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Tema 5. Eudemonismo y teleologia en la accién moral “Todos los hombres quieren vivir felices, mi querido Galion. Pero para ver con claridad lo que hace una vida completamente fe- liz, andan a ciegas. Y tan dificil resulta conseguir la felicidad en la vida que, si uno se equivoca de camino, se aparta de ella tanto mas cuanto con mayor ahinco la busca, porque corre en direccién con- traria. Y la misma vehemencia con que busca le aleja a una mayor distancia. Es necesario pues que, primeramente, estudiemos en qué consiste la felicidad que apetecemos; una vez conseguido esto, hemos de mirar y examinar las cosas que nos rodean, con el fin de encontrar el camino mas corto para llegar a ella. Sobre la marcha nos daremos cuenta de lo mucho que avanzamos movidos por un impulso natural. Pero si andamos errantes, sin seguir los pasos de un gufa, sino el estruendo y los gritos disonantes que nos llevan a la distracci6n, la vida se nos ira acabando entre constantes errores y sin darnos tiempo a nada, puesto que ésta resulta muy corta. Por consiguien- te resulta necesario determinar a dénde vamos y por donde, no sin ayuda de algun hombre experto que haya explorado el camino por donde avanzamos, ya que aquila situacién no es la misma que en los demas viajes; en éstos hay algtin sendero, y los habitantes a quienes se pregunta no permiten extraviarse; pero aqui el camino mis fre- cuentado y mas famoso es el que mas engaiia. 99 Scanned with CamScanner Desiderio Parriliy En nada hemos de poner mayor empefio que en no seguir, se- gun acostumbran las ovejas, el rebafio que va delante y que camina no por donde debe ir sino por donde va todo el mundo. Porque nin- guna cosa nos proporciona mayores desgracias que aquello que se decide por los rumores: convencidos, ademas, de que lo mejor es lo que ha sido aceptado por la mayoria de las gentes. Asi vivimos no segtin dicta la raz6n sino por imitacién. De ahi ese amontonamiento tan grande de los unos que caen sobre los otros. Lo mismo que ocu- Tre en una gran catdstrofe colectiva, cuando la gente se aplasta de manera que no cae nadie sin que arrastre a otro tras de siyalacaida del primero sigue la de los demds. Nadie yerra sdlo por su cuenta, sino que es causa y autor del error ajeno. Perjudica, pues, ser arras- trado por los que van delante y confiar en los demas més que juzgar por s{ mismo, De esta manera el error pasa de mano en mano, nos desorienta y nos precipita al abismo. Perecemos por el ejemplo de los demés; nos salvaremos si nos separamos de la masa. (...) Sucede aqui lo mismo que en las elecciones, en las cuales, después de haber elegido asus pretores, los mismos que los han elegido se admiran de que hayan sido votados. Aprobamos las mismas cosas que censura- remos después. Este es el resultado de todo negocio donde se sen- tencia por el voto de la mayoria.” (Séneca. De la Felicidad. Capitulo I, La opinién comtiny el acierto) “Ningtin acto de Leo, por malvado que fuera, conseguia alte- rar su indiferencia. Después de un falso acceso de cdlera terminaba encontrandose como ahora, con la cabeza vacia y un poco aturdido. Las aceras estaban llenas de gente; la calle, atestada de coches. Era la hora de mayor tréfico. Sin paraguas bajo la lluvia, Miguel cami- naba con lentitud, como si brillara el sol. Miraba ociosamente los escaparates de las tiendas, a las mujeres, los anuncios luminosos suspendidos en la oscuridad. Por més que se esforzaba no conse- guia interesarle aquel viejo espectaculo de la calle en movimiento. La angustia, que tan irrazonablemente habiase apoderado de él al cruzar los salones vacfos del hotel, no le abandonaba. La imagen de lo que era, de lo que no podia dejar de ser, le perseguia. Cre{a verse: solo, miserable, indiferente... E rv s™ | Scanned with