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MARÍA: ARCA DE LA NUEVA ALIANZA


Estudio bíblico teológico

La bienaventurada Virgen María es la madre de Jesucristo. Contrariamente a lo que afirman


algunos, la Iglesia católica no enseña y nunca ha enseñado que la Virgen María es Dios. Eso sería
una herejía. María es sólo una criatura, pero el mayor de los seres humanos que han sido creados
por Dios. Por favor lea esta evidencia bíblica de la enseñanza de la Iglesia católica acerca de
María, y por qué es tan necesario comprender su rol e importancia

Para entender la Biblia y lo que enseña acerca de María (la madre de Jesucristo), es necesario
entender los tipos bíblicos.

Un tipo es un evento verdadero, persona o institución en el Antiguo Testamento que presagia o


prefigura algo del Nuevo Testamento.

Es una manera muy hermosa de conocer, admirar y comprender las enseñanzas de Nuestra
Santa Madre Iglesia desde una perspectiva bíblica. Consiste en estudiar el Antiguo Testamento a
la luz de la tipología bíblica, es decir, el criterio hermenéutico por el cual las imágenes y
descripciones reportadas en el Antiguo Testamento son representaciones reales de personas,
eventos y enseñanzas que se encuentran en el nuevo.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE ADÁN, EL PRIMER HOMBRE, FUE EL TIPO DE JESUCRISTO

Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Adán fue sólo un hombre. Sin embargo, la
Biblia dice que Adán fue un tipo de aquel que habría de venir, Jesucristo.

Romanos 5, 14: “Pero la muerte reinó desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no
habían pecado, a semejanza de la transgresión de Adán, que es el tipo del que había de venir
[Jesús]”.

¿Cómo fue Adán el tipo de Jesús? La respuesta está mejor resumida en el siguiente pasaje.

Romanos, 5, 19: “Pues como, por la desobediencia de un solo hombre, muchos se constituyeron
en pecadores, así también, por la obediencia de uno, muchos se constituirán en justos”.

Adán sumergió al mundo en el pecado; Cristo vino a redimir al mundo del pecado de Adán. Adán
pecó por su desobediencia en el del árbol de la ciencia del bien y del mal; Cristo redimió al mundo
por su obediencia y sacrificio en el árbol de la cruz. Esa es la razón de por qué la Biblia dice que
Cristo es el nuevo o segundo o último Adán. Él vino a deshacer lo que hizo Adán. Él se convirtió
en la cabeza de la nueva y redimida raza de quienes viven sobrenaturalmente en Cristo, mientras
que Adán, el primer hombre, fue la cabeza de la humanidad que cayó en el pecado.
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LA BIBLIA ENSEÑA QUE JESUCRISTO ES EL SEGUNDO ADÁN

1 Corintios 15, 45: “Que por eso está escrito: ‘El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente’; el
último Adán, espíritu vivificante”.

Hay muchos tipos bíblicos. Recuerde que todos esos eventos, personas y cosas fueron eventos
reales, personas y cosas que también prefiguraron algo que ocurriría después. He aquí algunos
ejemplos:

1 Cor. 10, 12 – La Biblia enseña que el paso por el Mar Rojo (Éxodo 14) es prefigura del bautismo.

1 Pedro 3, 19-21 – La Biblia enseña que el Arca de Noé y el Gran Diluvio prefiguraban la salvación
por el bautismo y la Iglesia.

1 Cor. 5, 7 – La Biblia enseña que el Cordero Pascual que era sacrificado (Éxodo 12) es prefigura
de Cristo, el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo (Juan 1, 29).

Heb. 8, 8-9 – La Biblia enseña que el sistema del Antiguo Testamento era una “sombra” o figura
del Nuevo Testamento.

Mateo 12, 40 – La Biblia enseña que los tres días que Jonás pasó en el vientre de la ballena son
prefigura de la Resurrección de Cristo después de tres días de su muerte.

Se podrían dar muchos otros ejemplos de tipos bíblicos. Es importante comprender que el
cumplimiento de un tipo (llamado “antitipo”) es mayor que el tipo. Jesucristo es infinitamente mayor
que Adán; el Nuevo Testamento es mayor que el Antiguo; la Resurrección es mayor que las
tribulaciones de Jonás, etc. Teniendo esto en mente, debemos ahora considerar los tipos de
María, la madre de Jesucristo. Hay muchos tipos de María. Además de otras evidencias bíblicas,
estos tipos proporcionan innegables pruebas bíblicas de la enseñanza católica acerca de María.
Los siguientes puntos serán sin duda nuevos y sorprendentes para muchos no católicos.

ASÍ COMO CRISTO ES EL NUEVO ADÁN, MARÍA ES LA NUEVA EVA

Como ya se ha mencionado, Adán fue un tipo (prefigura) de Jesucristo. Hubo también una singular
mujer que se involucró con Adán, el primer hombre, en la caída del mundo en el pecado. Ella fue
Eva, la primera mujer. Fue la transgresión de Adán lo que constituyó el pecado original. Pero Eva
estuvo vinculada de manera fundamental e inextricable a los acontecimientos que condujeron al
pecado original. La mujer (Eva) pecó y fue la que condujo a Adán al pecado.

Génesis 3, 1-6: “Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Dios el
Señor, dijo a la mujer: ‘¿Con que os ha mandado Dios que no comáis de los arboles todos del
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paraíso?’ Y respondió la mujer a la serpiente: ‘Del fruto de los árboles del paraíso comemos, pero
del fruto del que está en medio del paraíso nos ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis
siquiera, no vayáis a morir’. Y dijo la serpiente a la mujer: ‘No, no moriréis; es que sabe Dios que
el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal’.
Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para comerse, hermoso a la vista y deseable para
alcanzar por él sabiduría, y tomó ella de su fruto y comió, y dio también de él a su marido,
que también con ella comió”.

