Está en la página 1de 361

Jake M.O.

AVA
Serie taboo – Libro 1

Título: Ava
Autora: Jake M.O.
Año de publicación: 2023
Lugar: España
ISBN: 9798374395235
Publicación independiente en Amazon.
“El amor verdadero nace de los tiempos difíciles”

John Green.
Contenido
ADVERTENCIAS
EL PASADO
LA BODA
ORGASMO
PAPÁ
CONFRONTACIÓN
LA REUNIÓN
RESPIRA, POR FAVOR
COMIDA PARA TRES
NO ME HABLES
ATRAPADOS
SABES BIEN
ENFERMOS
EL DIABLO ESTÁ DE VUELTA
HOLA, ESPOSO
BRUJA
BUENAS NOCHES AVA
SOSPECHAS
NO ERES ÉL
NOCHE DE PELÍCULA
UN BUEN DÍA, DESPUÉS DE TODO
UNA FRACCIÓN DE SEGUNDOS
QUE ESTE DÍA NO ACABE
SEXO, DROGAS Y ROJO. MUCHO ROJO
VACÍO
DESPLAZADO
RESACA
MÉNAGE À TROISE
LIBRE
BROOKLYN
EL REGALO PERFECTO
NAVIDAD
FANTASMAS
LA OFICINA
CENTRAL PARK
LOS MUERTOS HABLAN
SECRETOS
SORPRESA
ADELANTO DEL PRÓXIMO LIBRO
ADVERTENCIAS
ESTA HISTORIA ES DE MI TOTAL AUTORÍA. NO ESTÁ
PERMITIDA LA DISTRIBUCIÓN FUERA DE WATTPAD SI YO NO
LO AUTORIZO.
�� CONTENIDO ADULTO.
ESTA HISTORIA HABLA SOBRE SITUACIONES TABÚ.
RELACIÓN ENTRE PADRASTRO E HIJASTRA Y MÁS.
VIOLENCIA FÍSICA Y VERBAL. MANIPULACIÓN MADRE/HIJA.
ESTA HISTORIA DIFUMINA LA LÍNEA DE LO CORRECTO Y LO
INCORRECTO.
SI ERES SENSIBLE A LAS SITUACIONES SEXUALES ENTRE
FAMILIA, NO SIGAS LEYENDO.

SI SIGUES LEYENDO, LO HACES BAJO TU PROPIA


RESPONSABILIDAD.
EL PASADO

Ava. 9 años.

Pasado...

Papá y mamá están discutiendo, de nuevo. El abuelo viene a por mí.


Siempre que ellos discuten lo hace. Me lleva a comer helado y al museo de
ciencia espacial de Nueva York.

Me encantan los cohetes espaciales. El abuelo dice que un día seré una
gran constructora de cohetes. Entre los dos, hemos hecho una maqueta de
un cohete. ¡Hasta vuela! No al espacio, pero sí a gran altura.

-Serás la mejor ingeniera aeroespacial de la historia mi dulce abejita.

-Seré el mejor abuelo, te lo prometo.

El timbre de casa suena. El abuelo ya está aquí.

Poppy, la criada, va a abrir la puerta. Pero salgo corriendo y la abro yo.


Ella se ríe, siempre que el abuelo viene, hago lo mismo. Espero a que ella
esté cerca de la puerta para adelantarme y abrir yo.

Sonrío cuando veo al abuelo en la puerta. Lo abrazo por la cintura con


fuerza. Es mi persona favorita en el mundo. Él me quiere. Nunca me
regaña, me hace regalos, me lleva a museos, me compra dulces y me dice
que me ama. Yo también lo amo mucho. En navidad se disfraza de papá
Noel, cree que no me doy cuenta y finjo que es así. Él se parece a papá
Noel, tiene gafas redondas, barba y pelo blanco y una gran panza.

-¡Abejita!- me grita revolviendo mi pelo.

-¡Abuelo!- me río.
-Vamos, dulce abejita, coge tu abrigo. ¿Quieres ir al museo espacial?

-¡Sí!- grito de emoción.

Corro a mi habitación para coger mi abrigo. Subo las escaleras lo más


rápido que puedo.

Vivimos en un ático en el centro de Nueva York. Es un gran ático. Mamá


dice que el abuelo se lo dio a ella y a papá como regalo de bodas.

Mi abuelo se encargó de decorar mi habitación. No es de princesas como


la de otras niñas de mi edad. La empresa de mi abuelo trabaja para la
NASA. Él construye cohetes, y algún día, trabajaré para él. El abuelo dice
que soy una niña muy inteligente y que por eso voy dos cursos más
avanzados en la escuela especial. Allí, a los niños como yo, nos llaman
superdotados.

Entro en mi habitación. Neil, el gato que me regaló mi abuelo hace unos


meses, está sobre mi cama bocarriba. Es un gato naranja, como Garfield. Y
se llama Neil por Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la luna.

-Nos vemos más tarde Neil, estaré todo el día con el abuelo. Ojalá
pudiera llevarte conmigo al museo espacial- le digo mientras le rasco su
barriga peluda.

Dejo a Neil descansar.

Como si trabajara picando piedra- pienso.

Me río yo sola con mis pensamientos.

Me paralizo al borde de las escaleras. Los gritos de mis padres han


cesado, pero siguen discutiendo. Ahora hablan de mí.

-Yo no quería hijos Elliot- escucho decir a mamá.


-¿Crees que yo sí, Julia?- las lágrimas empañan mis ojos- Me dijiste que
estabas tomando la píldora. ¡Me mentiste!- grita papá.

-¡No te mentí! La maldita píldora falló.

-Por favor- interviene el abuelo- Ava está en esta casa. Podría


escucharos.

-Me importa una mierda lo que escuche esa niña- dice mamá.

El sonido de un golpe me hace jadear asustada.

-¿Me has abofeteado?- dice mamá.

-Y lo volveré a hacer si vuelves a hablar así de mi nieta.

-Ya no soy una niña papá. No puedes pegarme.

-Puedo y lo haré si lo creo necesario. Si no quieres que te trate como a


una niña, no te comportes como tal.

Corro hacia mi habitación de nuevo. Me tiro sobre la cama bocabajo.


Neil sale corriendo a esconderse en el armario.

Lloro desconsoladamente mojando la colcha.

-Ava...- susurra el abuelo- Abejita ¿qué pasa?

La cama se hunde a mi lado. Levanto la cabeza y veo al abuelo


mirándome.

-¡¿Por qué me preguntas si lo sabes?!- le grito llorando.

Vuelvo a esconder mi cara en la colcha. Mi abuelo me acaricia la cabeza.


Grito. Me duele mucho el corazón.
-Lo siento abejita, no creí que hubieras escuchado eso- el abuelo me
agarra y me sienta en su regazo para acurrucarme contra su pecho- Por
favor, mi niña, no llores.

-Me odian. Ellos no me quieren, nunca lo hicieron- lloro mojando su


camisa.

-Abejita- dice acunando mi cara entre sus manos- Yo te amo. Eres mi


niña. Fuiste un regalo del cielo. Ellos no te merecen.

-Son mis padres abuelo- sollozo mirándolo a los ojos.

-Yo he sido quien te ha criado ¿verdad?- asiento- Ellos no importan. Soy


más que tu abuelo, siempre he sido tu padre y tu madre.

-¿Tú me amas?- pregunto secando mis lágrimas.

-Más que a mi vida. Y si tu abuela estuviera aquí con nosotros, ella


también te amaría como lo hago yo o más.

El abuelo me achucha en un abrazo. Me da paz. Él es mi padre. Tiene


razón. Es la mejor persona del mundo. Él me ama y yo lo amo a él.

-Vamos abejita- dice poniéndome en el suelo- Iremos al museo y después


iremos a Napkin a comer todas las hamburguesas que quieras ¿te apetece?

-Sí, te amo mucho abue... papi- le digo abrazándolo por la cintura.

-Yo también abejita. Siempre te voy a amar.

Bajamos las escaleras. El abuelo no mira hacia pa... Elliot y Julia. He


decidido que ellos ya no son mis papás. Si no me quieren, yo tampoco los
querré a ellos. Levanto la barbilla cuando siento que paso cerca de ellos.
-Poppy- dice el abuelo- Prepara la ropa de mi nieta, se viene a vivir
conmigo.

-Y Neil- susurro.

-Por supuesto. Prepara también todo lo de Neil.

-¡No puedes llevártela!- grita mamá.

-¿Y quién me lo va a impedir? ¿Tú?- pregunta mirando a mam... Julia-


¿O vas a ser tú?- pregunta, ahora mirando a Elliot.

-Es nuestra hija, Abraham- dice Elliot- La gente hablará.

-Vosotros no me queréis ¡el abuelo sí!- grito enfadada.

-Cariño- dice Elliot agachándose para quedar a mi altura- Claro que te


queremos, somos tus padres.

-¡Yo os escuché!- las lágrimas amenazan con volver a salir.

-Lo entendiste mal.

-Basta- dice el abuelo, Elliot se vuelve a poner de pie- nos vamos.

Julia me agarra del brazo y me tira hacia ella. El tirón hace que me suelte
de la mano del abuelo.

-¡No!- grito.

-¡Ya basta Ava!- me grita mamá. Se agacha hasta dejar su cara frente a la
mía. Tiene el ceño fruncido- Deja de actuar como una niña malcriada. No
vas a ir a ninguna parte. Nosotros somos tus padres y decidimos por ti.

-No eres mi madre- le digo enfadada.


De pronto todo se vuelve borroso. Me mejilla quema. Oigo voces
gritando. Miro mis manos. ¿Por qué están tocando el suelo? Espera. Yo
estoy en el suelo. Me acaricio la mejilla que me quema. Duele mucho.

Una lágrima cae de mis ojos.

Intento escuchar lo que las voces dicen, pero no puedo. Mi cerebro no


responde. Solo arde. Todo arde a mi alrededor.

¿Mamá me ha pegado? Nunca lo había hecho.

Me levanto del suelo como puedo. Miro a mi alrededor y veo al abuelo


gritando a mamá. Papá solo niega con la cabeza mientras se cubre la cara
con una mano.

Comienzan a caer más lágrimas. Corro hacia la puerta de la salida.

-¡AVA!- grita alguien- ¡AVA!

Por suerte para mí, el ascensor está en esta planta. Le doy al botón y las
puertas se abren. Pulso el botón de la planta baja. Cuando las puertas
vuelven a abrirse ya estoy abajo. Corro y corro hasta salir a la calle.

Carlos, el portero, trató de detenerme. Pero fui más rápida.

Corro por las calles de Nueva York. Voy sin rumbo. Solo sé que quiero
escapar.

No sé cuánto tiempo llevo corriendo, las piernas me arden y mis


pulmones amenazan con salir de mi cuerpo. Observo a mi alrededor, no
reconozco nada.

¿Dónde estoy?

La gente pasa por delante de mí sin detenerse a mirarme.


Veo a un hombre en la puerta de un edificio, un hotel. Me acerco a él
para preguntar.

-Disculpe señor- digo para llamar su atención.

-¿Si?- responde sonriendo.

-¿Me podría decir dónde estamos?

-En Harlem.

-¿Harlem?- pregunto con la mandíbula desencajada.

Eso es lejos de casa. Muy lejos andando.

-¿Te has perdido pequeña?- pregunta el hombre.

Salgo corriendo hacia atrás, por donde he venido, creo. No estaba


prestando mucha atención mientras corría.

No mucho después llego a una iglesia.

Decido que es mejor entrar. Está empezando a oscurecer.

Hay poca gente dentro.

Camino por el pasillo mirando de un lado al otro. Algunas personas me


observan. Otras están ensimismadas en sus oraciones.

Me deslizo por uno de los bancos. Miro la cruz que tengo enfrente. Es
enorme. Me quedo un rato mirando la enorme estatua. Cuando alguien
interrumpe mis pensamientos.

-Él sufrió por nosotros- dice la voz de un hombre a mi lado.


-Yo también sufro- espeto.

El cura se ríe.

-En algún momento, todos sufrimos Ava.

Abro la boca con sorpresa.

-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Te lo ha dicho Dios?

Él vuelve a reír.

-Dios nos habla. Pero no me ha dicho tu nombre. Conozco a tu abuelo y


a tu madre. ¿Qué te trae por aquí?

-Yo... Ummm... Estaba... huyendo- digo avergonzada.

-¿Por qué?

Lo miro a los ojos, pero inmediatamente fijo mi vista al frente.

-Jesucristo nunca huyó. Ni siquiera cuando lo iban a matar.

-¿Por qué?- pregunto escandalizada.

-Quería cumplir la voluntad de su padre, Dios.

-¿A él tampoco lo quería su padre?

-Todo lo contrario. Dios amaba a su hijo, pero también amaba a la


humanidad. Así que lo entregó para salvarnos del pecado.

-A mí nadie me quiere. Bueno, solo mi abuelo y Neil, mi gato.

-¿Tus padres no te quieren?- niego con la cabeza- ¿Por qué dices eso?
-Los oí- digo secando una lágrima que caía por mi mejilla.

-A veces los padres se equivocan. Los adultos suelen decir cosas que no
sienten.

-Es ridículo.

-Lo es. Pero así es la vida querida Ava.

-Si no me querían ¿por qué me tuvieron?- pregunto mirándolo.

-Dios tiene un propósito para todos nosotros.

-¿Para mí también?

-Por supuesto. Eres su creación. No la de tus padres. Él decidió que


vinieras al mundo por alguna razón y un día, cuando crezcas, lo descubrirás.

-Ava- me llaman desde atrás.

El abuelo está parado en el pasillo. Observo sus ojos hinchados y rojos,


tras las gafas. Se las quita y se limpia los restos de sus lágrimas.

-Abuelo, lo siento mucho- digo corriendo hacia él para abrazarlo.

Miro a su guardaespaldas, Markus. Tiene una expresión de alivio. Él


también es bueno conmigo. A veces jugamos juntos.

-Abejita, me has asustado mucho. Intenté perseguirte cuando saliste


corriendo. Pero estas rodillas viejas no pudieron seguir tu ritmo- dice con
expresión de dolor.

-¿Te duelen? ¿Es por mi culpa?


-Me dolía más el corazón cuando te vi desaparecer en las calles de esta
ciudad. Prométeme que no lo volverás a hacer.

Miro al cura. Él está de pie y me sonríe.

-Te lo prometo abuelo- lo abrazo por la cintura.

-Gracias por llamarme padre- dice el abuelo al cura.

-No tienes nada que agradecer Abraham, viejo amigo.

El abuelo y el cura se despiden. Entro en el coche del abuelo, en la parte


trasera junto a él. Markus conduce, como siempre.

-¿Por qué conoces a ese cura?

-La iglesia en la que has entrado, es donde tu abuela y yo nos casamos,


de hecho, fue el padre Marcial quien lo hizo. Claro que, en ese entonces, él
tenía diecinueve años recién cumplidos. Acababa de convertirse en cura.

-¿Cuántos años teníais la abuela y tú?

-Ella tenía diecinueve también y yo veintisiete.

-¡Eras muy viejo para la abuela!- digo con sorpresa.

Markus y el abuelo se ríen. No entiendo por qué. Él era ocho años mayor
que ella.

¡Puaj!

-Sí. Era mayor que tu abuela, pero eso no nos impidió amarnos. Algún
día lo entenderás abejita.
LA BODA

Ava. 15 años.

Hace 6 años…

Mi madre se casa, nuevamente. Papá se había ido cuando el abuelo me


devolvió a casa, después de mi huida a los 9 años. Al parecer tenía una
amante. Me quedé con mamá. Fue entonces cuando el infierno comenzó.

Ella empezó a golpearme con más frecuencia. Hasta que un día me


encerró en el viejo arcón de la abuela.

Nunca le dije nada a mi abuelo, él enfermó gravemente. Murió hace unos


meses, cuando yo aún tenía 14 años. Lo extraño tanto. Con él, se fue todo
mi mundo. Me hizo prometerle que me convertiría en la mejor ingeniera
aeroespacial. Esa promesa es lo único que me mantiene en pie. Bueno, eso
y Neil. Él me necesita. Ahora más que nunca. Mamá me amenaza con
matarlo si no la obedezco.

-Recuerda lo que hablamos ayer- dice entrando en mi habitación- ahora


que Jason y Zac vienen a vivir con nosotros las cosas van a cambiar. No
creas que tu castigo cesará. Todo seguirá igual. Recibirás el castigo cuando
ellos no estén en casa. Jason estará ocupado con la empresa que tu abuelo le
dejó- dice molesta- y Zac está ocupado con la universidad. Tendremos
tiempo para nuestros momentos… Madre e hija- dice con burla.

-Mamá- suplico- yo no he hecho nada.

-¿Qué no has hecho nada?- dice acercándose a mí a paso ligero- Tu padre


se fue por tu culpa- espeta mientras me sujeta fuerte por el brazo.

-No… Él…
-¡Ni una palabra más!- levanta la mano para golpearme, pero la voz de
Poppy la detiene.

-Señora, el coche las espera.

Mi madre me suelta del brazo a regañadientes. No sin antes advertirme


con la mirada que me comporte.

Poppy se acerca a mí cuando mamá sale. Me abraza y rompo en llanto en


sus brazos.

Ella se ha ocupado de mí desde que era niña. Ahora, a sus 45 años, sigue
haciéndolo.

-Mi niña- dice mientras me achucha contra ella- Un día todo mejorará.
Siento no poder ayudarte. Tengo miedo de que ella te haga algo.

Así es. Ella intentó contarle la verdad a mi abuelo. Incluso le dijo a mi


madre que llamaría a la policía. Pero mamá la amenazó con matarme si se
atrevía a contar algo. Desde entonces, Poppy, no volvió a intentar nada.

-Seguro que ahora con el señor Jason y su hijo las cosas se calmarán.
Estarás en una casa nueva, con más gente- dice acunando mi cara entre sus
manos.

-Seguro- miento recordando la charla de mi madre.

Me seco las lágrimas y arreglo mi maquillaje. Me miro el brazo y veo un


pequeño moratón. Me lo ha debido de hacer cuando me apretaba hace un
momento.

-Deja que te ayude con eso- dice Poppy.

Me despido de Poppy y Neil. Bajo la escalera de este ático por última


vez. Mañana estaré viviendo en una nueva casa. La mansión de Jason.
Aún no conozco a ninguno de los dos. Las cosas entre mamá y él han
sido muy extrañas. La boda se ha organizado rápido, después de la muerte
del abuelo. Nunca nos presentó a Jason, ni dijo que tenía novio. Todo
sucedió de pronto.

Echo un vistazo a mi alrededor. Le digo adiós a esta jaula. Pero solo


cambio el lugar. El infierno me persigue a mi nuevo hogar.

Entro en el coche. Markus es quien conduce. Delante de él, mamá nunca


se atreve a tocarme. En realidad, solo Poppy conoce ese secreto.

Creo que, si Markus se llega a enterar de lo que mamá me hace, podría


matarla. Realmente podría. Él está entrenado para eso ¿no?

Ojalá se enterara. Nadie puede hablar. Pero si él sorprendiera a mi madre,


todo cambiaría. A él no podría amenazarlo.

Markus es grande. Muy grande. Tiene 39 años. Es de piel oscura. No


tiene pelo en la cabeza, pero sí tiene barba y es rizada. Tiene unos fuertes
brazos y hombros anchos. Su mano podría abarcar toda mi cabeza. Una vez
le pregunté cuánto medía y me contestó que 2,03 metros de altura. Yo ni
siquiera mido 1,75cm. En realidad, mido 1,74cm. Mis padres son altos, el
abuelo lo era. Por genética yo también.

-¿Ya tienes la solicitud para la universidad abejita?- me pregunta Markus


desde su asiento del conductor.

-Sí. Iré el año que viene. Han preparado un programa especial para mí.

-Dos años antes que cualquier adolescente- dice sonriendo y negando con
la cabeza- Te pareces a tu abuelo. Él también era un hombre muy
inteligente. El más inteligente que conocí.

Mis ojos se cristalizan al nombrar a mi abuelo. Lo echo mucho de


menos.
Llegamos a la iglesia cerca de donde vivimos. Hay mucha gente fuera.

Markus se baja y le abre la puerta a mi madre.

Ella lleva un vestido blanco. Es elegante. Tiene un escote en forma de


corazón, pero no enseña más de lo que debe. Tiene mangas largas de encaje.
Es ajustado hasta la cadera. Y la espalda no es muy sugerente. No lleva
velo. Su pelo rubio está semirecogido a un lado. Las ondas de su pelo caen
en cascada hasta los hombros. Sus ojos azules, igual a los del abuelo, tienen
poco maquillaje y sus labios tienen un suave brillo.

No entiendo nada. Parece no haberse esforzado en nada. Ni siquiera


sonríe.

Engancha su brazo a mi codo y me hace caminar junto a ella.

Algunos invitados, aún fuera de la iglesia, aplauden mientras caminamos


para entrar en la iglesia. Nos detenemos entre las primeras puertas. Los
vidrios hacen que me refleje en ellos.

A diferencia de mi madre, mi pelo es una mezcla del de mi padre y el de


ella, dejándolo en un castaño oscuro. Mis ojos, de forma almendrada, son
de color verde, como lo eran los de la abuela. Mis labios son gruesos y mi
nariz es respingona. Lyla, mi mejor amiga, siempre dice que he tenido la
suerte de nacer con una nariz bonita. Así no me tengo que hacer una
operación estética como ella. Yo le contesto que no le hace falta, pero
parece no escuchar. Sigo mirando mi reflejo. Tengo piernas largas, al igual
que mamá. Tengo pechos medianos, ni muy grandes, ni muy pequeños.
Mamá tiene pechos grandes, pero porque se operó. Antes de eso, eran como
los míos. Soy delgada y esbelta. Igual que mamá. Me parezco bastante a
ella, aunque no me guste. Hoy llevo un vestido rojo con el corte justo en las
rodillas. Me queda suelto de caderas para abajo. La parte superior tiene un
corte recto. Es de manga larga.
Siendo mayo en Nueva York, se agradece. No hace mucho frío a estas
alturas, pero tampoco hace calor.

Este verano lo pasaré mejor en casa de Jason, mamá dijo que él tiene
piscina.

Sonrío ante la idea de tener piscina. Invitaré a Lyla y su hermano Ethan.


Ellos son mis amigos. Son dos años mayor que yo, pero eso no nos impide
compartir gustos por películas, series o libros.

Lyla dice que a Ethan le gusto yo. Como novia. Creo que él también me
gusta, pero no sé si como novio.

Las puertas se abren dejando el interior de la iglesia a la vista. Mi madre


me da un pequeño empujón para que comience a caminar. Seré yo quien la
lleve hasta el altar.

La gente nos mira y murmura.

Que niña más hermosa.

Que bien educada está.

Se parece a su abuela, que en paz descanse.

¿Por qué va vestida de blanco la novia? Es la segunda vez que se casa.

La hija está más hermosa que la madre.

Una pequeña punzada de dolor se extiende en mi brazo. Mi madre me


clava las uñas discretamente. Ha debido oír los comentarios. Y, por
supuesto, me culpa a mí de ellos.

Siempre es todo culpa mía.


Miro hacia la alfombra.

No me doy cuenta de que hemos llegado al altar hasta que oigo un


carraspeo. Levanto la vista del suelo y lo que encuentro hace que mi
mandíbula casi de caiga al suelo.

Un dios viviente está frente a mí. Me sonríe cálidamente. Tiene los


dientes blancos. Su espesa barba no impide que sus labios asomen, son
gruesos. Sus ojos son del color del mar. Su nariz es recta y varonil. Tiene
pómulos marcados, pero es por lo musculoso que es. Sus hombros son casi
tan anchos como los de Markus, al igual que sus brazos. Tiene el pelo largo
por arriba, está peinado hacia atrás en un tupé y es más corto por los lados y
la parte trasera. Es más bajo que Markus, pero mucho más que yo y mamá.

-¿Me permites?- pregunta con su grave voz.

Asiento. Incapaz de reproducir una palabra.

Estoy nerviosa. Mis manos tiemblan. Algo, o más bien alguien, llama mi
atención detrás de este dios. Lo miro fijamente. Se parece a él. Pero es una
versión más joven. Aunque, fijándome bien, tiene menos músculos y no
tiene barba. Es un poco más bajo que el dios que tengo frente a mí. Sonríe
con diversión.

-Cariño- me llama el dios- Tienes que ir junto a las damas.

¡Oh dios! Me he quedado embobada mirando a estos dos dioses.

Giro sobre mis talones y casi me caigo, la alfombra a mis pies me hace
tropezar. Una risa masculina suena detrás de mí. Miro por encima del
hombro y veo al mismo chico de antes taparse la boca con la mano.

Frunzo el ceño.
La boda transcurre con normalidad. Mi madre vuelve a ser una mujer
casada. El dios al que vi, por el que suspiré, es su nuevo marido. Jason Ajax
es mi nuevo padrastro. Y su hijo, el que me dejó prendada después de su
padre, es Zac Ajax.

Mamá me los presentó en cuanto la ceremonia terminó. Ambos me


dieron un abrazo y un beso en cada mejilla.

Nos dirigimos al lugar de la celebración los cuatro juntos. Markus ha


cambiado el coche por una limusina. Mamá y Jason están sentados juntos.
Yo estoy en uno de los laterales y Zac está frente a mí.

-Tu abuelo me habló mucho de ti- dice Jason rompiendo el silencio.

-Espero que cosas buenas- digo sonriendo.

-Solo tenía palabras bonitas para ti. Me contó que eres superdotada.

-Sí. Lo soy.

-No es para tanto- dice mamá.

-¿Cómo qué no?- pregunta Zac frunciendo el ceño- Tienes una hija que
va dos cursos más adelanta que el resto. ¿Cuándo vas a la universidad?- esta
vez se dirige a mí.

-El año que viene empezaré el primer trimestre. Tendré 16 años para
entonces.

-¡Woa!- dice Zac impresionado- Eso es increíble. Realmente eres una


cerebrito.

-Sí. Eso parece- dijo riendo.

-¿Irás a Columbia?- pregunta Jason.


-Como mi abuelo- confirmo.

-Yo también fui a Columbia y Zac estudia allí.

-Quien sabe- dice Zac sonriendo- Quizás nos encontremos por allí.

-Quizás.
ORGASMO

Zac

Actualidad...

El último año de carrera me está matando. Apenas duermo o salgo con


mis amigos. Pero ser cirujano cardiotorácico era mi sueño desde que mi
madre murió por culpa de uno. Yo solo tenía 8 años cuando me enteré de su
muerte.

Saco mi móvil del bolsillo de mi bata y entro en una de las habitaciones


del hospital donde estoy haciendo las prácticas.

Marco el número de papá y espero que descuelgue el teléfono.

No contesta. Quizás esté en una reunión. Tiene tanto tiempo libre como
yo. Pero supongo que es lo que conlleva ser CEO de la empresa
aeroespacial más importante del mundo.

Cuando Abraham murió le dejó su parte de la empresa, la mayoría de las


acciones, a mi padre. Ambos nos sorprendimos, pensamos que las heredaría
su única hija, Julia, o su nieta, Ava.

Aunque claro, aceptar las acciones tenía una condición. Casarse con Julia
y cuidar de Ava para siempre. Papá lo pensó, mucho. Pero terminó
aceptando porque sabía que nadie podría dirigir la empresa mejor que él.
Había estudiado para ello, había invertido en esta empresa cuando era
joven. Era como otro hijo para él.

Cuando me comunicó que aceptaría la condición de Abraham, también


me dijo que nada cambiaría entre nosotros. Y así ha sido. En estos 6 años de
matrimonio nada ha cambiado. Nuestra relación sigue intacta. Cuidamos de
Ava, todo lo que ella nos permite.
No es una persona muy comunicativa, pero papá y yo lo intentamos.
Desde que la conocí, cuando tenía 15 años, desarrollé un instinto de
protección hacia ella. Parecía un cachorro abandonado. Y sé que a papá le
pasó lo mismo. Pero ella apenas nos deja acercarnos.

Ava se convirtió en una mujer demasiado hermosa para su propia suerte.


A veces la veía por la universidad, me fijaba en los demás hombres. Como
la veían y la desnudaban con la mirada. Eso me hacía apretar los puños. No
me gustaba que la miraran de ese modo.

Tardé en darme cuenta que, ese sentimiento, no era de hermano protector.


Ava me gustaba como mujer, y me gustaba mucho. Se lo comenté a papá,
pero él me dijo que no podía tener nada con ella. Ava estaba fuera de mi
alcance, para mi desgracia.

Y después de todos estos años de absurdo enamoramiento por mi


hermanastra, todo sigue igual o peor. Me encanta observar cómo se mueve,
lo concentrada que está cuando estudia, la pasión que desborda por su
carrera. Pero me rompe el corazón cuando le veo los ojos rojos e hinchados.
Ava llora, llora mucho. Desearía tanto poder consolarla. Pero ella no me
deja. Seré su hermano si ella quiere, pero necesito estar cerca de ella.

El sonido de mi móvil me saca del trance.

Papá.

Descuelgo la llamada.

-Papá- digo.

-Siento no haberte respondido antes hijo, estaba ocupado.

Se oye la voz de una mujer al fondo. Le está dando las gracias por el
buen rato.
-Ocupado ¿eh?

-No te he dicho con qué - se ríe.

-Más bien, con quién. ¿Nueva chica de reparto?

-Sí, han cambiado a Malena por otra. Me estaba presentando.

Bufo.

-Oye, solo quería recordarte que mañana tengo invitados en casa. Tengo
que aprovechar que tu querida esposa está de viaje este fin de semana.

-Por mí no hay problema, lo sabes. Pero avisa a tu hermana. Ya sabes que


a Ava no le gustan los extraños.

-Se lo diré esta noche.

-Bien. Podrías invitarla a tu pequeña fiesta.

-¿De verdad crees que vendrá? Nunca la he visto en una fiesta.

-Invítala, no pierdes nada por intentarlo.

-Está bien- suspiro.

-¿Todo bien hijo?

-Sí, supongo que sí.

-¿Sigues pensando en ella de esa forma?

-Siempre papá.

-Lo siento hijo, solo quiero protegerla.


-Sabes que nunca le haría daño.

-Sabes a lo que me refiero. No todo el mundo entiende nuestra relación.


¿Te veo esta noche?

-Sí.

-No llegaré para la cena.

-Bien, te quiero papá.

-Y yo hijo.

Vuelvo a guardar el móvil.

Horas después, salgo del hospital con el cuerpo hecho pedazos. Llevo
32h de guardia.

Llego a casa. La luz del comedor está encendida. Veo a Ava sentada en
una de las sillas, está terminando la maqueta de su proyecto. Ella también
está en el último año. Esta chica es todo un genio. Con tan solo 21 años está
a punto de convertirse en la ingeniera aeroespacial más joven de la historia.
Y estoy seguro de que será la mejor.

Me acerco a ella. No se da cuenta de que estoy en casa.

-Ava- susurro.

Ella se sobresalta asustada. Casi cae al suelo la maqueta.

-Lo siento- digo- no pretendía asustarte.

-N-no pasa nada- tartamudea.

-¿Estás sola?
-Sí, mamá se ha ido con sus amigas este fin de semana y Poppy está en
su apartamento.

-¿Has cenado?- niega con la cabeza- Voy a preparar la cena. Termina con
lo que estás haciendo y pon la mesa para los dos.

-¿Papá no viene a cenar?

-No, me llamó y dijo que no llegaría para la cena.

-¡Oh! Vale.

-¿Quieres pasta con queso?

-Sí, está bien.

Entro en la cocina. Empiezo a preparar la pasta. Poco después, Ava entra


para coger los cubiertos y los platos.

Va vestida con un pantalón corto de chándal y un jersey a media manga


que le deja el hombro descubierto.

Joder. Me estoy poniendo duro con solo mirarla.

Ava es preciosa en todos los sentidos. Lo poco que nos ha dejado


conocerla este tiempo me ha enamorado. No puedo imaginar qué pasaría si
llegara a conocerla del todo.

Ava pasa por detrás de mí. Roza inconscientemente su hombro por mi


espalda. Ella mide 1,74cm y yo mido 1,90cm. Al lado mío y de papá, que
mide 1,94cm, parece una cosita pequeña. Algo que hay que proteger a toda
costa.

-¿Cuándo vuelve Markus de sus vacaciones?- pregunto antes de que


salga de la cocina.
-Ummm… Creo que el lunes.

-Supongo que lo echas de menos.

-Sí.

Sale de la cocina sin decir nada más. Markus y Poppy se quedaron con
nosotros después de que Ava y su madre se mudaran a nuestro ático. Ático
al que Ava llama mansión. Se podría decir que lo es.

A papá siempre le gustaron los espacios grandes. Cuando vio este ático,
años después de la muerte de mamá, no dudó en comprarlo. Vivimos aquí
desde entonces.

El ático está situado frente a Central Park, en la zona más cara y lujosa
de Manhattan. Tiene tres plantas. Dos de ellas están dedicadas a la vida en
el interior, siete habitaciones con un baño en cada una, un aseo para
invitados en la primera planta, una cocina grande, una sala de estar aún más
grande con un comedor y su propia sala de cine.

Demasiado espacio, pero papá pensó que algún día tendría más hijos y
llenaría esta casa. Pero nunca encontró a la mujer adecuada.

Termino de hacer la cena, vierto la pasta con queso en un bol de


cerámica para que se mantenga caliente y lo llevo a la mesa. Ava ya está
sentada esperando.

Me siento frente a ella. En mi sitio de siempre. Cuando cenamos papá,


ella y yo juntos, ella se sienta a la izquierda de mi padre y yo a su derecha.
Él en la cabeza de la mesa.

Ava se levanta para servirse la pasta.

-No, deja. Yo sirvo la cena- le digo.


-Puedo hacerlo- refunfuña.

-Lo sé. Pero quiero hacerlo yo. Por favor, déjame.

Le sonrío y ella asiente.

Ava agarra su tenedor y comienza a comer. En cuanto saborea la pasta,


gime. Mi polla aprieta en los pantalones del uniforme del hospital.

-¿Te gusta?- pregunto sabiendo la respuesta.

-Sí, está muy buena. Gracias.

-No tienes que agradecérmelo. Me gusta cuidarte Ava- le digo mirándola


a los ojos.

Joder. Sus ojos, son tan verdes que hipnotizan.

Ella se sonroja y baja la mirada hacia la pasta.

Cenamos en silencio.

-Ava.

-¿Sí?- pregunta sin dejar de mirar la pasta que le queda.

-¿Te importa si mañana invito a unos amigos a casa? No haremos mucho


ruido y seremos unos diez.

-¿Una fiesta?

-Algo así.

-Es tu casa. No tienes que pedirme permiso.


-Ava- digo tomando la mano que tiene sobre la mesa- Esta también es tu
casa. Por eso te pregunto. No quiero molestarte, sé que no te gustan los
extraños.

Acaricio su mano con mi pulgar. Ella aparta su mano rápidamente.

-Si no quieres que haya nadie por aquí, no vendrán.

-No, está bien. No hay problema conmigo. ¿Papá lo sabe?

-Sí, está de acuerdo.

-Bien.

-Tú también estás invitada. Y puedes invitar a tus amigos si así te sientes
más cómoda.

-Gracias, lo pensaré.

Terminamos de cenar en completo silencio. Ava recoge la mesa y friega


los platos.

-Me voy a duchar y a ponerme el pijama. ¿Te gustaría ver una película?

-Claro.

Suspiro. Odio cuando habla poco. Solo cuando Markus o Poppy están
presentes parece que su lengua se suelta.

Joder. Quiero que sea así conmigo y con papá. Somos su familia. No sé
cómo hacer que confíe en nosotros. Llevamos 6 años conviviendo y apenas
conozco cosas de ella.

-Ava- la llamo, ella me mira de reojo- ¿Por qué no hablas conmigo o con
papá? ¿No te caemos bien?
-Me caéis bien.

-Entonces ¿cuál es el problema?- pregunto acercándome más a ella.

-N-no hay n-ningún pro-problema- tartamudea.

-No me mientas. Llevamos 6 años viviendo en la misma casa y ni


siquiera sé cuál es tu libro, tu serie o película favorita. ¿Por qué no nos
permites acercarnos a ti?

-Porque no os iba a gustar lo que hay en mí.

Ava sale corriendo por la puerta de la cocina. Dejándome con el ceño


fruncido. ¿Cómo que no nos va a gustar lo que hay en ella? No puede haber
nada malo en ella.

Persigo a Ava hasta su habitación. Se ha encerrado. Pero esta vez no lo


voy a dejar pasar.

Abro la puerta y la cierro detrás de mí.

-Vete- espeta.

Está en su cama bocabajo. Tiene el culo levemente levantado.

Mierda.

-No voy a irme. No hasta que me expliques qué has querido decir- digo
cruzándome de brazos.

-No tengo que explicarte nada.

-Ava joder- descruzo los brazos y me acerco a su cama- Solo quiero


conocerte mejor.
-¿Y si no quiero que me conozcas?- dice levantándose de la cama.

-¡¿Por qué?!- grito.

-¡Porque no quiero!- me devuelve el grito.

Es la primera vez que Ava me enfada. Camino hacia ella rápido. Agarro
su cara entre mis manos y choco mis labios contra los de ella. Tiene los ojos
muy abiertos. Está sorprendida, como yo. No sé qué es lo que me ha
poseído para dar este paso.

Lamo la costura de sus labios con mi lengua, pidiendo paso para entrar
en su boca. Ava parece relajarse y me da acceso. Saboreo el interior de su
boca, sabe a queso. Ella, torpemente, intenta imitarme. La agarro por el culo
y la elevo para dejarla en la cama. Me tumbo encima de ella sin romper el
beso.

Estoy tan duro que creo que me voy a correr en los pantalones. Froto mi
polla contra su centro. Rodea mi cintura con sus piernas, dándome más
acceso.

Debería parar. Pero no puedo.

Ava gime por la fricción.

-Joder- susurro en su boca- No sabes el tiempo que llevaba esperando


para hacer esto- Digo mirando hacia abajo- ¿Te gusta?

-Sí- jadea.

Mezo mis caderas, haciendo más presión. Vuelvo a besarla. Es un beso


necesitado, y no solo por mi parte.

Es mi hermana.
No. Es mi hermanastra.

Es familia.

Solo quiero protegerla.

La voz de papá resuena en mi cabeza. Decido ignorarla.

Ava gime más fuerte. La cabeza de mi pene asoma por la costura del
pantalón. El líquido preseminal gotea.

-¿Te vas a correr?- le pregunto a Ava. Ella asiente- Joder yo también.

Ava grita de placer. Haciendo que mi propia liberación salga a chorros


sobre su abdomen descubierto.

Ava mira el desastre. Tiene la boca abierta.

-Mierda lo siento. Te lo limpiaré. Espera.

Voy al baño de su habitación. Cojo una toalla y la humedezco bajo el


grifo. Salgo y limpio el desastre que he hecho sobre ella. Pero que me
maten si no está preciosa con mi semen sobre su vientre.

La limpio con delicadeza.

-Lo siento, me he dejado llevar- le digo.

Ella no me mira.

Joder. La he cagado.

-Yo también lo quería. Me ha gustado, lo que has hecho. Nunca había


sentido algo así.
Sus mejillas se ponen rojas. ¿Nunca ha hecho algo así?

No. Mierda. Mierda. Mierda.

-Espera ¿qué?- digo paralizado.

-So-soy virgen.

-Joder. Ava yo… No lo sabía.

-No has hecho nada malo.

-Mi padre me va a matar.

-Zac- dice seriamente- no hemos hecho nada. No ha habido…

-Penetración. Aun así, que tu primer orgasmo haya sido con tu hermano.
Mierda.

-No somos hermanos de sangre.

-Lo siento.

Tiro la toalla a un lado y salgo de su habitación. Mi pene vuelve a estar


duro. He sido su primer orgasmo.
PAPÁ

Zac

Mi padre me va a matar.

¿Qué he hecho?

Me he dejado llevar por el momento. Y después la he dejado sola.

Joder.

Podría matarme yo mismo.

Necesito una ducha. Tengo que despejar mi cabeza.

Entro en mi baño y abro el grifo de la ducha. Comienzo a desvestirme


mientras intento no mirarme al espejo. Ahora mismo me doy asco, no por lo
que he hecho, sino porque la he dejado allí sola.

Entro en la ducha y dejo que el agua caliente caiga en mi cabeza y por mi


cara. Cierro los ojos intentando dejar la mente en blanco. No funciona.

Yo también lo quería.

Me ha gustado.

Nunca he sentido algo así.

Soy virgen.

Su primer orgasmo. Le he provocado su primer orgasmo.

Tengo que contárselo a papá.


Termino de ducharme y salgo del baño con una toalla alrededor de mi
cadera.

Me visto con un pantalón de chándal y una camisa de manga corta.

A pesar de las bajas temperaturas de la calle, en casa se está bien, gracias


a la calefacción.

Me tumbo en la cama bocarriba. Cierro los ojos un rato, pero no puedo


dormirme. Ni siquiera sé si podré dormir en toda la noche.

Giro la cabeza hacia la puerta cuando la oigo abrirse.

Ava asoma la cabeza.

-Zac- dice tímida- ¿podemos hablar?

Me incorporo en la cama y me quedo sentado. Le hago un gesto para que


se siente a los pies de la cama. Ella obedece.

-Ava…- le digo avergonzado.

-No- me interrumpe- Déjame hablar.

Asiento sin mirarla.

-Lo que ha pasado antes. No te sientas culpable. Como dijiste, no somos


hermanos, nuestros padres están casados y ni siquiera ellos son marido y
mujer. Somos hermanastros por ellos. Pero nunca nos hemos tratado como
tal. Sé que es porque yo no os he dejado acercaros a mí- Ava y suspira-
Créeme cuando te digo que es mejor así.

Levanto un poco la vista y la veo mirando hacia el techo, su cuello está


estirado. Que me jodan si no tengo ganas de acercarme y pasar mi lengua
por él.
No.

Vuelvo a bajar la vista a mi regazo.

-Por favor. Mírame- suplica.

Niego con la cabeza. Si la miro me perderé en sus ojos.

-Zac- se acerca a mí y agarra mi barbilla con sus pequeños dedos- Por


favor- empuja mi cabeza hacia arriba, no es que haya puesto mucha
resistencia- No hemos hecho nada malo. Papá no tiene que enterarse.

-Nunca le he ocultado nada.

-¿Nunca?

-No. Él sabe todo de mí y yo sé todo de él.

-Si quieres contárselo, no te lo impediré. Pero si él tiene algo que decirte,


también tiene que decírmelo a mí.

-No, Ava. Esto es mi culpa. Yo lo inicié.

-Y yo te dejé. ¿Te arrepientes?

-Nunca- acuno sus manos entre las mías- Me encantas Ava, desde hace
mucho tiempo. Incluso se lo dije a papá.

-¿Y qué dijo él?

-Que no podíamos tener nada.

-Pero ¿por qué?

-No lo entenderías. No creo que nadie lo haga.


-Bueno, te recuerdo que tengo un coeficiente intelectual más alto que
papá y tú.

Me río porque es cierto. Pero no se trata de ser más, o menos, inteligente.


Sino de tener una mente abierta.

-No es por eso. Eres la persona más inteligente que he conocido. Pero no
puedo contarte las razones de él, que entiendo y apoyo.

-Entonces… ¿no va a volver a pasar nada entre nosotros?- pregunta con


los ojos cristalizados.

-Joder, Ava. Por favor, no llores- me acerco a ella y la subo a mi regazo


para abrazarla.

-No puedo evitarlo. Lo que hemos hecho antes ha sido lo mejor que me
ha pasado en años.

-No puedes decirme eso, cariño.

-Es la verdad. Después de la muerte del abuelo, mi corazón se detuvo.


Creí que nunca volvería a latir. Pero cuando me besaste sentí, nuevamente,
los latidos. Estaban ahí. Sólo una vez lo sentí después de su muerte, hoy es
la segunda vez.

-¿Cuándo fue eso?

-Me da vergüenza- dice frotando su mejilla en mi pecho.

-Vamos, puedes contármelo. Sé guardar secretos- le digo depositando un


beso en su cabeza.

-Fue… Cu-cuando os vi en la iglesia. A papá y a ti- en ese momento,


Ava separa la cabeza de mi pecho para mirarme a los ojos.
-Te refieres ¿a los dos?- el asiente- ¿Qué quieres decir con eso?

-M-me gust-gustásteis.

-Jesús, Ava. Sólo tenías 15 años.

-Y las hormonas como un ascensor, para arriba y para abajo.

Suelto una carcajada. Tiene razón. Era una adolescente.

-¿Sigues sintiendo lo mismo por papá y por mí?- ella asiente.

Se separa bruscamente de mi pecho.

-Por favor no le digas nada.

-Tranquila, es tu secreto. Está a salvo conmigo.

-Gracias.

Ava vuelve a acurrucarse en mi pecho. Le acaricio el pelo mientras le


canto “All of me de John Legend”.

“Cause all of me

Love all of you

Love your curves and all your edges

All your perfect imperfections

Give your all to me

I’ll give my all to you


You’re my end and my beginning

Even when i lose i’m winning”

La respiración de Ava se relaja. Se ha quedado dormida.

Le paso una mano bajo sus rodillas y la otra en la mitad de su espalda.


Me levanto con ella en mis brazos.

Gracias a Dios que Ava ha dejado la puerta abierta. La abro más con el
pie y nos saco de mi habitación.

Empujo la puerta de su habitación con el culo. Miro su cama y veo a


Neil, su gato, mirándome y moviendo la cola. Ese gato es como ella, no se
acerca a nadie que no sea Ava, Poppy o Markus.

Agarro a Ava con un brazo, lo mejor que puedo, pasándolo por debajo de
su culo. No se despierta. Deslizo las mantas y meto a Ava bajo ellas. La
tapo y me agacho, le doy un suave beso en los labios.

-En otra vida- susurro en su boca.

Miro su rostro y acaricio la parte superior de su cabeza.

Es tan hermosa. Joder. Me tiene enamorado, y no es una forma de hablar.

Maldita sea. Estoy enamorado de ella.

Le doy un último beso en la frente, esta vez.

Me incorporo. Cuando me giro, me sobresalto. Papá está en el umbral de


la puerta mirando.

Me hace un gesto para que salga.


Camino hacia la puerta. Miro a Ava antes de cerrarla. Paso por delante de
papá. Él apaga la luz y cierra la puerta.

Entro en mi habitación. Él viene detrás y cierra la puerta tras de sí.

Me siento al borde de la cama. Apoyo mis codos en la rodilla y dejo caer


mi cabeza en mis manos.

-Zac- dice mi padre sentándose a mi lado. Pone su mano en mi muslo y


me da un apretón- ¿Qué está pasando?

-No lo sé. Pensé que me atraía, que sólo me gustaba. Pero es algo más.
Creo que la amo.

-Joder, Zac. ¿Estás seguro?

-Sí. Estoy seguro Jason- le digo.

-¿Jason?- pregunta.

-Nunca quieres que te llame papá cuando estamos a solas.

Lo miro y él asiente. Me mira a los ojos fijamente.

-¿Quieres estar con ella?

-Sí- admito.

-¿Y nosotros?

-Te amo. Eso no cambia.

-¿Nos amas a los dos?

-Sí.
-¿Ella te ama a ti?

-No lo sé. Quizás.

-Pero no me ama a mí- papá mira al suelo.

Aparto su mano de mi muslo y me acerco a él. Me siento a horcajadas en


su regazo.

-Quizás también lo haga- le digo.

-¿Qué?

-Ella me confesó que le gustamos ambos. Desde que nos vio en la boda.

-Eso no quiere decir que entienda lo nuestro.

Lo beso en los labios. Sé que es lo que necesita ahora. Nuestras lenguas


se enredan.