CamScanner Bien Comin 101 Tuvo deseos de entrar en un cine. Habfa uno en aquella calle, muy lujoso, que tenfa sobre la puerta de marmol una rueda lumino- sa en continuo movimiento. Miguel se acercé y miré las fotograffas: se trataba de un asunto chino hecho en América. Demasiado estupi- do. Encendié un cigarrillo y reanud6 la marcha desalentado, entre la multitud, bajo la lluvia. Después tiré el cigarrillo. No sabia qué hacer. Entretanto, su angustia aumentaba. De esto no habia duda. Ya conocia el proceso: primero una vaga incertidumbre, una sensaci6n de desaliento, de vanidad, una necesidad de afanarse, de apasionar- se por algo; luego, poco a poco, la garganta seca, la boca amarga, los ojos desmesuradamente abiertos, la insistente repeticién, dentro de su cabeza vacia, de ciertas frases absurdas; en resumen, una furiosa desesperacién privada de toda esperanza. Sentia un doloroso temor. Hubiera querido no pensar, y, como otras personas, vivir al minu- to, sin preocupaciones, en paz consigo mismo y con sus semejantes. «Ser un imbécil», suspiraba a veces. Pero cuando menos lo espera- ba, una palabra, una imagen, un pensamiento lo sum{an de nuevo en la eterna cuestién. Entonces su distraccién se derrumbaba y tenia que pensar ala fuerza. Aquel dia, mientras andaba lentamente a lo largo de las con- curridas aceras, le asombré, al mirar el suelo, ver los centenares de pies moviéndose. Le maravillaba lo inutil de su marcha. «Toda esta gente -penso- sabe adonde vay lo que quiere. Tiene un fin, y por élse apresura, se atormenta, se entristece y se alegra, vive. Yo, en cambio, nada... Ninguna meta... Si no estoy andando, estoy sentado: no im- porta, da lo mismo.» No apartaba los ojos del suelo. En todos aque- llos pies que pisaban el fango habia una seguridad, una confianza que él no tenia. El desdén que sentia hacia s{ mismo aumentaba. No podia cambiar. Era asi, perezoso, indiferente. Aquella calle lluviosa era la imagen de su propia vida, recorrida sin fe ni entusiasmo, con los ojos deslumbrados por las falaces luminarias de los anuncios. «¢Hasta cuando?» Alz6 los ojos al cielo. Alli estaban los estuipidos letreros luminosos, recortados en la oscuridad: uno anunciaba un dentifrico; otro, un bettin para los zapatos. Bajo la cabeza. Los pies Scanned with CamScanner Desiderio Pa ip i ajenos no cesaban de moverse. El fango salpicaba bajo los tacone, La multitud andaba. «;Adénde voy? -preguntése una vez mas, Se pasé un dedo por el cuello-. ;Qué soy? ;Por qué no corro, por que no me apresuro como los demés? ¢Por qué no soy un hombre sin, cero? {Por qué no tengo fe?» La angustia le oprimfa. Sentia deseo, de parar a un transeunte, de cogerlo por las solapas y preguntar|, donde iba, por qué corria de aquel modo. Hubiera querido tener yp, fin cualquiera, aunque fuera falso, todo menos vagar ast, de calle en calle, entre gente segura. «;Ad6nde voy?» Le parecia que habia ha. bido un tiempo en que los hombres sabian su camino desde el prj. mero hasta el ultimo paso. Ahora, no. Vivia con la cabeza dentro de un saco. Oscuridad. Ceguera. Pero de todos modos, a un sitio u otro tenia que ir. ;Ad6nde? Miguel pensé irse a su casa. Pero, para qué? éTen{a sentido la vida? ;Merecia la pena seguir viviendo?” (Alberto Moravia, Los indiferentes, RBA Editores, 1995, p. 89) “El no poder quedar satisfechos con ninguna cosa de la tierra, ni siquiera, por asi decirlo, con la tierra entera, considerar la ampli- tud inabarcable del espacio, el numero y el tamafio maravilloso de los mundos, y encontrar que todo es poco y pequefio para la capaci- dad de nuestro espiritu, imaginar el nimero infinito de los mundos, y el universo infinito, y sentir que nuestro 4nimo y deseo son atin mayores que este universo y acusar siempre a las cosas de insufi- ciencia y nulidad, y padecer falta y vacfo, y también