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PRINCIPI GIURIDICI FONDAMENTALI NEL DIRITTO PENALE DELLA

CHIESA
Can. 19: Si en un asunto determinado falta una disposición expresa de la ley, ya sea
universal o particular, o una costumbre, el caso, si no es penal, debe resolverse teniendo
en cuenta:
- las leyes dadas para casos similares,
- los principios generales del derecho aplicados con equidad canónica,
- la jurisprudencia y la práctica de la Curia Romana y el sentir común y constante de
los juristas.
Can. 19: habla sobre las lagunas legislativas.
- Es cuando faltan normas precisas sobre una determinada materia.
- Es un vacío legislativo.
- El legislador es consciente de que no todas las situaciones de la vida humana están
reguladas por las normas.
- El legislador reconoce las situaciones nuevas que requieren normas nuevas.
- El can. 19 trata de responder a esta situación indicando cómo se debe responder.
¿Qué es un Principio?
- Una verdad general, una doctrina, una proposición o una máxima en la que se
basan las demás.
- Un fundamento último de reglas individuales y más específicas.
- Declaraciones generales fundamentales sobre la ley expresadas con un alto grado
de generalidad.
- Una de sus funciones principales es reflejar o expresar la filosofía, los valores o las
tradiciones en las que se basa un sistema legal.
Origen:
- Hay principios divinamente dados que comprenden la ley divina o la ley natural:
estos principios, por lo tanto, tienen su origen en la voluntad divina revelada a la
Iglesia.
- Algunos principios son doctrinales, otros técnicos, legales, eclesiales, eclesiásticos
y teológicos.
El principio canónico:
- es una verdad o proposición fundamental que sirve como base para la formulación,
interpretación y aplicación de la ley, así como para una cadena de razonamientos
canónicos.
“Un principio canónico:
- puede expresar un valor fundamental, tener un contenido teológico y servir como
base para las normas detalladas”.
Los principios son per se, leyes, son la fuente y la causa formal de la existencia del
derecho.
Son utilizados en la interpretación del derecho canónico y son tratados por algunos
canonistas como proverbios jurídicos.
Los principios pueden ser:
 descriptivos= que describe
 prescriptivos= son proposiciones escritas como preceptos, prohibiciones o
permisos, que reflejan un valor cristiano particular.
 Fundamentales: son la base de leyes más detalladas que regulan
cuestiones diversas.
Diferencia entre principios y leyes:
- Los juristas están divididos sobre si los principios son o no externos al derecho.
- Para algunos juristas, los principios son externos al derecho, están en su base y no
poseen la marca formal de validez que tienen las normas de un sistema jurídico:
los sistemas jurídicos están compuestos por normas, no por principios.
Una versión extrema de la idea de que los principios existen fuera de la ley se encuentra
en la doctrina según la cual se encuentran en el "espíritu del derecho canónico".
Algunos juristas sostienen que los principios, especialmente los escritos, pueden ser parte
de las leyes o las propias leyes. Esto ocurre cuando los principios se incorporan en el
código escrito o en las leyes formales de los sistemas jurídicos individuales.
Esto significa que, aunque los principios deben diferenciarse de las leyes, también es
necesario tener en cuenta que algunos principios son internos y otros externos;
inevitablemente, esto significa que algunos están en la frontera.
Diferencia entre los principios canónicos y los principios comunes o civiles:
 El derecho canónico= se basa en la teología.
- Los principios del DC se caracterizan no solo por su generalidad, sino también por
expresar los valores y las tradiciones teológicas distintivas del sistema canónico de
una iglesia: su teología o eclesiología básica.
 El derecho civil y/o común= se basan en el bienestar temporal de la
sociedad.
Los principios canónicos:
 expresan valores cristianos aplicables a la sociedad eclesiástica, transmiten la
teología en la esfera jurídica y sirven como base para las normas canónicas.

 La razón detrás de la invención de los principios canónicos es dar forma,


coherencia, significado y propósito a los conjuntos de normas canónicas y darles
sentido.

