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su primera mitad las bases conceptuales de una Ciencia Política que
.. Alternativa a los planteamientos positivistas, a una Ciencia PoJitica
:e en un extremo con los estudios institucionales propios del Derecho
con la sociología electoral (ver el marketing, electoral). El libro pos-
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tica que analiza las estructuras corno producto de la historia, la identi-
: concibe la actuación política, o proceso, como interacción de seres
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'ctan la realidad y se auto-interpretan en procesos de asignación de
110sresultados políticos como fruto de las relaciones de coordinación,
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itad aplica ese instrumental teórico a dos casos de estudio. El primero
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:culiares políticas que se han sucedido en el Pafs Vasco desde 1988. la» ,

FRANCISCO LETAMENDíA
le Ajuria-Enea, de Lizarra, PP-PSOE-, explicando su formación, 'o
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'1proceso de paz en Irlanda del Norte expone los problemas a resolver , ~.,:,'j': " '.' , ,
econciliación sostenible, problemas en vías de solución en Ulster: el ~.:;!;
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as, la puesta en libertad de los presos, las re'fonnas policiales y los
l reparación de las víctimas, y la superación de los efectos de la vio- ~ffi %; ¡f[~Uaplicación
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$te libro procede de los dos ejercicios que iban a ser presentados al c::~
'0 w ~~~qlPaís Vasco e '
ra 46-2000 de Ciencia Política creada por los méritos investigadores'
~jercicio fue suspendido por tres miembros del tribunal de la cátedra, I lJ .ü ...J':
presentación del. segundo. Los lectores de este libro podrán juzgar
los mismos.
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fue Profesor encargado de curso en la Universidad de Paris VIII,
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,fesor Titular de Ciencia Polftica en la Universidad del País Vasco.
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us obras recientes Historia del nacionalismo vasco y de ETA, en tres lL lí' ;
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~ espejos: conflictos nacionales centrowperiferia, Nacionalidades y


Europea y Cocinas del mundo: la política en la mesa, estos dos últi-
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30 ~ FRANCISCO LETAMENOtA

en los ámbitos simbólico, competenciaI. institucional Y de toma de decisiones


(Requejo, 2000; Caminal, 2001).
El principio de la jerarquía, hilo conductor que enhebraba los tres elemen-
tos del Estado moderno, soberanía, territorio, población, ha caído de su pedes-
tal. Si la gobemabilidad es la actitud de un sistema para regular los conflictos
sociales, la teoría política se abre desde los años 80 a nuevas fórmulas que la
aseguren: así, junto a la jerarquía aparecen los principios 'del mercado y la go-
bernación. Maintz y Scharpf ven en algunas formas de acción colectiva que 11
adoptan la forma de redes (o networks), la prefiguración de una nueva forma
de gobernación, en la que las decisiones no emanan de una autoridad central. Evolución histórica de la ciencia política
sino que envuelven una pluralidad de organizaciones privadas y públicas. En la
jerarquía se da un ajuste estructural fuerte entre los niveles público y privado,
ejerciendo el gobierno el control central. En el mercado no existe ajuste, y lo~
resultados (outcomes), derivan del juego del mercado entre una pluralidad de
agentes privados y públicos. Las jerarquías producen perdedores, que intenta-
rán desestabilizar el sistema; la ausencia de coordinación de los mercados im-
pide prever o arreglar sus deficiencias. Las redes implican en cambio negocia-
ción e interacción que al superar el estrecho auto-interés de los actores Hasta muy entrado el siglo XIX, la reflexión política no tiene ubicación acadé-
producen una suma positiva. mica; las ciencias que estudian al Estado son -sobre todo en el continente-
A diferencia de la coordinación por el mercado o por la política jerárquica, las ciencias jurfdicas, y las que estudian a la sociedad. o bien la Economía o
la gobernación nace de la coordinación social producida por la interacción bien la Sociología. Pero la consolidación de la lógica democrática del Estado
constante entre actores de todo tipo, de la auto~coordinación de las redes cons- Liberal, yel aumento en la segunda mitad del siglo de la participación política
tituidas por organizaciones y entidades privadas y públicas, estatales y transes- de las masas, van a propiciar por la vía de los hechos que los estudios politoló-
tatales. La gobernación, dice Vallés (2000) no depende de instituciones, sino gicos presenten la doble característica que define a toda disciplina: aCtividad
del ajuste continuo entre sujetos individuales y colectivos; no presupone la científica medida por normas reconocidas, y comunidad científica vinculada a
existencia de un centro director, ni se basa en una dominación jerárquica, sino ella insertada en un cuadro in~titucional. Son cuatro las circunstancias que,
que resulta de la negociación constante entre los que fórman parte de la red. La según Favre (1985), harán posible a fin de siglo la emergencia de la ciencia po-
gobernación equivale pues a «gobernar sin gobierno». lítica: laautonomización de lo político, cuya expresión más evidente es la exis~
tenda de partidos de masas; ]a aparición de la administración moderna, con la
consiguiente necesidad de escuelas de administración; la democratización de
las opciones políticas; y l~ posibilidad de debatir libremente las cuestiones polí-
ticas. En la nueva ciencia proliferan en estas décadas los estudios sobre la or-
ganización constitucional del Estado y sobre las vías de intervención de los
ciudadanós en los Gobiernos locales y estatales.
La ciencia política aparece en su forma moderna casi simultáneamente en
los países occidentales -lo que rubrica la creación a fines de siglo de institu-
ciones académicas y de estudios tales como L'École Libre de Sciences Politi-
ques de París, el Instituto Cesare Alfien de Florencia, la School of Political
Sciences de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, la London School
of Economics and Political Sciences. Pero se hacen sentir las especifidades na-
cionales. Pero los procesos de institucionalización académica serán muy diver-
gentes en los distintos Estados, y no podrá hablarse de una cobertura sistemá-
tica del campo actual de la disciplina hasta los años de )a II Guerra Mundial.

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32 FRANCISCO LETAMENDíA
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CIENCIA POLtTICA 33
1. LA CIENCIA POLíTICA, ¿ESPECIALIDAD AMERICANA?
posterior a los manifiest9s fundacionales (cuya piedra angular sea tal vez el
ApOGEO y CRISIS DEL BEHAVIORALISMO
((sistema político» de Eastan de 1953), la obra de Kuhn sobre las revoluciones
científicas y el cambio de paradigmas, de 1962, ejerce un enorme impacto so.
A partir de su institucionalización a fines de siglo XIX, la descripción de la
bre los politólogos americanos.
evolución de la disciplina equivale en gran medida -al menos hasta la crisis
La revolución bchavioralista se distingue por su orientación ,hacia el cornM
del behavioralismo- a trazar la historia de la ciencia política en Estados Uni-
portamiento político, por su metodología científica y por su mensaje político
dos. Algunos autores se preguntan incluso si no se trataría de una disciplina
liberal:
peculiar americana (en Berndtson, 1999); basta comprobar la abrumadora pre-
sencia de politólogos americanos en los análisis bibliométricos de la disciplina
1. Orientación de la investigación al comportamiento político: se habla de
(Goodin y Klingemann, 1996), Algunas versiones lo explican basándose en la
{(procesos» y «comportamientos» y la palabra «sistema}}con sus inpuls y
temprana institucionalización de la ciencia política en Estados Unidos; pero,
OUlpuls sustituye a la del {(Estado»; el estudio del derecho de voto se
como se ha visto, la School of Political Science es contemporánea de centros
transforma en el del comportamiento electoral; los intereses se encaman
similares creados en las capitales europeas. La razón de su crecimiento precoz
en grupos de presión.
en este continente parece encontrarse más bien en el flexible sistema universi-
2. Alegato metodológico a favor de la ciencia: Easton (1999) lo resume di-
tario americano, que hizo posible la aparición de nuevas disciplinas en las
ciendo que existen uniformidades a descubrir en el comportamiento
ciencias sociales y les libró de la dura resistencia opuesta en Europa por la so-
humano; estas regularidades pueden ser confirmadas mediante tests em-
ciología, el derecho, la filosofía y las humanidades. Tras la II Guerr;.'l Mundial,
píricos; los métodos cuantitativos de recopilación y análisis de datos de-
la hegemonía de Estados Unidos ayudó a institucionalizar una disciplina que
ben ser rigurosos; la teoría, superando su primitiva orientación filosófi-
se presentaba en los países europeos como vehículo de modernización, y en
ca, y después histórica, debe ser empírica; lo que no está reñido con su
Alemania e Italia, como un arma intelectual contra el vencido fascismo.
sofisticación. Se desarrollan de hecho teoría de alcance medio: pluralis-
Bagehot en el Reino Unido y Wilson en Estados Unidos habían descubierto
mo del poder, teoría de los juegos, teoría de la elección pública; y otras
los comportamientos y organizaciones informales que rodean a las estructuras
de carácter general, ,tales como la teoría estructural funcionalista y el
formales e instituciones políticas, en los que reside el poder decisorio: comités
análisis sistémico.
parlamentarios, partidos políticos, grupos de presión. Esta perspectiva se im~
La mayona de los behavioralistas -no así Easton- asumieron un crite-
puso de los años 20 a los 40: Bentley primero, y después Truman dedican su
rio a-valorativo, o neutml, de la investigación: los valores del investigador y
atención a los grupos. En esta fase se visualiza el proceso polftico como un me-
de la sociedad deben ser excluidos del análisis de los hechos: la explicación
canismo gigantesco de toma de decisiones, como un paralelogramo de fuerzas
empíl;ca y la evaluación ética deben separarse a efectos analíticos.
en el que instituciones y actores, a través de la negociación, compromiso y
3. Mensaje político sobre el pluralismo liberal: los bchavioralistas mantu-
ajuste, llegan a sucesivos puntos de equilibrio que se renuevan tras los reen-
vieron un consenso sobre valores como el individualismo, la racionali-
cuentros generados por el cambio de orientación de alguna de esas fuerzas so-
dad, la apertura y la tolerancia; Ello les honraba en la medida en que su-
ciales. La teoría política se ve reducida a ser historia del pensamiento político,
ponía un rechazo activo a la «caza de blujas» de McArthy, pero suponía
en la línea de Sabine.
un mentís a su pretensión de neutralidad valorativa.
En estos años, la Escuela de Chicago abre la vía al behavioralismo que se
impondrá posteriormente a través de estudios políticos más afinados mediante
Los polit61ogos behavioralistas dominaron la Arnerican Political Science
investigaciones interdisciplinarias y métodos cuantitativos (en Almond, 1996).
Association, que contaba en los años 70 con 10.000 miembros; centros como el
Merrian estudia las actitudes electorales; Lasswell complementa su interés por
Social Science Research Council formaron investigadores europeos de la talla
la psicología política introduciendo temas nuevos tales como la co~unicación
de Rokkan, Daalder, Finer, Rose, Sartori, quienes, de vuelta a Europa, integra-
política y el carácter distributivo de las políticas públicas (Baston, 1999).
ron sus conocimientos en las estructuras académicas de sus países.
La fase behavioralista comienza en Estados Unidos tras la II 9uerra Mun-
Estos centros impulsaron numerosas subdisciplinas (Almond, 1996). Pue-
dial, expandiéndose después por todo el mundo. Aunque los behavioralistas re-
den citarse, sin ánimo exhaustivo, los estudios de cultura política (Almond y
conocen su deuda con la teoría grupal de Bentley y con la psicología política de
Yerba); los análisis sistémicos y funcionalistas (Easton, Almond, Cooleman); la
Merrian y Lasswell, se presentan a sí mismos como revolucionarios, en ruptura
teoría de la democracia (Dahl, Lijphart, Sartori); estudios sobre democratiza-
abierta con la ciencia política «tradicional» pre-behavioralista. Aunque algo
ción y J110demización (Deutsch, L~pset, Linz, O'Donnell, Ht:mtington)...
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE U\ CIENCIA POLíTICA 35
34 FRANCISCO LETAMENOfA

- Elección racional: En la concepción behavioralista, los individuos eran los


El behavioralismo sufrió durante los años 60 y 70 los ataques de la derecha componentes fundamentales, los resultados políticos eran agregación de
(defensores de la ciencia política tradicional como Leo Strauss) y de la izquier- acciones individuales las cuales se basaban en principios sociológicos y
da (Barach y Barntz, Connolly) quienes denunciaban el encubrimiento que el sicológicos, y las instituciones, recipientes vacíos que debían llenarse con
pluralismo behavioralista otorgaba a situaciones de privilegio. y su ceguera an~ roles individuales y posiciones sociales (Shepsle, 1999). La revolución de
te las disparidades de poder existentes entre individuos y grupos. la elección racional de los años 60 y 70, que dura hasta hoy, supone el
Pero el ataque principal vino de fuera: la imagen de una sociedad pluralista triunfo de la economía sobre la psicología y la sociología behavioralistas.
liberal basada en un consenso sobre nOnTIas y valores se hizo pedazos para los El hombre sociológico reactivo, pasivo, es sustituido por un agente in-
behavioralistas (y para todo el mundo) a causa de las luchas raciales urbanas tencional pro-activo, un maximizador de valores. Las elecciones de la
de mediados de los años 60 y de las protestas contra la guerra de Vietnam de gente se basan, o en un cálculo inteligente, o en una adaptación óptima a
fines de esa década (Farr, 1999). Los autores contra-culturales arguyeron, con- la experiencia.
tra la teoría del «fin de las ideologías», que toda investigación social está in-
mersa en la ideología y que la anterior lo estaba en el liberalismo burgués. Pero los dos tipos de hombre, el sociológico y el económico-racional, com-
Algunos bchavioralistas reaccionaron con rapidez. Easton anuncia en su parten una misma caractenstica: la de ser átomos no conectados a la realidad
discurso presidencialista del APSA en 1969 el comienzo de la revolución pos- en la que están insertos. En la teoría behavioralista la agregación de elecciones
bchavioralista, critica los fracasos del behavioralismo'-ciencia positivista y no se basaba en roles sociales y respuestas aprendidas; en la teoría de la elección
valorativa, desatención de responsabilidades sociales-, y admite que deben racional se basa en preferencias y valores privados. Pero en ambos casos, no
re introducirse las dirnensiones morales de la investigaCión politológica y apo- existe un cemento que aglutine los átomos ni cohesione la sociedad (Granove-
yar una imagen pos positivista de la ciencia. ter). Los teóricos de la elección racional han debido recurrir, por tanto, a las
El posbehavioralismo no llegó a alcanzar la organización y coherencia jaco- instituciones para insertar a la gente en las situaciones sociales; con lo que és-
binas del modelo que criticaba; lo que ha llevado a los líderes behavioralistas a tas se convierten en el cemento social ausente en el atomismo behavioralista.
criticar en la década de los noventa la fragmentación resultante. Easton (1999)
reprocha a la ciencia política actual su pérdida aparente de objetivos unifica- - El nuevo institucionalismo hace así su aparición a finales de los años
dos: no hay un punto de vista dominante, la disciplina está fragmentada en sus 70, vinculado en un primer momento a teóricos de la elección racional
concepciones metodológicas y parece haber perdido su núcleo. Almond habla desengañados del atomismo inherente a las teorías de alcance medio
en 1990, en el mismo sentido, de una disciplina dividida, fragmentada y disper-
inscritas en este ámbito teórico,' tales corno la teoría de los juegos, la
sa, cuyos seguidores estarían sentados en «mesas separadas», en la ignorancia teoría de la decisión ... El nuevo institucionalismo es el estandarte bajo
recíproca de sus aportaciones (Farr, 1999). el que se desarrollan los estudios sobre las características institucio-
nales; estos estudios combinan las estructuras y el procedimiento con
las preferencias para determinar los equilibrios. Al estar los equilibrios
de los modelos anteriores basados en las preferencias, y ser estas in-
2. EL POSBEHAVIORALISMO: POLfTICAS PÚBLICAS, ELECCIÓN RACIONAL,
trínsecamente inestables, todo equilibrio e.ra provisional, todQ era flu-
NEOINSTITUCIONALISMO
jo; ShepsJe y Weingast definen por ello un concepto de equilibrio enri-
quecido institucionalmente, 'lel equilibrio estructuralmente inducido»,
y sin embargo, la revolución posbehavioralista ha abierto en las últimas tres
en el que se combinan las preferencias de los agentes y el modo como
décadas numerosas vías nuevas y ha elaborado un conjunto de teorías de al-
la colectividad conduce sus asuntos a través de las instituciones
cance medio que igualan, si no superan, la riqueza de las del período anterior. (Shepsle, 1999).
Mencionaré aquí algunas de estas orientaciones, las de carácter más general.
Pero el neoinstitucionalismo va a enriquecerse con nuevos enfoques, ajenos
_ Políticas públicas: El comienzo del posbehavioralismo supone un giro
estos, o incluso contrarios, a la teona de la elección racional. Algunos (March y
hacia un análisis interpretativo y crítico, pospositivista, de las políticas Olsen), se basan en el principio-de que la «cultura importa», de que las prefe-
públicas, con una orientación antitecnocrática y favorable a la participa-
rencias no son exógenas, sino endógenas a las instituciones, en la medida en
ción ciudadana. Pueden citarse, como pioneros de esta nueva ví~, a Si-
que éstas crean identidades colectivas; otros se basan en el principio -que no
man y Lindblam.

