Está en la página 1de 25

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/267714794

La Deforestación

Article

CITATIONS READS

7 16,977

7 authors, including:

Graciela Sánchez-Ríos Sergio Guevara


Institute of Ecology INECOL Institute of Ecology INECOL
15 PUBLICATIONS 434 CITATIONS 32 PUBLICATIONS 2,569 CITATIONS

SEE PROFILE SEE PROFILE

All content following this page was uploaded by Sergio Guevara on 15 December 2014.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


La Deforestación
Sergio Guevera S.
Javier Laborde D.
Graciela Sánchez-Ríos

La selva perennifolia alta y mediana es rica y frágil, cubre 7% de


la superficie de la tierra y contiene más de la mitad de las especies
descritas en el mundo (Wilson, 1987, 1988). Paradójicamente, y
a pesar de poseer esa gran riqueza de especies, la literatura afirma
que la selva es muy frágil (Gómez-Pompa et al., 1972, Lugo, 1988;
Myers, 1988; Raven, 1988).

PARTE 1 85
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

La amenaza para la biodiversidad

La deforestación extensiva es la principal amenaza para la biodi-


versidad de la selva. La cobertura de la selva en diferentes pe-
riodos y en distintas partes del planeta, tiene como denomi-
nador común la progresiva disminución de la superficie. La
deforestación de la selva deja tras de sí fragmentos de la propia
selva esparcidos en el territorio. La deforestación está estre-
chamente vinculada con el uso del ecosistema, uso que a lo
largo de la historia ha tenido diferentes modalidades, en relación
con la tecnología disponible para cortar la selva y para usar el
suelo. El uso del suelo determina la extensión de la defores-
tación, el grado de transformación y el tiempo de aprove-
chamiento. Por lo tanto la forma de uso del suelo influye direc-
tamente en la presencia de especies en el sitio y sus alrededores,
en el número, tamaño y distribución de los fragmentos y en el
tiempo en que se abandona el sitio.

Actualmente, debido a que el abandono de los sitios es


cada vez menos frecuente la deforestación es extensiva, el uso
del suelo muy intenso, tecnificado y de largo plazo. Así lo indi-
can los datos de la FAO (1997): en la década de 1980 desa-
parecieron aproximadamente 8% de los bosques tropicales del
mundo y en la década siguiente la tasa de destrucción fue ape-
nas un poco menor, es decir, que en el periodo entre 1980 y 1990,
se deforestaron anualmente 15.4 millones de hectáreas de selva,
de las cuales 7.4 millones corresponden a América Latina y el
Caribe. En esta región la apertura de potreros para el ganado,
vacuno ha sido la causa de la deforestación de la selva en las
últimas dos décadas (Amelung y Diehl, 1992; Fearnside, 1993).

Las causas de la deforestación

Las causas de la deforestación cambian a lo largo del tiempo y


de las regiones. La deforestación y el abandono de la selva
surgieron con los sistemas agrícolas nómadas (tumba-roza-
quema), más tarde apareció el monocultivo de especies intro-
ducidas, el cultivo de pastos para alimentación de ganado y el

86
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

cultivo tecnificado de grandes extensiones. Visto desde el punto


de vista de la estructura del paisaje la deforestación y el aban-
dono, estrechamente relacionados con los fragmentos de la
selva en los sistemas extensivos, poco a poco se transformaron
en uso intensivo sin barbecho, el cual es ajeno a la frag-
mentación de la selva.

Las causas actuales de la deforestación tienen que ver


con la explotación forestal, la apertura de campos de cultivo y
potreros, el desarrollo de infraestructura urbana y de comunica-
ciones, como la construcción de carreteras, de presas, caminos,
explotación petrolera, viviendas, y desde luego los fenómenos
naturales entre los cuales destacan los incendios, las inunda-
ciones, los deslizamiento de tierra y los huracanes, entre otros
(Geist y Lambin, 2001, 2002).

La extensión de la deforestación

En México la selva desapareció, según estimación de la FAO


(1997) con una tasa de anual de 630,574 ha por año en el perio-
do de 1990 a 2000. Se calcula que al inicio del periodo había un
poco más de 55 millones de hectáreas, si se aplica esta tasa
estimada, resulta que hay una pérdida de la cobertura forestal de
1.1% anual.

En la zona tropical húmeda de los estados de Veracruz,


Tabasco, Oaxaca y Chiapas, 13% de la superficie ha sido conver-
tida a terrenos de cultivo y 19% a potreros. La reducción neta de
esta transformación es de 13 millones de ha, es decir, una dis-
minución de 68% de la superficie original (Toledo, et al., 1989).

Los datos indican que al final de la década de 1970 y


principio de la década de 1980 se deforestó 40% de la superficie
restante del trópico húmedo. Lo que da como resultado, que en
el trópico húmedo veracruzano la extensión original se dedique,
26.3% a actividades agrícolas, 30.9% a las actividades ganaderas
y que 41.6% conserve la vegetación forestal natural (Toledo y
Ordóñez, 1998).

87
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

Estas cifras explican que durante los últimos años de la


década de 1980 la expansión de la frontera ganadera haya alcan-
zado su nivel más alto (Toledo, 1987). La tendencia general, en el
estado de Veracruz como en otros estados del sureste de
México, ha sido al crecimiento de la superficie de pastos a costa
de la cobertura forestal y a partir de 1970 también a costa de las
áreas agrícolas (González-Montagut, 1999).