Así como “la mujer” (Eva) estuvo íntimamente involucrada en los eventos que condujeron al
pecado original, hay una mujer que está íntimamente involucrada en los eventos que condujeron a
la Redención. Esa mujer es María, la madre de Jesucristo. Ella es la nueva Eva.
Hay numerosos claros paralelismos en la Biblia entre Eva y María. Esto demuestra que María es
la nueva Eva, así como Cristo es el nuevo Adán.

EVA SE COMUNICÓ CON, CREYÓ Y OBEDECIÓ A UN ÁNGEL CAÍDO (LA SERPIENTE) –


MARÍA SE COMUNICÓ CON, CREYÓ Y OBEDECIÓ A UN ÁNGEL BUENO (GABRIEL)

Génesis 3, 4-6: “Y dijo la serpiente a la mujer: No, no moriréis… y [Eva] tomó de su fruto y
comió…”.

Lucas 1, 26-38: “… fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea… a
una Virgen… y el nombre de la Virgen era María. Y presentándose a ella le dijo: Salve, llena de
gracia, el Señor es contigo… El ángel le dijo: No temáis, María, porque has hallado gracia delante
de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús… Dijo
María: He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y se fue de ella el ángel”.

Eva se acercó a la serpiente (el diablo), un ángel caído. Eva creyó en sus palabras mentirosas y
desobedeció a Dios. Eva pecó e hizo que su marido pecara, sumergiendo al mundo en la muerte.

Gabriel, un ángel bueno, se presentó a María. María creyó en su mensaje de salvación; que ella
era bendita entre las mujeres, llena de gracia, y daría a luz al Salvador. María obedeció a Dios,
ella consintió en la concepción de Jesucristo en su seno, y permitió que Él viniera y redimiera al
mundo del pecado de Adán.

Incluso en la Iglesia muy antigua, estos paralelos bíblicos fueron reconocidos como identificando a
María como la nueva Eva, al igual que Jesucristo es el nuevo Adán. San Irineo fue un famoso
Padre apostólico del siglo II. Él contrasta la primera Eva con la segunda Eva (María).

San Irineo, Contra las Herejías, Libro III, cap. 22, 185 d.C.: “En conformidad con este
diseño, María la Virgen fue obediente, diciendo: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra (Lucas, 1, 38). Pero Eva fue desobediente; porque ella no obedeció cuando
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aún era virgen… Y así fue también que el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por
la obediencia de María. Porque lo que la virgen Eva tenía atado, por incredulidad, fue lo que
la Virgen María desató por la fe”.

EVA FUE LA MADRE DE TODOS LOS VIVIENTES –


MARÍA, COMO MADRE DE JESÚS, ES LA MADRE DE TODOS LOS VIVIENTES, E INCLUSO
DE LA VIDA MISMA

Génesis 3, 20: “El hombre llamó Eva a su mujer, por ser la madre de todos los vivientes”.

Eva fue llamada la “madre de todos los vivientes” porque todos los que los que han vivido
descienden de ella. María es también la madre de todos los vivientes, pero incluso de una forma
mayor. María es la madre de Jesucristo, quien es la vida misma y en quien se encuentra toda la
vida.

Juan 1, 4: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.

Mateo 1, 16: “María, de la cual nació Jesús…”.

Juan 14, 6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”.

Jesús es la vida. María es, por lo tanto, literalmente la madre de la Vida misma. Es claro el
paralelismo con Eva, la madre de todos los vivientes. La diferencia es que María es la madre de la
Vida que es infinitamente mayor que la existencia humana. Quienes viven y mueren en su Hijo
tienen acceso a la vida eterna en Él y en llegar a ser nuevas criaturas.

2 Corintios 5, 17: “De hecho que el que es de Cristo se ha hecho criatura nueva”.

El cumplimiento (María es la madre de todos los vivientes) es nuevamente mayor que el tipo (Eva
como madre de todos los vivientes).

EVA FUE CREADA SIN PECADO –


LA NUEVA EVA, MARÍA, TAMBIÉN TUVO QUE SER CREADA SIN PECADO

Hemos visto que la Biblia indica que María es la nueva Eva. Entonces la pregunta es: ¿en qué
estado fue creada el alma de Eva? Génesis 2 dice que Eva fue libre de todo pecado. Toda la
creación era perfecta hasta la caída de la humanidad. Tanto Adán como Eva fueron creados en
estado de justicia original. Ellos no perdieron el estado de perfección original, en el cual estaban
libres de todo pecado, hasta que cometieron el pecado original, como nos narra Génesis 3.
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Si Dios creó a la primera mujer (la primera Eva) sin ningún pecado, entonces él podía ciertamente
crear la segunda (y mayor) Eva (la santísima Virgen María) sin ningún pecado. Eso fue
exactamente lo que Él hizo. Él tuvo que hacerlo como una cuestión de proporción y justicia porque
ella sería el primer miembro de la humanidad redimida.

DEFINICIÓN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Papa Pío IX, Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854: “Declaramos, proclamamos y definimos que
la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha
de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de
Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género
humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los
fieles”.

Algunos equivocadamente piensan que la Inmaculada Concepción se refiere a la concepción


milagrosa de Jesús en el vientre de la Virgen María. Ello no es correcto. Jesús, de hecho, fue
concebido sin ningún pecado en el vientre de María, pero la Inmaculada Concepción se refiere a la
concepción de María en el vientre de su madre. Desde el primer instante de su creación, ella fue
preservada de toda mancha del pecado original, el que heredan todos los otros miembros de la
raza humana (excepto Jesús).

Dios la preservó libre de todo pecado en previsión de los méritos de salvación de Jesucristo. Este
privilegio le fue concedido a María porque ella habría de ser el arca pura y sin maldición que
portaría al Dios santo. Para que pudiera llevar a la santidad infinita, María tuvo que ser santa
desde el primer instante de su creación.

