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Creatividad en 10 minutos

Uno de los supuestos más frecuentes es que la creatividad “es cosa de otros”.
Al fin y al cabo, yo no soy artista plástica, ni bailarín, ni actriz, ni músico. Vamos…soy
empleada administrativa, contadora, programador o economista ¿para qué me serviría a
mí la creatividad?
Asociamos a la creatividad con cierta característica especial, que solo algunas personas
poseen. Algo así como un toque, una chispa, que no nos es otorgada a todos. La realidad
es muy diferente.

Cuando nos preguntamos acerca de la importancia de la creatividad y la innovación en


nuestro trabajo, cabe preguntarnos ¿QUÉ ES EL TRABAJO? Ya que los paradigmas
acerca del trabajo, el mercado y la carrera laboral de las personas han cambiado fruto de
la liquidez e incertidumbre del mundo moderno.
Horarios flexibles, estructuras jerárquicas menos rígidas, trabajo por objetivos, contratos
a término, locaciones de servicio, espacios de coworking (oficinas compartidas) en las
que personas que trabajan por su cuenta, empleados, teletrabajadores, profesionales y
emprendedores comparten el espacio y los recursos.
En este nuevo paradigma el trabajo puede definirse como: AYUDAR A LAS
PERSONAS.
Las organizaciones, emprendedores y trabajadores independientes se alinean para
brindar esa ayuda a las personas a través de productos o servicios. Y es aquí donde
entran la creatividad y la innovación ya que nos permiten diseñar, mejorar, adaptarnos
al cambio y hallar nuevos y mejores productos y servicios que ofrecer.
En este nuevo paradigma del trabajo es fundamental comprender cuál es nuestro círculo
de oro, ese gran PARA QUÉ (por qué) del que nos habla Simon Sinek.
Cuál es el propósito de ayudar a las personas de esta manera en particular, guiados por
determinados valores, e impulsados por ciertas creencias que nos diferencian y hacen
únicos.
Cuando nos enfocamos en ese gran para qué la cultura organizacional se alinea, los
procesos se tornan más ágiles y tanto los clientes como colaboradores y asociados se
identifican con esos esos ideales. Es intención más allá de nosotros mismos que nos
permitirá comprender y comunicar profundamente los valores y creencias subyacentes a
lo que hacemos a diario, asociarnos con personas y organizaciones que tengan valores y
creencias similares y expandir nuestro trabajo sin perder el rumbo -algo bastante
frecuente en tiempos de incertidumbre-.
Para Jamais Cascio el mundo se ha vuelto quebradizo y pese a que los sistemas
aparentan solidez se están desmoronando. Las personas lo presienten, lo viven día a día
en grandes dosis de incertidumbre. En un mundo frágil las soluciones deben hacer pie
en las personas. Sólo una persona consciente de su capacidad creativa para transformar
la realidad puede valorar las competencias de un colega e intercambiar recursos que le
permitan expandir el desarrollo mutuo. Por el contrario, cuando nos alejamos de nuestro
potencial creativo, como individuos, organización o sociedad nuestras propias
inseguridades y miedos nos llevan a percibir a nuestros competidores como una
amenaza.
Cuando tu trabajo se centra en tu propósito y tu área de excelencia sabes que eres único
y empiezas a percibir a la competencia como modelos de excelencia, posibles aliados,
socios que se complementan e incluso como quien satisface las necesidades de clientes
a los que por diversos motivos no llegarás.
Confiando plenamente en que tenemos los recursos creativos que necesitamos para impulsar
nuestro trabajo y descubrir nuevas y mejores maneras de ayudar a las personas te acerco un
ejercicio de Michael Michalko experto en pensamiento creativo e innovación, autor entre
otros de Los secretos de los genios de la creatividad y Thinkertoys.

Tómate 10 minutos. Haz una lista de todo lo que venga a tu mente (palabras, frases,
fragmentos de pensamientos, etc.). Estás tratando de atrapar pensamientos y
sentimientos de tu subconsciente. Cuando hayas acabado no revises lo que escribiste.
Es importante que realices el ejercicio 10 minutos durante cinco días seguidos.
El sexto día repasa lo escrito durante los cinco días anteriores empezando por el
primer día. Realiza un círculo en torno a las palabras, frases, metáforas que te resulten
más interesantes. Haz una lista de los elementos que marcaste. Luego busca pautas,
conexiones y comprensiones sobre los elementos de la lista.
Descubrirás indicios de relaciones entre hechos, experiencias y pensamientos que
hasta ahora mantenías separados.

Te invito a escribir tus 10 minutos por 5 días y a que me cuentes qué conexiones
innovadoras encontraste.
Mónica Giovanovich

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