Está en la página 1de 1

No fue el amor de tu vida, porque quien te ama, te cuida, no te duele ni te

lastima, te abraza y te da alas. No te suelta en la caída. Quizá no fue ni será.


Porque el amor de tu vida no se arriesga a perderte. Ni se olvida de lo
hermoso que es tenerte. Sabe escucharte, aunque no sea fácil entenderte.
No fue el amor de tu vida, porque se marchó sin dar una explicación. Le queda
grande tu corazón. No fue el amor de tu vida, pero tampoco un error. Quizá
solo fue una lección, el puente que te lleva a un GRAN AMOR

Por cuestiones de rutina buscamos en lo que nos hace sentir vacíos algo que nos
llene. Algo que nos haga feliz es algo que nos emocione porque así de solos nos
sentimos, creemos que estamos completos, pero en cuanto algo cambia nos
volvemos almas a la mitad que buscan satisfacerse, que buscan a su otra mitad
en un mar de piezas incompletas, pero no nos hacen falta partes, nos hace falta
amor. Recurrimos a la adrenalina con la esperanza de que nos haga sentir algo y
nos ponemos en peligro esperando que nos salven. Nos aventamos hacia el
precipicio esperando que la caída nos recuerde que estamos vivos y morimos con
el deseo de que alguien en algún lugar nos recuerde.

Es irónico, ¿no? Que cuando sentimos todo no queremos sentir nada y cuando no
tenemos nada que sentir nos empeñamos frenéticamente en la búsqueda de ese algo,
de alguien. Un corazón roto es doloroso pero necesario pues el acto de
romperte significa que algo estuvo completo. Tratamos de llenar vacíos con
piezas que no encajan, intentamos hundir a demonios que saben nadar.
Simplemente me da ironía que cuando te tenía no te sentía y a tu ausencia la
detesto y es irónico pues no te extraño a ti sino lo que un día fui yo contigo

También podría gustarte