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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA

FACULTAD DE CIENCIAS
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

ASIGNATURA:
Enfermería en Salud Reproductiva

TEMA:
Teoría del aprendizaje de Robert Sears

DOCENTE:
Dra. Carmen Serrano Valderrama
Mg. Rocio Alva Gutierrez

ESTUDIANTE:
Miñano Eulogio Jhonatan Eduardo – 0202121007

CICLO:
VI

Nuevo Chimbote – Enero 27/ 2024


I. INDICE
I. INDICE ..............................................................................................................................................2
II. INTRODUCCIÓN................................................................................................................................3
III. DESARROLLO ....................................................................................................................................4
• Breve Bibliografía del autor .........................................................................................................4
• Puntos importantes de su teoría. ................................................................................................4
• El desarrollo del niño puntos principales. ...................................................................................5
• Primera fase: ................................................................................................................................6
• Segunda fase. ...............................................................................................................................8
• Tercera fase: Sistemas motivacionales secundarios: Aprendizaje extrafamiliar. .....................13
IV. CONCLUSIÓN..................................................................................................................................15
V. REFERENCIAS..................................................................................................................................16
II. INTRODUCCIÓN
Sears fue un psicólogo infantil y educador de California, EE. UU., conocido por sus

estudios sobre el desarrollo psicológico de los niños y la influencia de las prácticas de

crianza en la personalidad y conducta, tratando de conciliar la teoría conductista con la

psicoanalítica.

En su teoría afirma que la personalidad se forma mediante la acción y la interacción

social, y que el funcionamiento humano es el resultado de influencias constitucionales

y experienciales. La vida diádica modifica la capacidad de acción futura del individuo.

Esta teoría está compuesta por 3 fases.

Propone que la conducta es causa y efecto de otra conducta, y que los impulsos

primarios solo son útiles para iniciar la conducta en un mundo social.

Nos habla del desarrollo del niño con puntos principales, en donde describe los

momentos de padres y niños ejercen influencia futura, dando a entender que un buen

lazo familiar de padres e hijos garantizaran un buen desarrollo del niño en su futuro.

Asimismo, propone abandonar conductas inapropiadas y adoptar comportamientos

adecuados a la edad y la etapa de vida. La vida social se desarrolla en diferentes etapas

de la vida y el aprendizaje social debe ajustarse a patrones comparables.


III. DESARROLLO

• Breve Bibliografía del autor


Nace en california, Usa. Prominente psicólogo infantil y educador, ex decano de la

Universidad de Stanford, Recibió atención nacional por sus estudios sobre desarrollo

psicológico de los niños(as), incluidos los efectos que las prácticas de crianza de los hijos

(como la disciplina) tenían sobre la personalidad y la conducta e intenta conciliar la teoría

conductista con la psicoanalítica.

• Puntos importantes de su teoría.


Sears centra la atención en aquellos aspectos de la conducta que tienen carácter manifiesto y

pueden medirse; a su juicio, el mejor modo de medir el desarrollo de la personalidad es

mediante la acción y la interacción social. Para Sears la personalidad es el producto de una vida

de acción diádica que ha modificado la potencialidad del individuo para una acción ulterior. El

funcionamiento humano debe concebirse como un resultado de los efectos interactivos de todas

las influencias, constitucionales y experienciales que han actuado sobre el individuo. El

Individuo es el protagonista constante de su conducta. Este deseo de aprender inherente al niño

(a) y el impulso de la madre a proceder bien, crean una situación diádica de los conocimientos

adecuados y los actos que determina el justo equilibrio de la conducta humana. Sus actos

representan el núcleo de la individualidad, la capacidad creadora o la vulnerabilidad del

individuo, él cree en la naturaleza social universal y la infinita capacidad de aprender del ser

humano. Sears habla que la conducta es la causa como el efecto de otra conducta, cree que los

impulsos primarios tienen solo un valor instrumental para la iniciación de la conducta en un

mundo social. Los deseos socialmente aprendidos son los que motivan la conducta humana y

la frustración crea un impulso interno hacia la agresión, que eventualmente exige una expresión

exterior. Los hábitos se explican por la persistencia de una conducta, sin imitación de pautas

nuevas y diferentes.
• El desarrollo del niño puntos principales.
Los hallazgos de Sears ponen de manifiesto que las prácticas de crianza en estas áreas

fundamentales no se ajustan a una Pauta lineal acumulativa, sino más bien a una Pauta

curvilínea. La crianza depende del hallazgo de un equilibrio adecuado entre dar demasiado y

dar muy poco en cualquier área. En el caso de la dependencia o de la agresión, un buen

desarrollo se basa en la facilitación de condiciones apropiadas de permisividad y oportunidades

de depender o de agredir, y en la determinación de límites adecuados para promover

paulatinamente actos y formas de control cada vez más independientes. En otras palabras, el

desarrollo curvilíneo implica que el exceso de permisividad y de oportunidades intensifica la

conducta en cuestión, y que el exceso de limitaciones o de actos de control inhibe la conducta.

