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@2 Primera edicién: 1.000 ejemplares Abril, 1990 Coordinactén editorial: Santtago Mora Camargo Coordinacién de la produccién: Juanita Uribe de Arango Fotografia de caratula: Santiago Mora Camargo Textos: Editograficas, Lida Impresién: Editorial Presencla & Fondo FEN Colombia Tnstituto Colombiano de Antropologia - Colcultura, ISBN 958 9129-12-9 @ 2 LIVGIGIVILISIRIAS PRIBILCSPAMWIICAS FONDO FEN COLOMBIA INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGIA - GOLCULTURA — Afio Nacional de la Cultura Prefacio Mi investigacién es sélo Histérica; los nu- barrones desvanecidos hace mucho ya no engendran rayos, y por ello puedo buscar una explicaci6n de la construc- cién parcial que vaya mas alla de lo que satisfacia entonces. F. Kafka. La Muralla China. El territorio que hoy comprende ta Republica de Colombia ha sido ocupado al menos desde hace 13000 anos. Desde el tnicio de Ia utiliza- cién de este espacio geografico, la accién de los grupos humanos han te- nido una fuerte incidencia sobre el palsaje. En efecto, en algunos lugares los bosques se han convertido en sabanas al ser talados; extensas zo- nas inundables se han adecuado, transformandose en campos de cultl- vo; rios enteros se han desviado y sus aguas han sido canalizadas; la Preferencta y la retterada intervencién de familias de plantas ha propl- ctado el desarrollo de nuevas especies. que a través de la selecctén diri- gida ha dado como resultado las plantas cultivadas; el uso de los suelos ha mejorado o aniquilado las posibilidades agricolas de extensas dreas; la manipulacién y aprovechamiento de especies animales ha contribut- do a Ia extinci6n de muchas de ellas, asi como al surgimtento de nuevas Jormas, todo ello como resultado de actividades humanas. Las transformactones antes mencionadas obedecen a un proceso que se encuentra inscrito dentro de la evolucién de cada una y todas las culturas ‘colombianas’. De tal forma, estos cambios se comportan como una secuencia en la cual, sobre las antiguas cicatrices se superponen nuevas. @ 2 Las consecuenctas de una intervencton particular del paisaje. son parte de una respuesta adaptativa. Las mismas deben ser entendidas como un proceso conservador mediante el cual las soctedades intentan mantener un equilibrio dindmico entre la poblacién y el potencial det ambito por ellos ocupado (Haviland, 1975; Hames & Vickers, 1983). Es- ta idea del equilibrio que debe ser mantenido, se encuentra tlustrada por el Chaman que en la amazonta colombiana negocia ta obtencién de alt- mentos al regular conceptualmente una estabilidad entre el mundo de los animales y el de los humanos (Reichel-Dolmatoff, 1968; Reichel E., 1989). Cada respuesta, es decir, la seleccién y aplicacién de una estrate- ga particular toma en cuenta las condiciones ambientales, las preferen- clas, las necesidades y prioridades organizatvas de los conjuntos humanos. La experiencia, es dectr, los conocimientos acumulados por los grupos, asi como una evaluacion de los resultados que de la aplicacién de una alternativa particular se podrain obtener en un corto plazo de tlem- po. son fundamentales en el proceso en la toma de decisiones. De este modo, el mantenimtento del equilibrio dindmico en la coevolucién socte- dad-ambiente, se sostiene sobre el acopio de posibles alternativas, que permitan ofrecer respuestas répidas ante los cambios de uno u otro sis- tema. Durante los periodos en los cuales los grupos humanos no se en- cuentran sometidos a fuertes presiones para la obtenclén de los Productos indispensables para su reproduccidn, se da un proceso de ex- perimentactén que busca multiplicar [a base de alternativas para el fu- turo. Este fendmeno se encuentra documentado tanto a nivel etnogrdfico come en la simulacién arqueoldgica (Stocks. 1983; Werner, 1983; Posey. 1984; Flannery, 1986). Los problemas que enfrenta una cultura enun valle, una regién mon- tafiosa, las seluas o las sabanas tienen multiples respuestas. Sin em- bargo, solamente una de ellas es desarrollada al punto de predominar sobre las demas. Visto de este modo la transformacién del paisaje, es decir, la humanizacion del mismo, es el reflejo de las necesidades, los sistemas sociales, politicos e (deolégicos proptos de una época y una so- ctedad especifica. Es por ello que la toma de decisiones por parte de las comunidades y sus consecuenctas no pueden ser evaluadas tintcamen- te a partir de criterios relativos a la inversién en tiempo y esfuerzo para una determinada obra. Aun mds dificil es aceptar que las culturas se puedan reductr al punto de un simple reflejo de la dinamtca ambiental. Posiciones como las de Betty Meggers, que intentan explicar la ocupa- cion de una importante regién del continente a partir de las fluctuacto- 8 climaticas (Meqgers. 1979: Meggers & Danon, 1988), 0 aceptar que ti donde el medio es desfavorable no desarrollaran civilizaciones feggers. 