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36 FRANCISCO LETAMENOíA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CIENCiA POLíTICA 37

es incompatible con el antes citado- de que «lo que importa es la historia)) contenido normativo al estatus de simples declaraciones de preferencias y opi~
(On-en y Skowronek, 1999). niones conflictivas (Held, 1991). Así pues, y pese a la presencia de figuras mar-
Estas corrientes neoinstitucionalistas ponen de relieve la contradicción de ginales como Marcuse o Arendt, ciencia política y teoría política seguían cami-
los teóricos de un neoinstitucionalismo supuestamente a-histórico basado en la nos divergentes.
elección racional; son ellos finalmente qui~nes han introducido la historia. La regeneración de la teoría política desde fines de los años 60 tuvo diversas
Shepsle, receptivo a los presupuestos de los economistas sobre las dificultades fuentes. Aunque la «nueva filosofía de la ciencia» (Khun, Lakatos) había sido
de los individuos para tomar decisiones colectivas, había introducido en su aceptada entusiástiCa mente por muchos behavioralistas al identificar su «cam-
modelo las instituciones como factor que altera el contexto estratégico en el bio paradigmático» con la lucha que ellos mantenían contra la ciencia política
que los individuos calculan su propio interés: cuando todos acuerdan seguir un «(tradicionai», los planteamientos de estos autores hicieron mucho en realidad
conjunto de reglas y actuar en condiciones prescritas institucionalmente, se para desacreditar el n10delo positivista: la ciencia como actividad humana era
genera un equilibrio que sin esa estructura sería imposible. un comportamiento interpretativo, que contenía problemas de significado y d.e
Pero la introducción de instituciones concretas, construidas en diversos traducción, incomprensible sin entender las reglas y""convenciones que presu-
tiempos históricos, impregna de historia la acción política y también la teOlia ponía. Nuevas teorías (Winch, Tay10r) mostraron que los problemas de com.
que la interpreta. Además, la insistencia puesta por los teóricos de los equili- prensión en las ciencias sociales se debían, por una parte, a que, como se ha
"brios inducidos institucionalmente en el orden y la regularidad oculta, final- dicho, todo entendimiento es interpretativo y, por tanto, cargado de teoría; y
mente, que lo que caracteriza a las instituciones son sus contradicciones y dis- por otra, a que las ciencias sociales tienen como objeto a agentes que son a su
funciones. Estas son consecuencia del hecho de que han sido creadas en vez seres sociales auto-interpretativos.
diversos momentos del pasado, arrastrando disparidades estructuradas que As( pues, la teoría behavioralista basada en la observación y confirmación
pueden durar en ocasiones más de un siglo; 00 tener en cuenta esta peculiari- de hipótesis [ue dando paso al interés por las comunidades políticas y las tra-
dad impide estudiar las instituciones en lo que tienen de más específico (OiTen diciones como formas sedimentadas de sentido, recreadas por sucesivas gene-
y Skowronek. 1999). raciones y necesitadas de interpretación (lo que fue condensado por algunas
con-ientes neoinstitucionalistas en la citada frase de que «la historia cuenta»).
Pero la teoría, como dice Held, no contiene sólo Verslehen (comprensión), sino
también Erklanmg (explicación); la teoría política -y ahí reside su potencial
3. LA NUEVA TEORjA POLíTICA crítico- debe ofrecer una explicación que trascienda los discursos de los acto-
res.
El posbehavioralismo favorece la formación de marcos conceptuales que rela- Se fue produciendo así un diálogo más fluido entre América y Europa, más
cionan estructura, actuación y resultados en modelos rnultiteóricos. La impor- receptiva ésta, por su pasado y presente filosófico, a los nuevos planteamientos
tancia de los análisis de la elección racional y del neoinstitucionalismo radica de las ciencias sociales; los aportes de los polilólogos, o filósofos y sociólogos
en la necesidad de integrar todos esos niveles de análisis en un contexto teóri- con implicaciones políticas, europeos. -estrucluralistas franceses, Teoría Críti-
co. Pero, como dicen Goodin y K1ingemaon (1996), los, politólogos actuales as- ca alemana, posmodel11istas (postestructuralistas y dccontruccionistas), teóri-
piran también a acceder a una evaluación normativa de las estructuras, proce- cos alemanes de la gobernación y de las relaciones íntergubel1lamentales, fue-
sos y resultados: incorporan por ello la filosofía política normativa en sus ron integrándose en el cuerpo centrdl de la ciencia política.
esquemas de un modo que hubiera sido anatema para las generaciones beha-
vioralistas previas.
En efecto, si algún campo de la ciencia política se ha beneficiado del fin de
la hcgemúnía del paradigma positivista, éste ha sido el de la teoría política en Nuevas voces: la influencia de los deconslluccionistas y posmodelllistas, dicen
su conjunto -no sólo la teoría normativa. En la concepción positivista, las Goodin y Klingcmann (1996), ha tenido como efecto positivo el hacer que los
ciencias son no interpretativas, al estar basadas en observaciones empíricas. El politólogos presten atención a los «silencios» y escuchen las «nuevas voces»,
paradigma prescribía," en su aplicación a la ciencia política en forma de beha- las más prominentes de las cuales han sido las feministas, a través de la refle-
vioralismo, que la estructura de la disciplina debía acomodarse a los funda- xión sobre los espacios público-privado (Pateman). Las teOlias posmodemistas
mentos lógicos de las ciencias de la naturaleza. Se producía así un rechazo de han sido, asimismo, una fuente de inspiración para los <muevosmovimientos
la historia de la teoría política como fundamento interpretativo; se relegaba su político-sociales» (Dunleavy, Young). La ciencia política contemporánea tiende

l
38 FRANCISCO LETAMENDIA

a ser posmoderna y pospositivista, aprendiendo de la crítica hermenéutica; ]a


vida mental interna de los actores políticos. los sentidos, creencias, intenciones
y valores son centrales en el análisis político actual. La metodología va en tal
sentido de lo general a lo particular, de 10 universal a un terreno que puede
llamarse «posmoderno».

III
Temas de teoría política

l. LA TEORíA POL!TICA ACTUAL: EL ESTADO DE LA CUESTIÓN

El que el posbehavioralismo relanzara la teoría política no quiere decir que no


hubiera actividad teórica previa; de hecho, según constata Parekh (1996), duran-
te los años 50 y 60 hubo una fuerte producción de filosofía política, protagoniza-
da por autores que había sufrido el totalitarismo y que buscaban la fuente de lo
que consideraban tendencias bárbaras latentes en la civilización occidental en
distintos, y a veces opuestos, principios: historicismo (Popper), relativismo
(Strauss), capitalismo (Marcuse y otros autores marxistas), colonialismo (Sar-
tre) ... Predominaban los «gUIÚS»,no existiendo diálogo entre ellos y sus segui-
dores; estos autores sospechaban del liberalismo, por la facilidad con que la de-
mocracia había abierto las puertas al nazismo y al fascismo, y mantenían una
actitud critica hacia -y a su vez eran criticados por- el positivismo lógico y el
behav.ioralismo. Pard ellos,. la filosofía política era una investigación universal,
crítica, que aspiraba más a comprender que a prescribir, operando a un nivel
que le impedía recomendar poHticas específicas y ser por tanto una filosofía
práctica. Esta concepción contemplativa fue una de las causas de su decadencia.
A principios de los 70, los politólogos norteamericanos rompieron con esta
orientación, trasladándose el epicentro de Europa a Estados Unidos: la filoso-
fía política debía ser normativa y práctica, y dibujar una estructura de institu-
ciones políticas deseables. Rawls fue el pionero de la nueva orientación: .hizo
de la justicia el concepto central, separó la filosofía política de la ontologfa e
historia de la civilización y la alineó con la economía, el estudio de las institu-
ciones y la política social, integrando estos aportes a fin de construir una pers-
pectiva compleja sobre la justicia, igualdad y libertad en las sociedades cierno.
cráticas avanzadas. .-
40 FRANCISCO LETAMENDfA TEMAS DE TEORIA POLITtCA 41

Otros autores -Taylor, McIntyre, Connolly- siguieron manteniendo una nietzscheana es visible en la crítica de izquierdas no marxista hecha por Fou-
concepción de la filosofía política como modo de comprender la existencia cault a la democracia liberal.
humana, heredera en cierto -modo de la generación anterior. Walzcr entroncó La «vuelta a la sociedad civil)) de los años 80, en la que han coincidido neo~
la filasaña política con la vida-río de una comunidad, local en su dimensión e marxistas, liberales y posmodernos, como red compleja de grupos, asociacio-
interpretativa en su orientación. Las ideas de RawIs fueron el punto de atran- nes y comunidades que median entre los individuos y el Estado, inspirada en
que de los debates entre los distintos tipos de liberales y la amplia gama de Hegel y Tocqueville, supone el redescubrimiento de las posibilidades emocio-
comunitarislas sobre múltiples temas: sobre la concepción rawlsiana de la jus- nales y morales de la acción colectiva, preservando al mismo tiempo la libertad
ticia (Sandel, McIntyre, Nozick), sobre la comunidad política (Barber, individual (Raz, Kymlicka, en Galston, 1993).
Gutmann), sobre la naturaleza de la identidad nacional (Kymlicka, Parekh, Se han incluido nuevos objetos en el ámbito de la teoría política: dos de los
Miller). sobre el republicanismo como actitud CÍvica (Pettit), sobre la interven- más relevantes son los efectos de la globalización sobre la vida política y la au-
ción humanitaria en otros países y la justicia internacional (Held, Beitz) .., tonomía del Estado, y el cuestionamient.o de los límites de lo público y lo pri-
Pero estos debates, muy intensos en los años 80 en Estados Unidos, tuvieron vado hecho por las teorías feministas.
a los europeos más como espectadores que como participantes. La influencia El auge de las interconexiones complejas entre Estado y sociedades en que
de los autores de este continente se ha hecho sentir en otros campos teóricos: consiste la globalización obliga, como dice Held (1991), a replantearse proble-
en la concepción participativa de la democracia, en la difuminación de límites mas tradicionales de teoría política -igualdad, libertad, democracia, justicia-,
entre lo público y lo privado, de la mano de los teóricos de los movimientos so- y a situar una batería de nuevos problémas en un contexto más amplio: pro-
ciales y del feminismo -aunque en este campo la presencia o0l1eamericana es blemas antiguos y nuevos; cambios en el Estado-Nación, en las fOlmas de 50-
también relevante-, en el antifundacionalismo y decostruccionismo de los au- b~ranfa, eli.,las relaciones entre legislación doméstica e internacional, cuestio-
tores franceses ... Rorty se ha inspirado en estas influencias para postular una nes de violencia y guerra, cuestiones de justicia en el Estado-Nación y en el
filosqfía política exploratoria, convcJ'sacional, próxima al pensamiento no teó- más amplio sistema internacional...
rico de escritores y artistas (Parek, 1996). El Estado-Nación se ha convertido en objeto de controversia. Venía apare-
Este ,ensanchamiento de los límites teóricos polítológicos ha producido un ciendo en las ciencias sociales como una unidad clara, que demarcaba los lími-
doble fenómeno: la reapropiación de pensadores del pasado y la inclusión tes de la sociedad; la teoría política normativa venía elaborando el concepto de
como objeto de.la teona política de temas que"hasta entonces no habían sido bien común en el ámbito de las instituciones y prácticas del Estado, dándolas
problemáticos. La influencia del kantismo se hace sentir en algunos liberales por supuestas, Las relaciones entre Estados se han venido examinando, no co-
rawlsianos, sobre todo en Kymlicka; Hegel inspira a los autores comunitaristas mo un elemento central de la práctica política, estudiado PO)" tanto por la cien-
(Salde!' McIntyre, Walzer, Taylor), críticos de lo que el liberalismo tiene de a- cia política, sino como parte de una disciplina ajena: las relaciones internacio-
histórico, hiper-individualista, indiferente a la virtud, y ciego a los bienes que nales, Pero los múltiples efectos de la globalización, las nuevas formas de
precisan de la compañía de otros seres humanos para ser disfnllados (Galston, acción colectiva creadas por los lazos tran5nacionales, el desarrollo de institu-
1993). ciones y niveles de poder subestatales y supraestales, cuestionan esos supues-
La crítica republicana, que se solapa con la anterior, tiene una deuda con tos. La superación de la separación entre teoría del Estado y teoría del sistema
Maquiavelo y con H. Arendt: los republicanos (Pocock, Pettit) postulan una ac- global se convierte así en un problema central de la teoría política; mientras
tividad política orientada hacia el bien común, despegada de la defensa de la que el contenido y límites de la comunidad política se ven cuestionados por la
privacidad y el auto-interés que atribuyen al liberalismo. compleja mezcla de las relaciones locales, regionales, estatales y globales.
Nietzsche ha influido fuertemente en ciertas corrientes de la filosofía poIr- Una cierta convergencia entre el individualismo posesivo liberal y la exclu-
tica contemporánea. Los autores posmodernos y deconstruccionistas han he- sión del ámbito político propia del marxismo ortodoxo de cuanto no se rela-
cho suyos estos tres postulados: desconfianza en la idea de verdad, que se cionara con el conflicto de clases había venido privando del estatus de objeto
relaciona con sistemas de pensamiento que reflejan los efectos de poder; re- científico a cuestiones ecológicas, de género, étnicas. Las corrientes teóricas
chazo de la concepción del «yo» como entidad transparente, unificada y auto- feministas, que defienden que {(lopersonal es político», han sido determinantes
gobernada -y por tanto, del concepto de «personalidad moral» rawlsiano-; a la hora de cuestionar estas exclusiones: en consecuencia, lo político se ha
puesta en cuestión de la modernidad, que se identifica con los aspectos más ampliado a los campos de la sexualidad y la división del trabajo en el hogar. Se
oscuros de .la lógica burocrática y de la vida burguesa, y a la que se le imputa vio anteriormente cómo la diversidad cultural existente en las sociedades de
la decadencia progresiva del racionalismo occidental. La influencia Estado incidía en el concepto de obligación política; el multiculturalismo plan-

