Está en la página 1de 42
RELATOS | EN ROJO Y NEGRO Historias p de aztecas y mixtecos ELIZABETH HILL BOONE B. F. Rosenzweig ‘him | Oto re Primera edicion, 2010 Boone, Elizabeth Hill ‘Relat en rojo y negro Historias pitdricas de atecasy mixtecos/ Elizabeth ‘ill Boone ; tad. de Juan José Urilla Treo. ~ Mésico: FCE, 2010 312 p.silus:27 x21 em ~(Colee. Antropologia) ‘Titulo original Stories in Red and Black. Pictorial Histories ofthe Aztecs and Mixtecs ISBN 978-607-16-0528-5, 1. Cédices ~Atecas~ Critic ¢intrpretcion 2. Céice ~ Mixtecos ~ Critica e interpretacin I Utila Trejo, Juan Joss te Ser Le LOFIZI95¢A98 ones onan Diseribucin mandi! “Tle original Stories in Red and Black, Pictorial Histories ofthe Aztecs and Micecs 1D. R. © 2000, University of Texas Press D.R.© 2010, Fondo de Cultura Econémica (Carretera Piacho-Ajasco, 227; 14738 Metco, D.F, Empresa certificada ISO 9001:2008| Comentarios eitorak@fondodecukuraeconomica com "Tel. (85) 5227-4672; fax (55) 8227-4649 Seprohibe ls reproduccin total o parcial de esta obra, Sea cual fuere l medio, sn I anvencia por excrto del lar de los derechos. ISBN 978-607-16-0528:3, Impreso en México « Printed in Mesico FERNANDO ROSENZWEIG Los azrecas y los mixtecos nunea dudaron de que sus libros contuvieran escritura. La pintura manuscri- tara, sencillamente, su manera de escribir en libros y ‘en papel. Era la actividad que conocian como tlacuilo- lien nbuatl y tacu en mixteco, a actividad practica- dda por los escribas/pintores, los historiadores los cui- dadores del dia y los sabios.' Era la actividad que satisacia las necesidades de escritura de los antiguos rmexicanos. Registraba el pasado, conservaba las guias pronosticatorias que indicaban el fururo y documen- taba las muchas caracteristicas del presente. Los ca- racteres y las figuras pintados que conservaban la ‘memoria y otras formas de conocimiento eran relati- vvamente permanentes (duraban mucho tiempo des- pués de los hechos registrados y mucho después de ue el silencio hubiera remplazado las palabras ha- bladas) y podian ser leidos e interpretados por otros, parte de sus creadores. Estas dos caracterstcas —per- manencia y legibilidad—, que son caracteristicas de cualquier sistema de escrivura, muestran que las pin- turas funcionaban para establecer ideas y documentar hechos. Las imigenes pintadas en los libros atribuian ‘una responsabilidad. Como registros, eran una me- rmoria que podia ser inspeccionada por otros. ‘Cuando los europeos vieron por primera vez los libros pintados, los reconocieron como tales, como li bros que contenian la versién mexicana indigena de Ia escritura. Cortés y sus compatieros acaso notaran ue los libros y los escritos eran diferentes de aque Ilos a los que, como europeos, estaban acostumbra- dos, pero no tuvieron duda alguna de su funcién y de su eficiencia. La tradici6n de la pintura manuscri- ta sobrevivié varias generaciones en el México pos- terior a la Conquista, precisamente porque siguid funcionando como el equivalente indigena de los li- bros europeos escritos alfabéticamente y porque al- sgunas de las autoridades coloniales (aunque cierta- mente no todas) aceptaron esta equivalencia. Durante " Molina (1970: 2 foiacidn, 120), Alvarado (1962: 102% 168) y Caso en Alvarado (1962: 134). IIL. La escritura en imagenes el periodo colonial se hicieron registros pintados pata jefes tanto nativos como nacidos en Espatia, y fueron aceptados como prucba valida en asuntos legales. ‘Sin embargo, junto con esta aceptacién general de los registros pintados, surgié una ambivalencia acerca de la naturaleza de sistema de escritura indigena. Mo- tolinia reconocié que los aztecas tenian libros, pero no podia aceptar por completo que tuvieran escritura, pues para él, como para casi todos sus contemporé- rneos, la escritura era la escritura alfabética que regis- traba el habla Compartia esta incertidumbre el padre jesuita José de Acosta, quien después, en su Historia natural y tmoral de las Indias, comparara las cvilizaciones ame- ricana, europea y asidtica con base en sus sistemas de escritura. Podemos ver esto