1954), parecen cada dia mas obsoletas. Una aproximactén fecuada sola es postbie en tanto se considere la coevolucton entre et dambito y la cultura como un sistema unico, conformado por dos susbsis- temas. @2 Et presente libro tiene su origen en el registro e interpretacion de al- gunas de las mas grandes transformaciones del espacio que fueran re- alizadas en nuestro pais con anterioridad al siglo XVI. Los textos han sido agrupados bajo la etiqueta de Ingenierias Prehispdnicas. Resul- ta curioso que se emplee un término que se refiere ai arte de aplicar los conocimientos cientificos a la técnica industrial, cuando se habla de so- ciedades det periodo prehisptinico. Sin embargo. se justifica esto tiltimo al ampliar la acepeién del término, incluyendo dentro de la categoria aquellos procesos de experimentacion y acumulacton de conoctmientos que dleroncomo resultado un procedimiento sistematico de manejo y apll- cacién de técnicas que transformaron profundamente el patsaje. El punto en comin dentro del espectro de respuestas adaptativas que incluye el presente libro, sin lugar a dudas, es que s¢ trata de socle- dades donde habia surgido un proceso de especializacién en el trabajo, que permitia la centralizacion de un poder que hacia las veces de princt- pio organizador. Obviamente el desarrollo de las ingenterias, incidto pro- Jundamente en la evolucton subsecuente de los grupos, @ los cuales es posible asimilar como sociedades cactcales. Por otra parte, los conjuntos humanos estudtados tambien se encuentran inscritos dentro de un ran go cronolégico. Este comprende desde el primer milenio después de Cris- to hasta el siglo XVI, presentandose en algunas regiones un florecimiento hacia el final del mismo. - Es evidente que la investigacién de tan solo una pequena region geogrdfica, obliga a productr enfoques y respuestas que tlenen un caracter especifico. Este es el caso cuando comparamas la forma en la cual han sido tratadas, por los diferentes espectalistas, dreas como el Valle del Cauca, el Macizo Colombiano, la Selva Amazénica o la Sierra Nevada de Santa Marta. Esta singularidad no tiene su origen en meras divergencias ambientales; es ante todo el reflejo de los procesos adap- tativos que desarrollaron culturas diferentes, al igual que del énfasis que ha marcado cada tnvestigador. Por ejemplo, la explicacién que intenta dar cuenta de las monumentales estructuras agustinianas, se ubtca en un espacio mitico. Igualmente, en un palsaje cortado por rutas que des- precian la abrupta topografia de ta sierra mds alta en proxtmidades del mar, la explicacién surge de un modelo que ve los procesos de intercam- bto como la base de la consolidacién politica de pequefias unidades. En muchas ocastones los estudios que han pretendido aproxtmarse al manejo del espacio. en tanto éste refleja las formas de adaptacién de los grupos humanos, se han transformado en la defensa de lo que podriamos llamar “El buen Salvaje”. Para ello se crea la imagen de so- ctedades en las cuales la relacién entre cultura y naturaleza fue correc- ta, en contraposicién a la forma en la cual los occidentales han Interactuado con su ambito (Uribe. 1988). Esta posicién no sélo desvirtiia el proceso consistente en el manejo referido a las necesidades de una sociedad, sino que pone de maniftesto (a poca profundidad que alean- zan los estudios, Es cierto que durante la etapa prehispdnica se dleron grandes aclertos en el manejo ambiental, los mismos hicieron de zonas que atin occtdente considera poco productivas imponentes distritos de cultivo. También es cierto que contamos con evidencias que indican que algunas practicas culturales pudieron transformar fértiles valles en dri- das regiones, como lo es el caso de Villa de Leyva en Boyacd (Falchetit, 1975). Sin embargo. para nosotros los ocupantes de este territorio en el presente, importa es el proceso que condujo al fracaso 0 al éxito. Este no solamente debe estudtarse referido al mero desarrollo técnico, puesto que la aplicacién y la creactén de cualquier técnica tiene un sustrato social que {nvolucra tanto aspectos politicos como econémicos y culturales. El conocimiento de los procesos pasados, amplia la gama de respuestas de occidente. y posibilita su adecuactén y aplicacién en dreas de nuestro pais donde la intervencion actual representa un inmenso desastre ecoldégico y humano. Finalmente, es necesarto anotar que las sociedades consideradas en este libro no son las untcas del pais que desarrollaron grandes obras de Ingenieria. Sin embargo la gama de respuestas que produjeron son representativas de la problemdtica que nos ocupa en la actualidad. Santiago Mora Camargo Bogota, marzo de 1990 S Las redes de caminos prehispanicos en la Sierra Nevada de Santa Marta introduccion Augusto Oyuela Caycedo University of Pittsburgh Unos vivian en comunidades sujetas a caciques, y otros derramados y en behe- tras. Los pueblos pasaban de mil. con caminos enlosados de a cuatro y seis le- guas: las lenguas muchas. Las principa- les provincias eran Osariona, Tatronaca, Orejones, Carbon, Betoma, Posigueica, Aruacos y los fronterizos a Santa Marta. ‘Simon (1626) 1981.V1:272 Era de tal altor esta frontera, que para subir, forzosamente. Habfan de pasar por escalera... Castellanos (1601) 1955,11:336 En 1525 los Espanoles Iniciaron la conquista del territorio de la Sierra Nevada de Santa Marta. Alli se enfrentaron a diversos problemas. en busca del codiciado oro; uno de los mas significa- Uvos Inconvenientes fue el acceso a las aldeas indigenas, ya que los caminos que las comunicaban no estaban disenados