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o) 7. La venganza de la vaca SERGIO AGUIRRE Fotografie cublert: ‘sergio Vanewas forma er ae Se tet Ca sae, sear Fant atone ‘Svan Se eee ag Capita uno 9 Capital dos B Caphtalo tres 19 Captalo cuatro 2 Captulo cinco 3 Captalo seis B Capitulo sie a7 Capt ocho 107 \ ‘The Times, Octubre 9, d0 1204 | ‘TRAGEDIA EN SOTHERSBY FARM i Unter spaces comacon | sonny Fania ane aye | Sonineecarensceurosancesrseagae | iresahenpesmanysovaonsomnatep | Sscoeunvecanmbsinnnvinaes ate | remvers nonertseontusen tne sie aoe aero penises | crime uo ' Topuibcieedomiatostesrazcwse | torann deme srompriccate Ec | ‘Sinan qo unavca sere poe are | icscenmnonieovesquacrsmeings | tDectnqu meen trotaar ener | tn eciporyancipasinprsatshone: | fos de esa pequefia localidad del condado de | \ sussex. Elanimal fue sacriioad, } Le parecié que recién acababa de dormirse ‘cuando ese ruido la despets Debis haber sido fuerte, porque ella tena et sueRo pesado Se incorpors apoyandose en un brazo y esperd. INo se escuchaba nada, Pensé que podia se el viento, ruevamente, ¥ como se habia acosta do asustada. la desperts 1a oscuridad era absoluta Se acomodé para seguir durmiendo cuando sind ese olor Un horrible. olor a. Jque?.. Quiso encender dl velador A tentas buscé la perila pero no podia encontraria, hasta que en uno de los rmovimientos de la mano la tocé. No se en- cendié. Decidié sentarse en la cama. Ahora podia sentir mis nfidamente eo mento, a excrementa de animal. Un excalofrfo recorié todo su cuerpo Temblando traté de legar hasta la puerta Estaba abieria (En ese momento no recordé que para desvestrse la habia ce rado.. Salié al paso, el olor era mas fuerte y quiso llamar a alguien, pero sélo le sais un balbuceo’ Co 'menaé a caminar como una ciega con los brazos exten- dds tocando las paredes. Queria encontrar alguna de las puertas de las otras habitaciones, cuando sintis bajo sus pis algo huimedo y pastoso. En ese momento co ‘enz6 a gritar Tambalesndose y en puntas de pe quiso ‘omer pero no dio mas de tres pasos y tropez6 con eso, CCayé de bruces y en su pina izquierdasintis los pelos Con un grit ahogadotraté de levantarse, pero no Pudo. Sentia que as piernas no le respondian Comenz6 ‘ arastrarse hasta que logré hacer pie En ese momento se encendi6 una luz y la pudo ver: la cabeza enorme, «0m los ojos cerados, en la mitad del pasil, Empez a retroceder y dar alaridos sin dejar de rmirar ese espantoso bulto que dejaba ver la lengua a un costado) Con las manos en la cabeza, mientras retrocedia de espaldas ala escalera tampoco pudo tocar el pasa- ‘manos hasta que se sintié en el aie. Lo itimo que vio fue el techo y sus brazos haciendo movimientos deses- berados para agar de alge, mientras que seta que ra olor a excre- (area) [Nunca me gustaron los veorios Empe- zando por €l olor. Cuando era chica cela que fra el olor de los muertos, y en realidad son las flores. Parece que ast, todas juntas, en co- ronas, dan ese aroma tan horrible de los velo- ios Leica me avisé que la mamé de Rafael habia mero, No sabla nada, quiero deci que estaba enferma, Pobre Rafael. ‘Me vest tratando de no usar un color fuerte, Estoy un poco nerviosa. No sé por qué a lo mejor porque es la primera vez «que se trata de alguien que yo conocta. quie- Sagio Aguie + deci alguien con quien estuve, hablé.y ademés es la madre de un amigo mio y eso es la otra cosa: qué decrle a Rafael Sé que nadie va a estar atento alo ue yo le diga pero no quiero pasar un papelOn Es tsttipido pero es asf Le pregunté a mamé qué se dice {en esos momentos y me miré como extrafada con la Dregunta: ‘Nada, qué le vasa decir Vas para acompa- farlo en ese momento" Me dio vergiienza haberle Dreguntado. La verdad es que con dieciocho afios se supone que ya sé qué decirle a un amigo en el velorio de la madre Van a estar todos. Creo que me da un poco de ‘miedo volver a encontrarlos. No sé por qué. O