En la región de Los Tuxtlas había 250,000 ha de selva


hace 60 o 70 años (capítulo La vegetación, en este libro), sin
embargo en el periodo entre 1960 y 1980 se redujo a 40,000 ha
debido a la colonización y al desmonte con fines agrícolas pero
sobre todo ganaderos (Dirzo, 1991).

La primera estimación de la deforestación de la sierra


fue de Dirzo y García, (1992) que la midieron en la porción norte
de la sierra de Los Tuxtlas, en el macizo del volcán San Martín
Tuxtla. Sus datos para el periodo 1967 a 1986 muestran que la
selva se redujo en esos 19 años 56%, con una tasa anual de 4.2%
para el intervalo de 1967 a 1976 y de 4.3% para el intervalo de
1976 a 1986. Esto explica que en 1986, 84% de la selva hubiera
desaparecido. Los autores sugieren que si la tasa de de-
forestación de 4.3% por año se extrapola a un periodo de 40
años, la superficie remanente sería de 7,360 ha, es decir, 8.7% de
la superficie con que se contaba a principio de la década de 1960
(Dirzo y García, 1992).

Veintiún años de deforestación

En este capítulo describimos la deforestación de la región de Los


Tuxtlas y analizamos sus consecuencias para el paisaje de la
sierra. El periodo de estudio va de 1972 a 1993, y con el fin de
hacer más fino el análisis lo dividimos en tres intervalos: de 1972
a 1986, de 1986 a 1990 y de 1990 a 1993. A lo largo de esos 21
años medimos la superficie que se deforestó, la superficie que
permaneció y la superficie que se reforestó y con esos datos cal-
culamos la tasa anual de deforestación para cada uno de los
intervalos.

88
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

Es la primera vez que se evalúa la cobertura forestal de


toda la sierra en un período relativamente largo. Aunque tal vez
lo más llamativo del trabajo sea la descripción detallada de la
deforestación y su efecto en la fragmentación interpretándolas
desde el punto de vista de la ecología del paisaje.

La herramienta principal para este estudio fue el sis-


tema de información geográfico de Los Tuxtlas (SIG-Los
Tuxtlas), del Departamento de Ecología Vegetal del Instituto de
Ecología, A.C., que emplea imágenes de satélite de dos resolu-
ciones: 25m/pix para el año 1993 y 60m/pix para los años 1972,
1986 y 1990. Para la identificación de los límites de la vegetación
natural forestal se utilizó la composición a color de las bandas 5,
4 y 1. Para diferenciar la vegetación natural de otros elementos
que en las imágenes son señalados en el mismo color, se
empleó como material de apoyo un mosaico de 80 fotografías
aéreas de 1991, escala 1 : 75,000. Se digitalizó en pantalla con
escala fija (1:100,000) con el programa ArcView (Versión 3.1) y se
elaboró un mapa con los polígonos de vegetación forestal na-
tural para cada uno de los años señalados antes.

La imagen de 1972 cubría aproximadamente 50% de la


región, para completar la cobertura se utilizaron los polígonos
de vegetación de 1986. Para estimar las diferencias de la super-
ficie entre años, se calculó la unión de los mapas en pares por el
procedimiento Union Two Theme, que da como producto una
tabla y un mapa con los atributos de ambos mapas, de esta
forma es posible identificar los polígonos por su origen. Los
polígonos nuevos entre años consecutivos se etiquetaron como
reforestación y los polígonos faltantes como deforestación.

El SIG-Los Tuxtlas permitió estimar con precisión los


cambios de la superficie forestal entre los intervalos del periodo
estudiado. La superficie forestal cambia de forma irregular,
debido a que en algunos sitios aumenta y en otros disminuye.
Esto quiere decir que aparecen o desaparecen fragmentos, que
los bordes de la selva cambian su trazo y que se abren o cierran
huecos al interior de las extensiones de selva.

89
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

Deforestación y reforestación

La deforestación significa formalmente la desaparición del dosel


de la selva, aunque también puede consistir en el aclareo de la
vegetación bajo el dosel, sin embargo en este estudio cuando
hablamos de deforestación nos referimos concretamente a la
pérdida del dosel de la selva. Esta eliminación del dosel obedece
a los requerimientos del cultivo o las necesidades de los
pobladores, las actividades productivas están sujetas a ciclos
anuales, bianuales o plurianuales. Una vez concluido el ciclo en
cuestión, cesan las actividades y el sitio se abandona por un
periodo, definido por la velocidad de reforestación o recu-
peración de la cobertura forestal y de la fertilidad del suelo.

Esto explica que la deforestación y la reforestación for-


men un binomio adaptado a la estructura y composición de
especies de la selva, a las condiciones ambientales prevale-
cientes, a la capacidad de regeneración de la selva y al manteni-
miento de la productividad del suelo. Visto como elementos del
paisaje, la selva, el campo agrícola o potrero y el acahual tienen
una correa de trasmisión entre ellos, que es la biodiversidad,
que hace que el paisaje sea funcional.

La deforestación y el paisaje

Con el fin de analizar la deforestación desde el punto de vista del


paisaje de Los Tuxtlas, identificamos cuatro categorías de de-
forestación: 1) cuando la deforestación ocurre en el borde de una
isla o fragmento de la selva, 2) cuando la deforestación abre un
hueco en el seno de una superficie de selva, 3) cuando la de-
forestación desintegra una extensión de selva y forma dos o más
fragmentos o 4) cuando la deforestación elimina fragmentos de
selva.

