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Capítulo 9

Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó


(partido de Olavarría) .09
Victoria Pedrotta, Patricia Madrid y Gustavo Politis

Introducción
Las primeras referencias escritas acerca de
En las sierras que forman el extremo occiden- las sierras de Curicó se originaron a partir de la
tal del Sistema de Tandilia existe un conjunto de actividad misional de los jesuitas en la pampa
evidencias arqueológicas notable por su diversi- bonaerense, las expediciones militares hacia el
dad, por el alto grado de concentración espacial borde occidental del cordón serrano de Tandilia
que presenta y por tratarse de uno de los pocos y los viajes para el aprovisionamiento de sal en
sectores de dicho cordón serrano con pinturas las Salinas Grandes. En términos generales, esa
rupestres. Estos elementos llevaron a definir -en zona era conocida con el nombre del “Cayru”
las sierras homónimas- la localidad arqueológica desde mediados del siglo XVIII (Falkner [1774]
Sierras de Curicó, que comprende varias construc- 1974:100; Ramírez Sierra 1975:135-136). Se
ciones pequeñas de piedras acomodadas y acu- trataba de un importante punto de articulación
muladas (edificadas con el sistema de pirca), cua- de circuitos comerciales indígenas e hispano-crio-
tro sectores con pinturas rupestres y un alero roco- llos, donde se documentó el periódico funciona-
so con restos de ocupaciones humanas (Madrid miento de una gran feria comercial en la que se
et al. 2000; Politis et al. en prensa). En este tra- intercambiaba ganado, principalmente, por diver-
bajo se realiza una breve descripción de todas sos bienes procedentes de la sociedad criolla y
estas manifestaciones arqueológicas y se resumen europea. Las redes de interacción social que con-
los resultados que han arrojado las investigacio- fluían en este sector incluían a los indígenas loca-
nes realizadas hasta el momento, destacando la les (entonces llamados pampas y serranos), así
importancia de la localidad para la comprensión como a tehuelches procedentes del norte de pata-
de las sociedades de cazadores recolectores hacia gonia y a otros grupos más alejados, oriundos de
el final del período prehispánico y los siglos pos- la cordillera andina y el sur patagónico (Falkner
teriores a la conquista española. Se describen, asi- [1774] 1974; Hernández [1770] 1969; Levag-
mismo, los principales procesos y agentes natu- gi 2000; Lozano [1735-1743]). También hay
rales y culturales que atentan contra la preserva- testimonios sobre la cría de ganado vacuno y
ción y conservación de las pinturas rupestres, las ovino, así como de la buena calidad de sus pas-
estructuras de piedra y el alero rocoso. Seguida- tos naturales y la disponibilidad de agua, condi-
mente, se analizan los riesgos y las ventajas que ciones que hacían óptima la zona para las activi-
acarrearía la apertura de la localidad arqueológi- dades ganaderas y pastoriles.
ca al público a modo de atractivo turístico y se pro-
ponen algunas opciones para su exhibición. Se Recién en las primeras décadas del siglo XIX,
presta especial atención a las pinturas rupestres, durante la expedición del Cnel. P. A. García a Sie-
ya que muchas de ellas se encuentran en mal rra de la Ventana, se menciona específicamente a
estado de conservación, siendo una de las eviden- las sierras de Curicó, las que fueron identificadas
cias arqueológicas de mayor atractivo e impacto por indígenas baqueanos como la “Sierra de Cura-
visual a la vez que de más fragilidad y suscepti- có” (García [1823] 1969:491). En otras fuentes
bilidad al deterioro. escritas posteriores se designó “Sierra de Curacuo”

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Patrimonio, ciencia y comunidad

aprovechados para realizar las representaciones


rupestres y para la construcción de las estructu-
ras de piedra.

Como se anticipó, en las sierras de Curicó se


detectó un conjunto diverso de manifestaciones
arqueológicas que han sido objeto de investiga-
ciones sistemáticas desde el año 1998, cuando
se produjo el hallazgo fortuito de pinturas rupes-
tres por el geólogo Daniel Poiré. Hasta el momen-
to, en la localidad arqueológica se relevaron las
siguientes evidencias: cinco estructuras de pirca,
un alero poco profundo con restos de ocupacio-
nes humanas, rocas con marcas en su superficie
y cuatro sectores con pinturas rupestres, todos en
Figura 1a. Vista aérea de las Sierras de Curicó. Hacia la izquierda de la ima-
gen, el Cerro Curicó Oeste (CCO) y hacia la derecha Cerro Curicó Este (CCE). el Cerro Curicó Este y un montículo de piedras
en la cima del Cerro Curicó Oeste (véase Figuras
1a y 1b). Como se observa en la Figura 2, se trata
sólo al Cerro Curicó Oeste, mientras que el Cerro de un espacio muy atractivo desde el punto de
Curicó Este aparece como “Sierra de la China”. El vista paisajístico. Hasta el momento, se ha efec-
topónimo “Curacuo” es de origen araucano y sig- tuado el relevamiento de todas las representacio-
nifica cura=piedra y cuo o co=agua. Un último nes rupestres halladas y se han practicado exca-
aspecto a destacar es la importancia del área por vaciones en el interior del alero, así como en dos
su proximidad a la gran rastrillada conocida como estructuras de piedra y en el montículo. Los mate-
“el camino de los chilenos” y el camino real a Sali- riales procedentes de dichas excavaciones están
nas Grandes, cuyos recorridos se hallan unas siendo estudiados en el laboratorio anticipándo-
leguas hacia el este y oeste, respectivamente. se, más adelante, algunos resultados prelimina-
res que reportó su análisis (Madrid et al. 2000;
La localidad arqueológica Pedrotta 2005; Politis et al. en prensa)

Las sierras de Curicó se encuentran en la estri- Pinturas rupestres


bación noroccidental del Sistema de Tandilia, en Todos las pinturas rupestres se sitúan a lo
el Partido de Olavarría, dentro del perímetro de largo del farallón del Cerro Curicó Este, frente al
propiedades privadas, a unos 25 km de la ciudad valle, en oposición al Cerro Curicó Oeste y fueron
de Olavarría. Dichas sierras comprenden un con- agrupadas en cuatro sectores S1, S2, S3 y S4.
junto de cerros bajos, entre los que se destacan Allí los afloramientos rocosos son filones super-
dos cerros aproximadamente paralelos que diver- puestos que exponen superficies verticales a dis-
gen en sentido Sur-Norte: el Cerro de la China o tintos niveles, algunas bien reparadas, que fue-
Cerro Curicó Este (CCE) y el Cerro Curicó o Cerro ron utilizadas como soporte natural de las pintu-
Curicó Oeste (CCO). Ambos cerros están separa- ras. Como se observa en la Figura 1b, los secto-
dos por un pequeño valle que forma un abra de res S1 y S2 se hallan a una distancia aproxima-
500 m en su parte más ancha (ver Figura 1a), da de 30 m del sector S3, a la misma altitud rela-
que estuvo alimentado en el pasado por varios tiva y distan 2 m en sentido vertical y otros 2 m
manantiales y se encuentra próximo a lagunas de en sentido horizontal. El sector S3, por su parte,
agua permanente (tales como la Blanca Grande, está muy próximo al alero antes mencionado,
la Blanca Chica y Las Piedritas). Los cerros están mientras que S4 está alejado de los demás y
formados por rocas esencialmente cuarcíticas (Iñi- separado por un abra que marca el final del cerro
guez et al. 1996), que han sufrido procesos de hacia el norte y culmina en las cercanías de la
erosión y meteorización diferencial, originando construcción de piedra E6 (que se describe más
pequeños reparos en el paredón rocoso, así como adelante). Este último sector está compuesto por
formas de relieve tabulares con salientes y entran- numerosos motivos, aislados y muy simples, de
tes de diversa profundidad, confiriéndole un aspec- diversas formas, que no configuran paneles o
to irregular a todo el farallón. Estos escalones y estructuras de motivos como los otros sectores
superficies verticales a distintos niveles fueron antes mencionados (S1, S2 y S3).

