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Pedrota Et Al, 2009 Pinturas - Pircas - y - Aleros - en - Las - Sierras
Pedrota Et Al, 2009 Pinturas - Pircas - y - Aleros - en - Las - Sierras
Introducción
Las primeras referencias escritas acerca de
En las sierras que forman el extremo occiden- las sierras de Curicó se originaron a partir de la
tal del Sistema de Tandilia existe un conjunto de actividad misional de los jesuitas en la pampa
evidencias arqueológicas notable por su diversi- bonaerense, las expediciones militares hacia el
dad, por el alto grado de concentración espacial borde occidental del cordón serrano de Tandilia
que presenta y por tratarse de uno de los pocos y los viajes para el aprovisionamiento de sal en
sectores de dicho cordón serrano con pinturas las Salinas Grandes. En términos generales, esa
rupestres. Estos elementos llevaron a definir -en zona era conocida con el nombre del “Cayru”
las sierras homónimas- la localidad arqueológica desde mediados del siglo XVIII (Falkner [1774]
Sierras de Curicó, que comprende varias construc- 1974:100; Ramírez Sierra 1975:135-136). Se
ciones pequeñas de piedras acomodadas y acu- trataba de un importante punto de articulación
muladas (edificadas con el sistema de pirca), cua- de circuitos comerciales indígenas e hispano-crio-
tro sectores con pinturas rupestres y un alero roco- llos, donde se documentó el periódico funciona-
so con restos de ocupaciones humanas (Madrid miento de una gran feria comercial en la que se
et al. 2000; Politis et al. en prensa). En este tra- intercambiaba ganado, principalmente, por diver-
bajo se realiza una breve descripción de todas sos bienes procedentes de la sociedad criolla y
estas manifestaciones arqueológicas y se resumen europea. Las redes de interacción social que con-
los resultados que han arrojado las investigacio- fluían en este sector incluían a los indígenas loca-
nes realizadas hasta el momento, destacando la les (entonces llamados pampas y serranos), así
importancia de la localidad para la comprensión como a tehuelches procedentes del norte de pata-
de las sociedades de cazadores recolectores hacia gonia y a otros grupos más alejados, oriundos de
el final del período prehispánico y los siglos pos- la cordillera andina y el sur patagónico (Falkner
teriores a la conquista española. Se describen, asi- [1774] 1974; Hernández [1770] 1969; Levag-
mismo, los principales procesos y agentes natu- gi 2000; Lozano [1735-1743]). También hay
rales y culturales que atentan contra la preserva- testimonios sobre la cría de ganado vacuno y
ción y conservación de las pinturas rupestres, las ovino, así como de la buena calidad de sus pas-
estructuras de piedra y el alero rocoso. Seguida- tos naturales y la disponibilidad de agua, condi-
mente, se analizan los riesgos y las ventajas que ciones que hacían óptima la zona para las activi-
acarrearía la apertura de la localidad arqueológi- dades ganaderas y pastoriles.
ca al público a modo de atractivo turístico y se pro-
ponen algunas opciones para su exhibición. Se Recién en las primeras décadas del siglo XIX,
presta especial atención a las pinturas rupestres, durante la expedición del Cnel. P. A. García a Sie-
ya que muchas de ellas se encuentran en mal rra de la Ventana, se menciona específicamente a
estado de conservación, siendo una de las eviden- las sierras de Curicó, las que fueron identificadas
cias arqueológicas de mayor atractivo e impacto por indígenas baqueanos como la “Sierra de Cura-
visual a la vez que de más fragilidad y suscepti- có” (García [1823] 1969:491). En otras fuentes
bilidad al deterioro. escritas posteriores se designó “Sierra de Curacuo”
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Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó
S4 E6
S4I
E5
S2
S1
E1
E2
S3
AC
E4
Figura 1b. Vista aérea del Cerro Curicó Este (CCE) y localización del Alero Curicó (AC), sectores con
pinturas rupestres (S1, S2, S3, S4) y estructuras de piedra (E1, E2, E4, E5 y E6).