De la misma forma reconocemos que como consecuen-


cia del abandono ocurre un proceso de reforestación con cuatro
modalidades o categorías: 1) cuando se reforesta un sitio en el
borde de la selva, 2) cuando la reforestación ocurre en el interior de

90
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

una extensión de selva, 3) cuando la reforestación une dos o


más fragmentos o 4) cuando la reforestación forma uno o más
fragmentos nuevos.

Existe una novena categoría, que es la superficie de la


selva que permanece durante cada intervalo del periodo de estu-
dio. Se calculó la superficie y el cambio de cada una de las nueve
categorías entre los intervalos y con ello se dedujo la tasa de de-
forestación anual.

La estimación de la deforestación en Los Tuxtlas se


puede reducir a una cifra de pérdida de superficie de la selva,
pero puede ser más fina y desglosarse en cada categoría, con lo
cual se entiende mejor el efecto que la deforestación tiene en el
paisaje. También es una forma de describir con detalle el patrón
de fragmentación de la selva y deducir su efecto en la biodiver-
sidad y en el potencial de regeneración de la selva.

Las escalas de la deforestación

En 1972 había en Los Tuxtlas 97,015 ha de selva húmeda, de


bosque mesófilo, de bosque de pino y de bosque de encino; en
1993 al final del periodo de estudio, quedaban 54,281 ha, equi-
valente a 56% de la cobertura forestal de 1972 y a 21.7% de la
superficie total de la sierra (Figura 1 y Mapa 6).

La deforestación en el tiempo

En la Figura 2 se muestra la proporción de la superficie que se


deforestó, la que permaneció y la que se reforestó en el periodo
de estudio. El mayor porcentaje corresponde todavía a la super-
ficie que permaneció. En el Mapa 6 se muestra que esta área que
permaneció está principalmente en las cimas de los volcanes.
Según la fotointerpretación, en el intervalo entre 1990 y 1993
hubo una notable disminución de la cobertura forestal, de
hecho, llama la atención que 50% de superficie forestal se haya
perdido en un intervalo de 3 años.

91
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

100,000

superficie (ha) 80,000

60,000

40,000

20,000

1972 1986 1990 1993

FIGURA 1. Disminución de la
superficie forestal de la sierra de
Los Tuxtlas de 1972 a 1993 La rapidez con la que ocurrió esta pérdida de la cober-
(21 años). tura vegetal se refleja en la tasa de deforestación anual, que en
el intervalo de 1972 a 1986 fue de 1.89, en el intervalo de 1986 a
1990, disminuyó a 1.10, y en el intervalo de 1990 a 1993 aumen-
tó hasta 9.42.

La tasa de deforestación calculada por Dirzo y García


(1992) de 4.2 y 4.3 para los intervalos de 1967 a 1976 y de 1976 a
1986, respectivamente, no es comparable con las tasas obte-
nidas en este estudio debido a que el trabajo de referencia se
llevó a cabo en la mitad norte de la sierra y en un periodo dis-
tinto al de esta investigación.

La deforestación en el territorio

Partimos de una extensión inicial de 97,015 ha en 1972, al


finalizar el intervalo 1972 a 1986 se deforestaron 21,429 ha, per-
manecieron 75,585 ha y se reforestaron 784 ha. En el periodo de
1986 a 1990 se deforestaron 6,411 ha, permanecieron 69,957 ha
y se reforestaron 3,078 ha. Por último, en el periodo 1990 a 1993
se deforestaron 20,918 ha, permanecieron 52,132 ha y se re-
forestaron 2,149 ha, Figura 2.

92
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

100%

80%

60%

40%

20%

0%
1972-1986 1986-1990 1990-1993

FIGURA 2. Proporción
Deforestado Permanece Regenerado
de la superficie total
de la sierra de
Los Tuxtlas que se
deforestó, que En el primer intervalo de 14 años se deforestó casi tanta
permaneció y que se selva como en el tercer intervalo de tres años, mientras que en
reforestó. el segundo intervalo de cuatro años, la deforestación fue sensi-
blemente menor que en los dos intervalos anteriores. Es intere-
sante hacer la relación entre la superficie que se deforestó y la
que se reforestó en cada intervalo. Los datos para el primer
intervalo, no son comparables con los dos intervalos siguientes
debido al número de años de cada uno.

En el tercer intervalo la reforestación fue de 2,149 ha y


en el segundo de 3,078 ha. Independientemente de la superficie
de selva que permanece en cada intervalo, es interesante subra-
yar que en el segundo intervalo el porcentaje de la superficie
reforestada en relación con la superficie que permaneció fue de
48% y en el último intervalo fue de 10.2%. Estos porcentajes
reflejan la importancia del abandono de sitios deforestados,
desde luego que el porcentaje más interesante es el de 48%, sin
embargo, en el tercer intervalo la proporción de superficie refo-
restada no es despreciable.

93
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

SUPERFICIE

DEFORESTADA REFORESTADA
Interior de fragmento

Integración de fragmentos

Borde de fragmento

Añade nuevo fragmento

Interior de fragmento

Fragmentada

Borde de fragmento

Elimina fragmento

8,000 6,000 4,000 2,000 0 2,000 4,000

NÚMERO DE SITIOS O FRAGMENTOS

Interior de fragmento

Integración de fragmentos

Borde de fragmento

Añade nuevo fragmento

Interior de fragmento

Fragmentada

Borde de fragmento

Elimina fragmento

1600 1200 800 400 0 400 800

FIGURA 3. Número de sitios o fragmentos y su superficie


en cada una de las cuatro categorías de
deforestación y de reforestación, entre 1986 y 1990; 1990 1986-1990 1990-1993

y 1993 en Los Tuxtlas.