 Se utilizan para justificar los resultados, interpretar el derecho positivo, explicar el


funcionamiento y el efecto de leyes sustantivas individuales, y proporcionar una
solución cuando las leyes sustantivas no son suficientemente completas.
Autoridad de los principios:
- Los principios tienen la misma autoridad que la ley o los instrumentos jurídicos en
los que aparecen o están incorporados.
- Los principios adquieren la autoridad de su fuente.
- Esto ocurre cuando los principios, existentes dentro o fuera del derecho, están
destinados a coincidir, reflejar o representar una idea o proposición de derecho
natural o divino (o cuando se ha aplicado la eclesiología).
- Los principios pueden en algunos casos disfrutar tanto de la autoridad superior de
su fuente externa como de la autoridad inferior del texto jurídico en el que
aparecen.
La autoridad de los principios se considera superior a la de la ley en caso de
divergencia. Este es el caso de la doctrina de la equidad canónica y de la institución
canónica del dispensario.
Ambos ofrecen mecanismos para relajar las reglas en casos particulares para expresar el
principio de que la salvación de las almas es la ley suprema, o ideas basadas en la
misericordia y caridad.
Sin embargo, en situaciones de conflicto entre los mismos principios, se podría
argumentar que prevalecerán los principios con autoridad superior.
Termini Importanti:
La ley penal=
- una ley que establece una pena para delitos individuales bien determinados que
implican la violación deliberada de la norma penal (cf. cann. 1313-1318).
El Precepto penal=
- un acto administrativo que, con el fin de urgir el cumplimiento de la ley, impone a
una o más personas determinadas que hagan o dejen de hacer algo, asociándolo
con la imposición de una pena (cf. cann. 49; 1319).
Las penas:
Determinadas: la ley institutiva o, en el ámbito de competencia, la ley dada por una
autoridad inferior, indica las penas previstas.
Indeterminadas: la autoridad competente decide qué penas aplicar.
Obligatorias: prevé obligatoriamente su aplicación.
Facultativas: la decisión de aplicar la pena corresponde al juez o al superior.
Ferendae sententiae: son penas que deben ser aplicadas mediante una sentencia del juez
o un decreto de la autoridad competente, después de un procedimiento judicial o
administrativo, orientado a obtener la certeza moral de la existencia del delito y la
imputabilidad grave de su autor.
Latae sententiae: si se trata de un instituto completamente peculiar del ordenamiento
canónico, en virtud del cual el sujeto incurre en la pena por el simple hecho de cometer la
acción delictiva, sin que sea necesario una intervención adicional del superior o del juez.
Medicinales o censuras: son tres: la excomunión, el interdicto y la suspensión: siempre
establecidas para la privación de algunos bienes espirituales o temporales.
Expiatorias: establecidas para la reparación del escándalo causado y la restauración de la
justicia lesionada.
El principio de la ley divina y la ley natural.
Ley divina:
- una subcategoría de la revelación, en la que Dios le dice al hombre lo que quiere
que haga.
- Junto con los laicos, las autoridades eclesiásticas (incluido el Papa) están sujetas al
derecho divino, tanto positivo como natural.
El principio de la ley divina (natural) encuentra expresión y es de hecho un aliado de
otros principios y de varias normas morales-canonales a las que se refiere el código: la
salus animarum (por ejemplo, cf. cann. 1452, 1736 §2, 1737, 1752).
La autoridad eclesiástica no puede dispensar de lo que el derecho natural prohíbe.
El Código de Derecho Canónico parece estar compuesto por leyes divinas (naturales o
positivas) y eclesiásticas.
El papel que ocupa el derecho natural en la sociedad civil está representado en la Iglesia
por el derecho divino, en parte positivo y en parte natural. Por lo tanto, los canonistas,
más que de derecho natural, hablan genéricamente de derecho divino.
La calidad de la ley natural como natural se debe a la razón, no a la revelación. Por razón
se entiende aquí la “recta razón”, no solo la “simple razón”. Como ejemplo de derecho
natural: todo justo título de derecho natural o positivo que es válido para los demás en la
adquisición de la propiedad es válido también para la Iglesia (cann. 1256, 1259). Esto
vale también para la enajenación (can. 1299).

