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Teoria de Darwin y Lamarck:

Para comenzar, por un lado, está la explicación lamarckista, basada en la herencia de los
caracteres adquiridos. Según esta, las jirafas, por ejemplo, han logrado sus largos cuellos ya que el
estiramiento adquirido por fuerza del ejercicio de comer las hojas en las ramas más altas de los
árboles se transmite a la descendencia. Este proceso, repetido generación tras generación,
provoca la evolución de cuellos más largos.

Por otro lado, siempre en nuestro libro de texto, está la explicación darwinista, basada en la
selección natural. En una población ancestral de jirafas debió existir variación en la longitud del
cuello. Al menos parte de dicha variación tenía un componente hereditario. Las jirafas de cuello
largo tenían una ventaja a la hora de alimentarse, pudiendo aprovechar las hojas más altas de los
árboles. En promedio, dejaron más descendientes que las de cuello corto. Este proceso, repetido
generación tras generación, provoca la evolución de cuellos más largos.

Según esta visión, entonces, la diferencia fundamental entre Darwin y Lamarck radica en que
elaboraron mecanismos contrapuestos, naturalmente excluyentes, de la evolución. Pero esta
interpretación choca con el hecho de que Darwin, quien bien conocía la obra de Lamarck, no
solamente no se ocupó de contradecir el mecanismo de la herencia de los caracteres adquiridos,
sino que, por el contrario, lo aceptó en todo momento como un proceso legítimo de evolución.

Pág. 1 http://evolucion.fcien.edu.uy/Lecturas/Lessa1996.pdf

EL CUELLO DE LA JIRAFA: UNA PUGNA INEXISTENTE

Quien no haya leído la obra de Lamarck, específicamente su Filosofía zoológica, podrá creer que
este naturalista basaba sus explicaciones en el alargamiento del cuello de la jirafa, cuando en
realidad es un ejemplo más, al que le dedica unas cuantas líneas, ni siquiera una página de su
obra. Podría pensarse también que Darwin usó el ejemplo de este mamífero para argumentar su
teoría; a decir verdad, sí lo hizo, pero no de la manera en que nos lo imaginamos.

Leamos ahora al propio Lamarck acerca de su tan citado ejemplo: Relativamente a los hábitos, es
curioso observar el producto en la forma particular y talla de la jirafa. Se sabe que este animal, el
más alto de los mamíferos, vive en el interior de África, donde la región árida y sin praderas le
obliga a ramonear los árboles. De este hábito, sostenido después de mucho tiempo, en todos los
individuos de su raza, resultó que sus patas delanteras se han vuelto más largas que las de atrás y
que su cuello se ha alargado de tal manera que el animal, sin alzarse sobre las patas traseras
levanta su cabeza y alcanza con ella a seis metros de altura (Lamarck, 1986 [1809]: 187-188).

El anterior párrafo es todo lo que Lamarck escribió acerca de las jirafas. Por tanto, es posible
inferir que no es una parte central de su teoría. Además de esto, es posible percibir un error de
observación en su ejemplo: las patas delanteras de este animal tienen la misma longitud que las
traseras. Si Lamarck se consideraba tan buen observador, ¿por qué cometió este error tan
garrafal? Si se quisieran citar ejemplos más elaborados yo escogería el de las serpientes. Lamarck
afirma que estos animales debieron tener patas en la antigüedad, pero las perdieron por el hábito
de arrastrarse: “su cuerpo, por efecto de los esfuerzos repetidos para alargarse, con el fi n de
pasar por espacios angostos, adquirió una longitud considerable y no proporcionada a su anchura”
(Lamarck, 1986 [1809]: 181). Como las patas no cumplían una función en un cuerpo tan largo,
entonces desaparecieron.

De otro lado, Darwin citó, en la primera edición de El origen de las especies, un ejemplo
relacionado con la jirafa, pero no concerniente al cuello, sino a la cola (Gould, 1999: 276), la cual
había sido seleccionada por ser un buen espantamoscas, evitando así que estos insectos mitigaran
la fuerza del mamífero, impidiéndole que colonizara otros territorios o haciéndolo más vulnerable
para los depredadores. En su libro La variación de los animales y las plantas en estado doméstico,
Darwin argumentó que el cuello de la jirafa no pudo evolucionar independientemente de las otras
partes del cuerpo, pero que este proceso no puede ser al unísono, sino que una parte evoluciona
primero y luego lo empiezan a hacer las otras, gradualmente. En la última edición de su obra
cumbre, Darwin retomó el ejemplo del cuello de la jirafa para responderle a alguno de sus críticos,
y puede que allí, según Gould (1999: 280), esté “una fuente primaria para la leyenda [Darwin
contra Lamarck con respecto a la jirafa] tal como se desarrolló posteriormente”.