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véase Figura 4a y 4b), formas cerradas (romboi- aislados y separados entre sí por distancias de 5
dales, triangulares, entre otras) y, en menor pro- a 25 m. Dichos motivos no están enmarcados,
porción, motivos curvilíneos, circulares, ondulan- son lineales (Figura 6), están muy desvaídos, tie-
tes, puntos y manchas poco definidas, como nen tonalidades que van del rosado a los naran-
puede notarse en la Figura 5. La mayor parte de ja-rojizos y distintos tonos de rojo y, a diferencia
estos motivos se hallan combinados: varios círcu- de los anteriores, son predominantemente cur-
los unidos, líneas ondulantes subparalelas, etc. Es vilíneos. Cabe destacar un motivo que puede con-
notable la aparición de motivos “enmarcados” siderarse figurativo, aunque su estado de deterio-
dentro de formas rectangulares o sub-rectangu- ro impide aseverarlo con certeza (Figura 7).
lares que delimitan campos o paneles restringi-
dos. El deterioro parcial de algunos de estos dise- No se observaron superposiciones de motivos
ños torna dificultosa su identificación, pero al ser pero sí cierta diversidad de tonalidades, texturas
observados en conjunto, su definición se hace más de la pintura, grosores de líneas y deterioro dife-
evidente. El S4 incluye únicamente seis motivos rencial dentro de un mismo sector y entre los cua-
tro sectores. Esto indicaría, en principio, momen-
tos de ejecución de las pinturas relativamente cer-
canos en el tiempo, aunque no necesariamente
un evento único. Debe remarcarse también que el
S3 (Figura 4b) comprende un motivo excepcional
por su diseño, nitidez del color y posición espa-
cial, ya que se trata un motivo grillado, rojo inten-
so, que se halla absolutamente oculto debajo de
una saliente rocosa situada a unos 30-40 cm de
la superficie y sólo es visible para quien se acues-
te sobre el suelo. Esta ubicación permite suponer
que quienes los hicieron estaban arrodillados o
recostados. Las características diferenciales de los
seis motivos aislados del S4 no permiten reunirlo
con los restantes sectores.
Estructuras de piedra
Las cinco estructuras de piedra que se detec-
taron en el Cerro Curicó Este fueron construidas,
Figura 3. Sector con motivos pintados complejos con estructura de diseño
total o parcialmente, mediante la técnica de pirca
o panel (S1a).
Figura 4a y 4b. Sectores con motivos pintados de líneas cruzadas (S3a) y cruciformes (S1b).
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Figura 5. Sector con motivo pintado curvilíneo Figura 6. Sector con motivo pintado de línea curva (S4d).
(S2b).
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dar determinados lugares y/o recursos naturales las rocas naturales forman una figura aproximada
de la zona- y podrían haber servido para el desa- de “U”, cuyos dos extremos fueron cerrados por
rrollo de actividades ceremoniales (Madrid et al. un muro de pirca (ver Figura 8). De este modo,
2000). quedaron delimitadas plantas sub-cuadrangula-
res que no superan los 2 m de lado. La estructu-
Otras dos edificaciones (E4 y E5), aún no ra E4 tiene un muro de 1,6 m de largo y unos 0,6
excavadas, se hallan en la porción superior del m de altura, con una gran laja. El muro de E5 es
paredón rocoso del Cerro Curicó Este. La primera más corto y alto que el de E4, mide 1,2 m de largo
de ellas está situada al Sur del sector con pintu- y su altura máxima es de 0,7 m. Ambas edifica-
ras S3, mientras que E5 se localiza al Norte de ciones se hallan muy próximas a la cima del Cerro
los sectores S1 y S2. Estas dos construcciones Curicó Este, en una posición elevada con respec-
guardan varias semejanzas, ambas están empla- to al terreno circundante. Tal emplazamiento, así
zadas en sectores planos y poco irregulares, donde como el hecho de hallarse en lugares despejados
Figura 8. Plantas de las estructuras de piedra. Izquierda arriba: E1, izquierda abajo: E2, derecha arriba: E4 y derecha abajo: E5.
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Entre los instrumentos se advierte el predomi- tas de proyectil y los raspadores se utilizó prefe-
nio de las puntas de proyectil y las raederas, que rentemente ftanita (en menor proporción, cuarci-
suman más de la mitad del conjunto. La forma, el ta y dolomía silicificada), en tanto la mayoría de
color y el tipo de materia prima, junto a las repa- los fragmentos de instrumentos y las piezas con
raciones efectuadas entre piezas que se hallaban retoque somero son de cuarcita. También se halla-
fracturadas, llevaron a establecer un número míni- ron piezas con evidencias de talla bifacial, cuatro
mo de 32 puntas de proyectil. Se trata de puntas cuchillos de filo retocado, tres piezas con filos den-
triangulares pequeñas talladas bifacialmente. Den- ticulados y dos perforadores, ambos de cuarcita,
tro de las raederas, predominan las de filos dobles entre otros instrumentos. Una muestra de los ins-
convergentes y se observó una gran cantidad de trumentos mencionados puede observarse en la
piezas fracturadas. Siguen en orden de importan- Figura 13.