Principio de legalidad:
En el derecho canónico, el término «legalidad» se refiere al grado en que una
determinada acción se ajusta a la ley. Con el principio de legalidad entendemos la
sujeción de la autoridad a la ley en el ejercicio del poder, de modo que se evite tanto el
abuso de poder como una actitud indiscriminada en el ejercicio de la autoridad. El
principio de legalidad es fundante e integrante del ordenamiento canónico; es un punto de
referencia siempre actual para los estudiosos y los operadores canónicos.
Legitimidad y legalidad:
 Legitimidad= se refiere al fundamento del poder y del ius statuendi, es decir, la
posibilidad de crear reglas jurídicas,

 Legalidad= se entiende la conformidad de los actos con la norma jurídica.

- El principio de legalidad se aplica a todo acto jurídico jurisdiccional del


ordenamiento canónico: normas legislativas, normas administrativas, decretos
administrativos singulares que deciden o disponen, preceptos singulares, rescriptos
en general, rescriptos que conceden una dispensa, preceptos singulares, rescriptos
que conceden un privilegio, la concesión oral de favores, otros actos sujetos a las
normas sobre los rescriptos, sentencias definitivas, sentencias interlocutorias.
Un principio irrenunciable de la legalidad resuena en el antiguo dicho: nullum
crimen sine lege poenali praevia= nadie puede ser castigado por un hecho que no estaba
previsto como delito, o con una sanción no prevista, en el momento de su comisión.
A la luz del principio de legalidad, ninguna pena puede ser impuesta por una autoridad
eclesiástica si antes no ha sido establecida como pena en el derecho, sea éste universal o
particular.

 Definición de legalidad: el grado en que una acción se ajusta a la ley.


 Principio de legalidad: la sujeción de la autoridad a la ley en el ejercicio del poder, para evitar el
abuso y la arbitrariedad.
 Importancia del principio de legalidad: es fundante e integrante del ordenamiento canónico; es un
punto de referencia siempre actual para los estudiosos y los operadores canónicos.
 Distinción entre legitimidad y legalidad:
o Legitimidad: se refiere al fundamento del poder y del ius statuendi, es decir, la posibilidad de
crear reglas jurídicas.
o Legalidad: se entiende la conformidad de los actos con la norma jurídica.
 Ámbito de aplicación del principio de legalidad: se aplica a todo acto jurídico jurisdiccional del
ordenamiento canónico, tales como:
o Normas legislativas
o Normas administrativas
o Decretos administrativos singulares que deciden o disponen
o Preceptos singulares
o Rescriptos en general
o Rescriptos que conceden una dispensa
o Rescriptos que conceden un privilegio
o La concesión oral de favores
o Otros actos sujetos a las normas sobre los rescriptos
o Sentencias definitivas
o Sentencias interlocutorias
 Consecuencia del principio de legalidad: nadie puede ser castigado por un hecho que no estaba
previsto como delito, o con una sanción no prevista, en el momento de su comisión. Esto se expresa en
el antiguo dicho: nullum crimen sine lege poenali praevia.
 Limitación del principio de legalidad: ninguna pena puede ser impuesta por una autoridad
eclesiástica si antes no ha sido establecida como pena en el derecho, sea éste universal o particular.
Principio de Equidad:
Can. 19: Comprende entre las fuentes supletorias, a las que recurrir en caso de laguna de
ley, los principios generales del derecho aplicados con equidad canónica.
La palabra «equidad» es una de las más ambiguas del derecho canónico.
La palabra «epieikeia» se usa para «equidad», en particular por Aristóteles en su Ética y
retórica nicomáquea. Epieikeia se ha traducido como excelencia, razonabilidad, equidad,
bondad, clemencia y moderación.
La equidad es un principio sustancial de justicia en el caso concreto que se debe
considerar inmediatamente vigente y prevalente sobre el strictum ius.
Muchas normas del código invocan la equidad como regla de conducta más justa y
humana.
En el derecho penal se encuentran las dos orientaciones de la equidad dirigidas a
promover el bien de las personas, ya sea como misericordia, al atender sus necesidades, o
como corrección de los errores para guiarlos hacia la meta final.
Principio de Misericordia:
Se asocia al derecho canónico, en particular al derecho penal. La ley penal en la Iglesia es
un instrumento de gracia, refleja la constante llamada universal a la santidad de los
discípulos y es un aspecto de la continua metanoia que solo es posible por el amor
misericordioso de Dios.

