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Ficción

Cuento: Conflicto Social Colombiano

Samantha Marín Ramírez

Instituto Paulo Freire, Skolmi

Lengua Castellana

Tutora 6. Gina Alejandra Gómez

24 de octubre de 2023
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Ficción

Ficción

Una cálida luz emanaba la lámpara de aquel lugar. Su madre le daba el beso de buenas

noches mientras su mente se iba alejando poco a poco entregándose al descanso, sucumbiendo a

un mundo lleno de fantasías, caballeros y bosques; fincas parecidas a la suya, caballos mágicos y

múltiples hazañas de grandes héroes llenaban su mente y lo envolvían al igual que la cálida

manta encima que sobre él yacía.

A pocos metros de su estancia, una luz fuerte proveniente de una llama, junto con gritos

feroces que sus almas derraman, se acercaban lentamente y con astucia, sabiendo que pronto la

luz de la luna les mostraría su nueva morada. Una suave y acolchada textura rodeaba entonces el

epicentro de las situaciones, dando al pequeño un sinfín de emociones que giraban en torno al

nuevo mundo que encontraba. Muy pronto un estruendo sonó por aquellos lares, junto con gritos

y explosión sonora de armas sin filo que parecían poseer el poder de controlar el fuego dentro de

ellas. Aquellos granjeros conocían muy bien el poder de aquellas palabras no dichas ya antes

oídas, que abordaban con intensidad el momento y el lugar, poseyéndolo todo a su alrededor

hasta incluso los gritos ensordecedores de emociones encontradas en batalla dentro de aquella

guerra acústica. Los hombres que controlaban el fuego sabían que con esta arma de su lado

ganarían prontamente, mientras que los granjeros sabían que, aunque lo podían perder todo,

debían luchar por sus tesoros más preciados, porque herederos codiciados se encontraban dentro

del territorio atrincherado. Finalmente, los fuertes oriundos se sentían abatidos y a punto de

perder la marcha, decidiendo en inconformidad por ambas partes, entregarse y apelar al corazón

en magnitud furtivo de aquellas mentes con piroquinesis camuflada; pero, de las mil maneras

posibles, solo restaba el último plan por perpetrar. Rápidamente voló un granjero como con alas,
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Ficción
dirigiéndose hacia el potrero lleno con grandes ejemplares de fornidos sementales a los cuales

ensillando dejó a su libertad domando solo a uno, con su fiel amistad. Corrió, saltó y se aproximó

al encuentro de los luchadores, que casi se rendían ante las máquinas dentro de aquella noche.

Un sonido acallado y un cambio de posición a la mente creativa, dio giros inesperados a la gran

ficción y hallándose ya muy cerca, aquel corcel saltó y saltó, surcando las estrellas a la luz de la

luna y pasando por encima de las armas inoportunas. Encontrose al fin con aquellos camuflados

de frente e implantó su mayestática, perturbándolos al instante, más no por mucho, ya que luego

del espectáculo pirotécnico con las armas, asustaron a tan atrevido corcel, dejándolo inmóvil cual

cadáver con charcos sanguíneos a su alrededor.

Era el fin para aquellos guerreros, los cuales se entregaron a la suerte, que simplemente

no les había favorecido en ocasiones anteriores. Lloraba la madre y su hijo abrazandose,

sabiendo que tal vez sería el último luego de la reclusión por mano de los combatientes que se

hicieron con la victoria. Prontamente tomaron los grandes botines y provisiones, no sin antes

darse cuenta del motín especial preparado, al lado de su madre cual trofeo listo a ser entregado;

pues un nuevo recluso era incluso más importante sano que desmayado y aquel joven era

perfecto para el cargo. Negándose rotundamente y forcejeando con los allanadores, el chico

luchaba por salir vencedor sin mucho éxito, pues diez parecían millón, pero con ánimo rotundo y

terquedad más feroz que la de un burro, decidió antes morir a hacer parte de tan grande perfidia.

Y sus deseos fueron cumplidos, pues un camuflado poder de piroquinesis, cedió a la ira

apuntando directamente a la frente sudada del muchacho. Se sentía fría la victoria, camuflada de

derrota; se sentía fría en su frente, mientras mil pensamientos pasaban; era el fin de aquella

historia, el fin de este relato. Simplemente se dispuso a cerrar sus ojos y esperar el final,

sintiéndose casi a punto de despertar.

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