tedio, paréceme el mayor signo de grandeza y de nobleza que se pueda ver en la na- turaleza humana.” (Giacomo Leopardi, Cantos) 1. _ ELDESEO DE FELICIDAD Sin duda, la grandeza mayor del hombre es Ja de no ser sacia- do completamente con nada de este mundo o el universo entero, como dice el poeta. Es el signo de que esta hecho para el infinito. Solamente en el encuentro con este infinito la persona humana tie- ne la posibilidad de ser libre, de vivir con agradecimiento la vida, Scanned with CamScanner Rien Comin 103 de reconocer el bien inmenso que es la existencia. Pero, ¢cémo en- contrar el infinito si todo es finito? La grandeza y nobleza de la per- sona reside, como describe Leopardi, en esta exigencia de plenitud total que la define, Reconocer esta exigencia y ser leales a ella es el primer paso que tenemos que dar para ser hombres. No hay nada mas importante que permanecer atentos a este deseo en todo lo que hacemos, a estar atentos a la realidad para poder descubrir lo que Tealmente somos. La ética nos propone vivir atentos a esta necesi- dad de infinito que experimentamos. Sélo viviendo intensamente lo Teal sin cerraz6n, es decir, sin renegar ni olvidar nada, podemos ser verdaderamente felices. Para ello es necesario abrirnos a nosotros " Mismos, tomando en consideracién todo lo que experimentamos, lo que deseamos, lo que verdaderamente somos. La vida esta llena de momentos de felicidad cuando algo nos | sale bien. Pero no queremos mucha felicidad sino toda. El hombre no desea simplemente una satisfaccion momentdnea; sino una sa- tisfaccién total y permanente. Es precisamente el adjetivo “total” lo que caracteriza la felicidad: la satisfaccién de todas las necesidades por agregado de todos los bienes. Si nuestra vida se parase en esos momentos de correspondencia entre el deseo y lo que sucede, se- riamos felices siempre. Pero la vida prosigue. Todo acaba y no todo sale como imaginamos y por eso nos viene la desilusién, La felicidad seria poder llegar a un cumplimiento total. Si las cosas no ocurren como queremos, malo. Pero si salen como queremos es peor, porque a la larga todo acaba hartando o decepcionando, y lo sabemos. Es el “fendémeno del proceso oponente” que dicen los psicdlogos, es decir, todo acaba cansando y aburriendo. George Bernard Shaw expresé con esta paradoja: «hay dos catdstrofes en la existencia: la primera, cuando nuestros deseos no son satisfechos; la segunda, cuando lo son». “Deseo, Te he arrastrado por las calles, Te he abandonado en los campos, Scanned with CamScanner 104 Desiderio Pay —_ .— Te he emborrachado sin apagar tu sed, ri Te he bariado en las noches de luna lena, Te he llevado por todas partes, Te he acunado entre las olas, Te he querido adormecer en los vaivenes. Deseo, iqué es lo que quieres? gCudndo te cansards?” (Field) 4 “El universo me viene estrecho, es como una jaula que me re. sulta chica; faltame aire para respirar. Mas, ms y cada vez mAs quie. ro adentrarme en la totalidad de las cosas visibles e invisibles, ex. tendermea lo ilimitado del espacio, y prolongarme alo inalcanzable del tiempo. De no serlo todo y por siempre, es como si no fuera. j0 todo o nada! Este es el anhelo” (Miguel de Unamuno, Diario intimo), Si nos adentramos en las cosas bellas que encontramos, éstas despiertan dentro de nosotros un anhelo de plenitud, vemos que nos remiten mas alld. Es como si esperdsemos siempre otra cosa, que queda siempre més alla....El deseo tiene una magnitud infinita y resulta imposible llenarlo mediante cosas finitas, Nada finito, nin- gén proyecto o esfuerzo nuestro, permite colmar este deseo. Sélo una Presencia infinita puede llenar un vacio infinito, Nos encontramos ante el deseo de ser feliz como condicion fi- nita del ser humano. Lo que define al ser humano es un deseo de verdad, belleza y bondad, de