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Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

S4 E6
S4I

E5

S2
S1
E1

E2
S3

AC

E4

Figura 1b. Vista aérea del Cerro Curicó Este (CCE) y localización del Alero Curicó (AC), sectores con
pinturas rupestres (S1, S2, S3, S4) y estructuras de piedra (E1, E2, E4, E5 y E6).

Las pinturas rupestres fueron hechas median-


te la misma técnica de ejecución, empleando tra-
zos lineales pintados principalmente en rojo, aun-
que con variaciones en el grosor y la tonalidad. En
general, se usó como soporte la superficie rocosa
natural -cuya topografía condicionó el desarrollo
espacial de los diseños- y sólo en un caso se pintó
sobre una base de color amarillo. Las represen-
taciones de S1, S2 y S3 son conjuntos de tipo abs-
tracto, en los cuales predominan los diseños geo-
métricos de motivos compuestos. Los motivos geo-
métricos identificados, desde los más abundantes
a los más escasos, son: líneas quebradas (como
escalonados, grecas, formas en “V” o zigzag, ver
por ejemplo la Figura 3), líneas rectas cruzadas y
paralelas (cruces alineadas, paralelas cruzadas, Figura 2. Vista del Cerro Curicó Este (CCE) desde el Este.

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véase Figura 4a y 4b), formas cerradas (romboi- aislados y separados entre sí por distancias de 5
dales, triangulares, entre otras) y, en menor pro- a 25 m. Dichos motivos no están enmarcados,
porción, motivos curvilíneos, circulares, ondulan- son lineales (Figura 6), están muy desvaídos, tie-
tes, puntos y manchas poco definidas, como nen tonalidades que van del rosado a los naran-
puede notarse en la Figura 5. La mayor parte de ja-rojizos y distintos tonos de rojo y, a diferencia
estos motivos se hallan combinados: varios círcu- de los anteriores, son predominantemente cur-
los unidos, líneas ondulantes subparalelas, etc. Es vilíneos. Cabe destacar un motivo que puede con-
notable la aparición de motivos “enmarcados” siderarse figurativo, aunque su estado de deterio-
dentro de formas rectangulares o sub-rectangu- ro impide aseverarlo con certeza (Figura 7).
lares que delimitan campos o paneles restringi-
dos. El deterioro parcial de algunos de estos dise- No se observaron superposiciones de motivos
ños torna dificultosa su identificación, pero al ser pero sí cierta diversidad de tonalidades, texturas
observados en conjunto, su definición se hace más de la pintura, grosores de líneas y deterioro dife-
evidente. El S4 incluye únicamente seis motivos rencial dentro de un mismo sector y entre los cua-
tro sectores. Esto indicaría, en principio, momen-
tos de ejecución de las pinturas relativamente cer-
canos en el tiempo, aunque no necesariamente
un evento único. Debe remarcarse también que el
S3 (Figura 4b) comprende un motivo excepcional
por su diseño, nitidez del color y posición espa-
cial, ya que se trata un motivo grillado, rojo inten-
so, que se halla absolutamente oculto debajo de
una saliente rocosa situada a unos 30-40 cm de
la superficie y sólo es visible para quien se acues-
te sobre el suelo. Esta ubicación permite suponer
que quienes los hicieron estaban arrodillados o
recostados. Las características diferenciales de los
seis motivos aislados del S4 no permiten reunirlo
con los restantes sectores.

Estructuras de piedra
Las cinco estructuras de piedra que se detec-
taron en el Cerro Curicó Este fueron construidas,
Figura 3. Sector con motivos pintados complejos con estructura de diseño
total o parcialmente, mediante la técnica de pirca
o panel (S1a).

Figura 4a y 4b. Sectores con motivos pintados de líneas cruzadas (S3a) y cruciformes (S1b).

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Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

Figura 5. Sector con motivo pintado curvilíneo Figura 6. Sector con motivo pintado de línea curva (S4d).
(S2b).

seca, que consiste en el encastre de bloques de


piedra, sin ningún tipo de argamasa, formando
muros simples de una sola hilera. Dos de estas
construcciones (E1 y E2) fueron excavadas. Se
trata de edificaciones pequeñas de planta circu-
lar, que se encuentran a la misma altura, en la sec-
ción media del faldeo, unos 20 m debajo de la
base del paredón que contiene las pinturas rupes-
tres. Como se observa en la Figura 8, ambas
estructuras son muy semejantes, sus ejes exter-
nos máximos miden de 2,9 a 3,95 m de diáme-
tro externo y de 2,25 a 1,35 m de diámetro inter-
no y están formadas por muros pircados cuya altu-
ra máxima es de 0,75 m. La estructura E2 es la
de menor tamaño, a la vez que presentó una den-
sidad de materiales bastante más baja que E1. El
material arqueológico que se recuperó en las dos
construcciones está formado casi exclusivamen-
te por desechos del proceso de talla en piedra, de
tamaño pequeño, predominando las lascas frac-
turadas. Es probable que algunas lascas sean
desechos correspondientes a la elaboración de ins-
trumentos de piedra bifaciales.
Figura 7. Sector con motivo figurativo pintado
El análisis del material recuperado en las cons- (S4C).
trucciones E1 y E2 sugiere que en ambas se
habrían desarrollado actividades similares de talla cuanto la función general de estas dos edificacio-
lítica, especialmente las últimas etapas de la con- nes, se han considerado tres alternativas no exclu-
fección de instrumentos y/o de su reactivación. yentes: podría tratarse de apostaderos de caza,
Dichos instrumentos habrían sido transportados, podrían haber tenido carácter defensivo -como pro-
o sea que no fueron descartados en el lugar. En tección para individuos en tránsito o para resguar-

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Patrimonio, ciencia y comunidad

dar determinados lugares y/o recursos naturales las rocas naturales forman una figura aproximada
de la zona- y podrían haber servido para el desa- de “U”, cuyos dos extremos fueron cerrados por
rrollo de actividades ceremoniales (Madrid et al. un muro de pirca (ver Figura 8). De este modo,
2000). quedaron delimitadas plantas sub-cuadrangula-
res que no superan los 2 m de lado. La estructu-
Otras dos edificaciones (E4 y E5), aún no ra E4 tiene un muro de 1,6 m de largo y unos 0,6
excavadas, se hallan en la porción superior del m de altura, con una gran laja. El muro de E5 es
paredón rocoso del Cerro Curicó Este. La primera más corto y alto que el de E4, mide 1,2 m de largo
de ellas está situada al Sur del sector con pintu- y su altura máxima es de 0,7 m. Ambas edifica-
ras S3, mientras que E5 se localiza al Norte de ciones se hallan muy próximas a la cima del Cerro
los sectores S1 y S2. Estas dos construcciones Curicó Este, en una posición elevada con respec-
guardan varias semejanzas, ambas están empla- to al terreno circundante. Tal emplazamiento, así
zadas en sectores planos y poco irregulares, donde como el hecho de hallarse en lugares despejados

Figura 8. Plantas de las estructuras de piedra. Izquierda arriba: E1, izquierda abajo: E2, derecha arriba: E4 y derecha abajo: E5.

