Está en la página 1de 23

Arqueología

y patrimonio: una .
relación problemática
Por: Roberto Lleras Pérez**
I
El hecho de que el V Congreso de Arqueología social para existí r, al menos en el sentido en que
en Colombia hiciera un énfasis tan marcado se entiende actualmente.
en el concepto de patrimonio, no es gratuito; Ésta es, más o menos, la lógica que se
no fue el fruto de una decisión caprichosa ni maneja desde la óptica del patrimonio. La fuerza
el resultado de la necesidad de crear un lema que ha adquirido este concepto es arrolladora, y
para la ocasión. Esta denominación revela la resulta natural que disciplinas como la Arqueo­
preponderancia actual de este concepto; más logía sean arrastradas en ese torbellino. Como
aún, demuestra hasta qué punto lo patrimonial muchas tendencias sociales, ésta es también una
constituye una preocupación de la arqueología. moda, y, como tal, sigue un patrón marcado por
Tengamos en cuenta, además, que la formación una curva ascendente y por otra descendente; en
académica en arqueología se inicia en Colombia este momento probablemente estemos en el pico
en el marco de los estudios del patrimonio, y que superior de la curva. El patrimonio está en el
la nueva legislación en materia de patrimonio centro de la reivindicación regional y local frente
arqueológico, al inventariar lo que está protegido a la globalización; es un mecanismo de defensa
y es objeto de atención de esta disciplina, ya no frente a la exclusión y un arma política poderosa
lo define por criterios geográficos o cronológi­ para muchos propósitos. La obsesión con lo patri­
cos, como era usual, sino como parte integrante monial es grande y, como todos los movimientos
del patrimonio (Ley 397 de 1997). Revisemos, sociales obsesivos, causa preocupación. Por eso
en fin, la justificación de la gran mayoría de los es bueno hacer una pausa y reflexionar sobre la
trabajos de investigación y las tesis de grado en relación entre patrimonio y arqueología, ya que
arqueología para verificar que la recuperación limitarnos a una definición simple, como la que
del patrimonio es una constante en ellos. bosquejamos antes, es del todo perjudicial.
Estas tendencias que aquí solamente he­ Para que esta discusión tenga referentes
mos enunciado, pero que pueden fácilmente ser concretos, es útil que ejemplifiquemos los temas
objeto de comprobación e ilustración, bastarían con casos conocidos de Colombia. Examinar no
para declarar que la relación entre arqueología sólo los aspectos teóricos generales, sino también
y patrimonio es directa y clara: la primera sería la manera como se ha dado en sitios como el
una disciplina al servicio del segundo; un conjun­ Parque Arqueológico de San Agustín, la Ciudad
to de métodos y técnicas cuyo fin natural sería Perdida, o el Museo del Oro, entre otros, nos per­
investigar y sacar a la luz el patrimonio. Éste, a mitirá poner de presente que entre arqueología
su vez, en cuanto objeto de estudio de la arqueo­ y patrimonio hay puntos de acercamiento y tam­
logía, le da a ella sentido, y valida la inversión bién de distanciamiento. Y lo que es más inte­
y el esfuerzo que la investigación requiere. En resante, ayudará a entender cómo estos puntos
la medida en que lo patrimonial y lo arqueoló­ de encuentro y de desencuentro no son siempre
gico se fusionan, la arqueología puede por fin iguales, sino que obedecen a dinámicas complejas
abandonar la lucha por justificarse; todavía hay y cambiantes, y que la forma como se realiza el
quienes opinan que esta disciplina es inútil, pero trabajo arqueológico y las condiciones particu­
son pocos los que se atreven a declarar que el lares de construcción social del patrimonio se
patrimonio no vale la pena. Que la arqueología interrelacionan y ejercen influencias mutuas que
se ocupe del patrimonio, le confiere una razón sus gestores quizás nunca previeron.
o
·;::
2
...
·;¡;
* Este artículo fue presentado como ponencia en el V Congreso de Arqueología en Colombia. Patrimonio Paisa­
-�e je y Sociedad, realizado por la Sociedad Colombiana de Arqueología, la Vicerrectoría de Extensión y e( Museo
(l)

::>
Universitario de la Universidad de Antioquia en el 2008.
o **Arqueólogo.Subdirector Técnico del Museo del Oro, Bogotá.
(l)
VI
:,
:z

­
111
CJ

'ºCJ
El objeto de la arqueología: su campo de acción (Trigger, 1992). Y, en gracia
de discusión, es posible aceptar, inclusive, que en
problemas de campo sus orígenes la arqueología pudo muy bien haber
de aplicación sido una disciplina del patrimonio.
En Europa, el interés renacentista e
Uno de los mitos populares más extendidos es que ilustrado por los objetos antiguos, especialmente
la arqueología es hija de la antropología (Ren­ por los vestigios clásicos de Grecia y de Roma,
frew, 1993). La idea es tan fuerte que poca gente puede verse como una primera forma de patrimo­
cae en la cuenta de que ésta es sólo la expresión nial ización de la cultura material: coleccionistas
de una particular escuela, la arqueología etnográ­ y anticuarios inauguraron esta manera particular
fica norteamericana de la segunda mitad del siglo de relacionarse con las cosas, confiriéndoles un
XIX, y que nada tiene que ver con el origen corre­ significado que les daba valor presente, indepen­
lativo de las dos disciplinas. En realidad, el pro­ dientemente de su función original. Nada más
blema depende, en muy buena medida, de nuestro natural entonces que desarrollar unos métodos
punto de vista: ¿ En qué momento consideramos para buscar los objetos, recuperarlos en el mejor
que se empieza a hacer arqueología, o, para el estado posible, y organizarlos según los criterios
efecto, en qué momento se empieza a hacer an­ clasificatorios por entonces conocidos. Si, ade­
tropología? Inclusive adoptando una aproxima­ más, en ciertos países, por circunstancias espe­
ción tan amplia y flexible, resulta evidente que ciales, el pasado ingresaba en la agenda política y
la búsqueda de objetos materiales del pasado, su pasaba a considerarse un tema que podía ayudar
clasificación, su acumulación en colecciones y su a reforzar la idea de un estado independiente,
eventual interpretación, es decir, las primeras for­ de las raíces antiguas de la nación, y de la tradi­
mas de hacer arqueología, ocurrieron en forma cional ocupación del territorio, entonces estaban
independiente de la antropología. La disciplina dadas las condiciones para que esta arqueología
en cuestión, antes o paralelamente con la antro­ fuese un conjunto de métodos y de técnicas al ser­
pología, pero sin recibir de ésta última mayor vicio de unas ideas iniciales, pero muy concretas,
influencia, fue definiendo en sus primeras etapas de patrimonio (Trigger, 1992).

