensamiento un tanto whitmaniano). El
compromiso social del poeta se amplifica mediante abundantes
exclamaciones, que en sí contribuyen a excitar el tono de la composición. Un
pacto que se presenta revestido de tintes proféticos, logrados a través del uso
de tiempos en futuro (“me sentaré…romperé…recorreré…”).
Y es que lo arduo de la misión del yo lírico trascenderá barreras en la
medida en que la Naturaleza “empatizará” con su estado anímico. El cuadro
que se nos muestra, plagado de imágenes decadentes (vv. 25-28, 51-56),
evidencia la corrupción ˗moral y física, por extensión˗ de la civilización de su
tiempo, que el poeta condena como una especie de predicador.
Esta elegía por la progresiva caída de Europa posee ciertas
reminiscencias de cierta canción de The Waterboys, “Old England Is Dyin´”,
que, aun siendo de carácter nacional, comparte espíritu con la lírica de
Espronceda.

c. Comentario espacio-temporal
Resulta perentorio señalar que se escribió en 1840, en un contexto de
agitación política, dominado por un ingente auge de los movimientos liberales
por todo el continente. Estas ideologías surgieron bajo la égida de la
Revolución Industrial, que propició una intensificación del comercio
internacional. El incesante movimiento de mercancías y capital había
provocado cierta desorientación moral, que llevó a muchos a condenar la
“prostitución” de unos valores morales que se habían plegado al más abyecto
mecanicismo. Es fácil establecer paralelismos con el presente, donde cada vez
se vuelven más necesaria apasionadas reivindicaciones de las humanidades
frente a esta creciente supremacía de la máquina frente al hombre.
2
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)
SOCIEGO

• “XIV”, de G.A. BÉCQUER (1868)


1. SIGNIFICADO
La perdición que provocan los ojos de un tú en el yo lírico recuerda
inevitablemente a una de las obsesiones características de su autor, G.A.
Bécquer. La “independencia” de la totalidad del cuerpo, así como la entidad
de este elemento, constituyen un vestigio de una tradición anterior, ligada a la
idea de la conexión entre los ojos y los humores cardiacos. Un legado, por su
parte, procedente de la literatura itálica, concretamente de la época de Petrarca
(s. XIV). En este sentido, la métrica homenajea estas raíces. Prima, pues, el
endecasílabo, que imprime solemnidad al discurso (¿serventesio?). Ello,
sumado a la musicalidad de los versos (agrupados en tiradas de dos, marcadas
por la puntuación), da buena muestra de la escritura becqueriana. Asimismo,
ciertos términos adscritos al campo semántico de la luz, como “fuego”,
“ciega”, “sol”, “llamear”, “lucir” o “fuegos fatuos”, junto con la presencia de
los ojos, “delatan” a Bécquer como adepto al pensamiento romántico. Por
último, el motivo de la mirada del tú, que aboca al yo a la perdición, es otro
de los rasgos recurrentes en la temática becqueriana.

2. SENTIDO
Según la clasificación de las Rimas de Gerardo Diego, esta
composición se circunscribe dentro de aquellas en torno al amor en su veta
más positiva. Y es que, en efecto, lo misterioso y lo seductor de los ojos diluye
todo el posible riesgo que ese tú pueda entrañar. Es frecuente, no obstante, la
presencia del motivo del amor -en sus múltiples facetas- en todo el corpus de
las setentainueve Rimas de Bécquer.
Hay dos aspectos fundamentales que atestiguan la adscripción del
autor al movimiento romántico.
Por una parte, lo etéreo y lo inasible de los ojos, cuya impronta queda
grabada en la conciencia del poeta, muestra la preferencia del romántico por
lo evanescente. La práctica imposibilidad de abarcar el objeto deseado alienta
el espíritu del alma creadora. Esta quimera se expresa a través de sustantivos
referentes a atributos volátiles, como el fuego -antes mencionado-, y el
adjetivo “desasidos”, que sintetiza la “autonomía” y la vivacidad de los ojos
de ese tú.
Por otra parte, ha de considerarse la presencia implícita de una mujer.
La figura femenina, muy emparentada con la noción de poesía, es una
constante en la lírica becqueriana.