para bestlas de carga, sino para el transporte pedestre. No obstante la admiraci6n que desperto en ellos la colosal red de caminos en- losados, no fueron capaces de utilizarlos eficientemente. Un si- glo mas tarde estas vias desaparecieron bajo la selva Q © Solo a partir de finales del siglo XIX renace la curiosidad por los vestigios de uno que otro tramo de camino que se observa- ban desde el lomo de los equinos que transitan entre Riohacha y Santa Marta. Fue entonces cuando el Conde Joseph de Bret- tes (Brettes, 1945), describié los restos de algunas de estas vias y recopil6é relatos miticos entre los Indios Kaagaba (Kog!). que ha- blaban de los constructores de estas obras de ingenieria. En 1922, el arquedlogo John Alden Mason (1885-1967), re- alizé un intenso estudio del norte de la Sierra Nevada y colec- ciono material cultural Tairona para el Field Museum of Natural History de Chicago. Durante las exploraciones el autor confirmé la existencia de una compleja y extendida red de caminos, asi co- mo la de grandes aldeas construidas en picdra en el norocste de la Sierra Nevada (Mason, 1931). Este ilustre arquedlogo en 1924 publicé un articulo en la revista de Ingenieria The Highway Ma- gazine, sobre los caminos de la Sierra Nevada en el cual los des- cribia como una obra de ingenieria admirable, que habia sobrevivido los embates del tempo desde su abandono durante la conquista. Sin embargo, para Mason la funci6n de estos ca- minos fue un total misterio, Afios mas tarde, el Instituto Colombiano de Antropologia con un grupo de investigadores (Serje, 1984; Cadavid y Herrera, 1985; Groot, 1985; Oyuela, 1985, 1987) desarrollé un programa de arqueologia regional en la Sierra Nevada de Santa Marta. El mismo, permite responder muchos de los interrogantes sobre los constructores de las vias y asentamientos urbanos que los es- panoles encontraron durante la conquista, Hoy tenemos una vision mas clara, pero aun incompleta, so- bre los constructores de la red vial dispersa en la compleja topo- grafia de la sierra. Faltan muchos anos de investigaci6n para Negar a establecer mas objetivamente el papel de los caminos en los cacicazgos de la sierra 0 incluso poderlos mapear. Sin embar- go, se pucden esbozar algunos resultados y formular modelos so- bre la funcién de los mismos. Estos deben ser considerados en un sentido légico entre lo observado y lo esperado arqueologica- mente, tomando en cuenta ciertas Proposiciones tedricas de la arqueologia y la antropologia con respecto a los cacicazgos, los cambios socio-politicos, la cvolucién de las sociedades, el comer- 48 io, la especializacién, la distribucién diferencial de los recursos la evolucién regional del medio ambiente. Esperamos que el modelo expuesto a continuacién, mas que dar una respuesta adecuada. estimule la critica y contribuya al desarrollo de tos estudios arqueoldgicos regionales en esta area del pais, donde nuestro conocimiento del pasado puede determi- nar el futuro de la Sierra Nevada de Santa Marta. Los caminos El Norte de la Sierra Nevada de Santa Marta tiene como par- ticularidad ser una de las zonas mas escarpadas del territorio Colombiano. Estrechos valles son recorridos por rios separados por imponentes cuchillas, por ello la construccién de carreteras en esta regién presenta cnormes dificultades. Las calzadas prehispanicas encontradas son obra de los di- versos cacicazgos que ocuparon la Sierra Nevada. Sin embargo, los historiadores y los arqueélogos han integrado arbitrariamen- te toda evidencia cultural de la vertiente norte y oeste de la Sie- rra Nevada de Santa Marta bajo el término de “Cultura Tairona™ (Piedrahita. Acosta, 1848; Mason, 1931,1936, 1939; Reichel. 1987).Asi. desconocen cuestiones tan importantes como la exis- tencia de diferentes dialectos de la lengua Macro-Chibcha, al igual que una “lengua franca” que llamaban Atanques, como lo demuestra un documento de 1578 (Restrepo, 1943). En los ultimos anos se ha comenzado a observar la existencia de variaciones culturales significativas. Las mismas permiten plantear un desarrollo regional heterogéneo o diferencial, no sélo en su aspecto espacial sino también en el temporal. La red vial prehispanica es uno de los elementos mas significativos en la definicién de los diversos grados de desarrollo de los cacicazgos y etnias que ocuparon la vertiente norte y occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta, debido principalmente a los siguientes aspectos: 1- Los caminos no estan repartidos homogéneamente en toda la vertiente norte y oeste de la Sierra Nevada de Santa Marta. Estos tienen una distribucién regional limitada y/o disereta. 49 Qa 50 Sterra Nevada de Santa Marta © 2- La distribucién limitada de estos y de otros elementos culturales, permiten definir territorios con flujos de informa- clén o bienes, y por lo tanto grado de interaccién regional. 