cia los fragmentos de instrumentos no determina-
dos, las piezas cuyos filos fueron trabajados muy Con respecto a las materias primas líticas, se
someramente y los raspadores, entre los cuales nota el amplio predomino de cuarcita, en segun-
predominan los de filo frontal, corto y extendido. do término se halla la calcedonia o ftanita y, en
A su vez, se notó una fuerte selección en cuanto tercero, la dolomía silicificada. La observación
a las materias primas: las raederas se confeccio- macroscópica de los instrumentos y los desechos
naron exclusivamente en cuarcita, para las pun- de talla de cuarcita recuperados en el alero y en
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Graffitti
DIRECTO Tizado
Desprendimientos
VANDALISMO
Humedicimientos
INDIRECTO Fuego
Exfoliación
AGUA Desprendimientos
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Arte Rupestre
El arte rupestre es una de las primeras manifestaciones simbólicas de los humanos moder-
nos, quienes buscaron expresarse gráficamente con el lenguaje de los signos, figurativos y/o
abstractos geométricos. Así, ya nuestros ancestros remotos pintaron o grabaron afloramien-
tos rocosos, también bloques móviles de piedra y otros materiales perecederos que funciona-
ron como soportes para las representaciones (huesos, maderas, cueros, entre otros).
De acuerdo a Hernández Llosas (1985: 13), "el arte rupestre es un tipo particular de vestigio
arqueológico cuyo estudio puede brindar información relevante acerca de la actividad huma-
na pasada, tanto específica como complementaria de la que se puede obtener a partir del aná-
lisis de los demás restos materiales". En este sentido, puede considerárselo como un produc-
to más de la práctica social, en el cual los contenidos simbólicos se diluyen y/o se hallan en-
mascarados en diversas actividades diarias, mientras que las representaciones rupestres son
un símbolo directo o explícito, aunque remita a significados muchas veces difíciles de descu-
brir. No obstante ello, desde las primeras pinturas europeas hasta las más recientes manifes-
taciones rupestres históricas, estas revelan aspectos muy diversos de la vida cotidiana y de la
cosmovisión de las sociedades que les dieron origen, tales como comportamientos rituales,
estrategias y técnicas de caza, animales presentes en su ambiente, chamanismo, totemismo,
etc.
Las manifestaciones rupestres son consideradas arte desde una perspectiva estética con-
temporánea y, como tales, conforman un sistema de expresión plástica. Sin embargo, debe-
mos ser concientes que de este modo asumimos y le otorgamos a ese testimonio visual una
función estética que puede estar lejos de la motivación del individuo y la sociedad que utili-
zó la representación como forma de expresión. Es por ello que preferimos el término repre-
sentación, "entendiendo como tal a toda expresión gráfica que materializa una imagen
mental mediante el uso de diversas materias primas y técnicas de manufactura, cuya moti-
vación y contenido significativo es específico de cada caso particular" (Hernández Llosas
1985: 13).
Muchas veces a partir del estudio de las representaciones rupestres se han definido estilos
como formas particulares de expresión plástica. En ocasiones, dichos estilos o tendencias es-
tilísticas pueden correlacionarse con otros aspectos del comportamiento y patrones regulares
de expresión que permiten proponer una identificación étnica (como es el caso de las Sierras
de Curicó, en donde se propone una filiación étnica tehuelche de las representaciones rupes-
tres), aunque esta inferencia deben formularse con mucho recaudo. De cierto modo, esta no-
ción sería concordante con las ideas de estilo como mensaje étnico, expresadas por Sackett
(1993), según las cuales se trata de mensajes que se generan de modo conciente y premedita-
do y que conllevan una intencionalidad, así como la identificación e identidad del grupo so-
cial en cuestión.