satisfaccin total y completa. Etimo- l6gicamente, satisfaccién significa: “satis” (pleno)- “factus” (hacer), plenitud, cumplimiento absoluto del deseo. La magnitud del deseo humano es infinita y se pude representar con el simbolo de la lem- niscata (OO), Francois Mauriac escribe en esta misma linea: «siempre me he engafiado con respecto al objeto de mis deseos. No sabemos lo que deseamos»%, Esta afirmacién encuentra una dramatica confir- * Frangois Mauriac, Nido de viboras, Homo Legens, Madrid, 2007, 4X ™ Scanned with CamScanner Bien Comtn 105 macion en el diario de Cesare Pavese. Cuando el escritor obtuvo el prestigioso premio literario italiano Strega comento: «también has conseguido el don de la fecundidad. Eres duefio de ti mismo, de tu destino. Eres célebre como quien no trata de serlo. Pero todo esto se acabara. Esta profunda alegria tuya, esta ardiente saciedad, estd he- cha de cosas que no has calculado. Te la han dado. A quién, a quién, a quién darle las gracias? ;Contra quién blasfemar el dia en que todo se desvanezca?»’, El mismo dia de la entrega del premio escribié: «en Roma, apoteosis. ;Y qué?»". Cudntas veces también nosotros, al igual que Pavese, nos he- mos sorprendido con el mismo pensamiento después de haber ob- tenido, como él, lo que esperdbamos: «zy después qué?». ;Por qué sucede esto? ;Por qué, después de haber obtenido lo que sofidba- mos, nos encontramos con esta pregunta en los labios? Paraddjica- mente, en el momento dela desilusién el hombre se hace consciente de la verdadera naturaleza de la espera que le constituye y que le revela el misterio de su persona. Ese «misterio eterno de nuestro ser» del que habla el poeta Leopardi (Pensamientos LXVIII), ;Qué es lo que esperamos y que nada, ni siquiera el éxito mas clamoroso, es capaz de sustituir? Es de nuevo el genio de Pavese,,tan leal con su experiencia que se maravilla de ella, el que responde a esta pregunta: «lo que un hombre busca en los placeres es un infinito, y nadie renunciaria nunca a la esperanza de conseguir esta infinitud»"’. Nada es capaz de satisfacernos, porque lo que buscamos en aquello que nos gusta, enlos placeres, es un infinito. Y esto nos permite comprender nues- tra desilusi6n. La experiencia misma de la desilusién pone de mani- fiesto de qué esta hecho nuestro coraz6n. Sino tuviese un deseo sin fin, tampoco tendrfa la experiencia de la desilusién. Ante la realidad de este deseo infinito, al ser humano pone en juego toda su humanidad, Trata de imaginar, comprender, lo que le ° Cesare Pavese, Eloficiode vivir, Seix Barral, Barcelona, 2008, p. 355. "Tbidem, p.374. 1 Tbidem, p. 198. Scanned with CamScanner Desiderio Parriy,, la haré feliz usando la raz6n y su fantasia. Trata de identificar lo gy, colmara este deseo de felicidad y, mediante la libertad, trata de ma. terializar un proyecto y ponerlo por obra. Entonces surgen las me. tas, planes y programaciones de vida en los cuales hemos identifj. cado el deseo de felicidad. Sin embargo, el hombre siempre desea mas y mas, nada le deja nunca totalmente satisfecho. No deseamos mucha felicidad, sino toda. Pero todo, a corto, medio o largo plazo, acaba defraudando, decepciona y frustra. Nada llenael deseo huma- No totalmente. Suponemos: X me hard feliz. Me esfuerzo y consigo X. Entonces se produce una satisfaccién momentdnea durante un tiempo, que tal vez dure el plazo de varios meses y afios, Pero al final, X aburre. Entonces abandonamos X y optamos por otro proyecto de felicidad que sustituya a X, donde la plenitud se identifica con otra cosa, pon- gamos que con Y. Pero vuelve a suceder lo mismo, una y otra vez, con Y, con W, con Z, con N. Nada llena totalmente, elijamos lo que elijamos, emprendamos lo que emprendamos. Llega un momento en que uno concluye que no necesita reiterar el proceso por mas tiempo, porque