3- La disposicién espacial de los caminos esta determi- nada por las necesidades econdmicas y administrativas de los cacicazgos A fin de adelantar el analisis es necesario describir de mane- ra general cémo son estas rutas, como fueron construidas, y donde se encuentran. Los caminos de la sierra son construcciones de lajas 0 can- tos rodados, generalmente obtenidas en afloramientos de roca metamorficas 0 picdras extraidas de los rios cercanos. Muchas veces se requirié de rellenos con materiales seleccionados, tales como gravilla, arenas y arcillas o incluso de la construccton de muros de contencion a fin de evitar el derrumbe de algunos tra- mos y escaleras en zonas pendientes. Principalmente existen dos clase de vias; las urbanas y las interurbanas Las primeras, en cuanto técnicas de construccion, difieren poco de las segundas y constituyen el sistema de circulacién in- terna de los ascntamientos. Estas conforman una red similar a la observada a nivel regional, en cuanto que obedecen a un mis- mo patron y forma: son un continuo que se acomoda a la topo- grafia pendiente tomando la forma de largas escaleras de miles de peldanos; en algunas partes los tramos planos no tienen en- losados. La unica diferencia entre los caminos urbanos e inter- urbanos es la escala de construccién. Los caminos en centros primarios tales como los asentamien- tos de Pueblito vy Ciudad Perdida tienen un sentido jerarquico. en relacion a la comunicacton de terrazas de habitacton. Cosa si- milar ocurre con aquéllos que integran los grupos de terrazas y conforman los sectores de los grandes asentamientos (Serge, 1984:13) Las vias han sido clasificadas en cinco conjuntos, de acuer- do al estudio de la organizacion urbana de Ciudad Perdida ade- lantado por Margarita Serje (1984): Q S) AA- Caminos de caracter unico, por ejemplo el eje central del asentamiento. Al- Caminos primarios entre el cje central y la pe- riferta, con un ancho entre 80 y 120 centimetros, AII- Caminos secundarios de circulacién principal en conglomerados de terra- zas o sectores con un ancho entre 60 y 80 centimetros, AIII- Ca- minos terciarios que unen terrazas con otras terrazas y con otras calzadas y tienen un ancho entre 50 y 60 centimetros. BIII- Tra- mos cortos con recorridos especificos. por ejemplo tomas de agua 9 rultas alternas; estos ticnen un ancho menor de 50 centime- tros. Esta clasificaci6n permitio definir con €xito cl sistema de cir- culacion urbano en asentamientos como Ciudad Perdida y es valido para algunas aldeas de menor tamano Camino principal. Ciudad Perdida, ‘Eje central” 52 Eye principal, sitio Pueblito, Parque Tatrona En cuanto a los caminos inter-urbanos, que se encuentran en la vertiente norte y occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta, se han tdentificado los siguientes (Cadavid y Herrera, 1985:27-31; Oyuela, 1984,1985, 1987): -Caminos sin lajas: se reconocen por cl banquco hecho transversal a la pendiente; su ancho puede variar entre 80 y 300 centimetros. En algunos valles es el camino mas fre- cuente, ejemplo de ello son los que se encuentran en el Va- le del rio Palomino, rio Garavito. rio San Migucl, en la parte baja del rio Buritaca y en el curso medio del rio Gaira. -Caminos de laja simple: Es ce! mas frecuentc en la ver- tiente norte y occidental de la sierra, consiste en series de lajas colocadas en hilera, con un ancho que fluctua entre 50 y 80 centimetros; algunos se encuentran delimitados por cantos rodados. Este tipo de via se observa con mayor fre- cuencia en los valles de Jos rios Sevilla, F Cordoba, cur- so superior del Gaira y Manzanares. Piedras, Guachaca. Buritaca, Don Diego. Algunos tramos poco regulares se han 53 eo] Camino principat, Pueblito, e 54 Parque Tatrona observado en el curso medio del rio San Miguel y cl curso bajo del Palomino. -Caminos de lajas compuestas: Se caracterizan por el empleo de dos o tres hileras de lajas. Su ancho puede osci- lar entre los 2 y 4.5 metros. algunos tienen demarcados sus lados con muros de piedra 0 lajas dispuestas verticalmente. Trechos de este tipo de calzada se observan en las sabanas del Limon y Teran en el curso superior del rio Manzanares (Ver Mason, 1931: plate XVI.XVIII), en el curso superior de Jos rios Guachaca y Don Diego, en la quebrada Concha asi como también en las quebradas Jordan, Lourdes y Rodriguez. De gran importancia es la disposicion, dentro de la topografia. je los caminos, Esta revela la necesidad de reducir al minimo el jempo necesario para desplazarse entre uno y otro asentamien- to. Se han identificado rutas que siguen el sentido de la pendien- te, cn ascensos o descensos suaves que corren diagonales a la cuesta de las laderas; otras siguen el eje de un filo o cuchilla (Ser- je, 1984:13). También se encuentran vias que corren en linea recta entre las poblaciones de las zonas planas, como es el caso de la parte baja del valle del rio Gatra, En términos generales, se puede decir que a los constructores de la red vial de la Sierra Ne- vada de Santa Marta no les importé mayormente el Angulo de pendicnte: muchos camings son realmente largas escaleras con angulos superiores a los 45 grados, en donde el objetivo final era minimizar la distancia de recorrido. Camino escatera ORs Camino Parque Tatrona Sitio Pueblito De acuerdo a los estudios regionales adelantados en las tic- tras bajas y en la propia Sierra, es claro que existe un patron ge- neral, en cuanto a la construccion de los caminos. Este bien puede obedecer a la tendencia de copiar al vecino como resulta- do de procesos de interaccion entre grupos de estructura para- lela (Peer polity interaction). ya sea por