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Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

y sus dimensiones reducidas, sugieren que podría


haberse tratado de construcciones para encen-
der fuego de modo controlado -evitando que se
convierta en incendio por acción del viento, por
ejemplo- con el objeto de producir humaredas que
pudieran ser vistas desde grandes distancias. El
humo procedente de E4 podría ser visto por quie-
nes se aproximaran desde el Sureste y Suroeste
a las sierras de Curicó, en tanto E5 priorizaría el
campo visual Noroeste.

La práctica de generar fuegos humeantes es


un sistema de comunicación aborigen que fue
documentado desde las primeras exploraciones
a la cuenca del Río de la Plata y perduró entre las
sociedades indígenas pampeanas hasta avanza-
do el siglo XIX. En este sentido, es particularmen-
Figura 9. Vista de la estructura de piedra E6 (avistadero).
te relevante el testimonio registrado durante la
expedición que comandara el Cdte. M. Pinazo en
1770, en la que participó el cacique Lepin con Blanca Grande y Blanca Chica. Esta hipótesis se
sus lanceros. Cuando dicha expedición se aproxi- basa en el emplazamiento estratégico –tanto por
mó a la zona donde deberían encontrar los tol- la altitud como por la elección de una saliente del
dos de la parcialidad de Lepin se divisaron “dos farallón- y en las características constructivas de
humos”, uno de los cuales fue reconocido por éste E6, que determinan un espacio interno muy redu-
como procedente de su toldería (Hernández cido a la vez que oculto desde varios puntos de
[1770] 1969:110). Al día siguiente se observó la observación.
“Sierra del Cairú”, que estaba a una distancia de
cinco leguas y llegaron a los asentamientos indí- Finalmente, debe mencionarse el montículo
genas. de piedras (E3), que fue ubicado en la cima del
Cerro Curicó Oeste, a unos 100 m de su escarpa
Una quinta construcción, E6, que se destaca norte. Se trata de una acumulación de piedras
por su gran alcance visual, fue localizada en el medianas y pequeñas apiladas formando un mon-
extremo norte del Cerro Curicó Este, en la sección tículo oval, que mide 3,9 m de largo máximo x
media del faldeo. En su conformación se aprove- 1,2 m de ancho máximo, alcanzando una altura
chó una saliente o esquinero angular del paredón de 30 a 40 cm (Figura 10). Su eje mayor está
rocoso que forma un escalón de poca altura, al orientado en sentido Este-Oeste. Inicialmente se
cual sólo puede accederse trepando desde abajo. contempló la posibilidad de que se tratara de una
Tiene una superficie prácticamente plana, de estructura funeraria por sus semejanzas con los
forma semicircular, cuyo diámetro es de 1,9 m. comúnmente denominados “chenques”, que han
Su espacio interior está cerrado parcialmente por sido registrados en el oeste pampeano y al norte
un muro simple de pirca de 0,75 m de altura pro- de la región patagónica. Sin embargo, su excava-
medio que culmina en una gran roca. Es un espa- ción no reportó ningún hallazgo, lo que llevó a des-
cio pequeño pero bien reparado, cuya altura rela- cartar tal hipótesis.
tiva y ubicación en el farallón resultan en una visi-
bilidad excelente, como puede notarse en la Figu- Las ocupaciones del alero Curicó
ra 9. Esta construcción habría tenido -no exclu- El farallón rocoso que forma el flanco Oeste
yente pero sí principalmente- funciones asocia- del Cerro Curicó Este contiene algunos abrigos y
das a la observación, vigilancia y control de las un pequeño alero, que mide unos 5 m de frente
tierras adyacentes a las sierras de Curicó. En y 3,5 m de fondo y suma una superficie de 10
especial, de la llanura que se extiende hacia el m2, aproximadamente. Una vista general del lugar
Norte y de las rutas que articulaban la estriba- puede observarse en la Figura 11. En el interior
ción occidental del Sistema de Tandilia con diver- de este alero se halló una roca con gran parte
sos circuitos de circulación de los cuales forma- de su superficie intensamente pulida y surcada
ban parte las “Sierras del Cayrú” y las lagunas por marcas longitudinales profundas de sección

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Patrimonio, ciencia y comunidad

halló en su interior y de un pequeño charco al


fondo donde se junta agua con frecuencia, así
como la distribución de las rocas con marcas en
“V” y pulido.

Se realizaron tres fechados por Carbono 14


sobre fragmentos de carbón: una procedente de
una lente de sedimentos oscuros, con abundante
carbonilla y pequeños trozos de carbón, a 17 cm
de profundidad (en el nivel de excavación 5),
mientras que las otras dos provienen del interior
de un pequeño fogón a unos 32 cm de la super-
ficie (en el nivel 10). La muestra del nivel 5, data-
da en 190 ± 35 años radiocarbónicos AP, coinci-
de con el comienzo del nivel en el cual se concen-
tró cerca del 70% de los hallazgos. Por su parte,
el nivel 10 –donde estaba el fogón y las mues-
Figura 10. Vista de la estructura de piedra E3 (montículo). tras fechadas en 385 ± 46 y 412 ± 34 años
radiocarbónicos AP- se encuentra inmediatamen-
te por debajo de la mayor concentración de res-
tos. La calibración de estos fechados indicaría, en
principio, que la primera datación debe ser toma-
da con cautela ya que presenta un rango de dis-
persión demasiado amplio (desde 275 años AP
hasta momentos recientes). Por el contrario, la
calibración de las otras dos dataciones resultó más
consistente, ambas con valores medios similares
de 470 y 491 años AP, fechas que corresponde-
rían a los años 1.459 y 1.480 de la era cristiana.

Los materiales recuperados en planta corres-


ponden mayoritariamente a desechos de talla de
pidra (que representan el 84%) y, en mucha
menor proporción, a instrumentos, pigmentos
minerales y núcleos y/o fragmentos de núcleos,
así como algunos trozos grandes de carbón. Tam-
Figura 11. Vista de la excavación del Alero Curicó (AC) -marzo de 2003-. bién se hallaron dos rocas redondeadas que podrí-
an haber sido usadas como percutores y un pen-
en “V”, orientadas en distintas direcciones y entre- diente confeccionado sobre un guijarro. En los
cruzándose. Similar pulido y marcas se observa- niveles superficiales se encontraron restos muy
ron en una pequeña saliente, a 1,30 m de altu- pequeños de vidrio, un segmento de alambre y un
ra, en la pared que limita al alero por el Norte. fragmento de cerámica. A nivel cualitativo, debe
En el interior del alero se realizaron excavaciones destacarse que se observó una presencia de cor-
arqueológicas, las cuales totalizaron una superfi- teza muy baja entre los desechos de talla y los
cie de 7,40 m2 y reportaron 1.643 hallazgos en núcleos, y que prácticamente todas las lascas ana-
planta, así como una enorme cantidad de dese- lizadas son internas. Estos elementos indicarían
chos de talla de tamaño muy pequeño mediante que las primeras etapas del proceso de confección
el cernido de los sedimentos (información sobre de instrumentos de piedra no se llevaron a cabo
la textura y composición de los sedimentos, así en alero sino que se habrían desarrollado en otros
como las características estratigráficas puede con- lugares, posiblemente cerca de las canteras de
sultarse en Favier Dubois 2005, quien realizó el aprovisionamiento de materias primas líticas. Al
estudio geoarqueológico). En la Figura 12 se alero sólo fueron transportados los núcleos o pre-
puede ver un croquis de la planta de la superfi- formas en un estado avanzado de elaboración para
cie excavada, la ubicación de un fogón que se su finalización.