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42 FRANCISCO LETAMENOfA
TEMAS DE TEORfA pOLITICA 43
tea a la teoría política problemas relacionados con la igualdad y la justicia, que
Así pues, estos son los temas de la teoría política que trataré en esta parte:
expondré más tarde.
Se puede hacer ya un listado del contenido temático de la teoría política ac-
- Liberalismo, comunitarisrno, :-epublicanismo.
tual. I.M.Young (1996) elabora el siguiente listado:
- Multiculturalismo y plurinacionalidad.
- Teorías de, y sobre, la modernidad y la posmodenlidad.
1. Justicia social y teoría de los derechos del Bienestar: Este apartado contie-
- Teorías sobre los nu~os movimientos sociales.
ne los dehates sobre la igualdad social y la justicia distributiva -Rawls,
Nozick, Gutmann, Amartya Sen- y sus aplicaciones a las relaciones in-
Deben exponerse previamente las teonas de la democracia: teorías sociológicas,
ternacionales (Beitz).
elitismo y pluralismo, y las teorías económicas basadas en la elección racional. In-
2. Teoría democrática: Este apartado incluye diversos contenidos temáticos:
cluyo finalmente un apartado sobre las tendencias actuales. del marxismo, cuyos
la democracia como participación ciudadana (Pateman). las llamadas de
los movimientos sociales a la participación ciudadana, las críticas a la li- autores han sabido adaptarse a un cierto número de enfoques politológicos con-
temporáneos --elección racional, teoria de la estlucturación, antiflmdacionalismo.
bertad negativa de los liberales (McPherson), la democracia corno ausen-
cia de dominación (Walzer), el concepto de democracia deliberativa ver-
sus teoría grupal democrática (Berber, Habermas).
Estatus de la teoría nonnativa
3. Temía po/(tica feminista: Replanteamiento de los límites de lo público y
lo privado (Okin, Pateman); crítica de la impregnación masculinista de
Es necesario definir antes el esta tus científico de la teona política normativa en
los conceptos y teorías políticos.
4. Debates posmodernistas: Genealogía del concepto del poder (Foucault); el seno de la temia política en general, deslindándolo de conceptos afines y pre-
cisando su contenido. La teoría política puede limitarse a comprender y a expli-
críticas a la confianza ingenua en la ilustración (ConnolIy); aplicación
del pensamiento deconstrucionista francés (Lacan, Derrida, Lyotard, car. La teoría normativa no: investiga las repercusiones de los preceptos morales
Baudrillard) al terreno de la ciencia política, y en especial, al rechazo de en la práctica poHtica, analiza las instituciones sociales, sobre todo las vincula-
los sujetos individuales unificados como unidades de la acción política; das con el ejercicio del poder, asf como las relaciones de los individuos con ellas,
y examina las justificaciones de los acuerdos políticos, tanto los existentes como
rechazo del concepto metafisico de clase obrera como sujeto revolucio-
nario y reinterpretación del pluralismo democrático como pluralidad de los posibles (Glaser, 1997). El objetivo de estas investigaciones es el de acceder a
movimientos sociales radicales (Laclau y Mouffe) ... .una situación política deseable. La teoria normativa es -y ello la diferencia de la
5. Nuevos movimientos sociales y sociedad civil: Este campo se alimenta filosofía política de tipo contemplativo- prescriptiva; añade pues, a la compren-
de distintas fuentes teóricas, cuyos debates amplifica: descripción del sión y la explicación, la prescripción. Ello no le priva de su carácter científico:
poder social disciplinario de Foueault; teorías sobre los nuevos mo- pues debe examinar la coherencia interna de los argumentos morales, sirviéndo-
vimientos sociales de Touraine y OfEe, entre otros; teorías sobre la se de la lógica formal de la filosofía analítica; así como pedir ayuda a otras cien-
colonización del mundo de la vida (Habermas) y sobre la sociedad del cias sociales para comprobar si son correctos los datos científicos, sociales o his-
riesgo (Beek); defensa de la sociedad- civil como el lugar de una políti- tóricos, utilizados como premisas de los argumentos morales.
ca libre y deliberativa y como actividad voluntaria asociativa (Cohen y Las cuestiones no sustantivas que analiza son, entre otras, la existencia y
Arato). objetivos del Estado, la obligación política, la desobediencia civil; la justicia
6. Debates entre liberalismo y comunitarismo: Este apartado aborda las su- distributiva y sus consecuencias para la libertad -o libertades- y la igualdad.
cesivas ctiticas de los autores comunitaristas a la teoría de la justicia de Según Glaser, las tres corrientes principales de la teoría normativa, desde su
Rawls, así como la respuesta autocrítica de éste en su obra Liberalismo revitalización en los años BO, son:
político. I. M. Young incluye en este apartado un campo de debates que
tiene cucrpo propio: cl de los problemas de justicia suscitados por el - El utilitarismo. Las 'políticas moralmente correctas son las que propor-
multiculturalismo (Gutmann), asociado en ocasiones con el tema de dis- cionan la mayor felicidad para el mayor número posible de personas.
tinta naturaleza: el de la plurinacionalidad (Kymlicka, y entre nosotros, - El liberalismo deontológico, que da prioridad a la ética de los derechos y
Requejo y Caminal). obligaciones sobre la ética teleológica utilitarista de los fines.
- El comunitarismo, que contrapone al yo individual, sin trabas, de los li-
berales, el «yo situado» enraizado en una comunidad, siendo los dere-
44 FRANCISCO LETAMENDtA TEMAS DE TEORíA POLíTICA 45

chas y deberes deseables los que forman parte de nuestra «particularidad detenta el poder. Al ser este dominio inevitable, la democracia liberal es iJTa.
moral» la cual proviene de nuestra comunidad, pueblo, subcultura, mo- cional; el Estado es además autónomo respecto a las fuerzas sociales y econó-
vimiento social o grupo étnico. micas (Evans, 1997). Los pensadores del elitismo clásico son Pan~to, Mosca y
Michels (Gonzalo y Requejo, 1999).
La teoría normativa ha sido cuestionada por el positivismo lógico inspirador El elitismo democrático se alimenta del pensamiento de Weber y Schumpc.
del behavioralismo (para Wittgenstein, las proposiciones de la ética, estética, re- ter. Weber teoriza la dominación permanente de una minoría. En el Estado
ligión y filosofía, no basadas por definición en las experiencias sensoriales directas, moderno se manifiesta en la burocratización del aparato del Estado y en la oli-
son «disparates))); por el determinismo, de fuerzas externas -estructuras eco- garquización progresiva de las organizaciones políticas. Schumpeter teoriza el
n6Inicas-, o de fuerza~ internas -subconsciente, herencia gcnética- que niegan elitismo competitivo. Las elites autonombradas que son los partidos políticos
a los individuos la capacidad de elección moral; y por el relativismo, que argumen- compiten por el poder en el mercado político; la democracia consiste en la li-
ta que si los principios morales no derivan de los hechos son en última instancia bertad de los ciudadanos a la hora de el~gir a las elites partidistas que les go-
relativos, por lo que ningún punto de vista sobre los valores es mejor que otro: bernarán.
así pues, la teoría nonnativa no tiene sentido. La decadencia del positivismo y Los enfoques elitistas contemporáneos se han diversificado posteriormente
del determinismo han sido paralelas al auge de la teona nomlativa, la cual úni- (Evans. J 997). En Estados Unidos y Gran Bretaña se han hecho estudios empí-
camente debe protegerse hoy de la amenaza del relativismo. ricos sobre la composición de las redes de poder dominantes, National Elite
Respecto de los temas de la teoría política que he seleccionado para su trata- Power Networks (NEPN), en la vía abierta por Wrigth Milis en los años 50, a las
miento, son claramente nonnativos los que tiene que ver con los debates sobre li- atribuyen homogeneidad social, interacción y consenso sobre los valores.
beralismo, comunitarismo y republicanismo; así como sobre multiculturalismo y
plurinacionalidad. En cuanto a los demás -modernidad y posmodemidad, mo- _ Los debates sobre las corporaciones (Lindblom, Kirkpatrick, Wildavsky)
vimientos sociales, marxismos contemporáneos- debe apreciarse en cada caso si han aproximado las posturas elitistas y pluralistas.
tienen un contenido prescriptivo, o si son de naturaleza analítica o contemplativa. _ El neocorporatismo, teorizado por Schmitter y Lehmbruch, está basado
Lo que exige un análisis sin~ladzado de cada modelo teórico: Foucault no incor- en organizaciones limitadas, obligatorias, no competitivas, jerárquicas y
poró ningún contenido prescliptivo a su teona del poder disciplinario, lo que no disociadas en su función; el Estado les garantiza la representación de su
ha impedido que ésta haya suscitado múltiples consecuencias normativas expre- estrato social a cambio de colaborar en la selección de sus líderes y en la
sadas en leonas que plantean la resistencia a este tipo de poder. moderación de sus reivindicaciones. El modelo vincula los intereses de
la sociedad civil a las estructuras de decisión del estado. Sus tesis han si-
do criticadas por los pluralistas, que denuncian su falta de novedad, y
por los marxistas, quienes reprochan su indeterminación respecto de los
2/ TEMAS DE TEORfA POLíTICA intereses sociales defcndidos.

2.1. Teonas de la democracia: elitismo, pluralismo, elección racional


El pluralismo
Explicaré por qué defino a estos enfoques cómo teoría de la democracia. El
pluralismo y el elitismo son teorías sobre la participación de los actores socia- El pluralismo es el enfoque teórico dominante sobre las relaciones entre
les en la política y, por tanto, sobre la democracia; mientras que las teorías de Estado y sociedad civil en la ciencia política. Aunque su imagen canónica es
la elección racional presuponen, y son hnpensables sin, un contexto ¡nslitucio- tosca -creencia en la influencia y acceso igual de todos los grupos del sistema
nal presidido por unas reglas de juego demoéráticas. político-, sus formulaciones clásicas, las de Dalh, por ejemplo, son mucho
más matizadas. El pluralismo ha estado presente en el behavioralismo, con el
que presentaba especial afinidad, por su consenso sobre los valores liberales y
El elitismo su interés por los conflictos observables. Pero también ha sintonizado con el
posbehavioralismo posmodernista: lo asumen los defensores de la riqueza y
El elitismo mantiene -contra los presupuestos del liberalismo occidental...:..- auto-organización de la sociedad civil a través de los movimientos sociales. El
"que la historia de la política es la del dominio de las elites; sólo una minoría pluralismo tiene una vertiente "normativa. Sus defensores lo consideran la mc-

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TEMAS DE TEORÍA POLtTICA 47
46 FRANCISCO LETAMENDfA
El pluralismo responde a estas críticas aceptando una parte de su conteni-
jor forma de gobierno; preceptiva -ofrece un modelo ideal de gohiemo-; y do, renovándose e iniciando un proceso de convergencia con los enfoques eli-
descriptiva -presenta un análisis del mismo. Pero en realidad es aleórico, en tistas -los que a su vez se reforman- e incluso con algunas corrientes del
el sentido de que ha influido, o ha sido fertilizado. por muchas teorías, algunas marxismo.
contradictorias entre sí. A ello se debe sin duda su poder de supervivencia (M.
Smith, 1997). _ El «pluralismo reformado» (Jordan, Richardson) admite muchos de los
Pese a su ateoricismo, presenta unas características bien identificables. La reproches hechos al pluralismo clásico: es cierto que se excluyen ciertos
principal es su creencia en la diversidad social: el poder no es acumulativo, y grupos de la elaboración de políticas; las policy communities, basadas en
está disperso. Por aniba se da una competencia de elites, fundada en el princi- la identificación entre un grupo y una agencia gubernamental, funcionan
pio del poder compensador, que hace que cuando surge un líder fuerte los de- basándose en la cooptación y el consensC?Pero siguen manteniendo que
más grupos desarrollen estrategias de contra-poder contra él; por abajo, las so- el Estado se caracteriza por su fragmentación; por ello, pueden existir
lidaridades cruzadas de los individuos, que pertenecen a distintos grupos con relaciones cerradas en unas áreas, pero en otras no; además, afirman, la
identidades no siempre compatibles, impiden la dominación de cualquiera de existencia de muchos grupos que impiden la dominación de uno solo.
ellos (Gonzalo y Requejo, 1999). _ El «pluralismo de elite» (McFarland) critica el «triángulo de hielTo» de
Una segunda característica es la concepción grupal del proceso decisorio. Lowi (subgohiemos formados por el Gobierno, el Congreso y un gran
La elaboración de políticas se concibe como un proceso continuo de conflicto e grupo), al que opone la «teoría triádica del poder». En respuesta a los
intercambio entre grupos, en el que el gobierno es un grupo más y la política grandes grupos de presión surgen grupos de oposición que se unen para
l11isma, un proceso de negociación constante que permite que los conflictos se contrarrestar la presión ejercida por aquellos sobre el Estado; lo que au-
resuelvan pacíficamente. Otra característica es, como se ha dicho, el consenso menta la autonomía de las decisiones públicas.
sobre los valores, que define el marco de las acLividades políticas y limita la ac- _ El «neopluralismo», la crítica más radical del mismo, se alimentó de la
ción de las elites sobre la población (según Dahl este consenso consistió duran- aportación del pluralista clásico Lindblom, quien argumentó en 1977 que
te la fase behavioralista americana en el apoyo a la democracia y también al el empresariado no necesitaba servirse de los métodos habituales de pre-
capitalismo, debido a la inexistencia de un partido socialista) (Smith, 1997). En sión gracias a su afinidad con el poder estructural, un poder por tanto no
fin, su teona del poder es empíricamente comprobable; pero ello se debe a que observable. Dunleavy y O'Leary afirman que el poder compensador no
trata de conflictos observables y, por definición, resolvibles. sirve para controlar la situación de privilegio de los monopolios. El neo-
De ello derivan un cierto número de problemas de la teoría pluralista, pluralismo distingue entre los problemas secundarios, no esenciales para
sobre todo la desarrollada por el behavioralismo, que han sido ampliamente el Estado o los grandes grupos económicos, en los que la elaboración de
criticados: sobrevalora la facilidad de acceso a la elaboración de políticas; políticas es competitiva y pluralista; y los grandes problemas que afectan
no estudia suficientemente la exclusión de los grupos considerados ilegíti- a intereses esenciales y que están cen'ados al público (en Evans, 1997).
mos por no aceptar las «reglas del juego»; su concentración en los compor- _ Los «posmodernistas», al rechazar la creencia en la única verdad postu-
tamientos observables le impide reconocer la influencia del contexto estruc- lada por el marxismo ortodoxo y su concepción esencialista de las clases
tural, así como de las ideologías, sobre los decisores; considera sociales, han abierto vías inéditas en el pluralismo: afirman que ningún
indebidamente que los intereses de los grupos débiles se encuentran prote- gnlpo o partido puede tener el monopolio del pensamiento
gidos y que el empresariado es un grupo más en igualdad de condiciones (Wainwright). Asociados a ellos, los demócratas radicales creen en la ri-
con los demás (Evans, 1997). queza de la sociedad civil y en la importancia de los movimientos socia-
les como ruente de cambio social y como instrumento de defensa contra
Críticas al pluralismo y respuestas: Estos flancos vulnerables dan lugar a las el poder monopolista del Estado. Al contrario que los pluralistas clásicos,
posturas antipluralistas que se manifiestan en los años 60, los de la guerra del pretenden realizar una crítica 0e la distribución del poder y promover
Vietnam: Bachrach y Baratz llaman la atención sobre las formas de poder no. una política participativa y comunitaria (Phillips). A su vez, a raíz de la
observables, MilIs y Miliband demuestran empíricamente la concentración del caída del comunismo en Europa occidental, los «marxistas pluralistas»
poder en las elites. En los años 70, la crítica procede de otros dos frentes: del neo- (Jessop) han redescubierto un Estado cont1ictivo, fragmentario Yabierto
corporativismo y de la derecha (Crezier, Huntington), que denuncia la «sobre- a un abanico de intereses más amplios que los empresariales.
carga» del sistema causada por las demandas de los grupos, argumento de las
críticas de la nueva derecha al Estado de Bienestar.

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48 FRANCISCO LETAMENDfA TEMAS DE TEORtA POL1TICA 49