Dicha leyenda se hace todavía más insostenible cuando nos percatamos de que Darwin defendía
ciertos conceptos lamarckianos para sostener la evolución de algunos seres, ya que “el propio
Darwin (…) no negó el principio lamarckiano de herencia de los caracteres adquiridos por el uso o
perdidos por desuso. Consideró que el mecanismo lamarckiano era débil, infrecuente y
completamente subsidiario a la selección natural, pero aceptó la evolución por el uso y el desuso”
(Gould, 1999: 280-281).

Como podemos ver, de un lado, Lamarck no utilizó el ejemplo del alargamiento del cuello de la
jirafa como una parte central de su argumentación y, de otro lado, Darwin no explicó el
alargamiento del cuello de la jirafa (en las pocas veces que intentó hacerlo) en términos que hoy
podamos llamar darwinistas, es más, utilizó y defendió conceptos de la teoría de Lamarck para
explicarlo. Es muy probable que los evolucionistas de la actualidad no puedan explicar este famoso
ejemplo de una manera totalmente satisfactoria, ya que el cuello de la jirafa, tal vez, evolucionó
debido a otras causas no relacionadas con su uso actual (Gould, 1999: 281): por ejemplo, se sabe
que los machos luchan usando sus cuellos y sus cabezas, y que sus combates en ocasiones pueden
ser mortales. ¿Hasta qué punto habrá evolucionado esta parte del cuerpo de dicho animal por
medio de la selección sexual? Puede que sea tan improbable como por medio de la herencia de los
caracteres adquiridos o por el uso.

Podríamos concluir de todo lo que se ha dicho hasta ahora que no hubo un verdadero conflicto
entre Lamarck y Darwin en cuanto al ejemplo de la jirafa. Parece ser que éste se ha convertido en
una leyenda y en una herramienta pedagógica supuestamente efectiva, lo cual no es así. Es muy
factible que este ejemplo haya sido heredado generación tras generación (de libros) y que se haya
fortalecido gracias al uso excesivo que se la ha dado. Pero dejemos en paz de una vez por todas a
la jirafa, ya que, como veremos, el conflicto Darwin–Lamarck es mucho más complejo de lo que
parece, y para poder hacer una explicación de dicho conflicto es necesario que nos detengamos a
exponer la teoría de Lamarck, para luego compararla con la de Darwin en algunos puntos
fundamentales. Es de anotar que, en otro trabajo, hemos hecho un análisis de la teoría darwinista
(Castro, 2004); por tanto, en el siguiente aparte nos detendremos a explicitar la teoría lamackiana.
págs. 3 a 6 https://www.redalyc.org/pdf/6142/614265316005.pdf

Las ideas centrales de Lamarck Si bien es cierto que muchos autores habían esbozado ideas
evolucionistas antes que Lamarck, le corresponde a éste el gran mérito de haber elaborado la
primera teoría completa y coherente de la evolución. En este sentido, Lamarck es sin duda el gran
predecesor intelectual de Darwin y del evolucionismo moderno. Las ideas centrales de Lamarck
pueden resumirse apretadamente del modo siguiente:

1- La vida se origina por generación espontánea. Era ésta una idea ampliamente aceptada en la
época, y solamente fue descartada mucho después gracias a los trabajos de Pasteur.
2- 2- La vida tiene una tendencia innata a la perfección. Este gran impulso vital (élan vital, como
le llamo la literatura vitalista francesa) es el verdadero motor de la evolución.
3- 3- El camino de la evolución es esencialmente lineal. Las formas de vida, impulsadas por su
tendencia innata, evolucionan hacia una creciente perfección a lo largo de una única senda
esencial. La escala zoológica representa justamente una serie de estadíos a lo largo de ese
camino.
4- 4- A esa gran tendencia debe agregarse la noción de que las distintas formas de vida pueden
detenerse en los distintos estadíos, o aún desviarse hacia caminos laterales. Esta idea anticipa
en cierto sentido la moderna y darwinista idea de la evolución como serie de ramificaciones
sucesivas, aunque sin duda fue una noción secundaria para Lamarck.
5- 5- La adaptación de los organismos al medio se debe, no sólo a su impulso vital que los
empuja hacia una creciente perfección, sino a un mecanismo específico de ajuste al medio: la
herencia de los caracteres adquiridos.

Del apretado resumen de las ideas lamarckistas que antecede, se desprende que existen dos
grandes mecanismos de evolución. En primer lugar, existe un impulso vital hacia la perfección, que
es un motor interno de la vida misma, tiene un carácter general y una gran dirección principal. En
segundo lugar, existe el fenómeno de la adaptación al medio mediante la herencia de los
caracteres adquiridos, que es un mecanismo condicionado a las circunstancias particulares, y cuyo
sentido y carácter son por tanto específicos para cada situación. Como se verá a continuación,
cada uno de estos dos postulados lamarckistas de evolución fue fuente de inspiración para una
escuela particular de pensadores.