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Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

Figura 12. Planta de la superficie excavada en el Alero Curicó.

Entre los instrumentos se advierte el predomi- tas de proyectil y los raspadores se utilizó prefe-
nio de las puntas de proyectil y las raederas, que rentemente ftanita (en menor proporción, cuarci-
suman más de la mitad del conjunto. La forma, el ta y dolomía silicificada), en tanto la mayoría de
color y el tipo de materia prima, junto a las repa- los fragmentos de instrumentos y las piezas con
raciones efectuadas entre piezas que se hallaban retoque somero son de cuarcita. También se halla-
fracturadas, llevaron a establecer un número míni- ron piezas con evidencias de talla bifacial, cuatro
mo de 32 puntas de proyectil. Se trata de puntas cuchillos de filo retocado, tres piezas con filos den-
triangulares pequeñas talladas bifacialmente. Den- ticulados y dos perforadores, ambos de cuarcita,
tro de las raederas, predominan las de filos dobles entre otros instrumentos. Una muestra de los ins-
convergentes y se observó una gran cantidad de trumentos mencionados puede observarse en la
piezas fracturadas. Siguen en orden de importan- Figura 13.
cia los fragmentos de instrumentos no determina-
dos, las piezas cuyos filos fueron trabajados muy Con respecto a las materias primas líticas, se
someramente y los raspadores, entre los cuales nota el amplio predomino de cuarcita, en segun-
predominan los de filo frontal, corto y extendido. do término se halla la calcedonia o ftanita y, en
A su vez, se notó una fuerte selección en cuanto tercero, la dolomía silicificada. La observación
a las materias primas: las raederas se confeccio- macroscópica de los instrumentos y los desechos
naron exclusivamente en cuarcita, para las pun- de talla de cuarcita recuperados en el alero y en

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Patrimonio, ciencia y comunidad

Como ya se señaló, la excavación del alero


reportó abundantes colorantes minerales: 63 tro-
zos recuperados en planta y numerosos trocitos
muy pequeños en el cernidor; éstos abarcan dis-
tintos tonos de rojo (desde rosado a rojo intenso),
naranja y amarillo. Cuatro muestras de pigmento
fueron analizadas con el objetivo de establecer su
composición inorgánica, detectándose los siguien-
tes minerales: óxidos e hidróxidos de hierro, hema-
tita y goetita, principalmente, junto a otros tales
como cuarzo, moscovita y feldespatos, así como
arcillas. También se enviaron a analizar dos mues-
tras de pigmentos -que se presumía habían sido
preparados mediante su pulverización y la adición
de sustancias ligantes que les otorgaran cohesión
y adherencia- para determinar su composición
(detalles técnicos en Pedrotta 2005). Los resul-
tados indican que contenían lípidos, cuatro de los
cuales corresponderían a ácidos grasos. Posterio-
res estudios sugieren que la mezcla de ácidos gra-
sos de una de las muestras provendría de un acei-
te vegetal, aunque no pudo especificarse de cuál.
De este modo, se verificó que las muestras de pig-
mento halladas en planta habían sido pastas, es
Figura 13. Muestra de los instrumentos de piedra recuperados en el Alero decir, pigmentos preparados mediante la adición
Curicó. de sustancias ligantes y se determinó que los áci-
dos grasos -posiblemente vegetales- formaron
las estructuras circulares indica que son similares parte de su composición.
-en su aspecto y propiedades para la talla- a las
ortocuarcitas de la Formación Cerro Largo, de La información disponible actualmente sugie-
donde provendrían. Las Sierras Bayas son el lugar re que los restos arqueológicos recuperados en
más cercano donde aflora esta formación. La fta- el alero constituyen el producto de múltiples ocu-
nita también aflora naturalmente en algunos de paciones aborígenes que se sucedieron desde fina-
los cerros que forman Sierras Bayas, en la base les del siglo XV y tuvieron una alta recurrencia
de la Formación Cerro Largo, siendo de muy fácil espacial. La ausencia de objetos de origen euro-
localización. Recientemente ha sido ubicada una peo entre los materiales recuperados resulta con-
cantera-taller de dolomía silicificada en las Sierras gruente con la cronología prehispánica propues-
Bayas, asociada a un afloramiento restringido en ta. A su vez, es probable que dichas ocupacio-
un pequeño sector del Cerro Tres Lomas (ver Capí- nes se hayan extendido durante los siglos poste-
tulo 8). Los colorantes minerales, a su vez, sue- riores a la llegada de los españoles, aunque los
len aflorar asociados a las ortocuarcitas del Grupo fechados radiocarbónicos no permiten precisar su
Sierras Bayas y el ocre rojo puede hallarse local- finalización. Si bien el procesamiento de los mate-
mente en la base de la Formación Cerro Largo y riales en el laboratorio aún no ha sido concluido,
en el nivel de dolomías de la Formación Villa Móni- los resultados preliminares indican que el alero
ca. En síntesis, las materias primas líticas halla- fue un espacio donde se desarrollaron actividades
das en la localidad arqueológica Sierras de Curi- especializadas. Entre tales actividades se desta-
có son en su inmensa mayoría de origen alócto- ca la producción de instrumentos de piedra (pun-
no, siendo las Sierras Bayas –que distan entre 35 tas de proyectil y raederas, especialmente), tare-
y 40 km hacia el Sureste- la zona más cercana as que demandaran la utilización de pigmentos
donde se hallaban potencialmente disponibles como, por ejemplo, la decoración corporal y de
todas las rocas que fueron utilizadas para confec- diversos objetos (cueros, prendas de vestir, armas,
cionar instrumentos y los colorantes minerales vasijas de cerámica, etc.) o la ejecución de pintu-
empleados en la preparación de los pigmentos ras rupestres y, posiblemente, el trabajo de pieles
(Bayón et al. 1999; Poiré 1993; ver Capítulo 8). y cueros.