La elección racional en la que no hay incertidumbre respecto de los resultados: los individuos ra.
cianales eligen una de las acciones que se encuentran en los puestos más altos
Las primeras elaboraciones teóricas vinculadas a este enfoque las realizaron de la lista de preferencias, con lo que maximizan la utilidad que esperan
economistas, con el instrumental teórico de la micro-economía clásica. Son (Ward. 1997).
teorías deductivas, inspiradas por los presupuestos del individualismo meto~ Pero surgen inmediatamente varios tipos de problemas. Algunos derivan del
dológico y de la racionalidad de las elecciones individuales; pero presentan carácter problemático de la utilidad. La elección de preferencias está guiada
también una vertiente normativa, relacionada con el utilitarismo. El indivi~ por la racionalidad del individuo, quien, se nos dice, es un maximizador de
dualismo y el racionalismo político pueden exhibir cartas de nobleza en el pen~ utilidades. Pero ¿en qué consiste esta? Históricamente se han dado distintas
samiento occidental. herederos como son del pensamiento de Descartes, respuestas: en la sensación de placer (Bcntham); en los est;;tdosmentales, va-
Hobbes, Locke, Adam Smith; lo mismo cabe decir del utilitarismo -Hume, liosos por sí mismos más allá del hedonismo (Stuart Mill). Por otra parte, las
Bentham, Stuart MilI. Ello ha llevado a algunos autores (Ricker) a argumentar preferencias no definen lo que es bueno aquí y ahora para nosotros, sino que
que la elección racional ha sucedido al positivismo~behavioralista en el trono son predicciones sobre lo que sería bueno en un futuro (pero pueden basarse
del paradigma dominante en la ciencia política actual. Lo que es dificilmente en creencias erróneas); además, deben ser informadas o racionales -pero el
sostenible, pues se ve contestada por muchas otras teorias; incluso en aquellos abandono del requisito de la experiencia crea confusión. Además, el criterio del
campos que había creído conquistar, como el del ncoinstitucionalismo, su in- propio interés excluye criterios morales operativos, como las obligaciones es~
fluencia se ve contrarrestada por la de la historia y la cultura. Según Ward peciales que tenemos hacia ciertas personas (los miembros de nuestras fami~
(1997) este enfoque no es un paradigma independiente que silva para entender lias, los compañeros de trabajo o de causas políticas); e incluye preferencias
lo político en su totalidad; vive de los presupuestos de otras teorías sobre la cs- ilegítimas, tales como prejuicios raciales, que niegan los derechos ajenos. El
tructura social, las instituciones, el interés personal; y proporciona a su vez un utilitarista de reglas incluye los compromisos especiales y excluye las prefeYen*
conjunto útil de instrumentos' de investigación para ser aplicados por otras teo- cias ilegítimas; pero en este caso, el utilitarismo indirecto sustituye al directo
rías. (Kymlicka. J 995).
¿Cuál es su naturaleza? Transcribo a continuación el texto de Gonzalo y El modelo elaborado por Downs (1957) parJ. explicar cómo gobernantes, par-
Requejo (1999) que pone de relieve sus tres elementos: explicación de acciones tidos y votantes actúan por sus propios intereses egoístas y no por un hipotético
individuales; interés propio como motivación; papel de las instituciones en re- bien común ha tropezado con estos problemas; además del derivado de tratar a
gular la agregación de las preferencias individuales -lo que pone a esta teoría los actores colectivos como si fueran individuos. Parte de la hipótesis de que los
en relación con la democracia-: «La teoría económica ... en primer lugar tien~ partidos políticos formulan sus proyectos en una democrdcia como un modo de
de a explicar los hechos colectivos a partir de las acciones individuales. En se- obtener votos mediante cambios en sus programas; una vez que gobiernan, la
gundo lugar, atribuye a los individuos la motivación básica de perseguir el realización de políticas es subsidiada rcspecto de los beneficios derivados del
propio interés. Es decir, presupone que los individuos participan en política hecho de estar en el poder. Desde una perspectiva instrumental, el elector votará
para satisfacer sus preferencias, yen particular, para obtener aquella provisión si tiene conocimiento perfecto de las opciones. y la información no es costosa.
de bienes púbiicos -leyes, decisiones administrativas, seIVicios sociales, etc.- Pero si lo es, la abstención puede ser racional (aunque en este caso el electorado
que mejor contribuyen él maximizar sus expectativas. Se considemquc los in~ se convierte f n demandador de ideologías, con lo que disminuyen los costos de
dividuos son capaces de ordenar sus preferencias de modo coherente ... De este la información). Por último, la competición de dos partidos les fuer¿:aa ambos a
modo, el proceso político tendría como fin la maximización de las preferencias luchar por persuadir al volante medio, lo que les lleva a converger en el centro.
individuales. Dado que los distintos individuos sostienen diferentes posiciones En efecto, los votantcs sostienen al partido más cercano a sus posturas, y tienden
sobre cómo deberüin orientarse las políticas públicas, una de las funciones de a abandonar a los partidos más distantes de ellas; por lo que en una competición
las instituciones democrátic~s sería seleccionar unas reglas de decisión que bipartidista, los partidos convergerán en una posición mediana. Pero ello sólo se
permitan agregar las preferencias de los ciudadanos en una elección pública verifica si la distribución del electorado es unimodal. Si es bimodaI. los partidos
ante diferentes altelTIativas». se dirigirán a los extremos. Si es rnllltimodal, aumenta la oferta de ideologías;
Tanto la vertiente individual como la institucional de este enfoque dejan pero la necesidad de formar gobiernos de coalición llevará a los partidos a limar
abiertos muchos interrogantes. Todo individuo, se asegura, tiene la capacidad diferencias (en Gonzalo y Requejo. 1999),
y tiempo necesaIios para elegir la mejor línea de conducta. El caso más senci- Olson formaliza .en 1967 los argumentos de Downs en su teorización de la
llo es el de la «decisión paramétrica», no afectada por las decisiones de otros y acción colectiva, explicando la figura del free rider, o gorrón: los individuos que
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50 FRANCISCO LETAMENDfA
TEMAS DE TEORÍA l'OLfTICA 51
se mueven por su propio interés sólo participan en acciones colectivas si los
beneficios esperados superan los costos derivados de la obtención de informa- 2.2. La polémica entre liberales deontológicos y comunitatistas.
ción y del esfuerzo personal. Libertarlos y republicanos
Las «críticas» al enfoque de la elección racional proceden de tres fuentes: de
sus mismos defensores, que han rebajado los criterios de racionalidad; de los 1. El giro copernicano introducido por Rawls en su obra de 1971 con el título de
sociólogos, que rechazan la concepción individualista y exógena de las prefe- Teoda de la justicia abrió una vía de reflexión teórica sobre los principios de la
rencias, poniendo de relieve el papel de las instituciones, normas e ideologías; y justicia distributiva, el reconocimiento de la igualdad y la creación de las bases
de los sicólogos, que achacan a esta leona reduccionismo e ignorancia del peso de la igualdad cuyos debates, con ramificaciones que se han extendido a los
del altruismo y de las emociones. campos de los nacionalismos, multiculturalismo y plurinacionalidad, no se han
Los herejes de la elección racional: Simoo ha defendido con éxito la raciona- cerrado aún. Como sabemos, Rawls, en ruptura con la filosoña política contem-
lidad vinculada: cuando la información y el tiempo para procesarla son limita- plativa del pedocio inmediatamente anterior, imprimió un giro práctico a su teo-
dos, los individuos utilizan procedimientos operativos como guías de bolsillo ria moral y política de carácter liberal.racionalista, que se adaptaba a las intui-
de la acción racional. La maximización de beneficios queda sustituida por el ciones de muchos ciudadanos y autores de la era del Bienestar. Tanto sus
criterio de dar satisfacción a los demás; las decisiones óptimas, por las satisfac- scguidores como sus impugnadores aceptaron su orientación de la filosofía polí-
todas. tica como teoría normativa, elaboradora de principios que ayudaran a dibujar
Los sociólogos (pero no sólo ellos, también politólogos neoinstitucionalistas instituciones, procedimientos y políticas públicas adecuadas (Parekh, 1996).
como March y Olsen) critican la concepción de los individuos como átomos Concepciones de signo opuesto en la historia del pensamiento político, que
sociales aislados y rechazan la visión de las preferencias como exógenas y esta- se remontaban a Tocqueville y a Marx respectivamentc, habían declarado irre-
bles, cuando no lo son, sino que dependen de las estructuras sociales, de las conciliabies la libertad y la igualdad. Para Tocqueville, la igualdad era enemiga
normas y de las ideologías. Las instituciones definen además valores e identi- de la libertad: la tiranía de la mayoría presuponía despotismo y opresión de in-
dades, por lo que las preferencias son endógenas. Pero la ubicación estructural dividuos y minorías concretas; para Marx, en el polo opuesto, la práctica de las
de un individuo no explica completamente lo que hace; los individuos ni son libertades burguesas y de los derechos que las protegían generaba desigualdad
del todo autónomos, ni sus acciones están del todo condicionados por la es~ social. Rawls se propuso conciliar ambos valores (Lukes, 1991).
tructura social. De hecho, la elección racional puede transforn1ar las estructu- Rawls no dirige los argumentos de su primera obra, sin embargo, contra los
ras; lo que explica la teoría de la estructuración elaborada entre otros por grandes pensadores de las décadas anteriores, sino contra el utilitarismo nor-
Giddens y Hay. teamericano contemporáneo. A la moral consccuencialista del utilitarisn10,
Los sociólogos consideran el comportamiento guiado por las normas y alu- forzosamente productora de un bien, Rawls opone la ética de los derechos y las
den a las ideologías para mantener que el factor clave de la acción humana es obligaciones. Crea al respecto un sistema teórico complejo en el que los princi-
el significado que ésta tiene para el individuo, y que sólo puede considerarse pios de justicia, en base a una crítica del concepto vulgar de la teoría de la
r<lcional o irracional dentro del contexto de un determinado sistema de signifi- igualdad de oportunidades, son el resultado de un contrato social hipotético.
cados. Sin embargo, aunque estas concepciones tienen una parte de yerdad,
minusvaloran la acción racional de tipo instrumental. El int~rés personal tiene - El principio de diferencia y la critica de la igualdad de oportunidades. Basán-
efectos corrosivos sobre la acción racional guiada por las nonnas (Axelrod); y dose en estos ptincipios, los ingresos desiguales, dice Rawls, son equitativos;
las ideologías se transforman como resultado de la acción individual, que es a pero sólo si las desigualdades son el resultado de acciones y decisiones indivi-.
veces instrumental o racional: los individuos combinan de forma novedosa duales, no si se deben a circunstancias arbitrarias basadas en factores sociales
elementos de una o varias ideologías para favorecer un interés. elaborando o en cualidades naturales. Sin embargo, las personas favorecidas en el sorteo
constructos deliberados. de las aptitudes sociales o naturales no merecen los mayores ingresos adquiri-
dos; las diferencias s610 serán justas si se integran en un esquema que mejore
las expectativas de los miembros menos favorecidos de la sociedad en la lotena
de los dones (Kyrnlicka, 1995). Este esquema se concreta en una re-elaboración
de las teonas contractuales.

_ El argumento del contrato social. Se recrea así la ficción operativa de unos


individuos libres e iguales, racionales pues persiguen sus propios intereses, y

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52 PRANCISCO LETAMEND1A 53
TEMAS DE TEORíA POLÍTICA

razonables por ser capaces de plantearse los fines morales conduc.::ntes a la convertido al gobierno en un juego de fuerzas sectoriales organizadas (Gonzalo
cooperación social, que llegan a un hipotético acuerdo colectivo. Todos ellos y Requejo, 1999).
están situados en una «posición original» cubierta por el ClVelO de la ignoran- Nozick resume ellibertarisrno en estos dos principios:
cia», lo que quiere decir que ignoran el puesto que llegarán a ocupar en la so.
eiedad según sean sus aptitudes naturales o dones sociales. Pero todos ellos de- _ Las intervenciones coercitivas del gobierno en el mercado, incluyendo la
sean adquirir los bienes primarios necesarios para comprometerse con una justicia redistributiva de Rawls, vulneran el principio del reconocimiento
vida buena: bienes sociales (ingresos, riqueza, poder, derechos y libertades); y de las personas corno dueñas de sí mismas, principio que sólo es respe-
bienes naturales (salud, inteligencia, vigor). Desean desarrollar principios dis- tado por el capitalismo sin restricciones. De ahí se deriva el principio del
tributivos que aseguren el mejor y más justo acceso posible a estos bienes pri- Estado mínimo.
marios; como se encuentran bajo el velo de la ignorancia, la estrategia racional _ Es necesario reconocer a las personas como dueñas de sí mismas para
es el «maximin», esto es, maximizar lo que recibirían en caso de ir a parar a la tratarlas como iguales.
peor posición en la sociedad. La concepción pública de la justicia se basa pues
en estos principios: igual distribución de la libertad y ordenamiento de las de. Utilitaristas y neoconservadores coinciden parcialmente con las tesis liber-
sigualdades socio-económicas, a partir de los dos principios relacionados que tarias, aunque presentan divergencias con ellas. Los utilitaristas apoyan al ca-
se han explicado antes: el principio de la diferencia, y el de la distribución pitalismo a causa de su productividad: su eficiencia contribuye a la mayor sa-
equitativa de oportunidades. tisfacción global de preferencias. Pero el apoyo queda supeditado a que el libre
mercado sea realmente productivo. Aunque los libertarios formaron con los
El levantamiento progresivo del velo de la ignorancia a lo largo de tres esta- neoconservadores la Nueva Derecha que inspiró los Gobiernos de Reagan y
dios sucesivos (cuatro en total contando el primero) permite organizar a la so- Thatcher, difieren de ellos en aspectos importantes. Mientras que los liberta-
ciedad según estos principios y promueve una política gubernamental que ma- rios apoyan la abolición de las leyes sobre homosexualidad, divorcio ..., los neo-
ximice las expectativas a largo plazo de los menos aventajados, bajo las conselvadores defienden el mercado a causa de sus aspectos disciplinarios y
condiciones de igualdad de oportunidades y de inviolabilidad de las libertades propugnan el restablecimiento de los sentimientos patrióticos y familiares, la
básicas. La descripción de los estadios, sobre todo del estadio final, es un arti- política exterior nacionalista y/o anticomunista ... (Kyrnlicka, 1995).
ficio teórico. Pero, como dicen Gonzalo y Requejo (1999), dibuja una perspec-
tiva congl1.1cnte con el Estado de Bienestar, aceptable por los liberales (neutra-
lidad del Estado ante cualquier concepción de la vida buena) y por los social- 3. La respuesta comunitarista. En los años 80 se asiste a una nueva epif~nía de
demócratas (pues da carácter normativo a las políticas distributivas). la vieja oposición entre hegelianos y kantianos. Autores pertenecientes a una
La construcción de Rawls ejerció un gran influjo, medible en la cantidad y gama más diversa que la de los liberales deontológicos -liberales «críticos»
caHdad de las críticas recibidas. La corriente crítica central es la de los comu- como Taylor y Godmann, socialistas-republicanos como Sandcl, conselvadores
nitaristas. como McIntyre- coinciden en rebatir dos tesis básicas rdwlsianas: la asunción
de la prioridad del individuo sobre la comunidad y el intento de deducir pautas
distributivas de principios abstractos (Gonzalo y Requejo, 1999).
2. Una importante corriente crítica, la de los libertarios, rompe la simbiosis En su obra seminal Liberalismo y los límites de la justicia (1982), Sandel cri-
rawlsiana de la libertad y la igualdad por el lado de la -supucsta- libertad. tica la concepción rawlsiana de un yo moral ((sin ataduras», previo a las rela-
Mentores de la Nueva Derecha (al menos de un sector de ella), y contrarios ciones sociales y desligado de la cultura y de los compromisos del ((yo»situado
al Estado de Bienestar, defienden la libertad de mercado, exigen la liJnita- en estas relaciones y contextos. Valores políticos como la justicia, derechos y
ción de la intervención social del Estado, y se oponen a la redistribución libertad deben situarse en estos contextos sociales y culturales específicos; la
mediante impuestos por considerarla una violación ilícita de los derechos justicia en concreto debe emerger del fondo abstracto en el que la sitúa Rawls,
de la persona, y completarse con el reconocimiento de los lazos y compromisos que constitu.
Hayek defiende la catalaxia, esto es, el orden espontáneo del mercado, pues yen los «yos».
minimiza los riesgos de la tiranía. Dar al gobierno el poder de regular los inter- En la misma época, McIntyre critica en su obra Tras la virtud el relativismo
cambios económicos centraliza el poder, dice, y abre ((la luta hacia la servi~ que considera inherente al liberalismo. Las cuestiones religiosas o morales se
dumbrell. Critica igualmente el principio de soberanía parlamentaria, que ha han convertido en temas discutibles de opinión pública y el liberalismo, sistc-