Justicia y misericordia solo pueden pensarse juntas porque corresponden a los actos de
juicio de Dios, ilustrados por Jesucristo en muchas parábolas. El juez eclesiástico, por
tanto, debe ser un juez justo y misericordioso.
La dimensión contingente de la justicia dentro del poder judicial eclesiástico encuentra su
cumplimiento en la misericordia, que corresponde al ideal bíblico de decir la verdad en el
amor (cf. cann. 1313 y 1357).
Principio de Caridad:
- La caridad es la virtud teológica por la que amamos a Dios sobre todas las cosas y
al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios (CCC 1822).

- Jesús hace de la caridad el nuevo mandamiento: «Este es mi mandamiento: que os


améis unos a otros como yo os he amado» (CCC 1823).

- La práctica de todas las virtudes está animada e inspirada por la caridad, que «une
todo en perfecta armonía» es la forma de las virtudes; las articula y las ordena
entre sí; es la fuente y el fin de su práctica cristiana.
El derecho canónico es un servicio para la edificación de la Iglesia, la comunidad de fe y
de amor llena de Espíritu.
El derecho canónico debe favorecer el cuidado pastoral de las almas. Además de la
justicia, el derecho debe observar la caridad, la templanza, la humanidad y la moderación.
Las normas demasiado estrictas deben dejarse de lado en favor de las exhortaciones y las
persuasiones, allí donde no sea necesaria una estricta observancia de la ley.
La caridad exige que los pastores de la Iglesia recurran al sistema penal siempre que sea
necesario (cf. can 1311 §2).
Un clérigo dimisionario no tiene derecho a la remuneración o al sustento si no es a través
de la caridad (cf. can. 1350 §2; leamos también cánones 1344-1346).
Principio de Justicia:
- La justicia es la correcta administración de las leyes.
- La justicia presupone derechos subjetivos y leyes apropiadas que regulan su
ejercicio. En una situación de conflicto, quienes aplican la ley están obligados a
administrarla con equidad e imparcialidad, dando a cada uno lo que le
corresponde.

- Justicia: consiste en la voluntad constante y firme de dar lo debido a Dios y al


prójimo.

- La justicia hacia Dios se llama «virtud de la religión».

- La justicia hacia el hombre dispone a respetar los derechos de cada persona y a


establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad hacia las
personas y el bien común.

La justicia y la caridad van unidas. Quien ama con caridad a los demás es ante todo justo
con ellos. La equidad se relaciona con la justicia, en cuanto que la justicia da a cada uno
según corresponde.
Libro VI:
- 1311 §2: el deber de aplicar las penas para restablecer la justicia, respetando los
preceptos de la ley y el principio de equidad canónica.

- 1335 y 1341: la facultad de aplicar una censura para proveer a los otros dos fines
de la pena (cann. 1336 y 1341: reparación del escándalo y restablecimiento de la
justicia).

- 1343: La amplia facultad de elección para lograr la justicia.

- 1345: El poder discrecional para lograr la justicia.