3. CONTEXTO
“XIV” pertenece a un conjunto más amplio, las Rimas. Reformuladas
en 1868 por el propio autor en El libro de los gorriones, se publicaron de
manera póstuma recopiladas en una antología de 1870, Obras. Sin embargo,
la condensación de sus concepciones creativas quedó recogida en las Cartas

3
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)
SOCIEGO

literarias a una mujer (1860-61), donde ya se expone esa identificación de la


poesía con la femineidad. Junto con las Leyendas, historias folcloristas en
prosa, conforman lo más representativo del legado literario de G.A. Bécquer,
uno de los dos tardorrománticos españoles del XIX por excelencia.
Parece, además, que el motivo de los ojos establece un diálogo
intertextual con autores como Espronceda o Allan Poe, ambos influidos por el
Romanticismo. Unidos, todos ellos, por la creencia renacentista que
consideraba los ojos como mediadores externos y faros de las pasiones del
corazón. La fatalidad que desencadenarán en el poeta remite al gusto de los
románticos por el peligro, la aventura y la incertidumbre del futuro. Así, la
focalización en este rasgo enlaza con otras rimas próximas, centradas en otras
partes de la anatomía humana, como la pupila o la boca y el gesto de la
sonrisa.
La aparente sencillez formal y temática de Bécquer justifican el éxito
de su obra entre tantos lectores y admiradores. De hecho, su influencia fue tal
que escritores posteriores, como Luis Cernuda o Juan Ramón Jiménez, han
reconocido la indeleble huella de su poesía sobre su propio estilo –incluso en
una conjetura muy arriesgada nos atreveríamos a señalar el trasvase del
elemento de los “fuegos fatuos” en la novela IT (1986), del norteamericano
Stephen King–.

• “LII”, G.A. BÉCQUER (1870)


1. SIGNIFICADO
El desgarro emocional que transmite este poema casa a la perfección
con la tónica predominante en una sección de las Rimas de Bécquer. La
impetuosidad de su deseo y lo insoportable de su estado quedan reforzados
mediante el uso del endecasílabo, introducido en la lírica hispánica desde el
siglo XVI. La gravedad que imprime este verso contribuye decisivamente al
tono de la composición. Ello, sumado a la musicalidad de las estrofas,
caracterizan el estilo becqueriano, reforzado por un dictum simétrico, donde
priman las estructuras sintácticas paralelísticas (SN + Or. Relativo/+SPrep. +
v. 2ª pl. + participio + imperativo exclamativo). Por último, la vehemencia del
yo plantado ante una naturaleza desbocada, así como la carga semántica de los
verbos, violentos y drásticos, adscriben esta rima al pensamiento romántico.

2. SENTIDO
Según la clasificación de las Rimas de Gerardo Diego, la “LII” abre la
sección de corte más existencialista. Sentimientos como la soledad del
individuo, la angustia, el tedio o el desengaño colorean el tono general de este
grupo, colofón del conjunto de las setentainueve rimas.
A este respecto, conviene incidir sobre la aspiración de la voz poética
a abrazar el ímpetu de la naturaleza. En este sentido, son claves los vv. 13-14
(“Llevadme por piedad a donde el vértigo/con la razón me arranque la
memoria”). La noción de entidades abstractas como el vértigo y la razón,

4
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)
SOCIEGO

inasibles por definición, responde al gusto romántico por el ideal. El anhelo


de que dichas fuerzas actúen sobre su propia memoria para borrar todo rastro
de un pasado doloroso sintetiza la angustia existencial del poeta. Ello, unido a
la fusión con el caos de la Naturaleza expresado en las construcciones
participiales de los vv. 3, 7 y 11, condensa la aspiración del alma creadora
hacia un Todo indefinido.
Esta suerte de canto de aflicción espiritual, enmarcado por la presencia
de esa Naturaleza arrolladora e inabarcable, enlaza con otras composiciones
de tono similar, como la rima “LXVI” (“¿De dónde vengo?...”) o incluso con
la LXI (“Tú eras el huracán…”), que caracterizan parte de la producción
poética del autor.