l
55
- - - ~t-' TEORíA POLtTICA .
54 FRANCISCO
LETAMENDij. • )" pB d t ético importante del respeto qu~ la.5 sO~le~
d d. d. ".0
. f I
ma e a JU IcaClón anna, no pernute . d.l .d 1
1tiCl ar qué va ores SOn correctos ~ ~,_ 9~lF'b les deben mos
.• .. Es, p'ues un subprotrar uc o
hacia la autonomla . de las esferas distrIbutivas
cuáles no. El remedio contra el malestar generado debe buscarse en una e!:i~ tJ!:
..•. ~,ttJ
,aaªes
11 Weraalzer
-~~,..(M,iller y • politica ,
1996).
.'
t or encima de las diferencias en-
munidad de valor"es y virtudes compartidos análogos a los de los gremIOs Ine~. comumtansta Presenap d ' .nc.,dencias conectadas entre SI: .
ff.J~" 'La teona rt número e l.b d
dievales (en 1. M. Young, 1996). g:; >
• ~.':i ~
= y comentes, un ele o COItodeterminaci6n como 1 erta
Algunas de las versIones del comUI11tansmo
. . (como la que acabo de desen' ~: :'¥ ;,'V ~:'I
.i" tre ~ autores . 1 de la auto d'etennma ción versus . au'fundamento ., 'd a d
de la legltlml
bll"), han ah' mentado el reproche de que sus teSIs •
son cercanas a la idea de una• ':,
:~ !.
:. \o's
'leS! •. SOCIa
d 1 de elección; pnon . 'd a d del bIen comun, 1 defensa del Estado per fecCIO- .
comunidad orgánica, basada en la sumisión moral, Slll espacio para la dIVer. indiV]u~tituciones; critica del Estadf ~eutra ~:Cción de la estructura cultural
gencia, lo que dibuja una «democracia uflltaria)) inviable finalmente en las Con. d~la~ ID situado versus yo desvmcu a 0, pro
Olctivas sociedades actuales (Glaser, 1996) Pero el comunitarisl1lo engloba nJ.Sta'lyo 1995). ., de los intereses de las personas
ka
también las obras de Taylor y Walzer, las cuales postulan la centrahdad de la 1 (Kyrnlet sis , liberales a firman qu e la. promoclOnd .d e quieren llevar; negar 1es est a
Idea de pluralidad; ello ha abierto las puertas a una reflexión novedosa sobre el .Las ee eliJ'an por sí mlsmas
. el tIpo l e VI a quI.guales La autodeteIIDmaclOn . "
mult,culturahsmo . "
de las socIedades eontempordneas. Estos autores ha sabido exg I edquterminaCión..' Imphca no tra tar . as como. Estado .neutra)., que no mtente ,
distanCIarse de las corrientes orgánicas unitaristas del comunitarismo. Por 1 auto ~ida como libertad individual eXlge u~a buena vida y que renuncie a in-
ello, y pese a su crítica del liberahsmo, han propiciado una síntesis con algunas ¡ e~~~egiar ninguna de las co~~e~c;od~e~as de ersonas sobre el valor de ~~tas co~~
de las premisas liberales. Pfl deliberadamente en los JUICl~, P privilegie una concepclOn partt-
.
El canadiense Tay l.or cntIca
. lo que e 11 lera
b l.. .
Ismo tIene de untversahsta. las. I mr 'ones Toda achtu , d «PerfeCClOnIstan queb t'culos a qUienes no campa rt a n
teorías normativas liberales deberían recoger, dándole forma en la noción de cepCl 1 de la' vida buena y sanCl'one o ponga 'd. o les
s a de las personas,
.
clUdadama - demOCrática, la pluralidad
. dI,.
e os elementos de carácter etntco o cu arlección perJu . d.Ica 1os In
. tereses pnmor la 'ón por considerar que d'escUl'da
.
naClOna Id.que esmlenten en cada sacie . d a dI.e CItad o unlversahsmo.
. . La trad,_ esaLos e comunitanstas '. con testan esta concepcl
d t rminación , .
puede ejercerse dado
em .
ción como génesIs de nuestros planteamIentos morales es el vehículo de com- I condiciones SOCialesen que la a~to de el tralidad plantean una polítIca
prenslón . .
de nuestra cultura y de las culturas ajenas; saltar por encima de ella as
fectlvo En desacuer d o con la politlca d.f' e a.' neu,'mo del de los liberales; l.eJos d'e
en nombre de una neutralidad valorativa eqtllvale . a apuntalar pautas de aeul- edel.bien. común., cuyo concep to .,I lere d aSIlTIIS
diferencias individuales que reCI'b en
turación elno-céntricas (yen ocasiones estato-céntncas). La critica multicultu- resultar de un proceso de agreg~clon e be como el cnterio desde el que se
rahsta ha puesto en evidencia las insufiCIencias de la teoria liberal a la hora de' igual consideración, el bien comun se ~oncld de la comunidad son la base de
comprender la problemática planteada por los gro pos nacionales en las SaCIe- evalúan esas preferencias. Las formas ~ v\ abueno, conSiderándose las prefe-
dades plurinacionales, los colectivos etno-culturales procedentes de la inmigra- la valoración SOCialde las concepCiones e atribuyan a ese bien común. El Es-
ción, los pueblos indígenas ... (en Gonzalo y Requejo, 1999). renclas individuales en la medida en qu~ con
Walzer crilica en su obra Esferas de la justicia (1983), desde planteamientos tado comunitarista es pues perfecCl~nlsta f" es y puede distanciarse de toda
explícitamente pluralistas, la pretensión de deducir leyes universales de justicJa I Para los lIberales, el yo es antenOt .a .sus lI 1 ¡.aiesLos comunitaristas im~
de planteamIentos
. morales abstractos. No eXisten
.. tales leyes, dice Walzer, salvo 1 ¡ de reIaClOnes.
participación en cua IqUler t"po s 0c nuestra percepCión de nos'o~
onlra
un código mímmo univer"Sal transculturaI -prohibición
' . '. . los crean comUnidades
"
del asesinato, engaño
,
i pugnan el yo lIberal por vacuo, por ,atent~róc o~unitaria. El yo se sitúa, o en~
.
y erucldad- los codlgos de Justlcra polttlcas determI-, tras mismos y por Ignorar nues-tI-a lnserCI. la
n cautodete¡mmaClon . , se ejerce
' .'
pues
nadas en momentos determinados, debiendo ser interpretados desde esa ca- 1 marca en las prácticas socJales exl~tentes'.á dose de ellos. Para los liberales, el
munidad. A su vez, hay muchas clases de bienes cuya distribución es asunto de, dentr; de estos roles SOCiales,y no IstatCI nmunitaristas, por descubrim¡ento
justicia (en las sociedades liberales actuales, su nómina comprende seguridad y J¡ yo se dota de [mes por eleCCión, para os co .
bienestar, dinero y bienes, cargos, trabajo, tiempo libre, educación, parentesco de lo que es cada uno. . . 1 d l autodeterminación; contra.las tesIs
y amor, reconocimiento); el significado de cada bien determina su criterio de Lo que conduce a la tesIs SOCI~ le. a d. iduos se bastan a sí mIsmos, la
distribución justa. La invasión se produce cuando quien ha acumulado grandes atomistas liberales, s:gún las cua ,~s oS;e ~jercerse en un tipo particular de
cantidades de un bien 'x' (poder, por ejemplo) usa esa ventaja para obtener autodeterminación, dice Tayl?;, so o ¡;e El hecho de que la autodetermma-
más cuotas del bien .z. (dinero) de lo que le correspondería a justo título. Las sociedad con un entorno SOCiaespec ~o. te autor ciel~as condiciones; en
sociedades que respetan el pluralismo distributivo pueden realizar la «unidad ci6n puede hacerse efectiva eXlge, segutn e.s cult~ral que proporcione op~
compleJa»,
. la cual se realIza
. a través de muc h.as deSigualdades separadas que concreto, la neceSl.d a d d'e apoyar una es rue tura
se anulan °
compensan unas a otras, impidiendo el predominio de cualquiera

~::,i''',
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...
56
dones significativas
FRANCISCO LETAMENDIA

a los individuos. La neutralidad liberal, afim1a, es incapaz


r
:::);'

TEMAS DE TEORíA POLÍTICA

pluralismo de doctrinas (kantismo, utilitarismo, cristianismo) que, aunque in-


57

de asegurar una cultura rica y diversa que nos provea de tales opciones. compatibles entre sí, son con todo razonables. Este «pluralismo razonable)) es
Se hace necesaria la existencia de foros plurales desde los que evaluar estas un rasgo pennanente de la democracia, y es consecuencia de los límites natu-
opciones, en caso. c~~tl'ario, el cO~lInitarismo no sería una .teo~ía normativa rales del conocimiento.
democrática. Los JUICIOS sobre el bien dependen de las expenenclas plurales y De ahí derivan los dos principios del «consenso superpuesto» y «la razón pú-
del intercambio propios de la rel1exión colectiva. Pero ¿cuál es el lugar de la re. blica compartida». Rawls afirma ahora que el modo pluralista de adherir a una
flexión? Rawls rechaza -IlO sin razóo- que el aparato estatal Sea el lugar misma concepción de la justicia es hacerla independiente de cualquier doctrina
apropiado para esta reflexión. Kymlicka indica que las oportunidades para la abarcativa, generándose un acuerdo básico entre personas razonables que sólo
reflexión colectiva se dan en el ,seno de los lugares de la socialización colectiva, aceptan concepciones razonables. Este consenso superpuesto sería la expresión
que no se encuentran a nivel de Estado; amigos, familia, iglesia, asociaciones de lo que denomina «la razón pública compartida» por el conjunto de la socie~
culturales, sindicatos, universidades, medios de comunicación ... En opinión de dad, extensión natural de la idea de contrato social (Gargarella, 1999).
este autor, liberales y comunitaristas no han sabido aprender unos de otros.
Los cOTl1unitaristas, de la insistencia liberal en que el carácter coercitivo del
Estado hace de él un foro poco apropiado para tales reflexiones compartidas. _ El republicanisrn.o. Es ésta una cOlTiente de fines de siglo XX que ha rastrea-
Los liberales, de la concepción comunitarista de que una cultura tolerante y di. do la tradición política anglo-americana, alimentándose de las fuentes del pen-
versa no es algo dado que se mantenga por sí misma. samiento clásico (república romana, ciudades-Estado del renacimiento italia~
Cualquiera que sea el papel del Estado en la protección del mercado cultu- no, escritos de Maquiavelo); presenta puntos en común con tendencias
ral, sólo puede cumplirlo si las instituciones públicas son legítimas a ojos de concretas del comunitansmo. Se define, en las obras de Pocock, Skiner, Pettit,
los ciudadanos. Además, las prácticas redistributivas del Estado de Bienestar por los siguientes rasgos: concepción antitiránica, liberlad entendida como vi-
exigen sacrificios personales. Rawls y Dowrkin piensan que los sacrificios se da en un Estado libre, defensa persistente de los valores cívicos -coraje, pa-
aceptarán por los principios de justicia y al respecto del derecho de las perso- triotismo, compromiso con la suerle de los demás-, rechazo de toda domina-
nas a igual consideración. Los comunitarislas consideran irreal esta opinión: ción... Aristóteles y Arendt guían su ideal de ciudadanía; las instituciones
los ciudadanos sólo aceptarán como legítimos los sacrificios exigidos por el Es- deben alentar la discusión pública en torno al bien común.
tado si existe una visión compartida del bien común; lo que no es posible a En la polémica entre liberales y comunitaristas, el republicanismo toma
causa de la neutralidad estatal. partido por los segundos. Los republicanos se oponen a la distinción liberal
drástica entre lo público y los privado, a la pretensión liberal de que el Estado
se mantenga neutral respecto de las concepciones del bien de sus miembros, a
_ La segunda {ase, no (undaciollalisla, de Rawls. Kyrnlicka (1995) ha apuntado su defensa de la libertad frente a la ((tiranía de la maYOlia» (los republicanos
acertadamente que los autores que habían protagonizado los debates políticos buscan en cambio apoyarse en la voluntad mayoritaria frente a la tiranía de las
tradicionales entre izquierdas y derechas creían en valores fundacionales, la Ii- minorías opresoras).
bcrtad, la igualdad; pero al no existir ningún valor superior, no podía estable- Presenta en consecuencia numerosos puntos de coincidencia con lo que el
cerse la superioridad de un valor sobre otro. En los debatcs de las últimas dé- comunitarismo tiene dc crítico a las concepciones atomistas y neutrales del li-
cadas se han multiplicado los valores últimos a los que apela la teoría política: beralismo. Sus desencuentros provienen, según Gargarella (1999), de que el
acuerdo contractual (Rawls), derechos (Dowrkin), bien común (comul1itaris~ comunitarismo se vincula al pasado y a la tradición, mientras que para los re-
tas), utilidad, androginia (feministas) ... Pero al no existir ningún valor funda. publicanos, aunque puedan buscar ejemplos cn el pasado, lo importante es el
cional superior ¿habtia que aceptar los inevitables compromisos entre teorías? tipo de comunidad que las generaciones presentes quieren constmir.
La obra de Rawls Liberalismo po/(tico (1993) constituye un intento honesto Pero, en realidad, la diferencia principal no reside ahí. sino en el hecho de que
de asumir las cdticas sobre la falta de neutralidad de su teOl-íade la justicia an~ el republicanismo coincide con un tipo de comunitarismo, el unitadsta, mientras
te las distintas concepciones del bien, de superar el sesgo f1.mdacionalista de es- que es incompatible con la vertiente comunitarista que asume la defensa del mul.
ta obra, y de buscar una solución nonnativa al vacío del antifundacionalismo. ticulturalismo -o de la plurinacionalidad. El republicanismo es una teoría políti-
Rawls se distancia de su primera formulación, según la cual todos los que ca perfectamente adecuada a la defensa de un Estado perfeccionista monocorde
aceptan la misma concepción de la justicia deberían aceptar de modo «ilumi- que protege un único contexto cultural: el único existcnte -lo que es excepcional
nista» una misma doctrina abarcativa. En las sociedades actuales existe un en las sociedades actuales- o el de la cultura mayoritaria.

I -~~ a
r

TEMAS DE TEORfA POLfTlCA 59


58 FRANCISCO LETAMENDIA

históricos que cita (polis griegas, comunidades de New England), la legitimi-


2.3. Los debates sobre el multiculturalismo dad se había conseguido mediante la exclusión de grupos históricamente mar-
ginados (mujeres, metecos, esclavos, en un caso; indios, mujeres y ateos en
Según los liberales deontológicos. el principio de justicia exige que los indivi- otro). ¿Sería la exclusión de ciertos grupos consustancial al proyecto comuni-
duos desaventajados en sus aptitudes naturales y sociales sean compensados tarista? La política no puede basarse en una concepción del bien común que
mediante políticas redistributivas. En los planteamientos comunitaristas, es la excluya a grupos, argumenta Kymlicka, o que los admita sólo si su personali-
tradición y el contexto cultural de la comunidad el fundamento de una noción dad y prácticas resultan inofensivas para los valores de la mayoría. De ahí que
compartida del bien común, y lo que genera la necesidad de un Estado perfec- el principio comunitarista del reconocimiento cultural deba combinarse, en
cionista que proteja el contexto cultural. Pero, en el primer caso ¿no existen sociedades plurales históricamente excluyentes como las nuestras, con el de la
gnlpos que por razón de su origen étnico, religión, género o cualquier otra ca-
neutralidad liberal.
racterística ~e encuentran comparativamente desaventajados? Y en el segundo En tal sentido, la obra de Kyrnlicka Liberalismo, comunidad y cultura repre-
caso, ¿qué Ocurre con la diversidad de tradiciones y grupos culturales existen- senta un hito en esta labor de síntesis. A partir del análisis de la situación par-
tes en la gran mayoría de las sociedades actuales, y cómo conciliar esa plurali- ticular de los aborígenes en el Estado liberal de Canadá, este autor afinna que
dad con la exigencia de un Estado perfeccionista protector del bien común? los valores del liberalhimo político moderno no sólo son compatibles, sino
En los primeros debates que se cruzaron entre los autores de una y otra co- que requieren a veces la aplicación de derechos especiales para minonas cultu-
ITiente no siempre se tuvieron en cuenta esas obviedades. Ha habido que espe- rales oprimidas. Los derechos individuales liberales incluyen el derecho indivi-
rar a fines de los años 80 para que la filosofía política desviara su foco de aten- dual liberal a ser miembro de una cultura y, por tanto, al mantenimiento de la
ción hacia esa temática, ligada a la anterior, y nutrida por los desarrollos de las
cultura de la que se es miembro.
dos corrientes opuestas, pero novedosa y distinta en su naturaleza: los proble- Para la corriente principal del liberalismo, «neutralidad» respecto a las mi-
mas derivados de la diversidad cultural de las sociedades modernas. Y si bien norías culturalmente desaventajadas quiere decir mantenimiento del statu qua;
los estudiosos del multiculturalismo han destacado las dificultades del pensa- y por tanto, indiferencia ante las razones de su maltrato histórico, o ante su
miento liberal para dar cuenta de esos desafíos, también han detectado los va- asimilación coercitiva. El individualismo metodológico equivale a primacía de
cíos y contradicciones lógicas del comunitarismo. De ahí que entre estos estu- la autonomía personal sobre cualquier cultura; basta pues con garantizar los
diosos se haya abierto camino una labor de síntesis de los aportes de las dos
derechos básicos de todos.
tendencias citadas.
A fin de combatir estas versiones liberales y conseguir la simbiosis entre li-
Las primeras defensas del multiculturalismo se acompañan de ataques alli- beralismo y multiculturaJismo, Kymlicka quiere destacar algunos malentendi-
beralismo. Taylor, teórico camunitarista de la diversidad de culturas, considera dos. El comunitarismo, dice, piensa que las reivindicaciones de los grupos cul-
incompatible el principio del reconocimiento cultural con algunas versiones li- turales son antiliberales y buscan la separación de la «sociedad madre» en la
berales: éstas requieren que las reglas se apliquen a todos del mismo modo, lo que están insertos. Pero empíricamente, dice, se constata 10 contrario: los gru-
que impide el mantenimiento de culturas particulares.
pos socio-culturales procedentes de la inmigración, y muchos pueblos indíge-
Rawls fue receptivo a estas críticas, y quiso responderlas en su obra Libera- nas, quieren ser en su gran mayoría «participantes plenos en las sociedades
lismo Político. Pero sus argumentos no invalidan los reproches de Taylor: el
modt:rnas» (Gargarella,1999).
multiculturalismo sólo es posible en una sociedad liberal, dice Rawls, si se tra- Kymlicka distingue entre las «restricciones internas» (esto es, restringir
za una línea clara entre lo público y las reglas que gobiernan la sociedad ente- coactivamente la libertad de algún grupo en nombre la religión, tradición o
ra, por una parte, y lo privado y los compromisos individuales y comunitarios prácticas dominantes), que serían rechazables por los liberales; y las «protec-
por otra. Pero, como dice I. M. Young (1996), las demandas particularistas de ciones externas» (barreras en defensa de una minoría social desaventajada
grupos sociales hace tiempo que han entrado en el dominio público; la distri- frente a las pretensiones de un grupo social más extenso), que serían derechos
bución de bienes e ingresos a los menos aventajados incluye términos de géne- de las minorías suplementarios de los derechos individuales tradicionales.
ro, etnicidad y cultura, y el reconocimiento de las minorías culturales consiste Sin embargo, todo indica que esta visión de la política liberal respecto del
en reclamaciones de justicia social.
multiculturalismo es más normativa que descriptiva; como también lo es el in-
Sin embargo, los autores comunitaristas y el propio Taylor tampoco quedan tento de Raz de combinar multiculturalismo y perfcccionismo. Según Raz, el
libres de reproches. Taylor sostiene que existen fines compartidos que pueden
«horizonte de oportunidades» de toda persona se encuentra vinculado a un
ser la base de una política legítima para todos los grupos de la sociedad; pero cierto ambiente cultural; siendo dicha cultura la condición para tener relacio-
Kymlicka (1995) observa que no los menciona y que de hecho, en los ejemplos