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Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

Algunos comentarios generales distintos tonos de rojo, principalmente, seguido


por naranja y amarillo- fueron los empleados en
La localidad arqueológica Sierras de Curicó la ejecución de las diferentes pinturas. La compo-
contiene un conjunto de evidencias arqueológi- sición de algunos trozos de pigmento hallados en
cas diverso y numeroso. En principio, se ha pro- planta durante la excavación del alero indica que
puesto que su funcionamiento fue relativamente en su preparación se emplearon minerales (bási-
contemporáneo y que corresponderían a la últi- camente, óxidos e hidróxidos de hierro: hematita
ma parte del período prehispánico y, quizá, a los y goetita, así como feldespatos, moscovita, cuar-
primeros momentos del contacto hispano-indíge- zos y arcillas) y sustancias ligantes formadas por
na. Esta interpretación se basa en varios elemen- lípidos o ácidos grasos de origen vegetal, posi-
tos. En primer lugar, la similitud que presentan blemente. Los colorantes minerales también son
las representaciones rupestres de los sectores S1, un elemento común a las dos construcciones cir-
S2, S3 y S4 en cuanto a su técnica de ejecución culares de pirca E1 y E2, las cuales reportaron un
y a los diseños geométricos abstractos, con la sal- total de cinco fragmentos de color rojo y amari-
vedad de algunas pinturas del cuarto sector que llo. El alero, cabe recordar, esta situado a la misma
contienen motivos figurativos muy simples y se altitud relativa y unos 10 metros hacia el Sur del
hallan en un pobre estado de conservación gene- sector de pinturas S3; desde el mismo se obser-
ral. No obstante, la cantidad de pinturas que se van las estructuras E1 y E2, el pequeño valle inter-
detectaron allí indica que tuvieron una mayor den- serrano y la cima del cerro Curicó Oeste, donde se
sidad que la considerada hasta ahora (Pedrotta sitúa el montículo oval de piedras (E3).
2005). Los motivos geométricos también son pre-
dominantes entre las representaciones rupestres En tercer lugar, existen algunas relaciones de
del sector oriental del Sistema de Tandilia, así proximidad y orientación entre los sectores con
como en el Sistema de Ventania y en las sierras representaciones rupestres y las estructuras de pie-
de Lihue Calel, en la Pampa Seca (Gradin 1975; dra. Esta serie de relaciones está dada por la elec-
Madrid y Oliva 1994; Mazzanti 1993; Mazzanti ción de determinados sectores de ambos cerros
y Valverde 1999). A su vez, estos motivos han teniendo en cuenta, principalmente, su topogra-
sido asociados a las tendencias estilísticas abs- fía. Se han diferenciado sectores de pinturas visi-
tractas identificadas para el arte rupestre de la bles que revestirían un carácter “público”, mien-
región patagónica durante el Holoceno Tardío y tras que otros estarían dentro del ámbito “priva-
fueron utilizados durante ese período en la deco- do” y, posiblemente, vinculados a prácticas ritua-
ración de diferentes objetos -cerámica, hachas, les (Madrid et al. 2000). Las estructuras E1 y E2,
placas y pendientes grabados- que han sido halla- ambas situadas sobre el faldeo de dicho cerro,
dos tanto en la región pampeana como en la pata- aparentan haber tenido más vinculación con el
gonia (Crivelli 1999; Menghin 1957; Oliva y pequeño valle longitudinal, el cual habría consti-
Algrain 2004; Outes 1916). En particular, se tuido una vía de circulación para atravesar las sie-
advirtieron similitudes con los diseños empleados rras de Curicó en sentido Norte-Sur, que dispo-
durante el período posthispánico por las pobla- nía de varias fuentes de agua. A su vez, S1 y S2
ciones tehuelches para decorar con pintura los y la construcción E1 se encuentran próximos y
cueros de diversos animales, algunos de los cua- visualmente relacionados, al igual que S3 y E2.
les se hallan en diferentes museos y en coleccio- En las estructuras E4 y E5 se priorizó la altitud y
nes privadas (Caviglia 2002; Schuster 1969). una localización sobre el farallón del Cerro Curi-
Este último elemento ha servido para asociar las có Este, de modo tal que el alero, las dos cons-
evidencias arqueológicas de las sierras de Curi- trucciones circulares y la mayoría de las represen-
có con los tehuelches o con alguna otra etnía taciones rupestres quedan comprendidos entre
estrechamente emparentada (Madrid et al. ambas. El emplazamiento de E6, en el extremo
2000). Norte del mencionado cerro, además de limitar la
máxima extensión septentrional de las pinturas
En segundo lugar, es importante notar la vin- parece haber privilegiado el amplio alcance visual
culación de las representaciones rupestres con los en dirección Noreste y Noroeste. Todas las eviden-
colorantes minerales y con los pigmentos prepa- cias arqueológicas aludidas son visibles desde la
rados, que forman una parte significativa del con- cima del Cerro Curicó Oeste, donde se encuentra
junto arqueológico recuperado en el alero. En efec- situada la acumulación monticular de piedras, la
to, los colores que exhibieron dichos pigmentos - cual estaría marcando un sector del paisaje deter-

197
Patrimonio, ciencia y comunidad

minado. También se estableció que las pinturas Conservación y preservación


de S1 y S2 (en el Cerrro Curicó Este) y la estruc-
tura E3 (en el Cerro Curicó Oeste) están alineadas Pinturas Rupestres
sobre un eje Este-Oeste que surgiría de prolongar Las condiciones de exposición general que
el eje longitudinal (largo máximo) de la acumula- presentan las pinturas rupestres no han permi-
ción de piedras o E3, que está orientado a 270º. tido una preservación óptima, en gran parte
Esta alineación habría sido planificada y estaría debido a las características del soporte de las
vinculada con los patrones cosmológicos, simbó- mismas. En efecto, la superficie rocosa del fara-
licos y de ordenamiento temporal y espacial que llón, de muy escasa pendiente (prácticamente
eran compartidos por una sociedad determinada “a pique” o vertical), pese a que contiene
(Madrid et al. 2000). entrantes y salientes de poca profundidad, no
provee un reparo significativo a las superficies
Recapitulando, se han identificado lugares pintadas (Figura 14). Esta situación ha propi-
destinados a actividades específicas (tales como ciado la acción de diversos agentes naturales
la confección y el reemplazo de puntas de proyec- que las alteraron de modo diferencial en los
til, la preparación y aplicación de pigmentos mine- cuatros sectores relevados. Sin embargo, en tér-
rales, el trabajo de pieles y cueros, entre otros), minos generales, en S4 se registró un grado de
sectores exclusivamente destinados a representa- deterioro regular y avanzado, más intenso y evi-
ciones rupestres, marcadores territoriales de pie- dente. En los restantes sectores (S1, S2 y S3)
dra, miradores protegidos y diversas construccio- se notó la acción más acentuada de una mul-
nes de pirca cuyas características arquitectónicas, tiplicidad de agentes (naturales y culturales),
sumadas a los lugares elegidos para su emplaza- así como diferentes situaciones de exposición
miento, indican que habrían tenido funciones dife- siendo allí, en consecuencia, más variados los
rentes. El conjunto de manifestaciones arqueoló- efectos de la alteración.
gicas de las sierras de Curicó presenta relaciones
de proximidad e intervisibilidad, así como varios Los procesos que actúan, en sentido amplio,
elementos que sugieren un ordenamiento y cier- en el deterioro del arte rupestre pueden ser de tipo
ta jerarquización en su disposición espacial. La natural y/o antrópico (Podestá et al. 1997; Strec-
alineación de algunas de estas evidencias arqueo- ker y Taboada Téllez 1995; Wainwright 1995a,
lógicas sobre un eje Este-Oeste habría adquirido 1995b). Los primeros están íntimamente vincu-
sentido dentro de una modalidad ideológica par- lados al clima, al ambiente, la geomorfología, la
ticular de concebir y simbolizar el espacio que mineralogía y a las especies animales que habi-
podría ser asignable a las sociedades tehuelches tan el área en cuestión. Los segundos involucran
durante el Holoceno Tardío y los primeros siglos la intervención de los seres humanos en diversas
posteriores a la Conquista. formas, que los incluyen como agentes de dete-

Graffitti
DIRECTO Tizado
Desprendimientos
VANDALISMO
Humedicimientos
INDIRECTO Fuego

Exfoliación
AGUA Desprendimientos

ACRECIONES CRISTALINAS Calcitas


Líquenes
NATURALES FACTORES BIOLÓGICOS Algas
FROTACIÓN DE GANADO
Solar
CALOR Fuego
VIENTO Abrasión

198
Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

rioro indirecto (que comprende, por ejemplo, las


mismas tareas arqueológicas) y directo (cuyos
casos más graves son las diferentes manifestacio-
nes de vandalismo).