En general, los sistemas motivacionales socialmente adquiridos determinan el desarrollo de

deseos internos de acción y el control de esta última. El Infante comienza a comportarse de

acuerdo a cómo lo orienta el control de los progenitores. Más tarde, actúo el control de los

padres: se identifica. La identificación se convierte en otro sistema motivacional que lo impulsa

a conducirse según las expectativas tal como lo ha aprendido mediante la identificación. En

conclusión, puede resumirse el desarrollo infantil afirmando que constituye la totalidad de la

conducta del niño a medida que este se conduce, se desarrolla. A su vez, su conducta es un

producto de sus experiencias sociales inmediatas de crianza. Por lo tanto, el desarrollo infantil

es el resultado visible de los esfuerzos de crianza de los padres, vale decir el desarrollo del niño

es una consecuencia del aprendizaje. Concibe el desarrollo como una cadena continua de

hechos que se agregan a las adquisiciones anteriores y en parte las reemplazan. Todos los

momentos que los niños viven en contacto con sus padres y madres ejercen cierta influencia

sobre la conducta actual y sus posibilidades de acción futura. Renuncia a modos de conducta

no apropiados, adquiere nuevas formas de acción adecuadas a su edad y condición de vida.

Mientras la vida social cotidiana se desenvuelva como si las fases de desarrollo fuesen una

realidad, todo aprendizaje social tenderá a ajustarse a pautas comparables. La concepción de


Sears en tres fases del desarrollo: La fase de la conducta rudimentaria: los primeros meses de

vida del niño: 0 a 16 meses aproximadamente. 2. La fase de los sistemas motivacionales

secundarios: El aprendizaje centrado en la familia, entre la segunda mitad del segundo año de

vida y la edad en que el niño ingresa a la escuela. 3. La fase de los sistemas motivacionales

terciarios: aproximadamente el período que va desde el comienzo de la escolaridad (5 o 6 años)

hasta el comienzo de la pubertad. (Ramírez, 2016)

La primera fase comprende esencialmente los primeros meses de vida del niño, cuando su

experiencia ambiental aún no dirige su aprendizaje. En la segunda fase se da la mayor parte del

influjo de la socialización sobre la niñez temprana. Y la tercera fase introduce problemas de

desarrollo que exceden los límites de la niñez temprana. Sin embargo, Esta última fase no

incluye material suficiente para sugerir que en sí misma conforma una fase exclusiva según el

criterio de Sears; simplemente contiene un material qué desborda los límites de las primeras

dos fases. Estas tres fases concuerdan con los supuestos teóricos Sears. Podemos describir las

metafóricamente como tres Círculos concéntricos que se expanden en un estanque de agua

donde sea arrojado una piedra. El primer círculo, el interior, representa el ambiente más íntimo

del niño constituido por los progenitores. El segundo implica la aparición del niño en un

Ambiente familiar más amplio; y el más externo simboliza la gradual penetración social del

niño en su propio vecindario. A medida que se expande, cada círculo se fusiona con el

siguiente, y de ese modo pierde su diferenciación original. En el mismo sentido, la expansión

de cada fase de desarrollo, como los círculos convergentes, abarca una esfera más amplia del

aprendizaje.

• Primera fase:
La conducta de un infante durante los primeros 10 a 16 meses de vida consiste en los intentos

de reducir la tensión interior originada en los impulsos. Las necesidades de asegurarse

alimentos, eliminar sus desechos y experimentar calidez personal al mismo tiempo que obtener
comodidad física constituyen las fuentes del aprendizaje. Simultáneamente, el módulo en que

estas necesidades innatas son satisfechas introduce las experiencias ambientales de

aprendizaje, estas experiencias relativas a la crianza se relacionan cada vez más con los

estímulos fisiológicos, Hasta que el aprendizaje social se convierte en el motor esencial de la

conducta. La primera fase abarca precisamente este periodo de pre socialización el periodo de

la conducta asocia al rudimentaria. En esta fase, las necesidades innatas determinan los