competencia, emulacién, prestigio, innovacion o por simple flujo en el intercambio de bie- nes (Renflew, 1986:8-10 confronte Sabloff, 1986). Cualquiera de los anteriores procesos, pudo gencrar las semejanzas que se ob- servan, sin que quiera decir que se trata del mismo grupo ¢tni- 56 . Este es caso observado respecto a los asentamientos del va- del rio Buritaca entre el curso medio y alto donde no hay nin- ma barrera fisica y hay caminos que unen ambas zonas. Sin embargo, existe una desviacion en e] patron de distribuct6n re- gional de tipos de artefactos entre estas zonas (Siglos XIII-XVI), que permite pensar en la posible existencia de dos grupos éini- cos 0 politicos diferentes en el mismo valle. pese a que compartian caminos y otras obras de infraestructura similar (Oyuela, 1987:218-224). Si la existencia de caminos no es prueba de unidad étnica o incluso politica como se ha expresado antes. entonces ,Cual fue el papel de éstos y como se estructuarban con respecto al siste- ma econdémico, politico y social de las diferentes etnias que po- blaban la Sierra? Acontinuacién se examinaran algunas posibilidades que pe- miten aclarar en parte estos interrogantes, al confrontar algunos modelos que han tenido éxito en otras areas. Funcion y significado de las redes de caminos Cuando se comparan los caminos de la Sierra Nevada de San- ta Marta con los del tmperio Incaico, a fin de sacar conjeturas sobre su funci6n, se observan diferencias notables. Estas hacen mas dificil responder a las preguntas como y por qué fue posi- ble que se desarrollara una compleja red de caminos en un area donde habia cacicazgos independientes. tanto politica como étni- camente, que no tenian un grado de desarrollo semejante, y en nada comparable a una organizact6n estatal multiétnica como la incaica. Se sabe que el llamado Carino Incaico cumplié diversas fun- ciones. Entre éstas la movilizacion de cjércitos, estafetas y con- tribuy6 al orden administrativo. Algunos tramos se construyeron por razones religiosas. La via principal que atraviesa los Andes de sur (Chile y oeste de Argentina) a norte (Ecuador), se cons- truy6 por razones puramente administrativas y para transporte de recursos valiosos tales como metales, Mullu (concha de Spondylus). utensilios de guerra, plumas, maderas, coca y tex- tiles. Mientras que las rutas laterales que comunicaban las te- Ore tras altas con los valles del este y oeste cumplicron una function econémica al facilitar el intercambio entre diferentes Ambitos. dentro de lo que se ha establecido para los Andes centrales co- mo contro] maximo de pisos verticales”. (Regal, 1936:7; Hyslop. 1984: 248-249; Murra, 1975: 59-115. 255-267). Si bien es cier- to que la extensién de la red de caminos en la Sierra Nevada de Santa Marta esta concentrada de forma relativa y con énfasis en algunos valles, su funci6n en primera instancia fue econdmica. aunque tuvo repercusiones politicas y administrativas al aumen- tar la diferenciacién y jerarquizacion de los cacicazgos. como se aclarara mas adelante. Los caminos también jugaron un papel importante en cuanto a la transmisi6n de informacién, por el efecto integracionista que ésta tiene sobre ciertas instituciones, al tiempo que favorece la diferenciacion social tanto horizontal (divisién del trabajo) como vertical (jerarquizacién) (Van der Leeuw, 1986). El camino Incaico fue disenado para satisfacer la comunica- cién de larga distancia (varios dias de recorrido). donde las ba- rreras fisicas se evaden en lo posible (Hyslop, 1984). Por cl contrario, en la Sierra Nevada de Santa Marta la localizaci6n de los caminos sugiere el recorrido de trayectos cortos (maximo un dia de camino), en donde no importa mayorniente los fuertes as- censos y descensos, puesto que se pretendia disminuir la distan- ela, asi como el tiempo de recorrido. En el caso del Peru, por la topografia y distribucién de los recursos en diferentes niveles al- timétricos, el intercambio entre los grupos multi-étnicos de la montana y el nucleo serrano (3000-3200 m.s.n.m.) implicaba re- corridos de 3 a 4 dias. Los desplazamicntos entre la costa y el nucleo serrano en la puna imponian recorridos de 10 a 15 dias (Murra, 1975:65-77). Con respecto a la Sierra Nevada de Santa Marta el tiempo de comunicacién entre la costa y las partes al- tas era menor debido a la fuerte gradiente; los picos nevados estan localizados tan sdlo a unos 50 kilometros del litoral. De ahi que el trayecto entre asentamientos como Cludad Perdida (1100 m.s.n.m) y la costa, siguiendo verticalmente el valle del Burita- ca, se puede hacer en 10-12 horas, viajando por las trochas de los colonos; a través de caminos enlosados, como los arqueolégi- cos, el trayecto se haria en un menor tiempo. 58 El modelo de control vertical de pisos ecolégicos propuesto pr Murra (1975) de Macro-Verticalidad ha sido uti! para enten- er la funcién de los caminos laterales incaicos y pre-incaicos. (Hyslop. 1984:254-274: Hastings. 