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LOS NIÑOS NO QUIEREN GUERRA

Hubo un tiempo en el que existía un bonito país con dos


castillos: uno azul y otro rojo. En ellos vivían dos reyes junto a
sus hijos y sus súbditos. Todos se llevaba muy bien.
Pero un día, en el que estaban dando un paseo, todo cambió.
Unos pájaros pasaron volando y se hicieron caca sobre la nariz
de los reyes. Al principio, todo fueron risas, pero luego la cosa
se complicó, ya que ambos pensaban que no estaba bien
burlarse de estas cosas.
Para ellos, esto era MOTIVO DE GUERRA
Los reyes se reunieron con sus súbditos y les dijeron que
estaban en guerra, que el otro castillo estaba demasiado Éric Battut
cerca, que el color de los otros no era bonito y que eso se tenía que acabar. Había que
iniciar una batalla.
Lo primero que hicieron fue utilizar toda su artillería y sus lanzas. A pesar de ello, la
muralla resistió, sin derrumbarse.
Cuando llegó la puesta de sol, pararon la batalla. Había sido un día triste.
Al día siguiente, todo se reanudó, ahora desde el otro castillo. Y una vez más, no
consiguieron nada.
De nuevo, volvió a atardecer y se pararon los combates. Eso sí, el ánimo de la gente
era mucho peor. Había sido un día horrible y las lágrimas empezaron a aparecer.
El rey del castillo rojo tenía un plan secreto. Mandaría a sus súbditos a cavar toda la
noche, y así alcanzarían el castillo enemigo sin que los rivales se dieran cuenta.
Claro que... el otro rey había pensado lo mismo...
Cuando ambos se dieron cuenta de que su plan había sido un auténtico fracaso,
decidieron que debían hablar y poner fin a la guerra.
Así, bajaron del castillo junto a los ciudadanos. Cada rey tenía a los niños del otro
castillo y nadie se había acordado de ellos en todo ese tiempo.
La reacción de los pequeños fue inmediata. Corrieron juntos, unos hacia otros, y
empezaron a jugar.
Los soldados, ante tal escena, decidieron bajar sus lanzas. Para ellos, todo debía
acabar.
Pero... los reyes, una vez más, tiraron de orgullo y dijeron que no permitirían que la
paz llegara al país.
¿Y qué pasó entonces? Pues que los ciudadanos y los niños decidieron darles a los
dos reyes un ajedrez. Estos, casi sin darse cuenta, empezaron a jugar.
Pronto, todos perdieron el interés por la guerra, la violencia, las batallas y las bombas.
Afortunadamente, esos tiempos en los que dos castillos se declararon la guerra
quedan muy lejanos.
Ahora, el país es incluso más bonito que en el inicio de los tiempos, ya que unos y
otros conviven juntos.

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