I
l,
r
60 FRANCISCO LETAMENDíA TEMAS DE TEORIA paLlnCA 61

nes personales ricas, y el factor determinante de su identidad. El Estado debe ¿Cómo se concretan los derechos de las minorías culturales? Algunos auto-
pues involucrarse en la promoción de esas condiciones, como suplemento de res, como Kymlicka, lo han puesto en relación con su presencia institucional y
los derechos individuales. ¿Quiere ello decir que abandona su neutralidad para su representación democrática. Si las instituciones deben tomar decisiones so-
convertirse en perfeccionista? Pero se trata de un perfeccionismo, dice Raz, bre las minorfas culturales, pero éstas no están representadas en aquellas, o lo
compatible con el pluralismo de valores. están insuficientemente, el resultado será su desventaja respecto a los gnlpos
Raz y Kymlicka abordan el polémico tema de los derechos colectivos versus que sí están presentes en ellas. Además de las razones de motivación y de com~
derechos individuales. El tronco central del liberalismo impugna su razón de prensión de los problemas, debe añadirse el argumento de la confianza, impo-
seL Si su defensa se vincula con su valor para individuos particulares, pueden sible si algún grupo no está presente. La representación democrática de los
conseguirse los mismos resultados dotando a los individuos de derechos más gnlpos culturales requiere soluciones de tipo consociacional, mediante la im-
apropiados, argumenta. Para Raz, en cambio, los liberales pueden defenderlos. plementación de un sistema de cuotaS para las minorías desaventajadas. Lo
Es un modo de referirse a intereses individuales que nacen de la pertenencia de que a su vez no deja de plantear problemas, dada la enorme variedad de gru-
individuos a comunidades particulares; lo que ocurre es que se trata de un bien pos, la indefinición frecuente de sus contornos, la multidimensionalidad de las
colectivo cuya satisfacción no puede ser demandada por ninguno de los miem- preferencias personales, que convierten en problemática la separación de unos
bros del grupo. grupos de otros, La respuesta es que los problemas planteados por el sistema
Kyrnlicka lo define también desde planteamientos liberales a favor de la de cuotas son siempre inferiores a su inexistencia (Gargarella, 1999).
igualdad, los cuales requieren el establecimiento de derechos especiales para El multicu!turalismo requiere pues una política de reconocimiento de la di-
las minorías. En efecto, si según los planteamientos de RawIs y Dowrkin las ferencia cultural. Ello plantea a su vez dos tipos de problemas (Gutmann, en
desigualdades no merecidas deben ser compensadas, lo son tanto las vincula- Taylor, 1994): ¿son admisibles todos los contenidos culturales? y ¿debe mante~
das a la etnicidad o a la clase como a los contextos culturales específicos (en nerse la separación de las culturas?
Gargarella, 1999). La primera pregunta puede re formularse de este otro modo ¿una sociedad
El modelo teólico más elaborado de defensa del multiculturalismo desde la democrática liberal debe respetar las culturas que proclaman, por ejemplo, la
síntesis del liberalismo y el comunitarismo es sin duda el que distingue entre superioridad étnica o racial? Es claro que no. ¿Cuáles son pues los límites mo~
dos clases de liberalismo, el 1 y el 2, construido por Walzer y compartido por raIes del reconocimiento -de culturas particulares? Gutmann distingue acerta-
Taylor. Walzer quiere responder a la pregunta de cuál es la perspectiva llnivcr- damente entre respeto y tolerancia. Una sociedad rnulticultural debe incluir
salista en función de la cual una democracia liberal asume el multiculturalis- una amplia gama de desacuerdos morales respetables -en la línea del último
mo. Sugiere que podría haber dos interpretaciones plausibles del principio de Rawls- con gente moralmente seria con la que no se está de acuerdo, pero de
tratar a todas las personas como «libres» e (dguales», a las que llama liberalis- la que se puede aprender. Pero no todos los aspectos de la diversidad cultural
mo 1 y 2. El 1 descansa en la neutralidad política ante las diversas concepcio- -racismo, antisemitismo- deben ser respetados. Sin embargo, añade, su ex-
nes (a menudo conflictivas) del bien común en una sociedad plural (lo que es la presión sí debe ser tolerada. Así pues, la tolerancia tiene una gama muy am~
base del discurso liberal). El 2 autoriza a las instituciones públicas a secundar plia, mientras que el respeto es mucho más discriminante.
los valores particulares, pero con tres condiciones: deben protegerse los dere- La segunda pregunta es en realidad un falso dilema. El multiculturalisrno
chos fundamentales de todos los ciudadanos; no debe manipularse a nadie pa~ no ddiende la permanencia de varias culturas exclusivas y no respetuosas en
ra aceptar los valores culturales promovidos por las instituciones; los funciona- un sistema de «mesas separadas». Como dice Taylor (1994), una parte de la
rios que hacen las soluciones son responsables de ellas. Walzer considera que identidad de los individuos resulta del modo como integran y modifican su
el liberalismo 2, más democrático que el 1, puede elegir el 1 -la neutralidad propia herencia cultural y la de la g~nte con la que entran en contacto, dialo-
del Estado- por consenso democrático, opción que es la suya para Estados gando con los otros. Las culturas están hechas pues, de la interacción y de los
Unidos, sociedad de inmigrantes (en Taylor, 1994). préstamos culturales.
Según Gutmann, ambos .liberalismos serían las dos corrientes de una con~ El principal problema tiene otro origen, y es que, al menos en el discurso,
cepción única de la democracia liberal que recomienda la neutralidad estatal los principales .autores comunitaristas asumen la lógica del Estado-Nación: es-
en ciertos campos, como la religión, pero no en otros, como la educación, en el te contiene un demos, o país, y dentro del país todos tienen la misma naciona-
que las instituciones democráticas son libres de reflejar los valores de una o va- lidad. Rawls y Dowrkin suponen a la comunidad políticamente homogénea.
rias comunidades culturales siempre y cuando reflejen también los derechos Pero, dice Kyrnlicka (1995), tampoco sabemos lo que la idea comunitarista del
fundamentales de todos los ciudadanos. .bien común exigen en los Estados multinacionales.
r
62 FRANCISCO LETAMEND1A
TEMAS DE TEOR1A POLíTICA 63
Ello requiere separar conceptwilmente los problemas planteados por el
multiculturalismo -3 ser resueltos fundamentalmente por el reconocimiento rencia de su pasado inmediato, el cual era en realidad incompatible con el ca-
de la diferencia cultural. la participación y el consociacionismo- de los que rácter reflexivo de la modernidad. Esta disyunción ha creado un nuevo mundo
suscita la plurinacionalidad, de muy distinta naturaleza. Desarrollaré la pro- de experiencia basado en la disolución del evolucionismo, la desaparición de la
blemática suscitada por este doble tema en uno de los dos casos de estudio teleología histórica, el reconocimiento de su constitutiva reflexividad. Por ello
analizados en este libro. no puede hablarse propiamente de posmodemidad, dice Giddens, sino de una
radicalización de la modernidad.
Estos cambios han coincidido con la erosión de la privilegiada posición de
Occidente en el mundo; pero también con la mundíalización, esto es, con la
2. 4. Teorías de la modernidad y la posmodernidad expansión de las dimensiones institucionales de la modernidad -cuatro según
Giddens-: capitalismo, industrialismo, vigilancia política de la población, y
Debe definirse en primer lugar el esta tus teórico de los términos modernidad y control de los medios de la violencia. La mundialización ha dado lugar a la
posmodemidad en la ciencia política; lo que no es tarea fácil, pues no son es- globalización, proceso de intensificación de las relaciones sociales en todo el
pecíficamente políticos. Además, los términos están ellos mismos sometidos a mundo por el que se enlazan lugares lejanos, de modo que los acontecimientos
polémica, sobre todo el de la posrnodemidad (una importante corriente de locales están condicionados por lo que aCUITe a mucha distancia y viceversa.
pensamiento, encabezada por Giddens, sustituye esta noción por la de moderM En el curso de este proceso, las dimensiones de la modernidad se han transM
nidad radicalizada). Ambos términos pueden designar amplios procesos histó- formado en las de la globalización: economía capitalista mundial, división in~
ricos y sociales, en cuyo caso son transdisciplinares, objeto de estudio de histoM ternacional del trabajo, sistema de Estados-Naciones y orden militar mundial.
riadores, economistas, sociólogos ... o pueden adjetivar modos de pensar, La mundialización inherente a la modernidad descansa en la comprenM
siendo esta perspectiva epistemológica, competencia de los filósofos. Pero una sión y distanciamiento espacio~temporal, y en la generalización de sistemas
y otra opción tienen implicaciones sobre la teoría política. En el primer caso abstractos (viajes en avión, transferencias bancarias) que proporcionan una
inciden sobre contextos políticos, originando consecuencias que la teoría políM seguridad a la vida cotidiana inexistente en las sociedades pre-modernas.
tica debe estudiar, en el segundo, influyen sobre la elaboración de teonas políticas. Pero crean al mismo tiempo una vulnerabilidad psicológica que no existía
.La polémica sobre la existencia o no de la posrnodemidad tiene que ver con su cuando las relaciones de las personas eran cara a cara; se produce una
aspecto de proceso social; desde el punto de vista epistemológico, es evidente transformación de la intimidad, y la construcción del yo se convierte en un
que existen teorías filosóficas y políticas modernas y posmodemas. Para la proyecto reflexivo.
pIimera perspectiva utilizaré sobre todo a Giddcns, lo que se justifica por la profu- Por ello, la globalización está surcada de tensiones: entre la intimidad y la
sión con que los politólogos han utilizado sus aportes teóricos. Para la segunda, la impersonalidad, entre el desplazamiento (a causa de la inserción en la cornuM
construcción de teorías en la modernidad y posmodernidad, seguiré fundaM nidad globalizada) y el reManclaje (consistente en la recreación de lugares pe-
mentalmente a Van Beyme. queños y sencillos). Así pues, sus resultados no actúan en una dirección uni-
La modernidad, dice Giddens (1993) es hija de la Ilustración, la cual surgió forme, sino en muchas direcciones opuestas. Un~ de ellas, dice Giddens, es la
de un contexto religioso y sustituyó un tipo de certeza -la ley divina- por intensificación de las reivindicaciones de autonomía local y de identidad cultuM
otro -la certeza de nuestros sentidos y de la observación empírica. El poder ral regional, el auge de los nacionalismos periféricos en Europa y otras partes
occidental sobre el mundo proporcionaba una base sólida a la empresa de la del mundo. El desarrollo de las relaciones sociales mundiales ha disminuido
razón tendente a la emancipación del dogma de la tradición. Pero la ruptura los sentimientos nacionales vinculados a los Estados, pero ha intensificado los
con la tradición trajo consigo la renexividad permanente de la vida social. En sentimientos nacionalistas más localizados.
la modernidad, las prácticas sociales son examinadas constantemente y reforM El politólogo Von Beyme (1994) se centra en la vertiente epistemológica de
madas a la luz de la información sobre esas prácticas; lo que excluye al mismo estos términos; esto es, analiza la' construcción de teorías políticas en la pre.
tiempo la certidumbre, pues el conocimiento puede ser siempre revisado. modernidad, modernidad y posmodernidad.
La posmodemidad se ha asociado con la ruptura de las perspectivas esen~ En la premodernidad, dice, la teoría se subordina a imperativos normativos,
ciales de la Ilustración, con las visiones providenciales y teleológicas de la his~ y constluye doctrinas de prudencia política que buscan «el buen Estado». Al-
toria (de las que participa el marxismo). Pero en realidad, con lo que se ha roto gunas filosofías políticas -el marxismo, las distintas teorías del progreso-
es con el lastre teológico pre-m~derno que la Ilustración arrastraba como he. combinan la modelnidad con elementos teleológicos premodemos. El marxisM
nio~ que postula la unión de teoría y praxis y el evolucionismo -si bien dialéc-
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TEMAS DE TEORíA POLITlCA 65
64 FRANCISCO LETAMEND1A

verdad, o como múltiples razones, presenta problemas de aplicación a la


tic 0- fusiona elementos providencialistas y ontológicos premodemos con
componentes teóricos altamente modernos. tcoría política de la decisión democrática. 'Lyotard y Marin contraponen
al modelo liberal el modelo de controversia: ésta debe organizarse de
Según Van Beyrne son cuatro los principios básicos de la constIllcción de
modo que ninguna minona sea pennanentemente vencida por el voto de
teorías de la modernidad madura, siendo los autores referenciales Durkheim,
la mayoría. Y cuando ello es estructuralmente irremediable -en el caso
Weber, Pareta y Parsons: a) diferenciación entre teoría y praxis. entre el cono-
de las minorías étnicas, por ejemplo- debe atenuarse mediante dere-
cimiento de las ciencias sociales y la ación política; b) diferenciación entre his-
chos de veto, ofertas de participación o de delegación de derechos de de-
toria y evolución, y renuncia por tanto a una concepción teleológica de la his-
cisión autónoma. Aquí se inscribe la defensa del multiculturalismo, ban~
toria; e) desarrollo de la comparación sistemática; d) diferenciación de ámbitos
vitales y renuncia a la primacía política. dera de la posmodemidad de izquierdas.
4 Fin de la teorla de la revolución: Los posmodernos rechazan el proyecto de
factibilidad plena de la modernidad clásica, aplicado a la naturaleza o la so.
dedad, como un delirio con connotaciones totalitarias. Foucault señala que
- La posmodernidad se ha radicalizado, adaptando y desplegando el credo
es probable que las revoluciones dejen intactas las redes de poder sobre las
teórico de la modernidad, de la que constituye por lanto su culminación (así
que funcionaba el Estado. Las revoluciones sociales han sustituido a las po-
pues, existen puntos de coincidencia entre Van Beyme y Giddens). Su pensa-
lfticas: los nuevos movimientos sociales siguen queriendo cambiar el siste-
miento fTagmentada se opone a la formación de teorías integradas; además, la
ma, pero por parcelas. EL internacionalismo cosmopolita de la modernidad
política ha perdido su importancia central. No cabe, por ta)nto, esperar una
teoría política general. Pero existen los siguientes rasgos típicos del pensamien- clásica ha sido sustituido por la plurinacionalidad.
to politico posmodenlO: 5. Revalorización de las minadas y critica del principio de mayorías: La de-
fensa del patchwork of minorities, mezcla de minorías (Lyotard), se ha
producido como consecuencia de la radicalización del pluralismo. Se
J. De~sustancialización del poder: La modernidad clásica entendía el poder y
ataca el pdncipio de la mayoría, entre otras razones, por las destruccio-
la dominación verticalmente; en la pos modernidad pasan al primer pla-
nes irreparables que ha cometido contra la naturaleza en la fase de la
no las relaciones horizontales y excéntricas. Ahí tiene su asiento un
modernidad clásica. La posmodernidad tiene en cuenta los derechos de
conjunto muy dispar de teorías; la teoría cibernética, que vincula las re-
los aún no nacidos, cuyas oportunidades vitales pueden verse menosca-
laciones de poder a las con'ientes de comunicación; el corporativismo
(Schmitter), que sitúa el poder en la mesa de negociaciones que compar- badas por decisiones de hoy.
6. Fin de la teoria de la legitimidad: Como se dijo, los posmodemos entien w

ten .Jos grandes actores colectivos y el gobierno; las teorías de las redes de
den las teorías clásicas de la legitimidad como teonas de la dominación y
actores,y agencias gubernamentales, palicy nelwor1cs, (Marsh y Rhodes);
como .paJ.1-e..de las meta-narrativas emancipatorias míticas. La propuesta
la concepción de Foucault, para quien el poder funciona en organismos
de Luhman~':de la legitimidad por el procedimiento cerraría la secuencia
en forma de red. no como una institución, sino como un juego de resis-
histórica de los conceptos de la legitimidad: búsqueda de buen Estado
tencias desiguales y móviles que genera a su vez contra~resistencias; el
por la pre-modernidad; búsqueda del Estado legítimo por la modernidad;
rechazo postestructuralista a la teoría estructuralista de la dominación ...
limitación a la legitimidad por el procedimiento en la posmodernidad.
El principio de gobernación, esto es, el Estado descentrado ejerciendo
funciones de coordinación y no de mando, se inspira en el pensamiento
de la modernidad tardía. Pero la pre-modemidad presenta deficiencias; según Van Beyrne, la decons-
trucción del individuo ha conducido a una filosofía aa-humana», que equipara
2. Crítica a la tecnocracia: Coinciden aquí la Escuela de Franckfurt y los
los objetos y otros seres 'vivos a las pep.>onas.Además, la ausencia de una polí-
pastestructuralistas [yanceses, Lyotard, obsesionado por la unifonniza-
tica dirigida a fines ha permitido -contra los planteamientos del posmoder-
ción tecnocrática del lenguaje, se rebela, más que contra la ciencia, con-
nismo de izquierdas- que se impongan los intereses más fuertes de los grupos
tTa el peligro de control social total que se deriva de su desarrollo.
privilegiados, dejando desprotegidos a los subprivilegiados: nacionalidades,
3. Intensificación del pluralismo: Éste se lleva a sus últimas consecuencias,
grupos subordinados y mujeres. El triunfo del neoliberalismo en las relaciones
alejado de las visiones armonizadoras de la modernidad behavioralista
industriales es, finalmente, la otra cara de la pos modernidad.
norteamericana. Se hace equivaler a la inconmensurabilidad de los con-
La crítica de las grandes narrativas ha producido una actitud antifundacio-
ceptos, a la separación de la racionalida,d científica y la racionalidad so-
naJista hacia la teona política (que ha inOuido al llltimo Rawls de Liberalismo
cial. Pero la super-extensión epistemológica del pluralismo como doble
r~

