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Rustum Kozain

La mujer que soy


Son entonces tus manos ávidas Luego despertamos, despertamos y te vistes,
en mí las que me rescatan del sueño te vistes y te vas como es preciso. Te vas.
solitario donde floto suspendido Dejas dejas dejas a la mujer
entre tú y la tierra y allá afuera que lo admito lo dije yo quisiera ser

llueve otra vez mi ventana ya disuelta la mujer que soy entre tus piernas
en las luces del suburbio nada admite el hombre que tú quisieras ser
en esta calma muerta más allá entre las mías ese hombre
de nuestra respiración nuestros cuerpos que separa mis piernas que me rescata

cambian de forma hallan otro espacio del sueño ese hombre en que tú
para medir las distancias te conviertes, un hombre cuando te vas
desde la lejanía y la mujer que soy duerme
hasta aquí tus manos ávidas todo el día tus manos ávidas

mías como una cuna mi mano son un lenguaje del sueño


te sostiene las tuyas de las 3 a.m. de la lluvia en la ventana
hablan a través del sueño 3 a.m. de la mujer que soy, la mujer que
y yo escucho acurrucado espera, que espera, que se sienta

en tu pubis mi hombro entre y espera y se toca ella misma


tus piernas su lenguaje meciéndose en su propia mano,
escucho al cuerpo tu peso esta mujer que soy cómo deseo
entonces sobre mí la cama que gira que me abraces así. ~

y nosotros dormimos, dormimos, dormimos. – Versión de Jorge Esquinca

junio 2010 Letras Libres 27

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