94
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

El patrón de fragmentación

El patrón general de fragmentación está basado en el Mapa 6, y


está formado por cuatro tipos de remanentes de selva. El primer
tipo, se refiere a las grandes islas de vegetación en el volcán San
Martín Tuxtla, en la sierra de Santa Marta y en la sierra de
San Martín Pajapan. El segundo tipo son los arcos, conjuntos
de fragmentos cercanos entre sí que están unidos a una misma
isla. El tercer tipo de remanentes son los corredores que unen
las islas entre sí. Por último, como cuarto tipo identificamos a los
archipiélagos que son dos o más fragmentos aislado de
cualquier otra isla, arco o corredor (Figura 4).

El patrón de fragmentación permite describir el efecto


que la deforestación y reforestación tienen en la conectividad o
aislamiento de cada fragmento, de cada tipo, entre los tipos y en
el conjunto en general. Esto tiene una gran importancia para la
estructura del paisaje y sobre todo, para la funcionalidad del
paisaje, o dicho de otra forma, para la regeneración de la selva
en sitios abandonados.

En el Mapa 6 y Figura 3, se muestra que la deforestación


en el intervalo de 1972 a 1986 se concentró en la porción sur de
la región, conocida como macizo de Santa Marta. La mayor
superficie deforestada está en la periferia de la selva, especial-
mente en la parte sur y este de la sierra de Santa Marta. La
mayor extensión se concentró en nueve sitios y provocó una
intensa fragmentación, que tuvo como consecuencia el aisla-
miento de la vegetación de la sierra de Santa Marta de la sierra
de San Martín Pajapan. En orden de importancia, le sigue la de-
forestación de 50 sitios del borde de la selva y una pequeña frac-
ción que abrió 20 huecos al interior de la selva.

La reforestación fue mínima y ocurrió en 68 sitios del


borde de selva, se formaron cinco nuevos fragmentos y en seis
sitios se unieron fragmentos. Los nuevos fragmentos junto con
los fragmentos que se unieron tienen un papel importante pues
refuerzan el arco suroeste de la sierra de Santa Marta.

95
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

FIGURA 4. Patrón de frag-

1 isla de San Martín Tuxtla mentación de la selva de Los


2 isla de Santa Marta Tuxtlas. Basado en una imagen
3 isla de San Martín Pajapan de satélite de 1986.
4 arco suroeste de Santa Marta
5 arco oeste de San Martín Tuxtla
6 arco noreste de San Martín Tuxtla 12 archipiélago sur de Santa Marta
7 arco noreste de Santa Marta 13 archipiélago sur de San Martín Tuxtla
8 arco noroeste de San Martín Pajapan 14 archipiélago noroeste de San Martín Tuxtla
9 arco sur de Santa Marta 15 archipiélago norte de San Martín Tuxtla
10 corredor Catemaco 16 archipiélago norte de Santa Marta
11 corredor Sontecomapan 17 archipiélago este de San Martín Pajapan

96
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

La deforestación en el intervalo de 1986 a 1990 se dis-


tribuyó en toda la sierra, principalmente en 234 sitios de los bor-
des de los fragmentos mayores, medianos y menores que afec-
tó las islas de vegetación del volcán San Martín Tuxtla y de la
sierra de Santa Marta, afectó también el arco suroeste de Santa
Marta, el corredor entre San Martín Tuxtla y Santa Marta al norte
del Lago de Catemaco y el arco noreste de San Martín Tuxtla. Se
fragmentó solo una pequeña superficie en once sitios, se for-
maron 46 huecos principalmente en Santa Marta y finalmente
desaparecieron 11 fragmentos.

La reforestación más extensa ocurrió en 714 sitios del


borde de la selva, alrededor de San Martín Pajapan, en el arco
noroeste de San Martín Tuxtla y en el arco suroeste de Santa
Marta. En segundo lugar está la superficie que unió 19 fragmen-
tos, le sigue la formación de 18 nuevos fragmentos y por último
la desaparición de dos huecos en la selva (Mapa 6).

La deforestación en el intervalo de 1990 a 1993 frag-


mentó severamente la selva en 82 sitios de toda la región, afec-
tó la extensión principal de Santa Marta, menoscabó seriamente
el arco suroeste de Santa Marta aislándolo de la isla y el arco
oeste de San Martín Tuxtla. Le sigue muy de cerca la superficie
de deforestación de borde, que afectó 760 sitios, y luego la
desaparición de 120 fragmentos entre los que se incluyen
archipiélagos en la parte sur y oeste, y por último se abrieron 12
huecos en la selva. Este fue el cambio más significativo tanto por
el número de fragmentos como en la superficie que se perdió
(Figura 3). La pérdida de 120 fragmentos equivale a 5,929.73 ha
de superficie, lo cual explica, al menos en parte, el valor de la
tasa de deforestación anual que registramos en ese periodo.

La superficie de reforestación se distribuyó en 169 sitios


del borde de selva, seguida de lejos por pequeñas superficies de
reforestación que unieron siete fragmentos, aparecieron 18
nuevos fragmentos y se cerraron 10 huecos (Mapa 6).