JESÚS SALVÓ A MARÍA DE UNA MANERA SUPERIOR

Por lo tanto, si María fue preservada de toda mancha de pecado original, ¿ello significa que no
tuvo Salvador? No. La misma Virgen María responde que sí.

Lucas 1, 46-47: “Mi alma engrandece al Señor, y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador”.

Dios salvó a María preservándola de contraer el pecado original. Supongamos que un hombre cae
en un profundo hoyo en el bosque, pero es rescatado por un amigo. Supongamos ahora que un
hombre ve a una mujer que camina hacia el profundo hoyo, y la sujeta justo antes de que ella
caiga en él. En primer lugar él la detiene de caer en el hoyo, de manera que ella no se lesiona ni
ensucia en absoluto. ¿Él salvó a la mujer? Ciertamente que sí lo hizo. Él la salvó de una manera
superior, impidiendo que cayera en el hoyo y sufriera cualquier consecuencia dañina.
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Así es como Dios salvó a María. Jesús fue su salvador de una manera superior, preservándola de
contraer el pecado original, y preservándola del pecado toda su vida. Él hizo esto de María en
consideración de su papel único. La impecabilidad de María se indica en numerosos tipos en la
Biblia.

Algunos expresan incredulidad ante la noción de que Dios crease a alguien completamente libre
de pecado. Ellos se olvidan que Dios creó al primer hombre y a la primera mujer sin pecado.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE MARÍA ES EL ARCA DE LA NUEVA ALIANZA

Ahora veremos que la Biblia identifica a María como el Arca del Nuevo Testamento. Identifica a
María como la Nueva Alianza que equivale al Arca del Antiguo Testamento. María es el nuevo y
mayor cumplimiento de lo que fue prefigurada por el Arca del Antiguo Testamento. Esta
información es una de las más importantes y reveladoras acerca del profundo rol de María.

«De todos los símbolos marianos en el Antiguo Testamento, el Arca de la Alianza disfruta de gran
preeminencia. En el siglo cuarto, San Ambrosio y San Efren la llamaron «El Arca» y Ricardo de
San Víctor (1073) la llamó «Foederis Arca», el Arca de la Alianza. Las similitudes simplemente
son sorprendentes. Lo que el arca significaba en símbolo, pre-figuraba, lo que la símbolo, pre-
figuraba, lo que la Santísima Virgen María es en realidad.

Pero el arca era solo un símbolo. En María, Dios estaba realmente presente, tanto así, que se
convirtió en su hijo. Esa tipología llevó a los primeros cristianos a considerar a María como el Arca
de la Nueva Alianza»

Sabemos por el Antiguo Testamento, que el Arca de la Alianza era el signo más sagrado de la
presencia de Dios sobre la faz de la tierra. En el interior del Arca, se colocaron objetos sagrados
muy significativos de la peregrinación a la Tierra Prometida: las tabletas de piedra con la palabra
de Dios, escrita bajo la forma de los 10 mandamientos, dados a Moisés en el monte Sinaí (Éxodo
25:16), un recipiente que contenía el maná milagroso, el pan bajado del Cielo. (Éxodo 16: 33-
34), y la vara de Aarón, que había florecido y que representaba al sumo sacerdote (Num 17,1-
23).

Pero antes de considerar la tipología bíblica entre el Arca de la Alianza y Nuestra Señora, citemos
algunos segmentos clave presentes en el Antiguo Testamento sobre el origen del Arca.

El en libro de Éxodo, en el capítulo 25, encontramos las precisas instrucciones que da Dios para
la construcción del Arca de la Alianza. En sus versículos, se listan una larga serie de materiales
preciosos, finísimos, muy selectos (Oro, plata, púrpura, diversas piedras preciosas, etc.). Así
también, Dios dio precisas instrucciones en cuanto a las dimensiones del arca y la manera de
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construirla. «La haréis conforme al modelo de la Morada y al modelo de todo su mobiliario


que yo voy a mostrarte».

De entre los materiales que la conforman, los dos principales son la madera de Acacia y el oro. La
madera de Acacia es sumamente resistente. Su aromática savia repele cuanta plaga quiera
carcomerla, razón por la que se le considera incorruptible o madera que no se descompone.
De la misma manera el oro, además de ser el metal precioso más maleable; es capaz de
conservar su brillo sin mancha, sin opacarse nunca. La palabra en latín que representa al oro es
Aurum que significa «brillante amanecer».

Ahora bien, la Santísima Virgen María, fue escogida por Dios Padre, para que Dios hijo, tomase
carne en Ella. Por lo tanto, aquella que recibe el verbo de Dios, debe ser -al igual que el Arca de la
Alianza-, incorruptible, pura sin mancha. Por eso, la Santísima Virgen María, fue preservada de
todo pecado. Muy a pesar de la opinión de muchos, esta es la razón que da sustento bíblico
al dogma de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María: Siempre pura,
Virgen sin mancha, concebida sin la culpa del pecado original.

María, cual oro purismo, fue maleable -por así decirlo-, a los designios de Dios padre desde toda
la eternidad: «Hágase en mi según tu palabra» fue la respuesta de la Virgen al anuncio del
Arcángel Gabriel, aceptando humildemente la voluntad de Dios. Por lo tanto, de aquí se
desprende y queda en claro, que María no fue sólo un «instrumento» -como airadamente
esgrimen muchos-, María, debió ser moldeada para ser el recipiente más puro y perfecto, acorde
con los planes de Dios y a la dignidad de quien iba a concebir. Decir lo contrario o negar este
aspecto, fundamental en el plan de nuestra salvación, es simplemente una herejía.

Y aquí está lo primero que debemos aclarar: María no tiene sentido sin Jesús. Para poder
entender a María en el misterio de salvación, primero, tenemos que entender quién es su hijo: El
Verbo de Dios hecho carne. Es decir, María llevó en su interior al Verbo Encarnado.

En Juan 1:14 encontramos que la Santísima Virgen María, contenía el verbo de Dios: «Y la
Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria
que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.»

