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Paloma Izalia Padilla Gómez 4 de noviembre de 2023

Espíritu, persona y sociedad


¿puede considerarse como persona a alguien que no es consciente de sí mismo?

El lenguaje resulta ser esencial para el desarrollo de la persona y, desde aquí,


Mead (1972) comienza a diferenciar entre el concepto de persona y de cualquier
otro que pudiera considerarse como sinónimo, tal es el caso de ser humano,
individuo, sujeto y demás. Es importante destacar que el concepto de persona
que se aborda en el texto de Mead y en este ensayo tiene un carácter
estrictamente psicológico y sociológico, evitando completamente acercarnos al
significado de persona en un sentido jurídico o de cualquier otra rama.

La persona tiene un desarrollo a lo largo de su vida, y Mead (1972) recalca


que «no está presente inicialmente, en el nacimiento, sino que surge en el proceso
de la experiencia y la actividad social», por lo que, si seguimos estrictamente lo
que nos indica, aseguraríamos que un bebé recién nacido no es una persona, o
que una persona con nulo contacto con la actividad social tampoco lo es. Ese es
el caso de Gaspar Hauser, el protagonista de la película “Jeder für sich und Gott
gegen alle” (Herzog, 1974), quien, desde su nacimiento, no desarrolló ninguna
experiencia social de ningún tipo, pues habitaba en una especie de cueva
totalmente aislada, sin conocer el exterior y sin entablar conversación alguna.

Esto no quiere decir que Gaspar no tuviera vida, claro que la tiene, pero
no hay una persona en él, solo hay un cuerpo existiendo; Mead advierte que la
persona no es, al menos primariamente, el organismo fisiológico, pues no puede
comunicarse consigo mismo. Uno podría pensar que sí es posible el hablar con
uno mismo como lo haría con alguien más, pero la realidad es que, dice Mead
(1972), «este proceso de abstracción no puede ser llevado a cabo
indefinidamente. Uno busca inevitablemente un público oyente (…), uno
piensa para actuar (por lo que) el pensamiento se torna preparatorio de la
acción social», por lo tanto, Gaspar, aunque tuviera alguna comunicación

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Paloma Izalia Padilla Gómez 4 de noviembre de 2023

consigo mismo (probablemente solo de carácter fisiológico como el tener sueño,


hambre o necesidad de orinar), no llegaba a tener un alcance con el otro y, por
lo tanto, no alcanzaba una experiencia social.

Por razones poco claras, Gaspar es sacado de su cueva y tiene la


necesidad de enfrentar al mundo exterior, teniendo el mínimo de conocimiento
deseado para alguien de su edad (mayor a los quince años aproximadamente);
sólo sabía escribir su nombre, decir unas cuantas palabras y caminar de
manera poco usual. Este crecimiento nos lleva a ver reflejado el inicio de lo que
Mead (1972) llamaría el proceso social; «la estructura de la persona completa
es el reflejo del proceso social completo», lo que nos indica que hay un
desarrollo, que existen fases dentro de ese desarrollo y que son aprehendidas
con el paso de los años. Evidentemente con personas que tienen una vida
común, viviendo en un núcleo familiar, asistiendo a escuelas y demás, se da de
la manera deseada, aprehendiendo acorde a la edad correspondiente, a
diferencia de Gaspar, quien tuvo que empezar desde cero el camino de
convertirse en una persona.

Por eso fue tan difícil para la población comprender qué le pasaba a
Gaspar, creyendo que tenía algún retraso mental o que incluso estaba
fingiendo, pues les parecía inconcebible que alguien que supuestamente debía
tener cierta capacidad comunicativa no la tuviera. Y es que como iba a poder
existir comunicación, si todo era totalmente nuevo para Gaspar. Podemos
considerarlo como un niño, como un bebé incluso que, en palabras de Mead
(1972), «reacciona a ciertos estímulos, pero no es una persona completa»: siente
bonito al escuchar el sonido de la melodía producida por el piano, pero no
entiende, siente dolor al tocar el fuego de la vela, pero no comprende que debe
tener precaución, le hablan sobre Dios y religión, pero no logra conceptualizar
las ideas… en fin, está en el proceso natural de convertirse en una persona.

Es hasta que se genera una consciencia propia que el individuo «adopta


o asume las actitudes sociales organizadas del grupo social o comunidad dada

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a la que pertenece» (Mead, 1972); por eso observamos en la película que Gaspar
viste de determinada forma, asiste a determinada Iglesia, se relaciona con
cierto tipo de personas, porque pertenece a esa comunidad, a esa realidad
social. Cosa diferente hubiera sido si, al salir de la cueva en que vivió tantos
años, era llevado a algún poblado indígena de Sudamérica, por poner un
ejemplo. Hubiera aprehendido distintas formas de comunicarse, de tener
conexión con Dios, de alimentarse y vestirse. Todo este proceso es influido por
el grupo social o comunidad a la que se pertenece.

Como niño en crecimiento, Gaspar «adopta continuamente las actitudes


de los que le rodean, especialmente los papeles de los que depende (…) y tal es
el proceso por el cual surge una personalidad» (Mead, 1972), así que,
estrictamente en el pensamiento de George Mead, Gaspar no era una persona
antes de tener consciencia; tuvo que desarrollarse, pasar por distintas fases y,
de esta forma, llega a ser considerado como persona, pero antes no.

Referencias
• Herzog, W. (Director). (1974). Jeder für sich und Gott gegen alle [Film].
Werner Herzog Filmproduktion.
• Mead, G. (1972). Espíritu, persona y sociedad. Paidós.

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