La Figura 5 da una visión más fina de la deforestación,


nos muestra la tasa de deforestación de los fragmentos de un

97
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

intervalo a otro. En a) se señala la frecuencia, es decir, el número


de fragmentos con una determinada tasa de deforestación en
intervalos de 10 y b) la superficie perdida por dicha tasa. Esta
variación parece estar relacionada con la cercanía de los frag-
mentos remanentes a centros poblacionales, caminos, carre-
teras y otras condiciones que afectan la tala de la selva, como la
pendiente del terreno y la densidad poblacional.

Entre 1972 y 1986 era posible encontrar numerosos


fragmentos bien conservados y con tasas de deforestación
bajas, cuatro fragmentos muestran una deforestación anual
menor al 10% sumando una superficie de 19,798 ha perdidas en
un periodo de 14 años. Entre 1986 y 1990 la tasa de defores-
tación anual estuvo en la mayoría de los casos por debajo del
30% y tan solo un fragmento perdió 237 ha. En esos cuatro
años, ocho fragmentos desaparecieron, una pérdida de más de
400 ha. En los tres años siguientes desaparecieron 120 frag-
mentos equivalentes a una superficie de 5,930 hectáreas.

El cambio de la superficie arbolada siempre significa


fragmentación y pocas veces implica integración. En el mapa
correspondiente al periodo 1990-1993 (Mapa 6) podemos cons-
tatarlo en el sur de la sierra de Santa Marta, donde desapareció
una extensa superficie de bosque de pino y encino y se fragmen-
tó un polígono muy grande de selva dejando varios fragmentos
de menor tamaño.

La historia ambiental de la deforestación

En numerosos trabajos se ha destacado que en México la causa


principal de la pérdida de cubierta forestal son los desmontes
con fines agropecuarios y se han descartado algunos factores
como la incidencia de incendios, ya que estos apenas con-
tribuyen con el 2.2% de la deforestación de bosques a escala
nacional, y de manera muy particular en la región sureste del
país las principales causas de estos incendios son actividades
relacionadas con la roza-tumba-quema y el cambio de uso de
suelo para ganadería (Cedeño, 2001).

98
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

300
a)
250

Número de fragmentos 200


1972-1986 1986-1990 1990-1993

150

100

50

0
0 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 60-70 70-80 80-90 90-100 100

20,000 b)
FIGURA 5. Tasa de defo-
restación a) entre frag-
15,000
mentos remanentes de
Superficie (ha)

1972-1986 1986-1990 1990-1993


vegetación forestal y b)
la superficie perdida en 10,000
la sierra de Los Tuxtlas,
entre 1972 y 1993.
5,000

0
0 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 60-70 70-80 80-90 90-100 100

Tasa de deforestación (%)

Existen diversos factores que podrían explicar la magni-


tud y la velocidad con las que ha ocurrido la tala de la vegetación
natural a escala estatal, algunos de ellos aplicables a la sierra de
Los Tuxtlas. Destacan los factores económicos, culturales,
sociales, legales y políticos, y es quizá la interacción de todos
estos factores lo que ha dibujado el panorama actual. Cabe

99
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

señalar que de todos éstos, los factores sociales y políticos han


sido los más estudiados (Barrera-Bassols, 1992, 1993, 1995;
Lazos-Chavero, 1996; Gonzalez-Montagut, 1999; entre otros).

El estado de Veracruz ha sido uno de los mayores pro-


ductores de ganado del país, por tanto, el impacto de esta activi-
dad sobre el entorno forestal ha sido grande. Este impacto
empezó en la época de la Colonia, cuando las primeras vacas lle-
garon a Veracruz, donde se criaron grandes hatos ganaderos en
las primeras encomiendas localizadas en las cercanías de la ciu-
dad de Santiago Tuxtla (González–Sierra, 1991). Aunque las
encomiendas estaban dedicadas básicamente a la cría de gana-
do y al cultivo de caña de azúcar, hacia finales del siglo XVI, la
ganadería ganó en importancia. No obstante, su impacto en la
vegetación fue de poca importancia, ya que una buena parte del
ganado se dejaba libre en la selva.

Fue hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando el uso


de cercas para separar a los cultivos del ganado y la introducción
de los primeros forrajes, que las actividades pecuarias
empezaron a ganar terreno a los bosques; tanto la cría del gana-
do como el cultivo de forrajes y granos demandaron más y más
terreno.

En el siglo XX, particularmente en la década de 1960,


distintos acontecimientos en el ámbito nacional hicieron de
Veracruz una fuente de alimentos para México. También en esta
década, con el florecimiento de la industria petrolera en
Minatitlán y Coatzacoalcos, se crearon diversos centros de
población que formaron nuevos mercados para el ganado y los
productos agrícolas. Ocurrieron grandes desplazamientos
poblacionales a Veracruz y grandes extensiones fueron conver-
tidas en ejidos y propiedad privada. Esta movilización dio origen
a muchos asentamientos nuevos en la región de Los Tuxtlas.
Esta población carecía de una cultura forestal, así surgió un
nuevo concepto agrario que ha prevalecido en los ejidos. Al eji-
datario que pretendía conservar el monte, se le aplicaba la ley de
la tierra ociosa perdiendo la tierra selvática o boscosa con la cual
fue beneficiado mediante el reparto agrario (Del Castillo-Cueva,
2001).
100
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

Por mucho tiempo se presumió que las vedas fores-


tales o la concesión a grandes compañías madereras promovía
el desarrollo forestal. Fue hasta 1986, cuando la Ley Forestal
reconoció al dueño de la tierra como beneficiario del aprove-
chamiento de sus recursos forestales. También ha habido una
carencia de alternativas económicas, de financiamiento y de
educación forestal acerca del aprovechamiento sustentable
de bosques y selvas (Del Castillo-Cueva, 2001).