impulsos primarios y los indicios para la acción. El hambre, la fatiga, el dolor, etc., provocan

tensiones que el niño Busca reducir por medio de una respuesta gratificante. Gran parte de esta

búsqueda inicial de gratificación adopta la forma de ensayos y errores punto llorar, luchar y

contener la respiración, por ejemplo, son actos basados en indicios de dolor y constituyen

respuestas que simplemente se producen. El niño se encuentra en un estado puramente autista,

desvinculado del mundo social. Poco a poco, el Infante aprende que la reducción del dolor se

relaciona con alguno de sus actos. Se esfuerza entonces por imitar aquellos que antes tuvieron

éxito. Por ejemplo, el indicio de hambre se asocia con la secuencia: llanto y pecho con el fluido

que reduce el hambre. Sus actos se convierten cada vez más en una conducta aprendida; es

decir, se transforman en parte de una secuencia con una respuesta aprendida, orientada hacia

una meta. Cuando la conducta del Infante tiende a una conducta específica, orientada hacia una

meta, son las acciones completas que provocan una reducción de la tensión las que tienen

mayores probabilidades de repetir volver a repetir, toda vez que se manifieste dicha tensión.

La respuesta repetidamente satisfactorias y los hechos concomitantes que condujeron a la

satisfacción aparecen conjuntamente como experiencias recompensa teorías. En el caso del

Infante, la prontitud, la confiabilidad, la regularidad y la calidez personal de la madre

suministran el refuerzo esencial. Por ejemplo, una madre que consagra una considerable y

adecuada atención a su hijo cuando este la necesita está proporcionando un refuerzo de apoyo.

A su vez, lo más probable es que el niño adopte su conducta recíproca por parte de la madre, y
la gama de variables dependientes tienden a ser más una función de crianza que de la edad. Por

consiguiente, el niño se ve estimulado a seleccionar las respuestas gratificantes, y el medio le

sugiere la gama de satisfacciones que puede ofrecer. La clave del control se afirma en esta

relación diaria. El Infante aprende tanto a controlar como a ser controlado. Más aún, desea

someterse al control. Debido a su rápido aprendizaje, desarrolla tempranamente técnicas

propias para cooperar con quienes lo atienden, así como para controlarlos y asegurarse su

crianza. El depender implica un ejercicio de roles “determinado por la necesidad de

reconquistar el control de los recursos parentales que suministran al niño muchas formas de

gratificación, especialmente la expresión de amor”. El aprendizaje de la dependencia activa

parte de un estado de dependencia pasiva, con la ayuda del adulto como principal agente de

refuerzo, para alcanzar un estado de dependencia en el cual el adulto ya no desempeña ese

papel fundamental.

• Segunda fase.
Los aspectos de la vida indisciplinada del Infante comienzan a someterse uno por uno a los

rigores de la educación impartida por los progenitores. Durante esta segunda fase se inicia la

socialización, que comprende la niñez temprana, el lapso que transcurre entre la segunda mitad

del segundo año de vida y la edad en que el niño ingresa en la escuela. A lo largo de este

periodo, sus necesidades primarias continúan motivándolo. Sin embargo, dichas necesidades

se incorporan gradualmente al aprendizaje social reforzado de modo insistente, es decir, a los

impulsos secundarios. De aquí en adelante, estos impulsos secundarios serán sus principales

motivos para la acción, A menos que el medio social sea incapaz de suministrar el refuerzo

necesario. Por ejemplo, el hambre del niño ya no depende totalmente de la contracción de su

estómago sino que se asocia con la imagen de desencadenante simbólicos: la mamadera o el

acto de la madre que abre el refrigerador. La madre continúa siendo el principal agente de

refuerzo Durante los primeros estadios de esta fase, ella percibe la conducta que debe cambiar
y establece las normas que rigen las formas más maduras de los actos. Sin embargo, primero

debe infundir en el niño el deseo de socializarse. Si lo logra eficazmente, el impulso aprendido

hacia la conducta social aceptada conducirá al niño hacia una actividad y una respuesta más

maduras. El niño cobra conciencia de que su felicidad personal depende de su disposición

actuar como se espera que lo haga, y con el tiempo sus actos adquieren un carácter

automotivado. Tiende a incorporar los actos que le procuran satisfacción y que complacen

significativamente a sus padres.