Principio del Bien Común:


Al pertenecer a todos y a cada uno, es y permanece «común», porque es indivisible y
porque solo juntos es posible alcanzarlo, aumentarlo y salvaguardar su eficacia, también
de cara al futuro.
El bien común puede entenderse como la dimensión social y comunitaria del bien moral.
Una sociedad que desea y pretende permanecer al servicio del ser humano en todos los
niveles es una sociedad que tiene como objetivo primario el bien común - el bien de todos
los hombres y de toda la persona.
Hoy se ve el bien común como un garante de los derechos individuales y como el
necesario contexto público en el que los conflictos de derechos e intereses individuales
pueden ser juzgados o reconciliados.
La característica de los delitos enumerados en el Libro VI es que casi todos tienen un
énfasis específicamente social y comunitario.
Otros delitos específicos se definen directamente por su relación con el bien común de la
Iglesia y con la efectiva realización de su vida.
Principio de Subsidiaridad:
Latino: subsidium - “ayuda” o “asistencia”.
Pío XI en la Quadragesimo Anno (1931): el poder mayor del Estado moderno no solo
debe tener cuidado de no usurpar o sustituir la función propia de las instituciones sociales
que “se sientan debajo” de su autoridad, sino que también debe ofrecer ayuda y asistencia
para promover la renovación y el florecimiento de estas instituciones no gubernamentales
y mediadoras.

El principio de subsidiariedad subraya la necesidad de comprender que una sociedad


florece mejor cuando sus ciudadanos reconocen que las diferentes organizaciones
sociales tienen tareas diferentes.
"La prioridad de la persona como origen y propósito de la sociedad: civitas propter cives,
non cives propter civitatem; El ser humano es naturalmente social;
Las relaciones sociales y las comunidades existen para proporcionar ayuda (subsidio) a
los individuos en su asunción libre pero obligatoria de responsabilidad para su propia
autorrealización;
Las comunidades más grandes y “altas” existen para desempeñar los mismos roles
subsidiarios con respecto a las comunidades más pequeñas y “bajas”."
Requiere positivamente que todas las comunidades no solo permitan, sino que permitan y
alienten a los individuos a ejercer su propia responsabilidad y que las comunidades más
grandes hagan lo mismo con las más pequeñas;
Requiere negativamente que las comunidades no priven a los individuos y a las
comunidades más pequeñas del derecho a ejercer su propia responsabilidad. La
intervención, en otras palabras, solo es apropiada para «ayudar a las personas a ayudarse
a sí mismas»;
Sirve como principio para regular las competencias entre individuos y comunidades y
entre comunidades más pequeñas y más grandes;
Es un principio formal, que debe ser determinado en virtud de la naturaleza de una
comunidad y de las circunstancias particulares;
Fundado en la metafísica de la persona, se aplica a la vida de toda sociedad. La
subsidiariedad en la Iglesia: El principio de subsidiariedad fue formulado por primera vez
en el contexto de las relaciones entre el Estado, las organizaciones intermedias y el
individuo. Por lo tanto, su formulación eclesiológica fue tomada del campo sociológico.
El principio de subsidiariedad es un concepto de la doctrina social de la Iglesia católica.
No fue formulado explícitamente antes de 1931, cuando Pío XI lo afirmó con autoridad
en la encíclica Quadragesimo anno.
En su discurso a los cardenales recién creados, el 20 de febrero de 1946, el Papa Pío XII
siguió la declaración magisterial de su predecesor según la cual la subsidiariedad se
aplica dentro de la Iglesia.
El Papa Pío XII aplicó el principio a la autoridad eclesiástica en relación con el trabajo
del apostolado de los laicos.
Juan XXIII: Mater et Magistra 51-53, 152 y 117, aplicado a la actividad económica y
también a la propiedad estatal de los bienes; en la Pacem in Terris 140, lo aplicó a la
relación entre organizaciones de actividad pública mundial y gobiernos nacionales.