en su correspondencia con Juan de Tovar en 1586-1587. Tovar habia enviado recientemente a Acosta un ejemplar de su crénica de historia mexicana, y Acosta escribié para darle las gracias diciendo que le habia gustado ver y estudiar la historia mexicana, y que pensaba que también gusta- ria en Europa, “Pero —escribié Acosta— deseo me satisaga V. Ra algunas dudas que se mi an ofrecido. La primera es gqué certidumbre y autoridad relacidn o historia? La segunda, gc6mo pudieron los ‘Yndios, sin eseritura, pues no la usaron, conservar por tanto tiempo la memoria de tantas, y tan varias co- sas?” Tovar contesté explicando, primero, cémo su relaciin se habia derivado del estudio de libros indi- genas interpretados por los historiadores indigenas. Lego dijo: ‘A la segunda pregunta, ge6mo podian los Yadios, sin scrtura, conservar memoria de tantas cosas? Digo como queda referido, que tenia sus figures, y Hyerogliics, ‘con que pintavan las cosas en esta forma, que las cosas {que tenia figures, as ponian eon sus propias ymagines;y para las cosas que me avy ymagen propia, tenfan otros ‘caractees signficaivos de aquell, y con estas cosas f- jguravan cuanto querian. Y para memoria del tiempo, es que acasci6 cada cosa ya ha visto V. R lo que hay esti ccrito del e6mputo, ue estos usavan.? La respuesta de Tovar debié de ser persuasiva, porque ‘Acosta acabé por incluir la pictografia azteca (y los registros en nudos ineas) en su jerarquia de sistemas deescritura, aun cuando no en lo mas alto de su escala ‘Acosta otorgé naturalmente el primer lugar a los sis- temas alfabéticos de la Europa occidental; dio el se- undo lugar 2 los ideogramas de China, y en tercer lugar colocé los pictogramas de los aztecas. Su jerar- quia sirvié a su propésito de distinguir aquellas cultu- ras que tenian escritura alfabética e historia (y, por tanto, civilizacién) de aquellas culturas que no las tenfan, aun cuando estas sltimas fueran capaces de registrar el pasado (en libros pintados y quipos). La ambivalencia de Motolinia y Acosta, comparti- da por casi todos sus contemporéneos, ha continuado hasta hoy entre quienes intentan hacer que la picto- grafia azteca y la mixteca embonen en otros sistemas sdecxcritura pr todo el mundo y al transcurso del tiem- po? Los especialistas que han definido y catalogado la escritura suelen adoptar toda una gama de posiciones. Algunos, como John DeFrancis (1989), definen la es- critura estrictamente como habla visible 0 como el re- gistro de un lenguaje hablado. Otros, como Geoffrey Sampson (1985) y Albertine Gaur (1992), extienden la definicién para que incluya la pictografia y los siste- ‘mas notacionales. La opinién mayoritaria esta repre- sentada por Ignace Gelb (1963: 12), quien define la cscritura, en términos generales, como “un sistema de intercomunicacién humana por medio de marcas vsi- bles convencionales”, pero relega la pictografia a la ca- tegoria de los “precursores dela escrtura”. Todo el que haya estudiado el ema reconoce que a esritura de la lengua o la escritura fonética es distinta de aquellos sistemas que no registran la lengua. Cuando se propo- nen modelos evolutivos para el desarrollo de sistemas de escritura —rastreando su progreso desde ideogra- ‘mas, pasando por logogramas y silogramas, hasta el alfabeto (por ejemplo: Gelb 1963)—, la pictografia mexicana suele ser colocada en una etapa temprana, de preescritura, o sea sitia como un callejn sin sali- dda de una rama lateral. Nunca se la considera escrtura plena” o escritura “real” porque habitualmente no Ta correspondencia entre Acosta y Tova fue traducida y publicada por Kubler y Gibson (1951: 77-78). Mignao (1992 186, 19 199: 317, 321-522; 19926 313-314) analiza persuasi- ‘amente la jearguia de civilizacione y los sistemas de esertara decom. » Esto se analiza més profendamenteen Boone 19946, La ESCRITURA EN IMAGENES registra palabras como locuciones humanas en un ha- bla continua. Si se define de manera estrecha la escri- ‘ura como lengua hablada a la que fonéticamente ha- cen referencia unas marcas visibles, es claro que el .n0 no cabe en la definici