::::

­
tu
o
­e
e
Pero, como era apenas natural, con el En efecto, para designar al patrimonio
paso del tiempo la arqueología fue expandiendo no basta con mencionar que se compone de monu­
cada vez más su campo de acción. No vamos, por mentos, objetos, recuerdos, etc., sino que es pre­
supuesto, a recorrer la historia de esta disciplina; ciso explicitar que todas estas cosas se nombran
es suficiente constatar que actualmente, después de tal forma, porque existe una idea social que
de muchos avatares, la arqueología se parece muy así lo determina. Es decir, lo fundamental para
poco a lo que era en tiempos de coleccionistas calificar si un objeto es o no patrimonio no son sus
y de anticuarios. Para empezar, esta disciplina cualidades materiales intrínsecas sino la concep­
desbordó los marcos temporales que la carac­ ción que de él hemos construido. Cuando decimos
terizaron inicialmente; ya es claro que su objeto que el patrimonio está compuesto por los objetos
de estudio no se restringe al pasado remoto. Los que representan las tradiciones, que encarnan la
arqueólogos en Colombia, por no considerar el identidad o que perpetúan los ideales, lo que esta­
resto del mundo, estudiamos una fábrica de loza mos explicitando es que son esas tradiciones, esa
del siglo XIX, un teatro construido hace menos identidad y esos ideales lo que verdaderamente
de cien años, una hacienda cafetera de principios constituye patrimonio; los objetos mismos, su di­
del siglo XX (Alvarez, 2009), o fosas comunes mensión material, son secundarios.
de hace diez o cinco años, e igualmente podemos El patrimonio es, por tanto, una cons­
explorar, con metodologías arqueológicas, ves­ trucción social, pero es, a la vez, una construc­
tigios materiales depositados en un yacimiento ción política que obedece a intereses que no son
cualquiera el año pasado o unos días atrás. En constantes, que cambian en su alcance y en su
este sentido, la arqueología está mejor preparada dimensión; a veces son locales; otras, naciona­
para lidiar con el estudio del patrimonio, ya que les; son el resultado de una
este concepto también ha evolucionado y ahora ideología dominante o
involucra objetos pertenecientes no sólo al pasado vienen desde esferas
remoto, sino a todas las épocas (Lleras, 2007). de lo subalterno.
Aquí se vuelve esencial recordar que en La idea de que los
nuestros días el concepto de patrimonio se ha tor­ objetos materiales
nado un asunto extremadamente complejo. Si se son patrimonio
le quiere definir, resulta cada vez más inadecuado no ha existido
recurrir a los inventarios de objetos. Prueba de la siempre, es una
inutilidad de este enfoque son los articulados de creación recien­
las leyes sobre patrimonio que, para establecer te, y cada época
su campo de aplicación, recurren a largas listas y cada pueblo in­
de objetos y a consideraciones que no pasan de ventan lo que les
ser lugares comunes; tales definiciones siempre conviene. En
se quedan cortas. Para un ejemplo, basta citar la Roma me­
la Ley 63 de 1986 que en su artículo primero dieval, por
lista cuarenta y siete categorías de objetos que ejemplo,
constituyen bienes culturales; el inventario deja los edifi­
por fuera muchas de las categorías que recono­ cios ro­
ceríamos hoy de manera clara. Si queremos ex­ manos
presar adecuadamente cómo manejamos y cómo
o
·;;: entendemos el patrimonio, es necesario que recu­
.!:! rramos a su génesis, es decir, a las múltiples for­
...
·¡,;
<V mas que adopta su construcción desde el punto de
.:::e: vista social. Esta perspectiva es la que nos puede
:::;¡
o conducir hacia una idea adecuada del concepto.
O)
V)
:::,
2

-
111
o
'ºo
clásicos no eran considerados como un referen­ no porque haga parte de los afectos de los bo­
:e patrimonial para conservar, ni se creía que gotanos. Hace tan sólo veinticinco años pocos
de allí pudiera derivarse una idea de identidad; pensaban que las haciendas, los beneficiaderos
eso vino después, con el Renacimiento (Trigger, y los "yipaos" del Quindío y de Caldas, en franco
1992). Para los criollos neogranadinos, los bie­ proceso de desaparición gracias a la crisis de los
nes materiales de los indios sólo se convirtieron precios del café, pudiesen tener importancia más
en patrimonio cuando necesitaron buscar una allá de su precaria utilidad presente; ahora, estos
raíz no española para erigirse como nación in­ inmuebles y estos objetos tienen la categoría de
dependiente: antes de que surgiera esta necesi­ bienes patrimoniales y se busca recuperarlos a
dad, los objetos de esta clase sólo valían por lo cualquier costo. El futuro nos traerá otras nocio­
que pudieran representar en metal en bruto o, nes de patrimonio y pondremos en ese nivel otros
quizás, en casos excepcionales, porque podían objetos que ahora desechamos sin problema (por
venderse a algún extranjero despistado, ávido de ejemplo un modelo específico de teléfono celular,
coleccionar rarezas. un juego de video, un tipo de automóvi 1, etc.)
En sentido histórico, el concepto de A la idea de patrimonio va ligada, muy
patrimonio es fluido, contingente y en extremo fuertemente, la de identidad, una noción en ex­
variable. La identidad Nacionalsocialista de tremo subjetiva y difícil de precisar. El razo­
la Alemania de la pre­guerra y de la Segunda namiento detrás de este vínculo es que nuestra
Guerra Mundial construyó su patrimonio con identidad, cualquiera que ésta sea, se afianza en
los objetos de la cultura germana, con el arte el patrimonio, un legado de nuestros ancestros,
romántico alemán del siglo XIX, y con los monu­ y que en la medida en que tenemos identidad re­
mentos nazis de concreto, como el que aún existe conocemos, en los objetos patrimoniales, frag­
en Coblenza sobre la confluencia de los ríos Rin mentos de nuestra identidad. La construcción se
y Mosela. Con la caída del Nacionalsocialismo, retroalimenta, crece y, con la misma facilidad,
en 1945, desapareció esta noción de identidad se debilita y se desmorona eventualmente. Pero,
y sus referentes materiales. Por contraposición, mientras funciona, cuando la idea de una sola
ciertos vestigios con los cuales el Nazismo quiso identidad nacional va mostrando su absurdo
arrasar o que evidenciaron su brutalidad, se cons­ intrínseco, surgen múltiples identidades y, con
tituyeron en patrimonio mundial; tal es el caso ellas, múltiples construcciones del patrimonio.
de los campos de concentración como Dachau y Las identidades fragmentadas en lo regional, en
Auschwitz, los testimonios del exterminio y de la lo urbano, en lo local, en lo microlocal y en lo
solución final. doméstico traen consigo patrimonios fragmenta­
En la Colombia del siglo XIX, los obje­ dos, cada uno pendiente de una idea originiaria,
tos patrimoniales por excelencia fueron los escu­ particular e irreductible.
dos y las banderas, los uniformes de los guerreros El inventario de los bienes materiales
y de los próceres, las placas conmemorativas de que son patrimonializables es inagotable; casi
las batallas, las estatuas y los bustos de bronce la única condición es que los objetos se puedan
y de mármol; ahora, estos bienes se conservan vincular con una tradición, con una idea, con un
de mi lag ro porque poca gente les pone atención. sentimiento; cada comunidad encuentra razones
Miles de personas pasan todos los días frente al para llevar a la categoría de patrimonio muchos
monumento de los Héroes en la Avenida Cara­ objetos que antes no lo eran. Hasta hace poco, en
cas de Bogotá, y nunca he visto a nadie que se el barrio Restrepo de Bogotá nadie pensaba que
detenga a leer las inscripciones que recuerdan las máquinas y las herramientas con que trabajan o

las batallas y los guerreros de la independencia; zapateros y talabarteros para hacer el calzado que
si aún hoy se considera a este monumento como hizo famoso al barrio, pudieran ser patrimonio;
una parte integral del patrimonio urbano, es por ahora hay un museo que guarda estos objetos y los
:::::
pura inercia o por una decisión administrativa, divulga como referente de identidad patrimonial.