1987). En los Andes centrales, donde las distancias entre diferentes zonas ecolégicas es mas amplia y conlleva la formacién de los variados archipiélagos econdmicos, este esquema ha producido importantes resultados. Sin embargo, este modelo presenta severas limitaciones con res- pecto a organizaciones no estatales y zonas ecolégicas compac- tas en cortas distanctas (Murra, 1988), Siendo este cl principal problema, son de mayor utilidad otras propuestas que modifican el modelo, al considerar sociedades de rango o Cacicazgo; una de ellas es la denominada de Micro-Verticalidad. La micro-verticalidad ha sido definida como la explotaci6n de pisos ecolégicos distanciados de un pueblo por una trayecto no mayor de un dia de camino. lo que posibilita retornar al lugar de residencia durante la noche (Oberem, 1981:51). La micro-vertica- lidad form6é parte del sistema ccondémico de los cacicazgos del norte andino. Frank Salomon (1986:110-111) propone que el sis- tema econémico de los cacicazgos fue concéntrico. Alli y debido a una organizacién micro-vertical primero sc explotaban las zonas ecolégicas adyacentes al centro del cacicazgo (Oberem 1981), En segundo término, el intercambio gencralizado enla- zaba el centro con zonas ecolégicas complementarias bajo el con- trol de distantes cacicazgos. Por ullimo, cierto tipo de organizacién permitia la obtencién de bienes exdticos de larga distancia. Esta estructura economica de subsistecia (cf. Cardenas: 54- 55) puede ser valida para la Sierra Nevada de Santa Marta, ya que permite describir una economia y ayuda a explicar en parte la functén y formaci6n de la extensa y densa red de caminos que se observa en algunos valles. La micro-verticalidad no genera necesariamente redes de ca+ minos enlosados, pero si puede ser ull para su consolidacion o mantenimiento al facilitar la movilizacion de la poblacién a los cultivos. Cierto es que las crénicas espafolas dan la impresion de que todas las comunidades eran relativamente autosuficien- tes en bienes agricolas tales como maiz, yuca y frijol. productos OF de amplio espectro altitudinal. Recientemente se ha discutido que la especializacién e Intercambio de bienes de subsistencia no es importante para el desarrollo politico diferencial; esto pa- rece ser cierto en la Sierra Nevada de Santa Marta (Brumfiel and Earle, 1987:6-7). Por otro lado, las poblaciones no se moviliza- ban mayormente, el caso cxtremo parece ser el de la poblacién de Posigucica que estaba localizada en tierra de clima templado y sus habitantes cultivaban en el llano (Castellanos, 195511: 334- 335). La relacién de intercambio generalizado de ciertos productos de dificil consecuctén. es probablemente uno de los procesos que de forma inicial pudo favorecer la formacion de la red vial. Pro- ductos tales como la sal, el pescado, las conchas de mar y con mucha probabilidad el algodon y la coca, asi como artefactos de arcilla, liticos, objetos de oro y textiles fueron bienes necesarios que no siempre se encontraban disponibles dentro del area de control de un cacicazgo. Su circulacion y distribucién es de cre- cimiento gradual, al igual que la redes de caminos. Este creci- miento paulatino favoreceria la diferenctacién regional y la Jerarquizacion de los cacicazgos (Internamente y externamente) de acuerdo a la posicién geopolitica de éstos con respecto a los recursos. En otras palabras es la formacion, control y manejo del intercambio de bienes que no son suntuarios y tampoco esencial para la subsistencia, pero considerados necesarios, los que pro- mueven la diferenciacién y jerarquizacién de los cacicazgos y sus linajes en la Sierra Nevada, favoreciendo la centralizacion re- gional (confronte Renfrew, 1982:5; Earle, 1987). A continuactién se describen brevemente los productos que probablemente circularon con mayor frecuencia a través de los caminos: La sal sélo se explotaba en cercanias a la Ciénaga de Santa Marta (Isla de Salamanca), Durcino (Pozos Colorados), Santa Marta, Chengue y Nahuangue (Oyuela, 1985,1987), y era un bien de consumo muy apreciado (Reichel, 1951:26; Cardenas, 1988:46). Excedentes de pescado sélo se obtenian en la Ciénaga y las bahias del Parque Tairona, como consecuencia de la variacion 60 s = Eg = & x § = & E horizontal ecolégica (Oyucla, 1987a,1987), La importancia economica de este producto fue crucial, como lo anota Juan de Castellanos (1955,11:297. confr: 549) quien participé en la con- quista de esta area: “carne no comeran de ningun arte, / Sino pescado por la mayor parte” (Reichel, 1951:82,90) La coca y el algod6n son importantes productos de intercam- bio, que requieren clertos Optimos climaticos para su culttvo. La- mentablemente se carece de datos concretos sobre los mismos. Sin embargo, existe referencia etnografica de circulacién de co- ca desde las tierras templadas de la sierra a las tierras bajas y desérticas de la Guajira. La formacién de depositos naturales de arcillas para la fabri- cacién de ceramica tiene un caracter regional y local. Por ejem- plo. en la actualidad los indios Kogi del rio Palomino se abastecen de estas materias primas en el valle del rio Don Diego. Bonda. durante el siglo pasado y posiblemente en tiempos prehispani- cos fué un centro alfarero (Varg: 1948) Los depdsitos de rocas dioriticz rocas graniticas pi s para la fabricacién de ha- Ja elaboracion de picdras de moler. vitreas como Ia calcedonia usadas en la manufactura de cuentas de callar, presentan una distribucion compleja en la sie- tra. Su localizacién favorecio igualmente el intercambto. Por ejemplo. todas