La ESCRITURA, EN DEFINICION MAS AMPLIA ‘Como especialista en los aztecas, yo pido una defini- cin mas vasta ¢ inclusiva de escritura, que abarque los sistemas no verbales (Boone 1994b). Varios de mis colegas, a quienes respeto y en cuyas opiniones confio, me preguntan pot qué necesitamos hacer esto cuando semejante ensanchamiento borraria la distincién im- portante que hay entre la escritura fonética y otras formas; la raz6n es que la palabra “escricura” tiene tuna gran carga. La escritura no s6lo es un tipo de sis- tema notacional sino toda una categoria cultural, Sela hha empleado para distinguir a los pueblos letrados de los preletrados, a los pueblos con historia de los que carecen de ella, y aun a los pueblos civilizados de los birbaros o primitivos. La escritura, como “piedra de toque de la herencia humana”, para citar a Schoville y Senner (en Senner 1989: vii) es vista como elemento bisico de una sociedad civilizada. Gelb (1963: 12) re- presenta esta posicién prevaleciente cuando afirma: “La escritura existe tan sélo en una civilizacin, y una civilizacin no puede existir sin eseritura”. Aceptados estos significados, go6mo podemos negar que azteces y mixtecos hayan tenido escritura? Es claro que tu- vieron un sistema notacional que les permiti6 regis- trar los hechos del presente y del pasado, y mirar al futuro. Eran letrados,hist6ricos y civilizados. A ma- yor abundamiento, la definiciin mas lata de escritura se alinea con sus propias categorias culturales de es- critura. Reconociendo su pictografia como eseritura ppodremos empezar a entenderla mas plenamente como ‘un sistema con su propio vocabulario y gramitica, sus ppropios significantes y estructuras. a definicién ampliada de escritura incluye tanto los sistemas verbales como los no verbales. Asi, inclu- ye la notacién musical, la notacién coreogrifica, los diagramas de quimica eingenieria y los signos no ver- bales que sirven para anotar las ecuaciones matemiti- cas y las leyes de la fiscs. Todos estos sistemas nota- cionales codifican convencional y permanentemente ‘un conocimiento, y son muy superiores a la eseritura de palabras para conservar cierto tipos de informa- cing en particular, los sistemas matemtico y cienti- fico son esenciales para nuestro entendimiento del “1 ——t—t—~—t 2 LA ESCRITURA EN IMAGENES universo, De los especialstas que han propuesto de- finiciones de escritura que absrcan todos estos diver- 0s sistemas, Sampson (1985: 29-30) es el que, 2 mi pparecer, nos lleva més cerca de una buena definicién. de trabajo.* Reconociendo las limitaciones de ver la escritura como “un fenémeno esencialmente parasita- rio del lenguaje hablado”, Sampson dese6 dar una de- finicién tan general como fuera posible pero que atin ra del arte. Dos de sus definicio- nes combinadas nos permiten reconocer la escritura como la comunicacién de ideas relativamente expecth- cas de una manera convencional, por medio de marcas visibles permanentes, Esta definicién enfoca la co- ‘municaci6n, el uso de convenciones dentro de uma es- ‘ructura general y el grado de permanencia. “Toda escrivura es almacenamiento de informaci6n —como lo ha dicho Gaur (1992: 14)—j]ainformacién se almacena de manera mecénica, en un objeto indepen dente, y la pueden recuperar y utilizar en cualquier ‘momento, en cualquier lugar (en el caso de objetos ‘méviles como los libros), todos aquellos que sean ca- paces de consultarla y descifrarla.” *Permanentemen- te” significa que lo que fue escrito en un tiempo se puede leer dias, aos osiglos después. La memoria slo cs un factor en el sentido de que el lector tiene que haber aprendido y debers recordar las reglas de un sistema particular de escricura para poder recuperar la distinguiera la es informacién almacenada, Ya sean letras, jerogliicos 0 representaciones figu- rativas, las marcas visibles operan y transmiten el sig- nificado de acuerdo con su asociaciSn con otras mar- cas, dentro de un sistema estructurado de relacién. Este sistema estructurado de relaci6n es, bisicamente, la gramaitica del sistema; nos dice cémo leer una mar- ‘cao una imagen —qué significado darle— de acuerdo ‘con su asociacién con otras marcas 0 imigenes. Como lo dice Sampson (1985: 12), la escritura es como el Tenguaje, ya que es capaz de comunicar significado por “estructuras de simbolos definidos por sus pro- pias interconexiones”. Prosigue diciendo: “Lo que da 4 cualquier clemento particular de un lenguaje su pa- pel en el lenguaje no son sus propiedades fisicas su- perficiales sino, antes bien, ls relaciones que establece con los otros elementos del lenguaje”. De este modo, el significado de un sonido (en a lengua) o de una le- imagen (en la eseritura) queda establecido por el sistema que relaciona, en conjunto, todos los tra, marca © Owes que definen en general la esriura son Hill (1967: 99.98), Harbsmeier (1988), Larsen (1988), Crump (1990: 42), Gaur (1992: 12) y Martin (1994: 454-49), sonidos, letras, marcas o imagenes, En cuanto un po- tencial lector ha dominado la gramatica de la estruc- tura y ha aprendido el vocabulario de letras, marcas 0 imagenes que esta gramética establece, ya deberd po- der leer e interpreta lo que esti escrito. ‘Dentro de esta vasta definicién de los sistemas de escritura pueden distinguirse dos tipos bisicos. Uno de ellos abarca lo que los especialistas en escrtura han llamado, de maneras distinta, sistemas glotogrifico, fonogréfica, fonético y silébico, los cuales son siste- ‘mas que representan el habla’ Estos son los sistemas rotacionales que satisfacen la definicin estrecha de ‘escritura. El tro tipo, el que aqui nos interesa en par- ticular, es el que Gelb, tras él Sampson, llaman siste- mas semasiogréficos, y lo que Hill lama sistemas de discurso.* El término semasiogrifico (basado en la pa~ labra gricga semasia, que quiere decir “significado”) se refiere a aquellos sistemas que comunican informa~ cin directamente al lector dentro de la estructura de st propio sistema; éstos som sistemas de escritura que no tienen que pasar por cl habla para ser comprendidos. Funcionan independientemente del lenguaje, aunque operan en el mismo nivel légico que el enguaje habla- do y pueden ser paralelos a él. Estos son los sistemas due abarca la definicién més general de escritura. ‘Algunos sistemas de discurso 0 semasiograficos es- tin compuestos de simbolos 0 marcas que son arbi trariamente codificados, en donde las marcas no tie- znen una asociacién intrinseca con su significado. Por «gjemplo: la notacién matemética combina niimeros, letras y toda una variedad de signos especializados, que convencionalmente se interpretan como repre- sentantes de miimeros, cosas y acciones. Las marcas aque tienen la configuraci6n “13 x 4 = 52” representan [a accidn de multipliear cuatro veces tna cantidad de 13 cosas innominadas, para llegar a 52 cosas, Sabemos ‘sto porque hemos aprendido el significado conven- «ional de cada niimero y su colocacién relativa, el sig- nificado de cada signo y cémo relacionarlos entre si Sin embargo, pocas personas pueden leer einterpretar cabalmente Ia formula de la figura 1, porque hemos olvidado 0 nunca aprendimos las complejidades del sistema notacional en que opera. Las marcas, en si rmismas, no se parecen alo que signifcan, y su signifi- cado especifco también depende de su amafto relat- vo y su colocacién,y de la disposicion espacial de las Gall (1963-11, 191,250), Sampson (1985: 29,32), DeFran- cis (198958) y ill (1967: 93). ® Gelb (1963: 1, 190-194, 250) Hil 1967-94-95). spson (1985: 29-30) y Fev 1, Formula para calla valanza de una muestra: simbo- fo, mano y colocacén relativa contbuyen & su signiicado espectico, partes componentes. La notacién musical (figura 32) ‘yalgunas notaciones coreogrificas (como la labanota- ‘dn, figura 33) son otros sistemas que dependen de ‘marcas arbitrariamente cifradas, ls cuales no tienen ‘una asociacién intrinseca con su significado fuera de Ja gramitica en que operan (véase el capitulo 1v). No es posible penetrar ni aun ligeramente en ninguno de estos sistemas a menos que se aprendan sus conven ciones y su gramitica especificas. Hill (1967: 94) los haa llamado sistemas convencionales ‘Oweos sistemas