En la tabla precedente, tomada del trabajo de


Bellelli et al. 1997, se muestran las causas más
frecuentes del deterioro del arte rupestre, agrupa-
das conforme los agentes que las ocasionan. En
el caso de las pinturas del Cerro Curicó Este,
se han registrado algunos efectos provocados
por la acción de muchos de los agentes enu-
merados en dicha tabla. A continuación, se
realiza una breve descripción de los mismos. Figura 14. Frente
rocoso que propicia una
Entre los agentes naturales, se destaca, por exposición constantes
un lado, la acción constante de la exposición solar de las pinturas
rupestres.
que provoca el desvanecimiento progresivo de los
diseños por degradación del color hasta su total
desaparición. Esta alteración es evidente en todos
los sectores, especialmente en los motivos aisla-
dos en S4, uno de cuyos ejemplos se muestra en
la Figura 15. Este proceso es menos visible en S3
(véase Figura 4b), único caso donde los motivos
están más reparados gracias a su peculiar ubica-
ción topográfica, como se explicó previamente.
Por otra parte, las características mineralógicas de
las rocas de base hacen probable su exfoliación
o descascaramiento natural provocado por proce-
sos de erosión y meteorización por acción del vien-
to y el agua. Esto ha llevado a la pérdida de algu-
nas porciones de las pinturas, por fractura y des-
prendimiento del soporte, tal como se observa en
la Figura 16. A su vez, la presencia de agua ha
provocado la precipitación de carbonato de calcio Figura 15. Degradación y desvanecimiento progresivo de las representaciones
en amplias superficies y en todos los sectores rele- rupestres (S4b).
vados, por circulación de agua sobre la gran mayo-
ría de los motivos o en zonas muy próximas a ellos
(Figuras 16 y 17). El deterioro de origen biofísico
también es frecuente, como lo demuestra el desa-
rrollo de líquenes sobre los diseños pintados. Los
líquenes son especies simbióticas entre algas y
hongos que, por su penetración en el sustrato y el
desprendimiento de ácidos que generan, degra-
dan notablemente la roca de base y, por ende, las
representaciones rupestres. Ejemplos de esto pue-
den verse en las Figuras 18a y 18b.

La vegetación de pastizales altos propios de la


zona y que se hallan próximos a algunas de las pin-
turas no suele entrar en contacto directo con estas.
De este modo, los pastizales no sólo no las alte-
ran sino que las protegen parcialmente al hacer- Figura 16. Exfoliación y descascaramiento del soporte rocoso de las pinturas
las menos visibles para eventuales observadores (S1b).

199
Patrimonio, ciencia y comunidad

que se encuentren en el valle. El ganado vacuno


que circula por la localidad no ha dejado eviden-
cias de alteración de las superficies rocosas que
constituyen el soporte de las representaciones y que
suele causar su pulimento por frotación. Este agen-
te es potencialmente más peligroso para la pre-
servación de las estructuras de piedra, como se tra-
tará más adelante. Los insectos, sin embargo, resul-
tan un agente de deterioro significativo para las pin-
turas, especialmente las avispas que se hallan pre-
sentes en la actualidad en enormes cantidades a
lo largo de todo el farallón del Cerro Curicó Este.
Por consiguiente, es muy frecuente el hallazgo de
nidos de avispas de diverso tamaño sobre el sopor-
te rocoso con pinturas (ver Figura 19, por ejemplo),
lo que provoca su obliteración y degradación pau-
Figura 17. Precipitación de carbonatos por circulación de agua (S2a). latina.

Por último, la acción de destructiva provocada


por el vandalismo es significativa y progresiva, tal
como ha podido observarse en el transcurso de los
años de investigación en esta localidad. Efectiva-
mente, es evidente la presencia de escritura o de
dibujos (graffiti), algunos ejecutados muy recien-
temente, sobre los mismos motivos rupestres. Se
ha registrado la ejecución de dichos graffiti median-
te tizado o pintado –uno de estos casos se mues-
tra en la Figura 20- y/o por raspado o extracción de
una parte de la superficie rocosa, como se nota
en la Figura 21.

En consecuencia, la destrucción intencional


producida por los seres humanos impacta negati-
vamente y es la que afecta con mayor celeridad el
estado de preservación de las pinturas rupestres en
particular. Adicionalmente, la existencia de asenta-
mientos cercanos y de vías de acceso relativamen-
te próximas no hacen más que intensificar el dete-
rioro. Independientemente de cualquier instancia
de manejo patrimonial que se proyecte a futuro
sobre esta localidad, la primera medida que se ha
tomado es el adecuado registro de las representa-
ciones rupestres, a través de la ejecución de calcos
y mediante un detallado registro fotográfico de los
motivos y de su estado de conservación en distin-
tas etapas de la investigación, a los efectos de moni-
torear la evolución de la acción de los diferentes
agentes naturales y culturales de deterioro. Para
finalizar, no debe olvidarse que, como expresa
Seglie (2003), la investigación arqueológica es un
factor de riesgo para el arte rupestre, desde el
mismo momento del descubrimiento y a lo largo
Figura 18 a y b. Líquenes desarrollados sobre las representaciones rupestres (arri- de la posterior investigación y divulgación de los
ba: S4a; abajo: S4e). resultados.

200
Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

Arte Rupestre
El arte rupestre es una de las primeras manifestaciones simbólicas de los humanos moder-
nos, quienes buscaron expresarse gráficamente con el lenguaje de los signos, figurativos y/o
abstractos geométricos. Así, ya nuestros ancestros remotos pintaron o grabaron afloramien-
tos rocosos, también bloques móviles de piedra y otros materiales perecederos que funciona-
ron como soportes para las representaciones (huesos, maderas, cueros, entre otros).

De acuerdo a Hernández Llosas (1985: 13), "el arte rupestre es un tipo particular de vestigio
arqueológico cuyo estudio puede brindar información relevante acerca de la actividad huma-
na pasada, tanto específica como complementaria de la que se puede obtener a partir del aná-
lisis de los demás restos materiales". En este sentido, puede considerárselo como un produc-
to más de la práctica social, en el cual los contenidos simbólicos se diluyen y/o se hallan en-
mascarados en diversas actividades diarias, mientras que las representaciones rupestres son
un símbolo directo o explícito, aunque remita a significados muchas veces difíciles de descu-
brir. No obstante ello, desde las primeras pinturas europeas hasta las más recientes manifes-
taciones rupestres históricas, estas revelan aspectos muy diversos de la vida cotidiana y de la
cosmovisión de las sociedades que les dieron origen, tales como comportamientos rituales,
estrategias y técnicas de caza, animales presentes en su ambiente, chamanismo, totemismo,
etc.