Pablo VI: en la Populorum Progressio 33-34, aplicó el principio a los problemas de los
países subdesarrollados.
Juan Pablo II: en la Centesimus Annus 15, 48, aplicó la subsidiariedad tanto a la actividad
económica como a los problemas del Estado social.
El principio fue ampliamente utilizado en las discusiones del Concilio Vaticano II,
aunque solo se mencionó explícitamente unas pocas veces en los documentos (GS 86 y
GE 3,6).
También fue parte de la discusión que precedió a la reforma del derecho canónico, y fue
aprobado por el Sínodo de 1967 como uno de los principios que rigen la reforma.
El principio se presenta como un elemento de la ley natural que, según la enseñanza
social de la Iglesia, regula el orden social.
Al otorgar una mayor competencia legislativa a los obispos diocesanos, el Código de
1983 ha facilitado la adaptación del derecho penal a las diferentes circunstancias
pastorales y ha reducido el número de leyes penales universales.
Principio del respeto a la Dignidad Humana:
“Dios creó al hombre a su imagen: a imagen de Dios lo creó: varón y hembra los creó”
(Gén, 1,27).
Por tanto, “siendo a imagen de Dios”, el ser humano tiene su dignidad de persona, no es
solo algo, sino alguien.
El hombre, de hecho, no es un ser solitario, sino que “por su íntima naturaleza es un ser
social, y no puede vivir ni desarrollar sus cualidades sin relacionarse con los demás” (GS
12).
La Iglesia es “el sacramento universal de la salvación” (LG 21) y el objeto directo de su
misión salvífica es todo ser humano.
No hay ley humana tan poderosa para salvaguardar la dignidad personal y la libertad del
hombre como el Evangelio que Cristo ha confiado a la Iglesia (GS 41).
Dios otorga a cada persona el derecho inalienable de ser tratada con respeto y dignidad.
El respeto a la dignidad humana no puede prescindir en absoluto del respeto de este
principio: hay que «considerar al prójimo, sin excepción, como otro yo mismo, teniendo
en cuenta ante todo su vida y los medios necesarios para vivirla dignamente» (GS 27).
En esencia, en la doctrina social de la Iglesia con respecto a los derechos fundamentales,
hay algunos principios básicos por los cuales la persona humana nunca puede ser
instrumentalizada para fines ajenos a su propio desarrollo.
La dignidad de la persona humana implica dos corolarios: la libertad y la igualdad de
cada individuo.

El hombre verdaderamente libre busca y aprecia la libertad y la desea fuertemente ya que,