El Arca de la Alianza hubiera sido solo una caja de oro bellamente decorada, si no hubiera llevado
también en su interior las piedras de los Diez Mandamientos, es decir, la palabra de Dios, el
verbo de Dios.
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Las Sagradas Escrituras nos cuentan como la Gloria de Dios cubría con su presencia el lugar
donde se encontraba el Arca de la Alianza. En el libro de Éxodo capítulo 40 versículos del 34-35
se dice que el Arca estaba cubierta por la presencia y el poder de Dios:

«Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. Y Moisés
no podía entrar en la tienda de reunión porque la nube estaba sobre ella y la gloria del Señor
llenaba el tabernáculo.»
En Lucas 1:35 encontramos que María fue cubierta por el poder de Dios:

«Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios.»
Dentro de los objetos sagrados contenidos en el interior del arca de la alianza, según el libro del
Éxodo, se encontraba también un vaso lleno de maná, el pan enviado por Dios o el pan bajado del
Cielo.

En Juan 6:51 podemos leer, que María llevó en su vientre a Cristo, el hijo de Dios, el Pan Vivo
bajado del Cielo: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

Dios mandó a Moisés que recogiera una vara seca de almendro de cada tribu y las pusiera en el
interior de la Tienda del Encuentro. Sobre cada vara, se había escrito el nombre de los
principales que representaban a cada pueblo. Sólo una vara de entre todas florecería. El hombre
cuya vara retoñase, ese era el elegido por Dios como sumo sacerdote. La que floreció fue la vara
de Aaron, hermano mayor de Moisés. Esta vara, era parte de los objetos sagrados colocados en el
interior del Arca de la Alianza y representa al Sumo Sacerdote.

En el libro de Hebreos 4:14 se nos dice que María llevó en su vientre y posteriormente engendró
al Sumo Sacerdote:

«Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos – Jesús, el Hijo de Dios –
mantengamos firmes la fe que profesamos.»
Sabemos gracias a 2 Macabeos 2:4-8 que el Arca fue escondida y no pudo ser encontrada nunca
más. Estaba escrito también en ese documento que el profeta, por instrucciones de Dios, se había
hecho acompañar por la tienda del encuentro con Dios y el arca de la alianza, y que se había
dirigido al monte desde el cual Moisés había visto la tierra prometida por Dios y que, al llegar allí,
Jeremías había encontrado una cueva, en la que depositó el arca de la alianza, la tienda y el altar
de los inciensos, después de lo cual tapó la entrada.
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Por Jeremías 3:16 sabemos que esa Arca no volverá a ser encontrada ni mucho menos
reemplazada:

Y sucederá que en aquellos días, cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra —declara el


Señor— no se dirá más: «Arca del pacto del Señor»; no les vendrá a la mente ni la recordarán, no
la echarán de menos ni será hecha de nuevo.
Pero sin embargo, Juan en el libro del Apocalipsis 11:19 nos cuenta:

«Entonces fue abierto el Templo de Dios, el que está en el cielo, y fue vista en su Templo el Arca
de Su Alianza; y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto y granizada».

Puesto que llevaba y representaba la presencia de Dios, el Arca de la Antigua


Alianza/Testamento era la cosa más sagrada y poderosa sobre la tierra fuera de Dios
mismo. El Arca de la Alianza era un cofre sagrado que contenía las tablas de piedra de los Diez
Mandamientos (Deuteronomio, 10, 5). El Arca también contenía y representaba la presencia
espiritual de Dios en la tierra. Cuando Dios habló a Moisés, lo hizo desde los dos querubines que
estaban en el Arca.

Números, 7, 89: “Cuando Moisés entraba en el tabernáculo de la reunión para hablar con el
Señor, oía la voz que le hablaba desde encima del propiciatorio, puesto sobre el arca del
testimonio, entre los dos querubines; así le hablaba Dios”.

Éxodo 25, 21-22: “Pondrás el propiciatorio sobre el arca, encerrando en ella el testimonio que
yo te daré. Allí me revelaré a ti, y de sobre el propiciatorio, de en medio de los dos
querubines, te comunicaré yo todo cuanto para los hijos de Israel te mandaré”.

Veamos ahora la forma en que la Biblia identifica a María como el Arca de la Nueva Alianza.

El Arca de la Antigua Alianza La Virgen María

Contenía la palabra escrita de Dios (Deut. Contenía el Verbo de Dios hecho carne,
10, 5) Jesús (Juan 1, 1)

Jesucristo es el Verbo de Dios hecho carne (Juan, 1, 1). Por lo tanto, al igual que el Arca de la
Antigua Alianza contenía la palabra escrita de Dios, María (que es el Arca de la Nueva Alianza)
contiene la Palabra de Dios hecha carne.

Apocalipsis 19, 13: “… y viste un manto empapado en sangre y tiene por nombre Verbo de Dios”.
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El Arca de la Antigua Alianza La Virgen María

Entonces la nube cubrió el tabernáculo de Y la virtud del Altísimo te cubrirá con su


la reunión, y la gloria de Dios llenó la sombra (Lucas, 1, 35)
habitación (Éxodo, 40, 34-35)

El tabernáculo fue construido para contener el Arca santa (Éxodo 40, 2-3). Cuando Dios bajaba
sobre el tabernáculo y el Arca para hablar con Moisés, leemos en Éxodo 40, 34-35 que la nube de
la gloria o de la presencia visible de Dios (llamada la “Shekinah) lo “cubría”. La palabra usada para
describir cómo esta presencia única de Dios que “cubría” el Arca es episkiasei en la traducción
griega del Antiguo Testamento.

Éxodo 40, 34-35: “Entonces la nube cubrió el tabernáculo de la reunión, y la gloria de Dios llenó la
habitación. Moisés no pudo ya entrar en el tabernáculo de la reunión, porque lo cubría la nube, y
la gloria de Dios llenaba el habitáculo”.