66 FRANCISCO LETAMENDtA TEMAS DE TEORíA pOLíTICA 67

político). No han desaparecido los proyectos de {(buena sociedad»; Rorty por desplazados por estos conflictos identitarios, proceso acelerado desde 1989 tras
una parte, Laclau y Mouffe por otra, han emprendido la tarea de desarrollar en el fin de la pugna entre capitalismo y socialismo a nivel mundial.
tal sentido perspectivas progresistas no fundacionales. El fracaso de los proyec- Algunos de estos movimientos recuperan un cierto número de las caracte-
tos positivistas, con sus preocupaciones utópicas de objetividad neutral en rísticas que acompañaban a las ideología fuertes subversivas, o revoluciona-
cuanto a valores, ha provocado un intenso interés sobre reflexividad, discurso y rias, de la modernidad. Pero su recuperación se produce por la vía identitaria,
prácticas de donación de sentido. No existe un punto privilegiado de observa- por la hipertrofia de la polaridad nosotros/ellos; no por la vía ideológica, que
ción, un Ojo de Dios; lo que abre el camino hacia una comprensión má.s acle. remite a teorías o filosofías políticas elaboradas, las que no aparecen necesa-
cuada de las relaciones complejas entre el que sabe, los objetos de su conoci- riamente, y con frecuencia están ausentes, en tales movimientos.
miento, y las condiciones de su producción (Gaod y VeJody-¡.1998L
Ello ha anojado nueva luz sobre la noción d.e i"(fentidad política":En el cora~
zón de la tensión creciente entre lo global y lo local, entre la globalización y la
proliFeración y resurgimiento de identidades étnicas, nacionales y religiosas, se 2. 5. Teorías sobre los nuevos movimientos sociales
encuentran en efecto las nociones de identidad y pertenencia. Con la moderni-
dad tardía la identidad se ha hecho más móvil, múltiple, aulo-reflexiva, sujeta a Como proceso social, la modernidad tardía para unos, para otros la posmoder-
cambio e innovación (Kellner, 1992). Gergen y Shotter han desarrollado una nidad, han contemplado la eclosión y maduración de los nuevos movimientos
noción relacional de identidad, según la cual ésta no puede ser comprendida sociales; el pensamiento de la posmodemidad les ha proporcionado en ocasio-
fuera de las relaciones en las que sc enCalTIa. El yo po::;modenlo no posee ya el nes argumentos, y en otras los ha interpretado. Sería, sin embargo, inexacto
espesor y la coherencia del yo moderno: ofrece la posibilidad de la n~- ubicar a todos los autores que voy a tratar (Habermas, Inglehart, Luhmann,
modelación y la plasticidad, produciendo un yo socialmente construido (Good Touraine, Offe, Beck) en la posrnoden1idad; algunos tienden un puente entre
y Velody, 1998).
ésta y la rnodel11idad clásica, e incluso entre ella y algunos aspectos de la pre-
Sin embargo, la construcción de identidades en la posmodernidad no es de
modernidad.
sentido único. La globalización hace surgir dos actitudes o estilos de vida: el
del sujeto que vive una identidad .hecha de retales o pedazos inconexos, el «hom- _ Haben11as y la colonizaciól1 del mundo de la vida: El concepto del mundo de
bre modular»; y el de aquél que se sumerge en reacciones jdcntitarias fuertes la vida procede de la fenomenología de Husserl, ese mundo intuitivo y experi.
de tipo colectivo que luchan contra la flexibilidad y la evanescencia de las co- mental en el que se desarrolla nuestra vida cntera, que el filósofo contrapuso
ordenadas espacio-temporales propias de la mundialización; actitudes antagó. en los años 30 a la técnica pervertida nacional-socialista. Partiendo de la apli-
nicas que cohabitan de hecho, dándosc la espalda hostilmente, en una misma cación de Schutz de este concepto a las ciencias sociales, Habermas relaciona
s:ociedad. La primera actitud contribuye así al «desencanto» del mundo; pero al el mundo de la vida con el trabajo que almacena e interpreta las experiencias
mismo tiempo prepara al individuo para adaptarse a los cambios y a las nuevas de las generaciones pasadas, componiéndose de convicciones difusas y no pro-
~ormas de relación social.
blemáticas, con la interacción de carácter comunicativo que se da en la esfera
Frcnte al individualismo consumidor propio de esta actitud (Morin, Nair), privada (familia) y esfera pública (opinión pública); y la contrapone a la noción
;e alzan compactos edificios identitarios, «agujeros negros" en tonlO a cuyo parsoniana de sistema. Este, contrariamente al mundo de la vida, es dirigido
:lensa masa identitaria gravitan concepciones del hombre y de la sociedad y por medios de control; el sistema político está controlado por el poder, y el sis.
:ormas de acción colectiva basadas en lo que se es -etnia, por ejemplo-, más lema económico por el dinero. La colonización del mundo de la vida es uno de
lue en lo que se hace. De este modo, lo adscriptivo-identitario pasa al primer los fenómenos patológicos más importantes de la modernidad: las intenlecio-
)lano de la movilización. (Huntington ha trasladado el conflicto, de modo, hay nes comunicativas pasan a ser controladas por el poder y el dinero. Muchos
IUC decirlo, superficial, al ámbito de las relaciones internacionales, en su co- movimientos sociales, dice 1. M. Young (t 996), pueden interpretarse como una
lOcida teoría del «choque de civilizaciones»). Si en el siglo XIX lo identitario reacción a esa colonización, como un intento de limitar los imperativos sisté-
:onsistió en una reacción ante la. modernización mediante la que se intentaba
micos del poder y el dinero.
oldar comunidades fragmentadas por aquella, hoy constituye una reacción. Sin embargo, Van Bcyme (1994) diluye la tensión bipolar habermasiana; ni
rente a la mundialización, adquiriendo en grandes espacios del Tercer Mundo los ámbitos sistémicos de la política y la economía se encuentran tan alejados
:1 carácter de reacción fTcnte a los efectos erosivos de lo occidental. Los con- del ámbito comunicativo (el neoinstitucionalismo explica que los procesos
lietos generados por la redistribución de los bienes económicos han quedado fOlTIlales se .ven complementados por los infOlmales y la necesidad de con sen-
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68 FRANCISCO LETAMENDIA TEMAS DE TEORÍA POLlTICA 69

so), ni el ámbito comunicativo privado es tan comunicativo como pretende clase en favor de la sociedad desideologizada. Touraine y Offe se encuentran
Habermas (ver en este sentido las críticas tanto de Foucault como del femi- entre los autores que han teorizado el «gran rechazo» como elemento constitu-
nismo).
tivo de los nueevos movimientos sociales
Según Touraine (1978), los movimientos alternativos de la «sociedad pos-
- Inglehart y el posmaterialismo: Este autor difundió en su obra de 1977 La re- tindustrial» atraviesan las etapas constituidas por la decadencia de los antiguos
vo!t.lción silenciosa las investigaciones posmodemas sobre el posmaterialismo. movimientos sociales; la eclosión de una crisis cultural que cuestiona los fun-
si bien de un modo empírico no habitual entre los teóricos del mundo de la damentos de la sociedad; el surgimiento de actitudes de rechazo al crecimiento
vida. Utiliza al respecto dos hipótesis: la hipótesis de escasez (las necesidades se y de crítica libertaria contra el Estado, así como de una oposición a la concen-
ajustan a un orden jerárquico: cuando las básicas, o materiales, han sido satis- tración del poder, que genera un repliegue de la sociedad sobre los grupos pri-
fechas, aparecen las sociales y culturales, de orden posmaterial, tanto más marios y la aparición de movimientos de recuperación de su identidad en el
apreciadas cuanto más difíciles de conseguir); y la hipótesis de socializ.ación (la seno de las categorías amenazadas. ApareceIia así 10que Touraine llama «el Gran
estructura de valores se determina en los individuos durante su juventud, per- Rechazo», que presenta distintas fOlmas, desde movimientos de las comunida-
maneciendo después estable). Los valores materialistas -lucha contra la subi- des amenazadas de disolución en defensa de su pasado, hasta movimientos que
da de precios, crecimiento económico, ejercito fuerte, mantenimiento del or~ se proyectan hacia el futuro y que cristalizan en actitudes anarquistas de re-
den- son los compartidos por las viejas generaciones; los valores chazo del orden y de lo instituido -cuyo ejemplo paradigmático sería el Mayo
posmaterialistas (ideas versus dinero, mayor participación en el lugar de tra- del 68, y en cuya esfera habrían nacido los movimientos llamados «autóno-
bajo y en las decisiones de gobierno, ciudades más bellas, auto-realización) son mosn. Las luchas propias de este tipo de movimientos serfan las antitecnocráti-
los de las generaciones jóvenes.
cas, y su ejemplo modélico, el de las luchas antinuclcares, cuyo enemigo, cla-
Pero el trabajo de Inglehart daba por sentadas ecuaciones que no se han ve- ramente designado, son los grandes aparatos técnico~económicos.
rificado: su traducción en resultados electorales, y la inclinación de los posma- Offe (1988) analiza las diferencias entre lo que él llama viejo paradigma-el
terialistas por la izquierda. El cambio lineal que Inglehart asumía si se mante- del movimiento obrero inslitucionalizado- y el nuevo paradigma -el de los
nía la prosperidad económica, situándose así en la modernidad clásica, es en nuevos movimientos sociales. En el viejo paradigma, los actores políticos son
realidad cíclico; y los datos empíricos muestran, en Europa y en Estados Uni- grupos socio-económicos; los contenidos están relacionados con el crecimiento
dos, que tras enfatizar los valores posmaterialcs, la discusión política ha vuelto económico y la distribución de bienes; las formas de acción son, internamente,
en los últimos años a los conflictos redistributivos (Von Beyme, 1994). las asociaciones representativas, y externamente la competencia entre partidos
y la regla de la mayoría; los valores son la libertad, la seguridad en el consumo
- Touraine y Offe. La reacción contra los viejos movimientos sociales: El con- y el progreso material.
senso social de la posgu~ITa, del que la tesis del fin de las ideologías era su En el nuevo paradigma los actores no se alinean en el eje derecha-izquierda
ideología específica, va a ser contestado en los años 60 en el Occidente avanza- ni según su pertenencia de clase, sino en base a categorías planteadas por el
do por los pd~cipales beneficiarios del desarrollo económico y educativo: los movimiento mismo (el sexo, la edad), o propias del género humano en su con.
jóvenes burgueses. Tendrán lugar protestas contra la guerra del Vietnam, se junto (ecologismo, pacifismo); sus formas internas de acción son informales e
pl"oducirán demandas de democracia universitaria, proliferarán contra- igualitarias, mientras que se expresan externamente en movilizaciones de ma-
culturas como la hippie, en la que el consumo de marihuana irá unido a las sas que aspiran a ejercer su poder de veto, y que plantean en ocasiones exigen-
ideologías libertarias y antitecnocráticas. Una nueva macro-ideología emerge- cias innegociables. Sus valores son, en fin, los de la autonomía y la dignidad de
rá, la del «gran rechazo», que se propondrá potenciar cuantas necesidades hu- la persona, la participación y las formas solidarias de organización social, fren-
manas habría reprimido el capitalismo consumista; el activismo estudiantil del te a la burocratización y la manipulación.
Mayo francés del 68 provocará una seria crisis de autoridad.
Los nuevos movimientos sociales (ecologistas, feministas, antimilitaristas) _ Luhmann y la auto-organización de sistemas (auto-poiesis): En el mundo
expresan un deseo de vuelta a lo auténtico y a las comunidades naturales mani- de la ciencia, el modelo ya no son las máquinas ---que lienen una finalidad, la de
festado en explosiones sociales corno las del Mayo francés del 68; y son produc- la producción de bienes-, sino los modelos de vida. La organización de seres
to de una crisis social de valores. Se oponen a un doble fenómeno: el uno cul- vivos (Maturana y Valera) no tiene ninguna finalidad ni suministra ninguna
tural, la hegemonía de la muy ideológica tesis del clÍl.nde las ideologías»; el producción: se produce únicamente a sí misma, y se define por las relaciones,
otro político-institucional. el debilitamiento de los antiguos movimientos de no por las propiedades de los componentes del sistema.
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70 FRANCISCO LETAMENDfA TEMAS DE TEORIA POLíTICA 71

En su traducción al terreno de las teorías políticas, la teoría de Luhmann de pacifismos, movimientos de resistencia nacional o culturalistas, feminismos,
la auto-poiesis es conservadora: los sistemas se orientan auto-referencialmente de liberación gayo lesbiana ... Los nuevos movimientos sociales, que no se or-
de acuerdo con operaciones pasadas; de ahí el rechazo a la teoría de la acción, ganizan como partidos, sino como redes de grupos locales, quieren politizar lo
pues ninguna planificación activista tiene sentido. El hombre construye simul- social, llevar la interacción social a la reflexividad y a la contestación política
táneamente una pluralidad de sistemas, policéntricos y no jerárquicos, con ni- (1. M. Young, 1996).
veles simultáneos de interacción; lo que coincide con el mensaje posmodenlo A la luz de las teorías posmodernas se han descubierto las demandas de los
de un nuevo sistema mundial con estructuras múltiples y elevada fluctuación glUpOSsubordinados, de las mujeres, de los colectivos vistos como peligrosos o
local. con conexiones entre modelos culturales y estilos de vida. La teoría auto- diferentes, escasamente reconocidos, o sometidos a la indiferencia, en las tra-
poiética es por ello ambigua: conservadora por una parte, se pronuncia por diciones liberal-democráticas y también socialistas de los siglos XIX y xx. Las
otra por un pluralismo cultural fuerte, por la tolerancia hacia las conductas di- políticas del reconocimiento y de la diferencia han mostrado la inadecuación
vergentes, por el patchwork de minorías. El nuevo pensamiento quiere ilustrar intelectual de los discursos de la Ilustración, .«que hablaron con una voz mas.
la diversidad de un mundo sin centro, de acuerdo con la orientación de los culina;; (D. Coole), y han dado lugar a múltiples debates sobre el multicultura-
nuevos movimientos sociales. lismo, la justicia y las instituciones políticas de la democracia liberal. Las iden.
tidades colectivas son ahora la vía principal de movilización política (Good y
- Beck y la teoría de la sociedad del riesgo: Este autor propone un postindustria- Velody, J 999).
lismo ilustrndo contra el esquematismo de la sociedad industrial. Se ha luchado Los nuevos movimientos sociales, dice Van Beyme (1994), parecen la apli.
contra la propiedad privada de los medios de producción, dice, pero no contra la cación práctica de los sistemas auto.conlrolados. No se encaminan de fonna
propiedad plivada de los medios de percepción y defensa de los peligros. Estos lineal hacia metas precisas, sino que se generan a sí mismos y se mantienen a
son distintos en las sociedades pre.industriales, industriales y post industriales. sí mismos en movimiento. Las teorías que los interpretan han sufrido fuertes
En las primeras se trata de catástrofes naturales; en las industriales, de riesgos y transformaciones en el paso de la modernidad a la pos modernidad. En las teo-
accidentes causados por el desarrollo industrial, con porcentajes de inseguridad rías modernas, el objeto del cleavage, o línea divisoria, era objetivista (donde
calculables; en las postindusttiales, de peligros artificiales, políticamente explo- hay conllicto social surge un movimiento), la movilización se dirigía desde
sivos e incalculables, causados por las industrias atómica, genética, química ... arriba por líderes ideológicos, el objetivo era la conquista del poder.
Beck desconfía de que estos peligros se neutralicen mediante el control parla- En las teorías poSmOdelTIaSel movimiento es subjetivista: surge por sí mis~
mentario y el dhigismo político centralizado; y propone una concepción de la mo, sin necesidad de cleavage, por causas concretas, y el liderazgo pierde im-
acción asesonlda por «contra-expertos» que, actuando como contra-veneno, portancia, gracias al aumento de la capacidad cognitiva de la maYOlia. Los
ofrezca una oportunidad mínima en caso de riesgo. movimientos se «destotalizann; no aspiran a convertirse en un todo, sino a ga~
nar espacios para la actividad autónoma y la autorrealización, No tienen voca-
••• ción de exclusividad -como los movimientos sociales de la modelTIidad, el
movimiento obrt::ro y los movimientos nacionalistas-; los movimientos paci.
Las teorías posmodernas han renunciado pues a la idea de una evolución li- [istas, ecologistas y feministas cobboran con olras muchas organizaciones.
neal; pero iluminan la resistencia de los miles de fragmentos de la sociedad, Pero los éxitos de los movimientos sodales no son duraderos. Les resulta di-
que dan lugar a otros tantos movimientos sociales (Van Beyme, 1994). Se fícil adqt:iIir densidad y formar sistemas; paralelamente a las teorías del poder
abandona la distinci6n binaria entre la política y lo apolítico; incluso la distin- postcstructuralistas, ya no esperan un gran acontecimiento. Sin embargo tie w