Es importante aquí el castigo dentro del proceso de socialización. Hasta ahora, el único factor

de socialización que hemos citado ha sido la recompensa, mientras que el castigo es la evidente

ausencia de aquella. El propio Sears presta escasa atención al castigo como alternativa ante la

recompensa punto en sus estudios fundamentales concibe el castigo esencialmente como un

complejo de conducta que no tiene un efecto de refuerzo único. Lo que es más importante, el

castigo no tiende a extinguir la conducta. Por lo tanto, contrariamente a lo que se pretendía

conseguir, no modifica la conducta; es simplemente un claro signo de que se rechaza apoyar

un hecho conductual. Esta observación es aplicable únicamente al castigo administrado con el

fin de contener o reorientar la conducta general. Sin embargo, el castigo si suscita una reacción

y da lugar a una respuesta frente a quienes lo administran. por ejemplo, un niño que ha sido

castigado por su madre experimenta la conducta punitiva de su progenitora como la expresión

de una persona colérica, en lugar de relacionar los actos de la madre con sus propios actos

punto en otras palabras, un auténtico aprendizaje social de que se reemplace el aprendizaje

anterior con experiencias más recientes fundadas en satisfacciones más apropiadas, antes que

en la evitación de las experiencias Ingratas o el temor a las consecuencias. El desarrollo de la

niñez temprana descanse esencialmente en la satisfacción que se extrae de la dependencia

aprendida respecto de la persona que dispensa cuidados. El niño aprende a iniciar su

dependencia y apoyarse en ella, como si se tratara de un fenómeno que le es innato. Aquella le


ha enseñado que puede satisfacer la mayoría de sus deseos mediante un estado generalizado de

dependencia que se pone de manifiesto mediante actividades específicas para solicitar ayuda

punto chuparse El pulgar extender los brazos o emitir sonidos de impotencia constituyen

estimulaciones vigorosas y persuasivas que obligan a la madre a responder, y de medios

eficaces para obtener la gratificación. Tan pronto como la dependencia se convierte en un

equivalente del impulso, el castigo la frustración de aquella determina la persistencia de

impulsos secundarios, porque ni uno ni otra calman esta necesidad adquirida socialmente. Solo

la gratificación y la modificación gradual pueden obtener una reducción de la necesidad de

dependencia. Vale la pena observar el hecho de que la mera permisividad hacia la dependencia

no determina variaciones de apoyo Porque refuerza el estatus quo.

A medida que el niño crece la madre contempla la excesiva dependencia emocional como una

forma de conducta que debe cambiar. A menudo, la necesidad de reducir la intensidad de la

dependencia sobreviene cuando la madre se prepara para tener otro hijo o cuando regresa su

trabajo. Ella misma necesita suspender algunos aspectos de atención que dispensaba al niño,

en resguardo de sí misma y del propio hijo. En su análisis de valores y de las desventajas de la

dependencia, Sears afirma:

La dependencia tiene hasta cierto punto el carácter de algo infantil, una condición Que es

preciso desechar en favor de formas más maduras de la expresión de efecto. Por cierto, el niño

debe amar a su madre pero con un grado de franqueza menos embarazoso. Debe reclamar su

atención, pero no perseguir a la madre o insistir en ello de modo gratuito. Con el fin último del

proceso de socialización, en lo que atañe a la dependencia, es que el niño quiera a la madre y

no que se adhiera apasionadamente a ella; que se complazca en la atención y el interés de la

madre, pero sin reclamarlos insensatamente.


Parte de la suspensión exitosa de la atención tiene lugar en este momento, porque el niño ha

aprendido Hasta cierto punto satisfacer sus propias necesidades. La imitación es espontánea de

una secuencia de acción desarrollada antes por la madre representa el intento del niño de

obtener por sí mismo la respuesta que satisfaga un objetivo. Las respuestas autoactivadoras Y

orientadas al logro de una meta determinan y refuerzan la imitación. El niño aprende

lentamente a gratificar su impulso de dependencia ejecutando actos que Antes esperaba y exigía

de su madre. En el curso de este segundo año, el niño aprende a imitar a su progenitor. La

dependencia y su gradual eliminación se manifiestan de distinto modo de acuerdo con el sexo

del niño. Se tiende a destetar a las niñas aproximadamente un mes después que a los varones;

pero tiene mayor importancia el hecho de que durante el segundo, tercero y cuarto año de vida

las madres exijan que renuncien a su dependencia en mayor variedad de áreas que a los varones.

Sin embargo, sobre la base de los datos empíricos de Sears, se comprueba que las niñas en edad

preescolar tienden a exhibir una conducta general de dependencia más persistente que los

varones.

