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Moniciones y Lecturas jueves 8 de febrero de 2024 – V Semana Tiempo Ordinario.

Monición de Entrada.
Buenos días (tardes, noches) amados hermanos. En el jueves eucarístico, quinta semana del
tiempo ordinario, nos llena de mucha alegría tenerles aquí, para la celebración de esta Santa
Misa, en la que también oramos por nuestros sacerdotes.
Preparemos nuestro corazón para que la Palabra de Dios encuentre tierra fértil donde pueda
producir el fruto deseado. Comencemos con el canto de entrada. De pie, por favor.

Monición a la primera lectura (1 Reyes 11 ,4-13).


Después de haber escuchado maravillas sobre el Rey Salomón, en los días anteriores, hoy se
nos narran algunas consecuencias del pecado, que oscurecieron el final de su reinado.
Monición al salmo responsorial (Salmo 105).
En el corazón de Salomón se introdujo la malicia y fue infiel al pacto, caminando tras otros
dioses. Es el gran pecado del pueblo: la idolatría. Pero aún en medio de tanta maldad
resplandece la misericordia del Señor. Alabemos por eso al Señor diciendo todos:
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Monición al Evangelio (Marcos 7, 24-30).
El pasaje evangélico de hoy nos muestra claramente que la salvación mesiánica no es
exclusiva del pueblo judío. Jesús hace un milagro en tierra extranjera, a una mujer no judía.
Preparémonos con el canto para escuchar este mensaje.

ORACIÓN DE LOS FIELES.


Por la Iglesia, para que en ella cada hombre pueda sentirse acogida en el abrazo del Padre
que cuida a cada uno de sus hijos, los alimenta y los escucha a todos. Oremos.
Por todos los países a los que llegan, clandestinamente, tantas personas que huyen del
hambre, de las persecuciones, de la violencia, de la dictadura en sus naciones. Que haya
respeto y acogida ante la dignidad herida y a veces perdida, y ayuda y sostenimientos
humanos y de salud, para poder ayudarles a encontrar de nuevo la esperanza en la vida y la
confianza en el hombre. Oremos.
Por todos los niños que sufren física o mentalmente. Que sean sostenidos por el amor de sus
padres y puedan recibir tratamientos adecuados a sus necesidades. Oremos.
Por todos nosotros, para que aprendamos a pedirle al Señor que venga en ayuda de nuestra
pobreza, para que nuestros límites puedan convertirse en lugar de manifestación de su poder.
Oremos.

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