semasiogréficos incluyen marcas ticnen cierta semejanza visual con su significado Hill (1967: 94) los ha llamado sistemas ic6nicos que ‘eflejan la relacién natural entre la marca y su referen- te, La marca es una imagen estlizada de lo que simbo- liza, Estos sistemas son en gran parte pictogrificos, y en virtud de que lo son, ls personas que comparten la misma cultura visual encuentran més facil reconocer y recordar los significados de las imagenes individua- les que con los sistemas convencionales. Tales siste- mas pictogrificos de escritura van en ascenso, al co- rmienzo del milenio, conforme la cultura occidental se vuelve cada ver ms visual y cada vez. ms multinacio- ral. Se encuentran sistemas icdnicos de escritura en el reciente cuerpo de signos pictogrificos para vijeros fen aeropuertos y otros lugares piblicos, en el corpus de las sefales internacionales en las carreteras y hasta ‘en las diminurasinstrucciones para el lavado que apa- recen en las tiquetas de nuestra ropa. Los sistemas de software, ricos en iconos, desarrollados para la compu- tadora Macintosh y luego para los sistemas ras, fue- ron anunciados como més eémodos para el usuario ue los sistemas de mu, basados en Ms-Dos, precisa- mente porque eran mis pictogrificos. Todos estos ss- temas pictogrificos nos instruyen y nos guian sin re- currir necesariamente a palabras. ‘A pesar de todo, también es necesario aprender los sistemas pictogrificos o ieénicos, como ocurre con Jos convencionales. Simplemente se trata de que la se- mjanza visual entre las marcas y los objetos conoci- dos le facilita el dominarlos a personas que compar- ten la misma cultura visual. También el contexto ¢s La ESCRITURA EN IMAGENES decisivo para el significado. El cuadro de instruccio- hes para operar una secadora de manos, del tipo que ‘con frecuencia se encuentra en los lavabos publicos (figura 2), por eemplo, transite bien su informacion por el interjuego de imagenes reconocibles, abstrac- ciones convencionales y a ubieacién relativa de estos elementos. Los signficados quedan aclarados por el contexto del cuadro de instrucciones. Las dos image- nes de las manos probablemente serian reconocidas cen cualquier contexto por el piblico al que van dirigi- das, pero sus actividades podrfan no ser claras: la pri- ‘mera podria leerse, posiblemente, como sefalar y la segunda como aplaudir, de no ser por el diseo circular, las tres lineas onduladas (ojas en el original) y su co- locacién en un secador a base de aire caliemte. Estos clementos visuales adicionales y este contexto estable- cen las acciones como oprimir un bot6n y frotarse las smanos bajo el ate caliente Sabemos interpreta las I neas onduladas como calor porque hemos aprendido aasociar el color rojo con “caliente”, en contraste con cl azul, que es “frio” (como se encuentran en sefales de plomeria},y automaticamente sabemos que se debe leer el cuadro de izquierda a derecha porque asi es ‘como nos enscfiaron a leer easi todos los textos escri- tos. El panel de instrucciones da un mensaje répido y directo sobre cémo funciona el secador. Tales instruc: ciones pictogréficas, breves y precisas estan apare- ciendo cada ver mis como textos visuales n las insta- laciones piiblicas y como marbetes en mercancias de venta internacional. Funcionan tan bien porque trans- miten un significado sin que importe el lenguaje que tuno hable, y pronto son comprendidas por quienes comparten el conocimiento de esta cultura visual LA PICTOGRAFIA MEXICANA La eseritura mixteca y azteca es semasiogrifica ya que ‘ransmite de manera directa su significado al lector, habitualmente sin tener que formar palabras. En gran parte pictogrifica o icénica, esti compuesta bisica- Sy Fura 2 Instrucciones pate activar un secador de aire caliente Imagen contesia dea World Dryer Corporation. 