Me di cuenta que mi padre me atraía desde los 16 años. Empecé a verlo


con otros ojos. Se lo confesé poco después. Él se volvió loco. Me dijo que
eso no estaba bien, que él era mi padre. Y que yo, seguramente, solo estaba
confundido.

Pero no lo estaba. Mis sentimientos por él solo crecieron más. No fue


hasta que cumplí 19 años que él comenzó a mirarme con otros ojos. Mi
cuerpo se había desarrollado, ya no parecía un niño. Ahora era un hombre.

Jason se autoflageló durante unos meses, hasta que me confesó que él


sentía lo mismo que yo.

La primera vez que nos tuvimos sexo, fue la primera vez para ambos. Yo
nunca había tenido sexo con un hombre y él tampoco. Me llevó a un hotel
fuera de Nueva York. Esa noche fue la mejor de mi vida. Después de hacer
el amor, hablamos largo y tendido sobre lo que sentíamos. No es que
estuviéramos cometiendo incesto real, era mi padre adoptivo. Mi madre
estaba embarazada cuando se casó con él. Solo compartimos apellido. Y sí,
me ha criado como a su hijo. Pero la vida es así y el amor no entiende de
sangres ni apellidos.

Jason agarra el bulto duro de mis pantalones. Me hace gemir cuando


comienza a frotarlo de arriba abajo.

-Espera- lo detengo- Hay algo más que deberías saber.

-¿Qué es?

-Ava y yo…

-¿Os habéis acostado?- pregunta frunciendo el ceño.

-No. Pero… Joder. Me he corrido en su vientre.

-¿Qué?

Empiezo a contarle lo que ha pasado entre Ava y yo. Pero nada más
comenzar a hablar me detiene.

Me quita de su regazo para ponerse de pie. Empieza a desnudarse.


Frunzo el ceño con confusión. Él me mira y sonríe.

-Voy a follarte el culo mientras me cuentas lo que has hecho con Ava.

Mi polla se sacude en mis pantalones.

Cuando está desnudo por completo, me quedo mirando su gorda polla.


Es igual de grande y gorda que la mía. Me relamo los labios.
-No. Ahora solo necesito tu culo. La boca más tarde. Desnúdate y
túmbate de espaldas en la cama- ordena.

Obedezco. Me encanta cuando es tan dominante.

Jason abre el cajón de mi mesita de noche y saca un bote de lubricante.


Lo abre y se empapa la polla.

Se sube a la cama y se coloca entre mis piernas. Agarra mis rodillas y me


abre las piernas. Alinea su polla con mi culo y comienza a penetrarme. No
puedo evitar gemir.

-Aaahh- susurro.

No queremos despertar a Ava.

Jason gruñe cuando la tiene completamente metida en mi culo.

-Siempre tan estrecho para mí- me besa en los labios con desesperación.

Está a punto de perder el control. Y eso sólo significa una cosa: sexo
duro.

Se sujeta al cabecero con una mano y con la otra agarra mi cadera.


Empieza a mover sus caderas, penetrándome vez tras vez.

-Me encanta follarte Zac. Ahora cuéntame que has hecho con Ava.

-Yo… Estábamos discutiendo por una tontería- jadeo- Aaahhh. Joder.

-Sigue. Mierda.

Me penetra con más fuerza.

-Te voy a destrozar el culo si no hablas- gruñe.


-Me enfadó y la besé. Después la tumbé en la cama- gimo fuerte y me
tapo la boca con mi mano.

-Tócate, Zac.

Comienzo a masturbarme mientras me penetra.

-Mi polla se asomó por encima de los pantalones cuando comencé a


frotarme contra su coño.

-Joder. ¿Estaba caliente?

-Sí. Mucho. Podía notar sus jugos empapando nuestra ropa.

-Sigue. Me voy a correr.

-Ella comenzó a gemir. Papá- dije- Te juro que son los mejores sonidos
que he oído en mi vida. Son tan dulces como ella.

Jason gruñe.

-No me llames papá. Joder.

-L-lo si-siento- jadeo- Luego ella se corrió y me hizo correrme a mí.

-¿Te corriste por todo su vientre?

-Sí. Estaba tan hermosa con mi semen por encima.

-¡JODEEER!- gime Jason.

Noto su semen caliente en mi culo. Me corro con él, manchando mi


propio vientre. Jason sale de mí y empieza a lamer mi corrida.

-Me dijo que era su primer orgasmo- le confieso.


Jason se congela y frunce el ceño.

-¿Es virgen?

-Sí.

-Creí que Ethan y ella…

-No. Al parecer le gustamos nosotros. Podríamos hablar con ella. Es una


mujer inteligente.

-No lo entenderá. Quizás no quiera estar con los dos.

Jason se tumba a mi lado. Me acurruco en su pecho. Tenemos que


aprovechar que solo Ava está en casa y está dormida.
CONFRONTACIÓN

Jason

Las 5:30 am...

Sigo en la cama con Zac. Está durmiendo pegado a mi pecho.

Lo que me contó anoche me encendió. Mientras lo follaba, pensaba en


cómo sería estar con Ava.

Joder.

Ava me vuelve loco. Desde que maduró y se hizo una mujer empezó a
atraerme.

El día que me casé con su madre, le dije que podía llamarme papá. Lo
hizo tiempo después.

¿Y si me ve como a un padre? Nunca llegaría a quererme como hombre.

Pero ¿qué estoy pensando? No podemos incluirla en muestra relación.


Ella cree que Zac y yo nos tratamos como padre e hijo. Y es así de cara al
público. Aunque no estamos emparentados por sangre, sigue siendo mi hijo
legalmente. Solo imaginar que alguien se enterara me pone los vellos de
punta. No por mí, me da igual lo que piensen de mí. Pero Zac... A él lo
destrozaría. Y la empresa podría ir a quiebra por mis acciones.

Es cruel estar enamorado y no poder mostrárselo al mundo. Añadir a Ava


a la ecuación solo complicaría más las cosas.
Pero que me jodan si no la quiero ahora mismo aquí, en la cama, entre Zac
y yo.

Las cosas que le haríamos. La llevaríamos al éxtasis del placer.


Es virgen.

Mi chica no ha estado con nadie. El cavernícola de mi interior se


remueve. Quiere su porción del pastel. Pero no puedo dejarlo salir.

Se frotó con ella y se corrió por su vientre.

Mi pene se está poniendo duro.

Sintió su calor y sus fluidos.

Mierda.

No debería estar pensando en esto. En ella.

Pero no puedo dejar de hacerlo. Pensar en ella corriéndose y escuchar sus


gemidos.

Me quito las mantas de encima y comienzo a masturbarme con la mano


derecha, mientras con la izquierda acaricio el culo de Zac.

Él dijo que sus sonidos eran dulces.

-Aahh- gimo.

Me masturbo más rápido y con más fuerza. Aprieto el culo de Zac.

Él se mueve y se gira. Me mira mientras me follo la mano.

-¿Puedo ayudar?

-Pon tu boca en mi polla. Ahora.

Zac se incorpora y gatea hacia mi erección.


Se coloca entre mis muslos y agarra mi pene duro. Me lame desde la
base hasta el glande.

-Abre la boca Zac- gruño.

Él se ríe. Se está burlando de mí.

-¿Quieres que te castigue?- le pregunto.

-¿Y cuál es el castigo Jason?- pregunta remarcando mi nombre.

Me lame el glande y lo absorbe.

-Joder- refunfuño.

Me levanto de la cama y agarro a Zac del pelo para ponerlo al borde de la


cama. Con la otra mano le abro la boca y le meto la polla.

Empiezo a follarle la boca con dureza.

-Estaba pensando en Ava cuando me masturbaba.

Zac gime. La vibración recorre toda mi erección.

Me agarra las bolas y las masajea como a mí me gusta.

-¿Te vas a tragar la corrida de tu hombre?- le pregunto mientras le


restriego su propia saliva por la mejilla.

Él asiente.

Acelero mis movimientos.

-Traga cariño- le digo mientras me corro en su garganta.


-Salado...- susurra Zac sonriendo.

Me inclino y le beso los labios. Me saboreo en su boca.

-Ponte a cuatro patas- me ordena Zac.

Sonrío y le obedezco.

Zac agarra el bote de lubricante y se embadurna la polla.

Se pone detrás de mí. Agarra las mejillas de mi culo y lo abre.

Se vuelve a burlar de mí frotando su polla por mi culo, sin llegar a


penetrarme.

-Zac- advierto.

Lo escucho reírse.

De una embestida me penetra con fuerza.

-Mmmm- gime Zac.

Mueve sus caderas lentamente. Entrando y saliendo de mí. Me frota el


punto G con su polla.

-Más- pido.

Zac acelera sus movimientos. Me hunde los dedos en las caderas.

-¿Te imaginas tener a Ava debajo de ti mientras te follo?- pregunta Zac.

-Joder- gimo.

-Podrías penetrarla tan fácilmente con mis movimientos.


-Sí, joder.

-Tu polla gorda en su estrecho coño.

Mi pene está duro de nuevo y comienzo a masturbarme.

-¿Te gustaría eso Jason?

-Claro que sí. Mierda.

-¿Quieres follarla?

-Quiero follarle el coño mientras tú le follas el culo.

-Aaahhh- gime Zac.

El calor inunda mi interior. Me vuelvo a correr con él.

-Joder ha sido de los mejores orgasmos papá.

-Zac. Joder- me quejo.

-Lo siento- dice sonriendo.

-¿Lo haces a propósito?

-Quizás- dice encogiéndose de hombros.

-Me voy, antes de que te mate.

Zac se ríe. Me visto rápido y salgo de su habitación.

Nunca hemos podido dormir juntos toda la noche estando en nuestra


casa. Hoy ha sido la vez que más tiempo hemos pasado juntos de noche.
Incluso hemos follado dos veces.
Con Julia es complicado. En cambio, con Ava, es más fácil. En cuanto
llega la hora de dormir, no sale de su habitación.

Entro en mi habitación y me meto directamente en la ducha.

Después de ducharme, me meto en la cama e intento dormir un poco


más.

Unas horas después despierto con los rayos de sol atravesando las
ventanas.

Me pongo bocarriba con un brazo bajo mi cabeza.

Si Ava entendiera lo que Zac y yo tenemos y quisiera unirse sería


perfecto. Pero también está Julia.

Joder. Tendríamos que seguir ocultándonos. Ni Ava ni Zac merecen eso.


Y él ya tiene suficiente con ocultar lo que tenemos. Sé que no soportaría
ocultarla a ella. Alguna vez me ha dicho que le encantaría pasear conmigo
de la mano, sin que nadie nos juzgue, sin miradas. Ser una pareja más.
Normal.

Pero no somos normales. No.

Somos padre e hijo. Y con Ava... Padre, hijo e hija. Eso suena enfermo.

Me niego a que vean a mis chicos como enfermos.

Me giro para quedar de lado en la cama.

Está vacía.

Estaría tan llena con ellos aquí.

Ava...
¿Qué nos estás haciendo a Zac y a mí?

Mi estómago ruge.

Me levanto de la cama. Estoy desnudo. Anoche después de la ducha, ni


siquiera me vestí.

Voy a la cómoda y agarro unos bóxers. Del vestidor agarro un pantalón


de chándal y una camisa de manga corta. Hoy es sábado y no tengo ninguna
intención de salir de casa. Trabajaré en mi despacho.

Salgo de mi habitación dispuesto a ir a desayunar. Paso por delante de las


habitaciones de Zac y Ava. Están abiertas. Supongo que están desayunando.

Cuando llego a la cocina los encuentro en la barra con sus desayunos.

-Buenos días hijos.

-Buenos días papá - dicen al unísono.

Agarro una taza y la cafetera para servirme café.

Le doy un sorbo. Me giro y me apoyo en la encimera. Miro a Zac, está


concentrado en su tostada. Ava está revolviendo los cereales.

-Ava- la llamo.

-¿Sí papá?- contesta, pero no me mira.

-Tenemos que hablar.

Zac me mira. Me suplica en silencio que no lo haga. Pero tengo que


hacerlo.

-¿Sobre qué?
-Sobre lo que Zac y tú hicieron anoche.

Ava levanta la vista de su cuenco y me mira con los ojos entrecerrados.

-No hicimos nada malo.

-¿Que Zac se corriera sobre ti no es hacer nada malo?

Ella jadea. Sus mejillas se enrojecen. Es preciosa.

-No- responde con seguridad.

Reprimo una sonrisa. Tiene razón, no es malo. Pero tengo que jugar mi
papel de padre.

-Sois hermanos.

-No lo somos. Que estés casado con mi madre no nos convierte en


hermanos. Ni siquiera somos hermanastros. Nunca nos hemos tratado así.

-La gente podría hablar si se enterara.

-Me da igual la gente- dice encogiéndose de hombros.

-¿De verdad te da igual?

-Sí. Además- dice molesta- me parece muy hipócrita de tu parte que me


des esta charla.

Empiezo a enfadarme con su actitud. Ava nunca ha sido una persona


contestona.

-¿Hipócrita?- pregunto enfadado.

-Sí. Muy hipócrita- dice remarcando la palabra muy.


Aprieto mis manos en un puño.

- Te tiras a tu propio hijo. No creas que no os he escuchado.

Me congelo mientras la veo salir de la cocina a toda prisa.

Zac la sigue.

¿Nos ha escuchado?

¿Desde cuándo lo sabe?

¿Por qué no ha dicho nada?

Escucho a Zac llamarla.

Salgo de la cocina casi corriendo.

Veo a Zac discutiendo con Ava junto a la escalera.

-Ava no puedes decir algo así y salir corriendo. ¡Es mi padre!

-¡Y te lo follas!- grita ella.

-¡Ava!- grito.

Ella se estremece. Nunca me ha escuchado gritar. Tampoco enfadado.

Su respiración se agita.

-¡Basta! Deja de decir esas cosas.

-¿Por qué? ¡Es la verdad!

Joder. Tengo que arreglar esto.


Se gira para mirar a Zac.

-Abusó de ti ¿no? ¿Cuántos años tenías? ¿10? ¿15? ¿Menos?

-¡Ya basta!- grito agarrándola por el codo.

Ella jadea. Su expresión facial ha cambiado de enfadada a asustada.

-¿Vas a pegarme?- pregunta.

-¿Qué? Claro que no. No soy un abusador de ningún tipo, cariño.

Respiro hondo. Tengo que calmarme. La suelto.

Ava sale corriendo por las escaleras. Zac intenta seguirla, pero lo
detengo.

No es el momento.

Hablaremos cuando las cosas se hayan calmado.

Me encierro en mi despacho. Trabajar despejará mi mente.

No sé cuánto tiempo he pasado trabajando encerrado en mi despacho.


Pero ha oscurecido y son las ocho de la tarde.

Me levanto de la silla de escritorio. La puerta del despacho se abre.

Mi respiración se detiene.

Ava entra con la cabeza agachada y sus manos entrelazadas.

-Lo siento- susurra.


Me acerco a ella y la abrazo. Ella rodea mi cintura con sus diminutos
brazos.

-No es asunto mío lo que Zac y tú hagáis- solloza.

-Ava, te juro que nunca he abusado de Zac.

-Te creo... Tú no eres como...- se queda callada sin terminar la frase.

La separo de mí y acuno su cara entre mis manos. Tiene los ojos


cristalizados y una lágrima recorre su mejilla.

-¿Como quién?

Ella niega con la cabeza.

-Ava ¿alguien te está haciendo daño?

-¡No!

-¿Segura?

Asiente. La atraigo a mi pecho. Entierro mi nariz en su pelo. Absorbo su


aroma.

Joder.

-Melocotones- susurro.

Ava aprieta su agarre en mi cintura.

Me doy cuenta que es la primera vez que me deja abrazarla.

Le doy un beso en la cabeza.


-Tenemos que hablar cariño- le digo.

-Solo un poco más- contesta- deja que te abrace un poco más, por favor.

No puedo negarle esto. ¿Cuánto hace que no la abrazan? Mierda.

Sé que ella y su madre no tienen una buena relación.

Quizás por eso me quiere abrazar, porque soy la única figura paterna que
tiene.

-Cariño- le digo rompiendo nuestro abrazo.

Me mira. Sigue llorando.

-No me gusta verte así. ¿Qué pasa?

-Nada.

Vuelvo a acunar su cara entre mis manos.

Miro sus labios. No me creo lo que estoy a punto de hacer.

Me inclino hacia ella y la beso.

Está... Relajada. Abre su boca y mi lengua invade su interior.

-Nena- susurro en sus labios.

-Más- pide ella.

-Soy tu padre.

Ella niega con la cabeza. Agarra mi cuello por detrás y me atrae hacia
ella. Nos volvemos a besar.
La agarro por el culo y la levanto. Rodea mi cintura con sus piernas.

Mi polla dura exige salir de los pantalones.

La siento en el escritorio y separo mi boca de la suya.

Le miro los labios. Los tiene rojos e hinchados.

-Más- vuelve a exigir.

Acaricio su pezón erecto por encima de la ropa.

-Esto no puede suceder.

-Zac es tu hijo y haces más cosas con él.

-Zac no es...

La puerta se abre interrumpiendo nuestra conversación.

Zac nos mira confundido.

-Mis amigos han llegado- dice- Y los tuyos también, Ava. Ethan y Layla
están aquí.

Ava se baja del escritorio y sale del despacho.

Zac se queda un rato mirándome con el ceño fruncido. Pero sale


inmediatamente.

Voy a tener que dar muchas explicaciones. A ambos.


LA REUNIÓN

Ava

Nos hemos besado.

Dios. ¿Qué me está pasando?

Anoche, Zac, mi hermanastro, me provocó mi primer orgasmo mientras


se corría por mi vientre.

Ahora me beso con el hombre al que llamo papá, al esposo de mi madre.

Mi madre.

Mierda. Ava.

Si ella se entera de esto.

No. No. No. No. No.

No puede enterarse. Me mataría. O peor. Podría herir a Neil o a Poppy.

Necesito hablar con alguien. Pero ¿con quién? ¿A quién le cuento que he
besado a mi padrastro y me he corrido junto a mi hermanastro?

Me tacharían de enferma. ¿Lo soy?

-¿Ava?

Lyla me saca de mis pensamientos. Es mi mejor amiga. Lo ha sido desde


que la conocí en el museo, cuando tenía siete años y ella nueve. Resultó que
mi abuelo y sus padres se conocían. El abuelo los invitó a comer después de
que ella y yo nos hiciéramos amigas en la visita al museo. Entonces,
también conocí a su mellizo, Ethan. Él y yo también nos hicimos amigos
inmediatamente.

Ethan y Lyla conocen casi todos mis secretos. Solo hay dos cosas que les
oculto:

Que mi madre me golpea y me encierra en el arcón de mi difunta abuela


durante horas. Y que mi padrastro y hermanastro me gustan desde que
tengo 15 años.

-Dime Ly- le contesto.

-Estás más callada de lo normal. ¿Todo bien?

-Sí. Es el proyecto del cohete. Me tiene absorbida- miento con una


sonrisa.

-¡Oh venga ya!- dice Ethan- Seguro que ese proyecto no es nada para ti.

-Lo tengo casi acabado- admito.

-Pero ¿no es el proyecto de fin de carrera?- pregunta Ethan con sorpresa.

-Sí ¿y qué?

-Que quedan cinco meses para que te gradúes.

-Me gusta adelantar el trabajo. Además, siempre termino mis deberes


rápido y me aburro.

Ethan pone los ojos en blanco.

-Eres tan molesta cuando te pones en modo Einstein.

Me río.
Jason sale de su despacho, finalmente.

-Joder- dice Lyla mordiéndose el labio inferior- Tu padrastro está


buenísimo.

-Lyla- advierto.

-Vamos Ava. Míralo, es un bombón. Seguro que la tiene enorme.

-Lyla, basta- espeta Ethan- Es su padre.

-Mierda. Es verdad. Lo siento Abejita- dice Lyla abrazándome.

-No me llames así, por favor.

-Markus lo hace.

-Y es al único al que se lo permito.

Me levanto del sofá en el que estábamos y me dirijo a mi mesa de


diseño. Allí tengo un taburete para estar más cómoda. La mesa está
inclinada a 90º, para permitirme una mayor comodidad a la hora de hacer
diseños de cohetes. Tengo un ordenador Microsoft surface y un lápiz táctil.
Markus me lo regaló en mi vigésimo cumpleaños, mi penúltimo año de
carrera. El ordenador consistía en una pantalla táctil. Era como una tablet,
pero en realidad es más que eso.

Me siento en el taburete y agarro mi guante para dibujo digital. Solo me


tapa el dorso de la mano y dos dedos.

Me lo pongo y cojo el lápiz.

-¿De verdad te vas a poner a estudiar ahora?- pregunta Ethan con


incredulidad.
Me encojo de hombros.

-Me divierto diseñando- contesto.

-Me voy a buscar a alguna mujer.

-¿En serio Ethan?- pregunta Lyla.

-En serio Lyla. Quiero follar y aquí hay algunas mujeres de buen ver-
sonríe y le guiña el ojo a una de ellas.

Niego con la cabeza.

Ethan camina hacia la rubia de pechos turgentes.

-Puedes ir a buscar a un hombre con el que acostarte Lyla- le digo.

-¿Tu hermano?- pregunta sonriendo y moviendo las cejas de arriba abajo.

Frunzo el ceño. No quiero a Lyla cerca de Zac. Pero no puedo decirle


nada.

-Lo que quieras.

Lyla desaparece de mi lado.

Intento concentrarme en el diseño que empecé hace unos días.

Casi está terminado. Pero siento que le falta algo, y no son los
propulsores. Falta algo, como un sello personal.

Mierda. ¿Qué falta?

Me frustra mucho no saber qué es.


-Parece que necesitas una bebida- dice una voz masculina a mi lado.

Me sobresalto con el sonido. Estaba tan ensimismada en el diseño que no


me di cuenta que alguien se me acercó.

-Estoy bien, pero gracias.

-Vaya, es un buen diseño.

Sonrío.

-Tú debes de ser la hermana pequeña de Zac.

-Ni soy su hermana ni soy tan pequeña- contesto molesta.

-Disculpa, no quería molestarte. Soy Owen. Encantado- extiende su


mano hacia mí.

-Ava, solo Ava, nada de “la hermana de”- contesto estrechando su mano.

-Tienes unos ojos impresionantes.

Su pulgar acaricia el dorso de mi mano. Me zafo de su agarre.

Vuelvo a mirar mi diseño. Él no se va. Parece no captar la indirecta.

-Así que, superdotada- dice antes de dar un sorbo a su bebida.

-Eso dicen- contesto fingiendo que estoy dibujando algo.

-¿Cómo se siente?

-Cómo se siente ¿el qué?


-Tener un cerebro tan potente como el tuyo. ¿Es cierto que estás siempre
pensando en teoremas y cosas de esas?

-Cosas de esas- susurro negando con la cabeza- No- dejo el lápiz en su


hueco y me giro hacia él- En mi mente solo hay rojo. Rojo sangre. Sobre
todo, cuando alguien no me deja en paz, mi instinto asesino aflora.

Él se estremece.

Escucho una risa a mi izquierda. Giro mi cabeza y veo a papá reírse.

Creí que se había ido a su habitación.

Una caricia en mi muslo hace que un escalofrío recorra mi cuerpo.

La mano de Owen recorre mi muslo de arriba abajo.

-Me gustan las fieras como tú- susurra a escasos centímetros de mi cara.

-No la toques- la voz de papá hace que Owen se enderece, pero no suelta
mi muslo.

-Disculpe señor Ajax. Solo estábamos jugando.

-Dije. Que. No. La. Toques- espeta papá.

-Es adulta.

-Y es mía.

Abro los ojos con sorpresa. Mi mandíbula se desencaja.

-Sé que es su hija, pero no deja de ser adulta.

-Owen- habla Zac- Suelta a Ava. Ahora.


-Está bien, hombre. Sólo estábamos coqueteando.

-No creo que ella estuviera coqueteando contigo. ¿Lo estabas Ava?

-No.

-No seas mentirosa- me dice Owen.

-¡No estoy mintiendo!- grito poniéndome de pie.

La rabia crece en mí.

-Claro que sí, estabas deseando que te besara.

Estrecho mis ojos y abro la boca en forma de "O".

Cierro mi mano en un puño y se lo estampo en toda la cara.

Nunca he golpeado a nadie y sé que no le he hecho daño, porque Owen


es un tipo grande. Seguramente ni le haya dolido.

Lyla comienza a reírse.

-¡Esa es mi chica!- grita Ethan riéndose también.

-¡Nunca querría besar a un gilipollas como tú! Prefiero besarle el culo a


mi gato.

Un maullido suena en las escaleras. Neil observa toda la escena.

Las risas estallan a la vez.

El dolor en mi mano hace que la sacuda un par de veces.

-Es hora de que te vayas Owen- le dice Zac agarrándolo por el hombro.
-Sí, será lo mejor. No me gusta estar rodeado de putas calienta pollas.

Papá se lanza hacia él y lo estrella contra el suelo.

Se sube a horcajadas en él y comienza a golpear su cara.

Mi respiración se agita. Los recuerdos de mi madre en esa misma


posición sobre mí recorren mi mente.

Empiezo a respirar con dificultad.

-¿Por qué tanto alboroto?- escucho la voz de Poppy- ¡Mi niña!- grita.

Me hago una bola en el suelo. Todo comienza a ponerse borroso. Pero


logro ver a Jason golpeando a Owen.

Unas manos se posan en mi espalda. Alguien me llama.

-¡Basta! ¡Basta! ¡Basta!- grito llorando.

Logro estabilizar mi vista, todos me están mirando. Jason está congelado


con el puño en alto, sigue encima de Owen.

Zac intenta acercarse a mí. Pero Poppy lo detiene.

-Mi niña, vamos. Te daré tu pastilla.

-¿Pastilla?- pregunta Zac- ¿Qué pastilla Poppy?

Ella no contesta. Me ayuda a levantarme del suelo y me guía hacia mi


habitación.

Ethan y Lyla nos siguen. Puedo escuchar sus pasos.

Sigo sin poder respirar bien.


Cuando estamos a los pies de la escalera, intento subir el primer escalón,
pero no puedo.

Poppy le pide a Ethan que me tome en brazos. Él lo hace y subimos las


escaleras.

-Túmbala en la cama- ordena Poppy cuando estamos dentro de la


habitación.

-¿Qué le está pasando?- solloza Lyla.

-Un ataque de pánico- contesta Ethan.

Poppy me obliga a tomarme la pastilla que el médico me recetó.

Rivotril.

El mundo a mi alrededor comienza a desvanecerse. Me acurruco en mi


cama. Neil se acomoda en mi pecho, lo abrazo.

Es un gato inteligente. Desde que comenzaron los ataques de pánico, y


cada vez que tengo una crisis, él se acurruca a mi lado y me deja abrazarlo.

Siento que el sueño me vence.

Un grito de dolor sale de mi pecho. Abro los ojos y me incorporo


rápidamente en la cama.

No puedo respirar.

La cama se hunde a mi lado.

-Intenta respirar.

Lyla.
Lo intento. No puedo.

El aire no pasa a mis pulmones.

-¡Poppy!- grita Lyla asustada.

Ella entra corriendo a la habitación.

-¡No puede respirar!- grita Lyla.

Papá y Zac entran en mi habitación.

-Hay que llamar a una ambulancia- dice Poppy.

-No. Puedo. Respirar- consigo decir entre jadeos.

-¿Por qué le está pasando esto? Nunca le ha pasado- dice papá mirando a
Poppy.

-Por favor, cariño- dice Zac agachado frente a mí- Intenta respirar.

Las lágrimas salen de mis ojos mientras lo miro.

Lo estoy intentando. Pero no puedo.

Todo se empieza a volver negro a mi alrededor.

Mis ojos... Se están volviendo hacia atrás. No puedo sostener mi cuerpo


por más tiempo.
RESPIRA, POR FAVOR

Jason

¿Qué coño está pasando? Nunca había visto a Ava golpear a nadie.

Tampoco la había visto en ese estado.

Vamos en coche de camino al hospital, detrás de la ambulancia. Ethan y


Lyla van en los asientos traseros. Zac va a mi lado mientras conduzco.
Poppy decidió ir en la ambulancia con Ava.

Lo miro de reojo. Está nervioso. Mierda y ni siquiera puedo coger su


mano sin que los mellizos sospechen.

Aprieto mi agarre en el volante. Esto es una locura.

-¿Alguna vez ha estado así de mal?- pregunta Zac.

-Siempre ha tenido una salud algo débil- contesta Lyla- Pero, Ethan y yo,
jamás la hemos visto así. En este estado.

-¿Salud débil? ¿De qué hablas Lyla?- pregunta Zac.

Ella bufa.

-Habla Lyla- espeto.

-Ella... Bueno, nunca lo ha dicho abiertamente, pero creo que sufre


anorexia- un escalofrío recorre mi columna vertebral- A veces, cuando
salimos al cine los tres, ella se niega a comer.

-¿Qué?- pregunta Zac girándose en su asiento para mirar a Lyla- Nunca


la he visto decir que no a la comida.
-Quizás es porque nunca estáis en casa- espeta Ethan.

Joder. Tiene razón. Entre Zac, con la universidad, y yo, con la empresa,
apenas estamos por casa. De milagro hemos estado este fin de semana.

Los sábados sigo trabajando y los domingos los dedico a estar con Zac
fuera de la ciudad. Otros fines de semana, simplemente, me he llevado a
Zac de viaje. Sólo veíamos a Ava un par de horas los días entre semanas y
en casi todas las cenas.

Zac me mira. Veo la culpabilidad en sus ojos.

La ambulancia entra al complejo del hospital. Conduzco hasta el parking


para aparcar el coche. Cuando he apagado el motor, todos saltamos del
coche. Ethan es el más rápido, casi está en la entrada del hospital.

Entramos dentro y vemos a una enfermera. Ethan ya le ha preguntado


por Ava.

-Acaba de entrar en urgencias. Sólo puede ir una persona con ella y ya


entró. Tienen que esperar aquí- nos comunica la enfermera.

-¿Van a tardar mucho?- pregunto.

-Eso no puedo decírselo. Depende de su estado. Pero yo me sentaría, esa


chica no se veía bien.

Respiro hondo.

Esto no puede estar pasando.

-Papá- me llama Zac- Deberíamos llamar a Julia.

Julia. Joder. Ni siquiera he pensado en ella.


Busco mi móvil en los bolsillos de mi pantalón de chándal.

Mierda.

-Zac, déjame tu móvil. He dejado el mío en casa.

Zac saca su móvil del bolsillo y me lo entrega.

Lo desbloqueo y busco el contacto de Julia.

Cuando lo encuentro, le doy a llamar.

Espero... Y espero...

Joder. Julia. Vamos, contesta.

-¿Para qué me estás llamando Zachary?

Pongo los ojos en blanco, le encanta llamarlo así para molestarlo. Sabe
que a Zac no le gusta su nombre completo.

-Soy Jason- digo seriamente.

-¿Qué quieres, amado, esposo?- dice en tono burlón.

-Ava está en el hospital.

-¿Por qué?- pregunta de forma seca.

-No lo sé. Pasó algo en casa y ella se puso muy mal. No podía respirar y
se desmayó.

-¿Tuvo un ataque de pánico?

-Sí, eso dijo Ethan. ¿Le ha pasado otras veces?


-Sí, a menudo.

-¿Y lo dices tan tranquila? ¡Es tu jodida hija!- grito.

-Señor, estamos en un hospital- me regaña la enfermera de recepción.

Me quito el móvil de la oreja y tapo el micrófono con la mano.

-Lo siento, saldré fuera.

Ella asiente.

Salgo rápido a la calle y vuelvo a la llamada.

-Julia- suspiro- Ava se puso realmente mal.

-Tiene 21 años, solo quiere llamar la atención.

-Julia, joder. Yo estaba ahí, vi cómo se desmayó. Su piel se estaba


volviendo azul.

-Bien, bueno. Envíame un mensaje cuando el médico os diga algo.

-¿Cómo? ¿Es que no vas a volver?

-Estoy de fin de semana con mis amigas.

Seguro que está con sus amigas.

-¿No te importa la vida de tu hija? ¿Su salud? Lyla dijo que tiene
anorexia.

-Claro que me importa y, Ava, no tiene anorexia- espeta.


-¿No? Entonces ¿por qué su amiga ha dicho que cuando salen al cine
Ava se niega a comer?

-Porque se preocupa por su físico, está en la edad- dice riéndose- Ahora


si me disculpas, he quedado para cenar.

-Bien. Que te diviertas con Leonel.

-Lo haré.

Julia me cuelga. No me lo puedo creer. Prefiere estar con su amante que


con su hija.

¿Qué cojones?

Vuelvo dentro y le entrego el móvil a Zac. Me pregunta por la llamada,


pero ahora mismo prefiero no dar detalles. No con Ethan y Lyla delante.

-Después hablamos- le digo.

Las horas pasan muy lentamente. Nadie sale a decirnos nada. La


desesperación me está consumiendo.

Zac y Lyla vienen con cafés. Él me entrega un vaso y Lyla hace lo mismo
con su hermano.

Le doy un sorbo.

Mis pensamientos van hacia ella.

Ava.

Mi dulce Ava.

¿Por qué te ha pasado esto?


¿Por qué cuando le pegué a ese cabrón?

"Tú no eres un abusador como..."

Las palabras de Ava vienen a mi mente.

¿Alguien abusa de ella?

Me dijo que no. Pero ya no sé qué pensar. Si descubro que alguien ha


puesto un solo dedo encima de ella, va a terminar muerto y a tres metros
bajo tierra.

-Enfermera- digo levantándome- llevamos más de 4h aquí. ¿Qué ocurre


con mi hija?

-¿Era su hija?

-Sí.

-¿Por qué no lo dijo antes? ¿Quién es la mujer que entró con ella?

-Su nana.

-Entiendo- ella suspira- Venga conmigo.

La enfermera entra por unas puertas y yo la sigo. Pasamos algunos boxes


con pacientes.

La enfermera se para en uno de ellos y me indica con la cabeza que


puedo pasar.

La imagen ante mí me destruye.

Ava está con los ojos cerrados en la cama. Lleva una mascarilla de
oxígeno puesta y una vía con suero y medicación.
Poppy me mira y me asiente.

Me acerco a la cama y agarro la mano de Ava. Está fría.

-Le han estado haciendo algunas pruebas- dice Poppy.

-¿El médico ha dado los resultados?- ella niega con la cabeza- ¿Por qué
no vas a tomarte un café? Pareces cansada. Yo puedo quedarme con Ava.

-No. No quiero dejar a mi niña sola.

Sola. Sé a lo que se refiere. Aunque yo esté aquí con ella, es como si no


hubiera ningún ser querido cerca si Poppy no estuviera.

Ava abre un poco los ojos.

-Cariño- le susurro.

Ella gira un poco la cabeza y me mira. Me aprieta la mano. Es un gesto


tan simple, pero tan grande. Me da fuerzas.

-Zac- dice con dificultad.

-Está fuera. No puede pasar. Pero cuando salga le diré que has
preguntado por él.

Ava asiente y vuelve a cerrar los ojos.

Una enfermera entra con una silla para mí. Se lo agradezco enormemente
porque no pienso moverme de aquí hasta que pueda llevarme a mi chica a
casa.

Poppy se queda dormida en el sillón del acompañante.


Miro mi mano que sigue agarrada a la de Ava. Entrelazo nuestros dedos
y veo su pulgar moverse para acariciarme.

Levanto mi vista y veo a Ava mirándome. Está sonriendo tras la


mascarilla.

Me pongo de pie y me inclino para darle un beso en la frente.

-¿Cómo te encuentras cariño?- susurro.

-Tengo sed- dice bajito.

-Voy a llamar a la enfermera.

Intento zafarme de su agarre.

-No. No te vayas- me suplica.

-Cariño, ahora vuelvo.

Ella asiente a regañadientes.

Salgo del box y busco a alguna enfermera.

Veo a una a lo lejos de la sala. Camino hacia ella.

-Disculpe, enfermera.

-Annie- contesta ella.

-Sí, Annie. Mi hija tiene sed.

-Llamaré al médico. Vuelva con ella.


Obedezco un poco molesto. Sé que sólo está haciendo su trabajo. Pero
joder, molesta que te hablen así. O quizás sea yo, que estoy susceptible.

Entro en el box de nuevo, Poppy sigue dormida. Ava la está mirando,


pero fija su vista en mí cuando se da cuenta que he vuelto.

-Ahora viene el médico, él te dará el agua.

Ava sólo asiente.

El médico aparece después de unos minutos. La enfermera, Annie, lo


sigue. Poppy se despierta en este justo momento.

-¿Cómo te encuentras Ava?- pregunta.

-Tiene sed- espeto.

-Annie, trae agua para esta chica tan fuerte.

Ava sonríe.

-¿Usted es su padre?

-Sí.

Annie vuelve con un vaso de agua y ayuda a Ava a tomársela.

-¿Y usted?- pregunta dirigiéndose a Poppy.

-Soy su nana- contesta ella.

-Lo entiendo, pero sólo se permiten familiares.

Ava me mira y niega con la cabeza.


-Ella se queda- le digo al médico.

-Usted manda- el médico hace una pausa- Ava lo que te ha pasado no ha


sido sólo un ataque de pánico. He hablado con tu médico de cabecera, sé
que te recetó rivotril. Hizo efecto con el ataque de pánico. Pero lo que te
provocó la falta de aire y el desmayo fue un hongo en tus pulmones.

-¿Un hongo? ¿Cómo puede haberse contagiado con un hongo?- pregunto


confundido.

-Este hongo es un moho. Es común, pero peligroso para las personas con
el sistema inmunitario débil. Y esa es otra de las cosas que quería hablar
contigo. Tu analítica es un desastre, Ava. Tienes déficit de vitamina D, lo
que debilita tu sistema inmune. ¿Te alimentas adecuadamente?

Ava y Poppy se miran entre ellas.

-¿Qué ocurre?- pregunto.

-Ella come bien doctor, pero algunos alimentos no le gustan- contesta


Poppy.

Su respuesta no me convence. Algo ocultan. Y juro por mi vida que voy


a descubrir qué es.

-Te mandaré una dieta especial. Tienes que comer todo lo que hay en
ella. Te gusten o no te gusten los alimentos. Y también te recetaré
voriconazol para la infección pulmonar. Estarás bien en una semana. En
cuanto al déficit de vitamina, eso llevará algo más de tiempo. Pero también
se regulará.

-Me encargaré personalmente de su dieta- digo.

-Bien. Te daré el alta ahora mismo. Descansa cuando llegues a casa.


El doctor y la enfermera salen del box.

-Ava- le digo- tenemos que hablar seriamente de esto.

-Señor Jason- habla Poppy- No es el momento.

-Lo es. Sé que la quieres. Yo también y por eso mismo necesita nuestra
ayuda.

-Yo la ayudaré, siempre he estado ahí para ella. Usted puede seguir con
su vida.

Niego con la cabeza, incrédulo a lo que estoy oyendo.

-¿Tú la ayudarás? No parece que hayas hecho un buen trabajo- espeto.

-Papá- dice Ava agarrando mi mano, se quita la mascarilla de oxígeno-


no es su culpa. Es mía, yo me negué a comer.

-¿Por qué lo hiciste cariño?- digo acariciando su cabeza.

-No lo sé.

-Escúchame- me agacho un poco para estar a su altura- No dejes de


comer por nada ni por nadie. Eres una mujer preciosa, inteligente y fuerte.
Por favor, prométeme que vas a cuidar más tu alimentación.

-Te lo prometo- dice asintiendo.

Le doy un beso en la frente antes de volver a mi posición.

Es hora de tomarme unas vacaciones y pasar tiempo con Ava.

Está decidido.
COMIDA PARA TRES

Zac

Llegamos a casa hace un par de horas. Jason llevó a Ava directamente a


su cama. Tuvo que obligar a Poppy a ir a su casa a descansar.

Yo me di una ducha y ahora estoy en mi cama acostado bocarriba.

Aun me cuesta asimilar lo que ha pasado. Y el diagnóstico no mejora la


situación. Que Ava tenga déficit de vitamina D por no alimentarse como
debe me cabrea.

¿Por qué?

Es una de las preguntas que me hago.

¿Cómo ha podido pillar un puto hongo en sus pulmones?

Son las cuatro de la mañana. Debería estar durmiendo, pero no puedo


dejar de pensar en ella.

No puedo seguir en esta cama.

Me quito las mantas de encima y me levanto. Salgo de la habitación. El


olor a comida inunda mis fosas nasales y hace gruñir mi estómago.
Recuerdo que no cené nada.

Pongo rumbo a la cocina. Cuando entro, veo a papá cocinando. La cocina


está, literalmente hecha un desastre. Hay tiestos por todos lados.

Jason está guardando comida en unos tuppers mientras hay más comida
cocinándose.
-¿Qué estás haciendo?- pregunto.

-Cocinar- contesta sin girarse.

-Muy gracioso. Puedo ver eso por mí mismo- él no contesta- Huele bien.
Tengo hambre.

-No toques nada. Es para Ava.

-¿Todo?

-Sí.

-Dame un poco- protesto.

-No. Y si tocas algo te romperé los dedos.

Sus palabras no me sorprenden, pero la forma en que las dice sí. No lo ha


dicho de broma. En realidad, lo ha dicho muy en serio.

-Jason- replico, él gruñe- Bien, me haré un sándwich.

Niego con la cabeza. Jason saca unas verduras del horno de arriba y
pescado del de abajo.

Hacía mucho que no lo veía cocinar. Años incluso. Desde que asumió el
puesto de CEO de Space Bee Industries. Entonces cocinaba para mí.

Me alegra que cuide a Ava, pero joder. Yo también necesito alimentarme.

Termino de hacerme el sándwich, guardo lo que he usado en su sitio y


me siento en un hueco libre de la barra para comer.

Miro a Jason ir de un lado al otro, cocinando y guardando lo cocinado.


Niego con la cabeza otra vez. Está haciendo demasiada comida, incluso
para Ava.

Lo veo agarrar otra olla. Tengo que detenerlo. Dejo el resto del sándwich
en el plato y me levanto. Camino hacia él.

Agarro su muñeca justo cuando iba a cortar unas verduras. Me mira con
el ceño fruncido.

-Tienes que parar.

-No. Ella necesita alimentarse.

-Ya has hecho suficiente comida. Se pudrirá, aunque la guardes en la


nevera.

-Si se pudre te dejaré comerla.

-Pero ¿tú te oyes?- pregunto enfadado- Soy una persona, no un cubo de


basura.

Jason suelta el cuchillo. Se tapa la cara con las manos.

-Mierda. Lo siento, Zac- se disculpa- No quiero que le vuelva a pasar


nada, me asusté mucho.

-Yo también me asusté. Pero no podemos volvernos locos. Ella nos


necesita.

Asiente.

Me acerco a él y lo abrazo.

-Necesitas dormir- le susurro.


Lo ayudo a guardar el resto de la comida que ya se ha cocinado.
Limpiamos un poco la cocina. Me paro en la puerta de mi habitación y papá
sigue adelante, parándose en la puerta de Ava.

-Jason- advierto.

-Sólo voy a asomarme.

Lo acompaño porque no me fío de él en su estado.

Entramos en la habitación y vemos a Ava dormida. Parece relajada.

-Respira bien- susurra Jason.

Se ha sentado en la cama, junto a ella. Le está acariciando la cabeza.

-Vamos- le digo.

Ignora mis palabras y se tumba a su lado.

Joder. No me creo que esté haciendo de padre con mi padre, hombre,


novio o lo que coño sea.

Me acerco y pongo mi mano en su hombro. La está abrazando por la


cintura, pegada a su pecho. Como tantas veces me ha tenido a mí.

-Jason, no podemos quedarnos. Poppy vendrá por la mañana y vendrá


directa aquí.

-Despídela- espeta.

-Joder, papá.

-Deja de llamarme así- gruñe.


-Lo haré si salimos de aquí. Ahora.

No se mueve. Maldita sea.

-Bien. Haz lo que quieras. Mañana tendrás que dar muchas


explicaciones.

Sigue sin moverse.

-No solo a Poppy, también a Markus. Vuelve mañana. Poppy lo llamó


para contarle lo que le pasó a Ava y decidió volver un día antes de sus
vacaciones.

-No me importa el puto Markus en este momento.

-¿Podéis dejar de discutir?- susurra Ava.

Joder. La hemos despertado.

-¿Ves lo que has conseguido?- gruñe Jason.

-¿Yo? Eres tú quién no se quiere mover.

-Zac, déjalo- dice Ava.

-No. No puede estar aquí.

-Yo quiero que esté aquí- espeta.

Niego con la cabeza.

-Tú también puedes quedarte. La cama es grande.

-Ava. No me pidas eso.


-Zac, cállate de una vez y métete en la cama, tú también necesitas
descansar- dice Jason furioso.

Salgo de la habitación cabreado y asustado a partes iguales. Si alguien lo


encuentra en la habitación de su hijastra acurrucado con ella, mejor dicho,
si Markus los encuentra así lo va a matar. Papá es grande, pero ¿Markus?
Joder. Es un armario de dos puertas.

Me quedo apoyado en la puerta por fuera. Me pellizco el puente de la


nariz. Necesito paciencia. Y mucho autocontrol. Mucho.

Vuelvo a entrar en la habitación. Enciendo la luz.

-Jason si no te vas a tu habitación ahora mismo, te juro que voy a bajar a


la cocina y me comeré todo lo que has cocinado.

-No te atreverás.

-Ponme a prueba- desafío.

Se levanta de la cama a regañadientes.

-Gracias- le digo cuando pasa por mi lado dándome un golpe con su


hombro en el mío.

-No vuelvas a amenazarme Zac- espeta.

Escucho la puerta de su habitación cerrarse con un golpe.

Ava me está mirando con el ceño fruncido.

-Es lo mejor, lo sabes.

Se gira sin decir nada.


Apago la luz y cierro la puerta de nuevo.

Entro en mi habitación y me tumbo en la cama. Los ojos me pesan. Los


cierro poco a poco.

La luz del día me golpea en la cara. Agarro mi móvil para mirar la hora.
Son las nueve de la mañana. Joder. Sólo he dormido unas cuatro horas.

Tengo el cuerpo como si me hubieran golpeado.

Un recuerdo de anoche se asoma por mi mente. Jason tumbado en la


cama de Ava abrazándola.

Mierda.

Doy un salto de la cama. Espero que no volviera a su habitación.

Entro a toda prisa en la habitación de Ava.

Poppy se sobresalta.

-Lo siento- le digo.

-¿Estás bien hijo?- pregunta ella.

-Sí. No. Asustado por ella.

Miro a Ava, está sentada en la cama mirándome.

-Está bien, no te preocupes. Justo he venido a despertarla para que


desayunara.

Asiento y salgo de la habitación.

Respiro aliviado. Todo parece normal.


La puerta de la habitación de Jason sigue cerrada. Me alegra que siga
dormido.

Entro en mi habitación para ponerme una camisa. Me acabo de dar


cuenta que tengo el torso desnudo.
NO ME HABLES

Ava

La voz de Poppy me despierta. Abro los ojos y la veo mirándome con su


dulce sonrisa.

-Mi niña, ¿cómo has dormido?- me pregunta.

-Bien- contesto somnolienta.

Poppy se sobresalta cuando la puerta de mi habitación se abre de un


tirón. Miro hacia la puerta y veo a Zac en el umbral.

-Lo siento- dice.

-¿Estás bien hijo?- pregunta Poppy.

-Sí. No. Asustado por ella- dice mirándome.

-Está bien, no te preocupes. Justo he venido a despertarla para que


desayunara.

Zac asiente y sale de la habitación.

Anoche... Dios. Anoche papá quiso dormir conmigo. Cuando se tumbó a


mi lado y me abrazó me sentí tan protegida en sus brazos. Hacía mucho
tiempo que no me sentía así. Pero Zac tuvo que sacarlo de mi cama.