Muchos predecesores del darwinismo esbozaron ideas y mecanismos de evolución, pero no


llegaron a componer teorías autosuficientes y comprensivas. Lamarck, en cambio supo generar
una visión del mundo alternativa al fijismo, lo que supuso una tremenda aventura intelectual. En el
camino debió superar, entre otros escollos, la tradición esencialista, según la cual las especies son
esencialmente inmutables, y la noción tradicional de un mundo relativamente joven, de una edad
insuficiente como para permitir una larga evolución de la vida. Lamarck le atribuyó a la historia
natural una dimensión histórica, y fue en este sentido, no sólo un precursor de Darwin, sino de la
historización de varias otras ciencias, como la geología y la astronomía.

Pag 2-3 http://evolucion.fcien.edu.uy/Lecturas/Lessa1996.pdf


Las ideas centrales de Darwin Al igual que Lamarck, Darwin desarrollo una teoría completa y
coherente de la evolución, que pretendió comprender toda la diversidad biológica. La teoría
darwinista tuvo además caracteres propios de una gran originalidad, algunos de los cuales fueron
también vislumbrados por sus contemporáneos de un modo independiente. El caso más dramático
fue sin duda el de Wallace, que concibió el principio de la selección natural. Las ideas centrales de
Darwin sobre la evolución pueden resumirse de siguiente modo:

1) Toda la diversidad biológica deriva de una única forma de vida ancestral, a partir de la cual la
vida evoluciono a lo largo de múltiples y sucesivas vías divergentes.

2) La evolución puede concebirse como un proceso de descendencia (de formas ancestrales a


formas derivadas) con modificación.

3) La evolución está basada en factores y procesos puramente mecánicos o materiales. Entre los
mecanismos que producen la evolución, Darwin aceptó varios de los propuestos por sus
predecesores siempre que fuesen puramente materiales. Entre ellos, aceptó en particular la
herencia de los caracteres adquiridos de Lamark. Rechazo en cambio por la vía de la omisión, el
impulso vital y toda otra forma de vitalismo Lama rckiano.

4) El mecanismo fundamental, aunque no único, y ciertamente el favorito de Darwin a la hora de


explicar la adaptación y diversidad biológicas, es el de la selección natural. Darwin concibió
también el mecanismo de la selección sexual, que es un caso particular de selección natural. 5) La
evolución es un proceso lento y gradual. Con frecuencia se dice que seleccionismo y gradualismo
constituyen la dupla fundamental de rasgos de la teoría darwinista.

Al igual que Lamarck, Darwin tuvo que transitar por un largo camino intelectual para llegar a
completar sus ideas sobre la evolución. En ese trayecto, tuvo que abandonar el esencialismo y
abrazar una teoría de transmutación de las especies, reconciliando tal noción con la de un cambio
lento y gradual. Pese a esto, la significación de sus contribuciones se ve a menudo opacada por
consideraciones que, tomadas de un modo superficial, cuestionan su originalidad.

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Antes que Darwin Cuando hablamos o leemos acerca de la evolución, la primera idea que nos
recuerda es la de Selección Natural de Charles Darwin, sin embargo, hubo otros antes que él con
ideas acerca del cambio de las especies en el tiempo, y se las conoce como ideas “pre-
darwinianas”. Uno de los más importantes y mencionados es Jean-Baptiste Pierre Antoine de
Monet Chevalier de Lamarck, o simplemente Lamarck. De hecho, Lamarck introdujo la idea de
cambios en los organismos mediante algún proceso natural a principios del siglo XIX (e incluso fue
el que acuñó el significado que conocemos hoy en día de “biología”). Sin embargo, en su teoría,
estos cambios ocurrían por necesidad (cambios teleológicos) y no por selección natural.

Es decir, argumentaba que la evolución de los organismos se debía principalmente al uso y desuso
de las estructuras corporales. Cuanto más uso le daba un organismo a una estructura (o un
órgano), más grande o importante para él se volvía. Y cuanto menos la usaba, menos importante
se volvía y terminaba por desaparecer. El ejemplo más conocido del Lamarckismo es el del cuello
de las jirafas, Lamarck proponía que las jirafas “necesitaban” tener cuellos largos para poder
alimentarse de las hojas que se encontraban a grandes alturas en los árboles, entonces estiraban
sus cuellos con cada generación, con lo que cada generación hija tenía cuellos cada vez más largos.
Hoy en día aceptamos que esta idea de necesidad es errónea y que los cambios evolutivos están
impulsados por selección natural, sin embargo, las ideas de Lamarck fueron muy importantes en
su época y sirvieron como puntapié inicial para el desarrollo de la Teoría moderna.

págs. 2-3 http://nexos.untdf.edu.ar/uploads/documents/M%C3%B3dulo%204%20-%20Evoluci


%C3%B3n.pdf

https://www.cicy.mx/Documentos/CICY/Desde_Herbario/2018/2018-06-21-CdelaPena-la-
epigenetica.pdf
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