sabe que desee lo que deseey consiga lo que consiga nunca alcanzaré esta satisfaccién total y completa que ansia. Es por eso que los jévenes no escriben diarios. Los inician con entusiasmo, peroa partir de la segunda semana dejan de escribir porque aburre contar cosas que siempre acaban igual. Siempre “este” mismo des- enlace dramatico. Tenemos la casa llena de cosas que no nos llenan. Cosas que nos enaron la vida durante un tiempo y ahora nos pre- guntamos extrafiados qué pudimos ver en ellas de interesante. Lo tenemos todo y es como sino tuviéramos nada. Decimos: “me falta algo, no sé qué...” Eso que nos falta es el objeto infinito de nuestro deseo. Sin embargo, esto no quiere decir que la realidad sea mala o esté mal hecha. Todo lo contrario, lo real es bueno; de lo contrario no nos daria satisfaccién momenténea. El problema es que aun sien- do buena, nolo es suficientemente, porque la capacidad del deseo es superior a la realidad misma, ;Cémo se llamaala serie de los nume- Tos naturales mas uno (X+1)? Se llama infinito. Sélo una presencia infinita serfa capaz de llenar un vacio infinitd: En ausenciq os a Scanned with CamScanner Bien Comin 107 infinito surge el infierno existencial: depresién psicolégica, bajén existencial, melancolia y tragedia personal, estado de angustia, te- dio y aburrimiento. De hecho, melancolia (“melano”: “de color ne- gro”) y tragedia (“tragoe”: “tinieblas, oscuridad”) hacen referencia ala falta de luz que asalta al hombre cuyo deseo de plenitud infinita No esta satisfecho, Santo Tomas definfa la tristeza como “deseo de un bien ausente’, este bien del cual carezco es el infinito. La ética que reivindica este deseo de felicidad irrestricto es la ética eudemonista, la mas acorde al sentido comun y cultivada por la filosofia realista clasica y medieval (Aristételes, santo Tomas de Aquino, etc.). La ética eudemonista es la ética que afirma que el fun- damento de la ética es cumplir el deseo de felicidad (“eu-daimon”: “buena suerte”, “buen destino”). La libertad finita, es decir, creada, se encuentra orientada hacia la libertad infinita. La libertad infinita estd en el origen de nuestra libertad. Sin aquella, la nuestra no exis- tiria. El hombre es, por tanto, relacion directa con el infinito. Todo el dinamismo del yo se desarrolla y tiende a su perfeccién, es decir, al cumplimiento de si que no encuentra en todo aquello que agarra. Alo que el hombre tiende es algo que est4 més alld, siempre mas alla: es trascendente. Por ello, la consciencia de si nos hace perci- bir la existencia de algo que es otro, es decir, de Dios, del Misterio, Dios como Misterio. Dios es el limite extremo al que tiende el deseo del hombre. La vocacién de la vida es esta relacién. Llamados, no a cualquier cosa, sino a Dios, a Ja felicidad plena. El hombre es capax Dei. San Bernardo sintetiza esta evidencia en una formula bellisima, cuando dice que el «deseo total»’? es en si mismo la forma més in- tensa de invocar a Dios, Siempre que deseamos algo por si mismo, y no en funcion de otra cosa distinta, deseamos ese algo como un finy no como un sim-" ple medio. El deseo de felicidad es siempre el deseo de satisfaccion “total” y “completa”, por tanto, el deseo de un fin ultimo, que se de- sea en si mismo y no por otra cosa. Este fin ultimo es un fin que res- "2 San Bernardo de Claraval, Sermo 1 pro dominica I novembris. Scanned with CamScanner Desiderio Pa Trill ponde ala pregunta: ,para qué “todo”? La respuesta que se dé impj- de seguir preguntando: jy “eso” para qué? Si yo preguntase a un alumno: ;para qué te has levantado esta majiana? Tal vez me contestase: “porque ha sonado el despertador” “porque mis padres me obligan” o “porque es mi obligacién, mi de- ber, venir a clase”. Pero estas respuestas no contestan ala pregunta, dado que yo no he preguntado por qué