La política agraria produjo un cambio masivo en el uso


del suelo apoyado por la recién formada Comisión Nacional de
Desmontes y fomentada por la carencia de una cultura forestal y
por el desprecio de todo lo que fueran prácticas y sistemas de
manejo tradicionales realizadas por los grupos indígenas.

Entre 1972 y 1977, con el apoyo de la Comisión Nacional


de Desmontes, se cortaron más de 400,000 ha de selva húmeda
en todo el país (Toledo et al., 1985). En 1975 fue aprobada una
Ley sobre los Recursos Forestales y Silvícolas, que dio facili-
dades a las comunidades rurales para la explotación de sus
recursos madereros y que permitió la explotación de grandes
extensiones de bosque y selva poco accesibles. Durante esa
misma década, el Plan Nacional Ganadero pretendió reactivar la
agricultura a través de la canalización de inversiones al sector
campesino. Sin embargo, la selva húmeda y subhúmeda, las
tierras de cultivo y la agricultura tradicional perdieron terreno
ante la expansión de los potreros, como consecuencia, la
erosión aumentó en toda la zona tropical de México, y en el caso
de Veracruz la erosión ligera a moderada alcanzó 70% de la
superficie y 20% fue erosionada severamente (Barrera-Bassols,
1995).

Entre 1970 y 1977, aumentaron los créditos de bancos


nacionales para esta actividad, pero también el apoyo a través
de bancos privados (como World Bank, Interamerican
Development Bank, entre otros). La actividad ganadera se conso-
lidó y superó los niveles de otros países de América Latina
(Toledo et al., 1989). Este apoyo internacional explica las
enormes cantidades de carne que fueron exportadas a Estados

101
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

Unidos (Idem.), lo cual continuó hasta la década de1980 cuando


los créditos fueron destinados a apoyar la actividad ganadera,
favoreciendo a propietarios de grandes superficies de tierra y
caciques (González-Montagut, 1999).

A final de la década de 1970, muchos ejidatarios y


campesinos convirtieron al menos una parte de sus tierras agrí-
colas en potreros, actividad que aumentó en la década siguiente.
En la década de 1980, Veracruz era el principal productor de
maíz, aportaba 62% del total nacional, frijol 74% y arroz 66%, li-
derazgo que perdió en 1984 disminuyendo en casi un 40% la
superficie maicera y más de la mitad de los otros dos productos
básicos (Toledo, op. cit., 1989).

Esta disminución fue acompañada de un notable incre-


mento en la extensión de pasto en tan solo tres años (1981-
1984). Veracruz aumentó 40% la superficie de pastos, convirtién-
dose en el principal productor de ganado, seguido por la caña de
azúcar (Idem.). Esto fue ocasionado por la escasa fluidez mone-
taria, la falta de créditos agrícolas, los bajos precios de garantía
y la escasez de mano de obra debida a la migración estacional
hacia las zonas urbanas (Lazos-Chavero, 1996). En ese tiempo la
Ley de Reforma Agraria bajo el Programa de Inversiones
Públicas para el Desarrollo Rural (PIDER) repartió tierras de selva
húmeda y subhúmeda.

Es creíble que como consecuencia de estas reformas


agropecuarias, para la década de 1990 casi 2.9 millones de ha de
selva húmeda, 50% de la superficie de Veracruz estaba converti-
da en potreros que mantenían un hato de 4.5 millones de reses
(Barrera-Bassols y Rodríguez, 1993).

Según el Censo Ejidal de 1971 y el de 1991 (INEGI, V


Censo Ejidal 1970 y VII Censo Ejidal 1991, México 1994) en
Veracruz hubo un incremento en la superficie dedicada a labores
del campo y una reducción de más de 100,000 ha de superficie
de bosques y selvas. Esta disminución se reflejó en una disminu-
ción a la contribución porcentual respecto a la superficie de sel-
vas y bosques en el ámbito nacional (de 2% al 1%). De manera

102
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

paralela ocurrió un notable aumento (3.27 veces) de la superficie


con pastos, de agostadero o “enmontada” (Figura 6).

El tema del impacto ecológico y socioeconómico de la


ganaderización en el estado de Veracruz, y en particular en la
sierra, ha sido revisado por Barrera-Bassols (1992, 1993, 1995).
El autor señala que aunque en la sierra de Los Tuxtlas la activi-
dad ganadera cubre 30% de su superficie para uso exclusiva-
mente pecuario, el ritmo de crecimiento de esta actividad se ha

1 800 000
1970 1991
1 600 000

1 400 000

1 200 000

1 000 000

800 000

600 000
FIGURA 6. Uso del suelo y superfi-
400 000
cie (ha) en el estado de Veracruz.
200 000
Tomado de INEGI, V Censo Ejidal
0
1970 y VII Censo Ejidal 1991, Superficie Con pasto Con bosque Otros usos
de labor natural, o selva
México 1994. agostadero o
enmontado

ido acelerando en los últimos años (Barrera-Bassols, 1992). La


deforestación y el cambio en el uso del suelo en las últimas
décadas no tiene precedente histórico, tan solo en la sierra de
Santa Marta, para 1990 se había perdido 39% de la superficie
forestal registrada en 1980 (Barrera y Rodríguez, 1993). El
antecedente inmediato ocurre entre 1960 y 1970, cuando se
estimuló la dotación de terrenos ejidales a nuevos pobladores y
se apoyó el desarrollo de la ganadería ejidal, trayendo
campesinos de regiones vecinas, quienes colonizaron y desmon-
taron, primero para producir granos básicos y posteriormente
para el pastoreo. Este proceso de ganaderización de la región ha
traído consigo también una reducción en la superficie dedicada
a las actividades agrícolas y ha redundado en los niveles de
bienestar de la población (Barrera-Bassols, 1992).