gracias a ella, puede forjar y guiar por su propia iniciativa libre su vida personal y social,
asumiendo directamente la responsabilidad: de este modo el hombre se genera a sí
mismo, es padre de su propio ser, constituye el orden social.
El hombre y la mujer tienen la misma dignidad y son de igual valor (CCC 356, 358). No
solo eso, sino que hay una perfecta igualdad de todas las personas en cuanto a dignidad:
«ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, pues todos vosotros
sois uno en Cristo Jesús» (Gal. 3, 28). De ahí la plena igualdad, independientemente de
su raza, nación, sexo, origen, cultura o clase.
Libro VI: Delitos contra la vida, la dignidad y la libertad del ser humano (Título VI): El
encabezado del presente título ha incorporado la referencia a la «dignidad» de la persona
que faltaba en la anterior redacción. En los tres párrafos que ahora componen el can.
1397 se condensan ahora la totalidad de los delitos antes contemplados por este título,
mientras que el can. 1398, totalmente nuevo, ha incorporado delitos que antes tenían una
ubicación diferente. Can. 1397 §1: Este canon se refiere a la dignidad y la santidad de la
vida humana. A este canon se prevén una serie de delitos de especial gravedad que sin
embargo se consideran unitariamente porque se trata de delitos ya castigados por la
autoridad civil y es difícil para la Iglesia investigar sobre ellos. Asesinato Lesiones
Secuestro o detención.
Can. 1397 §2 - Delito de aborto provocado: se trata de un delito de aborto provocado, que
constituye un grave desorden moral y se define como «la eliminación deliberada y
directa, de cualquier modo que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su
existencia, que va desde la concepción hasta el nacimiento» (Evangelium vitae, 58). Esta
definición abarca tanto al embrión como al feto hasta el momento (del nacimiento).
Can. 1398 §1, 1°- abuso de menores o personas vulnerables: El §1 del presente can. 1398
considera diferentes tipos penales consistentes en el abuso de menores cometido por
clérigos; en cambio, el §2 se ocupa de delitos de esta índole cometidos por religiosos,
consagrados o laicos que ejercen en la Iglesia cualquier tipo de oficio o ministerio.
Can. 1398 §1, 2°– Inducción de menores a actos de pornografía. Can. 1398 §1, 3°–
Tenencia y tráfico de material pornográfico relativo a menores.
Can. 1398 §2 – Delitos de abuso sexual cometidos por no clérigos: El segundo párrafo
del can. 1398, como ya se ha dicho, se refiere a delitos cometidos por no clérigos y, en
concreto, por miembros de institutos de vida consagrada o de sociedades de vida
apostólica o por fieles laicos que gozan de dignidad o desempeñan oficios o funciones
eclesiásticas.
Principio de la Salus Animarum:
El fin del Derecho Canónico: componer sus normas e instituciones de tal manera que
estén dirigidas al supremo fin pastoral de la salus animarum.
El Principio de la salus animarum se considera y propone como principio inspirador y
estructural de todo el ordenamiento jurídico de la Iglesia y, consecuentemente, de su
necesaria actualización.

En esta perspectiva, la norma aparece como un cartel que indica el camino de la salvación
y como una medida de los actos del hombre, tanto internos como externos, que anticipa
de algún modo el examen al que serán sometidos en el Juicio definitivo.
El fin del ordenamiento canónico no es, como en los otros ordenamientos, circunscrito a
los estrechos límites de la vida humana y de la realización de los bienes temporales
necesarios para la misma.
El derecho de la Iglesia, como tiene sus profundas raíces en un ordenamiento supremo
que no conoce límites de espacio y de tiempo, así tiene su fin supremo en un bien
ultramundano que no tiene igual, absoluto, inmutable, insustituible: la salvación eterna de
las almas.
La salus animarum se convierte en el elemento que caracteriza de modo esencial el
ordenamiento canónico, no solo diferenciándolo radicalmente de cualquier otro
ordenamiento jurídico, sino identificándolo en su específica fisonomía.
Can. 1352: la suspensión del deber de observar las obligaciones establecidas por la pena
en dos situaciones: la primera es el peligro de muerte, respecto a la sola prohibición de
recibir sacramentos o sacramentales.
La segunda situación es la de peligro de grave escándalo o de infamia, cuando la pena es
latae sententiae no declarada y no notoria en los lugares en que el delincuente.

1. Principio del ley divina y natural


2. Principio de legalidad
3. Principio de equidad
4. Principio de misericordia
5. Principio de caridad
6. Principio de giusticia
7. Principio del bien comun
8. Principio de subsidiaridad
9. Principio del respeto de la dignidad humana
10. Principio de la salus animarum
El principio de la ley divina y natural: se refiere a la fuente primaria del ordenamiento
jurídico de la Iglesia, que es Dios mismo, que se revela a través de la razón natural y de la
fe sobrenatural1. La ley divina natural es la que Dios ha inscrito en el corazón de todo ser
humano, y que se puede conocer por la luz de la razón. La ley divina positiva es la que
Dios ha manifestado de modo sobrenatural a través de las Sagradas Escrituras y la
Tradición, y que se transmite por la autoridad de la Iglesia3. Ambas leyes divinas son
expresión de la voluntad de Dios y de su plan salvífico para la humanidad, y constituyen
la norma suprema e inmutable del derecho canónico.

Elaborame un examen de selección multiple en base a este texto:

Traduceme este texto al español:

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