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Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días

de tu adolescencia. Anda según los caminos de tu corazón y la vista


de tus ojos, pero recuerda que sobre todas estas cosas te juzgará
Dios.
Eclesiastés 11:9

La juventud es el tiempo durante el cual hacer planes, intentar cosas nuevas,


explorar nuevas oportunidades, nuevas aventuras. Cuando yo tenía unos veinte
años, tuve la oportunidad, después de que estallase la segunda guerra mundial, de
ir a las islas de Hawaii y trabajar allí en la industria. La juventud es el tiempo
para aprovechar las oportunidades y para seguir nuestros deseos.

Pero, hay siempre un “pero”, ¿no es cierto? Recuerde usted que a la postre
siempre hay que rendir cuentas. Este libro concluirá recordando de nuevo este
hecho: “Pues Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea
buena o sea mala” (Eclesiastés 12:14). Esto no es una amenaza, es sencillamente
un recordatorio a la juventud de que, a pesar de que existen grandes puertas
abiertas de oportunidad ante ellos, más adelante en la vida tendrán que darse
cuenta de que es preciso que a la hora de tomar decisiones y escoger lo hagan con
sabiduría. Es preciso que los jóvenes se nieguen los placeres del pecado; es
preciso tomar decisiones teniendo en cuenta lo que a la postre será la evaluación
de sus vidas.

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