103
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

La conectividad y la regeneración de la selva

La deforestación de la selva no sólo representa una amenaza


para la biodiversidad (Lugo, 1988), sino que tiene otras conse-
cuencias a escala local, regional y global, tales como el deterio-
ro de los servicios ambientales a través de la perturbación del
hábitat y del aislamiento de los fragmentos de selva entre sí.

Los costos de la deforestación de la selva han sido dis-


cutidos en numerosos trabajos con diferentes ópticas, desde la
sustitución de la selva por potreros, la pérdida de la diversidad
biológica y cultural, hasta la alteración de los ciclos de agua y
carbón a escala regional o global (Buschbacher, 1986; Wilson,
1988).

El primer impacto de la deforestación a escala local, es


sin duda la eliminación o reducción de la vegetación natural que
a su vez incrementa de manera notable la erosión del suelo, par-
ticularmente en colinas y laderas, tierras bajas y planicies (Bocco
y García Oliva, 1989).

A escala regional impacta el balance hidrológico


reduciendo el agua disponible. El aumento de escorrentía da
lugar a inundaciones y al asolve de presas y estuarios. A escala
global impacta el ciclo de carbono y contribuye al cambio
climático al disminuir la capacidad de captación de CO2 y otros
gases de la atmósfera. Se estima que 40% de las emisiones de
CO2 provienen de cambios en el uso del suelo. En estudios
recientes se ha estimado el efecto que tiene la deforestación en
la liberación de bióxido de carbono a la atmósfera. En el país,
entre 1940 y 1980 se talaron 9 millones de has de la zona tropi-
cal húmeda para dar paso a la ganadería. Tan solo entre 1985 y
1990, la tala de selvas húmedas liberó a la atmósfera aproxi-
madamente 14 000 toneladas de bióxido de carbono y otras
9 000 fueron producidas por el desmonte de las selvas sub-
húmedas. Esto representa 78% del carbono liberado a la atmós-
fera durante ese periodo debido al desmonte (Masera et al.,
1992).

104
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

La deforestación de la selva acarrea cambios ambien-


tales importantes, sin embargo no se puede evaluar simple-
mente por la superficie que desaparece por unidad de tiempo,
no es un proceso lineal. La deforestación es un fenómeno com-
plejo donde intervienen la calidad de la cubierta forestal, la frag-
mentación resultante, la pendiente del terreno y el uso que se le
asigna al suelo, la combinación de factores permite que la de-
forestación pueda ser reversible o irreversible.

La pérdida de la cubierta vegetal tiene impacto sobre la


biodiversidad. Veracruz es considerado uno de los estados más
ricos de México, con un total estimado de 7,490 especies de
plantas (Flora de Veracruz: Sosa y Gómez-Pompa, 1994) y con
394 especies de vertebrados terrestres endémicos a Meso-
américa. En la sierra de Los Tuxtlas se han registrado 3,356
especies de plantas (Capítulo La vegetación). Toledo (1978) iden-
tificó a la sierra de Los Tuxtlas como un refugio pleistocénico.

Entre lo rico y lo frágil

La fragilidad del ecosistema de la selva y la vulnerabilidad de la


biodiversidad son inconsistentes con la diversidad que per-
manece en la región a pesar de la deforestación y frag-
mentación, como lo atestiguan las 3,356 especies de plantas y
las 851 especies de vertebrados reportadas, así como por la
capacidad de regeneración del sistema (Guevara et al., 2004).
Tendremos que revisar esos conceptos de fragilidad a la luz de
la ecología del paisaje y particularmente de la conectividad.

Sólo un seguimiento de largo plazo de la deforestación


y la fragmentación nos permitirá entender su relación con la
biodiversidad local y ésta con la capacidad de regeneración
de la selva. Así tendremos la base de conocimiento suficiente
para conservar y restaurar el ecosistema y su biodiversidad, y
para planificar el uso de los recursos naturales en un marco de
desarrollo sustentable.

105
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

Bibliografía

Amelung, T. y M. Diehl. 1992. Deforestation of tropical rain forest: economic causes and impact on
development. Mohr Tubingen. Alemania.

Barrera-Bassols, N. 1992. El impacto ecológico y socioeconómico de la ganadería bovina en Veracruz.


En: Boege, E y H. Rodríguez (eds.) Desarrollo y medio ambiente en Veracruz. CIESAS-
GOLFO. Instituto de Ecología y Fundación Friedrich Eber. Pp. 79-114 .

Barrera-Bassols, N. y H. Rodríguez. 1993. Desarrollo y medio ambiente en Veracruz. Impactos


ecológicos y culturales de la ganadería en Veracruz. CIESAS-GOLFO. Instituto de Ecología y
Fundación Friedrich Eber. 314 pp.