sino para qué. Entonces, se verian obligados a reconocer una evidencia: “me he despertado para venir a clase y asistir ala clase de ética”. Pero yo podria volver a pre- guntar: “zy para qué quieres venir a clase?” Y la respuesta podria ser de este tenor: “pues para aprobar la asignatura”. Pero yo podria rei- terar la pregunta: “jy para qué quieres aprobar esta u otras asigna- turas?” “Pues para obtener el titulo”, responderia de nuevo. “;Y para qué quieres el titulo?” “Para estar en mejores condiciones al entrar en el mercado laboral y conseguir un buen puesto de trabajo en lo que a mi me gusta?” “Bien, eso es bueno, pero, ;para qué quieres ese trabajo?” “Lo quiero para ganar mucho dinero, comprarme un buen coche, conseguir una bonita casa, disfrutar de vacaciones, etc.” “De acuerdo, ;pero esa casa, por ejemplo, para qué la quieres?” “Para ca- sarme, 0 para tener familia, o para independizarme’, podria contes- tarnos nuestro hipotético alumno. “Vale, jy todo eso junto para qué lo quieres?” “Pues para vivir bien y tener calidad de vida”. “;Y para qué quieres vivir bien?” Al final nuestro alumno un poco impaciente por este interrogatorio responderia taxativamente: “pues para ser feliz”. “ZY para qué quieres ser feliz?” En este punto sdlo podria res- ponderme con una tautologia: “iquiero ser feliz para ser feliz! ;Vaya pregunta!” Y yo no podria ir mds allé ni seguir preguntando, porque efectivamente la felicidad es el unico fin que queremos por si mismo yno en funcién de otro bien distinto. La felicidad es, por tanto, el fin Ultimo de nuestro deseo, mAs alld del cual no cabe desear nada mas. ¥ todo se desea como medio para alcanzar este fin final. Ya que la libertad es experiencia de satisfaccién, de plenitud, esta plenitud, esta satisfaccién, en su acepcién total, acontece en Ja relacién con el infinito. La libertad, antes de quelarelacién con el in- fie Scanned with CamScanner Bien Comin 109 finito se realice totalmente, es algo incompleto, inacabado, todavia sin realizar, que se esta llevando a cabo. La vida es el camino de la libertad que se estd llevando a cabo, que se est realizando, pero es una libertad imperfecta. La moral consiste en ordenar lo parcial a lo total, a la satisfac- ci6n total que ansiamos. Permite adecuar los aspectos particulares de nuestra vida a su fin ultimo, la felicidad de encontrar nuestra existencia integrada en el sentido de la vida, hacia el cual podemos 0 no encauzar nuestra historia. La moral implica la accién: actuar para ordenar cada aspecto de la vida hacia ese fin ultimo. Actuar su- pone ejercer la libertad: poner por obra lo que la razén nos descu- bre como adecuado para alcanzar la plenitud, 2. Tiros DE FINES Todo “acto humano” es hecho por un fin, que es un cierto bien. El objeto de la voluntad lo constituye el bien en tanto que conveniente. Cualquier movimiento o tendencia, tiene siempre un porqué, un sen- tido, una finalidad. En este sentido, la accién humana es “teleologica”, obedece a una légica dominada por la idea de un fin (télos), una meta, un propésito. Todas las acciones que emprendemos implican u plan, u proyecto, un programa que tiende a un fin determinado. No todos los seres tienden a su fin de la misma manera. La na- turaleza del hombre, al ser racional y libre, le permite tender a su fin de manera distinta al resto de seres. Una vez conocido el abanico de posibilidades que se le presentan escoge aquella que descubre mas adecuada para él, aquella que representa un bien para él. La finalidad presente en nuestros “actos humanos” (participan la inteligencia y la libertad) puede graduarse: + Fin Proxim Bienes y actos a los que nuestra voluntad se dirige directamente en la vida cotidianaj sin bieneg, intermedios, Scanned with CamScanner i" Desiderio Parrit, SS ec + Fin Remoto, Parte de esos actos son, a