­e
e
En segundo lugar, para ser patrimonio se requie­ ca de registro, de tipología y de análisis, a una
re que los objetos tengan algún grado de visibili­ colección bibliográfica que se encuentre perfec­
dad, que sean tangibles en cierto grado. Resulta tamente documentada, aunque, por otra parte,
muy complicado convertir en patrimonio elemen­ pueda tener un carácter patrimonial. Tampoco
tos que sólo se pueden observar a través de un sería muy acertado emplear métodos arqueoló­
microscopio, o que son simplemente relaciones gicos para indagar los contenidos de un cajón lle­
químicas, físicas o biológicas, como, por ejem­ no de manteles viejos, aun cuando esos manteles
plo, la composición porcentual de una aleación pueden muy bien ser objetos patrimoniales.
metálica, o una fecha de Carbono 14. Desde el otro polo es muy evidente que
Mientras que la noción de patrimonio la arqueología se interesa en un rango de elemen­
ha evolucionado de esta forma, la arqueología ha tos que no encajan en la categoría de patrimonio.
construido históricamente otra manera de rela­ El primero y más evidente es el contexto, es decir,
cionarse con los objetos. Esta disciplina, nacida el conjunto de relaciones espaciales, estratigrá­
en los gabinetes de los anticuaristas, adquiere ficas, cronológicas y funcionales en las cuales se
su dinámica propia: múltiples factores conspiran encuentran los objetos arqueológicos. El contex­
favorablemente para que deseche los objetivos y to es difícilmente patrimonializable, entre otras
los marcos iniciales, excesivamente estrechos y cosas porque se destruye en el proceso mismo
limitantes (Renfrew, 1993). Después de los es­ de excavación y permanece posteriormente sólo
quemas clasificatorios, de la construcción de las como un cuerpo de información. Lo mismo pue­
secuencias periódicas y del registro estratigráfi­ de decirse de las relaciones de naturaleza física,
co, viene la comprensión de la importancia del química, biológica, edafológica o geológica, que
contexto, la mirada sobre el espacio como marco son el fruto de análisis instrumentales. Y aún
referencial, el interés en las características físico­ más, como antes se dijo, objetos de dimensiones
químicas de los materiales, el examen del com­ microscópicas difícilmente adquieren la catego­
ponente ambiental, la comprensión de los proble­ ría de patrimonio. iQué complicado sería tener
mas adaptativos y, sobre todo, la exploración de un conjunto de objetos patrimoniales compuesto
los procesos sociales. Por fuerza, la arqueología por granos de polen, fitolitos y huellas de uso!
se sale del marco del estudio de los objetos per Para la arqueología son vitales las mues­
se, no es una disciplina de las cosas solamente, se tras de suelo, los contenidos de determinados ele­
vuelve disciplina del comportamiento social, de mentos, los fragmentos de madera carbonizada,
la historia y de la cultura, y ve los objetos como los minúsculos trozos de desechos de comida, los
un medio para llegar a estos objetivos, no como contenidos intestinales y un sinnúmero de cosas
fines en sí mismos. que no consideramos ni podemos considerar pa­
De lo anterior se desprende forzosamen­ trimonio. No son patrimoniales en ninguna época
te una primera conclusión: no existe una coinci­ ni lugar. Pero tenemos que estudiarlos, muchas
dencia en el campo de aplicación de la arqueo­ veces nos proporcionan más información, son
logía y en el del patrimonio. Aun cuando ambas más importantes que los objetos mismos. La
dimensiones del saber pueden llegar a coincidir arqueología define problemas, fija objetivos y
en muchos casos, hay otros en los que toman metodologías y, finalmente, interpreta. Si lo que
rumbos divergentes. Mientras que, en gracia de extrae es o no patrimonio, eso no tiene importan­
discusión, cualquier objeto puede ser abordado cia, es absolutamente transparente.
desde una perspectiva arqueológica, lo cierto es Y, para terminar este capítulo, lo que
o
·;: que I levar la metodología arqueológica al estudio debe recalcarse es que las diferencias en el ran­
.::9
·¡¡;
de muchos objetos patrimoniales puede resultar go de elementos que componen el patrimonio,
,._
<1> en una extensión forzada del concepto: no es muy y los que son objeto del estudio arqueológico,
.2:
e claro, para sólo poner un ejemplo, cuál sería la revelan una diferencia de fondo en cuanto a los
:::::>
o utilidad de aplicar una metodología arqueológi­ criterios que determinan las inserciones en uno
<1>
V>
:::;¡