Entiendo por qué lo hizo. Pero no me gustó. Quería a papá conmigo. Los
quería a ambos.
No sé qué me está pasando, pero desde que me besé con ambos, mis
sentimientos por ellos han crecido.

Tengo la cabeza hecha un lío. Jason es mi padrastro y el marido de mi


madre, legalmente hablando, y Zac es mi hermanastro. Esto no está bien.
Nada bien. Pero no puedo ocultar lo que siento.

Poppy me ayuda a salir de la cama.

-Necesito ir al baño- le digo.

-¿Quieres que te acompañe?

-No es necesario nana, puedo caminar yo sola- le digo sonriendo.

Entro en el baño y lo primero que hago es mirarme al espejo. Estoy


horrible, tengo ojeras bajo los ojos. Mi pelo está recogido en un moño
desordenado, muy desordenado. Huelo como si hubiera estado encerrada
junto a un cerdo.

¿Anoche olía así?

¿Papá me olió y aun así me acurrucó en su pecho?

Dios. ¡Qué vergüenza!

Me desnudo rápido y abro el grifo de la ducha. Entro, aunque el agua


esté fría. Pronto empieza a calentarse. Me enjabono bien el pelo con mi
champú de melocotones, es el que uso desde que soy pequeña. Enjabono la
esponja y me lavo el cuerpo, restregando bien para quitar el mal olor. Me
aclaro el pelo y el cuerpo. Luego me vuelvo a enjabonar.

Termino de ducharme y me cepillo el pelo antes de secarlo.


Cuando salgo del baño, Poppy me ha dejado un pantalón de chándal y
una sudadera sobre la cama.

Me acerco a la cómoda y saco unas bragas y una camisa de tirantes. Ni


siquiera agarro un sujetador, voy a estar en casa todo el día.

Me visto lentamente, aún me cuesta un poco respirar bien y me canso de


inmediato.

Me pongo unos calcetines y mis zapatillas de estar por casa.

Mi outfit es ideal para conquistar a cualquiera, pero ahora mismo es lo


que menos me importa. Vuelvo a recoger mi pelo en un moño, no tan
desordenado. Salgo de mi habitación y el olor a comida hace rugir mi
estómago.

Cuando bajo las escaleras, veo a papá y a Zac sentados, no están


comiendo. Ni hablando, literalmente, no están haciendo nada.

-Buenos días- digo sentándome en mi sitio.

-Buenos días cariño- dice Zac.

Papá no contesta.

Mi corazón se aprieta.

¿He hecho algo mal?

Anoche salió enfadado de mi habitación, pero yo no hice nada. Quizás


sea por Zac.

Poppy aparece y pone un plato delante de mí. Abro los ojos como plato.
Hay demasiada comida.
Zac se ríe suavemente.

-Nana, es demasiada comida- susurro mirándola.

-Come- ordena papá.

Giro la cabeza para verlo. Me está mirando fijamente. Hay ira en sus
ojos.

Asiento, no estoy de ánimos para discutir, pero sé que no podré con toda
esta comida.

-¿Lo cocinaste tú?- le pregunto a papá.

-Sí. Come- vuelve a ordenar.

Agarro el tenedor y pincho un poco de pollo. Es extraño desayunar pollo.


Pero, nuevamente, no diré nada. Además, está muy bueno.

Poppy vuelve a entrar y le entrega un plato de huevos revueltos con


bacon y una tostada a Zac y otro a papá. Poppy entra de nuevo de la cocina.

-¿Por qué vosotros desayunáis normal y yo no?- pregunto con el ceño


fruncido.

-Porque nosotros no tenemos una analítica de mierda- contesta papá


bruscamente.

-Papá- advierte Zac.

Mis ojos se cristalizan. Este no es el Jason de anoche. El que me


acurrucó en su pecho.

-Tú mejor cállate, Zac.


Zac se levanta de la mesa y se va. Su desayuno se queda sin tocar encima
de la mesa.

Lo veo desaparecer por las escaleras.

-¿Qué te pasa?- pregunto.

-Nada. Come.

-¡No!- digo con dificultad.

Mi respiración se empieza a agitar.

-No nos puedes tratar así. Nunca nos has tratado así- comienzo a respirar
con dificultad.

Papá se pone de pie inmediatamente y se agacha a mi lado. Me pone una


mano en la espalda y la otra en el pecho.

-Respira nena- dice- Despacio, inspira y espira.

Él empieza a hacer las respiraciones y yo lo imito.

Comienzo a respirar mejor.

Poppy sale de la cocina con mi medicación.

-El doctor dijo que debía estar tranquila, señor- espeta.

-Lo sé- contesta papá avergonzado.

-Toma, mi niña- me dice Poppy entregándome una pastilla y un vaso de


agua- Es la medicación para la infección.

Asiento y cojo la pastilla y el vaso con agua.


Me tomo la pastilla y un poco de agua.

-Me quiero ir a mi habitación.

-¿Te vas sin saludarme?- dice una voz al fondo.

-¡Markus!- grito emocionada.

Intento levantarme para salir corriendo hacia él, pero Poppy y papá me lo
impiden.

Markus se acerca a mí y por fin me dejan levantarme.

Doy un salto hacia él y me sujeta con fuerza. Lo abrazo por el cuello


mientras él me sostiene por la cintura.

-Te he extrañado mucho- le digo.

-Yo también abejita- me dice antes de darme un beso en la mejilla.

Me deja en el suelo, pero no me separa de él. Lo sigo abrazando por la


cintura.

-¿Cómo sigues?- me pregunta

-Ahora que estás aquí, mejor.

Markus me da un beso en la cabeza. Es lo más cercano a mi abuelo que


me queda.

-¿Me acompañas a mi habitación?- le pregunto.

-Por supuesto que sí.

Markus me toma en brazos haciéndome gritar. Me río con él.


-Os acompaño- escucho decir a papá.

Markus sube la escalera conmigo en brazos. Cuando entramos en mi


habitación, me deja sobre la cama. Papá entra detrás de nosotros. Trae mi
plato con la comida que me he dejado.

Pongo los ojos en blanco.

Markus lo mira y se ríe.

-Tienes que comer- espeta papá.

-Estoy llena- contesto.

-Abejita- dice Markus suavemente- Hazlo por mí ¿sí?

-Está bien. Pero me debes una chocolatina- le digo sonriendo.

-Las que quieras- dice devolviéndome la sonrisa.

Empiezo a comer de nuevo, esta vez se me dificulta más. Realmente,


estoy llena.

Markus y papá me miran comer. Cuando he dejado el plato limpio, papá


se acerca a mí para quitármelo de encima. Me entrega un vaso con zumo y
bebo. Se lo devuelvo cuando he acabado. Lo pone encima del plato y
desaparece por la puerta.

-¿De qué va ahora?- pregunta Markus- Nunca ha estado pendiente de ti.

Me encojo de hombros.

-Se asustó cuando me desmayé.

-¿Él estaba presente?- asiento- Poppy no me dijo nada.


-Zac también estaba. Se han portado bien conmigo últimamente. Han
estado más presente.

-Abejita- Markus se sienta a mi lado- He visto cómo te mira Jason.

-¿A qué te refieres?- pregunto confusa.

-A que te mira como si le pertenecieras. Nunca te había mirado así y no


me gusta.

-No me mira así. Estás confundido.

-Tengo 45 años. Sé cuándo un hombre mira a una mujer con posesividad.


Y él te mira así.

Niego con la cabeza.

-Cuéntame sobre tus vacaciones. ¿Le gustó a Ashley la sorpresa?

Markus empieza a contarme sobre sus vacaciones con su esposa. Se la


llevó a Cancún como regalo de aniversario. Llevan veinte años casados.
Tiene dos hijos adolescentes, una chica de 17 años y un chico de 15 años.
Alana y Ashton.

Sigo escuchando sus palabras. Habla de su esposa con tanto amor y


admiración que hace desear que alguien hable de mí así alguna vez.

-Bueno abejita, ya te he aburrido suficiente- dice Markus levantándose


de la cama.

-¿Qué? ¡No! Tus historias nunca me aburren.

-Llevo más de dos horas hablando. Son las 12:30h. Es hora de almorzar.

-¿Almorzar? Pero sigo llena.


-Por favor- suplica.

-Vale. Pero asegúrate de que no me den tanta comida esta vez. O me


tendrás que llevar al hospital esta noche por indigestión.

Markus se ríe a carcajadas. Pero hablo en serio. No puedo seguir este


ritmo de comidas.

Salimos juntos de la habitación. Zac sale de la suya. Saluda a Markus y


dirige su mirada hacia mí.

-¿Sigues bien cariño?- me pregunta.

Markus nos observa atentamente. Tiene los ojos estrechados.

-Claro, todo bien- contesto sonriendo.

Zac frunce el ceño.


ATRAPADOS

Ava

La noche había llegado rápido. El domingo pasó y la hora de dormir se


acercaba.

Eran cerca de las 8 de la noche. Ya habíamos cenado, en silencio. Papá y


Zac seguían sin dirigirse la palabra. Markus, se había marchado a su casa y
Poppy hizo lo mismo.

Después de cenar me encerré en mi habitación. Me sentía incómoda con


la situación entre papá y Zac.

Estaba leyendo un libro cuando mis ojos empezaron a pesar.

Los cerré un momento.

Unos sonidos me despertaron. Eran más de las once de la noche. Me


había quedado dormida leyendo.

Me froto los ojos con los dedos y bostezo. Los sonidos se convierten en
voces.

Me concentro en ellas. Son papá y Zac hablando.

Me levanto de la cama y me dirijo en silencio a la puerta de mi


habitación. La abro con cuidado para no hacer ruido. No necesito que se
den cuenta que me he despertado.

Las luces de casa están apagadas. Miro hacia la habitación de Zac, la


puerta está abierta. Todo está a oscuras.
Agudizo mis oídos, las voces provienen de la habitación de papá. Me
acerco a la puerta, está entreabierta. Puedo ver y oír perfectamente la
conversación entre los dos.

-Lo siento mucho Zac- se disculpa papá.

-Lo sé, pero me has hecho sentir como una mierda, Jason.

Siempre que están a solas lo llama así. Lo descubrí una noche cuando los
escuché teniendo relaciones. La primera vez que los oí, me quedé
congelada. En realidad, nunca más los volví a escuchar. Eso fue hace años.
Pensé que habían parado, por eso no dije nada. No quería meterlos en
problemas.

Pero ahora estoy empezando a creer que nunca pararon.

-Realmente lo siento, mi amor.

Mi amor.

Sonó tan dulce.

Papá le acaricia la mejilla a Zac.

-Déjame demostrarte cuánto lo lamento- suplica papá.

Zac asiente.

Papá acuna la cara de Zac entre sus manos y lo empieza a besar.

Abro los ojos de par en par. No debería seguir viendo esto. Estoy
invadiendo su intimidad.

-¿Quieres que tu hombre te chupe tu gran polla?- pregunta papá.


El calor comienza a acumularse en mi entrepierna.

-Eso sería una buena disculpa. Pero no es suficiente- dice Zac sonriendo
maliciosamente- Quiero que te tragues mi semen.

-No tienes que pedirme eso. Me encanta tragarme tu semen, cariño.

Papá le desabrocha el pantalón a Zac y se lo baja junto a la ropa interior.

La erección de Zac salta. Es... Enorme. Cierro los ojos, nunca he visto a
un hombre desnudo. Mierda, ni siquiera he visto porno alguna vez. Y
cuando Zac se frotó contra mi centro, nunca llegué a vérsela. La noté
grande, pero no tan grande.

Abro un ojo. Papá está masturbando a Zac, su hijo. Joder. Esto es


demasiado turbio, pero no puedo apartar la mirada y termino abriendo el
otro ojo.

Zac gime cuando papá comienza a ponerse de rodillas frente a él.

Papá saca la lengua y le lame todo el pene, desde la base hasta el glande,
lo que hace gemir a Zac, nuevamente.

Él agarra a papá por el pelo. Guia su dureza hasta su boca abierta. Se la


traga entera.

Mi boca se abre con sorpresa. ¿Cómo lo hace?

-Joder, noto tu garganta en la punta de mi polla- gime Zac.

Supongo que eso responde a mi pregunta. Pero otras comienzan a surgir.


¿Por qué no tiene arcadas?

-Te voy a follar la boca hasta que me corra. Trágatelo todo Jason- ordena
Zac.
Papá asiente, con el pene de Zac aún en la boca.

Zac comienza a mover sus caderas y a gemir. De vez en cuando deja a


papá coger aire.

Siento la necesidad de tocarme. Pero no lo hago, ya me siento bastante


mal con estar invadiendo su intimidad.

-Me voy a correr- jadea Zac.

Acelera sus movimientos y suelta un gemido fuerte. Detiene sus


movimientos, pero no deja de gemir. Se está corriendo en la garganta de
papá.

¿A qué sabrá el semen?

Esa pregunta me hace morderme el labio inferior.

Zac suelta el cabello de papá. Él se levanta y besa a Zac. Parece no


molestarle su propio sabor.

-Quiero montar tu polla, papi- dice Zac.

Papá lo agarra con fuerza por la mandíbula.

-¿Papi? ¿Es así cómo quieres llamarme mientras te follo el culo?- parece
molesto, pero creo que, en realidad, está excitado.

-Sí- contesta Zac con firmeza.

Papá se tumba en la cama mientras que Zac va al baño.

Me oculto un poco para que no me vean.


Cuando oigo un bote abrirse vuelvo a asomarme. Zac ha vuelto. Ahora
está empapando la erección de papá en lubricante.

-Sube- ordena papá.

Zac se pone a horcajadas sobre él. Papá agarra las mejillas del culo de
Zac, mientras este sostiene su erección. La alinea con su culo y poco a poco
se va deslizando. Ambos gimen cuando Zac la tiene totalmente en su
interior.

Mi entrepierna palpita de necesidad.

Papá agarra a Zac por las caderas y lo ayuda a subir y bajar por su
miembro.

-Me encanta follar a mi hombre- dice Zac sonriendo.

-Zac, joder. Vas a hacer que me corra y quiero disfrutar un poco.

-Es que me encanta montar tu polla.

-Joder- gime papá- No pares Zac.

La humedad en mi interior crece. Palpo mi entrepierna y noto mi ropa


mojada.

Gimo cuando Zac se inclina hacia adelante y papá levanta sus caderas
para penetrarlo con más fuerza.

Mis ojos se abren cuando la cabeza de Zac se gira para mirar hacia donde
estoy.

Mierda.

Salgo corriendo para mi habitación.


-¡Ava espera!- grita Zac.

Cierro tras de mí.

Me meto bajo las mantas hasta la cabeza. Estoy avergonzada por haber
sido atrapada mirando como dos personas tenían relaciones sexuales.

No dos personas cualquiera.

Mi padrastro y mi hermanastro.

Padre e hijo.

Mierda.

Escucho la puerta de mi habitación abrirse. Pero no saco la cabeza.

-Ava- susurra Zac- Cariño, deja que te explique, por favor.

-Siento mucho haber estado espiando. No volverá a suceder- digo en voz


alta debajo de las mantas.

Zac intenta quitármelas de encima, pero forcejeo con él.

-Ava, necesito hablar contigo. Explicarte.

-No es necesario, de verdad, lo que hagáis en vuestra intimidad no es


asunto mío.

-Pero debes estar pensando...

-Nada. No pienso nada- lo interrumpo.

Me está empezando a faltar el aire. Es difícil respirar con la infección y


debajo de las mantas es aún peor.
-Tendrás que salir en algún momento.

La voz de papá me sorprende. No pensé que él fuera a venir.

No puedo aguantar más y salgo.

-No tenéis que explicarme nada- digo sin atreverme a mirarlos- Y, de


nuevo, siento haber estado espiando. No debería haberlo hecho.

-Eso no es lo que importa- dice Zac poniendo una mano encima de mi


hombro.

Se ha sentado a mi lado en la cama. Muevo mi hombro para quitarme su


mano de encima.

-¿Te doy asco?- pregunta.

Lo miro con el ceño fruncido, confundida por la pregunta.

-¿Asco? ¿Por qué?

-Porque follo con mi propio padre, Ava.

-No me das asco, ninguno de los dos- miro a papá.

Él se acerca y se sienta a mi otro lado.

-Sabemos que no es una situación normal- dice él.

Asiento.

No es una situación normal.

-Pero nos amamos, cariño- dice Zac.


-Lo entiendo. No es mi asunto.

-Por favor, deja que te expliquemos- suplica Zac.

-Está bien.

-Cuando tenía 16 años- comienza Zac- Me di cuenta de que me gustaba


mi propio padre. Él y yo nunca nos habíamos ocultado nada, así que se lo
conté. Yo sabía que esos sentimientos no estaban bien. Pero no podía
detenerlos- Zac suspiró- Cuando él lo supo...

Una lágrima corre por la mejilla de Zac. Pongo mi mano en su muslo y él


pone la suya encima de la mía.

-Lo insulté- continúa papá- Lo llamé enfermo, depravado y cosas peores.


Dejé de hablarle durante un tiempo. Después lo obligué a ir a un terapeuta.
No estoy orgulloso de esa época. No fui un buen padre, ni un buen hombre.
Mi hijo estaba pasando por una etapa, o lo que el terapeuta dijo que era una
etapa, y yo lo dejé solo.

Papá parece abatido. Pongo mi otra mano en su muslo y hace lo mismo


que Zac, pone su mano sobre la mía.

-En esa época, empecé a encerrarme en mí mismo, ya no hablaba mucho.


Salía por ahí y me acosta a con cualquier mujer que conocía.

-Sólo tenías 16 años, Zac- digo con tristeza.

-Sí, pero eso no me importaba. Me acosté hasta con una profesora.

-¿Qué? Eso es abuso. Eras menor de edad.

-Yo la busqué y le insistí, pero sí. Era abuso, ella era la adulta y quien
tenía una posición de poder. Lo comprendí mucho después.
Papá está con la vista fija en nuestras manos sobre su muslo.

-Cuando cumplí 18 años, papá y yo volvimos tener la relación de antes,


era como si nada hubiera pasado. Aunque mis sentimientos por él seguían
intactos. Y a los 19 años, cuando tu madre y tú ya vivíais aquí. Fue cuando
papá me confesó que empezó a verme con otros ojos, no me veía como su
hijo. Pero eso no lo ayudó. Él se alejó de mí, nuevamente.

-Recuerdo algo de eso, comencé a fijarme que ya no erais los mismos el


uno con el otro- digo.

Zac asiente.

-Me costó unos meses comprender que amaba a mi hijo como a un


hombre. Lo había criado y le había dado mi apellido.

-Espera ¿qué?- pregunto confundida- ¿Zac y tú no estáis emparentados


biológicamente?

-No cariño- dice papá acariciando mi mejilla con su pulgar- Creo que
nunca hubiera cedido a mis sentimientos si así fuera.

-¿Recuerdas el viaje de fin de semana que hicimos los dos solos a


Baltimore?- pregunta Zac.

-Sí- contesto.

-Fue la primera vez que nos acostamos. Desde entonces, siempre hemos
buscado momentos para nosotros.

-Por eso no hemos estado mucho por casa- dice papá- Nos envolvimos
tanto en nosotros mismos que te descuidamos a ti.

-Pero yo no soy nada vuestro, lo entiendo.


-Eres parte de nuestra familia, Ava- dice papá seriamente- Le prometí a
tu abuelo que cuidaría de ti. Tengo que ser sincero, al principio no me gustó
la idea de cuidar de una adolescente. Pero cuando te vi en la iglesia,
mirándome con esos ojos de cachorro abandonado. Me prometí a mí mismo
que te cuidaría, y no he cumplido con mi promesa.

-No importa.

-A mí me importa.

-Sentimos que hayas tenido que ver eso- dice Zac.

Me muerdo el labio inferior.

Zac y papá me miran con los ojos estrechados.

-¿Qué ocurre Ava?- pregunta papá.

Niego con la cabeza fervientemente.

-Habla, cariño- dice Zac.


SABES BIEN

Jason

Ava está nerviosa. No dejaba de morderse el labio inferior y mirarnos a


Zac y a mí.

-Habla, cariño- la anima Zac.

-Es que yo...- dice dudosa.

Me acomodo en la cama acercándome más a ella. Me mira con


vergüenza. Casi me hace reír. Acaba de pillar a un padre follándose a su
hijo y la que está avergonzada es ella.

Ava es tan dulce e ingenua. Tiene un gran corazón, no nos juzgaba a Zac
y a mí por lo que hacemos.

-Tú ¿qué?- pregunto.

Mira hacia abajo. Tiene las piernas cruzadas en mariposa. Miro a donde
ella lo hace. Hay una mancha de humedad en su pantalón de chándal gris.

Sonrío.

La intento mirar a los ojos de nuevo. Pero ella sigue con la cabeza baja.

-¿Te has mojado?- pregunto.

Ella asiente.

Zac la agarra por la barbilla con sus dedos y le levanta la cabeza para que
lo mire a los ojos.
-No tienes que avergonzarte por eso- le dice.

-¿Has tenido alguna experiencia sexual además de la que Zac te dio la


otra noche? Aunque sea viendo porno- pregunto.

-N-no- tartamudea.

-¿Te ha gustado lo que has visto?- es una pregunta tonta, ya sé la


respuesta. Pero quiero oírla de ella.

-S-sí.

-¿Qué has sentido cuando nos has visto?- pregunta Zac.

-Y-yo sen-sentí calor.

-¿Dónde?- pregunto.

-En mi entrepierna.

-En tu coño- la corrijo- No hay nada malo en que lo llames así, nena.

Ava asiente, pero no parece muy convencida. Realmente, ella es muy


inocente. No recuerdo haberla escuchado decir una sola palabrota, sólo ayer
cuando discutió con Zac y conmigo. Lo único que la he oído decir es
mierda o joder.

-¿Tenías ganas de tocarte?- pregunta Zac.

-Ajá- contesta ella.

-¿Lo hiciste? ¿Te tocaste mientras tu padre le follaba el culo a tu


hermano o mientras él me follaba la boca?

-N-no, lo prometo.
-No te estoy regañando- le digo acariciando su cara- Me hubiese gustado
que te hubieras tocado.

Ava jadea.

-Y-yo n-no sé tocarme- admite.

Sonrío, nunca ha intentado tocarse. Seguramente se hubiera dejado llevar


por su instinto, pero para el cerebro de Ava, todo es aprender mediante
libros. El instinto, casi, no existe.

-Me preguntaba- dice Ava.

-Dinos- digo.

-Si vosotros podríais enseñarme.

Zac y yo nos miramos sorprendidos. Pocas veces, Ava, se abre tanto y es


tan valiente.

-¿Estás segura?- pregunta Zac- Somos familia.

-No biológicamente.

Y ahí está otra vez, la lógica de Ava. Da igual si, moralmente, esto no es
correcto. Biológicamente o no, seguimos siendo familia. Pero para ella todo
se reduce a eso. Y si para ella está bien así, también lo está para mí.

Siempre creí que ella no lo entendería, está claro que la subestimé.

Ava es especial.

-¿Con qué quieres empezar?- pregunto.

-No lo sé- contesta encogiéndose de hombros.


-Desnudaos- ordeno a los dos.

-Papá- advierte Zac.

-Obedece- digo.

Zac mira a Ava.

-Está bien Zac, me gustaría verte desnudo. Y a ti también papá- dice


mirándome.

Sonrío. Agarro el pantalón de chándal que me puse antes de venir a la


habitación de Ava. Zac me imita. Ha sido rápido desnudarnos. No llevamos
ropa interior ni camiseta.

Ava comienza a quitarse los pantalones, dejando sus bragas a la vista,


eran rosa fucsia, de encaje.

Gruño mientras me acaricio la erección suavemente.

Ella no deja de mirarme.

-¿Te gusta lo que ves, nena?- pregunto.

-Sí- jadea.

Zac la ayuda a quitarse la sudadera.

Sin sujetador.

Joder.

Podría correrme solo con la vista de sus pechos desnudos.


Tiene unos pechos medianos. Siempre los noté a través de la ropa. Pero
verlos desnudos es inmensamente mejor.

-¿Quieres que te toque las tetas?- pregunta Zac.

-Sí, por favor- contesta ella.

Zac le masajea las tetas. Aumento la velocidad de mi mano. Mi hijo, mi


novio, está tocando a su hermanastra.

Joder.

Quiero correrme sobre los dos. Pero tampoco quiero asustar a Ava. Ella
nos ha pedido ayuda para aprender a masturbarse.

-Pellízcale los pezones Zac.

Él espera a que ella le de permiso, lo hace con un asentimiento.

Ava gime cuando Zac la pellizca por primera vez.

-¿Te gusta esto?- susurra Zac.

-Sí- jadea ella.

-Nena- digo- voy a quitarte las bragas ¿vale?

Ava asiente.

Dejo de masturbarme y me acerco a ella. Engancho mis pulgares a la


cinturilla de sus bragas y las bajo poco a poco.

Su coño tiene poco pelo.

-¿Te depilas el coño?- pregunto.


-No, nunca he tenido mucho pelo ahí abajo.

Le quito las bragas del todo y las lanzo a un lado del suelo.

-Abre las piernas cielo- digo con dulzura.

Ella duda un poco. Pero termina abriendo las piernas lentamente.

-Joder- gruño- Zac ven a verlo.

-¿Puedo?- le pregunta a Ava.

Ella asiente. Zac se levanta de la cama y se pone a mi lado. Agarro su


erección y lo comienzo a masturbar.

Ava gime.

-Ava pon tu mano en tu clítoris- le ordeno.

Ella obedece de inmediato. Zac y yo gruñimos a la vez cuando la vemos


abrirse los labios con una mano y colocar la otra sobre su clítoris.

-Ahora frota en círculos suavemente.

Ava comienza a frotarse. Su respiración se acelera. Suelto la polla de Zac


para agarrar la mía.

Los tres estábamos masturbándonos mientras nos miramos.

-Acelera tus movimientos cariño- dice Zac.

Ava lo hace.

-Aaahhh- gime ella.


-Joder, tenías razón hijo. Sus sonidos son tan dulces.

Zac sonríe.

-Creo que me voy a correr- dice Ava- Pero siento que necesito más.

-¿Quieres que Zac te coma el coño?- le pregunto.

Ava detiene sus movimientos, haciendo que Zac y yo hagamos lo mismo.

-Sí- contesta ella.

Zac se sube a la cama, se tumba bocabajo dejando la cabeza entre sus


piernas.

Pasa su nariz por los pliegues de Ava.

-Hueles tan bien- gruñe- Papá, ven a olerla.

Miro a Ava y asiente.

Me tumbo junto a Zac. Huelo a Ava. Joder. Huele a algodón de azúcar.


Esta chica no puede ser tan dulce.

Zac abre sus pliegues y lame el clítoris. Hago lo mismo.

Ava gime fuerte.

Volvemos a hacer, ahora los dos a la vez. Nuestras lenguas se tocan con
los fluidos de Ava entre nosotros.

-Más- pide Ava.

-Métele un dedo con cuidado- ordeno a Zac antes de retirarme- Ahora


vuelvo.
Salgo de la habitación de Ava para dirigirme a la mía. Agarro el bote de
lubricante y vuelvo a la habitación.

Cuando entro de nuevo en la habitación de Ava, la veo retorciéndose de


placer.

-No dejes que se corra Zac- dice empapándome la polla de lubricante.

Él detiene sus movimientos, cuando ella se apoya en sus codos para


mirarme.

-¿Por qué?- se queja Ava.

-Porque le voy a follar el culo a tu hermano mientras te come el coño.


Cuando me vaya a correr lo harás tú.

-¿Y Zac?- pregunta preocupada.

Me posiciono detrás de él, que ya tiene el culo levantado esperándome.

-Le chuparemos la polla entre los dos y se correrá sobre nosotros. ¿Estás
de acuerdo?

-Sí.

-¿Y tú, Zac?- pregunto posicionando el glande en su culo.

-No tienes que preguntarme eso.

Penetro a Zac de una embestida. Él grita. Ava parece asustada.

-Estoy bien cariño- dice Zac- Me gusta duro.

Ava sonríe aliviada.


-¿Me gustará duro a mí también?- pregunta.

-Algún día lo sabrás.

Comienzo a mover mis caderas con brusquedad.

-Zac, sigue comiéndole el coño a tu hermana. Folla su coño con tu dedo,


con cuidado.

-¿Por qué?- vuelve a preguntar Ava.

-Porque no queremos quitarte tu virginidad.

-¿Y si quiero que me la quitéis?

Zac y yo nos congelamos. Me detengo poco a poco.

-Sé que me cuidaréis y respetaréis mi cuerpo. Me siento segura con


vosotros.

Zac me mira por encima del hombro.

-¿Es lo que quieres?- pregunto.

-Sí, no me importa quién de los dos sea. Pero sé que quiero que seáis uno
de vosotros.

-¿Usas algún anticonceptivo?- pregunta Zac, ella niega- Entonces


tendríamos que usar un condón.

-No quiero nada entre nosotros. Quiero sentir vuestro semen dentro de
mí.

-¡Ava joder!- gruño.


Siento que un poco de semen se escapa de mí polla.

Zac se ríe. Aún tengo la polla dentro de su culo.

-Tendrás que usar algún método anticonceptivo si quieres que hagamos


eso. No podemos correr el riesgo de dejarte embarazada.

Ava toca su vientre.

-Cariño- dice Zac.

-Lo sé, yo tampoco quiero un bebé ahora.

-Bien, luego seguimos hablando de esto. Necesito follarte el culo Zac.


Me duelen las bolas- me quejo- Cómele el coño a Ava y fóllala con tu dedo.
Ahora.

Zac obedece. Ava comienza a gemir de nuevo.

Joder.

Me encanta oírla.

Empiezo a mover mis caderas, estoy desesperado por correrme. Y estoy


seguro que Zac también.

-Haz que se corra, Zac. No voy a aguantar mucho más.

-Está tan apretada- murmura Zac.

-¡Aaahh!- gimo.

Tengo ante mí la imagen más erótica que he visto nunca.

-Se va a correr papá- me avisa Zac.


-Bien. Porque yo también. Voy a llenarte el culo de semen Zac- gruño-
Ojos en mí Ava.

Ella me mira. Dos empujones más y me quedo enterrado hasta el fondo


del culo de Zac mientras dejo mi semen salir. Ava se retuerce con su
orgasmo.

Salgo del interior de Zac. Mi semen corre por sus pelotas. Recojo un
poco con mis dedos y me acerco a Ava.

-¿Quieres probar?- le pregunto.

Ava asiente.

Lame mis dedos llenos de semen. Sonrío cuando una gota queda en la
comisura de su boca, saca la lengua y la lame.

Gruño.

Choco mis labios con los de ella. Mi lengua recorre el interior. Sabe a mí.

Zac carraspea. Ava y yo lo miramos.

-Creo que es mi turno- dice sonriendo.


ENFERMOS

Zac

Ava y a papá están arrodillados frente a mí. Con mi semen dibujando sus
preciosas caras.

Papá había estado guiando a Ava mientras me chupaban la polla.

Papá.

Joder.

Ni siquiera nos hemos dado cuenta que no nos hemos llamando por
nuestros nombres de pila. Nos dejamos llevar por Ava.

Entro en el baño de Ava para coger una toalla. Cuando vuelvo para
limpiar a ambos, papá está lamiendo el semen de la cara a Ava. Luego le
dice que ella puede hacer lo mismo con si quiere. Por supuesto que quiere,
es muy curiosa y está dispuesta a aprender lo que sea.

Niego con la cabeza y sonrío. Me gusta lo que estoy viendo.

Papá y Ava lamiendo...

Joder.

Jason. Jason. Jason.

-¿Estás bien Zac?- pregunta Ava.

-Tenemos que hablar- digo mirando a Jason.


Ambos asienten. Se sientan al borde de la cama. Dejamos a Ava entre los
dos.

-Lo que hemos hecho- comienzo- ¿De verdad quieres seguir? No te


sientas obligada- le digo a Ava poniendo una mano en su muslo desnudo.

Ella me observa atentamente. Estrecha los ojos mientras inclina la cabeza


a un lado. Me está estudiando. Así es ella y así es como intenta conocer a
las personas. Normalmente nunca se equivoca.

-No te arrepientes, ¿pero?- pregunta.

Por supuesto, ha conseguido leerme bien. Como siempre.

-No me arrepiento, cierto. Pero llamarnos papá, hermana o hermano


mientras mantenemos relaciones sexuales...

-Nos hace parecer enfermos- interrumpe Jason.

Asiento con la cabeza.

-Tenéis razón- contesta Ava- No somos parientes biológicos- dice


encogiéndose de hombros- Y llevo llamándote papá desde hace años,
aunque nunca te haya visto como tal- dice mientras mira a Jason.

-Cariño- contesta Jason acariciando su mejilla- Puedes seguir


llamándome papá siempre que quieras. Pero Zac tiene razón, de hecho,
desde que él y yo nos empezamos a acostar, le dije que me llamara por mi
nombre.

-¿Te hace sentir incómodo si te llamo papá?

-No, nunca a menos que lo hagas con gente a nuestro alrededor.

-Exactamente- digo- Aunque ha sido un poco excitante.


Los tres reímos. Quizás para la sociedad estábamos enfermos. Yo me
acostaba con mi padre adoptivo, el hombre que me crió, desde los 19 años y
ahora hemos incluido a mi hermanastra en esto.

-No es ilegal lo que hacemos- habla Jason- Pero moralmente, no sé...

-Si no quieres que te llamemos papá durante el sexo no lo haremos- dice


Ava.

-Entonces ¿todos de acuerdo?- pregunto- Nos tratamos como padre e


hijos de cara al público, pero en la intimidad sólo seremos Ava, Jason y
Zac.

-Sois mi familia, junto a Poppy y Markus.

Fruncí el ceño.

-Y tu madre- añado.

-Sí, claro y mamá.

Nos quedamos en silencio, cada uno mirando a la nada, durante unos


minutos.

Ha sido de las mejores noches de mi vida. Y ella, no solo quiere seguir


con esto, sino que desea entregarnos su virginidad.

A mí eso me importaba una mierda. Sólo era un trozo de carne. Pero sé


que a Jason sí le importa, al fin y al cabo, es de otra época.

Joder.

Ahora parece que estoy hablando de él como si hubiera salido de las


cavernas.
Reí internamente, en realidad, sé que en su interior es así. Que Ava le
haya ofrecido su virginidad, seguramente ha hecho removerse al
cavernícola que lleva dentro. Conmigo siempre ha sido muy posesivo y
dudo que con ella sea diferente.

Ava se pone de pie frente a nosotros.

-¿Puedo preguntaros algo?- dice ella interrumpiendo el silencio.

-Claro cariño- contesta papá.

-¿Podéis dormir conmigo esta noche?

Me mira a mí y luego a papá.

-Cariño- digo poniéndome en pie.

Ella me interrumpe poniendo su mano en mi boca.

-Puedo enviarle un mensaje a Poppy para que mañana venga más tarde,
le diré que necesito dormir un poco más, podréis iros a vuestras
habitaciones por la mañana temprano. Y Markus no vendrá aquí hasta la
tarde, los lunes va a la oficina.

-¿Y tu madre?- pregunta papá.

Ava deja caer su mano de mi boca.

-Ella dijo, antes de irse, que llegaría al mediodía.

-¿Estás segura que nos quieres contigo en una cama y desnudos?

Ava asiente.

-Bien- dice papá levantándose- Pues a dormir.


Ambos están feliz. Sonríen de oreja a oreja. La otra noche los separé y
ahora van a obtener lo que quieren. Yo estoy contento por ellos y,
obviamente, por mí. Yo también voy a dormir con mi dulce Ava.

Acaricié la mejilla de Ava y la atraigo hacia mí para darle un beso en los


labios.

Joder.

Es tan fácil estar con ella.

La agarro del pelo de la nuca y le doy un tirón hacia atrás para


profundizar el beso. Me adentro en el interior de su boca con mi lengua. El
sabor a mi semen aún persiste en su interior.

Gruño.

Siento unas manos rozar mi pene, otra vez duro. Jason, pienso.

-Estas duro otra vez- dice Ava rompiendo nuestro beso.

Jason se ríe.

-¿Desde cuándo te has vuelto tan valiente?- pregunto arqueando una ceja.

Ella sonríe y se encoge de hombros.

-A la cama, los dos. Tú- dice Jason señalándome- Y tú- señala a Ava-
mañana tenéis universidad.

-Pero yo estoy enferma- contesta Ava haciendo un puchero.

Ahora soy yo quién se ríe. Me encanta esta Ava, una que nunca he visto.
-Y deberías estar durmiendo. No dejando que Zac te coma el coño
mientras yo le follo el culo.

Ava se sonroja.

-A la cama, ahora- ordena Jason.

Nos da un azote en el culo a Ava y a mí. Ella da un grito de emoción y


salta a la cama.

Comienza a toser. Jason y yo corremos hacia ella.

-Estoy bien- dice mientras tose- Se me ha ido la saliva por mal sitio.

Jason y yo suspiramos aliviados.

Joder.

Ni siquiera hemos pensado en que está enferma.

Jason sale de la habitación, vuelve un minuto después con una botella de


agua y se la entrega a Ava.

Ella bebe con ansias.

Después se la devuelve a Jason. Él la deja en la mesita de noche.

Ava se pone de espaldas sobre el colchón. Jason y yo nos acostamos cada


uno a un lado de ella.

Ava abre los brazos para que nos echemos sobre su pecho. Apoyamos
nuestras cabezas sobre ella.

Jason y yo nos miramos. Sus ojos reflejan la más absoluta felicidad. Me


gusta verlo así.
Sonrío. Él extiende su brazo y acaricia mi mejilla con su mano.

-Te amo- dice.

-Yo también te amo.

Miramos hacia arriba. Ava nos observa mientras acaricia nuestras


cabezas.

-También te amamos a ti- le digo.

Ella sonríe.

Gime.

Frunzo el ceño. Cuando vuelvo a mirar a Jason lo encuentro con el pezón


de Ava en la boca. Sonrío y lo imito. Jason y yo entrelazamos nuestros
dedos sobre el vientre de Ava. Bajamos nuestras manos hasta llegar a su
clítoris. Ella abre las piernas para darnos acceso.

Jason se suelta de nuestro agarre y comienza a frotarle el clítoris.

Rozo mi dedo por su hendidura. Está tan mojada.

-¿Quieres probarte?- le pregunto a Ava mirándola.

Ella asiente.

Introduzco dos dedos en su interior, llenándolos de sus jugos. Luego los


llevo a su boca. Ella los lame.

Jason sonríe mientras lame su pezón.

-Joder- gruñe él- No sabes las ganas que tengo de follar tu estrecho coño.
Ava se estremece y gime. Ella también quiere eso.

La penetro con dos dedos. Jason sigue frotando su clítoris.

-Pronto, Jason y yo te follaremos y nos correremos en tu coño. ¿Es lo


que quieres princesa?

Ella se muerde el labio.

Asiente.

-¿Te vas a correr para nosotros?- pregunta Jason.

Ava gime. Su coño palpita mientras se corre. Llena mis dedos con su
corrida.

Jason agarra mi mano por la muñeca y se lleva mis dedos a su boca.

-Algodón de azúcar- murmura.

Ava se gira hacia mi lado. Jason se acomoda detrás de ella y le pasa un


brazo por su cintura. Me pego a Ava y la abrazo también, pasando mi brazo
por debajo del de Jason.

Ava se queda dormida de momento.

Jason me mira y me sonríe.

Le devuelvo la sonrisa y cierro los ojos.


EL DIABLO ESTÁ DE VUELTA

Ava

Unos gritos me despertaron. Miro a un lado y al otro de la cama


recordando que anoche dormí con Jason y Zac. Pero ninguno está aquí.

Frunzo el ceño confundida. Bostezo mirando al techo. Los gritos vuelven


a sonar.

Son Jason, Zac y… ¡Poppy!

¡Mierda!

Doy un salto de la cama.

¿Cómo pude olvidarlo?

Anoche no le envié ningún mensaje.

Me visto rápido con lo primero que encuentro.

Salgo corriendo de mi habitación. Los gritos provienen de abajo.

Mierda. Mierda. Mierda.

Poppy parece muy alterada. Y lo entiendo. Debe haber entrado esta


mañana en mi habitación, como cada día. Pero lo que ha encontrado hoy, no
lo encontró ninguna de las otras veces.

Corro por las escaleras como buenamente puedo.

Infección pulmonar, idiota.


Dice la voz de mi mente.

-¡¿Cómo habéis podido hacerle algo así?!- grita Poppy- ¡Estáis


enfermos!

Que ella diga eso me sorprende y me enfurece. Ellos no están enfermos.

-¡Nana!- grito con voz ronca.

Los tres se giran para mirarme. Con una mano en el pecho, intentando
respirar, los observo.

Poppy se acerca a mi rápidamente.

-¿Qué te han hecho esos depravados, mi niña?

Frunzo el ceño mirándola fijamente.

-No son unos depravados- espeto.

Ella niega con la cabeza.

-Voy a llamar a la policía.

Se mueve para coger el teléfono fijo, pero la detengo agarrándola por la


muñeca.

-Si haces eso, me matarás- le digo.

-Mi niña- dice con tristeza- Te han enfermado, necesitas ayuda.

-Ni ellos están enfermos, y tampoco me han enfermado.

-¡Han abusado de ti!- grita.


-¡No! ¡Ellos no son el diablo!

Poppy se congela. Inmediatamente desearía poder tragarme mis palabras.


No debería haber dicho eso. Ella sabe a quién me refiero. Hace años que
dejamos de decir su nombre. La llamo mamá cuando está presente y el
diablo, cuando no está.

-Nana, yo quise esto- agarro sus manos entre las mías- Los quiero, a los
dos.

-Eso no puede ser. Eres una niña.

-No lo soy. Tengo 21 años. Cumpliré 22 en unos meses. He crecido.

-Pero ellos son...- parece que va a vomitar.

-No lo son- la interrumpo- No están emparentados por sangre y, por


supuesto, yo tampoco con ellos. Tú, mejor que nadie, sabes que nunca vi a
Jason como un padre y que lo empecé a llamar papá porque él me lo pidió y
terminó haciéndose una costumbre. Y Zac, a él tampoco lo vi nunca como a
un hermano.

-Pero él crió a Zac desde niño, lo vio nacer.

-Nana, estuviste con mis abuelos desde que eras joven. No me digas que
esto te sorprende.

-¿A qué te refieres?- dice dudando.

-Sé que el abuelo y la abuela eran primos. Y tú también lo sabías.

-¿Cómo lo supiste?

-Encontré las cartas que se mandaban cuando eran adolescentes…


explorando en el viejo arcón.
Poppy traga grueso y asiente.

-¿De verdad estás de acuerdo con esto?- me pregunta y asiento- ¿Los


amas?

-No diría eso aún, pero sé que no quiero estar lejos de ellos- digo esto
último mirándolos a ambos.

Ellos sonríen.

-¿Nunca abusaron de ti?

-Jamás. Me siento segura y amada con ellos.

-Sabes que te quiero mucho, mi niña- acaricia mi mejilla con su mano-


Me gustaría hablar a solas contigo. Pero primero tienes que desayunar y
tomar tu medicación.

-Está bien.

Poppy se da la vuelta y mira a Jason y Zac.

-¿Desean desayunar?- dice fríamente.

Ambos niegan.

-Yo llego tarde a clases. Ya comeré algo por allí- dice Zac.

-Y yo tengo que ir a la oficina- dice Jason mirándome.

Frunzo el ceño. Pensé que se había tomado unas vacaciones. Supongo


que lo único que buscaba era alejarse un rato de aquí. No lo culpo.

Zac y Jason pasan por mi lado, ante la atenta mirada de Poppy, que aún
no se ha ido a la cocina. Me hubiera gustado que me hubieran dado un beso
o dicho algo. Pero solo me miraron.

Suspiro y miro a Poppy. Ella no parece aún muy convencida de todo


esto. Sim embargo, no me importa. La quiero mucho, pero es mi vida y esto
parece ser de las pocas cosas sobre las que tengo el control.

Poppy entra en la cocina.

Camino hacia la mesa para desayunar. Me siento en mi silla.

Estoy un poco agobiada con todo esto. No era mi intención que Poppy
nos sorprendiera desnudos en mi cama.

Mierda. Menos aún con mi padrastro y su hijo.

Me froto la cara con las manos.

Poppy aparece con mi desayuno y la medicación. La deja a un lado junto


a un vaso con agua.

Comienzo a comer mientras ella se sienta a mi lado en el lugar de Jason.


Me mira comer.

-Esto no está bien- murmura.

-Nana- advierto.

-Lo siento, mi niña. Pero no lo entiendo.

-No es necesario, yo lo entiendo por las dos.

-Es el esposo de tu madre.

-Sólo ante la ley. Nunca han dormido juntos, y mucho menos han tenido
sexo.
-Jesús- suspira- Nunca me has hablado así.

-No estoy diciendo nada malo. Únicamente la verdad- digo


encogiéndome de hombros.

-Si ella se entera...

-No puedes decírselo- digo preocupada.

-¿Cómo puedes dudar de mí? Jamás le daría algo más con lo que te
torturara. Ya tiene suficiente con cargar las culpas de otros.

Sí, las de mi padre. Elliot. Se fue hace años, pero yo he sido quién ha
pagado y sigue pagando las consecuencias de sus actos.

-Ella vuelve hoy. ¿Qué vais a hacer?

Me encojo de hombros. Con ella en casa, no tendremos muchos


momentos juntos. Pero sé que Jason pensará en algo.

-Ya lo veremos- digo.

Termino de desayunar con Poppy observándome cada pocos minutos. Me


tomo la medicación.

-¿Te hacen feliz?- pregunta Poppy.

-Solo he estado dos veces con ellos. Y han sido este fin de semana. Antes
nunca. Pero sí, me he sentido feliz. Es como si las piezas volvieran a
encajar dentro de mí. Rellenan los huecos que el abuelo se llevó.

Las lágrimas de Poppy comienzan a caer.

-Llevo tanto tiempo queriendo escuchar esas palabras. Pero nunca


imaginé que las dirías gracias a tu padrastro y tu hermanastro.
Sonrío. Realmente, yo tampoco lo esperaba. Pero ellos me hacen sentir
completa.

-Intentaré entenderlo. Me llevará un tiempo. Pero te prometo que lo


intentaré. ¿Markus sabe algo?

-Creo que lo sospecha. Por lo menos que ellos sienten algo por mí.

-¿Te lo dijo?

-Me dijo que veía la forma en que Jason me mira, después nos
encontramos con Zac y lo observo como si sospechara algo.

-Dios mío- suspira- Si llega a ser él quien os encuentra esta mañana,


ahora estaríamos de entierro.

Me río. Pero tiene razón, si Markus llega a ver lo que Poppy vio en mi
habitación, hubiera matado a Jason y a Zac sin pensarlo dos veces.

-Se lo contaré en algún momento- digo.

Paso la mañana estudiando en el sofá. Jason no ha regresado y ya casi es


la hora de almorzar. Le he enviado un par de mensajes da su móvil, pero no
ha respondido.

Supongo que estará ocupado.

Escucho la puerta de casa de abrirse. Los vellos de mis brazos se ponen


de punta y mi respiración se agita.

Unos tacones retumban en el suelo.

-Mamá ha vuelto querida- dice una voz femenina.

Giro mi cabeza hacia la voz. Está de pie sonriendo con maldad.


El diablo está de vuelta y, con ella, el infierno.

Mi infierno.
HOLA, ESPOSO

Jason

Llego a casa pasadas las ocho de la noche. Zac llega a la misma vez que
yo. Aparca su coche junto al mío en el parking privado del edificio.

Después de lo ocurrido esta mañana, necesitaba alejarme de casa. Pero,


joder, hemos vuelto a dejar a Ava sola.

Yo la he dejado sola.

Ella sabía que estaba de vacaciones, para cuidarla. Pero me fui y la dejé
allí.