su vez, hmediog Para otros fines superiores! + Fin Ultima La totalidad de nuestros actos tlenden a un fin definitivo que se quiere por si mismo,/después del cua} No se persigue otro fin superior, y que englobdla todos los anteriores. El obrar humano tiene un sentido finalista, es decir, se ordenaa laconsecucién de un fin, que no es otra cosa que la maxima actuali- zacion de sus capacidades naturales. Este perfeccionamiento ultimo de la naturaleza humana es el bien del hombre en sentido estricto. Por eso, el bien del hombre reside fundamentalmente en la rectitud de su obrar, es decir, en que su conducta se encamine a la correcta perfeccién del sujeto humano. EI bien en el hombre adquiere la dimensién moral porque el hombre es libre, de tal manera que la obtencién de su bien es causa- da por su libre autodeterminacién. El hombre no es conducido ne- cesariamente a sus fines, sino que los conoce como bienes morales que debe alcanzar y segtin los cuales debe conducir su vida, aunque a veces no lo haga. Se llama recta razén a la que conoce sin error los fines que el hombre debe buscar con sus actos. Podemos con- cluir, pues, que el bien moral es el bien conveniente a la naturaleza humana segun el principio de la recta razon. La voluntad sera bue- na cuando quiere libremente el bien proporcionado a la naturaleza humana segiin el juicio de la recta razén; y sera mala cuando quiere libremente el mal. Sobre el ultimo fin definido como “felicidad total’, “satisfae- clén completa y definitiva’,"cumplimiento absoluto del deseo”, cabe plantear la distincién entre:? a) el fin ultimo en sentido “objetivo” o felicidad perfecta; b) elfin ultimo en sentido “subjetivo" o felicidad imperfecta. 1) El fin ultimo objetivo (felicidad perfecta)! Nuestra natura- leza actua como humana por las operaciones de su voluntad libre. Scanned with CamScanner Bien Comin 111 Pero el objeto de nuestra voluntad no lo constituye ningun bien fi- nito, Sino un deseo siempre mayor. Por tanto, ningtin bien finito es capaz de satisfacer plenamente y de aquietar por completo nuestra voluntad. La infinitud del objeto del deseo humano s6lo puede lle- narse con un Bien Infinitoj y ningun ente creado tiene este cardcter. El ultimo fin objetivo del hombre, en tanto que hombre, 0 sea, el bien completamente saciativo de nuestra voluntad, unicamente puede ser Dios. El fin ultimo objetivo del hombre, en tanto que hombre, es esa posesién del Bien Infinito que slo puede consistir en lo que de- nominamos “Dios”. Por tratarse del Bien totalmente satisfactorio de nuestro ser, su obtencién produce tin estado humano que realmente merece el nombre de “felicidad perfecta”.Sin embargo, esta plenitud es inalcanzable para el hombre por sus solas fuerzas. : 2) El fin ultimo subjetivo (felicidad imperfecta):“Ia felicidad subjetiva es el grado} mayor o menor, de felicidad que puede alcari zar un hombre por sus propios medios. Esta felicidad subjetiva, es gradual y variable pues puede aumentar y disminuir. Es la tasa de alegria (Iaetitia) que puede alcanzar alguien en esta vida. Cabe, por tanto, distinguir entre diversos grados, entre un “mas” y un “menos”, entre un “mejor” y un “peor”,y varia de una persona a otra, incluso varia en la misma persona segiin el momento. Este estado de disfru- tey gozo afecta integramente a todas las esferas del sujeto que lo ex- perimenta (esfera mental, corporal, emocional)! Por eso, la felicidad, se denomina fin subjetivo, por cémo la vive el sujeto, no porque sea una concesi6n al relativismo o al escepticismo. * Aristoteles consideraba que la felicidad perfecta no era algo propio de los hombres sino sélo del Theos (Acto puro), es decir, de Dios. Sdlo Dios podria ser feliz, mientras que el hombre debia renun- ciar a esta felicidad perfecta en sentido estricto. La unica felicidad propia del