Las niñas pueden continuar simultáneamente el proceso de imitación y dependencia en relación

con una conducta, 1) semejante a la adulta y 2) apropiada para su sexo; por su lado, Los varones

obtienen un refuerzo similar por parte del progenitor que se ocupa de su crianza( la madre), sin

el beneficio de un modelo apropiado para su sexo. Merece destacarse particularmente el hecho

de que las niñas afrontan menor grado de conflicto con sus modelos. Por lo tanto, para el varón

la dependencia ya no puede ser como antes, el medio fundamental de la identificación con el

sexo; su desarrollo adquiere un carácter difuso y exhibe un movimiento más lento. Los varones

y las niñas continúan adquiriendo modos de conducta, es decir, maternos; demás, el varón tiene

que depender del mapa cognoscitivo de los roles masculinos.

En este último influyen profundamente las oportunidades de obtener recompensas para su

masculinidad, ejemplo., libertad de expresión, Asunción del control de cosas o personas punto
en suma, para desarrollar su masculinidad el varón debe hallar refuerzo para los actos

manifiestos de control sobre su medio. Sin embargo, en general la dependencia disminuye con

la edad, a medida que el niño aprende a apoyarse en un creciente número de adultos y, el tiempo

en sus pares. El estado de dependencia del niño se transforma gradualmente en un estado de

efecto y estima hacia las personas en las que se apoya para obtener atención, mientras la madre

le enseña a reclamar signos de amor, de atención y reasegumiento de un modo menos exigente,

más sutil y más acorde con el decoro y la dignidad de la conducta adulta ( es decir, un beso

comar un reconocimiento verbal, un regalo, etc). Sin embargo, al mismo tiempo se desarrolla

un impulso motivacional más generalizado hacia la dependencia respecto de muchos, mientras

se compite con otros por depender de forma reforzada e instrumental. En suma, se trata de

asegurar la dependencia importa.

Ahora que depende menos de una persona que le dispensa cuidados, el niño goza de una mayor

libertad para competir con otros. Si antes su único objeto era la gratificación, su deseo de

depender en este momento tiende a sentir a los otros como competidores por objetivos que no

es posible compartir totalmente. Aprende que no tiene el monopolio exclusivo De nada Y que

debe competir por la meta deseada. El impulso motivacional hacia la competencia comience a

tomar forma. El deseo de lograr la atención permanente de la madre es un ejemplo significativo.

El niño aprende a competir con otros por ese objetivo, y la eventual gratificación que

experimenta Cuando gana la buena voluntad de la madre estimula tanto la dependencia

compartida como la experiencia a vida con otros al competir por la atención materna. Por lo

tanto, se comporta como si su objetivo no pudiese ser compartido, Aunque en realidad la

experiencia de competir los medios, compartir competitivamente el objetivo, se convierten para

él en un hecho tan importante como el objetivo mismo punto dado que la dependencia respecto

de la persona que los cuida.


En general, la dependencia disminuye con la edad, a medida que el chico aprende a apoyarse

en un creciente número de adultos y, con el tiempo, en sus pares. Según Sears, la agresividad

es parte de la socialización. Primero, la agresión aparece como un resultado de la frustración

inherente al proceso de crecimiento. El niño aprende que su agresión provoca incomodidad en

otros y que suscita respuestas tendientes a reducir esa incomodidad. Así, el niño aprende que

con actos agresivos puede lograr la satisfacción de sus necesidades. El manejo de la agresión

se vincula con el desarrollo de criterios y valores en el niño; éste aprende cuándo, cuánto y qué

modos de agresión serán tolerados en diferentes áreas de su vida. Alrededor de los dos años, el

niño comienza a adquirir cada vez más control sobre sus impulsos.

• Tercera fase: Sistemas motivacionales secundarios: Aprendizaje extrafamiliar.