la hachas de diorita del alto Buritaca, parte baja del rio Gaira y sitios costeros del Parque Tairona no son de pro- duccién local, Se desconoce las areas de origen de estos bienes; solo se ha identificado, hasta cl momento, la existencia de talle- res liticos en el curso medio del rio Ariguani (prospeccién del au- tor) Las cronicas hacen referencia al intercambio de textiles, la provincia de Betoma proveia de mantas a los de la provincia del Carbén (Simon, V1:275), Estas fueron importantes abjetos que se emplearon como moneda en la compra y venta de otros pro- ductos (Reichel, 1951:85); funcién similar a la que tuvieron en el territorio Mutsca (Langebaeck, 1987;:82-88, 1989). La fabricacion de piezas de orfebreria era particular de cier- tas poblaciones donde se fundian estos artefactos. Es probable 62 he cl oro de aluvion y el cobre se obtuvieran por intercambio n otras regiones (Reichel, 1951:86; Cardenas, 1988:52) St consideramos la frecuencia con que son descritos en las crénicas productos como la sal, el pescado y los textil resul- ta probable que éstos fueran los bienes que circularon en mayor cantidad por los caminos. No es casual que las zonas que pre- sentan las redes de caminos mas complejas estén unidas a im- portantes areas productoras de pescado y sal, como son el rio Frio, Cordoba y las cuencas de las quebradas vecinas a ia Cliéna- ga Grande de Santa Marta. Caso semejante al de la zona que comprende la region de Bonda y las cuencas de los rio Piedras, Guachaca, Buritaca y Don Diego con las bahias del parque Tal- rona (con respecto al intercambio de la sal en relacion con la for- maci6n de centros urbanos en el caso de los Mayas. ver: Andrews, 1980) En cuanto al mecanismo cconémico de relaciones de larga distancia. es poco lo que se sabe. Resulta dificil evaluar su sig- nificado dentro del sistema. puesto que no existen evidenclas de caminos enlosados por fuera de la Sierra Nevada (en el caso de los incas si); el flujo de productos a larga distancia pudo efec- tuarse a través del mar y los rios . Su importancta radica en la circulaci6n de bienes de valor ritual que conferian un estatus al individuo que los poseia como simbolos. éstos pudieron ser fuen- te de poder entre los cacicazgos. Incluso se ha discutido que es- te mecanismo puede estar ligado a la formacion de mercados dentro de una organizacion cacical o a la aparicion del estado (Smith Kipp & Schortman. 1989). No es este el caso en la Sierra Nevada de Santa Marta. posiblemente como consecuencia de la exagerada variacién de recursos en cortas distancias. Este fenémeno permite que el intercambio de media-distancia genere un mayor desarrollo regional y complejizacion al estar basado en la especializacion Es muy probable que el intercambto de larga distancia fuese indirecto, es decir en un sisterna de cadena sin recurrir a mer- caderes especializados, y tuvo un impacto practicamente nulo. De acuerdo a la evidencia arqueolégica, la operacién de este me- canismo estuvoe centrada en la exportacion y no en la importa- cién de bienes: artefactos de estilo Tatrona se han encontrado cn 63 @2 zonas alejadas de la Sierra, sin embargo no tenemos ninguna evi- dencia de artefactos importados (ver: Cardenas, 1988:51-53; Langebaeck, 1987: 142-143); situacion que solo es valida para los periodos anteriores a la formactén de los grandes asentamientos y a las redes de caminos (Oyuela, 1986:34). Una vez que se ha descrito por qué el intercambio de media distacia pudo ser importante en la formacion de las redes de ca- minos y cémo éstos pudieron incrementar la gradual diferencia- cién de los cacicazgos de la Sierra en cuanto Infraestructura y organizaci6n politica, surge la pregunta de cémo los productos de distribucién espactal diferencial eran obtenidos. Una de las diversas formas de intercambio que existieron en la sierra, se realizaba en pueblos o zonas que funcionaban a ma- nera de mercados ocasionales. En una incursién del gobernador Garcia de Lerma en el ao de 1529 visit6 un Tianquez o merca- do cerca a Pueblo Grande o Posigueica (Friede, 1955 [:105,112). Tianquez es una palabra de origen Nahuatl (Tianquiztli= sitto de mercado). Tiangueses se mencionan alrededor de Pasto, Otava- lo y Quito ligados a la organizacién Mindala (Palabra derivada del Macro-Chibcha; Min= raiz del verbo camino y viajar) que era un grupo corporativo de mercaderes encargados del intercambio de media y larga distancia, generalmente de bienes como oro, plata, sal, hojas de coca, cuentas de collar. y textiles (Salomon, 1986; 98, 99, 102, 113 cf: Muller, 1987). Aunque la evidencia de Tiamquez en la Sierra Nevada de San- ta Marta es Iimitada. otros documentos mencionan la existencia de mercaderes especializados (Castellanos, 11:296; Reichel, 1951:89). Curlosamente datos sobre el caracter independiente de estos mercaderes se encuentran entre la tradici6n oral de los actuales Indigenas Kaggaba (Kog}), descendientes directos de los diferentes cacicazgos que poblaban la Sierra Nevada (Oyuela, 1986). En sintesis, se puede decir que es muy probable, de acuerdo a la informacion existente, que el complejo de mindalaes existie- ra en la Sierra Nevada de Santa Marta de manera similar al ana- lizado por Frank Salomon (1986; 111-112) entre los