Las manifestaciones rupestres son consideradas arte desde una perspectiva estética con-
temporánea y, como tales, conforman un sistema de expresión plástica. Sin embargo, debe-
mos ser concientes que de este modo asumimos y le otorgamos a ese testimonio visual una
función estética que puede estar lejos de la motivación del individuo y la sociedad que utili-
zó la representación como forma de expresión. Es por ello que preferimos el término repre-
sentación, "entendiendo como tal a toda expresión gráfica que materializa una imagen
mental mediante el uso de diversas materias primas y técnicas de manufactura, cuya moti-
vación y contenido significativo es específico de cada caso particular" (Hernández Llosas
1985: 13).

Muchas veces a partir del estudio de las representaciones rupestres se han definido estilos
como formas particulares de expresión plástica. En ocasiones, dichos estilos o tendencias es-
tilísticas pueden correlacionarse con otros aspectos del comportamiento y patrones regulares
de expresión que permiten proponer una identificación étnica (como es el caso de las Sierras
de Curicó, en donde se propone una filiación étnica tehuelche de las representaciones rupes-
tres), aunque esta inferencia deben formularse con mucho recaudo. De cierto modo, esta no-
ción sería concordante con las ideas de estilo como mensaje étnico, expresadas por Sackett
(1993), según las cuales se trata de mensajes que se generan de modo conciente y premedita-
do y que conllevan una intencionalidad, así como la identificación e identidad del grupo so-
cial en cuestión.

Estructuras de Piedra y Alero la estabilidad de los muros. En la actualidad, uno


de los mayores riesgos potenciales para su preser-
En líneas generales, el estado de conservación vación es el tránsito de ganado vacuno, dado que
de las construcciones de pirca es bueno. El hecho éste suele refregarse contra las piedras grandes, ras-
de haber hallado muy pocos bloques de piedra dis- cándose, y resulta una fuerza capaz de debilitar y/o
persos en sus inmediaciones indica que la altura aflojar el encastre de los bloques del muro. Este ries-
original de sus muros no fue mucho mayor que la go resulta mayor en las estructuras circulares E1 y
que se observa actualmente y que éstos no han E2, ya que ambas se hallan en el sector medio de
sufrido grandes derrumbes. El tipo de vegetación la ladera, un lugar de pendiente moderada y de rela-
que crece en la localidad no incide seriamente en tivamente fácil circulación para los animales. Ade-

201
Patrimonio, ciencia y comunidad

al montículo oval de piedras de la cima del Cerro


Curicó Oeste, cabe señalar que, si bien se halla en
un sector muy transitable, su escasa altura torna
bajo el riesgo de ser destruido por el comportamien-
to habitual de la fauna de la zona.

La protección y el reparo que ofrece el alero han


sido y son aprovechados por diversos animales
–ganado, perros, zorros, liebres, etc.-para resguar-
darse de la lluvia, el viento y otras inclemencias cli-
máticas, como lo sugiere la enorme cantidad de
excremento que se halló en los primeros niveles
de la excavación. Luego de haberse realizado la
remoción de sedimentos del interior del alero duran-
te los trabajos de excavación, la superficie excava-
da se volvió a rellenar con tierra procedente de otro
sector y se colocaron grandes bloques de piedra
Figura 19. Nidos de avispas sobre la roca que actúa como soporte de las pintu- para proteger los perfiles. Sin embargo, la estabili-
ras (S3c). dad del suelo interno del alero es muy frágil, tanto
de la superficie efectivamente excavada como del
reducido espacio adyacente que no lo fue (ver Figu-
ra 12) En consecuencia, es deseable evitar cual-
quier tipo de tránsito en su interior, ya sea de per-
sonas o de animales de tamaño grande o mediano.
De esta forma, se evitaría la compresión del suelo
por el pisoteo de los animales o de los seres huma-
nos, con el consiguiente riesgo de derrumbe de los
perfiles estratigráficos. Asimismo, se reduciría la
acción cavícola de animales tales como perros, pelu-
dos y/o mulitas, de frecuente aparición en la loca-
lidad, disminuyendo también las probabilidades de
pérdida y alteración del material arqueológico que
aún se encuentra allí, a escasa profundidad y con
una alta densidad.

Figura 20. Graffiti. Pintado o tizado (S3b). Consideraciones finales


más, dichas estructuras carecen de la contención La diversidad y riqueza de las diferentes mani-
que tenían cuando se encontraban parcialmente festaciones arqueológicas que se hallan en la loca-
rellenadas, pues buena parte de los sedimentos y lidad arqueológica Sierras de Curicó, constituyen
el pedregullo de su interior fue retirado durante las elementos de suma importancia para el conoci-
excavaciones. En contraposición, las pequeñas miento de la historia de las sociedades indígenas
estructuras en forma de “U”, E4 y E5, se localizan pampeanas durante el último milenio antes de la
en un sector del farallón rocoso de muy difícil acce- Conquista española y los momentos iniciales del
so y aún contienen su cubierta sedimentaria origi- contacto hispano-indígena. En este trabajo se han
nal. A su vez, la altura de sus muros es menor que sintetizado las principales características de las evi-
la altura del muro de las construcciones circula- dencias arqueológicas allí detectadas y se han resu-
res, lo que disminuye las probabilidades de ser afec- mido los principales resultados obtenidos hasta el
tados por derrumbes. momento. Se prestó especial atención a las conti-
nuidades y a los cambios en el modo de usar, orga-
La estructura E6, por su parte, se halla bien nizar, demarcar y simbolizar el espacio, cuestión
protegida por su emplazamiento en una saliente del abordada a partir de la distribución espacial de las
paredón rocoso, a una altura que imposibilita direc- estructuras de piedra y las pinturas rupestres. Si
tamente el eventual acceso del ganado. En cuanto bien aún no se cuenta con información concluyen-

202
Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

te acerca de la función de dichas edificaciones, sus


rasgos arquitectónicos, los lugares seleccionados
para erigirlas (priorizando: altitud, orientación,
alcance visual, etc.) y sus relaciones de proximi-
dad e intervisibilidad respecto del alero, de los sec-
tores con pinturas y del montículo situado en la
cima del Cerro Curicó Oeste, sugieren la existencia
de marcadores territoriales, puntos de avistaje,
lugares destinados al desarrollo de actividades
especializadas y, quizá, refugios y estructuras para
producir señales de humo. Adicionalmente, se ha
destacado la importancia nodal de la estribación
occidental del Sistema de Tandilia con respecto a
la dinámica comercial, productiva y social indíge-
na durante la segunda mitad del siglo XVIII y las
primeras décadas del XIX, en base al análisis de
diversas fuentes documentales.