3. CONTEXTO
“XIV” pertenece a un conjunto más amplio, las Rimas. Reformuladas
en 1868 por el propio autor en El libro de los gorriones, se publicaron de
manera póstuma recopiladas en una antología de 1870, Obras. Sin embargo,
la condensación de sus concepciones creativas quedó recogida en las Cartas
literarias a una mujer (1860-61), donde ya se expone esa identificación de la
poesía con la femineidad. Junto con las Leyendas, historias folcloristas en
prosa, conforman lo más representativo del legado literario de G.A. Bécquer,
uno de los dos tardorrománticos españoles del XIX por excelencia.
De acuerdo con la crítica, el motivo de la soledad establece un diálogo
intertextual con el poema “L´Isolement”, del escritor francés Alphonse de
Lamartine, coetáneo de Bécquer. En efecto, uno y otro presentan ciertas
concomitancias, como la figura del yo en soledad frente a una naturaleza
inabarcable o un sentimiento próximo al esplín que sobrevuela ambos textos.
Pero sin duda el aspecto más interesante –y a la vez sugerente- reside en la
ausencia de otra persona, tal vez muy estimada, que lleva al poeta a desear el
abandono de una soledad insufrible.
Como poníamos de manifiesto, la aparente sencillez formal y temática
de Bécquer justifican el éxito de su obra entre tantos lectores y admiradores.
De hecho, su influencia fue tal que escritores posteriores, como Luis Cernuda
o Juan Ramón Jiménez, han reconocido la indeleble huella de su poesía sobre
su propio estilo.

• “El mundo todo es máscaras. Todo el año es Carnaval”, M.J. de Larra

Los fisiólogos saben mejor que nadie, según dicen, que el sueño y el ayuno, prolongado
sobre todo, predisponen la imaginación débil y acalorada del hombre a las visiones
nocturnas y aéreas, que vienen a tornar en nuestra irritable fantasía formas corpóreas
cuando están nuestros párpados aletargados por Morfeo. Más de cuatro que han pasado
en este bajo suelo por haber visto realmente lo que realmente no existe, han debido al
sueño y al ayuno sus estupendas apariciones. Esto es precisamente lo que a mí me
aconteció, porque al fin, según expresión de Terencio, homo sum et nihil humani a me
alienum puto.

5
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)
SOCIEGO

No bien había cedido al cansancio, cuando imaginé hallarme en una profunda


oscuridad; reinaba el silencio en torno mío; poco a poco una luz fosfórica fue abriéndose
paso lentamente por entre las tinieblas, y una redoma mágica se me fue acercando
misteriosamente por sí sola, como un luminoso meteoro. Saltó un tapón con que venía
herméticamente cerrada, un torrente de luz se escapó de su cuello destapado, y todo
volvió a quedar en la oscuridad. Entonces sentí una mano fría como el mármol que se
encontró con la mía; un sudor yerto me cubrió; sentí el crujir de la ropa de una fantasma
bulliciosa que ligeramente se movía a mi lado, y una voz semejante a un leve soplo me
dijo con acentos que no tienen entre los hombres signos representativos: «Abre los ojos,
Bachiller; si te inspiro confianza, sígueme»;

A. SIGNIFICADO
Esta digresión, de fuerte carácter fantástico, refleja una experiencia personal, a
medio camino entre la realidad y la ficción. La formulación de la secuencia
oracional en periodos extensos y la precisión léxica aderezada con cierta ironía
adscriben este texto a la prosa de Mariano José de Larra. Asimismo, la
introducción de incisos que matizan y particularizan su discurso lo “delata”: “Los
fisiólogos saben mejor que nadie, según dicen” o “y una voz semejante…hombres
signos representativos” -al hilo de esta cita, cabe apuntar que la figura del fisiólogo
revestía mucha importancia para los escritores del XIX, influidos por la frenología
y las tesis naturalistas-. En esta línea, la erudición mostrada a través de referencias
a la cultura clásica –“Morfeo”, “según expresión…alienum puto”- revela la
impronta de Larra. Por último, conviene tener presente un detalle que, aunque
nimio a priori, ya enmarca este escrito en su correspondiente época: el término
fantasma, que en origen era femenino (la primera acepción como sustantivo de
género gramatical masculino no aparecerá hasta el Diccionario de la academia de
1832).