s{s€ yes Porque siempre tuve la sensacion de que ese grupo era muy cerrado Las veces que estoy con ellos no dejo de sentirme como sapo de otro pozo, y hasta me extraa due Leticia me haya avisado del veloro, ‘Alo mejor son cosas mias y me quieren mas delo que pienso, qué se yo, no seria la primera vez que no sme doy cuenta de algunas cosas, como cuando Rati me. alo que estaba enamorado de mi desde el tercer ato y yoni enterada Eran cosas mias, noms. Y estaban todos; Rafael, Por supuesto, Leticia, Carlos, Manuel, y Cristina y me ‘tataron como una de ellos Come no conociamos a nadie nos fuimos a otra salita, mens Rafael pobre, que or ahi venia, creo que para que Cristina lo abrazara y Se volvia a ir cuando llegaba algin pariente No habla ‘mos del colegio yes0 me gusts La verdad es que yo no 0 Le vnganza dea vaca tengo mucha nostalgia es més, estoy feliz de haber ter minado la secundaria y no tener que vere la cara a ecied [Nos cayé como un bald de agua fa, pobre Ra fae La iia vez que lo vi me dijo que a madre estaba un poco decaida pero en ningin momento me dio a entender que fuera grave, 0 alo mejor él no lo sabia, pobrecito. Debe ser horrible. Cuando Cristina me lard por telefono me largué a Horar como una loca, no sé ‘empecé a temblar y se me llenaron los oj de gras ¥y papé a mi lado pregunténdome qué habia pasado y ‘yo queno podi hablar, pensaba en Rafael en su mam, pero loraba porque en ese momenta me acordé del otro, lai pasado a muerte es hortible Me duele y me da bronca Creo que por es0 mi primer impulse lamar a Marcela Dec Le avisé y le ped que fuera al velorio, (Caves) Rafael estaba muy mal. Nunca lo habia visto ast y ‘0 me impresioné un poco, quiero deci hay personas «que uno no puede imaginar llorando, o desesperados y ‘cuando los ve, no ses como si fueran otros. Me dio ‘tana tristeza que en un momento senia quest lo seguia rmizando me largaba allorar yo también, no era por la ‘mamé, sino de verlo a Rafael. Estébamos todos, fue un poco revivit lo del ato n Sai Aguire pasado Pero ahora también estaba Marcela Supuse que Leticia le habia avisado, como quedamos Cristina pare- 6 adivinar mi pensarsiento porque en un momento se me acerad y me dijo que teniames que juntatnos, que yaera tiempo y que disponia de la casa del abuelo en las Verientes. Slo habia que planiiaro, (Mane [Nibien legué y los via todos, y a Rafa! lorando, no dud que lo tenfamos que hacer A eso de las dos de Ja mahana me ful con Leticia a las dos cuadkas para- mos en un café Me conté que Cristina tenia la casa que debiamos juntarnos para organizarnos. Pensamos ue habia que esperar un tiempo, por Rafael, porque s alguien tenia que estar era cristina) Ya sé que es morboso, pero no puedo evitarlo, Apenas se dutmi¢ Rafael volufa casa. Cuando estaba en [a cama abr el cajn de la mesita de luz para ver de ‘ulevo el recorte del diario. Me dio miedo, Es la primera vvez que me da miei. La casa del abuelo de Cristina era perfect ‘para los dias de Semana Santa, En las afueras ‘del pueblo, sin vecinos, a casona habia perte- necido a la familia desde princpios de siglo, ‘cuando Las Vertientes no existia como pueblo ‘yenla zona sélo habia algunas estancias, muy ‘eparadas unas de las ota, y de las cuales sa casa era el casco de la que pertenecia al bisabuelo de Cristina. Con el paso de tempo, ¥y después de algunas malas épocas que obli- sgarona vender grandes parcelas de tera, que- 46 finalmente un gran panque repeto de ro- ‘les y pinos, yen el centro la casa ala que se Sagi Aguie llegaba despues de carinar un largo trecho bajo la som- bra cerada del bosque de casi cen aftos Por un capricho de a bisabuela de Cristina, la casa habia sido diseRada en un estilo getico que la hacia parecer més una pequetta iglesia europea que una es ‘ancia Construida totalmente en piedra. estaba cubieta de musgo y enredaderas, que, al secarse, en invierno, le

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