Cuando el niño pequeño se encuentra en condiciones desde el punto de vista cronológico y de

desarrollo de asistir a la escuela, está preparado para absorber elementos de un mundo que

excede el ámbito de su familia. Al llegar a este punto adquirido un sistema de conducta que lo

orientara durante periodos limitados en el nuevo mundo exterior. El medio social tiene ahora

una participación más importante en la ulterior socialización del niño. Aproximadamente a la

edad de 5 años, la dependencia del niño se reduce a áreas específicas de la vida familiar y el

intercambio mutuo de actividades familiares simbólicas, que incluyen una posibilidad o previa

condición de dependencia. Por ejemplo, el niño depende del círculo familia para alimentarse,

aunque ahora ningún miembro de su familia lo alimenta con cuchara. Su dependencia se ha

ampliado, porque si antes se apoyaba en una persona, en este momento lo hace en dos o más

individuos. La base de la dependencia continúa ampliándose. Generalmente, el maestro se

convierte en uno de estos nuevos recursos de dependencia. Al principio el niño tiende a

relacionarse con cada nuevo adulto a quien conoce de acuerdo con sus pautas infantiles

anteriores, antes que en concordancia con las exigencias más realistas de la situación dada. Sin

embargo, su dependencia respecto de otros niños armonizara más con el nivel de su aprendizaje
actual. El grado en que el niño depende de su familia varía tanto en modo como en intensidad,

y gradualmente va dependiendo más de su grupo de pares, en especial al comienzo, el grupo

de pares del niño es el foco más probable de refuerzo de su conducta operante de dependencia.

Como antes el modo y la calidad de su dependencia descansan en su experiencia previa. Las

pautas de busqueda de atencion por medios positivos, por ejemplo, en la forma de acatamiento

a la expectativa se perpetúan en sus esfuerzos de cooperación con los pares. También se

mantienen las pautas de búsqueda de atención por medio negativo. Mediante formas de

conducta tales como las bromas, el exhibicionismo o las jugarretas pesadas. Si no se pone freno

a las pautas negativas, estan pueden convertirse en parte integral de la personalidad adulta.

Sears no proporciona un ejemplo al respecto en su análisis de la dependencia de Samuel

Clemens, cuando este busco un escondite y permaneció fuera de su casa toda la noche.

La vergüenza, el terror y la pérdida del amor fueron el precio que pago por el beneficio de

reclamar y conquistar la atención.

El deseo de independencia del niño en edad escolar tiene que equilibrarse con su aceptación

del control y conocimiento de su propio ámbito de libertad. El niño intentara controlar a otras

personas para satisfacer sus necesidades. La habilidad adquirida para controlar a otros va de la

mano con el incremento de los controles que se le exigen a el mismo. Poco a poco gana nuevas

áreas vitales. Al mismo tiempo, se estrecha el ámbito de tolerancia en las áreas limítrofes. Las

áreas reguladas son objeto de un control riguroso no solo por parte de los padres, sino también

de los maestros, los vecinos y demás adultos que están en contacto con él. En otras palabras,

se definen más rigurosamente los controles y se los refuerza de modo más integral.

Hacia los 5 años, el niño llega a identificarse por lo general muy profundamente con el

progenitor del mismo sexo. La identificación continúa usando los modelos deseables por lo

menos en función de las necesidades del niño. Si no es posible localizar modelos deseables por
lo menos en función de las necesidades del niño. Si no es posible localizar modelos deseables

en el mundo de los adultos, servirán otros niños que le procuren cierta gratificación. A medida

que el niño abandona los límites del hogar debe exhibir firmes indicios de conciencia. El nuevo

y más amplio ambiente lo ayuda a obtener ciertos valores sociales, religiosos y con el tiempo

políticos y económicos. Todas las adquisiciones ulteriores de juicios de valor se fundan en su

incorporación anterior de la conducta de los padres, en lo que ha aprendido de la enseñanza

que estos impartieron. Generalmente, el niño desea ser como sus padres para lograr y conservar

su aceptación gratificante.

IV. CONCLUSIÓN

− Para Sears el desarrollo del niño es en esencia un reflejo de las prácticas de crianza

elaboradas con relación a los impulsos motivacionales (los cuales determinan en última

instancia las pautas de conducta). Concibe el desarrollo como una cadena continúa de

hechos que se agregan a las adquisiciones anteriores y en parte las reemplazan. Todos
los momentos que los niños viven en contacto con sus padres y madres ejercen cierta

influencia sobre la conducta actual y sus posibilidades de acción futura.

− El desarrollo del niño es un reflejo de las prácticas de crianza elaboradas con relación

a los impulsos innatos modificados por el medio socializador y convertidos en impulsos

motivacionales secundarios, quienes determinan las pautas de conducta del individuo.

V. REFERENCIAS
Ramirez, C. (2016). Teoría del aprendizaje de Robert Sears. https://docplayer.es/15732246-

Robert-sears-dra-carolina-ramirez-h.html

Maier, H. (1999). Tres teorías sobre el desarrollo del niño: Erickson, Piaget y Sears. Amorrortu

Editores. Buenos Aires.

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