-
¡¡¡
o
­e
o
#
En otro caso. Los objetos entran en el registro en patrimonio miles de elementos que no se hi­
::.�ueológico y se convierten en objetos de estudio cieron inicialmente con este propósito. Detrás
::. ­nerced de procesos concretos de formación de de la inserción de los objetos en la categoría
� :ios; se integran en la estratigrafía al ser des­ patrimonial hay, pues, una clara intención. Los
zartadcs, porque se inhuman intencionalmente o objetos entran y salen del ámbito patrimonial
corque fenómenos naturales como la coluviación con relativa facilidad; la vigencia o caducidad
os insertan en determinados contextos. Detrás de de las concepciones de identidad disparan estos
esto no hay procesos intencionalmente dirigidos ingresos y estos egresos, tal y como se ha regis­
a formar conjuntos o contextos determinados. trado históricamente.
)icho de otro modo, los habitantes del pasado no
se tomaron la molestia de constituir un registro
arqueológico para que nosotros pudiéramos en­
La resignificación
contrarlo e interpretarlo años después. Más aún, de lo patrimonial:
la inserción de un objeto en el registro arqueo­
lógico es irreversible: una vez que un artefacto
problemas de interpretación
o ecofacto se integra a un contexto, permanece Lo que define a la arqueología como una discipli­
en él, pues su inserción no depende de conceptos na social, lo que la eleva por encima del nivel y
mutables, es un hecho concreto, terco y tozudo de la categoría de un simple conjunto de técnicas
si se quiere, pero irreversible. y de métodos, de un oficio virtuoso, es su deber y
Las razones por las que los objetos in­ su capacidad de interpretar, de generar hipótesis,
gresan la categoría de lo patrimonial son muy
a teorías y conceptos. La interpretación es, aun a
diferentes. En el sentido tradicional y obsoleto, los pesar de lo que digan los positivistas, un asunto
objetos patrimoniales son, en primer lugar, los que que entraña cierto grado de subjetividad. Inter­
se construyeron con la expresa intención de que pretar es siempre escoger una alternativa entre
tuvieran esta categoría: los monumentos, las es­
culturas, las catedrales, etc. En su momento, estos
bienes muebles e inmuebles encarnaron un ideal,
una tradición; muchos de ellos ya perdieron vi­
gencia en tanto ese ideal dejó de ser so­
cialmente compartido. Los nuevos
ideales sociales generan nuevas
ideas de lo que se considera pa­
trimonial, y la tendencia
contemporánea nos
lleva a convertir
varias posibles; es privilegiar ciertos factores por ajuar, qué denotábamos con entierro múltiple
sobre otros, asignar significados y establecer es­ o entierro secundario; aún hoy reconocemos el
calas de importancia. Como lo que los arqueólo­ contenido de estos términos.
gos encontramos es, por lo regular, fragmentario Por supuesto que las diferencias inter­
e incompleto, la interpretación se vuelve, a la par, pretativas subsisten y son, a veces, notorias. El
crecientemente subjetiva y necesaria. En estepa­ núcleo escultórico y funerario de San Agustín
norama, lo que resulta cada vez más claro es que ha sido visto como una gran necrópolis a la cual
evitar la subjetividad es una tarea del todo estéril concurrían para enterrar personajes de distintas
y que resulta más productivo y, de paso, más ho­ regiones. Alternativamente se ha dicho que es un
nesto reconocer los sesgos propios, las tendencias área de asentamientos, junto a la cual se cons­
que impregnamos en nuestra interpretación, y truyeron centros rituales y de enterramiento, sin
asumir sus consecuencias. que su función estuviese nunca restringida a estos
Dando esto por descontado, y a pesar de aspectos. La transición entre muchos períodos
la importancia de la subjetividad, la arqueología culturales, valga citar la que se da entre Herrera
mantiene un cierto rigor interpretativo. Las es­ y Muisca en el altiplano cundiboyacense, se ha
cuelas y las subdisciplinas han construido reglas interpretado en términos de reemplazo pobla­
y determinaciones que constituyen desarrollos cional, evolución interna, asimilación cultural y
de sus propios paradigmas; estos conjuntos de mestizaje, etc. A largo plazo, las diferencias nor­
:...nor'as oe seg ... "do .,.· :e norria!mente, guardan malmente se resuelven gracias a la aparición de
:: .. =re ... ea · ... :e ......a J :·enée" a conservarse, a nuevas evidencias cuando se emprenden nuevos
.....a"':r ... erse dúram.e iapsos análisis de las muestras ya existentes, porque sur­
cn-soerab.es. Hace ge una nueva explicación con la cual la mayoría
cincuenta años, en se puede poner de acuerdo, o porque se da una
la arqueología conjugación de estos factores.
de contextos La interpretación desde lo patrimonial
funerarios se es otra cosa. Sin duda también las escuelas y
entendía cla­ las tendencias introducen la heterogeneidad y la
ramente qué subjetividad en este campo, pero lo fundamental
quería decir es que los límites de la interpretación son mucho
más amplios y fluidos. En realidad son tan am­
plios y fluidos como se quiera que sean; la carac­
terística fundamental del discurso patrimonial es,
de hecho, la completa libertad interpretativa. La
dirección de la interpretación, sus contornos y el
alcance, son cuestiones que dependen de una vo­
luntad coyuntural; esta voluntad política, social
o económica, tiene un campo tan amplio para
jugar con las evidencias, que difícilmente importa
si quiebra o no su coherencia interna.
La razón de que esto sea así es que
cuando se trata del patrimonio se entra de lleno
en el terreno de la resignificación. Resignificar
quiere decir asignar un nuevo y distinto conte­
nido a algo que ya ha sido previamente inter­
pretado. El nuevo contenido normalmente no
se asigna porque represente el descubrimiento
de una cualidad antes desconocida del objeto
o del grupo de objetos que se resignifican; no Tal vez el ejemplo anterior sea extremo;
se trata de que se descubra, por ejemplo, que sin embargo, no es fantasioso. Ejemplos menos
las estatuas de San Agustín tengan propiedades drásticos, menos chocantes los hay por cente­
insospechadas y que estas cualidades compro­ nares. Lo arqueológico se resignifica constan­
badas y validadas obliguen a pensarlas de otra temente. Generalmente las interpretaciones de
forma. Se trata, más bien y siguiendo el ejem­ los arqueólogos distan mucho de satisfacer las
plo anterior, de que un grupo de creyentes en expectativas públicas sobre los objetos y sobre
las fuerzas cósmicas ocultas ahora van a ver e los hechos arqueológicos, así que la imaginación
interpretar estas esculturas como gigantescos popular genera constantemente sus propias inter­
polos concentradores de energía. ¿Quién puede pretaciones. Los arqueólogos no decimos que los
decir que no es así? Bueno, en realidad en un indios eran tan ricos que se vestían con ropas de
contexto científico serio sí podemos decir que oro y plata, pero esta imagen existe en la men­
no, pero esta negativa no es válida por fuera de te de muchas personas, así que alguien termina
este círculo, y ciertamente no en el contexto de repitiéndolo y ¿quién puede probar lo contrario?
las creencias cósmicas ocultas. E I hecho de que no se hayan encontrado esas
Se ha producido una resignificación de ropas de metales preciosos no prueba nada: se
un conjunto de objetos arqueológicos; por virtud las robaron los españoles.
de una ideología, estos objetos han adquirido la Pero no es sólo el imaginario popular
categoría de patrimonio para un grupo de perso­ el que resignifica lo arqueológico; cuando sí lo
nas o para una comunidad. Es un patrimonio le­ es, vemos los ejemplos más burdos y también los
gítimo dentro de las reglas que lo crean, y en este más pintorescos. Las instituciones culturales son
sentido adquiere una existencia ideal por fuera grandes resignificadoras de lo arqueológico y, en­
de su contexto original, existencia que, nos guste tre ellas, por supuesto, tienen un lugar preponde­
o no, tiene su dinámica propia y su capacidad de rante los museos. Para comprender de qué forma
irradiar influencia y de generar una interacción se resignifica lo arqueológico en los museos, es
social de largo plazo. importante recordar cómo se estructura una ex­

·�C1l
...,
·�
Q)
.::".
e
:::>
o
Q)
V1
::::,
2

-
LU
(.)

­e
e
hibición de museo. Los guiones científicos, con disponible y, en fin, también de las preferencias
los que empieza el trabajo y que eventualmente y de los gustos de las instancias de poder. En
conducen a los guiones museológicos, más que esta negociación es inevitable que cierto grado
ser simples estructuras de ordenamiento de ob­ de incoherencia se introduzca en el discurso ar­
jetos de exhibición, representan discursos sobre queológico. Estas incoherencias se presentan, en
las gentes y sobre la época a la que corresponden buena parte, como resignificaciones.
los objetos (Lleras, 2000). El guión tiene un ca­ Tales resignificaciones pueden ser gro­
rácter discursivo, y cuando éste se implementa no seras y evidentes, o pueden tener un carácter su­
sólo se muestran objetos, sino aspectos culturales til y moderado, pero no por ello menos efectivo.
de grupos humanos plasmados en ellos. En los Traigamos a colación un ejemplo sencillo: en los
museos, estos discursos tienen un destino públi­ museos de arqueología nos empeñamos en ense­
co y global, un carácter masivo, institucional y ñar, hasta la redundancia, que en las sociedades
permanente que les confiere una fuerza arrolla­ indígenas del pasado hubo estratificación social,
dora, muy superior a la que pueda alcanzar el grandes personajes, caciques y sacerdotes. Lo
más exitoso libro científico. que en el fondo estamos comunicando es que las
En el caso de los museos de arqueo­ diferencias sociales siempre han existido, que
logía, son los profesionales de esta disciplina, son un asunto natural. El corolario es que tales
arqueólogos, quienes están llamados a estruc­ diferencias en nuestra sociedad no deben cuestio­
turar y a desarrollar los discursos científicos y narse porque son asuntos de siempre (González,
museológicos, o, por lo menos, a llevar la voz 2004). ¿Por qué no hacemos lo opuesto? Por é