Me froto la cara fon las manos. Sigo sentado dentro del coche.

Espero que no esté enfadada conmigo. Sin embargo, entendería que lo


estuviera.

Demonios. Tiene todo el derecho a estarlo.

Unos golpes en la ventanilla me hacen salir del trance.

Salgo del coche y veo a Zac.

-¿En serio papá?- pregunta molesto- Pensé que estarías en casa, con ella.

-Lo siento. Necesitaba tiempo.

-Prometimos cuidarla. Pasar más tiempo con ella. Yo estaba en la


universidad, pero ¿tú? ¿Dónde demonios te has metido todo el día?

-Fui a ver a Salma- admito.


-Joder. Genial, papá.

-No pasó nada entre nosotros. Sólo hablamos.

Zac niega con la cabeza y se dirige al ascensor.

Salma se convirtió en mi amante antes de casarme con Julia y la mantuve


después de la boda. Pero ambos decidimos que la relación debía acabarse.
Me sentía a gusto con ella, me escuchaba y sabía follar bien. Podría haber
tenido algo más con ella, si Zac y yo no hubiéramos tenido algo. Nunca
fuimos exclusivos en cuanto a ellas, sólo teníamos prohibido acostarnos con
otros hombres.

Conocí a Salma en una visita al bufete de abogados donde trabaja, el de


su padre. Cuando la vi, tuve una erección. En ese entonces ella tenía 22
años. Pero, ahora, con sus casi 31, sigue siendo igual de explosiva. Es una
rubia de 1,75, con los ojos más azules que he visto en mi vida, grandes
pechos y un buen culo.

Le conté cosas que nadie más sabía, ni siquiera Zac. Incluso sabe de mi
relación con él. Nunca nos juzgó. Supongo que es porque se sintió
identificada con nuestra situación. Me confesó que, en su adolescencia,
había estado enamorada de su primo. En su caso, se le pasó el
enamoramiento y nunca tuvo nada con él.

Sigo a Zac al ascensor. Él acerca su dedo al sensor biométrico.

Este ascensor es privado. Si alguien logra colarse en nuestro parking, no


pueden subir a nuestra casa. No hay botón que te lleve allí, sólo el sensor de
huellas.

Markus se encarga de la seguridad de la casa y de la empresa. Todos los


empleados que han sido autorizados en algún momento han sido
entrevistados por él.
El ascensor comienza a subir los treinta y un pisos que nos separan de
nuestra casa, contando con el vestíbulo.

Zac no habla. Pero sé que está molesto conmigo. No sé si por haber


estado con Salma o por haber dejado sola a Ava todo el día. Quizás por
ambas cosas.

No puedo seguir con este silencio.

-Zac- lo llamo.

No contesta.

-Zac, joder- digo girándome para enfrentarlo- No he hecho nada con


Salma. Y sí, la he dejado sola, lo siento.

-No es a mí a quien debes pedir perdón por no cumplir tu promesa.

-Entonces ¿por qué estás así?- espeto.

Se encoge de hombros mirando al techo del ascensor.

-¿Es por Salma?

De nuevo, no contesta. Pero no necesito que lo haga. Está molesto


porque fui a verla.

-¿Me puedes explicar por qué te molesta que haya ido a verla?

Silencio, otra vez.

-Perfecto. Cuando te sientas como un adulto, me buscas y hablamos.

Zac se ríe con ironía, lo que hace que comience a enfadarme.


Aprieto la mandíbula.

¿Está celoso? Nunca ha estado celoso de otras mujeres. Ni de Salma.


¿Por qué ahora?

Joder.

Esto es ridículo.

El ascensor de para en el piso 30. Nuestra parada.

Zac sale sin decir nada. Me estoy cansando de esto. No ha sido un buen
día.

Lo agarro por el codo y lo llevo a un rincón del pasillo. Lo empujo


contra la pared y lo aprisiono con mi cuerpo.

-Se acabó, ahora mismo me vas a decir qué ocurre. ¿Por qué cojones
estás así?

-Déjame en paz Jason.

-Zac- advierto.

-¿Quieres saberlo?- pregunta enfadado.

-Habla.

-Verás, mientras tú estabas por ahí con tu amante, Ava estaba aquí sola,
enfrentando una situación complicada. Yo estaba entre la universidad y el
hospital haciendo mis turnos, no podía simplemente largarme. Y en el poco
tiempo libre que tuve fui a hablar con una ginecóloga amiga mía para que
Ava pudiera empezar con los anticonceptivos. A diferencia de ti, yo me
tomo en serio lo que sea que tengamos entre los tres.
Zac se zafa de mí y abre la puerta de casa.

-¡Zac!- grito en el pasillo.

Camino rápido hacia el interior de casa.

-¡Ven aquí!- vuelvo a gritar.

Zac está congelado frente a la mesa del comedor.

-Bienvenidos a casa queridos- dice una voz que conozco muy bien.

Julia.

Mierda. Se me olvidó por completo que volvía hoy de sus vacaciones.

Miro a mi esposa, está sentada en mi lugar en la mesa. Ava está junto a


ella.

-¿Por qué no estás comiendo?- le pregunto a Ava.

Ella me mira atentamente. Abre la boca para decir algo, pero la cierra
inmediatamente.

-Ava, ¿por qué no estás comiendo?- repito.

-Ella no tiene hambre. Dijo que comió demasiado en el almuerzo- dice


Julia.

-Ven conmigo- dice Zac a Ava.

Ella mira a su madre esperando a que le de permiso. Julia asiente a


regañadientes. Ava se levanta y agarra la mano que Zac le había ofrecido.

Los veo desaparecer por la puerta de la cocina.


Dirijo mi mirada iracunda a mi esposa.

-No me mires así, esposo- dice mientras sigue comiendo.

-¿Tienes idea de lo enferma que está tu hija? Necesita comer.

-No voy a obligarla- contesta encogiéndose de hombros.

-No vas a obligarla- murmuro.

-Tenemos que hablar sobre un asunto. Siéntate- dice indicándome con la


mano que me siente a su lado.

-Estoy bien aquí.

Lejos de ti.

-Como desees.

Julia se levanta y se acerca a mí.

Muy cerca.

Demasiado, joder.

-Tienes que follarme- dice sin rodeos.

Acaricia mi pecho con su mano.

-¿Disculpa?

-Estoy ovulando. Tú necesitas un heredero para la empresa de mi padre.


Y soy tu esposa.

Agarro la mano que tiene en mi pecho en mi pecho y la detengo.


-Tengo un heredero para mí empresa.

-¿Zac?- pregunta con burla- Ese chico no sabe nada de la empresa. Sólo
le interesa la medicina y... Otras cosas.

-¿Otras cosas?

-Sí, ya sabes. Los penes- dice con asco.

-La sexualidad de Zac no es asunto tuyo, ni de nadie.

Ni siquiera entiendo cómo sabe ella que a Zac le gustan los hombres.

-Sí, lo que sea. Por lo menos lo mantiene oculto. Si la alta sociedad se


entera de su desviación dejarían de hablarnos.

Aprieto los puños. Nunca he golpeado a una mujer, pero Julia lo merece.

-Zac nunca ha traído un hombre a casa. ¿Por qué crees que le gustan?

-Eso se nota, esposo. Por suerte para nosotros, nuestros amigos no lo han
notado.

-Me importa una mierda lo que piensen o dejen de pensar tus amigos.
Mientras mi hijo sea feliz, me importa una mierda si le gustan los hombres,
las mujeres o ambos.

-Eso es asqueroso.

Aprieto la mandíbula. Me cruzo de brazos para no hacer una tontería.

-En fin. Vamos a nuestro dormitorio- dice Julia agarrando mi brazo.

-No te follaría ni borracho- le digo.


-¿No soy atractiva para ti, esposo?- pregunta bajándose la manga del
vestido por el hombro.

Baja su mano libre a mi entrepierna y comienza a manosearme.

La dejo para que vea que no produce nada en mí. Nunca lo hizo.

Julia es una mujer hermosa. Pero no hay nada en ella que llame mi
atención.

-Vamos Jason- espeta- Te he dicho que necesitas un heredero. La gente


empieza a preguntar por qué nunca tuvimos un hijo juntos.

Desabrocha mi pantalón y mete la mano por dentro de mis bóxers.

Estoy cansado de esto. Aparto su mano y vuelvo a abrocharme los


pantalones.

-Te he dicho que ya tengo un heredero.

-¿Y puedo saber quién es ese heredero?

-Es Ava- digo sonriendo.

-¿Ava? ¡Ella no es tu hija!

-¿Y? Era nieta de mi socio y amigo. Tu padre, por cierto. Tiene derecho a
heredar la empresa que su abuelo fundó.

-¡Yo también tenía derecho!- grita

-Y sin embargo, no te dejó nada de la empresa. Ava será quien herede el


70% de mis acciones, el 30% restantes son de Zac. Y sé que Ava lo ayudará
con su parte, probablemente elle firmará un poder para que ella controle sus
acciones. Tendrá el 100% de la empresa.
-Pero...

-Sin peros- la interrumpo- Ava será la próxima CEO de Space Bee


Industries. Cuando se gradúe comenzará a trabajar para mí y le enseñaré
todo lo que Abraham me enseñó.

Julia está furiosa. Pero me importa entre cero y nada.

Pasa por mi lado golpeándome el hombro con el suyo.

Me río porque ni siquiera me ha dolido un poco y es lo que intentaba.

Miro hacia la puerta de la cocina. Mis chicos están ahí.

Tengo que pedirle perdón a Ava por haberla dejado sola.


BRUJA

Zac

Después de un buen rato intentando convencer a Ava, por fin está


comiendo. He preparado una ensalada y pescado a la plancha, algo rápido y
nutritivo. Lo que ella necesita.

Jason entra en la cocina. Me mira a los ojos.

Estoy enfadado con él. Por haber dejado sola a Ava todo el día después
de prometer que se tomaría unas vacaciones para cuidarla. Entiendo que
estuviera agobiado por lo ocurrido con Poppy esta mañana, pero dejó a
nuestra chica sola con esa situación.

-Ava, lo siento- dice él.

Ella deja de comer y lo mira con el ceño fruncido.

-¿Por qué?- pregunta.

-Te prometí que estaría contigo para cuidarte mientras mejorabas de la


infección. Pero hoy te dejé sola todo el día.

-No pasa nada- dice encogiéndose de hombros.

-Sí pasa. Soy un hombre de palabra y cumplo lo que prometo. Hoy no lo


hice.

Ava extiende su mano y toca la que Jason tiene sobre la encimera.

-De verdad que no pasa nada. Entiendo por qué te fuiste- le dice
sonriendo.
-¿Me perdonas?- pregunta Jason.

Niego con la cabeza mientras me río sarcásticamente.

Jason me mira molesto y Ava confusa.

-¿Por qué te ríes?- pregunta ella.

Miro a Jason estrechando los ojos.

-Porque ni siquiera te ha dicho por quién te ha abandonado toda la tarde-


espeto.

-Zac- me advierte él.

-No es asunto mío- dice Ava mirando la comida restante de su plato.

-En realidad, lo es- contesta Jason- Pero, por favor, necesito que me
creas. Ava nunca te mentiría.

Ella asiente. Jason suspira antes de volver a hablar.

-Estuve con una vieja amiga- me río a carcajadas, él me mira iracundo-


Zac basta.

-¡Dile la verdad!- espeto, luego miro a Ava- Estaba con su amante,


Salma. Te dejó para ir a meterla en un coño caliente.

Ava traga grueso.

-¡No pasó nada!- dice Jason levantando la voz- Ava, cariño. Ella fue mi
amante durante mucho tiempo, Zac y yo no éramos exclusivos en cuanto a
las mujeres. A ambos nos gustan, sólo nos prohibimos ver a otros hombres.
Cosa que he cumplido. Jamás le fui infiel a Zac- me mira- Jamás.
Jason sale de la cocina decaído.

Me he pasado, joder.

-¿Por qué lo tratas así?

-No lo sé, nunca había estado celoso de las mujeres con las que se ha
acostado.

Ava deja su plato a medio terminar cerca del fregadero y sale de la


cocina.

Definitivamente, la he cagado.

Joder. ¿Por qué me ha afectado tanto que se haya visto con Salma?
Incluso le creo cuando dice que no se ha acostado con ella.

Me pellizco el puente de la nariz. Estoy cansado. Demasiado trabajo hoy.

Salgo de la cocina para ir a mi habitación. Me encuentro con la bruja a


medio camino.

La miro y me río.

Ava y yo escuchamos todo lo que le dijo a Jason sobre dejarla


embarazada. Esta mujer no tiene escrúpulos.

-¿Qué te parece tan gracioso Zachary?- me pregunta con los brazos


cruzados sobre su pecho.

-Tú eres lo que me hace gracia.

-¿Y eso?
-Vamos, mujer. Después de 6 años, te acuerdas de que tienes un esposo.
Y le pides que te folle y te deje embarazada. Realmente, eres muy graciosa.

-¿Estás celoso?- pregunta sonriendo.

-¿De qué iba a estar celoso?

Se acerca a mí y me acaricia el cuello con la yema de sus dedos.

Lleva un camisón de seda puesto. No oculta mucho a la vista. Puedo ver


que sus pezones están erectos.

Baja su otra mano hasta mi entrepierna y me acaricia.

-Quizás debería haberte pedido a ti que me follaras.

-No te tocaría ni con un palo.

Apartó su mano de un manotazo y empiezo a subir las escaleras.

Voy a tener que lavarme bien la entrepierna. Nunca antes había sentido
tanto asco por una mujer. Y ni siquiera sé por qué. Pero ella no me gusta,
nunca lo hizo.

Entro en mi habitación y comienzo a desnudarme. Dejo la ropa


amontonada en un rincón. Por último, me quito los bóxers.

La puerta de mi habitación se abre. Me giro para ver quién es. No me lo


puedo creer.

-Vaya sorpresa- dice Julia.

-Vete de mi habitación.

-Estoy bien aquí.


Comienza a caminar hacia mí.

-No te acerques más y sal de aquí.

Se queda parada a mitad de camino. Cuando creo que se ha arrepentido y


va a salir de mi habitación, hace todo lo contrario. Comienza a desnudarse.

-¿Qué estás haciendo?

-Vamos a follar, Zachary. Eso que tienes ahí- dice señalando mi


entrepierna- debe sentirse muy bien.

Comienzo a cabrearme. Voy hacia ella dando pisadas fuertes. Amplía su


sonrisa cuando me ve andar.

La agarro por el codo y la llevo hasta la puerta.

-¡No vuelvas a entrar en mi habitación!- le grito.

Jason sale de la suya en ese momento. Nos observa fijamente. Ambos


estamos desnudos.

Mierda.

-¿Qué está pasando aquí?- pregunta.

-Tu hijo me arrastró hasta su habitación y me desnudó. Intentó abusar de


mí, Jason- dice Julia fingiendo llorar.

-¡¿Estás loca?!- grito- ¡Pero si casi me violas tú a mí!

-Zac vuelve a tu habitación- ordena papá.

-Pero…
-Ahora- me interrumpe.

Obedezco a regañadientes.

Entro en mi habitación y me siento en la cama.

Esa puta bruja... Dios. Estoy empezando a odiarla.

-¡No vuelvas a acercarte a mi hijo!- oigo gritar a Jason- Sólo te daré una
advertencia Julia. No habrá una próxima vez. Y como vuelvas a inventar
algo así de él te pediré el divorcio. De hecho, es lo que debería haber hecho
hace mucho tiempo. Deberías ir a dormir a otro lado esta noche.

-No tengo a donde ir- se queja ella- Esta también es mi casa.

-No lo es. Vives aquí porque eres mi esposa ante la ley. Lárgate, coge lo
que necesites para esta noche y vete a un hotel o donde coño quieras, me
importa una mierda. Tienes diez minutos.

Una sonrisa se dibuja en mi cara. Él nunca me daría la espalda.

La puerta se vuelve a abrir. Es Jason quien entra. Cierra la puerta después


de entrar, pero no se acerca a mí.

-¿Te ha hecho algo?- me pregunta.

Niego con la cabeza.

-¿Qué ha pasado?

-Me la encontré abajo, antes de subir las escaleras. Me reí al verla y me


preguntó de qué me estaba riendo. Le dije que de ella por pedirte que la
dejaras embarazada. Y me contestó que quizás debería habérmelo pedido a
mí. Después le dije que no la tocaría ni con un palo. Subí las escaleras,
entro en mi habitación y comencé a desnudarme para ir a la ducha. Ella
entró cuando ya estaba completamente desnudo. Ni siquiera sabía que me
había seguido hasta aquí arriba. Luego me dijo que no se podía desperdiciar
lo que tengo entre las piernas- Jason se ríe suavemente y me contagia- Y,
bueno, se desnudó. La eché y nos encontraste.

-Esa mujer no está bien- dice negando con la cabeza.

-Pues es tu esposa.

-Por desgracia.

-Jason ¿por qué nunca le has pedido el divorcio? Es obvio que no la


amas.

El me mira y, por fin, se acerca a mí. Se sienta a mi lado apoyando los


codos en sus rodillas.

-Cuando Abraham murió, me hizo prometerle, y firmar un acuerdo, para


cuidar de su nieta a cambio del total control de la empresa, me dio sus
acciones. Ava era menor. Así que la única manera era casándome con su
madre. Si no me he divorciado ya de ella es porque no sé si Ava se quedaría
con nosotros o se iría con ella.

-Te casaste para proteger y cuidar de nuestra chica.

Él asiente.

-Lo siento.

-Lo sé, Zac.

Me inclino hacia él para darle un beso en los labios.

Me recibe con la boca abierta. Lo tumbo hacia atrás y me subo encima de


él sin romper el beso.
Lo siento ponerse duro debajo de mí. Solo lleva un chándal y una
camiseta de manga corta y yo sigo desnudo.

Froto mi culo en su erección. Él gruñe y me agarra las nalgas. Las


manosea y las abre.

- Te la quiero meter, joder- susurra en mi boca- Me pones tan duro.

Gimo con sus palabras. Jason sabe follar. Sabe muy bien.

-Deberíamos incluir a Ava- le digo.

-Dijiste que habías hablado con una ginecóloga sobre los métodos
anticonceptivos.

Me retiro de su regazo.

-Sí. Me dijo que lo más rápido y mejor para Ava, en este momento, era la
inyección. Me dio una. La tengo en mi bolsa del trabajo.

-¿Tú puedes ponérsela?

-Sí, Jane me ha enseñado cómo hacerlo.

-¿Cuánto tarda en hacer efecto?

-Siete días si no está con su período, si lo estuviera hace efecto


inmediato.

-Deberíamos hablar esto con ella. Voy a ver si Julia se ha ido.

Se levanta de la cama y se dirige a la puerta.

-Jason- lo llamo. Él se gira- Deberías ser tú el primero. Sé que la cuidarás


bien.
-Tú también la cuidarías.

Me encojo de hombros.

-Sí, pero no me importa no ser el primero.

-¿Estás seguro?

-Completamente- le digo sonriendo.

Jason sale de la habitación. Me deja con una erección enorme. Pero


supongo que esta noche, sin la bruja en casa, podremos tener un momento
para nosotros tres.
BUENAS NOCHES AVA

Ava

No me gustó como Zac le habló a papá.

Le creo cuando dice que no hizo nada con esa mujer.

¿Por qué iba a mentir? No es como si fuésemos exclusivos. Ni siquiera


hemos hablado de lo que somos.

¿Novios?

¿Trío?

¿Amantes?

Lo segundo, definitivamente sí. No me imagino estar únicamente con


uno de los dos. Deseo a ambos. Ninguno más que al otro. Es... Equilibrado.

Agarro mi móvil para enviar un mensaje al grupo que tengo con Ethan y
Lyla.

Yo: Chicos, el sábado no puedo quedar.

...

Ly: Es nuestra tradición.

Ethan: ¿Qué es tan importante para que nos dejes plantados?

Me quedo pensando. Realmente no tengo una buena excusa. Pero mi


madre no estará ese día. La han invitado a una gala homenaje fuera de
Nueva York. Se irá desde el sábado por la mañana hasta el domingo por la
noche. Y es un tiempo que podría pasar con Zac y Jason.

Sé que Jason no irá con ella. Nunca va a los eventos que la invitan a ella
y menos si es para aplaudir a una persona que hizo más mal que bien en el
mundo. Arnold Vankov. Un empresario multimillonario, dueño de la
constructora Vankov Corp. Se dedica a construir resorts, hoteles, edificios y
más, por supuesto que todas sus construcciones son exclusivas y lujosas.
¿El problema? Es que destruye todo a su paso. Ya ha desforestado bosques
completos por sus construcciones. Destruidos miles de hogares de especies.
A Jason no le gusta eso, a mí tampoco me gustó nunca. Se supone que
debemos ayudar al planeta y a la humanidad. Pero al paso que va Vankov,
nos extinguiremos en poco tiempo.

Jason y Vankov nunca se han llevado bien. Sus múltiples discusiones han
salido en la prensa más de una vez.

Yo: Mi padre quiere pasar tiempo conmigo.

No miento, sé que él quiere pasar más tiempo conmigo.

Ethan: ¿Tiempo contigo? ¿Desde cuándo? No me gusta.

Pongo los ojos en blanco. A Ethan no le gusta que los hombres se me


acerquen, aunque sean Jason o Zac.

¿Verá lo mismo que Markus vio?

Yo: A mí también me gustaría pasar más tiempo con él. Es bueno


conmigo. Espero que lo entendáis.

Ly: A mí también me gustaría pasar tiempo con alguien como él. ¿Tú
has visto cómo está? La tiene que tener enorme.

Sí, Ly. Es enorme. Digo para mí misma.


Me aclaro la garganta para responder, cuando unas voces en el pasillo me
sobresaltan.

Oigo a Zac gritar.

Me levanto de la cama para acercarme a la puerta y escuchar mejor.

- ¡No vuelvas a entrar en mi habitación!- grita Zac.

- ¿Qué está pasando aquí? - dice Jason.

-Tú hijo me arrastró hasta su habitación y me desnudó. Intentó abusar de


mí, Jason.

¿Qué? ¿Se ha vuelto loca?

- ¡¿Estás loca?! ¡Pero si casi me violas tú a mí!

Eso puedo creérmelo, sobre todo después de escuchar cómo le exigía a


Jason que la dejara embarazada.

-Zac vuelve a tu habitación- dice Jason.

-Pero…

-Ahora.

La puerta de la habitación de Zac se cierra.

-¡No vuelvas a acercarte a mi hijo!- oigo gritar a Jason- Sólo te daré una
advertencia Julia. No habrá una próxima vez. Y como vuelvas a inventar
algo así de él te pediré el divorcio. De hecho, es lo que debería haber hecho
hace mucho tiempo. Deberías ir a dormir a otro lado esta noche.
El corazón se me aprieta en el pecho. Ojalá yo tuviera a alguien para
defenderme así de ella.

-No tengo a donde ir. Esta también es mi casa.

-No lo es. Vives aquí porque eres mi esposa ante la ley. Lárgate, coge lo
que necesites para esta noche y vete a un hotel o donde coño quieras, me
importa una mierda. Tienes diez minutos.

Las voces cesan. Vuelvo a mi cama y me meto bajo las mantas.

Lloro en silencio. Si Elliot nunca se hubiese ido, si hubiese sido un buen


padre. Como lo es Jason. Me podría haber protegido de ella. Del diablo.

No sé cuánto tiempo pasa. Cuando la puerta de mi habitación se abre.


Pero decido no salir. Quizás sea ella, que viene a pagar conmigo lo
ocurrido.

Mi cama se hunde y me estremezco. Mi respiración se agita por el


miedo. Un sollozo se escapa de mí.

-¿Ava?- me llama una voz masculina.

Él tira de las mantas, destapándome. Me giro para mirarlo.

-Cariño, lo siento- dice Jason apartando el pelo de mi cara- No quería


que escucharas todo eso. Sé lo mal que te ponen las discusiones. Ven aquí.

Me agarra por las piernas y la cintura y me sienta en su regazo. No


protesto. Se siente reconfortante. Me acurruco en su pecho. Apoya su
espalda en el cabecero de la cama.

Esto está bien.

Absorbo su olor. Él acaricia mi pelo con suavidad, con amor.


La puerta vuelve a abrirse. Ahora es Zac el que entra. Trago grueso
cuando lo veo. Sólo lleva sus bóxers y trae algo en su mano. Una inyección.

¿Para qué quiere eso?

-¿Para qué traes eso?- termino preguntando.

Zac se sienta en el borde de la cama junto a los pies de Jason.

Me remuevo en su regazo para mirar a Zac. Oigo a papá gemir. Me


agarra por las caderas y me pega más a él. Mi culo está en su entrepierna y
se está poniendo duro.

Me remuevo un poco para hacer fricción.

-Para o te follaré el culo. No puedo dejarte embarazada por ahí- susurra


Jason en mi oído.

Gimo en respuesta.

-¿Puedo hablar ya?- pregunta Zac sonriendo. Jason y yo asentimos- Esto-


dice moviendo la inyección entre sus dedos- Es un anticonceptivo.

Zac comienza a explicarme su función, los efectos secundarios, el tiempo


que tarda en hacer efecto, etc. Termina preguntándome si estoy de acuerdo
en ponérmela. Lo haría él. Le digo que sí.

Jason me recuesta en la cama bocabajo. Empieza a bajarme el pantalón


de pijama junto con las bragas.

-Relaja el culo- dice Zac.

¿Por qué sonó tan erótico?

Siento un pinchazo en la mejilla izquierda de mi culo.


Duele. Pero no me quejo en voz alta.

-Ya está, cariño- dice Zac acariciando donde me ha pinchado.

Cuando intento darme la vuelta, unas manos me lo impiden.

-No hemos terminado- dice Jason.

Termina de quitarme los pantalones y las bragas.

Zac intenta quitarme la camisa de manga larga del pijama, pero me


niego. No quiero que vea lo que estoy cubriendo.

-Cariño- dice Zac- ¿No me vas a dejar ver tus hermosas tetas?

Niego fervientemente con la cabeza.

Mierda.

No debería haber hecho eso.

-Ava. Si no quieres esto, no tienes por qué hacerlo- dice Jason.

-Sí quiero, pero no quiero quitarme la camisa.

Jason me agarra por la cintura y me sienta en la cama.

-¿Por qué?

-Es que...

Jason y Zac me miran, expectantes a lo que tengo que decir. No quiero


mentirles.

-Yo... Yo... Tengo frío- termino diciendo.


-Podemos calentarte- dice Zac.

Arrastra su mano por mi muslo hasta llegar a mi entrepierna.

-Échate hacia atrás- susurra Jason.

Zac masajea mi clítoris. Gimo.

Jason se inclina hacia a mí. Me levanta la camisa un poco. Lo detengo


con mis manos.

-No voy a quitártela del todo. Sólo voy a dejar tus tetas libres. Para
nosotros.

Asiento. Lo que intento ocultar está en la parte superior de mis brazos.

Noto una lengua en mi entrepierna y otra en mi pezón.

Gimo.

-Tan húmeda- susurra Zac en mi entrepierna.

Jason se levanta de la cama y comienza a desnudarse ante mi atenta


mirada.

Se quita la camisa y puedo contemplar cada músculo. No parece tener 43


años.

Se quita el pantalón y los bóxers. Las palabras de Lyla vienen a mi


mente.

La tiene que tener enorme.

Sí, es enorme.
-¿Seguro que me va a caber?- pregunto.

Zac se detiene y mira a Jason. Comparten una mirada y se ríen.

-Lo hará, nena- dice Jason antes de inclinarse para atacar mi boca.

Jason y Zac intercambian posiciones. La lengua de Jason no tarda en


salir a lamerme.

-Princesa- susurra Zac en pecho- Necesito que me la chupes, como lo


hiciste la otra noche.

-Sí, por favor- digo suplicando.

¿Por favor? Al parecer se ha creado una necesidad en mí por chupar


penes.

Zac se arrodilla junto a mi cabeza, me pone algunas almohadas debajo y


se inclina un poco.

Agarra su dureza en un puño y se acaricia despacio.

-Abre la boca para tu hombre- dice.

Mi hombre.

Se siente bien que se llame a sí mismo mi hombre mientras me ofrece su


erección.

Abro la boca, como una buena chica. Zac introduce la cabeza, la cual
succiono con fuerza.

-¡Jodeeer! ¡Sí!- grita.

Mece sus caderas de delante hacia atrás.


-Que bien entra- murmura.

Noto a Jason reírse. Su aliento en mi centro envía una corriente eléctrica


por todo mi cuerpo. Siento una intrusión en mi vagina. Sale y entra.

-Aaahhh- gimo sacando el pene de Zac de mi boca.

-Estás muy apretada nena- dice Jason- No puedo esperar a tener mi polla
metida en tu coño. Joder.

Zac agarra mi mandíbula y me gira la cabeza hacia su erección. La


vuelve a introducir en mi boca. Sus movimientos se vuelven más rápidos y
necesitados.

-Me corro... me corro... Joder, sí. Trágatelo princesa. Trágate mi semen.

No sé por qué, pero asiento.

-También se va a correr. Zac haz que se lo trague todo. No quiero ni una


gota fuera- ordena papá.

Acelera la penetración de sus dedos en mí.

Gimo.

Zac detiene sus movimientos dejando su pene en lo más profundo de mi


boca. El líquido caliente recorre mi garganta.

-¡JODER!- gime Zac.

Me corro con él. Siento las paredes internas de mi vagina contraerse. El


orgasmo me invade.

-Chica sucia- murmura Jason- Corriéndote mientras te tragas el semen de


tu hombre.
Me da una última lamida antes de poner de pie.

-Vamos, tienes que descansar- dice Jason.

Frunzo el ceño confusa.

-¿Y tú?- pregunto.

-Yo ¿qué?

-¿N-no quieres...?

-Palabras Ava- ordena.

-Co-correrte- termino diciendo.

-No te preocupes por mí, nena. Quería que hoy se tratara de vosotros
dos- dice señalándonos a Zac y a mí.

Zac se baja de la cama y se pone sus bóxers. Jason también se viste.

Me meto bajo las mantas de mi cama.

Jason se acerca cuando ya está vestido.

-¿Te has tomado la medicación?- me pregunta.

-Sí.

-¿Cenaste lo suficiente?

-Sí- vuelvo a contestar.

Se inclina y me da un beso en los labios.


-Bien. Buenas noches Ava. Te quiero, nena.

-Buenas noches Jason, yo también te quiero.

Él me sonríe. Una sonrisa que derrite mi corazón.

Zac se acerca y también me da un beso en los labios.

-Buenas noches princesa. Te quiero.

-Buenas noches Zac, yo también te quiero.

Cierro los ojos poco a poco mientras observo como mis dos hombres
salen de mi habitación. Deseando que no tuvieran que hacerlo. Ojalá
pudieran dormir aquí conmigo toda la noche.
SOSPECHAS

Antes de leer.

Este capítulo contiene escenas de violencia sexual, física y verbal


explícita a menores. Si eres sensible con estos temas, por favor, no sigas
leyendo.

Jason

-Ven conmigo- le digo a Zac nada más salir de la habitación de Ava.

Lo agarro de la mano y lo arrastro hasta mi habitación.

-Jason ¿qué ocurre?- pregunta mientras vamos por el pasillo.

No le contesto. No quiero que Ava nos escuche.

Entramos en la habitación y cierro la puerta con seguro. Después lo


vuelvo a arrastrar hasta el baño y cierro la puerta también.

-¿Me vas a decir qué pasa? ¿Por qué nos has encerrado en el baño de tu
habitación?

-No tengo pruebas- digo caminando de un lado al otro.

-Pruebas ¿de qué?

-De lo que llevo sospechando desde que a Ava le dio el ataque de pánico.
Todo empieza a encajar en mi cabeza.

-Jason me estás asustando. Nunca te había visto así de nervioso.


-¿Nervioso? No estoy nervioso, sólo quiero romperle los huesos a
alguien en particular.

Respiro hondo, intentando calmarme. Zac me mira asustado.

-Escucha bien lo que voy a decirte. Por ningún motivo, podemos dejar a
Ava a solas con Julia.

-¿Por qué?

-Creo que Julia abusa de ella.

-¿Qué? ¿Cómo? Espera...

-Zac, sé que algo pasa con Ava. Mis sospechas comenzaron cuando tuvo
el ataque de pánico. Cuando el médico de urgencias nos dio los resultados
de la analítica, las sospechas crecieron cuando Poppy y ella se miraron
como si supieran el porqué de la falta de vitaminas. ¿De verdad te creíste
eso de que Ava no le gustan ciertos alimentos? Piensa. ¿Se ha quejado de
algún alimento durante este fin de semana?

Zac se frota el cuello mientras mira al suelo. Luego me mira y niega con
la cabeza.

-No- contesta.

-Exactamente. Ha comido bien, todo lo que cociné. Apenas y dejaba una


sola cosa en el plato, y si dejaba algo era porque Poppy le ponía mucha
comida.

-¿De verdad crees que Julia podría estar privando a su propia hija de la
comida?

-Lo creo. Sobre todo, después de ver lo que intentaba hacerte.


Zac y yo nos quedamos mirándonos un rato.

Los engranajes de mi cabeza no dejan de dar vueltas. Necesito tener


alguna prueba de lo que sospecho. De todo.

Ava no creo que vaya a decirme nada. Quizás no tiene la suficiente


confianza para contárnoslo o tiene miedo.

-¿Recuerdas cómo se puso cuando me vio golpeando al gilipollas de tu


amigo?- le pregunto a Zac.

El asiente.

-Puede que le recordara a algo. A algo que le han hecho a ella.

Zac se estremece. Su cuerpo tiembla con un escalofrío.

Niega con la cabeza y ahora es él quien camina de un lado a otro.

-No- susurra.

-Cariño- le digo- sé que puede ser difícil de creer, pero hay padres que
maltratan a sus hijos.

-¿De verdad crees que la golpea?- pregunta.

Asiento en silencio.

-Joder- murmura.

Me siento en el borde del hidromasaje y apoyo los codos en mis rodillas,


inclinándome hacia adelante.

Tengo que descubrir qué pasa con Ava y protegerla.


-Su actitud- digo.

-¿Qué?

-La actitud de Ava. Cambió en cuanto Julia llegó. El fin de semana, no


sólo comía bien y sin problemas, también parecía feliz. Pero después de
llegar ella...

-Sí, también noté un cambio. Ya no quería comer de nuevo. Pero Jason,


Ava tiene 21 años. Puede largarse. No tiene por qué aguantar nada de nadie.
O pedir ayuda.

-No es tan fácil- comento recordando mi pasado.

Dejo caer mi cabeza entre mis manos. Me tiro del pelo.

Oigo a Zac acercarse a mí. Sus manos agarran los laterales de mis
muslos.

-Jason- me llama.

Pero ahora mismo no puedo mirarlo.

-Jason- dice en un tono más severo.

Lo miro. Sé que tengo los ojos cristalizados. Nunca he llorado delante de


nadie. Mucho menos de Zac.

-¿Te maltrataban de pequeño?

Asiento lentamente.

Zac me atrae hacia él. Me abraza con fuerza. Una lágrima cae por mi
mejilla, después otra y otra... Hasta que me encuentro llorando.
-Lo siento mucho- susurra Zac en mi oído.

-Ella quería ocultarnos algo- sollozo- Por eso no quiso quitarse la


camisa.

Zac me da un beso en el lateral de la cabeza.

Un sollozo más fuerte sale de mi pecho.

-Prometí que la cuidaría y la protegería. No lo he cumplido.

-Shhh.

Zac se sienta en el suelo, conmigo en su regazo. Me acuna como a un


bebé.

Es la primera vez que él hace esto conmigo. Yo siempre fui el fuerte. El


dominante. Pero ahora. Ahora sólo necesito esto. A mi chico. Al hombre al
que amo, consolándome.

Los recuerdos de mi yo de 7 años no dejan de correr por mi mente.

Recuerdo a mi padre. Estaba borracho y enfadado. Lo recuerdo


golpeando a mi madre y a mi hermana mayor.

Abro la boca y comienzo a contarle a Zac mi historia.

Jason. 7 años...

-¡Basta Weylan!- grita mamá- ¡La vas a matar!

Papá está golpeando a Maya. Ella está enferma, siempre lo ha estado.


Mamá siempre dice que Maya es especial. Pero papá le dice cosas feas y le
pega. Como ahora.
-¡Apártate mujer!- grita papá.

-¡Es tu hija Weylan! Por favor- suplica.

Pero papá no se detiene.

-¡Jason!- grita mirando en mi dirección.

Me estremezco.

-Ven aquí, chico.

Mamá me mira. Está llorando. No me gusta cuando ella llora.

-¡Ven aquí!- me grita papá.

Me sobresalto con su voz. Papá es un hombre grande y fuerte.

Me acerco lentamente. Cuando estoy cerca de él puedo olerlo. Huele a


alcohol y a cigarrillos. Huele a sudor. Huele a ira descontrolada.

-Te voy a enseñar cómo se trata a una mujer.

Papá comienza a desabrocharse los pantalones. Maya está tirada en el


suelo. Tiene algunos moratones en su cara y cuerpo. Está desnuda. Papá la
ha desnudado. Siempre lo hace cuando la golpea. Miro su pierna. La que
tiene mal desde que nació. Ella me mira fijamente. Me pide ayuda con su
mirada. También está llorando.

-Weylan no lo hagas- suplica mamá.

-Papá- susurra Maya- por favor no.

Siempre suplica. Como mamá.


-¡Cállate! ¡Vas a pagar por ser un despojo! Una inútil. Pero tienes bien
el coño y por eso te vas a salvar.

Papá se tumba sobre ella. Se ha desnudado de cintura para abajo. Maya


llora más.

-Chico- me llama- Mira, así es como se folla a una puta.

Papá mueve sus caderas hacia Maya. Muy fuerte. Ella grita. Mamá
aparta la mirada mientras papá dice cosas feas y se mueve sobre mi
hermana.

-Así puta, recibe mi polla.

No comprendo bien lo que dice.

-Weylan basta- llora mamá.

Papá golpea a Maya en la cara. Le da una bofetada.

Gime y jadea sobre ella.

-Tienes un coño muy apretado para ser una coja de mierda.

Maya ha dejado de llorar. Está mirando al techo. Pero parece como si


no lo mirara de verdad.

Miro hacia donde papá y Maya se conectan. Él está introduciendo su


pene en ella. Lo hace con fuerza y violencia.

Pero a ella no le gusta. Estaba llorando. Le está haciendo daño. Como


siempre lo hace.

Papá gime fuerte. Sus caderas se han detenido.


Se separa de Maya. Un líquido blanco sale de su entrepierna. También
hay sangre.

-Eso es la prueba de tu hombría, chico. Tienes que hacer esto cuando


estés con una mujer. Aunque ella te diga que no, siempre se niegan, pero
termina gustándoles.

A Maya no le gusta.

-¡A Maya no le gusta!- grito.

Mamá me mira con los ojos abiertos. Nunca he gritado y menos a papá.

Corro hacia él. Golpeo su gorda barriga. Lo odio. Por hacerle daño a
mamá y por hacerle daño a mi hermanita. Ellas son buenas.

-¡Le has hecho daño! ¡Te odio!

Un golpe en mi cara me tira al suelo. Todo se vuelve borroso.

Mamá está gritando de nuevo. Puedo lograr ver que está forcejeando
con papá. Él la tira al suelo y se sube a horcajadas sobre ella. La golpea
con el puño en la cara varias veces. Se levanta y le da una patada en el
vientre.

Las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas. Me escuecen los ojos.
Me duele la cabeza.

Papá se acerca a mí y se agacha a mi lado.

-Si vuelves a intentar esa mierda, tú serás el próximo al que me follaré.

Mamá le grita que me deje. Sigue en el suelo tirada.

Se acerca a Maya y la abraza mientras intenta cubrir su cuerpo.


Jason 15 años...

Otra vez está borracho. Como cada día.

Ha ido a visitar a Maya a su habitación. A veces también entra en la mía


por las noches. Pero nunca me ha hecho nada. Sólo me golpea.

Quiero matarlo. Maya nunca volvió a ser la misma.

Antes ella me contaba historias, de un niño que quería ser astronauta.


Después de aquella noche, nunca más volvió a contarme ninguna historia.
Echo de menos a mi hermana mayor.

Ella tuvo un bebé. Un bebé que nació muerto.

Mamá murió hace unos meses. Fue él, sé que él la mató. Pero le dijo a
todo el mundo que se había caído por las escaleras. Ella tenía un golpe en
la cabeza. Donde él siempre la golpeaba.

Ahora es Maya quien se encarga de las tareas del hogar, nunca me deja
ayudarla. No habla. Me mira con vergüenza. Ella no tiene nada de qué
avergonzarse.

Estoy en mi habitación, tumbado bocarriba. Los muelles de la cama de


Maya suenan.

La está violando. Joder. Quiero hundir mis manos en su cuello y


asfixiarlo. Quiero ver como su vida se escapa entre mis manos.

Me tapo los oídos con las manos. No quiero escuchar cómo le hace
daño.

-A ella no le gusta- susurro en la oscuridad- Le haces daño maldito


enfermo.
¿Cómo puede hacerle esto a sus hijos? ¿Cómo puede hacerle esto a
ella?

Maya es buena. No merece esto. Tengo que protegerla.

Destapo mis oídos. Los muelles han dejado de sonar.

Me giro hacia el lado de la pared. No puedo dormir.

Cada noche él va a su habitación y hace lo mismo. La viola. Cada


noche. De cada día.

La puerta de mi habitación se abre. Pero me niego a girarme.

Quizás él venga a por mí ahora.

La cama se hunde a mis espaldas. Un brazo delgado me abraza por la


cintura.

Mis ojos se abren de par en par.

Maya.

Me giro abruptamente.

-Siento que tengas que oír eso- dice ella.

Es la primera vez que habla en años.

Me lanzo hacia ella y la abrazo fuerte. He echado de menos a mi


hermana.

Ella me devuelve el abrazo.

-Lo siento mucho Jay- dice sollozando.


-No es tu culpa. Nunca lo fue.

-Pero sí es mi culpa no protegerte de él. Soy tu hermana mayor.

Me separo de ella y la miro.

-Maya, no puedes hacer nada.

Acaricia la escayola de mi brazo. Él me lo rompió, después de darme


una paliza, pisó mi brazo con fuerza, hasta que el hueso crujió. Grité como
nunca antes.

-Jay, tienes que irte.

-No me iré de aquí sin ti. Además, no tengo a dónde ir.

-Hace unas semanas conocí a un hombre en el supermercado.

Es el único sitio que Maya visita. Nunca sale de casa.

-Le hablé de ti. Le conté que tu sueño era construir cohetes. Y adivina
qué.

-¿Qué?

-Él tiene una empresa de construcción de cohetes. Quiere ayudarte Jay.


Podrás ser lo que siempre quisiste.

-No quiero dejarte- lloro.

-Siempre voy a estar aquí, junto a mamá- dice tocándome el pecho donde
el corazón.

Niego con la cabeza.


-Por favor- suplica- Hazlo por mí. Si no te vas. Él te hará lo que me hace
a mí. Déjame protegerte de esto.

La abrazo fuerte, otra vez.

-Mañana por la noche. Mientras él está en mi habitación, lo distraeré


todo lo que pueda. Guarda algunas cosas en tu mochila y corre sin mirar
atrás. Abraham, el hombre que te ayudará, te estará esperando junto al
supermercado.

-¿Qué pasará contigo?

-Me reuniré con mamá. Por fin estaré en paz.

Jason. Actualidad.

La muerte de mi hermana marcó un antes y un después en mi vida. murió


a los 21 años, la edad que tiene Ava en este momento. Denuncié a mi padre,
con la ayuda de Abraham Winchester. Mi salvador. Papá fue a la cárcel.
Condenado a cadena perpetua. Pudimos demostrar que mató a mamá, que
violó y golpeó durante años a su propia hija, incluso cuando era menor de
edad. Que me golpeó a mí. Que era el padre biológico del bebé de Maya.

No puedo permitir que Ava acabe como ella. No lo permitiré.


NO ERES ÉL

Zac

Han pasado unos días desde que Jason se derrumbó en el baño. Me contó
su historia. Sólo el abuelo de Ava la conocía. Busqué en internet el nombre
de su padre y aparecieron varios artículos de periódicos contando la noticia
de un padre abusivo que violaba y golpeaba a su hija discapacitada y a su
otro hijo.

Cada vez que leía algún detalle nuevo sobre lo ocurrido mi cuerpo
temblaba. No podía imaginar el horror que Jason tuvo que sufrir viendo y
oyendo como su hermana era violada por su propio padre, cómo este
asesinó a su madre.

Giro mi cabeza para mirarlo. Después de lo ocurrido. Viene cada noche a


dormir conmigo. Después, vuelve a su dormitorio por la mañana temprano.

Está bocabajo. Acaricio su espalda desnuda. Me gusta verlo así, pacífico.


Es el único momento en que su mente está en paz.

-Mmm- murmura.

Dejo de acariciar su espalda. No quiero despertarlo.

-Sigue, me estaba gustando- susurra.

Me río suavemente mientras continúo con mis caricias.

Me acerco más a él para besar su frente. Pego mi cara a la suya. Nos


miramos a los ojos.

-Sigue durmiendo- le susurro.


-No puedo, me la has puesto dura- dice sonriendo.

Le devuelvo la sonrisa. Estos últimos días no hemos tenido sexo. Le


hemos dado algo de espacio a Ava y supongo que eso también ha hecho que
nos demos espacio entre nosotros. Él tampoco ha estado con ánimo y yo no
he querido forzarlo a nada.

Jason se pone de costado y me agarra por la cintura para acercarme más a


él. Acerca sus labios a los míos y me besa con dureza. Como si estuviera
necesitado. Yo lo estoy. Lo necesito a él y se lo digo.

-Te necesito Jason- le susurro en la boca.

Engancha sus dedos con mis bóxers y me los baja. Lo ayudo levantando
las piernas. Luego él hace lo mismo con los suyos. Agarra el lubricante de
mi mesita. Se empapa la polla. Y se coloca entre mis muslos.

-Hace días que no te follo- dice frotando el glande por mi agujero.

-Hazlo, lo quiero duro- le digo

Me penetra con una sola embestida. Ahogo mi gemido mordiéndome el


labio.

-Joder sí- gime.

-Te amo.

Me besa la boca con fuerza, muerde mi labio.

-Te amo Zac. Siempre.

Rodea mi garganta con su mano y comienza a penetrarme más fuerte.


Siento su polla en lo más profundo de mí.
-Así, así- gimo.

-¿Te gusta cómo me follo tu apretado culo?

-Sí, sí. Me gusta.

-Te lo voy a romper. Mañana no vas a poder andar- aprieta su agarre,


pero no demasiado.

Gimo y sollozo. Me encanta cuando es así, duro y sin apenas cuidado.


Me encanta cuando me habla sucio.

Su polla frota ese punto dulce dentro de mí. Estoy seguro de que voy a
correrme sin tocarme.

-Te voy a llenar el culo de mi semen, joder. Hace mucho que no lo


alimento.

-Sí- gimo.

-Dime, chico bueno. ¿Quieres mi corrida en tu culo?

-Mmm- vuelvo a gemir.

-Habla, quiero oírte- dice mientras me folla más fuerte.

-Sí, sí. Quiero tu semen en mi culo. Quiero que me gotee por mis bolas.

-Joder, sí. Quiero eso.

-Me voy a correr. Joder. Me voy a correr.

Siento mi liberación expandirse entre nuestros cuerpos.

-Me corro, Zac. Te voy a llenar.


La polla de Jason se hincha en mi interior y noto el líquido caliente.

Jason detiene sus movimientos y se tumba sobre mí. Tiene la respiración


acelerada y el cuerpo cubierto de sudor. Beso su sien.

-Te amo- susurra.

-Te amo- le contesto- Nunca serás como él.