Sin duda, el principal atractivo de la localidad


arqueológica Sierras de Curicó radica en las pintu- Figura 21. Graffiti. Raspado (S3e).
ras rupestres, que son las únicas halladas hasta
ahora en el sector serrano de los partidos de Tan-
dil, Azul y Olavarría. Paralelamente, las construc- lleva la presencia no controlada de personas, indi-
ciones de pirca constituyen las únicas manifesta- can que su exposición abierta al público es peli-
ciones arqueológicas de ese tipo que se conocen en grosa.
todas las Sierras de Olavarría. El valor histórico, la
riqueza arqueológica y la importancia de esta loca- En segundo lugar, la circulación indiscrimi-
lidad arqueológica desde el punto de vista científi- nada tanto de personas como de ganado -vacu-
co y patrimonial, amén del encanto paisajístico pro- no, particularmente- es un factor de riesgo para la
pio del ambiente serrano, confluyen hacia su gran estabilidad de las construcciones de piedra, ya que
potencial como recurso turístico. No obstante, exis- puede ocasionar su derrumbe parcial o total. Esto
te una serie de elementos que deben ponderarse y es especialmente grave en el caso de las estruc-
de medidas que tienen que ser implementadas para turas E1 y E2, que se sitúan en una zona de trán-
impulsar su conservación y preservación, mitigan- sito relativamente fácil y carecen de su relleno
do los agentes que causan actualmente su dete- sedimentario. Asimismo, debe tenerse en cuenta
rioro así como aquellos que pudieran originarse que en el interior del alero se encuentran peque-
eventualmente a futuro. ñas superficies que fueron preservadas sin exca-
var y que corren peligro de ser objeto de los pozos
En primer lugar debe considerarse que las pin- indiscriminados que suelen acompañar el tránsi-
turas se hallan en un estado de deterioro general to de personas en sitios arqueológicos sin la vigi-
avanzado, originado tanto por factores naturales lancia adecuada. Sería importante implementar,
como por la actividad humana. Entre los prime- además, algún tipo de vallado o restricción de paso
ros, tienen especial incidencia la exposición a los que proteja los restos arqueológicos más frágiles
rayos solares, las lluvias, los vientos y demás agen- de la circulación en la zona.
tes climáticos, junto al crecimiento de líquenes y
a la densidad de nidos de avispas que se hallan En tercer término, es necesario tener en cuenta
en el farallón rocoso. Así también, muchas pintu- que la acentuada pendiente y la pedregosidad que
ras registran daños irreversibles causados por graf- presenta una porción importante del faldeo de ambos
fitti modernos que fueron realizados encima de cerros -Curicó Este y Curicó Oeste- no los hacen aptos
ellas por personas que han visitado la localidad para ser recorridos a pie por todo tipo de público. Ade-
en distintas oportunidades. El hecho de tratarse más, como ya se anticipó, las construcciones de pirca
de manifestaciones arqueológicas excepcionales E4, E5 y E6, así como muchas de las pinturas rupes-
en su tipo, sumado al amplio registro de daños tres, están situadas en lugares de muy difícil acce-
que exhiben actualmente y al alto riesgo que con- so, hecho que ha favorecido su preservación actual.

203
Patrimonio, ciencia y comunidad

El cuadro de situación esbozado indica que, rupestre. Esta sugerencia no hace más que mos-
en las condiciones actuales, no es adecuada la trar la complejidad del fenómeno, en donde los
realización de visitas turísticas a la localidad factores intervinientes son múltiples y de diver-
arqueológica Sierras de Curicó. Parafraseando a so origen. Algunos de ellos han sido enumerados
Molinari (2002:8), en este caso no sería reco- precedentemente, agregándose otros, tales como
mendable cruzar “la delgada línea roja que sepa- la importancia de dar intervención en el proceso
ra la preservación de la difusión”. En consecuen- a los descendientes de las comunidades origina-
cia, resulta necesario explorar otros mecanismos rias y aún a los visitantes. Esta propuesta, pen-
alternativos y creativos que permitan incorporar sada desde la teoría y la práctica, debería ser ana-
el variado conjunto de manifestaciones arqueoló- lizada y evaluada en casos como el de las sierras
gicas de las sierras de Curicó a la oferta turística de Curicó, en el cual -sin duda- actúan práctica-
local, tales como la exposición de pósters e info- mente en su totalidad los factores ambientales
grafías, la exhibición de muestras -itinerantes o (las propiedades de la roca soporte del arte, por
fijas- de los materiales arqueológicos recupera- ejemplo), sociales (las expectativas públicas y
dos en las excavaciones y de réplicas de las pin- actitudes hacia el arte rupestre, la legislación,
turas rupestres, la proyección de videos, docu- etc.) y económicos (entre otros, la localización del
mentales, etc. sitio en relación a rutas y servicios o las estrate-
gias de marketing turístico) que Deacon enume-
Si bien no se trataron aquí los mecanismos ra y analiza. Otro punto a destacar en ese traba-
para detener o paliar la acción de los agentes jo es la integración del manejo y gestión del arte
específicos que causan el deterioro de las diferen- rupestre como parte de los recursos patrimonia-
tes evidencias arqueológicas, debe tenerse pre- les naturales y culturales, dándole de este modo
sente que la información presentada constituye la jerarquía e importancia que posee en el con-
la base para evaluar y diagnosticar su estado texto arqueológico y en la práctica social. En tal
actual de preservación. Este, a su vez, es el punto sentido, el manejo de recursos culturales debería
de partida para planificar actividades futuras ten- incluirse como un objetivo nacional en la medi-
dientes al manejo, no sólo referido al accionar de da que las estrategias orientadas a la conserva-
cada agente en particular, sino concerniente a la ción y gestión del patrimonio precisan de acuer-
gestión global de conservación del patrimonio de dos sociales, económicos, jurídicos y político-
la localidad arqueológica como un todo. administrativos que aseguren la continuidad de
su aplicación (Ferraro y Molinari 2002).
Poco se ha desarrollado a nivel mundial sobre
la conservación del arte rupestre, sobre todo Para concluir, la conservación y preservación
teniendo en cuenta el avance cada vez más acen- del patrimonio en general debe ser una conduc-
tuado de las actividades ligadas al turismo cultu- ta enseñada y aprendida. En este sentido, la arti-
ral. Como expresa Deacon (2006), una teoría de culación entre 1) investigación arqueológica bási-
sustentabilidad del arte rupestre está aún en su ca -que registre y documente adecuadamente-,
infancia y, en este sentido, deben ponerse a con- 2) gestión del patrimonio -que planifique el mane-
sideración los objetivos sobre gestión del turismo jo incluido el turismo- y 3) educación -que pro-
cultural del ICOMOS International Cultural Tou- duce la transposición de saberes-, son los ejes
rism Charter (ICOMOS 2002), que pueden ser ineludibles de la preservación y conservación del
modificados para su aplicación específica al arte patrimonio para el futuro.

Agradecimientos

Agradecemos la gentil colaboración de las familias Barcelona y Baliña durante la realización de los
trabajos de campo, así como a todos los colegas y estudiantes de las facultades de Ciencias Sociales-
UNCPBA, Filosofía y Letras-UBA y Ciencias Naturales y Museo-UNLP que participaron en ellas. Una espe-
cial mención al Lic. Julio Merlo y a los estudiantes Víctor Silva y Cecilia Schwartz, quienes colaboraron
en el procesamiento de los sedimentos en el laboratorio. También agradecemos a la Dra. M. L. Endere y
al Lic. J. L. Prado por invitarnos a realizar este capítulo. Este trabajo forma parte de las investigaciones
desarrolladas en el Núcleo de Investigación INCUAPA (FACSO-UNCPBA), dirigido por el Dr. G. Politis y

204
Capítulo 9. Pinturas, pircas y aleros en las sierras de Curicó

el Lic. J. L. Prado, que cuenta con el subsidio PIP-CONICET 2940 y en el Programa de Incentivos N330
de la FCNyM-UNLP, dirigido por el Dr. G. Politis y la Lic. P. Madrid.
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