cantante en los equipos multidisciplinarios. El qué no mostramos que los logros culturales son
supuesto es que, en el ejercicio de esta función, el producto del trabajo diario de mujeres y de
creen uf\ discurso experto (Perilla, 2007). Dicho hombres comunes enfrentados a Ia producción
discurso es, o debe ser, una versión sintética, y a la reproducción de su vida social, en lugar
actualizada, comprehensiva y coherente de la de enfatizar en grandes personajes mitificados
materia objeto del discurso. Dice todo lo que hasta el cansancio?
debe decirse usando un lenguaje claro y accesible En términos de Louis Althusser (1970),
que, sin embargo, no renuncie a la terminología podríamos contestar enfáticamente: más allá de
disciplinar que le es propia. El discurso experto los grandes esfuerzos pedagógicos, los museos de
proclama la verdad del momento de una disci­ arqueología enseñan la ideología dominante por
plina, en este caso la arqueología. medio de la historia prehispánica, y la enseñan
Seguramente, salvo casos extremos de para domesticar; decir que el museo es una es­
incompetencia científica, los discursos exper­ cuela equivale a decir que el museo es un aparato
tos, sea cual fuere su orientación, tienden a ser ideológico del Estado. El discurso arqueológico
coherentes internamente. En arqueología, esta es, a pesar de los mismos arqueólogos, un discur­
coherencia significa, simple y llanamente, que so político; un texto que existe en la dimensión en
el discurso se atiene a los significados inferidos la cual se entrelazan concepciones actuales sobre
siguiendo una metodología y un marco teórico es­ la historia, sobre la sociedad y sobre la ideología,
pecíficos. El problema no está pues en el discurso en un discurso sobre el pasado con la intención
inicial, sino en los cambios, en las adaptaciones manifiesta de adoctrinar y de contrarrestar ten­
y en las concesiones que debe hacer el discurso dencias de pensamiento opuestas. En este senti­
arqueológico para llegar a la escena museo lógica do, los arqueólogos son bien ingenuos. Muchos
o
,._ (Perilla, 2007). Cuando el arqueólogo se enfrenta de ellos creen que no hacen política al escribir
...,rcl al resto del equipo que interviene en la realización discursos expertos, manifiestan una absoluta
­�
a, del museo, su discurso forzosamente se modifica, neutralidad y un apego estricto a la evidencia
>
tiene que hacerlo para acoplarse a las exigencias arqueológica, como si el mero acto de interpretar
o de la comunicación, de la estética, del espacio no fuese de lleno un acto político. Desconocen que
a,
"':::,
2:

-'º
ILI
(.)

e
:.S visiones de la historia, cualquiera que exista se restringe a la educación y no tiene sus raíces
: Se pueda crear, pertenecen forzosamente a una exclusivamente en el tratamiento diferencial que
� dos categorías: aquellas que critican el orden se da en las escuelas y colegios a la "historia
es.ablecldo, y aquellas que lo defienden. de los indios" y a la "historia patria". Hay, en
Un museo es también un monumento, es el fondo, un problema de carencia de identidad
� tiempo patrimonio y contenedor de patrimonio, y de ruptura cultural de grandes dimensiones.
• como tal tiene un carácter definido que le im­ El ancestro indígena no se percibe, de manera
crimen sus dueños o sus patrocinadores. Son los alguna, como una realidad indiscutible para to­
­­,useos monumentos a una determinada idea de dos los colombianos. Pese a que la composición
a nacionalidad, a la riqueza o a la voluntad de un misma de la población, su demografía y buena
oueblo, o a los logros artísticos de determinadas parte de los patrones culturales contemporáneos
gentes. Y cada una de estas ideas que se celebra tienen una influencia aborigen importante, muy
yse cultiva en el monumento debe, necesariamen­ pocos tienen conciencia de ello y lo aceptan sin
te, tener coherencia con la ideología dominante reticencia. Hoy, después de doscientos años de la
(Amin, 1999). independencia, continuamos arrastrando el lastre

También se necesita que estas ideas, y colonial de la división entre blancos e indios, y
la conciencia que entrañan, se aproximen y se seguimos en masa buscando blanquearnos lo más
aprehendan, que aseguren una situación de iden­ posible para poder acceder a todo aquel mundo
tidad con el público. De allí que para los museos de riqueza, de poder y de belleza que se reserva
sea vital la identidad como identificación, esto para la capa superior y blanca de la sociedad.
es, el grado de acercamiento que pueda lograr En estas condiciones, un museo que
o
la exhibición con sus visitantes. pretende mostrar con orgullo el pasado aborigen
Aquí se presenta un obstáculo formida­ e intenta convencer a sus visitantes de que ellos
ble que arranca de la ninguna o poca importancia son producto de este pasado, va, definitivamente,
que le asigna la mayor parte de la gente a la contra la corriente. Pretende acercar lo que una
historia prehispánica de su país. Esta actitud no tradición de cinco siglos aleja, y busca construir
2

=
­
o
en un recorrido de un par de horas lo que se los museos de arqueología y por ello tienden a
destruye, con mucho éxito, durante las veinti­ producir quiebres entre el pasado y la actualidad;
cuatro horas del día. El resultado es desalenta­ la exhibición llega hasta el minuto anterior a la
dor: con muy pocas excepciones, hay entre la llegada de los europeos, los sucesos de esa época
exhibición arqueológica y el público una dis­ no hacen parte del guión, y la gente que sobrevi­
tancia tan grande como si la exhibición tratara vió a la hecatombe colonizadora, y aún lucha por
de otra región y de otra especie biológica. Sólo reproducir su vida en condiciones cada vez más
que en este caso se trata de una distancia cultu­ difíciles, simplemente está fuera del tema. iQué
ral, honda e infranqueable. Esta distancia es un cosas se hacen en nombre de la resignificación
problema complejo que afecta a los museos de de lo patrimonial!
arqueología y que convierte la noción de iden­ Un ejemplo concreto y actual ilustra
tidad en un enunciado vacuo que no lo creen ni esta pequeña aberración. Hace un par de años
quienes lo proclaman. reinauguramos el Museo del Oro de Bogotá, un
La solución, que pasa por la vía de la ícono de la cultura nacional. La nueva exhibición
resignificación, es ingeniosa pero casi esquizofré­ recoge el esfuerzo de varios años, buena parte de
nica: consiste en separar la identidad pasada y la los cuales se emplearon en pensar el nuevo guión
presente. Lo que resulta es más o menos así: sí, general, el discurso científico que sustenta el or­
fuimos un país de indios, eran indios inteligentes den y el contenido de las unidades de exhibición.
que hacían bellos objetos de oro y eran trabajado­ No vamos a explicar en detalle en qué consiste
res, este es el pasado. Ahora estamos en un país este guión porque este asunto no tiene nada que
nuevo que no es de indios, los indios de ahora son ver con el tema en discusión. Baste decir que el
pocos, perezosos y ya no saben hacer estas joyas tópico central trata de la relación de la sociedad
hermosas, somos herederos de este patrimonio con los metales a lo largo de la historia, y particu­
pero no somos como ellos. De esta forma, el dis­ larmente en la Colombia Precolombina. En nin­
curso político construye una idea de identidad guna parte se ha tratado el tema de la identidad,
que no es propia de la nación actual, pero sí de su y no se ha hecho porque no hay sustento científico
propiedad, y separa pasado y presente para poder para hacerlo; la metalurgia Quimbaya temprana
admirar el primero en paz sin comprometerse de los siglos IV a.c. a VII d.C. no guarda ninguna
con el segundo. Tal noción de identidad prima en relación real con los habitantes de la Colombia

o
·;;:
n:l
:!::'.
V)