Jason solloza.

Sé que esa es la razón principal por la que no me ha estado tocando estos


días. Los recuerdos que había aparcado en lo más hondo de su mente le
jugaron una mala pasada.

-Déjame verte- dice levantándose.

Aún está en mi interior, pero sale en cuanto está de rodillas.

Me abre bien las piernas con sus manos. Está observando su obra de arte.

-¿Te gusta lo que ves?- le pregunto sonriendo.

Él me mira y me sonríe.

-Precioso. Y mío.

-Siempre tuyo Jason.

Se vuelve a tumbar a mi lado. Su respiración se relaja y sé que se ha


quedado dormido. Cierro los ojos para intentar dormirme yo también.

El sonido de la ducha me despierta. Agarro mi móvil para mirar la hora.


Son las ocho de la mañana.
Jason no está a mi lado. Y la ducha que suena es la de mi baño.

Frunzo el ceño. No puede ser él, ya debería estar en su habitación. Julia


ya está despierta a esta hora. No puede verlo salir de mi habitación.

Me levanto de la cama. Sigo desnudo. Camino hacia el baño. La puerta


está abierta, así que puedo ver a mi Jason duchándose.

-¿Qué haces aún aquí?- le pregunto confundido.

-¿Me dejas que te folle y me echas de tu cama?- pregunta sonriendo.

-Jason, es en serio. Julia no puede verte salir de aquí.

-Tranquilo, muchacho. Se fue a las siete. Hoy es sábado ¿recuerdas?

-La gala- digo.

Se me había olvidado por completo. Julia salía hoy temprano por la


mañana y no vuelve hasta mañana por la noche.

-¿Vienes?- me pregunta Jason.

Sonrío y camino hacia él para unirme a la ducha.

Me pongo frente a él. El agua cae del techo, mojándome en cuanto entro.
Dejo que el agua caiga por mi cabeza.

Las manos de Jason recorren mi cuerpo.

Lo observo mientras lleva sus manos a mi culo. Lo manosea a su antojo.


Me abre las mejillas y las vuelve a cerrar.

-Aún tienes mi semen entre tu culo y tus mulos- susurra en mi boca.


-Porque soy tuyo- le contesto.

-Mío- gruñe apretándome el culo con fuerza.

Jason se pone de rodillas. Agarra mí, ya dura, polla y se la mete en la


boca sin pensarlo.

-Mío- vuelve a gruñir.

-Tuyo.

Me lame el glande como si fuera una piruleta. Lo succiona con fuerza.

-Aaahhh- gimo.

-Fóllame la boca- dice.

Agarro su cabeza entre mis manos y empiezo a penetrarle la boca. La


punta de mi polla golpea en su garganta. Me muevo más rápido, más
desesperado. No voy a aguantar mucho.

-Joder, sí, que buena boca- gruño.

Jason gime y envía vibraciones por todo mi falo.

-Aaahhh- vuelvo a gemir.

Entierro mi polla en lo más profundo de su garganta y me dejo llevar por


mi orgasmo.

Jason se levanta y me besa. Tiene un poco de mi propio semen en su


boca y me lo pasa.

-Trágatelo- ordena.
Le obedezco porque no tengo problema en probarme a mí mismo.

-Buen chico- dice cuando me ve tragar.

Terminamos de ducharnos. Después de que volviera a follarme por el


culo.

Papá coge unos bóxers de mi cajón y se los pone.

-Te espero abajo para desayunar. Ve a avisar a Ava- dice antes de salir de
mi habitación.

Me visto rápidamente con un chándal y una camisa de manga corta.

Salgo de mi habitación para ir a la de Ava.

Golpeo la puerta antes de entrar. La abro cuando me da paso.

-Jason dice que bajemos a desayunar.

Ava asiente y se levanta de la cama. Sigue en pijama. El de manga larga,


que sólo se pone cuando Julia está en casa. Desde que volvió de su fin de
semana, no he vuelto a ver a Ava usando manga corta o tirantes.

Eso me cabrea mucho. Porque sé que nos intenta ocultar lo que ella le
hace.

Ava agarra a su gato en brazos. El animal maúlla, pero se deja coger en


brazos. Le acaricio la cabeza cuando Ava se posiciona a mi lado.

Vuelve a maullar.

-Le gusta que le rasquen en la cabeza- dice Ava sonriendo.

Le devuelvo la sonrisa.
Llegamos al comedor. Ava suelta a Neil y este se sube a una silla. Jason
ya está sentado en su lugar.

-Buenos días, nena- le dice a Ava.

-Buenos días Jason.

Me siento en mi lugar a la misma vez que Ava.

Jason y Ava conversan sobre cohetes espaciales. Atiendo a su


conversación, aunque no entienda mucho. Me gusta verlos interactuar.

-Había pensado que podríamos ver una película esta noche- dice Ava.

-Creí que lo sábados quedabas con Ethan y Lyla- contesta Jason.

-Sí, pero les dije que quería pasar más tiempo con vosotros. Si estáis de
acuerdo, claro.

-¿Por qué no íbamos a estarlo?

Ava se encoge de hombros.

-No sé, últimamente... No hemos hecho nada. Pensé que...

-¿Qué pensaste?- le pregunto.

-Que os habíais arrepentido de lo que pasó entre nosotros.

Jason agarra la mano de Ava.

-Nunca me arrepentiré de lo que hicimos.

-Yo tampoco, princesa. No eres fácil de olvidar. Sólo queríamos darte


algo de espacio.
-¿Por qué?- pregunta.

Jason se tensa.

-Por tu madre- dice.

Abro los ojos de par en par. Mi boca está igual.

Ava es un reflejo de mí.

-¿C-cómo?- tartamudea ella.

-No quería que nos atrapara- dice Jason.

-Entiendo- contesta ella.

Ava parece aliviada.

Joder. Pensé que iba a soltar todo lo que sospecha.


NOCHE DE PELÍCULA

Jason

Ava quería pasar más tiempo con nosotros. Era una buena idea.
Realmente necesitaba este tiempo con ellos. Con mis chicos. Y, ahora, sin
Julia pululando por casa no había nada que temer.

Poppy parecía haberse calmado un poco. Pero aún estaba reticente con el
tema. Cuando se dirigía a Zac o a mí no nos mira mucho y siempre usa
frases cortas.

Paso el día en el despacho, tengo algo de trabajo por culpa de un


empleado que no ha hecho las cosas como debe. Ahora, en mis vacaciones,
no sólo tengo que trabajar un sábado, si no que el lunes tendré que pasarme
por la oficina un par de horas y después por la zona de fábrica. Intentaré
llevar a Ava conmigo, aún no ha vuelto a las clases presenciales.

Miro el reloj de mi muñeca, son casi las ocho de la noche.

La puerta de mi despacho se abre.

-Jason- dice Ava asomando la cabeza por la puerta.

-Dime, nena- le digo sonriendo.

-Vamos a pedir unas pizzas para ver la película. ¿Quieres alguna en


especial?

-No, las que pidáis están bien para mí.

-Vale.
Nos miramos unos minutos. Mi pene se endurece con solo mirarla. Es
increíble lo que esta mujer hace en mí.

-Ven aquí, nena- le digo.

Ava se acerca. Doy palmaditas en mi muslo para que se siente ahí. Ella lo
hace.

Hundo mi nariz en su cuello.

-Hueles a melocotones- le susurro.

Ella se ríe suavemente. Me separo y la miro a los ojos. Esos ojos verdes
que me vuelven loco.

-Me encanta cuando te ríes.

Sonríe tímidamente. No está acostumbrada a los cumplidos.

-No te avergüences cuando te diga algo bonito- le digo.

Ella asiente lentamente.

-Nena, te lo digo en serio. Mereces todos los cumplidos del mundo. Eres
una mujer hermosa, por dentro y por fuera. Además, eres muy inteligente.

-G-gracias- tartamudea.

Sonrío cuando miro sus mejillas que están sonrojándose.

La agarro por las caderas y la pongo a horcajadas sobre mí. Su


entrepierna queda pegada a la mía. Empiezo a mover sus caderas para hacer
fricción entre los dos. Ella jadea.
-Esto sólo me lo hace una mujer- digo frotando más rápido- Y esa eres
tú, nena. Antes cualquier mujer me gustaba, pero desde que nos besamos,
justo aquí en mi despacho, no puedo mirar a ninguna mujer como te miro a
ti. Y sé que a Zac le pasa lo mismo. ¿Qué nos has hecho?

-No lo sé- jadea.

-¿Te quieres correr?- le pregunto sonriendo.

Ella asiente fervientemente. Me río.

-Jason- dice Zac entrando al despacho- ¿Interrumpo?- pregunta


enarcando una ceja.

Ava lo mira e intenta detenerme. Pero no la dejo. Sigo frotando su


clítoris en mi erección.

-No- contesto- ¿Qué pasa?

Zac se acerca a nosotros cuando se da cuenta de lo que estoy haciendo.


Intenta levantar la camisa de Ava, pero ella se niega apartando las manos de
Zac.

Frunzo el ceño. No puede tener ningún golpe. He estado en casa cada día
de esta semana.

Agarro las muñecas de Ava y le hago una señal a Zac para que le levante
la camisa.

-¡No!- grita ella- ¡Por favor!

Se remueve en mi regazo. Intenta patalear. Agarro sus muñecas con una


mano. Me levanto de mi asiento agarrándola con la otra mano por el culo y
levantándola conmigo. La deposito encima del escritorio y aprisiono sus
piernas entre las mías.
-¡He dicho que no!- grita.

Intenta zafarse de mi agarre. Zac vuelve a intentar subir su camiseta. Ella


le escupe en la cara.

-¡Ava!- grito.

Ella se congela y me mira con los ojos abiertos. Comienza a llorar.

Zac se limpia la cara con la manga de su sudadera.

-¡No vamos a hacerte daño!- le digo levantando la voz.

Frunce el ceño enfadada.

-¡No quiero que me toquéis!- grita.

-Zac- digo mirando a Ava- Levántale la camisa. Ahora.

-¡No!- vuelve a gritar.

Esta vez Zac logra levantarle la camisa.

-Joder- dice Zac tragando grueso.

Miro a donde está mirando él. El costado de Ava está completamente


morado.

Mi ira crece dentro mí.

Veo rojo por todos lados.

Como cuando él la violó por primera vez.

-¿Quién?- pregunto con la mandíbula tensa.


Ava no contesta.

-Princesa- dice Zac suavemente- Dinos quién ha sido.

Sabemos la respuesta. Pero necesitamos oírla de su boca.

Ella niega con la cabeza, tiene los ojos completamente aguados, al igual
que sus mejillas.

-Nadie- solloza.

-Eso que tienes ahí- señalo con la barbilla- No se hace solo. Dime quién
ha sido. Ahora, Ava.

-¡Nadie!- grita- Me caí en la bañera y me golpeé con el borde- vuelve a


sollozar- Me haces daño.

Miro mi agarre en sus muñecas.

Mierda.

La suelto rápido.

-¿Segura que ha sido un golpe?- pregunto.

-Sí, sí. Un golpe tonto. Sólo eso- responde rápido.

Miro a Zac y luego a Ava.

-Sabes que puedes contarnos cualquier cosa ¿verdad?- ella asiente- Bien.
Solo un golpe- repito sus palabras.

Es mejor no seguir presionándola con este tema. Pero acabo de decidir


que es hora de poner cámaras de seguridad dentro de casa.
-Tengo que hacer una última llamada de trabajo. Iré enseguida- digo
cogiendo mi móvil del escritorio- Podéis ir pidiendo las pizzas.

Veo a Zac y Ava salir del despacho.

Busco a Markus en la agenda de mi móvil. Le doy a llamar.

-Señor Ajax- contesta al primer toque.

-Markus, necesito que mañana temprano vengas a casa e instales unas


cámaras de seguridad.

-¿Ha habido algún problema?

Dudo en decirle la verdad, pero no me gusta mentir. Así que decido


contarle mis sospechas y mi idea para tener pruebas.

-Es por la seguridad de Ava.

-¿Ava? ¿Qué pasa con ella?

Le cuento todo lo ocurrido desde el ataque de pánico. Escucho su


respiración agitarse. Suelta algunas maldiciones.

-No sabía que lo había vuelto a hacer- gruñe.

-¿Le había pegado antes?- pregunté pellizcándome el puente de la nariz.

-Cuando tenía 9 años. Ava se escapó después de eso. Corrió varias


manzanas lejos de casa. Llegó hasta Harlem. Su abuelo y yo la
encontramos varias horas después.

-Joder- murmuro.
-Mañana estoy allí. Tendrás que sacar a Ava y a Poppy, estoy seguro de
que las tiene amenazadas con algo. Por eso no han dicho nada.

-También lo he pensado, pero ¿con qué?

-El gato, quizás. Ava lo ama, fue un regalo de su abuelo. Ambos


decidieron el nombre.

-¿Crees que Julia sería capaz de hacerle algo al gato?

-Lo creo. Julia Winchester nunca ha sido una buena mujer. Su ex esposo,
Elliot, el padre de Ava, la dejó por otra mujer. Supongo que vio con quién
se había casado. Ellos nunca quisieron hijos. Ava los escuchó discutiendo
cuando dijeron eso.

-Malditos. No se merecen a Ava.

-Estoy de acuerdo. Ava es un ser especial. Demasiado parecida a su


abuelo. Abraham tenía un corazón enorme.

-Lo sé.

Realmente, lo sé. Él me salvó. Me ayudó sin conocerme.

Me despido de Markus. Tengo que pensar en algo para sacar mañana a


Poppy y Ava de casa.

Me quedo pensando un rato. Hasta que doy con algo.

Salgo del despacho cuando escucho sonar el interfono.

-¡Jason las pizzas!- grita Zac.

-No grites, estoy aquí.


Miro hacia el sofá. Ava está sentada con las rodillas pegadas a su pecho.
Me siento fatal, pero no he podido controlarme.

Me acerco a ella mientras Zac se encarga de coger las pizzas y pagar al


repartidor.

Me siento al lado de Ava. La agarro como puedo y la subo a mi regazo


acunándola.

-Lo siento nena, no debería haberte forzado a hacer algo que no querías.

Ella solloza en mi pecho.

-Joder, me siento fatal. Pero es que, pensar en que alguien pueda hacerte
daño me destruye. Te has metido debajo de mi piel. Muy al fondo.

Restriego mi mejilla por la parte superior de su cabeza.

Zac deja las pizzas en la mesa de café.

-¿Sigues queriendo ver la película?- le pregunto a Ava.

-Sí- dice bajito.

Intento volver a ponerla en el sofá. Pero ella me detiene.

-No, quiero quedarme aquí.

-Está bien. Pero tienes que cenar y tomarte la medicación.

Ella asiente y se incorpora un poco mejor para poder comer.

Zac pone la película que ambos decidieron.

Interestelar.
Mi película favorita.

-Es mi película favorita- decimos Ava y yo al unísono.

Nos miramos y sonreímos. Zac se ríe.

-Frikis- murmura.

-Cállate Zac- dice Ava lanzándole un cojín.

Me río a carcajadas cuando el cojín se estrella contra su cara.

-La has cagado- le dice Zac.

Se lanza hacia ella, subiéndose un poco a mi regazo. Comienza a hacerle


cosquillas con cuidado de no rozarle la zona morada.

Ava chilla y se ríe.

-¡Para!- grita riendo.

Me río al ver a mis chicos así. Es como quiero verlos siempre. Felices y
sin preocupaciones.
UN BUEN DÍA, DESPUÉS DE TODO

Jason

La película había empezado hacía 1h. Zac y Ava dejaron de jugar encima
de mí. Ahora los tenía a cada uno a un lado, acurrucados en mi pecho
mientras los abrazaba.

-Quiero ser como Murph- dice Ava.

Sonrío y le doy un beso en la cabeza. Me encanta su inocencia y su


dulzura. Siempre que la jodida Julia no está presente, claro. Si no, mi Ava,
mi chica, actúa como un cachorro maltratado.

Jodidamente lo es. Aprieto mi brazo en ella y la atraigo más hacia mí.

-Tú eres más inteligente, algún día harás mejores cosas que ella. Tú eres
real y ella un personaje de una película- le contesto.

Ava me mira y me sonríe. No puedo evitarlo, agarro su cabeza por la


nuca y la beso en los labios. Paso mi lengua por la costura de sus labios.
Abre la boca dejando entrar a mi lengua. Sabe a salsa barbacoa y a queso.
Gruño en su boca.

Una mano va directa a mi dura erección. Es una mano pequeña.

Ava.

Sonrío en su boca. Cada vez es más valiente. Es lo que quiero. Que ella
diga y haga exactamente lo que quiere.

Frota su mano de arriba abajo sobre mi polla.


Bajo mi mano a la entrepierna de Zac. Está duro. Meto la mano por
dentro del pantalón. Agarro su polla por la mitad y comienzo a bombear.
Zac gime.

-Joder, quiero más noches de cine- murmura Zac.

Ava y yo nos reímos.

Es increíble lo bien que encajamos los tres y no puedo esperar a estar


dentro de Ava. Pienso en su apretado coño, lo caliente y resbaladizo que
debe sentirse. Joder. Quiero estar dentro de ella ahora.

Me separo de Ava y miro a Zac.

-¿Estás seguro que el anticonceptivo hacía efecto en siete días y no en


cinco?- le pregunto.

Zac se ríe a carcajadas.

-Sí, tendrás que esperar cavernícola.

Aprieto su polla con fuerza y él se retuerce. Finge que le ha dolido, pero


ambos sabemos que le ha gustado.

-Joder- gime.

-Masoquista- susurra Ava.

-No lo sabes bien- le contesto sonriendo.

Suelto la polla de Zac. Él se queja.

-Vamos a ver la película- gruño.

-¿En serio?- protesta Zac.


-En serio- contesto sonriendo.

Ava se acerca a mi oreja.

-Tengo muchas ganas de tenerte dentro de mí- me susurra.

-Joder, nena. No me digas eso- suplico.

La cojo por la cintura y la pongo en mi regazo a horcajadas, apretando su


coño con mi polla.

-No tienes idea de lo que me estoy controlando para no desnudarte y


follarte aquí mismo.

Ella jadea. Comienza a mecer sus caderas. Se frota contra mí.

-¿No íbamos a ver la película?

-Calla, ella puede obtener lo que quiere.

-¿Por qué yo no?- protesta con el ceño fruncido.

-Porque planeo follarte el culo más tarde, cielo- le digo sonriendo.

Zac pone los ojos en blanco.

-Podrías hacerlo ahora- espeta.

-Quiero que lo hagas- dice Ava.

Acerco su cara a la mía.

-¿Quieres que le folle el culo a Zac mientras te lame?


-¿Y si te follo yo a ti mientras tú la lames a ella?- pregunta Zac
sonriendo.

-¿Quieres eso?- le pregunto a Ava.

Ella asiente.

-Palabras- ordeno.

-Sí, quiero que Zac te... Te...

-Me ¿qué? Dilo, no sientas vergüenza- le digo.

-Te fo... Te folle- termina diciendo.

Está jadeando. Como si hubiera salido a correr un par de kilómetros.


Tiene las mejillas sonrojadas.

Me río.

-Nena, no está mal que digas palabrotas. Ni tampoco que digas lo que
quieres. Si quieres que me folle a Zac, que él me folle a mí, que te lama, lo
que sea. Sólo dilo.

-Está bien. Quiero que él te folle a ti y tú me lamas a mí.

-Que te lama ¿dónde?- la provoco.

-En mi... coño- dice mordiéndose el labio inferior.

Sonrío. Me levanto un poco con ella en mi regazo y la tumbo en el sofá.


Le quito el pantalón y las bragas. Inconscientemente observo su cuerpo en
busca de algún moratón más. Pero no veo ninguno. Me pongo de pie y me
bajo los pantalones. Me doy cuenta que Zac no está.
Frunzo el ceño mientras lo busco por la sala.

-Ha subido- dice Ava.

Asiento. Ha ido a buscar el lubricante.

Lo veo bajar las escaleras con el bote en la mano y una toalla. Viene
sonriendo. Aunque me gusta que me folle el culo, no suele ocurrir mucho.
Soy dominante en todos los aspectos, me gusta controlar las situaciones.

Me tumbo en el sofá bocabajo metiendo mi cabeza entre los muslos de


Ava. Zac pone la toalla bajo mi polla y después se posiciona detrás de mí.
Se burla un poco frotando el glande por mi agujero. Hasta que comienza a
meter su polla en mi culo.

-Qué apretado, joder- gruñe.

Hundo mi boca en el coño de Ava. Saco mi lengua y le lamo el clítoris.


Ella gime y yo con ella al notar que Zac comienza a moverse.

-Más- jadea Ava.

Introduzco un dedo en su coño. Muy apretada. Tendré que dilatarla antes


de meterle mi polla.

-Mierda, estás tan caliente cariño- gimo- Quiero metértela, quiero hacerte
gritar mi nombre mientras tienes mi polla dentro de ti.

-Sí, quiero eso- gime.

-Joder- gime Zac.

Se detiene y sale de mí haciendo que yo también me detenga y me gire


para mirarlo.
-Podrías tomar la píldora del día después mañana. Pero podría causar
desajustes hormonales en tu cuerpo- le dice a Ava.

-No- digo seriamente.

-¿Por qué no?- pregunta ella.

-Porque ya tienes suficientes desajustes en tu cuerpo. Estás tomando


medicación para una infección pulmonar y tienes déficit de vitamina D, no
necesitas nada más.

Ava hace un puchero. Casi me convence. Pero no lo logra. No pienso


poner su salud en riesgo por nuestra impaciencia.

-Nena- susurro lamiéndola- No tengas prisa. Vas a tenerme y voy a


tenerte. Tendrás a Zac y él te tendrá a ti. Por favor, se paciente- vuelvo a
lamerla.

Ella asiente.

Le lamo el clítoris mientras la vuelvo a penetrar con dos dedos esta vez.

Zac se vuelve a colocar detrás de mí y me penetra de una embestida.


Gimo en el coño de Ava.

Aumento mi penetración con los dedos cuando Zac acelera la suya.

-Me voy a correr en tu culo- gime Zac.

Ava gime al escucharlo. Yo también me voy a correr sin que me toquen.


Joder. Zac sabe follar tan bien. Debería dejarlo que me folle el culo más a
menudo.

-Aaahhh- gime Ava- Me... Me...


-Dinos princesa- jadea Zac.

-¡Me corro!- grita.

Mi polla palpita con su orgasmo y me corro junto a ella y Zac.

Aparto la toalla con mi corrida y la hago bola, luego la tiro al suelo.

Me siento en el sofá jadeando y sudando. Ava y Zac están igual.

Miro a la tele y veo que la película va por la mitad.

Ava y Zac se acurrucan de nuevo a mi lado.

Más de una hora después, la película ha terminado.

Recogemos el desastre que hemos hecho. Zac se encarga de recoger los


restos de la cena, yo echo a lavar la toalla y Ava dobla las mantas.

Cuando terminamos, les indico que suban las escaleras y entren en mi


habitación.

Zac es el primero en entrar, lleva a Ava de la mano. Voy detrás de ellos.


No puedo evitar sentirme feliz de llevarlos a dormir conmigo.

Zac se coloca en el lado izquierdo de la cama, Ava en medio y yo en el


lado derecho.

-Había pensado- susurro en la oscuridad- Que mañana podríamos ir a


pasar el día todos juntos. Poppy incluida.

Ava se incorpora con rapidez y me mira con los ojos abiertos.

-¿De verdad?- pregunta sorprendida y emocionada.


-Sí, cariño.

-¿Dónde quieres ir?- pregunta volviendo a recostarse en la cama.

-¿Qué tal un paseo por el museo espacial y luego os llevo a comer lo que
más os guste?

-¡¿Museo espacial?!- grita Ava demasiado emocionada.

Da un chillo y se pone de pie inmediatamente para saltar en la cama. Zac


y yo retiramos las piernas y nos reímos al verla tan feliz.

-Siiiii- vuelve a gritar.

Se tumba de nuevo entre Zac y yo.

-Gracias- dice besándome por todos lados- Gracias, gracias, gracias.

-De nada, nena.

-Hace mucho tiempo que no voy al museo espacial. ¿Crees que habrá
nuevas exposiciones?

-También hace mucho que no voy. Seguro que hay alguna nueva
exposición.

-Comida china- dice Zac.

Ava y yo lo miramos confusos.

Él nos devuelve la mirada y se ríe.

-Quiero comida china. Mañana, después del museo.

-Yo también- dice Ava- Va a ser un día genial.


Me abraza por la cintura mientras Zac hace lo mismo con ella.

-No creo que pueda dormir. Estoy demasiado emocionada- dice.

Un rato después escucho a Zac roncar y a Ava por el mismo camino,


aunque los sonidos de ella son más suaves.

Cierro los ojos. Hoy ha sido un buen día. Pero mañana será uno mejor.
UNA FRACCIÓN DE SEGUNDOS

Ava

Llevo despierta casi una hora, creo. No tengo mi móvil aquí y no puedo
ver la hora en ningún lado. Pero está amaneciendo, deben ser las 6 de la
mañana. Jason y Zac siguen dormidos. He sido tentada a despertarlos, pero
se ven tan pacíficos y tan hermosos.

Miro a Jason, está de lado mirando hacia a mí. Tiene una mano bajo su
cabeza y la otra rodeando mi cintura. Después miro a Zac, que está en la
misma posición.

Me río.

A pesar de no compartir sangre, son muy parecidos, físicamente también.

-¿De qué te estás riendo?- susurra Zac con los ojos cerrados.

-De vosotros. Dormís en la misma posición- le contesto en voz baja.

-Ven aquí- dice arrastrándome hacia él.

Me pongo de lado para estar cara a cara. Hago una mueca de dolor
cuando la cama toca mi costado amoratado. Zac parece no darse cuenta.

-¿Por qué estás despierta tan temprano?

-¿Cómo sabes que es temprano?

-Porque apenas hay sol.

-Me desperté hace rato, pero no pude seguir durmiendo.


Zac acaricia mi pelo.

-Estás emocionada por ir al museo ¿eh?

-Sí. La última vez que estuve allí fue con mi abuelo. No he vuelto a ir
desde entonces.

-¿Por qué?

Me encojo de hombros.

-No tenía con quién ir.

-¿Ethan y Lyla?- pregunta.

-Lo intenté una vez, pero no querían. Dicen que es aburrido.

-No es aburrido. A mí me gusta ir de vez en cuando y si voy contigo me


gusta más- dice sonriendo.

Le devuelvo la sonrisa. Pero el recuerdo de lo que le hice ayer viene a mi


mente borrándola.

-¿Qué pasa princesa?- pregunta Zac.

-Siento lo de anoche.

-¿Lo de anoche?- pregunta con el ceño fruncido.

-Cuando te escupí. Yo... Yo... Estaba nerviosa- asustada, en realidad.

-Olvida eso. Te presionamos. No deberíamos haberlo hecho.

-Sólo os estabais preocupando por mí y me comporté como una niña


pequeña.
-Princesa, en serio, olvídalo. Por favor.

-Está bien, pero tú tampoco te sientas mal ¿vale?

-Vale.

Zac se acerca a mí y me besa en los labios. Abro un poco la boca para


dejar entrar a su lengua. Gimo en su boca cuando siento la intrusión. Mete
una mano bajo mi camisa de pijama y me agarra una teta. La masajea con
algo de fuerza, pero no me hace daño. Me muerde el labio inferior y lo
succiona. Se separa de mí y me sonríe mientras me pellizca el pezón.

Vuelvo a gemir.

-¿Te gusta?- pregunta Zac.

-Sí- jadeo.

Siento una mano en mi entrepierna desnuda. Anoche no nos vestimos


después de darnos placer. Solo subimos la ropa a la habitación.

Giro la cabeza y veo a Jason sonriendo.

-Buenos días mis chicos- susurra.

Aún sigue somnoliento.

-Buenos días papá- se me escapa.

Me achucha la entrepierna.

-No me llames papá cuando estemos a solas, por favor.

Frunzo el ceño por su tono. Me giro hacia él. Detiene sus movimientos
en mi centro, pero no retira la mano.
-Lo siento.

-No soy tu padre- gruñe- Soy tu hombre, tu amante.

Mi corazón se acelera. Nunca lo vi como una figura paterna. Lo comencé


a llamar papá porque él me lo pidió y quise complacerlo. Después terminó
convirtiéndose en una rutina.

-¿Qué somos?- pregunto mirando a Zac y a Jason.

-¿Qué quieres que seamos?- pregunta Zac con la mano aún en mi teta.

-Todo- contesto- Me siento bien con vosotros. Feliz, segura y completa.

Ambos sonríen.

-Cuando el abuelo murió- continúo- se llevó parte de mí, pero vosotros


habéis rellenado esos huecos. Yo... Creo que me estoy enamorando de
vosotros- confieso.

Zac y Jason me miran. Ambos se lanzan hacia mi boca, besándome y


besándose entre ellos.

-Eres lo que no sabíamos que necesitábamos- susurra Jason en mi boca.

-Te amamos Ava. Eres nuestra- gruñe Zac.

-¿Sabes lo que eso significa?- pregunta Jason.

Niego con la cabeza.

-Que voy a matar a cualquiera que se atreva a mirarte de forma


incorrecta o a cualquiera que intente hacerte daño- mira a Zac- Sois míos,
los dos.
Besa a Zac con desesperación y después hace lo mismo conmigo.
Cuando se separa Zac se acerca a mí y me besa con la misma desesperación
que Jason.

Jason se coloca entre mis muslos. Mi cuerpo tiembla involuntariamente


cuando noto su pene duro rozar mi entrada.

-Necesito sentirte, un poco sólo- suplica.

Asiento. Agarra su dureza con su puño y la alinea con mi entrada. La


cabeza hace presión, pero no me duele.

-¿Estás bien?- pregunta Jason y asiento.

Zac nos quita las mantas de encima.

-Quiero ver- dice.

Jason me penetra un poco más. Hago una mueca de dolor. Es muy


grande.

-Lo siento cariño, eres muy estrecha- se disculpa.

-Sigue- digo negando con la cabeza.

-Nena- advierte.

-Por favor, cuando necesites correrte la sacas. Pero yo también necesito


sentirte- miro a Zac- A los dos.

-Princesa, podría ser demasiado doloroso la primera vez.

-No me importa. Os quiero a los dos. Por favor, por favor. Os amos.

-Eso es juego sucio- dice Zac.


-¿Estás segura?- pregunta Jason.

-Sí.

Jason me penetra un poco más.

-Joder- gime- Estás muy mojada y estrecha.

Zac sigue mirando hacia donde nos conectamos Jason y yo.

Siento ardor y dolor. Pero la sensación de estar siendo llenada por la


persona a la que amo es mejor.

Me quejo cuando noto a Jason más adentro.

-Nena- me llama- ¿Quieres que me detenga? Te estás quejando.

-No, por favor. Quiero esto.

-Voy a empezar a moverme ¿de acuerdo?

Asiento.

Jason comienza a entrar y salir de mi lentamente. Veo a Zac meter la


mano entre nosotros.

-Mierda, esto se siente muy bien- gime Jason.

Gimo yo también. El placer empieza a hacerse presente.

-¿Te está empezando a gustar nena?- pregunta Jason.

-Sí.
Zac levanta la mano que tenía entre nosotros y me la enseña. Tiene
sangre.

-La dulce Ava ya no es tan inocente- dice sonriendo.

Le devuelvo la sonrisa.

Jason se inclina hacia mí y me besa.

-Ahora sí que eres mía. Ni tú ni Zac os vais a ir nunca de mi lado-


susurra.

Su posesividad hace cosquillas en mi estómago.

-Aaahhh- gimo cuando siento que toca un punto en mi interior.

-No puedo creer que te esté follando. Joder, nena. Te amo.

-Te amo.

Jason acelera sus movimientos. Alargo mi mano hasta Zac, acariciando


su erección.

-Ven- le digo.

Zac se acerca a mí. Abro la boca y él sonríe.

-¿Quieres que te folle esa boquita?- pregunta.

Asiento.

-Sí, quiero tu polla en mi boca.

-Joder, nena. Así se habla- gruñe Jason.


Zac me mete su polla en la boca y comienza a moverse del mismo modo
que lo hace Jason en mi vagina.

-Zac ni se te ocurra correrte en su boca- gruñe Jason- Tienes que probar


su coño.

Zac me mira y le sonrío como puedo.

-Estoy deseando follar tu estrecho coño.

-No voy a durar mucho más- gruñe Jason.

Gimo. Estoy a punto de correrme. Mi cuerpo tiembla. Se tensa y


entonces exploto. Un orgasmo atraviesa todo mi cuerpo. Mis paredes
internas se contraen.

-Joder- gime Jason- Eso es nena, córrete por mi polla. Mierda. Me la


estás estrangulando y se siente tan bien. Me voy a correr.

-Jason- advierte Zac.

Él sale de mí y comienza a masturbarse sobre mi vientre. El líquido


caliente cae sobre mí.

-Mierda, ha sido el mejor polvo de mi vida- dice Jason.

Zac saca su polla de mi boca y se coloca entre mis muslos. Duda un


poco.

-Hazlo, por favor- le digo.

Zac me penetra lento y dulcemente.

-Dios- gime- Eres perfecta Ava.


-Más- gimo.

Zac acelera la penetración. Golpea el mismo punto en mi interior.

-Aaahhh- gimo.

Miro a Jason. Me lame los pezones y los mordisquea.

-Joder princesa. Esto es el paraíso.

Zac se inclina y me lame el mismo pezón que Jason. Se besan y se lamen


las lenguas. Es todo tan sucio y placentero.

-Se va correr- gime Zac.

-Te está estrangulando la polla ¿no?- ríe Jason.

-Mierda. Se está corriendo por mi polla.

Jason toca mi clítoris, aumentando el placer de mi orgasmo.

Zac sale de mí y hace lo mismo que Jason. Se corre por mi vientre.


Mezclando su semen con el de Jason.

-Tenías razón, ha sido el mejor polvo- dice Zac riéndose.

Mi orgasmo baja. Es entonces cuando siento un leve ardor.

-¿Estás bien?- pregunta Jason.

Lo miro y acaricio su mejilla.

-Estoy feliz de teneros en cuerpo y alma, por fin- le digo sonriendo.

Jason me besa en los labios dulcemente. Zac se acerca y hace lo mismo.


-Vamos a la ducha. Hoy tenemos planes- dice Zac.

Me ayudan a levantarme. El dolor se hace un poco más fuerte. Pero mi


corazón está lleno.

Una fracción de segundos, he sido feliz durante un tiempo. No cambiaría


esto por nada del mundo.
QUE ESTE DÍA NO ACABE

Ava

Siento algo de molestia en mi entrepierna. Pero ha merecido la pena.


Estoy feliz. Me he entregado a los dos hombres que amo.

Puede parecer una locura, pero es así. Amo a dos hombres al mismo
tiempo. Dos hombres que ya tenían una relación entre ellos y me han
aceptado y comenzado a amar, tal y como se aman entre ellos.

¿Es inmoral o retorcido que uno sea el esposo de mi madre y el otro sea
el hijo de él? Puede ser. Pero llevo toda mi vida haciendo lo que es correcto.
Se siente bien hacer lo que está mal por una vez.

Ellos me completan.

Jason es fuerza, protección y seguridad.

Zac es delicadeza, amor y cuidados.

Y ambos son tan míos como yo soy de ellos.

Sonrío recordando esta mañana. Mi primera vez ha sido de ellos.

Acaricio mis labios con mis dedos. El sabor de sus besos persiste en mí.

-¿Estás bien?- me pregunta Poppy.

La miro cuando escucho su voz hablarme. Estamos en el coche de


camino al museo. Jason conduce mientras Zac está de copiloto. Poppy y yo
vamos detrás. Miro hacia delante, Jason me está mirando por el retrovisor.
Me guiña el ojo. Le sonrió mordiéndome el labio inferior.
Lo echo de menos en mi interior. También a Zac.

Mis hombres.

Vuelvo a mirar a Poppy.

-Sí, nana. Estoy muy bien.

-Pareces distraída- me dice entrecerrando los ojos.

-Oh... No es nada.

No parece muy convencida por mi respuesta. Pero no tengo que contarle


nada sobre mi vida sexual.

Es mía, me pertenece a mí.

Miro por la ventana del coche. Veo los edificios pasando. Uno tras otro.

Todo se vuelve oscuro, durante un momento, cuando entramos en el


parking subterráneo del museo.

Me muerdo el labio, estoy algo nerviosa. Hace mucho tiempo que no


vengo.

Jason aparca y apaga el motor del coche. Zac y él se bajan. Poppy y yo


hacemos lo mismo.

-¿Emocionada?- me pregunta Zac pasando su brazo por encima de mis


hombros.

-Mucho- le contesto sonriendo.

Jason agarra mi mano por el otro lado. Miro a mi alrededor para ver que
no haya nadie. Sigue siendo el esposo de mi madre. Podrían reconocerlo y
no sabría cómo explicar por qué estoy agarrada de la mano con él.

Veo a Poppy negando con la cabeza. Sigue sin gustarle esta situación.
Pero por lo menos ya no grita.

Jason me da un apretón antes de entrar en el ascensor. Después suelta mi


mano y no puedo evitar sentir vacío.

Se inclina hacia mí y me da un beso en la sien.

Zac sigue con su brazo sobre mis hombros. Supongo que es menos raro
que tu "hermano" te agarre así.

Siento un poco de opresión en el pecho. Quiero ir con ellos en público


tomados de la mano. Besarnos cuando nos apetezca. Pero sé que no es
posible, no en estos momentos.

Un bufido a mi lado hace girar mi cabeza. Jason parece molesto mirando


su móvil.

-¿Todo bien?- pregunto.

-Sí, cariño. Es sólo trabajo.

-Creí que estabas de vacaciones- espeta Zac.

-Yo también lo creía. Pero un empleado la ha cagado con un proyecto y


tengo que hacerme cargo personalmente. Hablando de eso- hace una pausa-
Mañana tengo que ir a la oficina y después pasarme por la fábrica.

-Se suponía que tenías que cuidar de Ava- dice Zac molesto.

-No importa- contesto.

-Sí, importa. Sigues enferma. Tenemos que cuidarte.


-Zac- digo poniendo una mano en su pecho- Ya estoy mejor, esta mañana
era la última dosis de la medicación para la infección. Si Jason tiene que ir a
la oficina por un asunto urgente, no hay problema conmigo.

Me mira fijamente. Es como si estuviera tratando de decirme algo.

-Podrías venir conmigo. Tarde o temprano trabajarás ahí- dice Jason.

Me giro para volver a mirarlo.

-No puedo, tengo trabajo atrasado de la universidad.

-Tú nunca tienes trabajo atrasado- dice Zac enarcando una ceja.

-Esta vez sí.

-Yo puedo hacerme cargo de ella- dice Poppy.

Jason y Zac se miran. Pero no logro leer sus miradas. Frunzo el ceño.

-Bien- es lo único que dice Jason.

El ascensor llega a la planta baja. La entrada al museo. Zac me suelta de


su agarre.

Al ser dueños de la empresa aeroespacial más importante del país, no


pagamos nada. Aunque no supondría ningún problema pagar la entrada.

Caminamos siguiendo las flechas en el suelo.

La primera exposición que encontramos es totalmente nueva. Estamos en


Marte. Hay una réplica del Perseverance en este planeta. Miro a mi
alrededor. Es como estar ahí. El suelo está cubierto de tierra rojiza. Hay
elevaciones en ciertos lugares, copiando las colinas del planeta. Al fondo
hay una pantalla en movimiento imitando el paisaje.
Abro la boca, asombrada por lo que estoy viendo.

Poppy viene a mi lado murmurando cosas. No le presto mucha atención


hasta que oigo el nombre de mi abuelo.

Una sensación de absoluta tristeza me invade. A él le habría encantado


estar aquí. Es todo tan realista. Siento que los ojos se me aguan.

Unos dedos rozan los míos. Miro hacia el lado y veo a Jason pegado a
mí.

-¿Estás bien cariño?- susurra en mi oído.

Asiento levemente. Su pulgar acaricia mi mano. Agarro sus dedos entre


los míos. Sólo un segundo.

Alguien carraspea a nuestra espalda. Me sobresalto soltando su mano


rápidamente.

Es Poppy. Nos mira con el ceño fruncido. Agacho la cabeza y sigo hacia
adelante.

Caminamos durante un rato, pasando la exposición de la luna y otros


planetas.

Llegamos a una de mis zonas favoritas. La exposición de cohetes


espaciales. Me dirijo hacia uno en especial. El Anne Marie, es el cohete que
mi abuelo construyó para mi abuela. Lleva su nombre.

Cuando era pequeña mi abuelo me contó la historia de este cohete.

Cuando mi abuela murió, yo aún no había nacido. Mi madre estaba


embarazada de ocho meses. La abuela estuvo luchando contra el cáncer
cerebral durante años. Por desgracia, perdió la batalla. Mi abuelo construyó
este cohete en su honor. Dijo que allá dónde estuviera, ella lo vería. Parte de
este cohete sigue vagando por el espacio. Ahora ambos lo verán.

Una lágrima corre por mi mejilla. Anhelo lo que ellos tuvieron. Ni


siquiera la muerte pudo desvanecer su amor.

Dos brazos me rodean la cintura. Zac y Jason están cada uno a un lado.
Ambos me besan la sien.

-¿Quieres irte?- me pregunta Jason.

-¡No!- digo negando con la cabeza.

-Princesa, no parece que te lo estés pasando muy bien- dice Zac.

-Me lo estoy pasando bien, de verdad. Es sólo que me acuerdo del


abuelo.

-Este cohete tiene mucha historia. Recuerdo cuando lo construyó- dice


Jason.

-¿Estabas allí?- pregunto sorprendida.

-Sí, le ayudé de hecho. Yo tenía 22 años. Conocí a tu abuelo a los 15


años. Él me pagó la universidad y me dio trabajo. Me dio un hogar y un
futuro.

-Entonces también conociste a mi abuela.

-Lo hice- dice sonriendo hacia el cohete- Anne era todo lo que estaba
bien. Me cuidó desde el primer día que me vio aparecer en su puerta. Me
trató como si fuera uno más de la familia Winchester.

-Ojalá la hubiera podido conocer.


-Te pareces mucho a ella- me dice mirándome- Tienes sus mismos ojos
Ava y su gran corazón.

Sonrío. Sólo el abuelo me dijo una vez que me parecía a ella.

-¿Puedes contarme más cosas sobre ella?

-Por supuesto que sí. Pero en otro momento. ¿De acuerdo?

Asiento sonriendo.

Seguimos caminando por el museo. Pasamos por las réplicas del Apollo
XI, del Lunokhod 1, la exposición de Neil Armstrong, etc.

Tres horas después de haber llegado. Hemos recorrido todo el museo. Así
que volvemos al coche y ponemos rumbo al restaurante chino favorito de
Zac en Chinatwon.

-Bienvenidos a Shanghái- nos recibe un chico- Soy Bao y seré vuestro


camarero.

Bao me da una mirada de arriba abajo. Luego me sonríe. Nos indica que
lo sigamos.

Nos sienta en una cabina redonda. Poppy se sienta en un extremo. Zac


entra antes que yo y se coloca junto a ella. Después entro yo y me siento
junto a él. Jason se pone a mi lado.

-¿Qué van a tomar?- pregunta Bao.

-Yo tomaré agua- dice Poppy.

-Yo una cerveza- dice Zac.


-Yo también una cerveza- continúa Jason, abro la boca para hablar, pero
él me interrumpe- Y mi mujer agua, del tiempo.

Lo miro con el ceño fruncido. Escucho a Zac reírse y a Poppy jadear.

Bao nos mira sorprendido. Se retira cuando ha terminado de anotar.

-¿Tu mujer?- pregunto.

-Sí, mi mujer. Es lo que eres, mía- responde Jason.

-Por dios- murmura Poppy.

-¿Estás loco? ¿Y si te reconoce? ¿O a mí? He salido en la prensa alguna


vez.

-No dirá nada.

-¿Cómo estás tan seguro?

Se encoje de hombros.

-Simplemente, lo estoy.

Niego con la cabeza mientras pongo los ojos en blanco.

Bao vuelve con nuestras bebidas. Vuelve a mirarme. Esta vez con más
cautela.

Jason se tensa a mi lado.

-Gracias- digo cuando Bao me entrega el vaso y la botella de agua.

Hace lo mismo con los demás. Jason lo observa fijamente. Si las miradas
matasen, Bao ya estaría muerto.
Toma nuestro pedido de comida. Charlamos un rato mientras la comida
se hace.

Estoy hambrienta.

Miro a Poppy, está algo callada. Pero no parece incómoda.

La comida llega y lo primero que agarro es el arroz tres delicias.

Gimo cuando lo pruebo. Entiendo que este sea el restaurante favorito de


Zac, el arroz está buenísimo. Jason me sirve ternera en salsa de ostras.
Vuelvo a gemir. La comida de este lugar es increíble.

-Me estás poniendo duro con esos sonidos- susurra Jason en mi oído.

Agarra la mano que tengo en mi regazo y la lleva a su erección. Se tapa


con el mantel un poco más.

La excitación puede conmigo y comienzo a frotarla sobre el pantalón.

-Joder- murmura Jason en voz baja.

Vuelve a inclinarse hacia mí.

-Esta noche deja la puerta de tu habitación sin cerradura.

Jadeo internamente.

-Voy a follarte duro, nena.

Sí, por favor.


SEXO, DROGAS Y ROJO. MUCHO ROJO

Antes de leer.

Este capítulo contiene escenas de violencia, también maltrato animal,


no explícito. Si eres sensible con este tema, por favor no sigas leyendo. Si
lo haces, es bajo tu total responsabilidad

Jason

Llegamos a nuestro edificio a las nueve de la noche. Después de


almorzar fuimos de compras por Nueva York. Ava y Zac, prácticamente,
renovaron su armario. Mi tarjeta quedó echando humo. Pero ha merecido
cada dólar gastado al ver a Ava y Zac en esa ropa interior tan sexy.

Poppy no quiso entrar en esa tienda. Supongo que no se sentía cómoda


con la situación. Tampoco es que me importara. Ella y yo nunca hemos
tenido una relación estrecha, sólo es mi empleada.

El ascensor se detiene dos pisos antes de nuestra parada, esta es la de


Poppy. Vive en nuestro mismo edificio, solo que dos plantas por debajo.

Ava y ella se despiden.

-Ten cuidado mi niña- le advierte Poppy.

-Siempre. Te quiero nana, buenas noches- le dice Ava antes de darle un


beso en la mejilla.

-Yo también te quiero, buenas noches- nos mira a Zac y a mí- Buenas
noches señores Ajax.

-Buenas noches- contestamos Zac y yo a la vez.


Las puertas del ascensor se cierran y atraigo a Ava hacia mí. Hundo mi
nariz en el su cuello.

Zac pulsa el botón para detener el ascensor. Chico listo.

-Llevo todo el día duro por tu culpa- le susurro en el oído.

Zac se acerca por delante de ella y hunde su cara en el otro lado del
cuello de Ava. La oigo jadear. Zac tiene la mano metida por dentro de su
pantalón, tocándole el clítoris.

-Quiero follarte- dice Zac.

-Yo también quiero- contesta Ava.

-Estás tan mojada- susurra Zac.

Agarro su mano y la saco del pantalón de Ava de un tirón. Me la llevo a


la boca y le lamo los dedos uno a uno.

-Tan dulce mi mujer- murmuro.

Ava frota su culo en mi dura entrepierna.

-Nena, detente si no quieres que te folle aquí mismo mientras hago que
se la chupes a Zac- gruño agarrándola fuerte por la cintura.

Ella gime.

-Deja la puerta abierta esta noche y nos tendrás a los dos.

-Ya podemos corrernos dentro de ti- dice Zac antes de besarla en la boca.

-Te vamos a marcar con nuestro semen.