Barrera-Bassols, N. 1995. Ganadería y deforestación en Veracruz. Procesos ecológicos y económicos de


un espacio tropical. Tesis de Maestría. Instituto de Investigaciones Antropológicas. UNAM.
México.

Bocco, G; García-Oliva, G. 1992.Researching gully erosion in Mexico. Journal of Soil and Water
Conservation 47 (5): 365-367.

Buschbacher R.1986. Tropical deforestation and pasture development. Bioscience 36(1): 22-28.

Cedeño, S. O. 2001. Situación actual sobre los incendios forestales y sus principales causas
En: . G.A. Narváez Ruíz., R. Ríos Rodríguez y S. Quintero Soda (eds). Memoria del II Foro
Internacional sobre los Aprovechamientos Forestales en Selvas: su Relación con el
Ambiente.

106
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La Deforestación

Bibliografía

Del Castillo-Cueva, P. 2001. La experiencia forestal en Veracruz. En: G.A. Narváez Ruíz., R. Ríos
Rodríguez y S. Quintero Soda. (eds.). Memoria del II Foro Internacional sobre los
Aprovechamientos Forestales en Selvas: su Relación con el Ambiente. Conferencia
que presentó como Secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesquero
(SEMARNAP) del Gobierno del Estado de Veracruz.

Dirzo, R., 1991. Rescate y restauración ecológica de la selva de Los Tuxtlas.


Ciencia y desarrollo 17: 33-46.

Dirzo, R. y M.C. García.1992. Rates of deforestation in Los Tuxtlas, Veracruz, México, Conservation
Biology 6 (1): 84-90.

Fearnside M. 1993. Deforestation in Brazilian Amazonia: the effect of population and land tenure.
Ambio 2:537-545.

Geist , H.J. y E. Lambin. 2001. What drives tropical deforestation? A meta-analysis of proximate and
underlying causes of deforestation based on sub national case study evidence. LUCC report
series No.4. CIACO Printshop. Bélgica.

Geist , H.J. y E. Lambin. 2002. Proximate causes and underlying driving forces of tropical deforestation.
BioScience 52 (2): 143-149.

Gómez-Pompa, A., C. Vázquez-Yanes y S. Guevara. 1972. The tropical rain forest a nonrenewable
resourse. Science 177:762-765.

González-Montagut, R. 1996. Establishment of three rain forest species along the riparian
corridor-pasture gradient in Los Tuxtlas, Mexico. Dissertation. Harvard University,
Cambridge, Massachusett,USA.

González-Sierra, 1991. Veracruz, Imágenes de su Historia. Archivo General de Veracruz. México, 191 pp.

Lazos-Chavero, E. 1996. El encuentro de subjetividades en la ganadería campesina. Ciencias 44:36-45.

Lugo, A. 1988. Estimating reductions in the diversity of tropical forest species. En: E.O.
Wilson (ed) Biodiversity. National Academy Press. Washington. Pp. 58-70.

Masera, O., Ma. de J. Ordóñez y R. Dirzo. 1992. Carbon emissions from deforestation in México: current
situation and long-term scenarios. Environmental protection Agency and Laurence Berkeley.

Myers, N. 1988. Tropical forest and their species going, going…? En: E.O. Wilson (ed) Biodiversity.
National Academy Press. Washington. Pp. 145-54.

Raven, P.H. 1988. Our diminishing tropical forest. En: E.O. Wilson (ed) Biodiversity. National Academy
Press. Washington. Pp. 119-122.

Sosa, V. y A. Gómez-Pompa (comp.) 1994. Lista Florística. Flora de Veracruz, Fascículo 82. Instituto de
Ecología, A.C., Veracruz, México.

107
Sergio Guevara S.
Graciela Sánchez-Ríos
Rosario Landgrave R. La deforestación

Bibliografía

Toledo, V.M. 1978. Pleistocene changes of vegetation in tropical Mexico. En: G.T. Prance (ed) Biological
diversification in the tropics. Columbia University Press. New York. Pp. 93-111.

Toledo V.M., J. Carabias, C. Mapes y C. Toledo. 1985. Ecología y autosuficiencia alimentaria. Siglo XXI
Editores. México.

Toledo, V.M. 1987. Ecología y ganadería en México: vacas, cerdos, pollos y ecosistemas.
Ecología política / cultura. 3:36-49.

Toledo, 1988a La diversidad biológica de México, Ciencia y desarrollo XIV(81):17-30.

Toledo, V.M., J. Carabias, C. Toledo y C. González-Pacheco. 1989. La producción rural en México:


alternativas ecológicas. Colección Medio Ambiente. Núm. 6. México. Fundación
Universo XXI. México.

Toledo, V.M. y M.J Ordóñez. 1998. El panorama de la biodiversidad de México: una revisión de los
hábitats terrestres En: Ramamoorthy, T.P., R. Bye, A. Lot y J. Fa (eds) Diversidad Biológica
de México. Instituto de Biología, UNAM. México.Pp. 739-757.

Wilson, E.O. 1987. The arboreal ant fauna of Peruvian Amazon forest: A first assessment. Biotropica
2:245-251.

Wilson, E.O. 1988. The current state of biological diversity. En: Wilson (ed.) Biodiversity. National
Academic Press. Washington. 3-18 pp.

108

View publication stats

También podría gustarte