cacicazgos de la frontera Ineaica. Los mindalaes era un grupo privilegiado 64 l¢ personas, responsables solo ante un cacique que los apoya- a. El papel de éstos era el de intercambiar productos de la co- nunidad de origen, provenientes probablemente de tributo y del poder productivo de la casa del cacique. por otros articulos, cu- ya redistribucién redundaba en favor del cacique. Los bienes de este intercambio podian ser objetos como el pescado o la sal, a cambio de bienes de alto valor simbélico que tomaban una posi- cién cuasi-monetaria en una amplia 4rea de circulacién; entre éstos los textiles, hojas de coca, cuentas de rocas volcanicas (usa- das en tiempos de la conquista para ofrendas, curacié6n, inter- cambio, collares) (Reichel, 1951:85)) y objetos de oro. En fin, el intercambio no era en ninguna forma equatativo y esto favoreci6 el desarrollo regional y dispar de los cacicazgos (Ver: Rowlands, 1987:5-9), La acumulacion de estos objetos por parte del caci- que y su distribucién generaba poder, al tomar éste ventaja de la necesidad. ya sea de orden fisico 0 mental. que de estos bie- nes tenian los pobladores para ritos de pasaje. curaci6n, entic- rro, y otras actividades rcligiosas (en cl caso de los Kogi, estos productos siguen teniendo una funcion y uso similar, aunque su producion y red de distribucioén no es la misma). La probable e- xistencia de mercaderes limitados mas a una esfera de interac- cién de media distancia fue lo prevaleciente, es muy probable que su importancia de mercaderes estuviese Iigada a las buenas fa- cultades fisicas de cargador. Los mercaderes con su probable au- tonomia corporativa y residencia extraterritorial favorecerian cl intercambio entre grupos étnicos diferentes o enemigos (caso del alto Buritaca con las tierras bajas) En este panorama la formacion de redes de caminos tendria mucho sentido. Esta propicia la circulacién de productos que contribuyen a un constante y gradual efecto de concentracion de poder politico y econdémico en aquellos caciques que participa- ban de la red, facilitando, ademas. la labor de los mercaderes y por endc la frecuencia del intercambio comercial. Hay que anotar que en algunas regiones es probable que la libre circulaci6n de individuos entre cacicazgos independientes, pudo ser igualmente importante para la adquisicion de bienes. Esta ultima no implica la formaci6n de redes de caminos 0 me- canismos de intercambio, gr: a otras formas de interaccion 65 OF e como son las alianzas a través del matrimonio, guerra u otra for- ma social. Sin embargo, la variaci6n regional entre cacicazgos de esta maneta producida, es menos acentuada que la causada por el intercambio de media distancia. Los caminos son considerados obras de infraestructura publica, sin embargo el beneficio maximo va hacia el cacique y su linaje, quienes son los que organizan la ejecuci6n de los pro- yectos de construccion. Los beneficios obtenidos también de- penden de la localizacién del asentamiento dentro de la red de intercambio y las vias de acceso. Los mayores aportes seran pa- ra los asentamientos primarios (ej: Pucblito y Ciudad Perdida). los cuales revierten en las aldeas periféricas ¢ individuos de ba- Jo rango. quienes son los productores de los diferentes bienes. En cuanto a la pregunta Cuando se comenzaron a desarro- lar las redes de caminos en la Sierra Nevada?, la respuesta se relaciona con dos procesos que ocurricron en el litoral; rapido crecimiento demografico entre los siglos VI y XIII. durante un periodo climatico humedo y rapida colonizacion urbana del ma- cizo de la Sierra desde los 500 m.s.n.m, a partir del siglo XI. d.de Cc. Sobre el primer fenémeno se cuenta con evidencias del ace- lerado aumento demografico, al estudiar la parte baja del rio Gal- Ta, asi como en cl Parque Tairona (Oyuela, 1985, 1987, 1987a). Ademas la reconstruccién climatica (Van der Hammen y Noldus. 1984), Schwartz (1981) sugiere que existe cierta correlacién en- tre periodos htimedos y crecimiento demografico. pero aun no entendemos qué otros factores estan relacionados. En cuanto al proceso de colonizacién de la Sierra Nevada, la evidencia con que se cuenta proviene principalmente de estudios palinologicos. Es- tos revelan cémo la Sierra, cubterta inicialmente de bosques, se ve sujeta a un despeje posterior al siglo IX, indicando un pobla- miento tardio. En cuanto a las construcciones de caminos. sdélo se Uenen evidencias de este ipo de cstructuras a nivel interno en el litoral del asentamiento de Manoron (cuenca baja del rio Gaira) para los siglos V-VII (Oyuela, 1989), el resto de los cami- nos conocidos estan asociados a fechas posteriores del siglo IX. 66 Q Es de esperarse que futuros trabajos arqueolégicos, combi- lados con el mapeo de la red de caminos y el andlisis de la fun- ion y dinamica de sitios particulares, dentro del contexto regional, permitan entender como y por qué se formaron cacicaz- gos con diferentes grados de complejidad en la Sierra Nevada de Santa Marta y otras areas geograficas. 67 Ore \Bibliografia ACOSTA, Joaquin, Compendia Histortco del Descubrimiento y Calonizactén de la Nueva Granada en el Siglo Decimo Sexto. Imprenta Beau, Paris, 1848 AGUADO. Fray Pedro. 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