-Sí, quiero eso. Por favor- dice entre beso y beso.

-Me encanta como suplicas por nuestras corridas. Eres tan dulce.

Le doy un suave beso en los labios.

Zac vuelve a pulsar el botón para que el ascensor se ponga en marcha.

Entramos en casa y la figura de Julia aparece ante nosotros.

-¿Dónde estabais?- pregunta con los brazos cruzados.

-Por ahí- contesto.

-Por ahí ¿dónde?- vuelve a preguntar.

-No es asunto tuyo- espeto.

-Te has llevado a mi hija. Es asunto mío- dice clavando un dedo en mi


pecho.

Agarro su mano y la aprieto en la mía.

-Es adulta, puede ir donde quiera.

-Papá- me llama Ava.

Suelto la mano de Julia. Mira a Ava, una mirada severa que hace temblar
a mi dulce chica.

Joder. Odio esta situación.

Julia desaparece en la cocina.

Voy a mi despacho dejando a Ava y Zac en la sala.


Necesito hacer algunas cosas importantes. Me siento en la silla de mi
escritorio y enciendo el portátil. Abro el email que Markus me envió. Hay
un enlace que lleva directo las nuevas cámaras de seguridad de la casa.

Hay dos en la sala de estar, una en el comedor, dos en la cocina, dos en el


pasillo de arriba, una en la habitación de Julia y otra en la de Ava.

Miro las grabaciones. Empezaron a grabar a las tres de la tarde. Fue


cuando Markus terminó la instalación. Una notificación llega a mi móvil.
Es la aplicación de las cámaras de seguridad. Desde ahora también puedo
ver desde mi móvil.

Paso un par de horas más en mi despacho, intentando acelerar el trabajo


de mañana para no estar mucho tiempo fuera. No quiero dejar a Ava sola,
aunque Poppy esté con ella.

Cuando salgo del despacho todo está a oscuras. Subo las escaleras y me
paro frente a la habitación de Zac. La puerta está medio abierta.

Asomo la cabeza y lo veo en la cama tumbado, sólo lleva sus bóxers.


Está leyendo un libro.

Gira su cabeza cuando nota que lo estoy mirando.

-¿Ya?- pregunta.

Asiento.

Zac se levanta de la cama, agarra un bote de lubricante de la mesita de


noche y camina hacia mí.

Sale de la habitación y nos dirigimos a la de Ava.

Zac golpea la puerta suavemente.


-Adelante- dice Ava desde el otro lado.

Zac entra primero y va directamente a la cama con Ava.

Yo cierro la puerta tras de mí. Comienzo a desnudarme mientras veo a


Zac besando a Ava.

Ya estoy duro, joder.

Me desnudo por completo. Luego me acerco a Zac por detrás y le bajo


sus bóxers. Él comienza a desnudar a Ava.

-Espera- dice ella- Mi madre.

-No te preocupes por ella. No creo que se vaya a despertar hasta mañana-
dice Zac riendo.

-¿Qué le has hecho?- pregunta Ava.

-Quizás su vaso de agua llevara algún sedante un poquito fuerte- contesta


Zac besando las tetas de Ava.

-¿Has drogado a mi madre?

-Sí- contesta Zac.

Ese es mi chico. Le doy una palmada en el culo. Ava se sobresalta, pero


Zac gime.

-¿No te ha dolido?- pregunta Ava preocupada.

-Sí, pero también me da placer.

Ella lo mira confundida.


-Te lo mostraré- dice Zac.

Le agarra una teta de Ava mientras que chupa el pezón de la otra. Le


vuelvo a abofetear el culo. Gime en el pecho de Ava y ella gime en
respuesta.

Pellizca un pezón y mordisquea el otro. Ava gime fuerte.

-¿Te gusta?- pregunto.

-Sí, mucho. Otra vez- pide ella.

Zac se ríe y vuelve a repetir la acción.

Ava gime de nuevo.

-Sientes placer junto al dolor ¿verdad?- pregunta Zac.

-Sí- jadea Ava.

-Pues eso es lo que yo siento cuando me infligen algo de dolor durante el


sexo. Duele, pero me da placer.

Ella lo mira fijamente mientras acaricia su pelo.

-Zac- dice Ava- Quiero que me lamas.

-A sus órdenes mi señora.

Zac se mueve hasta que su cabeza queda entre los muslos de Ava.
Comienza a lamerla lentamente. Me agacho y hundo mi cabeza entre las
mejillas del culo de Zac. Lo oigo gemir cuando paso mi lengua por su
agujero. Lo empapo bien antes de introducir un dedo.

-Tan apretado este culo- digo volviendo a azotarlo.


-Joder, sigue- gime Zac.

Ambos comenzamos a penetrar con los dedos. Yo en su culo y él en el


coño de Ava. Ella gime mientras mira todo lo que hacemos. Le guiño el ojo
cuando me mira.

-Aaahhh- gime ella.

-Córrete para nosotros nena- le digo- Córrete en la boca de tu hombre.

-Sí, sí- gime.

Zac le introduce un segundo dedo mientras sigue lamiendo su clítoris con


rapidez.

Yo también le introduzco un segundo dedo a Zac.

-Mierda, sí- jadea él.

-Zac fóllatela- le ordeno.

Ava gime fuerte mientras se corre en la boca de él.

Saco los dedos del culo de Zac y él se queja un poco.

Me coloco al lado de la cabeza de Ava.

Zac se pone de rodillas y le abre bien las piernas con sus manos. Agarra
su polla y la frota por la hendidura de Ava.

-¿Lista?- pregunta.

Ava asiente.

Zac comienza a penetrarla despacio.


-Sigues tan apretada, joder- gruñe.

-Métesela entera, cariño- le digo.

Ella gime cuando Zac introduce unos centímetros más de su polla. La


saca y la vuelve a introducir, esta vez más. Hasta que está completamente
dentro de ella.

Me inclino hacia ella y la beso en la boca.

-Tienes a uno de tus hombres completamente dentro de ti- le susurro en


la boca- Y te va a follar duro, se va a correr dentro de ti y luego yo te follaré
aún más duro y también me correré dentro de ti. Mañana no podrás andar,
nena.

Ava me besa con desesperación. Me he dado cuenta de que le encanta


que le hable sucio. Y a mí me encanta hacerlo.

-Fóllala duro- le ordeno a Zac.

Él la agarra fuerte por la cintura y comienza a penetrarla rápido, duro y


con seguridad.

-Mmm- gime Zac.

-Abre la boca Ava- le ordeno.

Ella obedece. Le meto mi polla mientras agarro su cabeza por detrás.

-¿Quieres que te folle la boca nena?- le pregunto.

Ella asiente.

Empiezo a embestir su boca mientras miro a Zac follándole el coño.


Joder. Esto es el paraíso.
-Nuestra mujer nos recibe tan bien- le digo a Zac.

Él se inclina hacia mí y nos besamos.

-Te amo- me dice.

-Te amo.

Miramos a Ava y le sonreímos. Zac se tumba sobre ella sin dejar de


mover sus caderas.

-Te amo Ava- le dice.

Saco mi polla de su boca y la meto en la de Zac. Le follo la boca con


fuerza. Él lo puede soportar y sé que le gusta.

-También os amo- contesta Ava.

Acelero mis movimientos en la boca de Zac, mi glande golpea su


garganta.

-Aaahhh-gime Ava- Me voy a correr.

Zac se saca mi polla de su boca y la besa.

-Yo también princesa. Me voy a correr en tu apretado coño.

Ava gime fuerte una vez más.

-Joder- gruñe Zac.

Ambos se corren a la vez.

Zac se queda sobre ella jadeando. Cuando sale de ella se tumba a su lado.
Me posiciono entre los muslos de Ava. Miro su entrepierna. El semen de
Zac sale de ella.

Gruño ante la imagen.

-Mierda nena, esto es precioso- les digo a los dos.

Ellos se ríen.

Agarro mi polla y la penetro de una embestida. Estoy desesperado por


correrme dentro de ella y juntar mi semen con el de Zac.

Con este pensamiento en mente siento que no voy a durar mucho. Pero
haré que Ava vuelva a correrse en mi polla.

-Nena, te amo. Estás tan apretada. Joder es el mejor coño que me he


follado- gruño.

-Fóllame Jason- suplica Ava.

Acelero mis embestidas mientras la beso a ella y a Zac.

Nos besamos entre los tres. Agarro a Zac por la cabeza y lo atraigo hacia
una de las tetas de Ava. Chupa y muerde el pezón.

-Mierda. Se va a correr otra vez- gimo.

Meto mi mano entre nosotros y masajeo su clítoris en círculos.

-Córrete conmigo nena- le digo.

Ava estalla en otro orgasmo haciéndome estallar con ella.

-Me estoy corriendo en tu coño nena. Te voy a llenar tanto.


Mi semen, finalmente, se mezcla con el de Zac. Es el mejor orgasmo que
he tenido en mi vida.

Me tumbo al otro lado de Ava.

Zac se intenta levantar, pero Ava lo detiene.

-¿A dónde vas?- le pregunta.

-A por una toalla para limpiarte.

-No, quiero sentir vuestro semen entre muslos.

-Mi chica caliente- murmuro sonriendo.

Zac vuelve a acostarse a su lado. Ava nos abraza.

A las 4 de la madrugada Zac y yo salimos de la habitación de Ava y nos


dirigimos a las nuestras.

Me quedo dormido de inmediato.

Cuando abro los ojos ya son las seis. Tengo que levantarme para ir a la
maldita oficina. Nunca había deseado tanto no ir a trabajar. Preferiría
quedarme en casa con Ava y echar a la zorra de Julia. Así podría follarme a
mi mujer durante toda la mañana.

Pero, por desgracia, no puedo. Y Ava tampoco, tiene tarea atrasada de la


universidad.

Me levanto de la cama y me meto en la ducha. Después bajo a desayunar


con Ava y Zac.

Julia baja cuando Zac y yo tenemos que irnos. Poppy ya está en casa.
-Julia- la llamo- ¿Puedes venir a mi despacho un momento?

-Claro- contesta dudosa.

Entramos y ella cierra la puerta tras de sí.

Pienso muy bien las palabras que voy a pronunciar a continuación.

-¿Qué pasa?- pregunta cuando ve que no hablo.

-Voy a ir a la oficina un par de horas. Cuida de tu hija, tiene un golpe en


el costado, y haz que coma- le ordeno.

Veo como se tensa. Su mandíbula se aprieta.

-¿Un golpe en el costado?- tartamudea.

-Sí. Dile a Poppy que te de la crema para los moratones y aplícasela.

-Puede hacerlo ella sola- espeta.

-Sí, pero quiero que lo hagas tú. Eres su madre, después de todo.

-Sí, lo que sea. ¿Eso es todo?

Asiento.

Julia sale de mi despacho y vuelvo a respirar. Quiero retorcerle el cuello.


Espero que no haga una estupidez hoy.

Llego a la oficina un rato después. Markus se pasa por aquí para hablar
conmigo. Le digo que después del trabajo venga conmigo a casa para que
me responda a algunas preguntas sobre las cámaras. Ya que, en este
momento no tengo tiempo de hacerlas. El acepta y sale de mi despacho.
Trabajo durante toda la mañana. Casi no tengo tiempo ni para comer. Mi
estómago ruge. Pero no tengo tiempo.

-¡Casandra!- llamo a mi secretaria.

-¿Si señor Ajax?- contesta asomando la cabeza por la puerta.

-Llama a Maddox y Lance, que vengan a mi oficina. Ahora- espeto.

Me tienen muy cabreado. Teníamos que entregar este proyecto a finales


de año y quedan dos meses para eso. Pero el cohete no está acabado, ni por
asomo.

La puerta de mi despacho vuelve a abrirse. Esta vez son Lance y Maddox


quiénes entran.

Casandra cierra la puerta una vez que ellos están dentro.

Me levanto de la silla.

-¡¿QUÉ COJONES ES ESTA MIERDA?!- grito.

Ambos se estremecen.

-Sois mis jefes de proyecto. Confié en vosotros- digo acercándome a


ellos.

Dan un paso atrás.

-¡LAS MALDITAS PIEZAS ESTÁN DEFECTUOSAS!- vuelvo a gritar-


¡¿TENÉIS IDEA DE LO PELIGROSO QUE ES ESO?!

Asienten con la cabeza.


-¿De verdad lo sabéis? Si Wanda no se llega a dar cuenta de esto, si
llegamos a mandar el cohete así y lo lanzan al espacio con personas dentro,
tendríamos sangre en nuestras manos.

Ambos tragan grueso a la vez.

-¿Vais a decir algo?- pregunto.

-Lo sentimos señor Ajax.

-Eso no me sirve. Estáis despedidos.

-Pero...- dice Lance.

Arqueo una ceja mirándolo.

-Pero ¿qué?- espeto.

-Señor ha sido un error.

-¡FUERA DE MI VISTA AHORA MISMO!- grito- ¡Casandra!

Ella entra de inmediato a mi oficina.

-Llama a recursos humanos y comunícales el despido de los Señores


Maddox Tate y Lance Porter.

-Sí, señor.

Los tres salen de mi oficina.

Me siento en la silla y me reclino hacia atrás.

He perdido los papeles. Lo sé. Pero esto es muy importante.


Literalmente, es de vida o muerte. No podemos permitirnos fallar.
Las horas pasan. Viajo con Markus en el coche de vuelta a casa.

Son casi las ocho.

Zac llega a la misma vez que nosotros.

Subimos al ascensor en silencio.

El ascensor abre sus puertas en el último piso. Es entonces cuando


comienzan a escucharse gritos.

-¡Basta señora!- grita Poppy.

-¡Maldita zorra hija de puta!- grita Julia.

-¡Neil!- esa es la voz de Ava.

Zac, Markus y yo nos miramos y salimos corriendo. Abro la puerta de


casa a toda prisa.

Cuando entramos lo único que logro ver es rojo. Quiero matarla.

Ava está tirada en el suelo de la sala mientras Julia la golpea con los
puños y le da patadas en el vientre.

-¡DÉJALA!- grito.

Julia se congela. Tiene los ojos abiertos de par en par.

Markus va a hacia ella hecho una furia. No lo detengo.

Zac va hacia Ava.

Yo no puedo moverme.
-¡Neil!- vuelve a gritar Ava llorando.

Miro hacia donde ella está mirando. El gato yace inerte en el suelo.

Joder. No. Por favor, no. Eso la va a destruir.

Voy hacia el gato. Me agacho junto a él. No se mueve.

Mierda. Mierda. Mierda.

Tiene sangre en la boca y un golpe en la cabeza.

-¡Ella lo mató!- grita Ava- ¡Lo golpeó contra la pared!- ella llora
desconsolada- ¡Neil despierta, por favor! Mi bebé- solloza en los brazos de
Zac.

Da un grito desgarrador que nos estremece a todos. Las lágrimas se


agolpan en mis ojos.

Miro a Julia. Markus la tiene sujeta por el cuello, parece que le cuesta
respirar. Ojalá se muera. O mejor, quiero matarla yo mismo.

-Cariño, por favor, tranquila- dice Zac intentando calmar a Ava.

Tiene la cara golpeada. Su labio está roto y parece haber tosido sangre.

Me levanto del suelo y camino rápido hacia Julia.

-¡¿QUÉ HAS HECHO?!- le grito.

-Disciplinarla- dice con dificultad- Me estás asfixiando maldito animal-


dice golpeando la mano que Markus tiene rodeando su cuello.

-Mi bebé- vuelvo a escuchar a Ava.


Mi corazón se aprieta.

-Vas a pagar por esto Julia- le advierto.

-¡QUE SE VAYA!- grita Ava- ¡QUIERO QUE SE VAYA!

No deja de llorar. Su voz se rompe cada vez que intenta hablar.

-¡LO HA MATADO! Era lo único que me quedaba del abuelo.

Me acerco a ella y le acaricio la cabeza. Tiene sangre en la sien.

Zac me mira. Está preocupado por ella. Yo también.

-Markus llévala al apartamento de Brooklyn. Déjala ahí hasta que decida


qué hacer con ella- le ordeno sin dejar de mirar a Ava.

Me rompe verla así.

Un golpe nos sobresalta.

-¿Me has pegado maldito hijo de puta?- grita Julia.

La miro y tiene una mano cubriendo su mejilla.

-He hecho lo que haría tu padre. Aunque, seguramente, él te habría


matado con sus propias manos. Ganas no me faltan, pero no mereces la
pena- espeta él.

-Que se vaya, por favor- solloza Ava.

Markus la arrastra hacia fuera de la casa.

-¡No puedes hacer esto!- grita- ¡Esta también es mi casa!


Su voz cesa cuando desaparece por el ascensor.

Agarro a Ava de los brazos de Zac y la levanto en mis propios brazos.

-Poppy, encárgate de Neil- le ordeno.

Ella asiente. Tiene los ojos rojos e hinchados.

Zac me sigue mientras subo las escaleras con Ava en brazos.

La recuesto en su cama y dejo que Zac se haga cargo de ella.


VACÍO

Zac

Ha pasado una semana desde que Neil fue asesinado por la hija de puta
Julia Winchester.

Ava no sale de su habitación. Come, se ducha y duerme ahí. Jason y


Poppy se encargan de ayudarla a ducharse y vestirse. Dejó de hablar, sólo
llora y mira a la nada. Algunas noches se despierta gritando y llorando.

Está más delgada, tiene ojeras bajo los ojos y la mirada vacía.

Neil la acompañó durante años, en su propio infierno, él siempre estuvo


ahí. Su abuelo se lo había regalado cuando era una niña.

Jason se instaló en su habitación, no quería dejarla sola ni un segundo.


Nadie dijo nada para detenerlo. Ni siquiera Markus.

Jason y él aún tienen a la bruja encerrada en el apartamento de Brooklyn.


No sé qué es lo que le hacen allí, tampoco me importa. Ojalá esté sufriendo
el doble de lo que ha hecho sufrir a Ava.

La ha destruido por completo.

Estoy en mi habitación, tumbado en la cama. Tengo el corazón apretado,


me duele.

-Tengo miedo de que nunca vuelvas a ser la misma- susurro sollozando.

Agarro mi móvil para intentar distraerme. Entro en instagram y me


aparece el perfil de Stella, un ex ligue. Tiene puesto un gorro de Santa
Claus.
¿Santa Claus?

Miro el calendario en el móvil.

20 de diciembre.

Quedan 5 días para navidad.

Joder. No me había dado cuenta de que ya estábamos en Navidad.

Sigo navegando por instagram cuando me llega un mensaje privado.

Stella.

Lo abro y leo lo que ha escrito.

Feliz Navidad Zac. Llevo tiempo queriendo escribirte. Pero no sabía


cómo empezar este mensaje. Así que, supongo, que felicitarte las fiestas
está bien.

Pero lo que en realidad quiero decirte es que te echo de menos. El


tiempo que pasamos juntos fue increíble. Y no sólo el sexo, que también.

Sonrío a la pantalla. Es cierto que lo pasamos bien. Muy bien, en


realidad.

Por eso quería invitarte a tomar algo. Si estás disponible, claro. Ahora
que te he visto en línea, me he atrevido a escribirte.

Bueno, quedo a la espera. Un beso Zac. Espero que estés bien.

Releo el mensaje de nuevo. Muevo el dedo por el teclado. Me vendría


bien distraerme y salir con alguien. Sólo a tomar algo. Entre el estrés de la
universidad, los turnos del hospital y el drama de casa, no he salido
absolutamente nada. Mis amigos ya ni me avisan para salir.
Hola Stel, me alegra saber de ti. Sí, lo pasamos bien. Me vendría bien
una copa. O más de una. ¿Mañana a las 6 en Sally's?

Aparecen los tres puntos flotantes de inmediato. Vaya, eso fue rápido.

Allí estaré. Nos vemos.

La luz del día me despierta. Me quedé dormido en algún momento de


anoche. Salgo de la cama y me dirijo al baño.

Después de darme una ducha y vestirme, bajo a la cocina para desayunar.


No hay nadie, Poppy y Jason deben estar en la habitación con Ava.

Me preparo un bol con cereales.

La puerta de la cocina se abre. Para mi sorpresa es Jason. Pero no me


dice nada. Se acerca a la nevera para coger una botella de agua. Bebe de
ella como si hubiera estado en el desierto.

-Esta noche voy a salir- le digo.

-No creo que sea correcto- gruñe.

Respiro hondo dejando caer la cuchara en el bol, haciendo ruido.

-No me dejáis ayudar con Ava. Nadie me habla, nadie me dice nada, no
puedo entrar en su habitación, no puedo dormir bien, como solo todos los
días. Sólo voy a salir con una amiga, a tomar algo. No voy a ir a ninguna
fiesta.

Jason no dice nada.

-Bien. Vuelta al silencio. ¿Sabes? Yo también la amo. Y sin embargo soy


al único al que no permiten estar cerca de ella. Me tratáis como a un niño y
te recuerdo que fui yo quien la examinó y curó sus heridas. Después de eso
me desplazasteis. Me dejaste solo. Que no te sorprenda que necesite la
compañía de alguien. Feliz Navidad, papá.

Dejo el bol en el fregadero y me marcho de la cocina.

Agarro mi abrigo y las llaves del coche. No sé dónde iré. Pero necesito
salir de aquí ahora mismo.

Conduzco sin rumbo por Nueva York. Miro mi móvil, pero no hay ni una
sola llamada o mensaje de él.

Entiendo que Ava sea lo más importante ahora, pero yo también soy
humano. Necesito estar cerca de ella, cuidarla. Pero jodidamente no me
dejan.

-Asistente de voz- digo en alto.

El asistente del coche me habla. Le digo que llame a Tess, es mi mejor


amiga. O solía serlo.

-¿Zac?- contestan al otro lado.

-Hola Tessi.

-Tienes valor.

-¿Qué?

-Llevo sin saber nada de ti una semana. No contestas a los mensajes ni


las llamadas. Me ignoras en la universidad y ahora me llamas Tessi.

-Tess, oye. Yo. Lo siento. No he estado pasando por un buen momento.

-Si no me lo cuentas no puedo saberlo y ayudarte.


-Nadie puede ayudarme.

-¿Estás bien? Pareces... Cansado.

-Lo estoy, estoy agotado mentalmente. ¿Podemos vernos? Necesito a mi


mejor amiga.

-Ven a mi casa.

Cuelgo y pongo rumbo a casa de Tess.

Cuando llego, me abre la puerta con una sonrisa.

-Necesito un abrazo- le digo.

Tess se lanza hacia a mí con los brazos abiertos.

Siento la calidez de su cuerpo. Se siente bien.

Nos separamos. Me hace pasar dentro. Me siento en el sofá mientras Tess


hace algo en la cocina.

Escucho sus pasos acercarse, se sienta a mi lado y me entrega una taza de


café.

-No tienes muy buen aspecto- me dice.

-Porque no estoy bien. Estoy solo- digo mirando al techo.

-No digas eso, tu padre siempre está a tu lado.

-Esta vez no- giro mi cabeza hacia ella.

-¿Por qué no?


-Ava.

-¿Tu hermanastra?- pregunta antes de dar un sorbo a su café.

Asiento.

-¿Ella está bien?

-No, está pasando por un momento... Muy duro. Mi padre está volcado
en ella.

-¿Y estás celoso?

-No es eso- Tess me mira entrecerrando los ojos- En serio. Amo a Ava.
Es que yo también quiero cuidarla. Pero ni mi padre ni la nana de Ava me
dejan acercarme.

-¿No te dejan?- pregunta riendo- ¿Eres un niño pequeño o qué?

-Es lo mismo que le he dicho a mi padre- murmuro.

-Zac, si quieres estar cerca de ella, sólo hazlo. ¿Ella te quiere cerca?

-Antes solía hacerlo.

-Entonces es seguro que ahora también querrá.

Me acerco a Tess y la abrazo.

Me quedo toda la mañana en su casa, charlando de los últimos chismes


de la universidad. Le cuento sobre Stella. A Tess le parece bien que salga y
me distraiga. La invito a venir con nosotros esta noche y ella acepta. Hace
tiempo que no tenemos una salida de mejores amigos. Necesito
emborracharme y que alguien me cuide. Y esa es Tess.
A las 5:30h nos ponemos rumbo al bar donde he quedado con Stella.
Llegamos quince minutos después. Cuando entramos, veo a Stella en una
mesa. Nos acercamos mientras ella nos observa. No parece muy contenta
con Tess.

-Hola Stel- la saludo. Ella se levanta y me da dos besos- Cuánto tiempo.

-Sí, cuatro meses- contesta ella sonriendo.

-¿Te acuerdas de Tess?- le digo señalando a mi amiga.

-Sí, por supuesto. Tu mejor amiga.

-¡Esa soy yo!- contesta Tess señalándose a sí misma.

Stel sonríe tensa.

-Por favor sentaos- dice Stella

Tess se sienta al fondo y yo a su lado. Stella se sienta dónde estaba,


frente a nosotros.

El tiempo pasa entre charla y charla. Stel me cuenta lo que ha estado


haciendo estos últimos meses, desde que dejamos de vernos. Ha estado
ocupada con la universidad, estudia en la facultad de derecho.

Unas horas y mucho alcohol después, me siento más liviano.

Tess se ha ido a bailar con un chico que acaba de conocer. Stella se ha


acercado, mucho, a mí. Puedo olerla.

Vainilla.

-Te he echado mucho de menos- me susurra al oído.


Me muerde el lóbulo de la oreja y lo succiona.

-¿Me has extrañado?- me pregunta seductoramente.

-No mucho, la verdad- digo riendo.

Ella se detiene. Pone su mano en mi entrepierna, que está dura.

-Tu polla no me dice lo mismo- dice frotándome por encima del


pantalón.

Detengo su mano con la mía. Le sonrío.

-Eso es porque estoy pensando en otra persona. No es por ti.

Stella frunce el ceño.

-No es necesario ser cruel.

-No estoy siendo cruel. Te estoy diciendo la verdad.

-Eres un imbécil Zac Ajax.

Stella se marcha del bar. Estaba muy enfadada.

Comienzo a reírme a carcajadas.

Debería irme a casa.

Tess se acerca a mí y me ayuda a levantarme. Todo me da vueltas.

-¿Por qué hay dos Tessi?- pregunto mirándola.

-No debería haberte dejado beber tanto.


-¡No soy un niño!- espeto gritando.

-No, ahora mismo eres un borracho.

Me lleva hasta el coche. Tess conduce hasta un edificio.

-¡Mira cuántas luces!- digo mirando el edificio.

-Definitivamente, no debería haberte dejado beber.

Tess me ayuda a salir del coche y me mete en el edificio de las luces.

-Buenas noches señor Ajax- me dice un hombre.

-Buenas noches... cómo te llames- le contesto.

-¡Zac!- me regaña Tess- Ese es Roger, el portero de tu edificio. Por dios,


¿cuánto has bebido?

Intento recordar, pero lo único que sé es que había mucho alcohol.

-Mucho- digo riendo.

Tess me mete en el ascensor. Me agarra la mano y pone mi dedo en un


extraño aparato.

-¿Para qué es eso?- pregunto con los ojos abiertos.

-Para poder llegar a tu casa.

-¡No allí no! Llévame al bar.

-Lo que te hacía falta. Volver al bar.

-En casa no me quieren.


-Sí, te quieren.

-No- sollozo.

El ascensor se detiene y las puertas se abren.

Tess me saca de ahí y me deja contra la pared. Me tambaleo de un lado al


otro. La puerta de casa se abre. Tess me ayuda a entrar.

Una figura aparece entre nosotros. Es una mujer bajita y rechoncha. Se


parece a la criada de 101 dálmatas.

Me río a carcajadas.

-Dios santo. Señor Ajax- dice Nanny.

-Hola Nanny, ¿dónde has dejado a los cachorros querida?- le contesto


riéndome.

-¡Zac!- me vuelve a reñir Tess.

-¡Anita querida estoy en casa!- grito riéndome.

-Basta Zac- dice una voz grave.


DESPLAZADO

Jason

Escucho voces en la planta de abajo. Me levanto de la cama de Ava,


dejándola con cuidado de no despertarla. Me ha costado mucho conseguir
que se quedara dormida.

Salgo de la habitación y veo a Zac tambalearse y decir tonterías.

-¡Anita querida estoy en casa!- grita riéndose.

Bajo los escalones que me quedan.

-Basta Zac- le digo.

Su sonrisa se desvanece cuando me ve. Frunce el ceño. Puedo decir que


ahora está enfadado.

-Señor Ajax- dice Tess- Lo siento, no he podido evitar que se


emborrachara.

-No te preocupes. Ya me encargo yo de él.

Me acerco a él y me empuja hacia atrás.

-No me toque maldito idiota- farfulla.

Mi mandíbula se tensa.

-Zac, ¿qué haces?- pregunta Tess, que aún lo sostiene.

-Ese imbécil ya no me quiere- le dice señalándome.


-No digas tonterías- le contesto.

Zac se zafa del agarre de su amiga, se vuelve a tambalear.

Joder. Está muy borracho.

-No son tonterías- me dice clavando un dedo en mi pecho- Nadie en esta


casa me quiere o me necesita.

Sus ojos se cristalizan.

-Zac- susurro.

Miro a su amiga, tiene la mirada preocupada.

-Tess- la llamo- Puedes marcharte.

Ella asiente dudosa. Poppy la acompaña hasta la puerta.

-Lo siento mucho Zac- le digo acariciando su mejilla.

-Estoy harto de tus disculpas- dice dándome un manotazo- Siempre que


la cagas crees que puedes solucionarlo todo con tus malditas disculpas.
¡PUES NO!- grita.

-Deja de gritar- le advierto.

-No quiero- me desafía- ¡ESTOY HARTO!- grita.

-Joder, Zac. Estoy perdiendo la paciencia. No me obligues...

-¿A qué?- me interrumpe- ¿Me vas a pegar para que me calle?

-Zac, no es un buen momento para tus tonterías.


-Últimamente no es un buen momento para mí. Debería haberme
quedado con Stella para follármela. Ella sí me quería a su lado.

¿Stella? ¿Ha quedado con su ex?

Una ola de celos me atraviesa.

-Poppy sube a la habitación de Ava- ordeno.

Ella obedece de inmediato.

-¿Te has follado a alguien esta noche?- le pregunto.

Zac se ríe. Pero no contesta.

-Contesta maldita sea.

-Quizás haya dejado que me follen el culo- dice riéndose.

La sangre me hierve. Lo agarro por el cuello.

-Espero que estés mintiendo, por tu bien- le advierto.

-¿O qué?- vuelve a desafiarme- Es mi culo, yo decido quien se lo folla.

Lo arrastro hasta mi despacho. Cuando llegamos, lo empujo dentro. Casi


se cae. Entro y cierro la puerta con llave.

-Te equivocas, Zac- le digo.

Él me mira confuso. Me bajo los pantalones y dejo salir mi erección.


Pensar en que alguien haya podido follarse a Zac me ha cabreado mucho y
una necesidad primaria de reclamarlo ha hecho que mi polla se endurezca.

Camino hacia él.


-¿Qué... qué haces?- tartamudea.

Le bajo los pantalones y los bóxers. Lo inclino bocabajo sobre el


escritorio.

-Este culo me pertenece a mí y sólo a mí.

Lo penetro de una embestida. Zac gime.

-Te voy a follar tan duro que nunca más desearás otra polla que no sea la
mía- le susurro.

-Sí, joder. Fóllame- jadea.

Lo embisto con fuerza. Rápido.

-Tan apretado- le digo azotándolo.

-Sí, así- gime.

Con cada embestida, siento mis bolas golpear las suyas.

Hace una semana que no tengo ningún tipo de relación sexual.

-Joder, Zac. Tengo tanto semen para ti.

-Lo quiero todo.

-Te voy a llenar el culo con mi semen.

Zac gime fuerte.

-Eso es, cariño. Gime. Que el mundo se entere a quién perteneces.

-Me voy a correr- jadea.


-¿Quién te está follando?- le pregunto.

-Tú, mi hombre, Jason Ajax.

-Sí, joder. Tu hombre.

Exploto en un orgasmo brutal. Me corro dentro del culo de Zac como


nunca antes. Zac se corre conmigo. Llenando el escritorio con su semen.

-Mierda- se queja.

-¿Te he hecho daño?- pregunto saliendo de él.

-Déjame en paz Jason.

Zac se sube los pantalones y sale de mi despacho dando un portazo.

Limpio el desastre que hemos hecho. Algunas cosas del escritorio han
caído al suelo.

Cuando termino, subo las escaleras. Paso por delante de la puerta de la


habitación de Zac, no se oye nada. Quizás se haya quedado dormido.

Lo he descuidado. Se ha emborrachado por mi culpa y no se me ocurre


otra cosa que follármelo.

Esta es de mis mejores cagadas.

Me pellizco el puente de la nariz.

Entro en la habitación de Ava. Poppy está sentada en una silla. Me mira


preocupada.

-¿El señor Zac está bien?- me pregunta.


-No lo sé- le contesto sinceramente- ¿Por qué no te vas a casa?- le
pregunto.

-Quiero estar con mi niña- contesta.

-Poppy- le digo agachándome a su lado. Agarro sus manos entre las


mías- Llevas durmiendo en esta silla una semana. Si hay algún cambio te
llamaré, ve a descansar. Por favor, ella te necesita al cien por cien.

Duda un poco antes de asentir.

Se dirige hacia la puerta, la abre y se gira antes de salir.

-Estaré aquí por la mañana temprano.

Poppy se marcha.

Me meto en la cama junto a Ava. La agarro y la atraigo hacia a mí.

No protesta. No hace ni dice nada. Ha sido así en los últimos días.

Miro hacia el techo.

Markus me informa cada día sobre Julia. La tiene encerrada, sin visitas,
sin lujos, dos comidas al día. Voy a hacerle pagar por cada lágrima que ha
hecho derramar a Ava.

Achucho a Ava en mi pecho. Zac viene a mi mente.

¿Qué le he hecho?

Nunca lo había visto tan ebrio. Y es mi maldita culpa.

Lo he descuidado mucho. Joder.


He sido el peor novio del mundo.

Ha dicho que quedó con Stella. Su ex. Confío en él, sé que no han hecho
nada. Al igual que sé que no ha dejado que ningún hombre se lo folle.

Pero no mentiré. Me puse muy celoso cuando me dijo que quizás había
dejado que algún gilipollas se lo follara.

Él es mío.

Y lo he descuidado.

Mañana hablaré con él. Cuando esté sobrio.


RESACA

Zac

Un dolor punzante en la cabeza me despierta. Me llevo las manos a la


cabeza. Aún tengo los ojos cerrados. Siento un brazo en mi cintura. Hay
alguien detrás de mí.

Mierda.

Abro los ojos y me giro abruptamente.

Unos ojos verdes me están observando.

-¿Princesa?- pregunto confuso.

¿Qué hace aquí?

¿Cuánto tiempo lleva en mi cama?

-¿Estás bien? ¿Qué haces aquí?

No sé para qué pregunto, no va a hablar. Aunque, por lo menos, ya no


tiene la mirada perdida.

-Estaba preocupada por ti- susurra.

Abro la boca, sorprendido. Llevo una semana sin escuchar su voz.

La atraigo hacia mí y la abrazo fuerte. La cabeza me da una punzada. Me


tumbo de espalda y vuelvo a llevar mis manos a la cabeza.

-¿Te duele?- pregunta Ava acariciando mi cabeza.


-Sí, anoche no debí beber tanto.

-Perdón- dice avergonzada.

La miro a los ojos.

-¿Por qué?- le pregunto.

Se encoje de hombros.

-Estás así por mi culpa.

Niego con la cabeza, el dolor se hace más fuerte. Pero no me importa, la


agarro y la tumbo en mi pecho.

-No es culpa tuya. Soy un adulto y yo decidí beber.

-Pero lo hiciste porque te sientes solo. Porque todos están pendientes de


mí.

-Ava, no. Me comporté como un idiota. Y sí, me he sentido solo. Pero lo


que peor llevaba era estar lejos de ti. No me dejaban acercarme.

-Te he echado de menos- solloza.

-Y yo a ti, princesa.

Ava se queda callada. El silencio reina en la habitación. Poco después


escucho la respiración de Ava relajarse. Se ha quedado dormida.

Cierro los ojos. La cabeza me va a matar.

Un grito me sobresalta. Abro los ojos de par en par. El sol ha salido.

-¡Ava!- oigo gritar a alguien.


Frunzo el ceño. Noto a alguien en mi pecho.

Ava.

Los recuerdos de anoche comienzan a pasar por mi cabeza.

Me emborraché.

Stella tocando mi polla.

101 dálmatas.

¿Por qué recuerdo esa película ahora?

-¡Ava!- vuelven a gritar.

La puerta de mi habitación se abre de golpe.

Jason entra, está nervioso y agitado.

-Joder- suspira pareciendo aliviado.

Lo miro confundido.

Se acerca a la cama. Sigo observándolo.

-Ava- la llama mientras zarandea su cuerpo con suavidad- Nena.

-Mmm- se queja ella.

-¿Qué haces?- le pregunto- Déjala.

Jason se aparta de ella y se sienta al borde de la cama. Deja caer la


cabeza sobre sus manos.
Algunos flashes de lo que pasó anoche entre él y yo vienen a mi mente.

Doy un largo suspiro.

Mierda.

Lo escucho sollozar. Levanto la cabeza para mirarlo. Sigue con la cabeza


entre sus manos. Su espalda tiembla.

-Jason- susurro.

Pero él no se vuelve para mirarme.

-Lo siento- gimotea.

Se levanta y sale de la habitación, dejándome con la cabeza hecha un lío.

Ava se mueve a mi lado. Abre los ojos lentamente. Me sonríe cuando me


mira. Hace, lo que parece una eternidad, que no la veía sonreír.

-Vamos a ducharnos- le digo.

Me levanto de la cama de un salto. Siento una punzada en la cabeza. Doy


la vuelta a la cama y ayudo a Ava a levantarse.

Entramos en el baño y me quito los bóxers. A continuación, la ayudo a


desvestirse. La miro de arriba abajo. Se le notan mucho las costillas y los
huesos de la clavícula. Cuando se da cuenta de que estoy mirando su
cuerpo, intenta cubrirse con los brazos y las manos. Me giro y abro el grifo
del agua. Pongo mi mano bajo el agua. Cuando el agua está a buena
temperatura, ayudo a entrar a Ava y yo voy detrás. Ella echa la cabeza hacia
atrás para dejar que el agua le caiga y le moje la cara. Su cuello queda al
descubierto. Me está llamando. Suprimo las ganas de lamerlo y besarlo.
Cierro los ojos e intento pensar en otra cosa.
-Estás duro- susurra Ava.

Abro los ojos de golpe y miro hacia abajo.

-Deja que te lave el pelo- le digo ignorando sus palabras y mi dolorosa


erección.

Ava se gira, dándome la espalda. Agarro mi champú y me echo en la


mano. Comienzo a frotarlas en su cabeza haciendo espuma. Le doy un
pequeño masaje. Ella gime.

-Mierda- murmuro.

Ava se pega más a mí. Empieza a frotar su culo en mi entrepierna. La


tomo por las caderas y la detengo.

-Para, por favor- le suplico.

-¿Por qué?

-Porque no estás bien y no quiero aprovecharme de ti.

-Quiero esto. Lo necesito- solloza.

La giro para que me mire a los ojos. Tomo su cara entre mis manos.

-Ava, has pasado por mucho esta semana. Lo que necesitas es comer bien
y descansar. Podría hacerte daño.

Ella me mira con ojos tristes.

-¿Qué te parece si cuando terminemos de desayunar decoramos la casa?


Es navidad- le ofrezco sonriendo.

Ella da un leve asentimiento.


Terminamos de ducharnos. Me visto rápido mientras ella me observa.
Luego la acompaño a su habitación para que se vista. Jason no está allí. Lo
que me extraña.

Cuando volvemos a salir al pasillo, Ava agarra mi mano. La miro y le


sonrío. Miro hacia la habitación de mi padre, la puerta está cerrada. Así que
debe estar ahí.

-Espera aquí- le digo a Ava.

Camino hacia la habitación de mi padre. Por supuesto que Ava no


obedece, oigo sus pasos detrás de mí. Abro la puerta y veo a mi padre
tumbado en su cama. Entro sin hacer ruido, por si está dormido. Ava me
sigue hasta la cama. Jason tiene los ojos cerrados. Sus pestañas están
mojadas y sus mejillas tienen rastros de lágrimas.

Joder. Sólo lo he visto llorar dos veces. Cuando me contó su historia y


ahora.

Me tumbo a su lado y Ava se tumba en el otro. Él no abre los ojos.


Ambos lo abrazamos y eso lo hace estallar en un llanto. Ava hace un
puchero.

-Jason- susurra ella.

Eso sólo hace que él llore más. Ava se pega más a él.

-No llores, por favor- suplica ella.

-Lo siento mucho, perdonadme- dice con la voz rota.

-¿Perdonarte?- pregunto incorporándome entre sus muslos para mirarlo a


la cara- Jason- advierto- Mírame.

Él abre los ojos lentamente y me mira a los ojos.


-¿De qué cojones estás hablando? ¿Por qué estás así?

-Porque soy un padre horrible.

Frunzo el ceño enfadado. Te intenta tapar la cara con las manos, pero se
lo impido. Lo agarro por las muñecas y las retengo sobre su abdomen.

-Escúchame- le digo severamente- No eres un padre horrible. Fuiste el


mejor padre que pude tener. Me cuidaste, me protegiste y me diste el amor
más puro que existe.

-Te corrompí- gira la cabeza y mira a Ava- Y a ti también.

-¡No!- decimos Ava y yo a la vez.

Ava se pone de rodillas a su lado y se sienta sobre sus talones. Le pone


una mano en la mejilla. Lo acaricia dulcemente.

-Cuando estoy contigo y con Zac me siento bien. Completa. Nos amas y
te amamos. Me has estado cuidando cuando más te necesitaba. Cuidaste del
cuerpo de Neil. Hiciste que lo trataran bien después de su muerte- la voz de
Ava comienza a entrecortarse- Si lo tengo junto a mí en este momento, es
gracias a ti. Sus cenizas descansan en mi habitación, junto a mí. Eso no lo
hace alguien que corrompe, lo hace alguien que ama de verdad.

Ava se inclina y lo besa en los labios. Al principio él no corresponde al


beso. Pero poco a poco se relaja y deja que ella juegue con su boca. Miro
hacia otro lado para no ponerme duro. Pero no lo logro.

Jason gruñe. Mi mirada vuelve a ellos. Ava rompe el beso sonriendo.

-Gracias por amarme y cuidarme- susurra ella en sus labios.

Me inclino hacia él, quedando encima suyo. Lo agarro por la mandíbula


y lo beso con fuerza. Abre la boca y mi lengua la recorre. Lo noto duro
debajo de mí. Mi erección se frota con la suya.

-No te quiero como padre- le digo- Eres mi hombre. Mi novio, mi esposo


y mi amante. ¿Me oyes?

-Sí- contesta achuchando mi culo con fuerza.

Miro a Ava, nos está sonriendo. La agarro por la nuca y la atraigo hacia
mi boca.

-Eres nuestra mujer. Sólo nuestra. Dilo- digo apretando mi agarre en su


cabeza.

-Vuestra mujer- susurra en mi boca.

La beso igual que he hecho con Jason, mi hombre.


MÉNAGE À TROISE

Ava

-Os amo- susurro cuando los tres juntamos nuestras bocas.

Los necesito. He estado una semana ausente por la muerte de Neil. Mi


corazón sigue roto. Pero ellos me ayudan a sobrellevar la tristeza.

Anoche, cuando escuché a Zac decir que nadie lo quería, algo se activó
en mí de nuevo. Me dolió escucharlo decir eso. Yo lo amo. Pero ha estado
solo esta semana. El shock por la violenta muerte de Neil, se había
apoderado de mí. Jason ha estado volcado en cuidarme. Zac estuvo solo. Ni
Poppy ni Jason lo han dejado acercarse a mí y aun no comprendo por qué.
Es algo que tengo que resolver más tarde. Ahora solo quiero estar con ellos.

-Nena, no sabes lo feliz que me hace escuchar tu voz de nuevo- susurra


Jason.

Me separo de ellos y me siento en la cama. Ambos me miran.

-Siento mucho por lo que os he hecho pasar esta semana- me disculpo.

Zac se levanta de encima de Jason y se sienta a mi lado abrazándome por


la cintura. Jason se pone de rodillas frente a mí y acuna mi cara entre sus
manos.

-No tienes que disculparte por nada- me dice él- Soy yo quién debe
disculparse con Zac- dice mirándolo.

Él agacha la cabeza mirando mi regazo. Jason pone una mano en su


muslo.
-Zac, cariño. Siento haberte apartado de ella y de mí. Yo... He sido un
completo imbécil, pero no lo hice a propósito. Y mucho menos para hacerte
daño.

Jason da un largo suspiro. Sus ojos se llenan de ira y mucho dolor.

-Tenía miedo de que le pasara lo mismo que a Maya- confiesa.

Frunzo el ceño. Zac reacciona y lo mira. Como si comprendiera lo que


dice.

Jason me mira. La tristeza se instala en sus ojos, junto al dolor y la ira.

-Me gustaría contarte algo- me dice con un tono triste- Algo que me
marcó, lo oculté, durante años, en lo más hondo de mi ser. Pero cuando
sufriste el ataque de pánico, cuando te vi desmayarte por la falta de aire,
todos esos recuerdos volvieron a mí. Intenté aparcarlos de nuevo, pero no
pude.

Hace una pausa. Me acaricia la mejilla con su pulgar.

-Yo tenía una hermana. Era unos años mayor que yo.

Lo miro confundida. Nunca ha hablado de una hermana. De hecho,


nunca ha hablado de su familia.

Jason comienza a contarme su historia, cómo su padre fue un hombre


abusivo con su hermana cuando él era pequeño. Cómo la violó delante de
él. Y todo porque tenía una discapacidad física. También golpeaba a su
madre. Y cuando Jason con 7 años se rebeló contra su padre para defender a
su hermana, comenzó a golpearlo a él también.

Ahora entiendo por qué no quiere que lo llamemos papá cuando estamos
intimando. Y estoy segura, que la primera vez dijeron que fue excitante por
mí. Para no hacerme sentir mal por lo que decía.
Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos. Jason sufrió la misma
infancia y adolescencia que yo. Pero entonces, a sus 15 años, conoció a mi
abuelo. Salvó su vida y Jason ha salvado la mía.

Zac y él me están dando un amor que no conocía. Diferente al del abuelo,


Markus o Poppy. Con ellos hay pasión, lujuria, deseo... Lo quiero todo con
ellos.

Cuando intenta disculparse conmigo por no haberse dado cuenta antes de


lo que ocurría con el diablo, lo callo poniendo mis labios sobre los suyos.
Rodea mi cuerpo con sus fuertes brazos.

-No te disculpes más- le susurro rompiendo el beso.

Él asiente. Pega su frente a la mía.

-Zac y tú sois lo más importante para mí- dice alargando el brazo para
tomar la mano de Zac.

Giro mi cabeza para mirarlo.

-Os necesito a los dos- le digo.

-Princesa...

-Por favor. Os quiero a los dos... A la vez- suplico.

-No- dice Zac negando con la cabeza- Podríamos lastimarte.

-No lo haréis. Siempre me estáis cuidando y sé que también lo haréis


ahora. Por favor.

Miro a Jason. Me sienta sobre su regazo a horcajadas y comienza a


besarme. Abro mi boca para dejar pasar su lengua. Jason no pierde tiempo y
recorre cada parte del interior de mi boca con su lengua. Se recuesta en la
cama conmigo encima de él. Rompo el beso a regañadientes. Miro a Zac,
que sigue en el mismo lugar.

-Zac, por favor- vuelvo a suplicar- Si en algún momento me hacéis daño,


y sé que no será así, lo diré y pararemos.