(!)
>
<:
:::,
o
CI)
V)
:l

-
IU
o


(,)
actual; fuera de la coincidencia geográfica, no en estos contextos originarios mutila los conjun­
hay lazos de ningún tipo. No obstante, la fuer­ tos y ocasiona el mismo daño que se hace a las
za de la resignificación de su propio patrimonio, frases al quitarles palabras claves: quedan cojas
que el mismo museo propició antiguamente, es y difícilmente comprensibles. En este caso, la
tan fuerte que tal imagen subsiste con mucha resignificación presente de los objetos arqueoló­
fuerza. Muchos visitantes declaran que el poporo gicos ha interferido directamente con los signifi­
Quimbaya es parte de su identidad de cados originalmente diseñados por las
colombianos y que les genera orgu­ comunidades prehispánicas. Lo que
llo nacional. Decida el lector si esto es más irónico es que en principio
contribuye o no a reforzar el decaí­ no hubo una intención de este tipo,
do concepto de identidad nacional. ni se buscó alterar los contextos de
No todos I os procesos de re­ forma irreversible; simplemente se
sign ificación patrimonial operados en el tomó una medida práctica que, casi
campo de la arqueología tienen tan hon­ sin que nadie lo buscara, tomó fuerza
das raíces ideológicas, ni se caracterizan propia y terminó imponiéndose.
por ser tan sutiles; los hay en extremo inge­ Otros actores, de reciente origen,
nuos y espontáneos. En el Parque Arqueo­ resignifican el patrimonio arqueológico con
lógico de San Agustín no hay visitante que una facilidad sorprendente. En las vecinda­
no sea conducido con orgullo por los guías des de Bogotá, en los pueblos de Soacha,
locales, por el Bosque de las Estatuas. Bosa, Chía, Sesquilé, entre otros, hay de
Lo que fue inicialmente una solución nuevo Muiscas. Debería ser una buena
provisional para ubicar unas cuantas noticia, porque lo último que sabía­
estatuas extraídas de su contexto mos los interesados en la etnología,
original y permitir al público ver en la arqueología, en la lingüística
de cerca la vegetación autóctona y en la genética de estos pueblos
del Alto Magdalena, pronto ad­ era que, como grupo étnico, los
quirió identidad propia. Aho­ Muiscas habían desaparecido
ra el Bosque de las Estatuas hace menos de cien años. Aho­
es otro contexto patrimonial ra los tenemos nuevamente, y
del Parque, tal como el Alto como estamos en el terreno del
de Lavapatas, la Fuente o las hiperrelativismo, no cabe dis­
Mesitas, y ha echado raíces cutir si esto es válido y genui­
profundas entre la comunidad no. El asunto es que estos nue­
local, entre los guías turísticos vos Muiscas basan buena parte
y entre los miles de visitantes de su recién reconstruida identidad
del Parque Arqueológico. Hoy se en la resignificación del patrimonio
ve como un ejemplo de integración arqueológico.
entre naturaleza y cultura. Tuve la oportunidad, hace menos de
Poca gente sabe que este recorrido bu­ un año, de escuchar a un sacerdote de esta nueva
cólico de senderos que serpentean entre grandes comunidad afirmar que podía leer los mensajes
árboles, en el cual aparecen sorpresivamente las que sus antepasados dejaron plasmados en los
estatuas, constituye en realidad un exabrupto, numerosos conjuntos pictográficos que hay en el
arqueológicamente hablando, y que para que sub­ altiplano cundiboyacense. Yo no puedo dejar de o

sista se han debido desbaratar varios contextos pensar en que hasta ahora no se ha podido pro­
escultóricos con significados propios. Las piezas bar que estos vestigios sean de origen Muisca,
que están en el Bosque faltan en los túmulos de y que su edad puede estar en cualquier parte de
las Mesitas (Duque Gómez, 1970); su ausencia un rango que va de 16.000 a 500 años antes
del presente; tampoco puedo olvidar que no se sin que intentemos protegerlas? Perder los obje­
ha logrado establecer que los motivos se combi­ tos materiales es casi más doloroso que perder
nen de forma tal que sugieran la posibilidad de vidas humanas. Aunque esto suena espantoso, lo
que se trate de una escritura. Pero todas estas cierto es que somos tremendamente hipócritas
reflexiones son superfluas, ya que lo real es que al respecto: declaramos que la vida humana está
las pictografías han sido resignificadas para los por encima de cualquier cosa material, pero no
nuevos sacerdotes, para las comunidades que los sufrimos tanto por los centenares de vidas que
siguen, y para un número nada despreciable de se pierden a diario. En cambio, cuando objetos
creyentes que están dispuestos a escuchar a es­ patrimoniales, como los Budas gigantes de Afga­
tos personajes con mucha mayor atención que a nistán, se pierden, armamos un alboroto mayús­
los aburridos arqueólogos, que no tenemos nada culo y entramos en duelo seriamente. Inclusive
comparablemente interesante para contar. nos molestamos bastante por pérdidas materiales
Por supuesto que esto no es nada nuevo. mucho menos importantes.
En la Edad Media, los objetos paleolíticos halla­ Pero abordemos este asunto con fran­
dos accidentalmente se interpretaron como "pie­
dras de rayo" o "piedras de los duendes"; muchas
culturas han usado objetos de épocas pasadas
como amuletos. Cuando uno estudia la historia
de la arqueología, ve estos ejemplos como errores
del pasado o como producto de una mentalidad
incapaz de comprender los significados reales de
los artefactos. Lo que es distinto ahora es que
estos actos de resignificación han adquirido una
respetabilidad que antes no tenían. El discurso de
lo patrimonial, de cómo se construye socialmente,
de cómo adquiere sentido propio en el interior de
su esfera genética, de cómo se valida por sí mismo
independientemente de los juicios de valor exter­
nos, ha llevado a considerar la resignificación en
un plano completamente distinto.