8 “ La ESCRITURA EN IMAGENES mente por imigenes figurales que tienen cierta seme- janza o asociacién visual con las ideas, cosas 0 aecio- res que representan. Pero como todos los sistemas pictogrificos, la escritura azteca y mixteea tambi contiene abstracciones y otras marcas a las que arbi- trariamente se asignaron ciertos signficados, los cua- les no estén relacionados con su apariencia. Ademés, 1a pictografia mexicana tiene un componente logogri- fico 0 fonético, utilizado en apelativos, en el que algu- nas iméigenes intencionalmente representan palabras voceadas 0 sonidos. La escritura pictogratica de azte- «as y mixtecos no es, por tanto, puramente un tipo de sseritura u otro, En cambio, convenciones abstractas y referentes fonéticos se unen a la pictografiafunda- mental formando un sistema compuesto que podeia funcionar a través de fronteras linguisticas. Laidea bisica de este sistema es que habitualmente ro registraba el habla y, por ello, no dependia de un lenguaje u otro. Me he estado refiriendo a él como el sistema de escritura azteca y mixteco, pero también se le considera comiinmente el aspecto transmisor del mensaje del “estilo” del Horizonte Mixteca-Puebla, un lamado “estilo” que se difundié por la parte cen~ tral de México en el periodo poselisico 900 a.C.-1520 4.C) llevando consigo un distintvo estilo grafico, un programa iconogrifico y un sistema de escritura pie~ togrifica.’ El estilo de este horizonte fue adoptado por parlantes de muchas lenguas distintas, entre ellas 1 ndhuatl, el otomi, el totonaco, el cuicateco, el cho- cho, el mixteco, el zapoteco y el tapaneco, para nom brar tan sélo una gama de grupos lingiisticos cuyos documentos pintados comparten muchas caracteris- ticas. Las elites educadas de todo el México central comprendian y utilizaban las convenciones visuales de este estilo en la cermica, el ropaje, la pincura mu- ral la pintura manuscrta de la gente de alcurnia, Soy de la opinion de que un pintor/escriba de habla mix- teca que estuviese bien educado podia leer una histo- ria azteca y comprender el meollo del asunto, aunque no captara todos los detalles. Asimismo, un historia- dor tlapaneco, en el distante Guerrero, podia pintar tun documento (como el Cadice Azoys 1 0 u [figura 133]) que seria prontamente inteligible para sus cole- sas en México-Tenochtitlan. * Véase Robertson (1970), quien sugiré que see Vamara el Estilo Internacional de la Mesoamérica Posclisca a causa de su difundida dstribucia, Véase también Nicholson (1960, 1982), Nicholson y Quitones Keber (1994), Pohl y Byland (1994), y Byland y Pohl (1994: 6), quienes angayen que el silo Mixteca- Puebla se desarolls para servir de “idioma comin paral vali- Una excepcin esa cuenta del aio thapanec, como puede verse en el Cdice Aya, que comienza con 2 y ga hasta 1 ® El mostco efectivamente indica al lector que debe leer hui! (carquess ¥ afo) y no ebalchibil (ad), ya que la tur «ques se empleaba purtiularmente para los mosuicos. Véansy por eiemplo, Cidice Aubin (70-79) y Cadice Tlteloeo, © puntiagudo y un circulo achatado (figura 132); 0 Je ponian el nombre del afio o bien colocaban el zno del aio en los brazos del A-O (Smith 1973a: 22) aztecas rodeaban el nombre del afio con un cartu- rectangular, casi siempre pintado de azul o de co- ‘urquesa (figura 13b). Sin embargo, se toleraba variacién de este cartucho rectangular, pues el or de la Tira de Tepechpan (figura 127) rodes los bres del afio con cartuchos circulares de diferen- ;colores.' De manera similar, el pintor que diseis el na de la pagina 1 del Cédice Fejérodry-Ma- ‘pints unos cartuchos circulares con marcos ama- en torno de los cuatro portadores de los afios. ‘La mayor parte de las fechas aparecen en las histo pictogrificas para ubicar firmemente un hecho en Jsempo. Sefalan al lector cuindo ocurri6 una accién sons actividad. Pero las historias tanto aztecas como cas contienen, asimismo, fechas tan envueltas en erosos significados asociativos que estas sefales eas dominan a las temporales. Los aztecas, znte tanto los plebeyos como los intelec- asociaron el afio 1 Pedernal con grandes co- sz0s. Este ao, 1 Pedernal, fue el ao en que los eas dejaron Aztlin para iniciar su prolongada y zs migracién; este afio 1 Pedernal inicia la cuenta os afios, de modo que en el Cadice Mexicano (fi- 142) los mexicas aparecen realmente ascendiendo

También podría gustarte