Asiente dudoso. Pero finalmente se acerca a nosotros. Lo atraigo hacia


mí. Beso su boca con ansia. Jason me agarra por las caderas y comienza a
moverme de adelante hacia atrás para frotar nuestras entrepiernas. Gimo en
la boca de Zac. Él mete una mano bajo mi camisa y me agarra un pecho.
Masajeándolo, tirando del pezón. Rompo el beso para poder quitarme la
camisa. Sé que no estoy en mi mejor momento físico, mis huesos
sobresalen por mi escasa alimentación de esta semana, no podía comer y lo
poco que lograba pasar a mi estómago, terminaba en el inodoro. También
tengo restos de moratones, ya no duelen, pero siguen siendo visibles. Ellos
no me juzgan por mi físico, nunca lo han hecho. De hecho, siempre me
dicen que soy hermosa y sé que lo que más les gusta de mí son el color de
mis ojos. Un verde intenso, casi irreal. Como los de mi abuela.

Jason se apodera de un pecho, lo lame por completo y mordisquea mi


duro pezón. Zac se inclina y hace lo mismo. Sigo moviendo mis caderas en
la erección de Jason.

-Mmmm- gimo- Os necesito.

Zac abandona mi pecho. Se baja de la cama y comienza a desvestirse.


Cuando se quita los bóxers su erección salta. Grande, dura y gruesa. Se me
hace la boca agua. Me levanto del regazo de Jason y gateo hasta Zac. Él me
sonríe. Se acaricia a sí mismo hasta que llego y sustituyo su mano por la
mía. Me relamo los labios.

-¿Qué quieres princesa?- pregunta seductoramente.

-Chupar- digo sin preámbulos.


Si algo he aprendido de estar con ellos, es que les gustan las palabras
directas. Si quiero algo, sólo tengo que pedirlo.

Saco mi lengua y lamo la punta de su polla. El sabor del líquido


preseminal hace palpitar mi clítoris.

Noto a Jason acariciar mis nalgas. Me baja el pantalón y las bragas de


una vez. Levanto una pierna y luego la otra para quitarme la ropa por
completo.

Succiono el glande de la polla de Zac. Jason abre las mejillas de mi culo


y entierra su cara en ellas. Siento su lengua repasar mi agujero, uno que
nunca ha sido profanado. Algo se siente bien con esto. Me gusta su lengua
ahí.

Gimo, con la polla de Zac en mi boca, cuando recorre con su lengua


desde mi clítoris hasta mi agujero.

-Joder, princesa. Te ha gustado eso ¿eh?- jade Zac- He sentido tu gemido


por toda mi polla- mira Jason- Vuelve a hacerlo.

Y Jason lo hace. Esta vez un gemido más fuerte sale de mí.

-¡Mierda!- gime Zac.

Jason penetra mi coño con dos dedos. Siento el orgasmo cerca.

Zac enreda mi pelo en su mano. Comienza a follar mi boca.

-Sí, joder. Trágatela entera- gime.

Su polla golpea mi garganta, noto las lágrimas caer por mis mejillas.
Pero se siente bien.
Jason traza círculos en la entrada de mi culo. Poco a poco va
penetrándome con un dedo.

-Joder, Zac. Está tan apretada aquí.

-Te voy a follar el culo Ava- jadea Zac- Mientras Jason te folla el coño.
Eso es lo que querías ¿no?

Gimo en su polla.

Una corriente eléctrica recorre mi cuerpo. Zac saca su polla de mi boca.

-Aaahhh-grito.

-Eso es nena, córrete.

Mi vagina se contrae con el orgasmo. Jason saca los dedos mi culo.


Nunca pensé que tendría un orgasmo siendo penetrada por ahí. Pero Jason
sabe lo que hace.

Me muevo en la cama para mirar a Jason. Él se tumba bocarriba.

-Sube- me ordena.

Me subo a horcajadas sobre él, pero no me siento. Me quedo de rodillas


con las piernas abiertas.

Agarro su polla entre mis manos y la froto por mi entrada. Jason gruñe,
haciéndome reír.

-Deja de burlarte de mí- espeta.

Zac se ríe.

Coloco su polla en mi entrada y me deslizo sobre ella.


-Sí, mierda- gime Jason.

Miro a Zac, que está empapando su polla en lubricante. Cuando termina,


se acerca a mí por detrás. Se sube a la cama y se pone de rodillas detrás de
mí.

-Ven- me dice Jason inclinándome hacia él.

Me besa mientras noto a Zac poniendo su glande en mi otra entrada.

-Si te duele...- dice Zac.

-Hazlo- lo interrumpo.

Zac me penetra lentamente.

-Mierda- lo oigo murmurar.

Mete unos centímetros más. Sigue haciéndolo, hasta que noto que se
queda quieto. Siento un poco de ardor. Pero desparece de inmediato.

-Nos tienes a los dos dentro de ti- dice Zac.

Sí, tengo a mis dos hombres dentro de mí.

-Noto tu polla- gruñe Jason.

-Yo también noto la tuya, joder.

Comienzan a moverse poco a poco. No puedo evitar gemir. Esto es el


paraíso.

Sus dos pollas dentro de mí.

¿Cómo se sentirán las dos en mi coño?


El pensamiento de tenerlos a los dos a la vez dentro de mi coño, me hace
gemir fuerte.

Zac y Jason gruñen entre gemidos.

Un nudo se hace en mi bajo vientre.

-Te vamos a llenar de semen, nena- gime Jason.

Sus palabras me calientan. Voy a correrme con dos pollas dentro de mí.

-Joder, eso es. Estrangula nuestras pollas- jadea Zac.

-Ordeñanos, nena.

No aguanto más. Todo se nubla a mi alrededor. Siento que veo las


estrellas. El tiempo se ralentiza. Es algo que nunca había sentido. Oigo
susurros. Gruñidos en forma de gemidos.

-Se está corriendo, joder.

No sé quién lo dice. Mis ojos se cierran y me dejo llevar por esta


sensación tan maravillosa. Siento que me interior se llena con un líquido
caliente. Me siento plena.

Mi respiración está agitada. Alguien me tumba en la cama.

Abro los ojos lentamente. Veo a Zac y Jason mirándome. Les sonrío.

-Nena- dice Jason acariciando mi mejilla- Te has corrido muy fuerte. Has
tenido tu primer squirt.

Frunzo el ceño.

Deben notar mi confusión. Ambos se ríen.


-Es como tu propio semen- dice Zac besando mi hombro.

No sé lo que ha pasado. Pero quiero volver a repetirlo. Y pronto.


LIBRE

Jason

Zac y yo llevamos a Ava hasta el baño. Ahora doy gracias por haber
hecho instalar una bañera hidromasaje en él y es para cuatro personas,
podremos bañarnos los tres juntos.

Enciendo los chorros y dejo que la bañera se llene. Ava sigue medio en el
limbo. Tiene una sonrisa de oreja a oreja y la mirada algo perdida. Pero
parece estar bien. Zac la sostiene por miedo a que se caiga si la suelta.

Niego con la cabeza cuando ella me mira. Su sonrisa parece ampliarse.


Definitivamente, está bien.

Nunca se había corrido tan fuerte, incluso ha eyaculado por primera vez.
Con nosotros. Con sus dos hombres. Viendo su cara de felicidad es cuando
estoy seguro de que nunca la dejaré ir. Y sé que Zac tampoco lo hará. Ella
será nuestra para siempre. Algún día planeo ponerle un anillo y hacer que se
convierta en nuestra esposa. Que lleve a nuestros bebés en su vientre.

Joder. Imaginarla embarazada, con un hijo mío y de Zac, me la pone


dura.

-¿En qué estás pensando?- pregunta Zac con la ceja enarcada.

Mira hacia mi entrepierna, que vuelve a estar dura.

Me acerco a ellos y pongo mi mano en el vientre de Ava. Lo acaricio con


suavidad.

-En que algún día pondremos aquí muchos bebés.


Ava me besa en los labios y Zac se une a nosotros. Nos besamos entre los
tres, como hemos hecho otras veces.

-¿Te la pone dura pensar en dejar embarazada a nuestra mujer?- pregunta


Zac sonriendo.

-Mucho.

Lo atraigo hacia mi boca y lo beso con fuerza. Mi mano se dirige por sí


sola hacia el culo de Ava ahuecándolo.

Mi futuro son ellos. En una casa grande, fuera de la ciudad. Donde hacer
muchos bebés y criarlos. Libres, sin miedo y con mucho amor.

El agua del hidromasaje se detiene. La bañera ya está llena.

Ava es la primera en entrar, Zac la sigue y se sienta frente a ella.

Cojo sales de un mueble y las esparzo por el agua.

Entro en la bañera, sentándome al lado de Zac. Nuestros muslos se rozan.


Ava estira sus piernas. Pone una encima de Zac y otra encima mío. Ambos
le damos un pequeño masaje en los pies.

Gime cada vez que hacemos presión en el arco del pie.

Mi polla está dolorosamente dura, a pesar de haberme corrido hace


menos de diez minutos.

Pasamos el rato en el hidromasaje, sin hablar.

Siento que me he quitado un peso de encima al contarle a Ava mi


historia.

-Así que- dice Ava- ¿Conocías a mi madre desde que tenías 15 años?
-Sí. Ella tenía once. En ese entonces no le caí muy bien. Bueno, nunca le
he caído bien- digo riendo.

-Sí, la única persona que a Julia Winchester le cae bien es la propia Julia
Winchester- contesta Ava mirando al techo.

-¿Cuándo empezó?- pregunto.

Ava se tensa. Traga grueso. Sabe a qué me refiero.

-9 años. Cuando Elliot se fue con su amante- contesta con dificultad.

Joder. Era una niña.

-Comenzó con pequeños pellizcos, luego llegaron los golpes, la comida y


finalmente...

Se calla.

-¿Finalmente qué, nena?

-Comenzó a encerrarme durante horas en el viejo arcón de la abuela.


Creo que ahí me contagié con el hongo.

Hago acopio de lo que me queda de paciencia para no salir de esta bañera


y conducir hasta Brooklyn, donde la tengo encerrada, y matarla con mis
propias manos.

Ninguno de los tres vuelve a decir nada.

El agua comienza a enfriarse y ya es hora de salir. Salgo el primero de la


bañera. Ava viene detrás de mí. La ayudo a salir y después a Zac.

Ambos se van a su habitación a vestirse. Necesito que se muden a la mía.


Bajamos a desayunar. Poppy está en la cocina. Y por su mirada, creo que
ha oído todo lo que ha pasado en mi habitación.

-¡Nana!- grita Ava cuando la ve.

Ambas salen corriendo y se encuentran a mitad de camino. Abrazándose


como si hiciera una eternidad que no se ven. Y puede sentirse así. Porque
esta semana, con Ava ausente, ha sido como estar en la oscuridad. Ella es
luz.

-¡Mi niña! Te he echado tanto de menos.

-Lo siento, siento mucho haberme ido.

-No, no, no. Nada de disculpas. Sólo me importa que estés bien.

-Lo estoy- contesta sonriendo.

Poppy la suelta y nos mira a Zac y a mí. Abre la boca, pero la vuelve a
cerrar. Como si no estuviera segura de lo que quiere decir.

Vuelve a abrir la boca, mis ojos se entrecierran esperando sus gritos por
lo que hemos hecho.

-Gracias- dice finalmente.

Alzo mis cejas, sorprendido. Zac tiene la misma expresión.

-Por amarla como se merece. Puede que no entienda o no esté de acuerdo


con esto. Pero la veo feliz. Sus ojos me lo dicen. Y eso es suficiente para
mí.

Ava no puede dejar de sonreír.

-Ahora- dice Poppy- Todos a la mesa. Tenéis que reponer fuerzas.


Zac se ríe nervioso. Ava frunce los labios intentando aguantar la risa.

-Sí, todos necesitamos reponer fuerzas- repito sus palabras.

Zac sale de la cocina riéndose. Ava pasa por mi lado y le doy un azote en
el culo consiguiendo un grito de su parte.

-Nunca la había visto tan feliz, ni siquiera cuando su abuelo venía a


buscarla para llevarla al museo- me dice Poppy.

-Zac y yo queremos hacerla feliz. Siempre. Nunca dudes de eso- le


contesto.

-Nunca dudaré. He visto cómo la has cuidado esta semana y cómo has
hecho todo para protegerla, poniendo esas cámaras por la casa. Gracias. La
has liberado del infierno.

-No tienes que agradecerme nada, haría cualquier cosa por ellos.

Ella me sonríe antes de volver batir los huevos.

-El desayuno estará en unos minutos- dice.

Salgo de la cocina y me dirijo al comedor. Donde Ava y Zac me están


esperando.

Me siento en mi lugar. Mi teléfono comienza a sonar en el bolsillo de mi


sudadera. Lo saco y atiendo la llamada de inmediato.

-Maritza- digo- ¿Está todo listo?

-Sí, un mensajero debe estar a punto de llegar a tu casa. Te entregará el


sobre y lo recogerá cuando tú digas.

-Bien. Lo tendré todo listo lo antes posible.


-Estoy a la espera. Que tengas un buen día Jason.

Cuelgo la llamada y vuelvo a guardar el móvil en mi sudadera.

-¿Quién es Maritza?- pregunta Zac con el ceño fruncido.

-Ya lo sabrás- contesto.

Terminamos de desayunar. Pero antes de que pueda levantarme el


interfono suena. Poppy es quien lo atiende.

-Señor- me dice- Es un mensajero. Roger está subiendo con un sobre


para usted.

-Bien.

Pocos minutos después Poppy recoge el sobre y me lo entrega.

Camino a mi despacho con él en mis manos. Me siento en mi silla


dejando el sobre en la mesa. Lo miro durante un rato. Hasta que decido
abrirlo.

Leo las primeras palabras.

"Demanda de divorcio"

El alivio se instala en mi pecho. Llevo muchos años queriendo leer esto.


Maritza es una abogada matrimonialista. Ha redactado la demanda de
divorcio contra Julia. Por fin seré libre y en cuanto haya una sentencia firme
de divorcio. Zac y yo le pondremos un anillo a Ava.

Enciendo mi portátil y comienzo a buscar información sobre países que


permiten la poliandria. Necesito encontrar un lugar para que Zac y yo nos
casemos con Ava legalmente.
India.

Nepal.

Sudáfrica.

Estos tres países lo permiten. Pero Sudáfrica es el único donde se permite


que la mujer se case con quien quiera. En los otros dos, los maridos tienen
que ser hermanos.

Entonces será Sudáfrica.

Llamo a mi promotor inmobiliario. Necesito encontrar una casa allí.


Quiero intimidad. Le digo las características que quiero. No me importa si
es alquilada o hay que comprarla. Haré lo necesario por mis chicos y por
mí.

Termino la llamada con Harold y guardo los papeles del divorcio bajo
llave en el cajón del escritorio.

Más tarde le haré una visita a la zorra, espero que firme los papeles. Le
dejo una buena suma de dinero, aunque no deba por nuestro acuerdo
prenupcial. Pero necesito estar libre de ella cuanto antes.
BROOKLYN

Jason

Después de almorzar conduzco hasta Brooklyn. En el asiento del


pasajero llevo el sobre con los papeles del divorcio.

Aprieto mi agarre en el volante. Mis nudillos se ponen blancos. Espero


que los firme sin protestar. A cambio de mi libertad le estoy dando cien
millones de dólares. Suficiente para que pueda vivir toda su vida sin
escatimar en gastos.

El camino al apartamento se me hace eterno. Aparco en la entrada del


edificio y apago el motor. Respiro hondo. Necesito paciencia, no sé por
dónde podría ir todo esto.

Sé que ella va a reaccionar mal y no porque me ame. Sino por el estatus


social que perdería al dejar de ser la Señora Ajax.

Agarro el sobre del asiento del pasajero y abro la puerta para salir.

El apartamento está en Boerum Hill, un barrio pobre. Fue la primera casa


que compré. Mi primer hogar como adulto. El que compartí con la madre de
Zac. No pude deshacerme de él después de que ella se fuera. Ahí era donde
Zac había pasado sus primeros años. Me mata tener a la zorra de Julia ahí.
Pero no tengo otra opción.

Camino hacia la entrada del edificio. Sólo tiene dos plantas con cuatro
apartamentos en cada una. Y en este edificio solo hay tres apartamentos
ocupados.

La señora Green sale justo cuando voy a entrar. La conozco desde que yo
tenía 18 años, que fue cuando me mudé aquí junto a una Lydia muy
embarazada.
-Jason cariño- me saluda con su sonrisa casi desdentada.

Es una mujer mayor, de 80 años, que vive con su único hijo. Un ex


marine de 45 años. Que, a diferencia de su madre, es un hombre antipático.
Nunca le caí bien, no sé por qué.

-Señorita Green- la abrazo.

-¡Ay hijo!- contesta riéndose- Ojalá fuera una señorita. Te estaría tirando
los trastos.

-Ya lo hace- me río.

-Madre- habla una voz a su espalda.

Cuando miro detrás de ella, veo al hijo de la Señora Green, Marlon. Me


da una mirada de arriba abajo. Como siempre. Creo que también me tiene
asco. Es un hombre extraño. Su madre es toda dulzura, pero ¿él?. Es
grosero, antipático, raro. Y siempre va con ese aire de superioridad.

La señora Green y él pasan por mi lado. Él se detiene.

-Saca a esa mujer de aquí o llamaré a la policía- susurra en mi oído.

-Marlon- lo regaña su madre- No es asunto nuestro lo que Jason haga con


su apartamento.

Tiene razón, no lo es. Pero, aun así, le doy una explicación a ella.

-Esa mujer está bajo arresto domiciliario. Hizo algo muy malo a una
persona inocente- giro mi cabeza para mirar a Marlon- Aun así, intentaré
llevarla a otro lado para que no cause molestias.

-Si la tienes ahí encerrada, estoy segura de que lo merece. Te conozco


desde que eras un chiquillo, nunca has actuado mal- mira a su hijo- Ahora,
tú, entrometido, nos vamos o el doctor Carusso me regañará a mí por llegar
tarde a la cita.

-Espero que no sea nada- le digo a la señora Green.

-Los malditos médicos, los odio- protesta mientras camina hacia el coche
de su hijo.

Subo las escaleras. Abro la puerta del apartamento. Sean está viendo la
tele. Es uno de mis guardias. La apaga en cuando me ve entrar.

Le hago un gesto con la cabeza para que me cuente sobre Julia.

-Ha estado gritando toda la mañana. Se calmó hace unas horas. Por lo
demás, no ha hecho nada relevante.

Asiento. Me dirijo a la habitación en la que está. Es la habitación que


compartí con Lydia, la madre de Zac.

Cuando abro, la encuentro recostada en la cama. No hace ningún


movimiento. Está acostada de lado, mirando por la ventana.

Tiro el sobre con los papeles del divorcio en la cama junto a ella. Frunce
el ceño y mira hacia él.

-¿Qué es eso?- pregunta.

-Ábrelo.

Julia se sienta y agarra el sobre mientras me observa.

Lo abre rápido. Cuando comienza a leer las primeras líneas, su boca se


abre con sorpresa.

-¡Ni hablar!- grita.


-Vas a firmar, quieras o no. Porque si no lo haces, iremos a juicio y dudo
mucho que puedas pagarte un abogado. Además, te estoy ofreciendo cien
millones de dólares, cosa que no tengo por qué hacer.

-No voy a firmar- dice saltando de la cama- ¿Qué dirán mis amigos?

-Me dan igual tus putos amigos, me da igual la puta prensa y me da igual
la maldita alta sociedad. O firmas o te mando a la cárcel. Tú decides Julia.
Puedes vivir el resto de tu vida con lujos y comodidades. O puedes pudrirte
en una prisión.

La ira se apodera de sus ojos. Se abalanza sobre mí y caemos de espalda


al suelo. Está a horcajadas sobre mi abdomen. Me grita e intenta golpearme.
Siento ardor en mi mejilla. La agarro por las muñecas con fuerza.

Sean entra y la aparta de mí. Me pongo en pie.

-¡VUELVE A INTENTAR ALGO ASÍ Y NO ME CONTENDRÉ!- le


grito.

Ella se estremece con mi grito.

-¡Ahora firma los putos papeles!

Saco un bolígrafo del bolsillo interior de mi chaqueta y se lo entrego.

Ella lo coge a regañadientes. Finalmente firma los documentos. Estoy a


un paso de ser libre.

-En cuanto el divorcio sea un hecho, te irás de Nueva York. Tienes una
casa esperándote en Los Ángeles.

Me acerco a ella, hasta que nuestros rostros están a centímetros.


-Escúchame bien Julia. No te quiero cerca de esta ciudad. Y mucho
menos te quiero cerca de Ava o de Zac. No salgas de la Costa Oeste. Lo
sabré. Y no tienes idea de lo que soy capaz de hacer por mantenerla a salvo.
No me tientes, porque los demonios que hay en mí están deseando salir.

Agarro el sobre y los documentos firmados. Me giro para salir del


maldito apartamento. Pero su voz me retiene.

-Te la estás follando ¿verdad?

La miro por encima del hombro.

-No es asunto tuyo.

-Te arrepentirás de esto Jason Ajax y ella también.

Mi paciencia llega al límite. Dejo caer el sobre al suelo y camino rápido


hacia ella. La agarro por el cuello elevándola del suelo.

-No vuelvas a amenazarla. En tu puta vida lo vuelvas a hacer, porque te


juro por Dios que acabarás bajo tierra.

Julia se ríe con dificultad.

-¿Os la turnáis?- pregunta riendo.

-¡Cállate!- grito.

-Sois unos enfermos. Padre e hijo follándose a una niña.

Mi agarre se aprieta en su cuello.

-Ella es más mujer de lo que tú nunca serás.

-Señor- me advierte Sean.


Julia se está poniendo azul. Sus ojos están ensangrentados. La suelto y
cae al suelo.

-Algún día Jason Ajax- amenaza mientras tose.

Salgo del apartamento con el divorcio firmado en mis manos y entro en


mi coche. Me miro al espejo retrovisor, tengo la mejilla arañada y
sangrando. Me olvido de eso por un momento. Debo que llamar a Maritza
para avisarle que ya tengo los papeles firmados. Decido llevárselos yo
mismo a su oficina.

Conduzco hasta allí. Es la primera vez que la voy a ver en persona. Fue
Salma quién me la recomendó, trabajan para el mismo bufete. Sólo hemos
hablado por teléfono.

Cuando aparco frente a la entrada. Vuelvo a mirarme en el espejo.


Agarro un pañuelo y lo humedezco con mi saliva. Me limpio la sangre que
ha caído por mi mejilla. Seguramente también haya sangre en el traje y la
camisa. Pero por suerte para mí, hoy decidí vestir de negro completamente.

Salgo del coche cuando he terminado de limpiar mi cara.

Entro en el edificio y me subo al ascensor para llegar a la planta quince.

Cuando llego, una recepcionista me atiende y me indica el pasillo por el


que debo ir. La oficina de Salma está hacia el otro lado.

La secretaria de Maritza me anuncia nada más llegar. Entro en el


despacho. Maritza se levanta de su silla para estrechar mi mano. Vuelve a
sentarse y me indica que me siente yo también. Le entrego los papeles, se
asegura que esté todo correctamente firmado.

-Bien. Pues esto es todo. Ahora mismo lo notificaré al juez.

-¿Cuánto tiempo tardará la sentencia?- pregunto.


-Suele tardar un mes. Pero el juez es amigo mío, podría pedirle que
acelerara el proceso. En dos semanas serás un hombre completamente libre.

Suspiro aliviado.

Dos semanas.

-Gracias- le digo.

-No tienes que agradecer nada. Sólo he redactado la demanda. Tú te has


encargado de lo peor y por lo que veo- dice señalando mi mejilla- ha sido
duro.

Me río suavemente. Lo ha sido. Pero ha merecido la pena, en dos


semanas Julia pertenecerá a mi pasado.

Salgo del despacho y me dirijo a ver a Salma.

Su secretaria la avisa de que estoy aquí.

-Puede pasar señor Ajax- dice Alexandra.

Entro en el despacho de Salma y cierro tras de mí. Ella me mira con las
cejas elevadas.

-¿Tan mal?- pregunta.

-Tan mal.

Me siento en el sofá de mi izquierda. Salma se levanta de su silla y se


dirige a la mesita donde tiene las bebidas.

Agarra un vaso y lo llena con hielo y whisky. Se acerca a mí y me lo


entrega. Le doy un sorbo. La bebida me relaja un poco. Salma se sienta de
lado junto a mí.
-¿Te lo ha hecho ella?- dice acariciando mi mejilla por debajo del
arañazo.

Asiento mirándola.

-Qué zorra- murmura.

-La más zorra.

Salma se ríe haciéndome sonreír. Su risa siempre me ha gustado. Es


suave y femenina.

-Así que serás libre- dice trazando círculos en mi muslo con su dedo
índice.

-Divorciado, sí.

-Pero no libre.

Niego con la cabeza.

-¿Zac?- pregunta.

-Sí, Zac y Ava.

-¿La hija de Julia?- pregunta confusa.

Le cuento la historia de cómo comenzó todo con ella.

-La amas- dice mirando a su regazo.

Su voz parece romperse. Frunzo el ceño.

-¿Qué ocurre Sal?- pregunto elevando su cara con mis dedos en su


mejilla.
-Te extraño. Me di cuenta tarde que me había enamorado de ti- dice con
los ojos cristalizados.

-Sal...

-Tranquilo. Lo entiendo. Tienes a otra mujer.

Me siento mal por ella. Salma es una mujer de buen corazón. Pero
pertenezco a Ava.

-¿Sabes?- dice mirándome a los ojos- Yo podría haber sido esa mujer que
os hacía falta.

-Zac...

-Pero Zac nunca ha estado interesado en mí. Lo entiendo Jason.

La agarro por los hombros y la atraigo hacia mí. La abrazo con fuerza. A
pesar de todo, sigue siendo mi amiga. Una buena amiga.

Dejar a Salma después de que confesara que está enamorada de mí fue


difícil. Quería consolarla. Pero estaba deseando llegar a casa y contarle a mi
mujer y mi hombre las últimas noticias.

Cuando llego a casa abro los ojos de par en par. Hay decoraciones
navideñas por todos lados. Incluso un árbol enorme en el centro de la sala.

Ava sale de la cocina y me ve. Corre hacia mí con una sonrisa y los
brazos abiertos. Salta sobre mí , la atrapo en el aire. Rodea mi cintura con
sus piernas y mi cuello con sus brazos. Su cara está hundida en mi cuello y
la mía en el suyo. Absorbo su olor.

-¿Tanto me has extrañado?

Ella asiente y me hace reír.


-Te amo Ava Marie Winchester- le susurro.

-Yo también te amo Jason Ashton Ajax.

Sonrío cuando pronuncia mi nombre completo. De hecho, nunca lo ha


hecho.

-¿Qué es todo esto?- pregunto mirando hacia la decoración navideña.

Ava retira su cara de mi cuello. Pero no se baja.

-Es navidad. Zac creyó que debíamos decorar la casa. Y tenía razón.

-¿Estás feliz?

Frunce el ceño. Me agarra por la mandíbula y gira mi cabeza con


brusquedad.

-¿Qué te ha pasado?- pregunta enfadada.

La dejo en el suelo. Zac aparece en la sala.


EL REGALO PERFECTO

Zac

Jason y Ava estaban de pie mirándose el uno al otro. Ella parecía


enfadada. A medida que me acercaba a ellos, pude notar por qué. Jason
tenía la mejilla arañada.

-¿Qué te ha pasado?- volvió a preguntar ella.

Jason me mira y respira profundo. Me detengo frente a él y cruzo los


brazos en mi pecho.

Me doy cuenta que lleva en la mano el mismos sobre que le llegó esta
mañana. Saca unos papeles de dentro y me los entrega.

-¿Esto es...?- pregunto después de leer el enunciado.

-Una copia, pero sí.

-¿Qué es?- pregunta Ava.

-Lo papeles del divorcio- contesta Jason.

Me abalanzo sobre él y lo beso en la boca. Nuestras lenguas se enredan


de inmediato. Hay necesidad y liberación en el beso. Me separo de él
acunando su cara entre mis manos. Miro el feo arañazo que tiene en una de
sus mejillas.

-¿Te vas a divorciar de ella?- pregunta Ava.

-De hecho- dice Jason separándose un poco de mí- En dos semanas seré
un hombre divorciado.
-¿Firmó el divorcio?- Ava parece confusa.

-Era eso o la cárcel- contesta Jason.

-Entonces... Ahora...- dice Ava titubeando.

-Tú también eres libre, nena- dice Jason entrelazando sus dedos con los
de ella- Y ya no tenemos que escondernos. No quiero que lo hagamos.

Ava sonríe. Pero su sonrisa se desvaneció de inmediato cuando vuelve a


mirar la mejilla de Jason. Ella extiende su brazo y acaricia su mejilla por
debajo de la herida.

-¿Ha sido ella?- pregunta.

-Sí.

-La odio.

-Estoy bien.

Ava se acerca más a él para abrazarlo por la cintura. Jason me atrae al


abrazo.

-Tengo una sorpresa para vosotros. Pero, ya que estamos en la época de


Navidad, tendréis que esperar al día 25 para saber qué es.

Ava se queja. Jason y yo nos reímos. También quiero saber qué será la
sorpresa. Pero puedo aguantar un par de días más.

Jason se separa de nosotros.

-Coged vuestras cosas y llevadlas a mi habitación. Os mudáis conmigo.


No quiero pasar ni una noche más sin vosotros.
Ava y yo salimos corriendo escaleras arriba. Veo a Poppy en el umbral
del comedor. Está sonriendo. Eso me alegra. Todo comienza a encajar.

Dos días después de que Jason nos diera la noticia de su divorcio, me


encuentro buscando los regalos de navidad. Tess me acompaña.

Regalar a Jason va a ser bastante fácil. Lo conozco bien y se conformará


con cualquier cosa. Pero quiero que estas navidades sean algo especial. Así
que aquí me encuentro. En un concesionario comprándole un coche. No uno
cualquiera. Uno grande donde quepa la familia que él está deseando formar.
Un Jepp familiar de color negro con siete plazas es el elegido.

-Ahí van a caber unos cuántos bebés- dice Tess.

Le había contado todo lo ocurrido con mi Jason, con Ava y con Julia. No
nos ha juzgado en ningún momento. Aunque al principio fue un poco
chocante para ella saber que tenía una relación romántica con Jason. Y
cuando le comenté lo de Ava, su mandíbula se desencajó.

Ha sido un alivio poder contar la verdad. Tess no se esperaba que fuera


bisexual. En realidad, porque nunca me ha visto interesado en un hombre.
En ese campo, Jason y yo habíamos sido fieles. Era diferente con las
mujeres. A ambos nos gustaban y las conseguimos, sin llegar a
enamorarnos de ninguna. Ava fue la excepción.

-Sí, Jason estará más que feliz de llenar ese Jepp de niños- digo riendo.

-Es muy raro- dice Tess nerviosa- Que lo llames Jason y no papá. Pero se
te ve tan feliz.

-Lo soy, Tessi- le digo atrayéndola hacia mí para abrazarla.

Después de comprar el coche y asegurarme que esté listo para el día de


Navidad, que era en 2 días, nos dirigimos a por mí siguiente regalo. El de
Ava.
Tenía claro lo que quería regalarle. Y estaba seguro que le iba a encantar.

También me pasé por el centro comercial y compré algunos regalos más,


incluso para Poppy y Markus. Habían estado apoyándonos estos días.

Markus nunca dijo nada de nuestra relación de tres. Simplemente lo


asimiló y siguió hacia adelante. No sin antes amenazarnos, no tan
sutilmente, a Jason y a mí con matarnos si le rompíamos el corazón a Ava.

Llegué a casa de noche. Las luces estaban apagadas, a excepción de las


luces de navidad.

Dejo las llaves en la entrada y coloco los regalos envueltos bajo el árbol.
Ya había unos cuántos que Ava y Jason habían comprado o pedido por
internet estos días.

Subo las escaleras y camino hasta mi habitación. La que ahora compartía


con Jason y Ava.

Cuando entro los veo a los dos dormidos y abrazados. Los observo un
rato. Me encanta verlos así. Me desvisto rápido quedándome en bóxers.

Me acerco a la cama y aparto las mantas con cuidado para no despertar a


ninguno de los dos. Me tumbo al lado de Jason que está en medio de la
cama. Paso su brazo por encima de mis hombros y me recuesto en su pecho.

-Llegas tarde- susurra.

-Tenía mucho que comprar.

-¿Has cenado?

-Sí, con Tess.

-Bien.
Una pregunta pasa por mi mente. No estaba seguro si pronunciarla. Pero
tampoco me quiero quedar con la duda. Y como si me estuviera leyendo la
mente, Jason habla.

-Dispara- dice en voz baja.

-¿Habéis follado?

-Sí. ¿Por qué?

-Sólo quería saberlo.

-¿Te molesta?

-No- digo sinceramente- En realidad me hubiese gustado que me


hubieras llamado para escuchar- digo riéndome suavemente.

-Mi chico sucio- dice antes de darme un beso en la cabeza.

Jason acaricia mi espalda de arriba abajo. El toque suave me hace


relajarme tanto que siento el peso del sueño caer sobre mí.

Un gemido sale de mí despertándome.

-Sí- gimoteo- Aaahhh.

Una suave risa me hace abrir los ojos. Giro mi cabeza y veo a Ava
mirándome y riéndose. Luego mira hacia abajo. Sigo su mirada.

-Joder- jadeo.

Jason está bajo las mantas chupándome la polla.

-Dijo que quería darte un buen despertar- dice Ava riéndose.


-Ven aquí- digo tirando de su muñeca hacia mí- Monta mi cara princesa.

Ava se pone a horcajadas sobre mi cara. Ya está desnuda por la noche


anterior.

Saco mi lengua para lamer su clítoris. Su cuerpo tiembla con la primera


lamida.

-Móntame, princesa- digo jadeando.

Ava comienza a mover sus caderas sobre mi cara. Sus jugos me llenan.

Jason me succiona el glande. Agarra mis bolas y las masajea,


presionando un poco para infligirme un poco de dolor. Como a mí me gusta.

No voy a aguantar mucho. Los gemidos de Ava y la presión en mis bolas,


hacen que me corra en la boca de Jason.

-Tan salado- murmura.

Sonrío en el coño de Ava. Llevo mis dedos a su entrada y la penetro.


Escucho a Jason abrir el bote de lubricante. Me abre las piernas y coloca su
polla en mi entrada.

Me embiste fuerte, de un golpe está dentro de mí.

-Oh, joder. Lo he echado de menos- gruñe- Nena, gírate.

Saco los dedos del coño de Ava, ella se gira sin quitar su coño de mi
boca.

-Ven, quiero besarte mientras me follo a Zac- dice Jason.

Vuelvo a penetrar a Ava con mis dedos. Jason empieza a embestirme


fuerte y rápido. Llevo mis dedos mojados por los flujos de Ava hasta la
abertura de culo. Con los dedos de una mano la penetré por el culo y con los
de la otra por el coño. Sus gemidos se intensifican.

Se me escapa algo de semen de mi polla. Me estoy volviendo a poner


duro. Jason gruñe en la boca de Ava.

-Joder cariño me encanta follarte el culo. Lo tienes tan apretado- dice.

Ava me agarra las bolas con una mano y las comienza a masajear.

-Mierda, princesa. Sigue haciendo eso y me volveré a correr- gimo.

Ella se ríe. Su maldita risa. Me encanta oírla reír.

-Vamos a hacer que nuestro hombre se corra otra vez nena- murmura
Jason.

-Sí- dice ella riéndose.

-Apriétale fuerte las bolas- ordena Jason.

Ava lo obedece. El placer recorre mi cuerpo. Mi culo se aprieta


automáticamente.

-Joder nene, me estás estrangulando la polla. Me voy a correr.

Acelero la doble penetración en el culo y coño de Ava.

-Ella también se va a correr- digo.

Lamo el clítoris de mi chica. Ella gime mientras se corre por mis dedos.
Jason gruñe corriéndose en mi culo, me corro de nuevo por mi vientre.

Ava se tumba sobre mí, su cara queda a un lado de mi abdomen. Noto


como uno de sus dedos con el semen de mi vientre.
-Puedes lamerlo si quieres nena- le dice Jason.

Ambos se inclinan y comienzan a limpiarme con sus lenguas. Me rio


cuando me hacen cosquillas.

-Buenos días- digo jadeando.


NAVIDAD

Ava

24 de diciembre, 19:30h.

Mi primera nochebuena, después de muchos años, donde realmente soy


feliz. Poppy, Zac, Jason y yo estamos cenando. Jason y Zac charlan sobre
sus tradiciones navideñas. Las que dejaron aparcadas hace tiempo, cuando
Zac creció.

Una de ella era que Jason escondía un regalo, el más deseado por Zac, la
noche anterior y por la mañana él debía buscarlo. Cuando lo encontraba, era
entonces cuando podía abrir los otros regalos, era como buscar la llave del
tesoro.

Poppy se ve contenta escuchando sus historias.

-Es una tradición muy divertida para un niño- dice ella.

-A Zac le encantaba- contesta Jason.

Zac me mira y le sonrío. Cuando imagino a Zac de niño el corazón se me


derrite. Sólo deseo que, algún día, podamos recuperar esa tradición. Los tres
juntos.

Con nuestros hijos.

Nunca había querido tener hijos porque nunca pensé en que conocería a
alguien que me librara de mi infierno. Y, obviamente, tener hijos con mi
madre cerca era un no rotundo.

Pero desde que Jason lo mencionó el otro día, mi instinto maternal ha


florecido. Ahora me veo embarazada, llevando en mi vientre a los bebés de
mis dos hombres. Y quiero tener tantos hijos como estén dispuestos a
darme.

La cena termina. Le damos nuestros regalos a Poppy y se marcha


después de abrirlos, ya que, mañana no tiene que trabajar y puede descansar
más tiempo.

Zac le ha regalado un abrigo de cachemira, le ha encantado. Jason un


viaje a donde ella desee. Lleva toda la vida trabajando y ya es hora de que
se tome unas vacaciones. Y yo le he regalado un colgante de oro blanco con
un zafiro, su piedra favorita. Por detrás del colgante hay una inscripción que
dice: "La familia no se define por los genes, se construye y se mantiene a
través del amor".

Cuando lo leyó, comenzó llorar y me hizo llorar a mí. Ella no es una


empleada, es mi familia, casi como una madre. Ha estado a mi lado desde el
día que nací. Compartió el infierno conmigo y estuvo siempre ahí para
cuidarme.

Estoy tumbada en el sofá con mi cabeza en el regazo de Jason y los pies


en el de Zac. El calor de la chimenea acaricia mi piel.

-Has estado muy callada toda la noche, nena- me dice Jason mientras
acaricia mi brazo con sus dedos.

Me giro para mirarlo.

-He estado pensando- le contesto sonriendo.

-¿En qué?- pregunta Zac.

-En nosotros. Nuestro futuro.

Zac se acerca más, subiendo mi culo a su regazo. Acaricia mis piernas


desnudas. El vestido que llevo se ha subido hasta mi culo.
-Cuéntanos- dice Zac.

-Me gustaría que algún día recuperáramos vuestra tradición. Con


nuestros hijos.

Zac y Jason me sonríen. Jason acaricia mi cara. Noto un mano frotando


mi vientre, es la de Zac. Jason se une a él.

-¿Quieres dar a luz a nuestros bebés?- pregunta Jason.

-Sí.

-¿Y cuántos de esos quieres?- pregunta Zac moviendo las cejas de arriba
abajo.

Me río.

-¿Muchos?- contesto.

-Eso significa mucho sexo- dice Jason- Y mucho semen en tu coño.

Mi clítoris palpita. Cuando se trata de sexo, Jason es tan sucio. Pero me


encanta así. Me excita.

-¿Estás mojada princesa?

Asiento.

Zac levanta más mi vestido, dejando mis bragas expuestas. Las echa a un
lado y pasa sus dedos por mis pliegues haciéndome gemir bajito.

-Muy mojada- dice sonriendo.

Giro mi cabeza hacia la erección de Jason. Abro la boca y la muerdo


flojito a través del pantalón.
-Joder nena- gruñe.

Llevo mis manos al cinturón de Jason y lo desabrocho. Saco su erección


y lamo el glande como si fuera una piruleta.

Zac me pone a cuatro patas. Baja mis bragas y comienza a lamerme el


clítoris.

-Tan dulce mi chica- murmura en mi coño.

Abro mi boca para introducir la polla de Jason en ella. Intento llegar


hasta la base. Es muy grande, pero lo logro sin que me den arcadas.

-Mierda nena, la tienes entera en tu preciosa boca.

Mi cabeza comienza a subir y bajar por su dureza por voluntad propia.


Jason nueve sus caderas lentamente.

Zac acelera el ritmo de sus dedos en mi humedad. Un nudo se forma en


mi vientre. Y cuando introduce un dedo en mi culo, exploto. He descubierto
que me gusta mucho la doble penetración. Pero no los he vuelto tener a la
vez dentro de mí.

Me saco la polla de Jason de la boca. Me pongo de pie para desnudarme


por completo. Jason y Zac hacen lo mismo sin quitarme la vista de encima.

-Os quiero a los dos dentro de mí.

Zac se tumba en la alfombra frente a la chimenea mientras Jason va a por


el lubricante. Me pongo a horcajadas sobre él. Agarra su polla y la coloca
en mi entrada, bajo lentamente por ella. Ambos gemimos cuando la tengo
completamente dentro.

-Túmbate en mi pecho princesa.


Lo hago. Jason se coloca detrás de mí. Siento algo de presión en mi
trasero. Es la primera vez que Jason me va a follar por el culo.

-Nena, estás muy apretada por aquí. Voy a disfrutar tanto follando el culo
de mi mujer.

Me encanta cuando me llaman su mujer porque soy de ellos, en cuerpo y


alma.

Jason se introduce unos centímetros más en mi culo. Hasta que noto que
se detiene.

-Toda dentro de ti- susurra en mi oído.

Zac y él comienzan a moverse. Hacen ruidos que son más parecidos a


gruñidos que gemidos. Todo en ellos me excita.

Siento otro orgasmo construirse en mi interior. Más fuerte, más


placentero.

-Aaahhh-gimo.

-A nuestra mujer le gusta ser follada por dos pollas, cariño- gruñe Jason a
Zac.

-Joder si le gusta. Me está estrangulando la polla con su coño.

Zac y Jason se mueven más rápidos. Las embestidas son fuertes. Pero
que Dios me lleve si no me gusta así.

-No... No...- jadeo- No aguanto... Más.

El orgasmo explota en mí interior. Mi visión se oscurece. Siento un


líquido salir de mí a la misma vez que noto que me están llenando con su
semilla.
Echo la cabeza hacia atrás apoyando mis manos en el pecho de Zac.

-Ha vuelto a eyacular- dice Zac riéndose.

Unas manos me toman por la cintura y me elevan hasta acunarme en su


pecho. Mi cabeza está viajando por el limbo. Es la segunda vez que
eyaculo, como dice Zac, y que me siento así de relajada, plena, feliz, amada
y cuidada.

Me depositan en un lugar cómodo.

-Voy a limpiarte nena.

Asiento automáticamente.

Un poco después unos brazos me rodean y me tapan con unas mantas.

Mis ojos se cierran.

25 de diciembre. 08:00h am.

-Nena- me susurra una voz- Es hora de levantarse y abrir los regalos.

Abro los ojos lentamente. El rostro de Jason aparece frente a mí.

-Feliz navidad- dice sonriendo.

-Feliz navidad- contesto somnolienta.

Jason me besa en los labios.

Me ayuda a levantarme de la cama. Agarro una de sus camisas y me la


pongo.
-Anoche te desmayaste después de hacer el amor- dice Zac cuando
saliendo del baño.

Frunzo el ceño. Lo último que recuerdo es estar siendo follada por los
dos.

-No lo recuerdo.

-No te preocupes- dice acercándose a mí para darme un beso en los


labios- A algunas mujeres les pasa después de un buen orgasmo- me guiña
el ojo.

-Sois muy buenos dándome orgasmos- sonrío.

Jason gruñe. Cuando hablamos de sexo es como si se transformara en un


animal.

-Bueno- dice Zac- El último que llegue se queda sin regalos.

Sale corriendo de la habitación. Intento perseguirlo, pero es más rápido.


Así que salto a su espalda cuando estoy cerca. Me agarra y baja las
escaleras conmigo encima de él. Jason se ríe detrás de nosotros.

-Eso es trampa- protesta Zac.

-Si no puedes con tu enemigo únete a él- le digo pellizcando su culo.

-¡Oye!- vuelve a protestar.

Zac me deja en el suelo cuando estamos junto al árbol.

Comenzamos a abrir los regalos. Obtengo muchas cosas que me


encantan. Como un tour por la NASA, un móvil nuevo, ropa interior sexy,
etc.
El timbre de la casa suena.

-Voy yo- dice Zac levantándose del suelo.

Jason y yo nos miramos confundidos. Zac vuelve con dos cajas. Una más
grande y otra más pequeña, mucho más pequeña.

Deja la grande en el suelo.

-Esta es para ti- me dice- Vamos ábrela.

Me acerco a la caja. No está muy envuelta. La abro y mi corazón se sale


del pecho. Un pequeño ladrido sale de esa cosa tan pequeña que me mira.

-Feliz navidad mi amor- me dice Zac.

-Yo... Zac... Gracias.

-Iban a sacrificarlo cuando fui a la perrera.

¿Qué?

¿Cómo pueden sacrificar a un bebé?

-¿Por qué?- pregunto.

-Era el último de una camada que no obtuvo adopción y no tenían sitio


para ella. Es una mezcla de Jack Russell y Pincher.

Ella.

La saco de la caja y la acerco a mi cara. Comienza a lamerme por todos


lados. Me hace reír.

-Laika- murmuro.
-Es un buen nombre- dice Jason agachándose a mi lado- ¿Crees que a
Neil le hubiera gustado ella?

-No- digo riéndome- Le habría hecho bullying.

Zac y Jason se ríen. Pero es cierto, Neil era un mimado. Aun así, ojalá
estuviera aquí.

-Y esto es para ti- dice Zac entregándole la caja pequeña.

Jason la abre y saca la llave de un coche.

-¿Un coche?- pregunta.

-No uno cualquiera- sonríe Zac.

-Un jepp, puedo verlo en la llave- contesta Jason.

Zac nos obliga a bajar al garaje. Un impresionante Jepp nos esperaba allí.

-Tiene siete plazas- dice Zac.

A Jason y a mí nos cuesta un poco saber a dónde quiere llegar Zac. Pero
cuando lo hacemos sonreímos. Ambos me miran a mí y a Laika en mis
brazos.

-¿Qué?- pregunto.

-No queremos que te sientas presionada con esto. Es sólo para el futuro-
dice Zac.

Sonrío.

-Estoy deseando comenzar ese futuro con vosotros. Después de la


graduación, por supuesto.
-Entonces- dice Jason acercándose a mí- Después de vuestra graduación-
frota su nariz con la mía- Podemos comenzar a buscar bebés- besa mis
labios.

-Sí. Me encantaría.

Zac se acerca a nosotros y nos besamos. Son las mejores navidades que
he tenido en mucho, mucho tiempo.
FANTASMAS

Zac

8 meses después...

Ava y yo nos habíamos graduado. Comencé a trabajar en el NewYork-


Presbyterian. El mejor hospital de la ciudad. Ava también comenzó a
trabajar diseñando cohetes espaciales en la empresa de la familia.

Durante estos meses hemos estado viajando cada vez que podíamos.
Nuestro primer viaje, los tres juntos, fue a una cabaña en Alaska, de la cual
no salimos. Todo fue sexo y juegos de mesa. La única vez que salimos fue
para hacer una compra y abastecernos.