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El cuadro de situación esbozado indica que, rupestre. Esta sugerencia no hace más que mos-
en las condiciones actuales, no es adecuada la trar la complejidad del fenómeno, en donde los
realización de visitas turísticas a la localidad factores intervinientes son múltiples y de diver-
arqueológica Sierras de Curicó. Parafraseando a so origen. Algunos de ellos han sido enumerados
Molinari (2002:8), en este caso no sería reco- precedentemente, agregándose otros, tales como
mendable cruzar “la delgada línea roja que sepa- la importancia de dar intervención en el proceso
ra la preservación de la difusión”. En consecuen- a los descendientes de las comunidades origina-
cia, resulta necesario explorar otros mecanismos rias y aún a los visitantes. Esta propuesta, pen-
alternativos y creativos que permitan incorporar sada desde la teoría y la práctica, debería ser ana-
el variado conjunto de manifestaciones arqueoló- lizada y evaluada en casos como el de las sierras
gicas de las sierras de Curicó a la oferta turística de Curicó, en el cual -sin duda- actúan práctica-
local, tales como la exposición de pósters e info- mente en su totalidad los factores ambientales
grafías, la exhibición de muestras -itinerantes o (las propiedades de la roca soporte del arte, por
fijas- de los materiales arqueológicos recupera- ejemplo), sociales (las expectativas públicas y
dos en las excavaciones y de réplicas de las pin- actitudes hacia el arte rupestre, la legislación,
turas rupestres, la proyección de videos, docu- etc.) y económicos (entre otros, la localización del
mentales, etc. sitio en relación a rutas y servicios o las estrate-
gias de marketing turístico) que Deacon enume-
Si bien no se trataron aquí los mecanismos ra y analiza. Otro punto a destacar en ese traba-
para detener o paliar la acción de los agentes jo es la integración del manejo y gestión del arte
específicos que causan el deterioro de las diferen- rupestre como parte de los recursos patrimonia-
tes evidencias arqueológicas, debe tenerse pre- les naturales y culturales, dándole de este modo
sente que la información presentada constituye la jerarquía e importancia que posee en el con-
la base para evaluar y diagnosticar su estado texto arqueológico y en la práctica social. En tal
actual de preservación. Este, a su vez, es el punto sentido, el manejo de recursos culturales debería
de partida para planificar actividades futuras ten- incluirse como un objetivo nacional en la medi-
dientes al manejo, no sólo referido al accionar de da que las estrategias orientadas a la conserva-
cada agente en particular, sino concerniente a la ción y gestión del patrimonio precisan de acuer-
gestión global de conservación del patrimonio de dos sociales, económicos, jurídicos y político-
la localidad arqueológica como un todo. administrativos que aseguren la continuidad de
su aplicación (Ferraro y Molinari 2002).
Poco se ha desarrollado a nivel mundial sobre
la conservación del arte rupestre, sobre todo Para concluir, la conservación y preservación
teniendo en cuenta el avance cada vez más acen- del patrimonio en general debe ser una conduc-
tuado de las actividades ligadas al turismo cultu- ta enseñada y aprendida. En este sentido, la arti-
ral. Como expresa Deacon (2006), una teoría de culación entre 1) investigación arqueológica bási-
sustentabilidad del arte rupestre está aún en su ca -que registre y documente adecuadamente-,
infancia y, en este sentido, deben ponerse a con- 2) gestión del patrimonio -que planifique el mane-
sideración los objetivos sobre gestión del turismo jo incluido el turismo- y 3) educación -que pro-
cultural del ICOMOS International Cultural Tou- duce la transposición de saberes-, son los ejes
rism Charter (ICOMOS 2002), que pueden ser ineludibles de la preservación y conservación del
modificados para su aplicación específica al arte patrimonio para el futuro.
Agradecimientos
Agradecemos la gentil colaboración de las familias Barcelona y Baliña durante la realización de los
trabajos de campo, así como a todos los colegas y estudiantes de las facultades de Ciencias Sociales-
UNCPBA, Filosofía y Letras-UBA y Ciencias Naturales y Museo-UNLP que participaron en ellas. Una espe-
cial mención al Lic. Julio Merlo y a los estudiantes Víctor Silva y Cecilia Schwartz, quienes colaboraron
en el procesamiento de los sedimentos en el laboratorio. También agradecemos a la Dra. M. L. Endere y
al Lic. J. L. Prado por invitarnos a realizar este capítulo. Este trabajo forma parte de las investigaciones
desarrolladas en el Núcleo de Investigación INCUAPA (FACSO-UNCPBA), dirigido por el Dr. G. Politis y
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el Lic. J. L. Prado, que cuenta con el subsidio PIP-CONICET 2940 y en el Programa de Incentivos N330
de la FCNyM-UNLP, dirigido por el Dr. G. Politis y la Lic. P. Madrid.
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