La misma palabra episkiasei se usa en el griego del Nuevo Testamento para describir cómo la
presencia de Dios “cubría” a la Virgen María. La Biblia utiliza esta palabra sólo para referirse al
Arca y a María.

Lucas 1, 35: “El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del
Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo
de Dios”.

La clara implicación es que la presencia de Dios cubría a María y descendía sobre ella – puesto
que ella es la Nueva Arca – al igual como cubrió el Arca del Antiguo Testamento. Esto revela que
María, si bien es una criatura e infinitamente inferior que Dios, es la nueva Arca. Por lo tanto, Ella
tiene una conexión única con Dios, una única santidad, santificación y poder.

LA SORPRENDENTE EVIDENCIA DE 2 SAMUEL 6 Y LUCAS 1 DE QUE MARÍA ES EL ARCA


DE LA NUEVA ALIANZA

Considérese el sorprendente paralelismo que la Escritura nos da entre lo que sucedía con el Arca
de la Antigua Alianza en 2 Samuel 6 (2 Reyes 6 en la Biblia católica tradicional), y lo que le
sucedió a la Santísima Virgen María, el Arca de la Nueva Alianza, en el capítulo 1 del Evangelio
de Lucas. Lucas 1 es la historia más completa en la Biblia acerca de la Virgen María.

El Arca de la Antigua Alianza La Virgen María

2 Samuel 6, 9: “Se atemorizó entonces Lucas 1, 43: “[Y dijo Isabel] ¿De dónde
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David del Señor y dijo: ¿Cómo vendrá a que venga a mí la madre de mi Señor?”
mí el Arca del Señor?”

David dice: “¿Cómo vendrá a mí el Arca del Señor?” mientras que Isabel pregunta “¿de dónde que
venga a mí la madre de mi Señor?”.

Isabel le dice lo mismo a María que dijo David acerca del Arca porque María es el Arca de la
Nueva Alianza. La única diferencia entre las dos preguntas es que literalmente se usa “madre” en
donde se dice Arca. La Biblia nos está diciendo que la madre del Señor = el Arca. Esto se
confirma despejando toda duda cuando avanzamos en la historia.

David saltó delante del Arca El niño saltó en la presencia de María

2 Samuel 6, 16: “Cuando el Arca del Lucas 1, 41-44: “Así que oyó el Isabel el
Señor llegó a la ciudad de David, Micol, saludo de María, exultó el niño en su
hija de Saúl, miró por la ventana: y al seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo,
ver al rey David saltando y danzando … porque así que sonó la voz de tu
delante del Señor…”. salutación en mis oídos, saltó de gozo el
niño en mi seno”.

David saltó delante del Arca, al igual que el niño en el seno de Isabel saltó delante de María (la
Nueva Arca).

El Arca se quedó por tres meses María (el Arca) se quedó por tres meses

2 Samuel 6, 11: “Tres meses estuvo el Lucas 1, 56-57: “María permaneció con
Arca del Señor en la casa de Obededón ella como unos tres meses y se volvió a
de Gat, y el Señor le bendijo a él y a toda su casa. Le llegó a Isabel el tiempo de dar
su casa”. a luz, y parió un hijo”.

En 2 Samuel 6, leemos que el Arca se quedó con Obededón de Gat por tres meses. Del mismo
modo, en Lucas 1, leemos que María (el Arca de la Nueva Alianza) se quedó con Isabel por tres
meses.

2 Samuel 6, 11 también menciona que el Señor bendijo a Obededón y a su casa el tiempo en que
estuvo el Arca. La “bendición” en la Escritura indica frecuentemente una descendencia fecunda.
En este hecho vemos otro paralelo en Lucas 1 sobre María. Porque Lucas 1, 57 nos dice que
después que María se quedó con Isabel, el Señor bendijo a su casa con el nacimiento de un niño,
Juan el Bautista.

David fue a buscar el Arca de Judá Esto ocurrió cuando María (el Arca) fue a Judá
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2 Samuel 6, 2: “Y acompañado de todo el Lucas 1, 39-40: “En aquellos días se


pueblo congregado tras él, [David] se puso María en camino y con presteza
puso en camino para Baalat de Judá, fue a la montaña, a una ciudad de
para buscar el Arca de Dios, sobre la Judá, y entró en casa de Zacarías y
cual se invoca el nombre del Señor saludó a Isabel”.
Sabaot, sentado entre dos querubines”.

Como leemos aquí, estos increíbles paralelos ocurrieron cuando David salió de la montaña de
Judá para buscar el Arca (2 Samuel 6, 2), y cuando María, el Arca de la Nueva Alianza, fue a la
montaña de Judá (Lucas 1, 39).

El Apocalipsis también indica que María es el Arca de la Nueva Alianza

Apocalipsis 11, 19; 12, 1: “Se abrió el templo de Dios, que está en el cielo, y se dejó
ver el Arca del Testamento en su Templo, y hubo relámpagos, y voces, y rayos, y
un temblor, y granizo fuerte. [12,1] Apareció en el cielo una señal grande, una
mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre la cabeza una corona
de doce estrellas”.

La Biblia no fue escrita indicando capítulos o versículos. No fue sino hasta el siglo XII que la Biblia
fue dividida en capítulos y versículos. Por lo tanto, el autor del Apocalipsis, el Apóstol San Juan,
escribió lo que comienza en el capítulo 12 continua e inmediatamente después que termina el
capítulo 11. Y en el final del capítulo 11, leemos que el Arca del testamento/alianza de Jesús fue
vista en el cielo. El siguiente versículo es Apocalipsis 12, 1. Por lo tanto, las palabras que terminan
el capítulo 11 son seguidas inmediatamente de las palabras con que comienza el capítulo 12, sin
ninguna división.