La felicidad se había instalado en nuestra pequeña familia. La que


esperábamos aumentar dentro de poco. Pronto, Ava, dejaría las inyecciones
anticonceptivas y empezaríamos a buscar uno o varios bebés. Ella dijo que
deseaba tener una gran familia con muchos niños corriendo por casa.

Jason nos contó que había estado investigando sobre la poliandria, una
palabra que no había escuchado nunca. Significa que una mujer puede
casarse con varios hombres. Nos comentó que en Sudáfrica era posible. Que
ya tenía una villa esperándonos allí para cuando estuviéramos listos para
casarnos. Obviamente, le pusimos un anillo de compromiso a Ava poco
después. Le pedimos matrimonio después de llevarla a cenar al Per Se. Ella
aceptó. Le había encantado el diamante rosa. Uno de los más raros del
mundo.

-¿En qué piensas?- pregunta Ava.

Vamos en coche de camino a la oficina de Jason, ambos tenemos el día


libre y nos apetecía comer con nuestro hombre. Llevamos comida india con
nosotros.
-Pensaba en todos estos meses que hemos estado juntos. Han sido los
más felices de mi vida.

-También los míos- contesta sonriéndome.

La atraigo hacia mí y la beso en los labios mientras el semáforo está rojo.


Nunca me canso de besarlos y nunca me cansaré. Amo a Ava como nunca
pensé que amaría a una mujer. Jason y ella se han convertido en los pilares
de mi vida.

Llegamos unos minutos después. Las oficinas quedan en el centro de


Manhattan, la fábrica está a las afueras. Jason está hoy en su oficina.

-Buenas tardes- nos saluda Cassandra- No sabía que vendrían.

-Es una sorpresa- dice Ava sonriendo.

-¡Oh! Entiendo. Entonces pasen- contesta Cassandra devolviéndole la


sonrisa.

Entramos sin llamar. Jason levanta la cabeza de los documentos que está
leyendo. Cuando se da cuenta que somos nosotros, nos sonríe.

Ava corre hacia él y estrellan sus labios en un beso apasionado. Jason le


achucha el culo mientras se besan. Mi polla se engrosa en mis pantalones.
Me encanta verlos intimar. De hecho, algunas veces, cuando he llegado
muy cansado del trabajo, follan a mi lado mientras Ava me masturba. He
descubierto que soy voyeur, aunque solo con ellos dos.

Me acerco a ellos y beso los labios de mi hombre. Saben a ella. Jason


frota sus caderas con las mías. También está duro. Gruñe en mi boca. Me
separo de él para mirarlo.

-Esta noche- le digo.


-Queda mucho para la noche.

Ava agarra una de las bolsas de comida y se dirige al sofá. El


intercomunicador de la oficina suena y Jason lo atiende.

-Disculpe señor- dice Cassandra- Pero el señor Willow está aquí.

-Que pase- dice Jason. Nos mira a Ava y a mí- Será sólo un momento.

Ambos asentimos. Me acerco a Ava que está sacando la comida de las


bolsas. La puerta se abre y entra un hombre.

-Buenas tardes Jason, siento interrumpir- dice.

Ava se congela y se le cae la caja con comida que tenía en la mano. La


miro. Está pálida y su respiración acelerada.

-Princesa- la llamo.

No contesta. Se limita a mirar con ojos desorbitados al hombre que ha


entrado en la oficina. Él la mira fijamente.

-Cariño- dice.

Frunzo el ceño. Jason se acerca a zancadas a nosotros.

-¡No te acerques!- grita ella llorando.

Jason se detiene a medio camino.

El hombre también se ha detenido.

Ava se pone en pie.

-Por favor- dice él.


-¡No!- vuelve a gritar.

El hombre vuelve a intentar acercarse a ella. Extiende su brazo para


tocarla. Pero ella da un paso atrás.

-Ni se te ocurra tocarme Elliot- espeta.

¿Elliot?

Espera. Su padre se llama Elliot.

-Zac. Llévatela de aquí- ordena Jason.

-Por favor, espera- ruega el tal Elliot.

-Zac- susurra Ava suplicando con la mirada.

La agarro por la cintura y la saco de la oficina. Entramos en la sala de


juntas. Ella se sienta en una de las sillas. Apoya los codos en la mesa y deja
caer la cabeza entre sus manos.

-No, no, no, no- solloza.

Agarro una silla y me siento a su lado. Acaricio su espalda con la palma


de mi mano.

-Princesa ¿qué pasa?

-Él se fue. Me dejó sola. Con ella. No le importé- murmura ignorando mi


pregunta- Se fue con su amante.

Joder. Menudo cabrón.

-No está aquí. No está aquí- repite como si fuera un mantra.


Ava comienza a llorar con más intensidad.

-Ava, cariño- le digo atrayéndola a mí pecho- Dime como ayudarte.

-Nadie puede. Él se fue. Me dejó sola- vuelve a repetir.

Mi corazón se aprieta, me duele el pecho por ella.

La puerta de la sala se abre. Jason aparta una silla de una patada. Está
muy enfadado. El gilipollas de Elliot debe haberle dicho quién es. Camina
de un lado a otro de la sala.

-¡JODER!- grita.

Ava se sobresalta y se acurruca más en mi pecho.

-Nena- dice acercándose a ella- Dime que lo mate y lo haré.

Lo dice en serio. Jason no soporta que nadie nos haga daño. Siempre es
muy protector con nosotros.

-Solo quiero que vuelva a irse- solloza.

Jason se agacha a su lado.

-No volverá a aparecer en tu vida. No se lo voy a permitir.

Ava se mueve de mi pecho y abraza a Jason. Me inclino hacia ellos y la


abrazo por detrás. Beso su nuca.

-Nadie va a hacerte daño nena. Siempre voy a protegerte.

Ava llora en el hombro de Jason. Hacía mucho tiempo que no la veía tan
vulnerable. Estos meses Ava se había vuelto una mujer mucho más fuerte.
Pero ahora, estaba destrozada.
Tenía ganas de ir detrás del maldito Elliot y golpearlo hasta la muerte por
haberle hecho tanto daño a mi mujer.
LA OFICINA

Jason

Ava ha pasado unos días decaída debido al encuentro con Elliot Willow
en mi oficina.

Después de que Zac se la llevara a la sala de juntas, discutí con Elliot.


Desde el principio supo quién soy yo, por eso quiso negociar un contrato
entre nuestras empresas. Willow Enterprise se dedica a la industria del
metal. Algo que es muy necesario para la construcción de cohetes
espaciales. Iba a ser un buen negocio. Pero después de que supe quién es,
rompí todas las negociaciones. Él confesó que se había acercado a mí con la
esperanza de encontrarse con Ava en la oficina en algún momento.

Todo mi ser pide romperle los huesos. Él abandonó a mi mujer cuando


sólo tenía 9 años. Y ahora quiere acercarse a ella como si nada hubiera
pasado. Ha vuelto a su vida tal y como se fue, rompiéndole el corazón a
Ava.

-Señor Ajax- la voz de Cassandra me saca de mis pensamientos.

Pulso el botón del intercomunicador.

-Dime.

-Elliot Willow está al teléfono.

Aprieto los puños. Lleva llamando desde que lo obligué a abandonar este
edificio. Tiene prohibida la entrada aquí y en la fábrica.

-Pásame la llamada.

Tengo que acabar con esto.


-Jason- dice Elliot.

-No- lo interrumpo- Esto tiene que acabar. Te he prohibido la entrada en


mi empresa. ¿Qué te hace pensar que quiero hablar contigo por teléfono?

-Pero... Necesito hablar con ella.

-¿Necesitas?- la sangre me hierve- ¿Y lo que ella necesitaba cuando la


abandonaste? ¿Lo que necesitó durante años?

-Entiendo que tú te hiciste cargo de ella, pero...

-Pero nada- lo vuelvo a interrumpir- Aléjate de mi mujer, no es una


advertencia Willow.

-¿Tu mujer?- pregunta molesto.

-Lo que has oído. Si intentas ponerte en contacto con ella te vas a
arrepentir.

Cuelgo el teléfono sin darle opción a que responda. Respiro hondo para
intentar tranquilizarme. No lo logro.

Pulso el botón del intercomunicador para llamar a Cassandra.

-Dígame señor Ajax.

-Llama a Ava y dile que venga a mi oficina.

-Enseguida.

Me levanto de la silla y comienzo a caminar de un lado a otro. Miro por


el ventanal que tengo a mi espalda. La ciudad se ve tranquila desde aquí.
Pienso en lo que me dijo Markus. Ava corriendo por ahí sola, con tan
sólo 9 años.

Me froto la frente con los dedos.

Oigo unos golpes en la puerta.

-Adelante.

La puerta se abre, pero nadie habla.

Volteo y la veo ahí parada, mirándome. Doy zancadas hasta llegar a ella.
La agarro por las caderas y la beso apoyándola contra la puerta. Paso mi
lengua por la costura de su boca y ella me da acceso. Nuestras lenguas se
enredan saboreándose. Agarro su culo con ambas manos y lo aprieto.

Ella rompe nuestro beso. Ambos estamos jadeando.

-¿Qué ocurre?- susurra en mis labios.

-Necesitaba besarte y tocarte.

-Jason- advierte.

Sonrío. Me conoce. Y aunque siempre la necesito, sabe que algo me


pasa.

Alargo la mano hasta la puerta y la cierro con llave. Después arrastro a


Ava hasta el sofá y la siento a horcajadas sobre mí. Su falda se sube hasta
dejar sus bragas a la vista.

-Me pones tan duro nena- gruño mirando su entrepierna.

-Mi amor, dime qué pasa.


Mi amor.

Joder. Me encanta cuando me llama así.

-Vuelve a llamarme así y te follaré tan fuerte que pondré más de un bebé
en tu vientre.

Ella se ríe. Pero lo digo totalmente en serio. La agarro por las caderas y
froto su coño en mi dura polla. Ava me pone las manos en el pecho y me
detiene.

-Dime qué pasa.

Suspiro.

-Ha vuelto a llamar.

Ella traga grueso. Baja su mirada a su regazo.

-Nena- le digo agarrando su barbilla con mis dedos para hacer que me
mire- No voy a dejar que se acerque a ti. Se lo he dejado claro.

-Es decir, lo has amenazado- dice intentando sonreír.

-Haré lo que sea necesario para hacerte feliz y si eso supone amenazar a
alguien lo haré y si tengo que cumplir mis amenazas las cumpliré. Ava, te
amo.

Ella me abraza aferrándose a mi cuello.

-Yo también te amo.

Besa mi cuello y lo lame.

-Llama a Zac- susurra.


Saco mi móvil del bolsillo y marco el número de Zac.

-Mi amor- contesta de inmediato.

Joder. Quieren matarme entre los dos.

-Amor- contesta Ava.

-Princesa, ¿por qué me llamas desde el móvil de Jason?

-Estoy aquí con él, en su oficina. ¿Estás solo?

Se oyen pasos y una puerta cerrarse al otro lado de la línea.

-Ahora sí. ¿Qué pasa?

Ava agarra mi móvil y le da al botón de videollamada. Me mira y me


sonríe. Zac aparece en la pantalla. Ella me besa mientras nos enfoca.

-Mmm- dice Zac- Entiendo.

Ava se ríe. Me regresa el móvil. Me levanto con Ava rodeando mi cintura


y la siento donde yo estaba. Le quito las bragas y vuelvo a agarrar el móvil.
Enfoco su coño.

-Joder. Ojalá pudiera estar ahí. Cariño - dice refiriéndose a mí- lámelo
por mí.

Le entrego el móvil a Ava para que me enfoque mientras me como su


dulce coño.

Le lamo los pliegues primero.

-Fóllala con tus dedos mágicos- ordena Zac.


Le introduzco un dedo y la penetro con lentitud.

-Sabes tan bien, nena.

Succiono su clítoris entre mis labios. Ella gime. Lo mordisqueo y lo


lamo. Meto un segundo dedo.

-Estirala bien para tu gorda polla- oigo decir a Zac.

-Aaahhh- gime Ava.

Acelero la penetración de mis dedos y de mi lengua. Vuelvo a succionar


el clítoris. Ava no deja de gemir. Podría correrme sólo con escucharla. Meto
un tercer dedo.

-Joder, mira como su coño se traga tus dedos. Princesa quiero follarte y
llenarte con mi semen.

-Cuando... Llegues a... Casa... Te estaré... Esperando con... Las piernas...


Abiertas- contesta ella jadeando.

-Mierda sí.

Succiono el clítoris de nuevo y enrosco mis dedos en su interior para


tocar ese punto. Las paredes de Ava se contraen.

-Córrete princesa.

Y Ava se corre en mi boca y dedos. La dejo que coja aire mientras me


desabrocho el cinturón y mis pantalones. Apoyo el móvil en la mesa de café
asegurándome que se vea el sofá donde voy a sentarme.

Me siento y le hago un gesto a Ava para que se acerque.

-Ponte de espaldas a mí- le digo.


Ava se pone a horcajadas sobre mirando hacia el móvil. Subo su falda
hasta la cintura. Agarro mi polla y la ayudo a que se la meta. Su apretado
coño abraza mi longitud. Miro a la pantalla y veo a Zac con su polla en la
mano. La boca se me hace agua.

Comienza a acariciarse lentamente.

-Muévete princesa, fóllatelo.

Ava obedece como una buena chica. Comienza a moverse de arriba


abajo. Zac se masturba mientras nos ve follando. No es la primera vez que
hacemos esto. Pero siempre es tan excitante como la primera vez que lo
hicimos.

Levanto mis caderas y comienzo a penetrar a Ava con rapidez.

-Así nena, vuelve a correrte por mi polla.

-Joder, me voy a correr- dice Zac.

-Yo también- dice Ava.

Ava se aprieta alrededor de mi polla.

-Ordeña a tu hombre princesa.

Ava gime y se corre. Me llena de sus fluidos. Me corro junto a ella


llenándola con mi semen. Miro a Zac correrse por su abdomen.

Aprieto a Ava contra mi pecho sin salir de su interior. Le doy un beso en


el hombro.
CENTRAL PARK

Ava

Unos días más tarde de la sesión de sexo en la oficina de Jason, me tomé


el día libre. Necesitaba relajar mi mente. Así que, agarre a Laika y me
dispuse a dar un paseo por central Park. Siendo finales de agosto, el tiempo
en Nueva York es realmente bueno. Me puse unos vaqueros, unas converse
y una camisa blanca de manga corta. Recogí mi pelo en un moño
desordenado. Me puse las gafas de sol que me había regalado Zac y salí de
casa.

Laika es la más feliz, ya que, tenemos central Park justo en frente de


casa. Tampoco iría muy lejos. Pero lo suficiente para despejar mi mente.

Llevamos un buen rato caminando, hemos pasado por delante del zoo.
Donde Laika no ha dejado de dar tirones para entrar cuando ha escuchado a
algunos animales.

Un poco después hemos llegado a la zona para perros. Entro y la suelto.


Sale corriendo como alma que lleva el diablo. Salta encima de un perro, al
que revuelca y comienzan a jugar.

Cada vez que ella salta sobre el otro perro tropieza y termina con las
patas para arriba, haciéndome reír.

-Son tan adorables- me sobresalto con la voz de una mujer.

Giro mi cabeza para mirarla.

Es una mujer de unos cuarenta años, de pelo castaño claro, recogido en


una cola. Tiene los ojos azules, siento que los he visto en otro lado. Es de
mi altura y delgada. Lleva ropa deportiva.
-Sí, lo son- contesto.

Se hace el silencio entre nosotras. Estoy un poco incómoda.

-¿Estás por aquí sola?- pregunta de repente.

Frunzo el ceño. Es una pregunta un poco extraña.

-Con ella- digo señalando a Laika.

-Por supuesto- contesta sonriendo- Sabes- hace una pausa- Elliot te


extraña, le gustaría hablar contigo.

Un escalofrío recorre mi columna vertebral. Mi respiración se agita.


Llamo a Laika que viene de inmediato. Le vuelvo a atar la correa al arnés.
Intento dar un paso atrás para marcharme. Pero la mujer me agarra por la
muñeca y me retiene junto a ella.

-No seas tonta Ava. Es tu padre y tiene derecho a hablar contigo.


Deberías escuchar lo que tiene que decirte.

-¿Qui... Quién eres tú?

Aunque no necesito respuesta. Imagino quién puede ser.

-Eso ya lo sabes- sonríe.

-Suéltame- murmuro.

-Ven conmigo, Elliot nos está esperando un poco más allá- dice
señalando hacia un lado del parque.

Niego con la cabeza fervientemente. Ella me arrastra un poco, pero mis


pies se clavan en el suelo.
-Suéltame o grito.

-Te ha dicho que la sueltes- dice una voz masculina que identifico de
inmediato.

La mujer gira la cabeza y se congela.

-Jason- murmura.

Parece asustada.

¿Conoce a Jason? Supongo que Elliot le ha hablado de él y de Zac.

La mujer me suelta y corro hacia Jason que me pone detrás de él.

-Lárgate de aquí y dile a ese hijo de puta que está muerto.

-Jason...No es necesario- dice.

-Me conoces- la interrumpe- Sabes que no amenazo en vano. No vuelvas


a aparecer por aquí. Recuerda que los muertos no hablan y tú has hablado
demasiado. Vete. Ahora.

Jason agarra la correa de Laika de mi mano.

La mujer se aleja como si hubiera visto al mismísimo diablo.

Jason me lleva a casa rápidamente.

Cuando llegamos, Jason suelta a Laika y le quita el arnés del cuerpo, ella
sale corriendo hacia la cocina. Jason me atrae hacia él y me abraza. Me da
un beso en la parte superior de la cabeza.

El calor de su cuerpo me relaja.


-¿Estás bien nena?

-Ahora sí.

Me lleva al sofá, donde me sienta en su regazo y continúa abrazándome.


Lo noto tenso. Y sus palabras no dejan de dar vueltas por mi cabeza.

¿De qué conoce a esa mujer?

¿A qué se refería con que los muertos no hablan?

Estoy a punto de preguntarle cuando él habla.

-Si vuelves a encontrarte con esa mujer llámame de inmediato. Es


peligrosa.

Me retiro de su pecho para mirarlo. Mi ceño se frunce.

-¿De qué la conoces?

-La conocí hace mucho. No puedo decirte nada más nena.

-¿Por qué?

-Por favor, confía en mí. Ella debe permanecer en el pasado.

-Dijiste que los muertos no hablan.

-Ava, por favor. Confía en mí. Tú sólo avísame si la vuelves a ver por
algún lado.

Asiento con la cabeza. Sigo queriendo saber de dónde conoce a la


amante de Elliot.

-Ella es la mujer por la que Elliot me abandonó- susurro.


La espalda de Jason se tensa.

Me levanto de su regazo y lo dejo a solas en el sofá.

Envío un mensaje a Lyla. Lo lee, pero no contesta, hago lo mismo con


Ethan, pero obtengo el mismo resultado. Desde que supieron que estaba con
Jason y Zac cortaron toda relación conmigo. Nos llamaron enfermos y más
cosas desagradables.

De pronto un mensaje llega a mi teléfono. Es de Ethan.

E: Deja de molestarnos a mi hermana y a mí, creo que te dejamos las cosas


bastante claras. No queremos tener nada que ver con gente cómo vosotros.

Mi corazón se estruja por el dolor. Creí que ellos lo entenderían, pero no


fue así. Le intenté explicar que nunca vi a Zac y Jason como mi hermano o
mi padre. Pero estaban obcecados en que es inmoral lo que hacemos. Por
supuesto, no les dije que Jason y Zac ya tenían una relación entre ellos
desde hace años. Eso sólo habría servido para empeorar las cosas.

Cuando me encontraba con ellos por la universidad, Lyla parecía querer


acercarse a mí. Pero entonces miraba a Ethan y se echaba atrás.

Quizás él estaba un poco herido. Lyla siempre me dijo que había estado
enamorado de mí. Aunque nunca le di esperanzas.

Mi móvil vuelve a sonar.

Es un mensaje de un número desconocido.

¿?: Cafetería Daniel's Backery. El jueves a las 10pm. Tengo algo


importante que decirte sobre Zac. Te amo. Elliot.

El móvil se me resbala de las manos.


¿Por qué no me deja en paz?

¿Y ahora mete a Zac en todo esto?

Por primera vez, desde que apareció, estoy furiosa.

-¿Estás bien?- pregunta Jason acercándose a mí.

Me agacho rápidamente a coger el móvil del suelo.

-Sí- digo nerviosa.

-¿Segura?- pregunta observándome atentamente.

-Segura. Es solo Ethan y Lyla.

-¿Siguen sin hablarte?

Asiento.

-No merecen estar a tu lado nena. Algún día se darán cuenta del error que
cometieron dejándote marchar.

-¿Cómo supiste dónde estaba?

-Sentí que algo iba mal, así que llamé a casa. Poppy me dijo que habías
salido a dar un paseo. Salí de la oficina e intenté llegar lo más rápido a ti. El
gps de tu móvil me señaló que estabas en el parque para perros.

-Suerte que tu oficina está cerca de aquí.

-Sí, mucha suerte.

Jason me atrapa el culo y comienza a besarme. Dejo entrar su lengua en


mi boca y la mía entra en la suya. Sabe a whisky.
-Tengo que volver al trabajo- susurra en mi boca- Joder- se queja
achuchando mi culo- Tengo una reunión muy importante. No quiero ir.
Prefiero quedarme aquí contigo y hacer cosas sucias.

Me río. Y lo empujo suavemente.

-Vamos vete. Tienes una familia que alimentar- le digo riéndome.

-Y espero que pronto esa familia aumente- dice frotando mi vientre.

-Una semana para que la última inyección deje de hacer efecto- le digo.

-Una semana para empezar a hacer bebés. No puedo esperar a ver tu


vientre redondo.

-Yo tampoco. Te amo.

-Y yo a ti nena.

Jason se marcha de casa. Dejándome con las bragas empapadas. Zac y él


tienen un don. Con solo un beso son capaces de humedecer mi sexo.

Estoy deseando estar embarazada y llevar a sus hijos en mi vientre.


Acaricio mi vientre. Me rozo un pezón sin querer y siento algo de dolor.
Desde hace unos días los he tenido muy sensibles.

Llamo a Zac para hablar con él, lo extraño mucho. Últimamente tiene
turnos muy locos en el hospital. Pero pronto eso se acabará, tendrá un turno
fijo, serán menos horas de trabajo y podremos vernos más.
LOS MUERTOS HABLAN

Ava

Jueves. 05:30h am.

Mi cabeza va a mil por horas. Casi no he dormido. No dejo de pensar en


el mensaje que Elliot me envió.

¿Qué es lo que me tiene que decir de Zac que yo no sepa?

No. Aleja esos pensamientos de tu cabeza. Seguramente sea una excusa


para verme. Él no conoce a Zac.

Me giro en la cama para mirarlo. No les he dicho a ninguno de los dos


sobre el mensaje.

Acaricio su rostro con mis dedos. Es tan perfecto. Sé que no hay nada
sobre él que ni Jason ni yo no sepamos. Elliot sólo quiere engañarme para
que vaya a verlo. No voy a darle esa satisfacción.

La mañana pasa tan rápido que apenas me doy cuenta. Ya es la hora de


almorzar. He intentado no pensar mucho en Elliot. Por supuesto, no he ido a
la cita.

Zac está a punto de venir a recogerme para ir a almorzar. Invitamos a


Jason, pero está muy ocupado hoy. Así que sólo seremos nosotros dos.

La puerta de mi oficina se abre. Zac asoma la cabeza. Sonrío en cuanto lo


veo y salgo corriendo hacia él.

Por fin tiene más tiempo para nosotros, sus turnos en el hospital se han
regulado. Hoy es su día libre.
-Hola princesa- dice dándome un beso en la boca.

-Hola amor.

-¿Estás lista?

-Sí.

Agarro mi bolso y ponemos rumbo al restaurante.

Zac me lleva a mi favorito, un italiano que está a pocas manzanas de las


oficinas.

Estamos comiendo y charlando tranquilamente cuando comienzo a notar


incomodidad. Me duele el estómago y mis vellos se erizan. Siento náuseas.
Suelto el tenedor abruptamente.

-¿Estás bien?- pregunta Zac.

Mis ojos comienzan a buscar algo en el restaurante. No sé el qué. Pero se


mueven por sí solos. Cuando hallo el motivo de mi malestar mi respiración
se agita.

Elliot y su amante se están acercando a nosotros.

-Ava- dice Elliot.

Zac se gira y se congela. Palidece al instante. Como si hubiese visto un


fantasma.

-¿Ma.. mamá?- susurra con la voz rota.

Espera. ¿Mamá?

Está mirando a Lydia, la amante de mi padre.


Zac comienza a tener arcadas. Me levanto de mi asiento y me pongo a su
lado rápidamente. Acuno su cara entre mis manos.

-Amor, vámonos- le digo.

Él niega con la cabeza fervientemente.

-E... Ella... E... Ella.

-Amor, tu madre murió cuando eras un niño- giro mi cabeza y miro a


Lydia- Esta mujer sólo debe parecerse a ella.

La miro a los ojos. Se parecen a los de Zac. Pero debe ser una
coincidencia. La madre de Zac murió. Que se llame Lydia como ella sólo es
otra coincidencia. Tiene que serlo.

-Zac- habla Lydia- Hijo...

No. Puede. Ser.

-Ava, ven conmigo. Necesitan hablar- dice Elliot extendiendo su brazo


para ofrecerme su mano.

Le doy un manotazo en la mano.

-¡Ni yo voy a ir contigo ni Zac va a hablar con esta mujer!- grito.

Agarro mi bolso y dejo dinero encima de la mesa. Todas las personas del
restaurante nos están mirando. Pero ahora lo que más me preocupa es sacar
a mi hombre de aquí. Agarro su mano y lo ayudo a ponerse de pie. Se
tambalea un poco.

-Amor- le susurro- Tenemos que irnos. ¿Te sientes bien para caminar
hasta el coche?
Cierra los ojos. Las lágrimas empiezan a mojar sus mejillas.

Mierda.

Saco mi móvil del bolso y le mando un mensaje a Jason con nuestra


ubicación. No le digo nada más para no perder el tiempo. Vuelvo a sentar a
Zac que parece que se va a desmayar en cualquier momento.

-¡Largaos de aquí!- les grito a Elliot y Lydia.

-No voy a irme sin hablar con mi hijo- espeta ella.

-¡La madre de Zac murió!- vuelvo a gritar.

Me pongo en cuclillas frente a Zac.

-Amor, dime qué puedo hacer por ti- le digo.

No contesta. Pero me hace un gesto con la mano para que me siente en su


regazo. Lo hago y en cuanto estoy sentada me abraza y comienza a llorar
más fuerte.

-No está aquí. Ella está muerta- murmura sollozando.

-Shhh- lo intento calmar.

Miro a Lydia y Elliot con enfado.

-Está así por vuestra culpa. ¿Por qué no os vais?

-Ava, cariño- dice Elliot.

-¡No te atrevas a llamarme cariño!


Agarro el rostro de Zac y lo beso en los labios. Un beso suave. Oigo unos
jadeos provenientes de Elliot y Lydia.

Los miro. Parecen conmocionados.

-No vuelvas a hacer eso- espeta Lydia.

Me río sarcásticamente.

-¿Quién eres tú para decirme lo que puedo o no puedo hacer con Zac?

-Su madre. No vuelvas a besar a mi hijo.

-Lo haré tangas veces como quiera porque para eso estamos juntos.

-¡No podéis estar juntos Ava!- grita Elliot.

Lo miro con los ojos entrecerrados.

-No tienes derecho a decirme lo que puedo o no puedo hacer. O de quién


puedo enamorarme.

-No. Tú no puedes estar enamorada de él.

-Claro que puedo.

-No lo entiendes- dice Elliot negando con la cabeza- Él es mi hijo. Tu


hermano.

Mi corazón se congela en ese preciso momento.

Miro a Zac, que ha levantado la cabeza para mirarme también.

No. Él no es mi hermano. Están mintiendo.


Zac tiene 25 años. Mi padre lleva con Lydia 21 ¿no?

Sólo lo dicen para hacernos daño. Sí, debe ser eso.

-Hija, escucha.

-No quiero oír mentiras.

-No son mentiras. Conozco a Lydia desde antes que a tu madre. Me


enamoré de ella y quedó embarazada hace 26 años. Pero mis padres no nos
dejaron estar juntos. Me obligaron a irme a estudiar lejos de casa. Fue
cuando conocí a tu madre.

-¡Cállate!- le grito.

Mis ojos se cristalizan.

-¡Estás mintiendo! ¿Por qué quieres hacerme daño?- sollozo.

-No quiero hacerte daño. Por favor deja que te explique.

-Os advertí que no os acercarais a ellos- la voz severa de Jason retumba


en todo el restaurante.

-Vamos a estar bien- le susurro a Zac.

-Abejita ven conmigo- dice Markus, que ha venido con Jason y dos
guardaespaldas más- Zac tú también, os voy a sacar de aquí.

-No- dice Zac.

Se levanta dejándome de pie en el suelo. Mira a Jason con enfado y


decepción.

-Tú lo sabías ¿verdad?- dice clavándole el dedo en el pecho.


-Cariño- dice Jason.

-Eres un puto mentiroso Jason.

-Zac, no te mentí. Fue ella la que quiso hacerse pasar por muerta. Te lo
contaré todo en casa.

-No pienso ir contigo a ninguna casa. Mentiroso de mierda.

-¡Zac!- lo regaño.

Me mira. Intento coger su mano, pero la echa hacia atrás.

-No me toques Ava.

Ava.

Me ha llamado por mi nombre.

Mira a Lydia.

-Si te vuelves a acercar a mí no respondo por mis actos. Te quiero lejos,


como siempre has estado. Lo has hecho muy bien durante veinte años.
Sigue así.

-Zac, hijo- dice ella.

-Mi madre murió cuando yo tenía cinco años.

Zac sale del restaurante chocando con todo a su paso. Incluso Jason.

-Zac- susurro.

Markus me atrae a su pecho. Mis lágrimas no se contienen por más


tiempo y las dejo salir.
Lo han estropeado todo.

-Markus llévala a casa. Que no salga ni entre nadie que no sea Zac.
Tyler- le dice a uno de los guardaespaldas- Sigue a Zac a dónde quiera que
vaya y asegúrate de que no le pase nada.

Markus me saca del restaurante.

-Todo se ha acabado- murmuro.

-No abejita. Jason y yo lo arreglaremos. Te lo prometo.

Me acurruco en su pecho. Es cálido y acogedor. Se siente como el hogar


que da un padre.

Debo haberme quedado dormida porque me despierto en mi cama, sola.


Ni Zac ni Jason están conmigo.

Es la primera vez, en meses, que me despierto sola en la cama. Y se


siente como si me hubieran vuelto a arrancar parte de mi alma.

Esto no es bueno.

¿Dónde están? Son las 3 de la madrugada.

Zac es mi hijo.

Es tu hermano.

Me niego a creérmelo.
SECRETOS

Jason

Nunca imaginé que ella volvería. Se fue. Nos dejó por su amante.

Nunca supe quién era él y mucho menos que era el padre de Zac.

Hace 26 años...

Lydia está embarazada. Mi mejor amiga, embarazada con 17 años.


Mierda.

Y el maldito padre se ha ido. La ha abandonado con un bebé en su


vientre. Su bebé.

-¿Qué vas a hacer?- le pregunto.

-No lo sé Jay- llora.

La atraigo hacia mí y la abrazo. Se acurruca en mi pecho y llora con


más intensidad. Intento calmarla sin éxito.

Una idea pasa por mi cabeza y antes de que pueda procesarla mi boca
se mueve por sí sola.

-Yo me haré cargo del bebé. Seré su padre.

Lydia se aparta de mí y me mira fijamente.

-¿Harías eso?- pregunta.

-Por supuesto que sí. Eres mi mejor amiga. No te dejaré sola en esto.
Abraham me puede dar trabajo mientras no estoy en la universidad.
-Gracias Jason. Eres el mejor. Te quiero.

8 meses después...

-Vamos Lydia, tú puedes- la animo.

Ella grita y se retuerce de dolor. Zac ya casi está aquí. Mi pequeño está
a punto de nacer.

-No puedo Jason- llora.

-Claro que puedes. Eres una mujer fuerte Lydia.

Ella da un último empujón. La sala se queda en silencio mientras un


sonido se adueña de todo.

Está aquí. Las enfermeras van de un lado al otro. Una se acerca a


nosotros con una cosa pequeña envuelta en una manta.

-Felicidades papás- nos dice.

Le entrega el bebé a Lydia, pero ella se niega a cogerlo. La enfermera


me mira y yo extiendo mis brazos para cogerlo.

Lo acurruco en mi pecho. Me está mirando mientras tiene mi dedo


envuelto en su pequeña mano. Una lágrima cae por mi mejilla.

Mi hijo. Mi pequeño Zac.

-Te prometo que siempre te cuidaré- le digo antes de darle un beso en la


frente.

Mis recuerdos son interrumpidos por una suave voz. Ava entra en mi
despacho. Tiene la mirada triste. Echa de menos a Zac, pero él se niega a
volver a casa. Hicimos pruebas de ADN para comprobar lo que dijo Elliot.
Es cierto. Ava y Zac son medios hermanos.

-Ven aquí nena- le digo para que se acerque a mí.

Se sienta en mi regazo y comienza a llorar. Joder. Me duele verla así.


Pero por más que he intentado hablar con Zac no quiere escucharme.

Le mentí durante años. Pero sólo quería protegerlo de ella. De su propia


madre. La verdad sólo le hará más daño y prometí protegerlo.

-Shhh. Tranquila nena. Volverá.

-No lo hará, me tiene asco.

-Eso no es verdad. Lo sabes. Él te ama. Volverá a nosotros. Sólo necesita


tiempo.

Descubrir que Ava es su hermana no ha ayudado a que Zac vuelva a


casa. Vi asco en su mirada cuando tuvimos los resultados de la prueba de
ADN. Asco por él mismo, lo conozco demasiado bien.

Cuando se enamoró de mí ya sabía que yo no era su padre biológico.


Pero lo de Ava... Es algo que nadie esperaba.

-Lo amo- solloza Ava.

-Lo sé nena. Yo también lo amo. Volverá, somos su hogar.

Algunas noches Ava se despierta llorando porque ha soñado con él. Que
volvía a casa. Con nosotros.

Joder.
Debí haberle dicho la verdad sobre Lydia cuando creció. Él podía
manejarlo. Estoy seguro.

-Nena, vamos a la cama. Es tarde.

Ava se levanta de mi regazo. Nos vamos juntos a nuestra cama.

Me desnudo, quedando sólo en bóxers. Ella hace lo mismo, se queda en


ropa interior. Aparto la mirada, hace cuatro semanas que no tenemos
relaciones sexuales. Desde que Zac se marchó. Los echo de menos a ambos.
Pero no voy a iniciar nada que Ava no quiera. Sé que no está de ánimo para
eso.

Ella se mete bajo las mantas. Me meto junto a ella y la abrazo. Comienza
a darme besos por el pecho. Mi polla se empieza a poner dura.

Ava acaricia mi abdomen, bajando su mano hasta la cinturilla de mis


bóxers. La detengo.

-Nena.

-Te necesito.

No hacen falta más palabras. Me pongo sobre ella y la beso. Necesito


saborearla. Mi lengua recorre cada rincón de su boca. Dejo un rastro de
besos desde su cuello hasta su ingle. Su vientre ha crecido un poco, ha
estado comiendo más estas semanas, supongo que por la ansiedad que le
causan los problemas que estamos teniendo. Beso su clítoris por encima de
las bragas. Lo mordisqueo. Ava gime. Mi polla pide atención.

Me pongo de rodillas para quitarle las bragas. Las echo a un lado del
suelo. Ava se incorpora un poco para quitarse el sujetador.

Me abalanzo sobre ella enganchando una de sus tetas en mi boca y la otra


con mi mano.
-Las he echado de menos- le digo.

Lamo y mordisqueo el pezón. Luego hago lo mismo con el otro, dándole


la misma atención.

Parecen más grandes. Joder.

-Nena ¿cómo sabes tan bien?- murmuro.

-Hazme el amor Jason, te necesito dentro de mí, ya.

Me bajo los bóxers con rapidez. Compruebo que Ava esté lo


suficientemente mojada. Me tumbo sobre ella y alineo mi polla con su
entrada. La penetro de una embestida. Ambos gemimos al mismo tiempo.

Tomo una de sus tetas en mi boca. No puedo dejarlas. La embisto con


dureza.

-Joder- embisto- He echado- embisto- Mucho de menos- embisto- Tu


coño- embisto.

-Más- gime.

Me pongo de rodillas sin salir de ella. La agarro por las caderas y acelero
mis embestidas. Acaricio su clítoris.

-Aaahhh- gime.

-Joder nena. Tengo mucho semen para tu coño.

Miro mi polla entrar y salir de ella. Es tan erótico. Ava comienza a


retorcerse. Su coño se aprieta. Mi polla se estremece. Nos corremos a la
misma vez. Mi semen la llena por completo.

Salgo de ella. Voy al baño a por una toalla. La humedezco.


Limpio a Ava con ella y la echo a un lado. Luego me tumbo a su lado y
la acurruco en mi pecho.

-Te has corrido mucho- murmura riéndose.

-Sí, había mucho semen acumulado.

Ella vuelve a reírse.

Hacía tiempo que no la escuchaba reírse. Le doy un beso en la cabeza. Su


respiración se relaja.

Miro al techo mientras Ava duerme a mi lado.

Agarro mi móvil de la mesita y comienzo a escribir un mensaje.

Para él. Siempre es para él.

Yo: Te echamos de menos. Por favor, ven a casa y hablemos. La cagué.


Sé que debí decírtelo. Sólo intentaba protegerte. Ava te echa de menos,
llora por ti.

El mensaje se queda en visto. Como todos los demás. Zac nunca


contesta.

Sé que está en casa de su amiga Tess. Me alegra que tenga a alguien con
quien contar en estos momentos.

No volvimos a saber nada de Elliot y Lydia. Soltaron la bomba y


volvieron a desaparecer.

Los rayos de sol golpean mi cara. Debí dormirme en algún momento de


la noche.
Son las ocho de la mañana. Desde que Zac se fue, empecé a trabajar
desde casa. Ava también lo hizo. Ella no tenía ánimos para ir a la oficina y
yo no quería dejarla sola.

El interfono de casa suena. Frunzo el ceño. Es muy temprano para recibir


visitas.

-¡Señor!- grita Poppy- ¡Señor Jason venga aquí, rápido!

Me levanto de un salto de la cama. Ava se despierta.

-¿Qué ocurre?

-No lo sé- digo mientras me visto rápido.

Salgo de la habitación y bajo los escalones de dos en dos.

Poppy está en la puerta con dos agentes de policía.

El miedo me recorre todo el cuerpo. Su nombre viene a mi mente.

Zac.
SORPRESA

Ava

Me levanto de la cama para vestirme y seguir a Jason. Lo hago rápido.


Cuando me asomo por la escalera veo a la policía en nuestra puerta.

El corazón se me acelera. No quiero pensar que estén aquí por Zac.

Por favor, Dios. Que no estén aquí por él. Ahora lo necesito más que
nunca. A ambos.

-¿Es usted Jason Ajax?- pregunta uno de los agentes.

-Sí, soy yo.

-Dese la vuelta y ponga las manos en su espalda.

¿Qué?

-¿Disculpe?- dice Jason.

El agente lo agarra y le da la vuelta para esposarlo.

Corro hacia abajo con cuidado por las escaleras.

-¡No!- grito- ¡Esperen! ¿Qué están haciendo?

-Jason Ajax- habla el agente que lo está esposando- Queda usted


detenido por fraude fiscal, cohecho y tráfico de influencias.

-¿Qué cojones está diciendo? Yo no he hecho nada de eso.


-Tiene derecho a permanecer en silencio, todo lo que diga puede ser
usado en su contra. Si no puede permitirse un abogado, el estado se lo
otorgará.

-Nena- me dice- Coge mi móvil y llama a Salma.

Una figura femenina aparece por el umbral de la puerta. Mi estómago se


revuelve. Poppy se pone delante de mí. Agarro su mano y la aprieto fuerte.

-Te dije que algún día me las pagarías querido esposo- dice el diablo, mi
madre.

Me mira a mí y sonríe con malicia.

-He vuelto hija.

-¡No te acerques a ella!- grita Jason- Ava corre a nuestra habitación,


enciérrate y llama a Markus. ¡Corre!

La policía se lleva a Jason.

Salgo corriendo y subo las escaleras. Arrastro a Poppy conmigo. Nos


encerramos, en mi habitación. Cojo el móvil de Jason y hago lo que me ha
dicho. Los golpes comienzan a sonar en la puerta.

-¡Niña estúpida abre la puerta!

-Vamos Markus- murmuro nerviosa- Coge el móvil.

Cuelgo la llamada y vuelvo a llamar. Mi madre sigue gritando al otro


lado y golpeando la puerta.

-¿Jason?

-¡Markus!
-Abejita ¿qué ocurre?

-Está aquí, tienes que venir rápido.

-¿Quién está ahí y qué son esos golpes?

-Ella. Mi madre.

-¿Poppy y tú estáis a salvo?

-No por mucho tiempo. Ven, por favor.

-Voy para allá. Intentad manteneos a salvo.

Cuelgo la llamada y busco el nombre de Salma en la agenda del móvil.


Pulso llamar cuando lo hallo.

-¿Salma?- digo cuando la llamada es descolgada.

-Sí, soy yo. ¿Eres Ava?

Me sorprendo cuando oigo mi nombre en su boca. No sabía que me


conocía. Jason debe haberle hablado de mí.

-Soy yo. Necesito tu ayuda.

Un golpe fuerte suena en la puerta.

-¿Estás en peligro?

-No. Yo... Es Jason. La policía se lo ha llevado.

-¿Qué? ¿Por qué?


-Dicen que ha sido acusado por fraude fiscal, cohecho y tráfico de
influencias.

-Eso es una estupidez. Jason jamás haría algo así.

-Lo sé, me dijo que te llamara. Yo no sé qué hacer.

-Está bien. No te preocupes, yo me encargo de todo. Intentaré que esté


en casa esta noche.

-Gracias Salma.

-No tienes que agradecer nada. Te hablo en cuanto sepa algo.

Los golpes cesan. Unas voces suenan en el pasillo. Markus ha llegado.


Abrazo a Poppy aliviada.

-Tienes que llamar a Zac- me dice.

Tengo que hacerlo. Pero no quiere hablar conmigo. He intentado, durante


semanas, contactar con él.

Espera.

Tess. Ella sí atenderá mi llamada. Vuelvo a coger el móvil de Jason y


busco el número de Tess, debe tenerlo. Por favor, que lo tenga.

Alguien llama a la puerta. Poppy se acerca y la abre con cuidado. Markus


entra en la habitación.

-Tranquila abejita. Estás a salvo.

Voy hacia él y lo abrazo. Le cuento todo lo que ha pasado. Markus me


dice que no me preocupe, que estará conmigo todo el tiempo necesario.
Me dejan a solas para llamar a Tess. Pulso sobre su nombre y le doy a
llamar.

Pasan varios segundos hasta que la llamada es descolgada.

-Jason- dice ella.

-Soy Ava.

-¡Oh Ava!

-Necesito hablar con él.

Tess no contesta. El silencio se hace eco durante un minuto.

-Por favor- ruego sollozando- Sólo necesito que me escuche.

-Está en altavoz. Te escucha.

-Zac, mi amor- lloro.

Oigo un quejido que me parte el alma.

-Se han llevado a Jason. La policía. Ha sido ella. Mi madre ha venido,


me quería a mí.

Se oye un golpe fuerte.

-Zac tranquilízate- dice Tess.

-Voy para allá princesa.

Oír su voz, después de semanas, es como un bálsamo para mi alma y


corazón.
Él viene. Me ha vuelto a llamar princesa.

Mis lágrimas caen con fuerza. Me acurruco en la cama y abrazo la


almohada de Jason. Huele a él.

Pasan lo que parecen horas. Unas manos envuelven mi cintura y me


atraen hacia él. Mi llanto se intensifica al olerlo. Está aquí. Conmigo.

-Lo siento- me dice.

Hunde su nariz en mi cuello y aspira mi olor.

-¿Qué ha pasado?

-No lo sé- sollozo- Lo han acusado de cosas muy graves y se lo han


llevado. ¡No está!

-Shhh. Se va a arreglar.

-No te vayas, por favor. No me dejes sola.

-No me voy a ir.

Me giro y oculto mi cara en su pecho.

Debo haberme quedado dormida. Cuando abro los ojos, Zac no está y ha
oscurecido.

Mi estómago se revuelve. Salgo corriendo hacia el baño y dejo que todo


salga. Vómito tras vómito sale de mí. Alguien agarra mi pelo y frota mi
espalda.

Un sollozo sale de mí mientras sigo vomitando.

-Estoy aquí princesa.


Sus palabras me calman.

-¿Estás bien?- me pregunta.

Niego con la cabeza. Me levanto del suelo y voy a lavarme los dientes.
Mi cabeza da vueltas. Me miro en el espejo. Estoy pálida. Mis ojos se
encuentran con los de Zac.

Tengo que decírselo. Sólo espero que no huya. Lo necesito más que
nunca.

-Zac… Estoy embarazada- confieso.

Sus ojos se abren como platos. Veo su pecho subir y bajar con rapidez.

-Siete semanas de embarazo.

Su cabeza comienza a hacer cálculos. Lo sé. Zac se queda estático. Sólo


me mira.

Descubrí que estaba embarazada hace una semana y media, cuando mi


período no llegó. Fui al doctor y él confirmó mis sospechas. Me hizo una
ecografía. Me quedé embarazada cuando Zac aún estaba en casa. Cuando
éramos felices.

-¿Es mío?- pregunta.

-Sí y de Jason.

-Ava, el bebé podría venir con problemas si es mío.

-Los bebés. Son dos. Gemelos.

Zac se agarra al mueble que tiene a su lado.


Supe que eran gemelos en la primera ecografía. El médico me lo dijo
inmediatamente. Un saco, dos embriones.

-Jason aún no lo sabe- susurro.

Zac no responde. Está perdido en sus pensamientos.

Por lo que el médico me dijo. La inyección dejó de hacer efecto antes de


tiempo. Por eso me quedé embarazada. Ahora estaba cargando en mi
vientre a dos bebés. Dos bebés de mis dos hombres. Dos hombres a los que
amo con mi vida.
ADELANTO DEL PRÓXIMO LIBRO

Zac

Embarazada.

Mi mujer. Mi medio hermana. Está embarazada. De mí. De Jason. De


ambos.

Mi corazón lucha por salirse del pecho. La miro mientras sus lágrimas no
dejan de caer.

¿Qué he hecho?

Me froto la cara con las palmas de mis manos. Esto es una pesadilla.
Éramos felices. Todo se jodió cuando mi madre volvió a aparecer en mi
vida.

La creí muerta. Es lo que Jason me hizo creer. Joder. Hasta visité su


tumba. Pero allí estaba ella, de pie frente a mí en el maldito restaurante. No
ha cambiado nada en todos estos años.

Mi corazón duele. Por mi mujer y mis hijos. Por mi hombre. Que ahora
está bajo arresto. Salma ha intentado sacarlo, pero hay pruebas contra él.
Pruebas falsas, por supuesto. Salma tiene que demostrar que lo son. Ella
dice que no le costaría mucho trabajo. Pero llevará algo de tiempo. El
problema es que van a mandar a Jason a prisión sin fianza.

Ava y yo estamos solos. Ahora soy yo quién debe cuidar de ella. No me


importa si es mi medio hermana. La amo. Y lleva a mis hijos en su vientre.

Tengo una lucha interna entre mi cerebro y mi corazón. El primero me


dice que es inmoral y enfermo. El segundo que luche por ella, por la mujer
que dará a luz a mis hijos.
¿A quién obedezco?

También podría gustarte