Para el trabajo de investigación nos basamos en el film Leonera (Argentina,
Trapero, 2008). La película aborda la maternidad dentro del sistema penitenciario. La protagonista es Julia, una joven acusada del asesinato de su novio. Aunque las circunstancias del crimen no están claras, termina ingresando en prisión.
Ella está embarazada y deberá adaptarse a su nueva vida en la cárcel, donde
nacerá su hijo Tomás. Sofía, la madre de Julia, se convierte en su oponente. Desea asumir la responsabilidad de la crianza de su nieto, para que crezca libre y fuera de la cárcel. El duelo entre Julia y Sofía expresa la disyuntiva de qué es mejor para el niño, criarse en prisión junto a su madre o sin ella pero en libertad. El tema que abordamos es la infancia en la cárcel. Con esta investigación, nos proponemos como objetivo general abordar los efectos psicológicos ante las condiciones de encierro que se hacen presentes en niños nacidos y criados en presidios de Argentina, hasta los cuatro años de vida. Investigamos, además, las normas o reglas legales y culturales que existen en el mundo infantil de estas cárceles. Como fuente de información nos basamos en el film Leonera (Argentina, Trapero, 2008). Esta película funciona como agente de la Historia porque crea conciencia social y permite el debate sobre un tema que la sociedad se debe hace mucho tiempo. Consideramos que el tema de las madres embarazadas y los niños que se crían en las cárceles hasta los cuatro años, tiene gran relevancia social porque afecta a un sector marginado de la población que pocas veces se hace visible en la sociedad. En el informe que hemos elaborado sintetizamos las posturas de diferentes autores: Pablo Trapero, director de la película Leonera, platea en una entrevista hecha por Schell, Hernán en el artículo El Amante Cine, lo siguiente: “Te doy un ejemplo central en la película : si uno piensa que el derecho de una madre es criar a su hijo y criar a su hijo cerca suyo, nadie te puede negar que ese derecho está bien, pero por otro lado también está el derecho de un chico de crecer en un ámbito mejor que el de la cárcel, un crecimiento en libertad. ¿Quién puede estar en contra de estas dos verdades?... “cómo puede entender un chico no solo una realidad adulta sino además una realidad judicial que hasta a los mismos adultos nos desconcierta.” (Schell, 2008:6) Gemma y Bodelón (2009), en el libro “Género y dominación: críticas feministas del derecho y el poder”. expresan que “La vida en la cárcel de las embarazadas o de quienes permanecen alojadas con sus hijos menores de 4 años no parece ser menos compleja que la del resto. A la inversa, además de las carencias que padece la población penitenciaria en general, este grupo debe enfrentar mayores dificultades para satisfacer las necesidades específicas de los niños, o las propias por su condición de gestantes.” (Gemma y Bodelón, 2009:179) Las necesidades propias del cuidado durante el embarazo, de los niños y pequeños con respecto a la alimentación y las condiciones de higiene no son las adecuadas. Como también, la infraestructura y la falta de espacios específicos para actividades infantiles. Muchos de los niños que viven en la cárcel no tienen salidas habituales del penal, lo que profundiza la desvinculación con otros integrantes del grupo familiar, hermanos, abuelos pero principalmente, afecta la relación con su padre. Álvarez et al (2006), en su libro “Psicología forense. Consideraciones sobre temáticas centrales” revelan que “el padre debe ser el transmisor de las pautas y normas del medio, si como autoridad es el portador de toda la tradición cultural, si los padres son los elementos fundamentales en el proceso de socialización, es indudable que en estas familias, este proceso no se cumple. El hijo de ningún modo recibe algo que podría ser una imagen estructurada de la sociedad… Esto nos está indicando la necesidad del vínculo primario madre-padre para el desarrollo exitoso del niño. Cuando esto se impide por diversas circunstancias hace que se cree esa base predisposicional para la aparición de una patología…” (Álvarez et al: 74; 77; 78; 107) Las consecuencias del encierro, el desconocimiento de una realidad distinta de la carcelaria, es significativo para el desarrollo psíquico, intelectual y social del niño, luego continúa diciendo “Muchos de estos chicos presentaban, luego de un tiempo más o menos prolongado en este tipo de sistema, indiferencia, terquedad, distanciamiento afectivo y hostilidad… Los primeros años de la vida del ser humano transcurre preferentemente en el seno familiar. Con el ingreso a la escuela, la que comparte con la familia el desarrollo del proceso de socialización”. En Álvarez et al (2006) más adelante se observa que “Si efectuamos una lectura a partir de hechos de la realidad, vemos que las organizaciones basadas en los principios de la vigilancia y la seguridad, represora de casi todas las manifestaciones de conducta, acumulan presión, que debe ser evacuada por algún lado, y en estas organizaciones se manifiesta a través de motines, que no son otra cosa que “mini-revoluciones” internas que a partir de mecanismos de acción directa denotan disconformidad y descontento de los sometidos.” El encarcelamiento de la madre provoca consecuencias psicológicas en sus hijos, dado que padecen las mismas condiciones deficientes de encierro. La cárcel es un lugar bastante inadecuado y violento para la educación de un niño. En muchos casos deben presenciar hechos de violencia física, humillaciones y maltratos hacia sus madres. Para la mayoría de las mujeres encarceladas desempeñar el rol materno es difícil. La imposibilidad de cubrir las necesidades materiales y afectivas de sus niños, y los padecimientos sufridos por ellos a raíz del encarcelamiento colocándolos en situación de impotencia y angustia a estas madres, en ”Corregir y castigar. El ayer y hoy de las cárceles de mujeres” de Elisabet Almeda (2002), refleja que “Cuando la pena carcelaria recae sobre una mujer que tiene a su cargo hijos menores de edad los efectos que posee el encierro son devastadores, tanto con relación a las propias detenidas, como a sus hijos.” Las leyes y derechos de las mujeres embarazadas o con hijos menores de 4 años son tan dispares en el mundo, que en muchos casos los derechos de los niños no cumplen con las normas internacionales. Los países deben iniciar una revisión de las políticas, de sus programas, de las condiciones en las que viven las madres con sus hijos. Condiciones que deben prepararlos para la transición que van a vivir al momento de ser separados de sus madres y deben iniciar la adaptación a la sociedad. En ciertos lugares a las mujeres embarazadas se les otorga arresto domiciliario para que los niños puedan tener una vida casi normal dentro de la sociedad, esto se ve expresado en artículos publicados por diferentes organizaciones preocupadas por el tema, tal como se observa en “Mujeres en la cárcel e hijos de madres encarceladas: Desarrollos recientes en el sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas” publicado por Quarker United Nations Office. En ese artículo se revela que “Los Estados deben revisar sus leyes y prácticas a fin de tomar más en cuenta las necesidades y derechos de los bebés y de los hijos pequeños de madres detenidas o encarceladas”. Los Estados deben proporcionar información a los Órganos de los Tratados de Derechos Humanos de la ONU sobre sus políticas y prácticas en relación a los niños de madres encarceladas, incluyendo cómo se verifica la existencia de niños al momento del arresto o encarcelamiento, qué medidas se toman para informar y consultar a los niños sobre las decisiones que les afectan y cómo se garantizan todos los derechos de los niños en estas circunstancias