Esto significa que la aparición del Arca de la alianza de Jesús justo al final del capítulo 11 –
“se dejó ver el Arca del Testamento de su Templo” (Apoc. 11, 19) – se explica
inmediatamente por la visión de “la mujer” vestida de sol, con que comienza el capítulo 12,
justo el versículo siguiente (Apoc. 12, 1). Esto indica que “la mujer” vestida de sol, que llevaba a la
Persona Divina en su seno (la Virgen María), es el Arca del Nuevo Testamento.

El Arca contenía el maná del desierto María contenía el maná del cielo (Jesús)

Hebreos 9, 4: “… el arca de la alianza, Juan 6, 48-51: “Yo soy el pan de


cubierta toda ella de oro, y en ella un vida. Vuestros padres comieron el
vaso de oro que contenía el maná, la maná en el desierto y murieron. Yo soy el
vara de Arón, que había reverdecido, y las pan vivo bajado del cielo… y el pan que
tablas de la alianza”. yo le daré es mi carne para la vida del
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mundo”.

No cabe duda que el maná del desierto (Éxodo 16) prefigura a Jesús como el pan de vida. Jesús
hace una conexión entre los dos en Juan capítulo 6. Él hace referencia al maná del desierto, y
luego dice que su carne es el verdadero maná. Bien, el maná del desierto fue colocado dentro del
Arca de la Antigua Alianza. Ello prefigura a Jesucristo mismo (el verdadero maná del Nuevo
Testamento) que estuvo contenido en el seno de María, la madre de Jesús.
En Hebreos 9, 4, también leemos que la vara de Aarón fue colocada dentro del Arca de la Antigua
Alianza. En Números 17 leemos que esta vara floreció para confirmar al verdadero sumo
sacerdote. La vara de Aarón entonces significa el verdadero sumo sacerdote. En el Nuevo
Testamento, Jesús es descrito como el verdadero sumo sacerdote [también llamado pontífice].

Hebreos 3, 1: “Vosotros, pues, hermanos santos, que participáis de la vocación celeste,


considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra confesión, Jesús”.

Véase también Hebreos 6, 20, Hebreos 9, 11, y otros pasajes que también prueban que Jesús es
el verdadero sumo sacerdote. La conclusión ineludible es que la vara de Aarón que fue colocada
dentro del Arca prefiguraba a Jesucristo, el verdadero sumo sacerdote, quien estuvo contenido en
el vientre de María (el Arca de la Nueva Alianza).

No hay absolutamente ninguna duda de que el Nuevo Testamento indica que María es el
Arca de la Nueva Alianza. Esta evidencia es innegable.

PUESTO QUE MARÍA ES EL ARCA DE LA NUEVA ALIANZA, ELLO SIGNIFICA QUE ELLA LO
MÁS SAGRADO EN LA TIERRA FUERA DE JESUCRISTO

El Arca de la Alianza era la cosa más sagrada en la tierra después de la presencia de Dios mismo.
El Arca fue depositada en el tabernáculo, en el santo de los santos. La presencia del Arca es lo
que hizo que fuera tan sagrado el santo de los santos.

2 Paralipómenos (o Crónicas) 35, 3: “Colocada el arca santa en la casa que edificó Salomón,
hijo de David, rey de Israel”.

El Arca era tan santa que cuando el pueblo de Dios la seguía, ellos tenían que mantener una
distancia respetuosa.

Josué 3, 3-5: “Y dieron al pueblo esta orden: Cuando veáis el Arca de la Alianza del Señor,
vuestro Dios, llevada por los sacerdotes, hijos de Leví, partiréis de este lugar donde estáis
acampados y os pondréis en marcha tras ella, pero dejando entre vosotros y ella una
distancia de dos mil codos, sin acercaros a ella, para que podáis ver el camino que habéis de
seguir, pues no habéis pasado nunca por él”.
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Las personas que ilegalmente tocaban el Arca eran castigadas con la muerte.

2 Samuel 6, 6-7: “Cuando llegaron a la era de Nacón, tendió Oza la mano hacia el arca de Dios
y la agarró, porque los bueyes recalcitraban. Encendióse de pronto la cólera de Dios, y cayó allí
muerto, junto al arca de Dios.

Los hombres de Bet-semes fueron muertos porque se habían atrevido a mirar dentro del arca.

1 Samuel 6, 19: “Los hijos de Jeconías no se alegraron con las gentes de Bet-semes al ver
dentro del arca de Dios, e hirió éste de entre ellos a setenta hombres. El pueblo hizo gran
duelo por haberlos herido Dios con tan gran plaga”.

Vemos cuán sagrado consideraba Dios aquello que había de entrar en contacto cercano con su
presencia espiritual.

DADO QUE MARÍA ES LA NUEVA ARCA, ELLA TUVO QUE SER SANTA Y CREADA SIN
PECADO

Dios dio las más específicas indicaciones para la construcción del Arca. Él ordenó que fuera
hecha del oro más puro.

Éxodo 25, 10-13; 24: “Harás el arca de madera de acacia, dos codos y medio de largo, codo y
medio de ancho y codo y medio de alto. La cubrirás de oro puro, por dentro y por fuera, y en
torno de ella pondrás una corona de oro. Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en
los cuatro ángulos, dos de un lado, dos del otro. Harás unas barras de madera de acacia y las
cubrirás de oro… la revestirás de oro puro, y harás de ella una corona de oro todo en derredor”.

Es interesante que el Arca no sólo tenía que estar cubierta de oro en derredor, sino que hay una
referencia específica a que tenga “en torno de ella pondrás una corona de oro”.

El Arca de la Antigua alianza tenía una corona de oro La Virgen María (la Nueva Arca) también
tenía una corona

Éxodo 25, 11: “La cubrirás de oro puro… Apocalipsis 12, 1: “Apareció en el cielo
pondrás en torno de ella una corona de una señal grande, una mujer envuelta en
oro”. el sol, con la luna debajo de sus pies, y
sobre la cabeza una corona de doce
estrellas”.
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El Arca de la Antigua Alianza tenía que ser perfecta y santa porque era el único lugar donde se
asentaba la presencia espiritual de Dios. La santidad de Dios no puede ser empañada por el
contacto con algo que contenga defectos. Del mismo modo, la Virgen María, como la Nueva Arca
y portadora de Jesucristo, tuvo que ser creada sin pecado y en estado de perfección.