hombre, segun Aristoteles, es la “felicidad imperfecta”. Esta “felicidad imperfecta” la detectamos por ejemplo en el famoso proyecto de Coca-cola “Instituto para el estudio de la Felicidad”"*. La felicidad de la que allf se habla es la felicidad en sen- © http://www. institutodelafelicidad.com/ Scanned with CamScanner 7 112 Desiderio Parrilla tido subjetivo y no la felicidad en sentido objetivo. Es el uso del tér- mino felicidad que F. Nietzsche hace en El Anticristo: “ningun hom- bre desea ser feliz, a no ser los ingleses’, donde “felicidad” viene a identificarse con la “felicidad imperfecta” en la forma de confort o comodidad placentera, el bienestar material, la calidad de vida, la existencia aburguesada y pagada de si, La Felicidad Nacional Bruta (FNB) o Felicidad Interior Bruta (FIB) desarrollada desde 1972 en el Reino de Butan es otra modalidad de esa misma felicidad subjeti- va. Sin embargo, la felicidad subjetiva tiene un problema: podemos alegrarnos sin ninguna raz6n o alegrarnos por razones inmorales, Respecto de la primera posibilidad, J. Huxley afirmé que la “felicidad eléctrica también es, a fin-de cuentas, felicidad”. Respecto a la se- gunda posibilidad, J. S. Mill era aun més expeditivo: “prefiero ser un hombre infeliz que un cerdo feliz”. San Agustin afirma al respecto: “no hay nadie que no prefiera sufrir dolores en la cordura a alegrar- se en la locura”, De ahi que la felicidad en sentido subjetivo tenga que ser valorada desde la ética para acreditar su legitimidad: no to- das las alegrfas valen lo mismo. Tampoco es uncriterio de valor de la alegria el gusto o la intensidad con que esa alegria se experimenta. El criterio no puede ser estético sino ético, so pena de caer en una alegria falsa y falsificadora de la propia vida. Como seres racionales, no basta con alegrarse; necesitamos buenas razones para alegrarnos. El criterio ético slo puede ser el si- guiente: la felicidad subjetiva s6lo seré valida cuando objetivamente nos conduzca a la felicidad objetiva. Sélo con este criterio la felici- dad encuentra un criterio objetivo para valorar todos los tipos de fe- licidad subjetiva y dirimir en las situaciones donde debamos elegir o descartar entre varias posibilidades"®, Sélo asi, ademas, la felici- dad imperfecta podré aumentar, siendo cada vez mayor en intensi- dad, como es deseo de todo hombre. Porque el hombre sélo puede y quiere alegrarse verdaderamente cuando para ello tiene motivos verdaderos. La felicidad imperfecta, en consecuencia, se transforma “San Agustin, Ciudad de Dios, 11, p.27. 15 Cfr. Gustavo Bueno, El mito de la felicidad, Ediciones B, Barcelona, 2005. J —~ Scanned with CamScanner Bien Comin en una participacion de la felicidad perfecta, un anticipo de la mis- ma en forma de una insatisfactoria aproximaci6n analégica. Podemos concluir con la definicién que Boecio da de la feli- cidad como “un estado perfecto hecho por la satisfaccién de todas las necesidades por agregado de todos los bienes”: gozar el bien sin ninguna carencia o privacién. De un modo mas amplio, podriamos definirla como “la obtencién estable y perpetua del bien totalmen- te perfecto, amable por si mismo, que sacia todas las exigencias de la naturaleza humana y colma todos sus deseos”. Por eso, podemos decir que la felicidad es lo mismo que conseguir el fin ultimo y per- fecto, ya que después de su consecucién no queda nada por desear. Es un estado en que se satisfacen de manera completa y estable to- das las aspiraciones, apetencias, potencialidades y deseos del ser humano. La condicién de estable es la que impide que pueda darse una felicidad completa en esta vida. Por eso, la felicidad es un deseo natural universal, que abarca todas las culturas y civilizaciones del mundo. Scanned with CamScanner 113

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