Destruir y conservar:
problemas de método
Tengo la absoluta seguridad de que si se pregun­
tara a un grupo cualquiera de personas, aquí o
en cualquier parte del país, si el patrimonio cul­
tural se debe conservar o no, nadie contestaría
que no. Quien afirme lo opuesto sería tachado de
troglodita, cuando no de estúpido e insensible. En
efecto, es muy bueno preservar el patrimonio,
o
·;: evitar que ciertos testimonios del pasado desapa­
,;S rezcan en el polvo. ¿cómo podríamos resignar­
-�
Q) nos a ver a Venecia hundirse sin que hagamos
>
nada, o que el óxido se trague las esculturas de
o Fernando Botero de la Plaza Botero (Medellín)
Q)
V,
::,
2:
LLI
2
'ºo
: .. eza y sin preocuparnos por no estar a tono con nes de las personas son, en primer lugar, tan sólo
a opinión generalizada sobre la conservación del un producto de su diario quehacer, no el resultado
::atrimonio. Lo que es verdad es que, en el pasa­ de la intención de perpetuarse patrimonial mente
::>, casi nadie se preocupó por hacer cosas para en el futuro. ¿ Y las cosas? Las cosas, ante todo,
e.re se convirtieran en patrimonio, o en nuestro son sólo eso, cosas para producir, para vivir, para
eqado y herencia identitaria. Los australopitecos cocinar, para dormir, para matar, etc. La gente
cue hace más de tres millones de años cruzaron las hace todos los días, y les concede el valor
.... n humedal en Laetoli, Africa Oriental, y dejaron y la importancia que su utilidad y su duración
a:lí sus huellas, sólo caminaban siguiendo su ruti­ merecen. Todos los días los objetos de la coti­
�a diaria. Un proceso excepcional de fosilización dianidad se desechan y se destruyen, y esto no
as preservó hasta hoy, y actualmente son uno de afecta mayormente a las personas, la vida sigue
os más antiguos patrimonios de la humanidad. su curso. Para quienes las hacen y las usan, las
Cuando algunas personas se refugiaron en los más cosas no tienen por qué ser patrimonio. Somos
resguardados rincones de sus casas para evitar nosotros quienes actualmente, y en plena eferves­
el flujo piroplástico del Vesubio que ese día caía cencia de lo patrimonial, les damos ese carácter
sobre Pompeya, lo único que hacían era prote­ y queremos perpetuarlas a toda costa. No sólo
gerse. Los moldes de sus cuerpos, preservados les damos, como se discutió en el apartado ante­
en las cenizas, son hoy uno de los más notorios rior, un significado que antes no tenían, sino que
elementos patrimoniales de esa ciudad. Como és­ las queremos eternas e indestructibles. Perder lo
tos, hay en la arqueología del mundo, y en la de que constituimos en patrimonio es renunciar a la
Colombia, miles de ejemplos; casos en los cuales propiedad más sagrada posible, es desheredarse
las actividades corrientes de la vida de las perso­ y empobrecerse.
nas dejaron huellas que posteriormente se
resignificaron y se elevaron a la catego­
ría de patrimonio.
Las huellas de las accio­
En esta intención de perpetuidad de habitada por largo tiempo, va a pasar por modi­
lo patrimonial hay, de entrada, tres problemas ficaciones, mayores o menores, que se derivan de
que atañen directamente o indirectamente a la los cambios de uso que le den sus habitantes, de
arqueología. El primer problema tiene que ver las reparaciones que el deterioro normal exige,
con el hecho de que la preservación contradice el o de las renovaciones impuestas por los cambios
curso normal de lo material: lo normal es que las de gusto y de moda. Si queremos preservarla
cosas desaparezcan, que sean modificadas según como patrimonio ¿Qué es lo que preservamos?
las necesidades y los gustos de cada época, que z í,a casa como se construyó originalmente en el
sean reemplazadas, que se las deseche. E I dete­ siglo XVII? ¿El inmueble modificado a un estilo
rioro es un asunto tan corriente, como la salida republicano con los cambios que se hicieron hasta
y la puesta del sol; es inclusive, en cierto senti­ 1900? ¿Q la casa como está actualmente?
do, benéfico. Si los objetos no se deterioraran y Los gestores del patrimonio urbano de­
desaparecieran, estaríamos enterrados hasta el fienden hoy en día la noción del patrimonio vivo,
cuello entre chécheres viejos. El ciclo normal de es decir aquel que sigue siendo habitado y usado
reciclaje de la materia transformada por el hom­ por los habitantes de la ciudad. Lo que continúa
bre es lo único que garantiza el mantenimiento de siendo problemático es que no hay coherencia
niveles soportables de contaminación ambiental. entre la noción de conservación del patrimonio,
Ahora que hemos desarrollado materiales que y la noción de uso y de habitación. Abrir una
amenazan con ser eternos, sí que estamos meti­
dos en serios problemas.
La arqueología se ha acostumbrado a
colaborar con los restauradores en el proceso de
preservación, y ya es norma que, in situ, se to­
men medidas de conservación. Pero en realidad
a la arqueología no tiene por qué preocuparle la
preservación de los objetos al infinito, entre otras
cosas porque esta disciplina no se interesa en los
objetos por sí mismos, se interesa en los procesos
sociales que desembocaron en su fabricación, en
su uso y en su descarte. La preocupación por los
objetos per se es un asunto del coleccionismo que
quedó relegado al territorio extradisciplinar. Por
supuesto, cuando el arqueólogo está inmerso en
la atmósfera del museo, el problema de a C0'1­
servación lo envuelve por completo; a ....... as· s;
percepción del objeto y su interés e.­ a pr-ese"-
vación del mismo raramente te-er o� .e .. CD"'
lo patrimonial, más bien CO"' a ... : dao oe os
artefactos para los estud'os "1­:...r­cs
El segundo asoec:a 0.­00 a'"""".a:. ce de a
conservación es oue e a está ::l �:-..a.Ter-.= -e a­
cionada con la h·s­.o .. 'a oe . ca ce : .;e:=. :>ara
o explicar esto con. ·en.e rec.. - a. et�: !le os
r'

inmuebles Que es s - :1_::2 e �..a =­=­­:.e a,


"i:
2
·;¡;
cual ia conservar o-- ;:�..a r-.as -:;.':; e-nas.
-�e� U na casa ccrs-:".. :2 :.:!" cr.: � - ,,. :o coat-
::,
o
e,
quiera d·gar-� = a :­ ­ pe?'l'T'\ailezca
!:!?