Ella no sólo contuvo la presencia espiritual de Dios, sino al mismo Dios Jesucristo. Ella no sólo
contuvo la palabra escrita de Dios, sino el Verbo de Dios hecho carne (Juan 1, 1). Por
consiguiente, María debe ser perfecta. Ella debe estar libre de todo pecado. Ella debe ser siempre
virgen y jamás tocada por el hombre.

Si el Arca de la Antigua Alianza, que contenía las tablas de la Ley escrita, estaba envuelta por la
presencia espiritual de Dios, recubierta por el oro más puro y fue construida según las más
precisas especificaciones de Dios, ¿cuán superior debió ser la creación de María, el Arca de la
Nueva Alianza? Como sabemos, la figura (anti-tipo) es siempre superior a la prefigura (tipo).
María, el Arca de la Nueva Alianza, por tanto, debe ser y es muy superior que el Arca de la
Antigua Alianza.

Al igual que el Arca de la Antigua Alianza, María también debe tener un tremendo poder sobre el
Diablo y los enemigos de Dios. Ella debe tener un poder de intercesión para con Dios único, en
atraer sus bendiciones y en ayudar al pueblo de Dios, al igual como lo fue el Arca de la Antigua
Alianza.

AL IGUAL QUE EL ARCA DE LA ANTIGUA ALIANZA, MARÍA TIENE UN PODER DE


INTERCESIÓN ÚNICO; ELLA TIENE UN IMPRESIONANTE PODER SOBRE LOS ENEMIGOS
DE DIOS, SOBRE EL DIABLO Y EN ASISTIR AL PUEBLO DE DIOS

El Arca de la Antigua Alianza tenía un poder impresionante. Cuando fue capturada por los filisteos,
les sucedieron cosas extraordinarias a ellos como a su falso dios, Dagón.

1 Samuel 5, 1-5: “Capturaron, pues, los filisteos el arca de Dios y la llevaron de Eben-Ezer a
Azoto, y la metieron en el templo de Dagón y la pusieron junto a Dagón. Al día siguiente,
levantándose de mañana, vieron los filisteos a Dagón tendido en tierra y con la cara contra
ella, delante del arca del Señor. Le recogieron y volvieron a ponerle en su sitio; pero al otro día,
cuando se levantaron, encontraron a Dagón tendido en tierra boca abajo y cortadas la cabeza
y las manos, que yacían en el umbral, sin quedar de Dagón más que el tronco. Por esto los
sacerdotes de Dagón y cuantos entran en el templo de Dagón en Azoto no pisan todavía el umbral
del templo”.

Los filisteos comenzaron a ser destruidos por haber capturado el Arca. Esto los llevó a devolver el
Arca a sus enemigos, los israelitas.
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1 Samuel, 5, 7: “Viendo los de Azoto lo que pasaba, dijeron: ‘Que no quede entre nosotros el
arca del Dios de Israel, porque su mano pesa mucho sobre nosotros y sobre Dagón, nuestro
dios’”.

El Arca infundía un terror mortal a los enemigos de Dios.

1 Samuel, 5, 10: “Entonces mandaron el arca de Dios a Acarón. Pero cuando entró el arca de Dios
en Acarón, los acaronitas se pusieron a gritar: ‘Han traído el arca del Dios de Israel para que
nos mate a todos, a nosotros y a nuestro pueblo’”.

Las aguas del Jordán se secaron milagrosamente por el Arca.

Josué 3, 13-14: “[Y el Señor dijo a Josué]: ‘Y cuando los sacerdotes que llevan el arca de la
alianza del dueño de toda la tierra ponga la planta de sus pies en las aguas del Jordán, las aguas
del Jordán se partirán, y las que bajan de arriba se pararán en montón’. Cuando hubo salido el
pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, precedido por los sacerdotes que llevaban el arca de
la alianza…”.

María, la Nueva Arca, tiene este poder y más aún; porque la figura es superior a la prefigura, y el
Nuevo Testamento es superior al Antiguo. Ahora cubriremos más evidencia bíblica para la
enseñanza católica acerca de la Virgen María.

LA TIERRA DE LA QUE FUE CREADO ADÁN ES UN TIPO DE MARÍA Y SU PRESERVACIÓN


DEL PECADO (SU CONCEPCIÓN INMACULADA)

Hemos verificado que Jesucristo es el nuevo Adán. Adán fue formado de la tierra o arcilla.

Génesis, 2, 7: “Modeló el Señor Dios al hombre de la tierra [adamah] y le inspiró un el rostro


aliento de vida, y fue así el hombre animado”.

La palabra hebrea para “tierra” es Adamah. Es un nombre femenino. Adán se llamó así porque él
vino de la Adamah, su nombre significa hijo de la tierra, el hijo de la Adamah (este punto está
tomado de Gerry Matatics, Biblical Foundations International, Dunmore, Pennsylvania).

Nos podríamos extender más sobre este punto, pero está claro que, en cierto nivel, la tierra de la
cual fue creado Adán es un tipo de María. El primer Adán fue creado por Dios de la tierra, y el
segundo Adán (Jesucristo), tomó carne de María, su madre. Entonces, la pregunta es, ¿cuál era
el estado de la tierra cuando fue creada?

Génesis 1, 31: “Y vio Dios ser muy bueno cuanto había hecho, y hubo tarde y mañana, día
sexto”.
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La tierra de la cual fue formado el primer Adán – y de hecho, la totalidad de la creación de Dios
antes de la caída – estaba completamente libre de maldición, pura y perfecta. El pecado y la
maldición no tenían lugar en ella.