ción entre izquierda y derecha se hace problemática. En estas teorías, las clases nen también justificaciones racionalizadoras: son una mezcla del mundo de la
pierden relevancia y los conflictos políticos responden a las categorías de sexo, vjda y del sistema que escapa a la dicotomía de Habermas (Van Beyme, 1994).
edad y lugar. El posmarxismo (Laclau y Mouffe, .1985), interpreta en esa clave Giddens (1993) dibuja una teoría normativa a fin de crear modelos para una
el pluralismo democrático: el concepto marxista de la autoría .revolucionaria de «sociedad buenan asociada a la multidimensionalidad de la modernidad, en la
la clase obrera es una ficción metafísica en el periodo contemporáneo atrave- que los movimientos sociales juegan un papel importante. Una atención exclu-
sado por una multitud de movimientos sociales definidos por múltiples identi- siva por el movimiento obrero refleja un énfasis unilateral en el capitalismo e
dades culturales. industrialismo. Los cualro tipos de movimienlos sociales responden a las ca~
En los últimos veinte ai'ios proliferan, en efecto, aquellos movimientos cuyo racterísticas de la modernidad antes citada: la libertad de expresión y los mo.
eSlilo y demandas van más allá de los derechos al bienestar: medio-ambiente, vimientos democráticos (Giddens incluye aquí algunos movimientos naciona.
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72 FRANCISCO LETAMENotA 73
TEMAS DE TEORíA POLíTICA

listas) se originan en el campo del control/vigilancia del Estado; el movimiento La teoría neomarxista de la fase posfordista del capitalismo reduce la im-
obrero es un fenómeno contestatario ligado a la expansión del capitalismo; los portancia de la contradicción fundamental capital/trabajo. En la fase fordis-
movimientos por la paz se originan en el campo de los medios de la violencia ta, las crisis producen conflictos bélicos, imperialismos, el inicio del Estado
estatal (poderes policial y militar); los movimientos ecológicos actúan en el en- de Bienestar, capitalismo de Estado; la esperanza revolucionaria reside en los
torno creado por la industrialización. (Los movimientos feministas, señala partidos. En la fase posfordista se produce una triple crisis fiscal (O'Conoor),
Giddes, cruzan varias de las dimensiones institucionales de la modernidad). de movilización, y de legitimación (Offe), la cual se expresa en la caída del
Los contornos de un orden pos moderno en el que se habrían realizado las poder adquisitivo de las masas y en la sociedad de los dos tercios -en térmi-
tran~fonnaciones señaladas serían. los siguientes: participación democrática en nos de empleo. Sus efectos son el desmantelamiento del Estado de Bienestar,
todos los estamentos (como culminación de la libertad de expresión y la demo- el control ideológico, el corporatismo y la concertación en una primera fase,
cracia); sistema de post-escasez como consecuencia del movimiento obrero; y el neoliberalismo después; la esperanza de cambio se pone, en unos casos,
desmilitarización como fruto del movimiento por la paz; y humanización de la en los movimientos revolucionarios y en otros en los nuevos movimientos so-
tecnología.
ciales.
Pero nada está ganado de antemano. Los riesgos de la posmodernidad pue-
den materializarse en los siguientes contra-valores alternativos a los valores _ El marxismo analítico: Una corriente marxista norteamelicana (Cohen,
positivos antes enunciados: crecimiento del poder totalitario; colapso de los Elster, Przeworski, Van Parijs, Olin Wright) ha elaborado una propuesta crítica
mecanismos de crecimiento económico; conflicto nuclear o gucITa a gran es- del orden establecido combinando presupuestos de la teoría de la elección ra-
cala; desintegración o desastre ecológico. cional (individualismo metodológico, énfasis en la investigación empírica, uso
de modelos abstractos, importancia de las acciones intencionales de los indivi~
duos) con las preocupaciones intencionales rawlsianas, sobre todo la justicia y
la igualdad (Gargarella, 1999). Los temas analizados por esta corriente son la
2. 6. Teorias marxistas y posmarxistas contemporáneas justicia, la teoría de la revolución, la explotación y las alternativas al orden es-
tablecido.
La ductilidad conferida al marxismo por su naturaleza emancipatoria y la
complejidad de sus elementos teóricos le ha penllitido sobrevivir a las limita- _ La cuestión de la justicia: La clase obrera, que no constituye la mayoda ni es
ciones de sus presupuestos ortodoxos. Analizaré aquí algunos desarrollos mar- el único colectivo explotado, no se identifica ya con las necesidades de la so-
xistas contemporáneos: las teorías de la crisis sistémicas de carácter cultural, el ciedad. El hecho de que grupos numerosos al margen de las estructuras pro-
marxismo analítico y las teOlias críticas del estructuralismo marxista, así como ductivas necesiten ser ayudados hace pasar el concepto de justicia al primer
el enfoque estratégico-relacional, entre otros.
plano (Cohen).

_ Teoría de la modernización: Elster ha analizado las condiciones de factibi-


- Desplazamiento de la crisis económica al escenario cultural: En la medida en Hadad de la revolución, hecho eminentemente grupal, a la luz de la teoría de la
que el marxismo se despojó de las características teóricas de la modernidad acción colectiva, sacando conclusiones negativas:
temprana, desaparecieron algunas de sus premisas iniciales. El neomarxismo
abandonó la idea de unión de teoría y praxis, el evolucionismo, el determinismo Si ésta ha de producirse en el momento de mayor expansión de las

económico, y profundizó en el análisis de las condiciones de intercambio de los fuerzas productivas. ello supone para los trabajadores renunciar a lo
subámbitos de la sociedad. En la teOlia de la hegemonía cultural de Gramsci, en que se tiene en pos de una utopía: pero la miopía y la aversión al riesgo
los distintos marxismos culturales, el interés por la superestnlctura cultural cre. pueden predisponer a los obreros a rechazarla. De hecho, la revolución
ció proporcionalmente al anquilosamiento del socialismo real y a l,a impotencia ha tenido lugar en sociedades atrasadas.
de la inteligencia de izquierdas en Occidente. La teolia de la crisis se desplazó La revolución, como cualquier bien público, está sujeta al fenómeno

del sistema económico, tras la erosión de los presupuestos clásicos de la concen- del free rider, o gorrón, que quiere beneficiarse de su logro en forma de
tración del capital y la leolia de la depauperización, al terreno cultural; y se cambio social drástico, sin incurrir en los grandes costos derivados, en-
abandonó la teoría de la revolución (Von Beyrne, 1994). Milliband y Poulantzas tre ellos el de arriesgar la vida. Pero si la gran mayoría adopta esta acti-
analizan la hegemonía capitalista como una variante de la teona de las elites. tud, la revolución no se producirá.

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74 TEMAS DE TEORíA pOLíTICA 75


FRA'NCTSCO LETAMENDfA

• La hipótesis marxista de que los obreros superarían sus problemas de _ El enfoque estratégico-relacional de Jessop: Es éste el autor que más subraya
acción colectiva, mientras que los capitalistas generarían crisis de su- el componente contingente y dialéctico de las relaciones sociales. Jessop recha-
per-producción que acabarían con el sistema, no se ha verificado, ha- za la idea de que haya una estrategia general, pues ello presupondrfa un sujeto
biendo ocurrido más bien lo contrario. global y omnipresente, No hay un único sujeto calculador, sino múltiples suje-
tos con una plétora de estrategias opuestas y contradictorias. Las estrategias no
- Explotación: Al no superponerse la categoría de los obreros con la de los ne- son universales, sino relacionales y coyunturales (en Taylor, 1997).
cesitados, la idea de explotación debe re,plantearse. No se trata de reivindicar el
derecho al producto de nuestro trabajo, sino el principio de igualdad de cargas _ Posmarxismos postestructuralistas: la teoría discursiva de la hegemon{a (La-
y beneficios necesario para defender el apoyo a los más necesitados, que no clau y Mouffe): El concepto marxista de la lucha de clases ha dado paso al de
son productivos. y no se encuentran, por tanto, técnicamente explotados. Para los «ámbitos de lucha alternativos» o a la importancia de los movimientos so-
Rocmer, la explotación no se liga ya a la extracción de plusvalía, sino que es ciales. Se pretende librar al marxismo de su esencialismo para subrayar el ca-
consecuencia de una desigualdad injusta en la distribución de los recursos y rácter contingente de la realidad social. Se rechaza la idea de que la lucha de
tos activos productivos. Así PUCti, la idea de justicia se incluye como partc intc- clases conduzca inevitablemente al fin de la historia concebido C0l110el comu-
grante del concepto de explotación. nismo. La aparición de movimientos ecologistas y feministas ha representado
un nuevo impulso para catalizar la lucha política en un «movimiento plural», o
- Alternativas: A fin de huir de la imagen de ((marxismo impotente», los ((alianza del arco irisll, de grupos eco-feministas y socialistas con posibilidades
marxistas analíticos han elaborado ciertas alternativas encaminadas hacia de transformar la sociedad.
la auto-realización individual ya la disminución de la alienación en el tra- La teoría del discurso, o de la hegemonía discursiva, de Laclau y Mouffe se
bajo (Gargarella, J 999), entre las que destacan: inscribe en este ámbito pos moderno de revisión de los planteamientos marxis-
tas y plantea la articulación del movimiento obrero con los nuevos movimien-
• Ingresos básicos universales (Van Parisj): debe asegurarse a los indivi. tos sociales.
duos ingresos suficientes que cubran sus necesidades básicas, indepen- En su obra Hegemonía y estrategia socialista: hacia una radicalización de la
dientemente de sus trabajos actuales o futuros y de sus necesidades democracia (1985), se desarrolla un concepto central del discurso inspirado
particulares. fundan1entalrnente en Foucault (también existen influencias de Derrida, Lacan,
• Socialismo de mercado (Elster): no debe existir propiedad privada de los Connolly, Lyotard Y Rorty). El discurso, que no hace diferencias entre activi-
medios de producción; pero el mercado debe extenderse a los bienes de dad práctica y mental, se refiere a las estructuras de significado que hacen po-
consumo, al trabajo y a la producción de bienes. sible ciertas formas de conducta, Los discursos estructuran la actividad de los
agentes sociales, su funcionamiento y transformación, La aplicación de la teo~
- Marxismo eSlructuralista y marxisrno estratégico-relacional: En el panorama ría del discurso ,a los procesos políticos por Laclau y Moufre da prioridad a
de las teorías de las relaciones entre estnlctura y actuación, el marxismo es- conceptos como antagonismo, poder y hegemonía.
tructuralista se sit('¡a en uno de los polos, el que concibe a los actores determi. La hegemonía determina las nOlIDas y significados en una formación social
nadas por la estluctura. En su versión canónica, la de Althusser, el Estado goza dada. Las prácticas hegemónicas articulan las identidades de los discursos y de
de autonomía relativa, debido al equilibrio inestahlc entre dominantes y domi- las formaciones sociales. Por una parte trazan fronteras, excluyendo ciertas
nados. Pero actúa a largo plazo en provecho de la burguesía, funcionando no posibilidades, por lo que entrañan ejercicio del poder. Por otra tienen que dis-
sólo a través de la represión, sino también de la inculcación ideológica (encon- poner de significados flexibles, susceptibles de ser articulados en un proyecto
tramos aquí un eco de la dualidad gramsciana coerción-legitimación). político que se expanda y que les dote de un nuevo significado parcial (en
Poulantzas, sobre todo en su obra Poder de Estado y socialismo (1978), hace Howardth, 1997).
de puente entre el estnlcturalismo y las concepciones relacionales. El Estado En los tiempos modernos, .las luchas democráticas se dan cn una pluralidad
aparece como un mediador en el conAicto de clase. A corto plazo, los grupos de campos políticos; cada identidad social pasa a scr un punto de encuentro de
populares pueden estar representados en él, jugando los movimientos sociales una multiplicidad de prácticas articulatorias, muchas de ellas antagónicas, por
un papel clave; pero favorece a largo plazo los intereses del glUpO dominante. lo que pucde haber una pluralidad de puntos nodales hegemónicos. El poder
El Estado es pues una zona estratégica, en la que sus diferentes ramas actúan no puede plantearse en télminos de la clase o sector dominante que constituye
como centros de poder de las diversas alianzas del gnlpo dominante. el centro, pues no hay centro; pero prácticas discursivas de contenido antira-
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FRANCISCO LETAMEND{A

:ista, antiscxista y anticé:lpitalista, que no tienden necesariamente a converger,


lUcden ser defendidas en términos de una lucha hegemónica más vasta.
Las resistencias a la subordinación son polisémicas, y pueden ser articllla-
(as en un discurso antidemocrático. Por ello, el sentido de todo antagonismo
lepende de su articulación hegemónica. Pues es posible un discurso hegemó-
lice emancipa torio. La renuncia a la categoría de sujeto (o clase social prota-
onista) como eútidad unitaria abre el camino a la posible profundización de
.Da concepción pluralista y democrática. Puede hacerse así justicia a la lucha
brera, a la que no cabe oponer los nuevos movimientos sociales, al existir una IV
luralidad de [OImas discursivas y de constitución de los antagonismos; femiM
¡SITIOS, movimientos ecologistas ... La pluralidad significa que cada identidad Análisis político empírico
ncuentra en sí misma el principio de su propia validez; la democracia consiste
n la lucha por una máxima autonomización de esferas.
Según Laclau y Mouffe, la tarea de la izquierda consiste en profundizar la
leología liberal-democrática en la dirección de una democracia radicalizada y
Jura!. La idea clásica del carácter fundacional de la revolución, como instituM
~ónde un punto de concentración del poder a partir del cual la sociedad po-
ría reorganizarse «racionalmente», es incompatible con la pluralidad y aper-
Las teorías analítico-empíricas, exentas de vocación normativa, explican fenó~
Ira que requiere una democracia radicalizada. Multiplicar los espacios
menos políticos, esto es, desarrollan explicaciones basadas en hechos y estableM
)líticos e impedir su concentración en un 'punto Son condiciones de toda
cen relaciones causales entre factores y fenómenos, pudiendo utilizar cnteJios
ansformación democrática de la sociedad. Es imposible señalar a priori al
deduct.ivos o inductivos. Algunas son simples y utilizan modelos que son repre-
stado o a la sociedad civil como la superficie de emergencia de los antago-
.smos democráticos. sentaciones simplificadas de la realidad; otras, más complejas, constnlyen mar~
cos teóricos que aportan una tcnninología general de análisis de la realidad.
La democracia radical, dicen Laclau y Moufre, no debe excluir ninguna es-
Las teorías analíticas políticas explican estn,lcturas, procesos y resultados
ra de lucha: instituciones jurídicas, sistema educativo, relaciones laborales,
políticos. La estructura se refiere :ªJ)nodo estable. en que una corhunidad orga-
sistencia de los grupos marginales ... El discurso clásico del socialismo era
niza sus actuaciones políticas; el proces.ó, a' las secuencias de conduclas indiviM
uy distinto; universal, pues transformaba a ciertas categorías sociales en de-
duales y colectivas que se encadenan dinámicamente; el resultado consiste en
lsitarias de privilegios políticos; centrado en los puntos privilegiados de dese n-
las respuestas que la combinación de proceso y estruclura da a cada conAicto
.denamiento de los cambios históricos: revolución, huelga general...
(Vallés, 2000).
Un proyecto de democracia radicalizada incluye el socialismo, la abolición
En la política como estructura se estudia la naturaleza del Estado, sus ele~
las relaciones capitalistas de producción, pero rechaza que esta abolición
mentas constitutivos, las instituciones y constituciones, la distribución territorial
aduzca la desaparición de las demás desigualdades. La autonomía de los dis-
(esto es, la configuración de los Estados unitarios y compuestos) y funcional
ltOSdiscursos y luchas, la multiplicación de los antagonismos y la construc-
.,,,{ejecutivos, parlamentos, tribunales, administración) del poder.
:>nde una pluralidad de espacios son las condiciones para que los componen-
; del ideal clásico del ,socialismo puedan ser alcanzados. En la politica como proceso se analiza el contt.::xtocultural y los actores polí-
ticos. Respecto a la cultura política se estudian los valores, identidades e ideo-
logías políticas que se sitúan en ese contexto. En cuanto a los actores, se analiza
la acción política individual (participación política y voto) y la acción colectiva:
teorías y actores colectivos (partidos políticos, glUpOSde interés y sindicatos,
movimientos sociales, medios de comunicación).
En la politica como resultado se estudian las políticas públicas (decisiones
que aspiran a regular un ámbito de conflictividad), el cambio político, la go~
bernabilidad y la gobenmción (esto es, el ajuste continuo de actores públicos y
privados en la toma de decisiones).

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