-e
o
..P­la ventana para dar luz y ventilación al cuar­ arqueólogo va destapando, leyendo y destruyendo
:: ne los niños es una medida conveniente desde cada capa para llegar a la siguiente; no puede
� ógica de uso del inmueble, y una alteración generalmente operar de otra forma. Los yaci­
r­nhibida por la conservación patrimonial, por­ mientos, se dice, son como libros cuyas páginas
: ...e rompe con el estilo de la fachada. ¿oónde se vamos rompiendo a medida que las leemos. Hasta
­=­:an los límites de lo que se puede alterar o no, ahora, pese a los esfuerzos que se hacen para di­
_ ­iasta qué punto los habitantes del patrimonio señar métodos no intrusivos, la excavación sigue
. :o están obligados a mantener sus casas como siendo la operación fundamental en la mayoría
+useos? Este asunto, que está resuelto sobre el de las investigaciones arqueológicas.
capel con una serie de fórmulas elaboradas y Que el profesional de esta disciplina
:omplejas, aún no se ha resuelto en la práctica social se enfrente a la disyuntiva de remover y
21 ninguno de los cascos históricos de las ciu­ destruir vestigios que pueden considerarse pa­
nades latinoamericanas. trimoniales, no es una posibilidad hipotética, es
Frente a este problema, la arqueología un hecho que se presenta en casos concretos. El
orocede de una manera muy diferente. Al ar­ ejemplo más frecuente es el de los pisos de ocu­
queólogo no se le presenta el problema de qué pación. En los procesos de formación de sitios
es lo que debe preservar, y no tiene que escoger arqueológicos estratificados, los pisos de ocu­
entre las múltiples opciones de estado de con­ pación se superponen de manera tal que los más
dición que los objetos presentan desde que son antiguos se encuentran obliterados por los más
manufacturados hasta cuando se depositan en el recientes. En un sitio arqueológico de la Sabana
yacimiento. Lo que le interesa es registrar estos de Bogotá fue preciso remover un pavimento de
cambios en su contexto para poder explicarlos cantos rodados de factura tardía, excepcional
posteriormente. Frente al caso de un inmueble, en su género y muy bien realizado, para llegar
como el que planteamos atrás, lo que el científi­ a los niveles del período de cazadores­recolec­
co hace es proceder con una metodología que le tores, ya que el objetivo del proyecto tenía que
permita reconstruir lo ocurrido en cada época ver precisamente con los niveles antiguos. En
en términos de la relación habitación­habitan­ Europa son frecuentes las polémicas entre los
tes. En este proceso percibí rá las modificacio­ arqueólogos clásicos y los prehistoriadores, por­
nes realizadas sobre el original; estos cambios que no es raro que los estratos del Neolítico y
lo ilustrarán acerca de procesos arquitectónicos del Paleolítico estén cubiertos por un mosaico
y sociales, no los entenderá como problemas de romano o por otro vestigio similar. El complejo
alteración de un modelo patrimonial. del Templo Mayor, en México, no ha podido ser
No hay nada radical ni conflictivo en excavado en la extensión que los arqueólogos
los aspectos que hemos descrito hasta ahora. En desearían porque sobre él hay edificios colonia­
realidad ellos pueden percibirse como diferencias les patrimoniales.
de concepción y de tratamiento que permiten una Como éstos, se cuentan por decenas los
convivencia cómoda entre las ópticas del patri­ casos en los que la investigación arqueológica
monio y de la arqueología. Lo que implica es y la conservación de lo patrimonial chocan di­
que los profesionales de las dos áreas del saber rectamente. é.Cómo hacer en estos casos para
actuarán de forma diferente frente a situaciones decidir qué curso de acción tomar? ¿Quién puede
concretas, pero pueden hacerlo sin interferí r en­ adjudicarse la autoridad para tomar decisiones?
tre sí. El tercer problema es diferente. é.Oué criterios adoptar y cuáles rechazar? Las
Los profesores de arqueología, cuando decisiones no son fáciles, y lo que complica más
empiezan a enseñar a sus alumnos cómo se ex­ las cosas es que, frente a ellas, actúan fuerzas y
cava, generalmente comienzan con una frase que presiones emocionales y políticas que obedecen a
ya es lugar común en esta disciplina: "excavar lógicas diferentes, no a la racionalidad que debe
es destruir". En el proceso de la excavación el guiar las decisiones de los arqueólogos.
U na síntesis provisional: patrimonio se mueve, quiérase o no aceptarlo,
un matrimonio en el terreno donde todo vale. La arqueología
de conveniencia no puede obrar de esta manera porque, de ha­
cerlo, perdería toda la coherencia interna que
Lo que hasta aquí se ha discutido no debe inter­ debe caracterizar el proceso de identificación de
pretarse como un ataque al patrimonio ni a las problemas de investigación, de planteamiento
lógicas que subyacen a su arrollador avance. Oja­ de metodologías, de análisis de materiales, y de
lá no se diga que estoy en contra de la resignifica­ interpretación. De paso, perdería la posibilidad
ción, de la apropiación y de la conservación de lo de construir paradigmas de cualquier orden. La
patrimonial, sólo porque afectan la pulcritud del arqueología, por extremadamente postmodernos
trabajo arqueológico. Precisamente, se trata de que pretendamos ser, no puede funcionar en el
lo contrario. Para que en el marco del desarrollo terreno donde todo vale.
del patrimonio los arqueólogos puedan actuar Aun así, arqueología y patrimonio pue­
coherentemente, es necesario que reconozcan las den colaborar y trabajar conjuntamente; ya lo ha­
diferencias, los conflictos y los límites que afec­ cen y seguramente seguirán haciéndolo en el futu­
tan la relación entre arqueología y patrimonio. ro. La colaboración es posible, pero a condición
Ésta no es una relación natural ni espontánea; de que no se pretenda convertir esta disciplina
se trata de un matrimonio de conveniencia en­ social en un simple auxiliar del estudio patrimo­
tre una disciplina antigua, con unos principios y nial, en una disciplina sometida a la contingencia
unos métodos bien establecidos, aun cuando en y a la arbitrariedad de las construcciones políti­
permanente cambio, y una nueva forma de ver co­sociales de coyuntura. Todas las iniciativas de
las cosas materiales. este tipo fracasaron en el pasado; no hay nada tan
Esta nueva óptica patrimonial no obe­ patético como la arqueología alemana de Kossina
dece a las mismas reglas a las que tiene que sometida a los ideales nacionalsocialistas, o las
obedecer el método arqueológico, no se sujeta construcciones dogmáticas de los orientalistas
a la coherencia tempero­espacial, no acepta los soviéticos diseñadas para acoplarse al esquema
marcos estrechos de la descripción funcional ni del estalinismo. En nuestros días, una arqueo­
de la tipología. La óptica patrimonial quiere las logía orientada a reivindicar determinada idea
cosas a la manera como las interpretan y las re­ po''­'­ica del patrimonio, cualquiera que sea, corre
sign ifican las mentalidades contemporáneas; e' e oe 'qro de ir por el mismo camino. [3
Bibliografía
Fotografías ALTH USS ER, Louis. (1970). Ideología y aparatos
ideológicos de estado. Bogotá: Editorial Oveja Negra.
Pag 6- 7. Ilustración por Juan David
ÁLVAREZ Jiménez, Alejandra. (2009). Hacienda
G Villegas.
Guayaquil; entre café y quetsndeyes, un legado in­
Pag 9. Guaqueros, Barrio Guayabal, Me­ dustrial de Colombia. Bogotá: Universidad Externado
dellín, 1953. Archivo Fotográfico Graciliano de Colombia, ms.
Arcila Vélez, Colección de Historia, MU UA.
AMIN, Samir. (1999). Los Fantasmas del Capita­
Pag 10. Vaso silbante, Perú, Colección lismo. Magdalena Holguín (trad). Bogotá: Editorial
de Antropología, MU UA. Anagrama.
PaQ 13. Parque Arqueológico San Agus­
n. rotografía Janneth Calderón Pérez. DUQUE Gómez, Luis. (2005). Colombia: monumen­
tos históricos y arqueológicos. Bogotá: Academia Co­
Pag 14. Figura zoomorfa,Parque Ar­ lombiana de Historia, Biblioteca de Historia Nacio­
queológico San Agustín. Fotografía Janneth nal, volumen CLXIII.
Calderón Pérez.
Pag 15. Visita guiada. Exposición GONZÁLEZ, Ana María. (2004). Identided, patri­
monio y diversidad cultural: inmersión en la práctica y
Arqueoastronomía de San Agustín, 2009,
MUUA. en la historia del Museo del Oro. Bogotá: Universidad
de I os Andes, ms.
Pag 17. Visita guiada. Exposición tem­
poral Biodiversidad, Colección de Antropolo­ LLERAS, Roberto. (2000). La Arqueología en el Mu­
gía, MU UA. seo: Ética1 Investigación y Divulgación. Conferencia.
Pag 18. Exposición permanente Museo Bogotá: Universidad Nacional, ms.
del Oro, Bogotá. Fotografía Andrés Monsalve
(2007). El discurso arqueológico en
Escobar. �o_
l _
s m_u­e­o­
s .­C­
s no ferencia Área Cultural, Banco de la
Pag 19. Poporo Quimbaya, Museo del República, Cali, ms.
Oro, Bogotá. Fotografía Andrés Monsalve
Escobar. PERILLA, Deissy Cristina. (2007). Narraciones so­
PaQ 20. Figura antropomorfa, Turna­
bre el oro y la gente. El pasado como una herramienta
para reflexionar sobre el presente. Bogotá: U niversi­
co ­ [a Tolita, Colección de Antropología, dad Externado de Colombia, ms.
MUUA.
PaQ 21. Danza del Jaguar, U raba Chocua­ RENFREW, Col in. (1993). Arqueología, teorías, mé­
no, Ñecoclí. Fotografía John Jairo Jaramillo. todos y práctica. Madrid: Editorial Akal.
Pag 22. Portón, Valparaiso, Antioquia. TRIGG ER, Bruce. (1992). Historia del pensamiento
Fotografía Luis Felipe Saldarriaga. arqueológico. Barcelona: Editorial Crítica.
Pag 24. Eloisa Garcés y el Grupo Infan­
til de Bullerengue, Necoclí. Fotografía John o
·;:
Jairo Jaramillo. 2
­�
-�e
11.)

:::>
o
..,,::::¡
11.)

-
11.1
u

También podría gustarte