María, quien dio a luz al segundo y mayor Adán (Jesucristo), también estuvo completamente libre
maldición, fue pura y perfecta. Ella tuvo que ser preservada de toda mancha de pecado y de la
maldición del pecado original. Eso es lo que se llama la Inmaculada Concepción.

SÓLO MARÍA Y SU IMPECABILIDAD REALIZAN COMPLETAMENTE LO QUE FUE PREDIJO EN


GÉNESIS 3, 15: “PONDRÉ ENEMISTAD ENTRE TI [LA SERPIENTE] Y LA MUJER…”

Poco después de la caída de Adán y Eva, Dios hizo esta profecía:

Génesis 3, 14-15: “Dijo luego el Señor Dios a la serpiente: ‘Por haber hecho esto, maldita serás
entre todos los ganados y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho y
comerás el polvo todo el tiempo de tu vida. Pondré perpetua enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu linaje y el suyo; Ella te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal”[1].

Dios dice que habrá enemistad – hostilidad, división, oposición – entre el diablo y “la mujer”. En el
mismo contexto, leemos del linaje de la mujer, y la victoria que se concederá por medio de la
mujer y su linaje/descendencia. En la Biblia, los hijos de un hombre y sus descendientes se llaman
linaje. El linaje de la mujer, por lo tanto, es algo único. Se refiere a un hijo que es producido por
una sola mujer. Esto, obviamente, se refiere a la concepción virginal y al nacimiento del seno de la
Santísima Virgen María, la madre de Jesús. El “linaje” de la mujer se refiere a Jesucristo.

Por lo tanto, la mujer identificada aquí que tiene una oposición o enemistad con la serpiente
es claramente María, la madre de Jesucristo. La mujer no es Eva, quien dio oídos a la
serpiente. Se trata de María.

Dios dice que pondrá enemistad u oposición entre la serpiente y la mujer. Como resultado,
María debe ser completamente preservada del pecado. Porque cuando alguien peca, ese
alguien no se opone al diablo, sino que se da al diablo. La única manera que la mujer pueda tener
oposición completa y definitiva con la serpiente es por la preservación del pecado y del pecado de
Adán.

El hecho de que María es esta “mujer”, y por lo tanto, completamente libre de la dominación del
pecado y del diablo, es la razón de por qué Jesús llama a María “mujer” en el Nuevo Testamento.
Jesús nunca llamó a su madre más que “mujer”. Muchos no católicos creen que esta era una
manera de Jesús menospreciar a su madre restándole importancia a su rol; todo lo
contrario, Jesús estaba identificando a María como siendo la “mujer” de Génesis 3, 15.
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Génesis 3, 15: “Pondré perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; Ella te
aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal”.

Juan 2, 3-5: “No tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En esto dijo la madre de
Jesús a éste: No tienen vino. Y Jesús le dijo: Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? No es aún llegada
mi hora. Dijo la madre a los servidores: haced lo que Él os diga”.

Una lectura superficial de este pasaje de Juan deja a muchos la impresión de que Jesús está
reprendiendo a su madre en las bodas de Caná. Sin embargo, aquí se revela el poder de
intercesión de María con Jesús. Jesús dice que su hora aún no ha llegado; en otras palabras, aún
no era el momento para que Él revelara sus poderes milagrosos. Su propósito era esperar más
tiempo. No obstante, ante la insistencia de su madre, que tuvo compasión con la pareja de recién
casados, Jesús realizó el milagro. Él realizó su primer milagro a instancias de su madre, a
pesar de que su hora “aún no había llegado”. Este es un excelente ejemplo de cómo se
obtienen las gracias de Jesús por la intercesión de María, gracias que Él, no estaría dispuesto a
dar si no fuera por el pedido de su Madre.

Muchos no católicos también objetan que si María es tan crucial, ¿por qué Jesús permitió que los
evangelistas quizás dieran la impresión que Él estaba menospreciando el rol de su madre? Ellos
sostienen que ciertos versículos dan esa impresión, o al menos no hacen mucho para disipar esa
idea. La respuesta es que Dios no arroja perlas a los cerdos (Mateo 7, 6). A menudo, Él oculta
ligeramente sus verdades, o las pone apenas debajo de la superficie, de manera que los
esfuerzos superficiales o insinceros de las personas pasen por encima de ellos o se queden con
una impresión errada. Sin embargo, aquellos que son más pacientes y profundizan más – o
simplemente confían en la Iglesia que Jesús estableció – encuentran la joya y el verdadero
significado.

Lucas, 8, 8-10: “El que tenga oídos para oír que oiga. Sus discípulos le preguntaron qué
significada aquella parábola, y Él contestó: A vosotros ha sido dado conocer los misterios del
reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, de manera que viendo no vean y oyendo no
entiendan”.

Esto es muy cierto en el caso de las enseñanzas de la Biblia acerca del profundo rol de María. Las
lecturas superficiales y los esfuerzos insinceros mantienen a la gente sin poder ver aquello. Pero
está allí en la Escritura. Como ya vimos, María es la nueva Eva y la mujer del Génesis 3, 15. Ella
es también el Arca de la Nueva Alianza, y mucho más, como veremos. Todo está allí en la
tipología bíblica y en muchos pasajes entendidos más profundamente; pero muchos siguen siendo
ajenos a ello. Viendo no ven, y oyendo no entienden. Al no confiar en la única Iglesia que
estableció Cristo, ellos lamentablemente han adquirido sólo un entendimiento superficial y erróneo
acerca de lo que enseña la Biblia.
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Juan 19, 26-27: “Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la
madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora
el discípulo [Juan] la recibió en su casa”.

Aunque había otras mujeres al pie de la cruz, Jesús escoge a su madre. Jesús, nuevamente la
llama “mujer”, porque ella es la mujer del Génesis 3, 15: la única en completa oposición a la
serpiente. Jesús también indica a San Juan para que tome a su madre como suya.[1]

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