c. SENTIDO
Este fragmento se enmarca en una parte clave del artículo “El mundo todo es
máscaras. Todo el año es Carnaval”. En sentido global, el texto narra la salida
nocturna del propio autor, aquí ficcionalizado, a una mascarada carnavalesca. La
impostura de los asistentes acaba exasperando al propio Larra -aquí ficcionalizado en
su alter ego, “el Bachiller”- que, hastiado de tanto paripé, se sume en una visión
fantástica. Al despertar, el soñador extraerá una conclusión que casa con el propio
título general.
Así, esta experiencia, un tanto surrealista, supondrá el desengaño final del autor. El
panorama que Asmodeo, el “fantasma”, le presenta terminará por distanciarlo de
manera definitiva de una realidad falsa y artificiosa.
La renuncia de Larra a la impostura de la sociedad, marcada por la sátira, impregna
el tono general de su producción costumbrista. Y es que, a través del artículo de
costumbres, en cuya difusión fueron fundamental los periódicos contemporáneos,
Larra se erigió como uno de los prosistas más destacados de todo nuestro panorama
nacional.
El tono en el que formula este artículo será una constante en el resto de su producción.
Es más, esta actitud le generará un pesimismo que irá in crescendo hasta desencadenar

6
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)
SOCIEGO

su trágico fin. Esta mordacidad, bajo la que subyace cierta impotencia, enmascara un
sentimiento mucho más profundo, la frustración del artista ante la realidad. De este
modo, la antagónica dicotomía yo-mundo, ante la cual el poeta tan solo dispone de su
pluma, será recurrente en muchos autores románticos, así como su funesta resolución
bajo la sombra del suicidio.

d. CONTEXTO
A la pujanza del artículo de costumbres contribuyeron decisivamente los periódicos,
accesibles para un gran de número de lectores. Sus precedentes se sitúan en Francia,
con autores como … o …, que luego influirían en la prosa del propio Larra. Por
entonces, otro escritor español asentado en Inglaterra, José Mª Blanco White,
retomaría esta línea, inaugurando así una nueva forma de concebir la prosa en nuestro
país.
Dentro de este género, la importancia de Larra es tal que ha acabado eclipsando a sus
colegas. Frente al propio Blanco White, obsesionado por la intolerancia de la Iglesia
católica, o a Mesonero Romanos, que veía bonhomía incluso en las clases más
empobrecidas, Larra se erige como el retratista del espíritu nacional por antonomasia.
Y es que su habilidad para captar lo pintoresco de las escenas de la vida madrileña de
su tiempo, su agudeza en la descripción de tipos humanos -modelos de todo un grupo
o conducta social- y su socarronería y desengaño han llevado a declararlo “heredero”
literario de autores de la talla de Quevedo o Cadalso.
Con todo ello, no es de extrañar que fuera un autor tan leído en su época. Su talento, su
instinto para captar nuestros males endémicos, marcará un antes y un después en el
conjunto de la tradición prosística hispana. Además, como Pérez-Galdós, fue un artista
comprometido en una época mojigata y represiva, el reinado de Fernando VII (1814-
1833), que, sin embargo, no logró difuminar su figura., Aún hoy “brama” Larra en los
pensadores del 98 o en las columnas de opinión de los Pérez-Reverte, Vicent, Marías y
cía. A pesar de su temprana desaparición física, él todavía continúa muy vivo, plasmado
con tinta indeleble, en muchos periódicos actuales. Con suerte, no “nos libraremos” nunca
de su genialidad.

7
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
Filología Hispánica, Universidad de Salamanca (2019-20)
SOCIEGO

También podría gustarte